Cuaresma, preparación para celebrar la alianza pascual
- Ciclo C
- Sunday April 1st, 1979
Cuaresma, preparación para celebrar la alianza pascual
HOMILIAS 1979
Homilía del 5o. Domingo de Cuaresma
1o. de abril de 1979
Jeremías 32, 31-34
Hebreos 5, 7-9
Juan 12, 2-33
NOTA: Antes de la homilía del Sr. Arzobispo, los Padres de la Orden Somasca expresaron a la comunidad congregada en torno a su Pastor, su adhesión y fidelidad a Mons. Oscar A. Romero.
PALABRAS DE MONS. ROMERO:
Ante todo, queridos Padres Somascos y queridos jóvenes que se educan bajo ese carisma, mi agradecimiento por traer hoy a la Catedral todo un testimonio. Testimonio que coincide plenamente con los ideales que vamos predicando. Una preferencia sin exclusivismo, pero evangélicamente preferencia por aquellos que sufren, por los pobres, por quienes San Jerónimo Emillilani sintió como verdadero hijo de la Iglesia lo que el corazón de Cristo siente en los verdaderos católicos. Ojalá que este gesto tan bello de los Padres Somascos concelebrando con su Arzobispo esta mañana, sea bien percibido por todos nuestros queridos sacerdotes, religiosos y fieles y que entre todos construyamos la verdadera Iglesia de Cristo que peregrina aquí en la Arquidiócesis. Cabalmente, las voces de la Sagrada Escritura que se acaban de escuchar, nos invitan a eso.
“La Alianza ha dado continuidad a nuestra preparación”.
Hemos ido entrelazando en los domingos de Cuaresma, la perspectiva de la alianza. La Alianza de Dios con Noé, después del diluvio, fue el primer domingo de Cuaresma. La alianza con Abraham, para prometerle un pueblo en el cual serían bendecidas todas las naciones, fue el segundo domingo. El tercero, nos presenta ya ese pueblo a los pies del Sinaí en la alianza con Moisés, a la que responde el pueblo: “Haremos todo lo que el Señor diga”. Se trataba del Decálogo. El domingo pasado, esa alianza en una de sus vicisitudes más peligrosas y difíciles, en el cautiverio de Babilonia, pero del cual resurge nuevamente el resto de Israel para continuarle siendo fiel a Dios Y así llegamos hoy, al 5o. Domingo de Cuaresma, siempre en la perspectiva de la alianza.
Hoy Jeremías interpreta el sentido de la alianza anunciándonos una “nueva alianza”.
Pero hoy es uno de los profetas más delicados el que levanta su voz: Jeremías. El cual no sólo ha comprendido todo el compromiso que supone la Vieja Alianza, la Alianza de nuestros padres -como decían los profetas- sino que ya lanza una perspectiva hacia un futuro que ya se ve acercarse. y habla, el primero que habla en la Biblia de la Nueva Alianza, la que va a encontrar precisamente en Cristo la realización, la plenitud de todas esas promesas de Dios.
– Esta ya no se comprende sin Cristo en su misterio Pascual.
Es hermoso, hermanos, ya, a ocho días de la Semana Santa, que un profeta nos indique qué significa la Semana Santa. ¿Qué ha significado la Cuaresma? Es como una vieja alianza que ahora se renueva con la promesa de una alianza que va a ser firmada no con sangre de animales, sino con el Cordero Inmaculado que quita los pecados del mundo: Jesucristo. Es la Nueva Alianza que se presagia, la que Cristo viene a rubricar.
El cristianismo no es sólo doctrina moral. Hay que vivirlo como una historia, historia intepersonal relación de alianza, o sea, comunión de vida del pueblo con Dios
Yo les invito a todos los que están escuchando esta palabra a tratar de comprender su religión cristiana no como un conjunto de verdades que hay que creer o como un conjunto de mandamiento que hay que cumplir; y peor todavía, un conjunto de prohibiciones: Esto no se debe hacer. Cuando se mira así la religión como dogma, como leyes morales, como prohibiciones, yo comprendo que haya gente que sienta hastío, que no le guste la religión, porque no se trata de una teoría. Lo bello, lo atractivo de la religión cristiana es mirarla así como la hemos venido viendo en la Cuaresma: una alianza.
¿Qué cosas es una alianza?. Es una comunión de vida, es una historia que se va desarrollando en comunión de vida con aquel que es la plenitud de la vida. El hombre siente que no adora a un Dios sólo por un mandato teórico que cumple una leyes, no porque las manda el Decálogo; que deja de hacer cosas porque son imorales, sino que, todo eso: Lo inmoral, lo moral, lo santo, lo verdadero, lo falso, conceptos teóricos, pasan a ser una relación vital, una inter-relación personal. Siento que Dios ha hecho conmigo y yo con él, una alianza.
Ahora comprendamos por qué la comparación del matrimonio: Así como el esposo y la esposa no viven las leyes matrimoniales como precepto, como códigos, sino que las viven como amor, como relación, como diálogo, como compromiso interpersonal. Qué hermoso será el día enque todos los cristianos miremos hacia Dios con el amor con que el esposo o la esposa mira a su cónyuge y trata de agradarlo, de complacerlo; y si ha habido un desagrado, una incomprensión, hasta una infidelidad, se es capaz de perdonar. Es así como nos invita la Cuaresma y la Semana Santa a mirar nuestra religión.
CUARESMA, PREPARACION PARA CELEBRAR LA ALIANZA PASCUAL
Aquí ya no somos espectadores de un pueblo que vivió hace siglos. El pueblo de Israel: Abraham, Moisés, celebrando alianza con Dios, parece como que quedan en el horizonte lejano de la historia. Ahora vamos a vernos a nosotros mismos. Nosotros somos el pueblo que ha heredado las promesas de Abraham, los compromisos de Moisés, las renovaciones de los profetas. “Todo eso no tenía sentido -dice San Pablo-, sino como una figura de la gran realidad que es Cristo y su sacrificio redentor”.
Acerquémonos a la Semana Santa, no con reminiscencias históricas, acerquémonos a la Semana Santa con un compromiso presente, sintiendo que yo, con mi nombre y apellido, tal como soy: Con mis pecados y mis miserias, con mis ilusiones y mis esperanzas, con mis proyectos y fracasos; yo, mi familia, mi pueblo; esta patria de El Salvador con su problemática tan difícil, con sus injusticias y sus atropellos, pero también con su gente que reza y que espera. Esta historia concreta de 1979 se acerca a la Semana Santa del año, para celebrar la alianza con Dios. ¡No nos ha abandonado el Señor! Cada año nos invita a celebrar la Alianza Nueva.
1. LA INTERIORIZACION, CARACTERISTICA DE LA NUEVA ALIANZA
(Es una alianza que no consiste en leyes exteriores, tablas de piedra, sino que consiste en algo interior al corazón de cada uno. Esta es la nota típica a la que nos llama la Semana Santa: Una alianza de vida espiritual, de intimidad).
2. CRISTO, AUTOR DE LA NUEVA ALIANZA.
3. LA NUEVA ALIANZA SE HACE NUESTRA POR EL BAUTISMO
(Por eso, los invitaré a todos ustedes y a mí mismo, para que renovemos la gracia de nuestro Bautismo).
1. LA INTERIORIZACION, CARACTERISTICA DE LA NUEVA ALIANZA
a) Figura y misión de Jeremías
Hay que fijarse, en la primera lectura de hoy, quien es el profeta que nos habla. La figura y la misión del profeta Jeremías es de lo más interesante en ese ambiente profético-bíblico;
– Temperamento delicado, expuesto a crueles vicisitudes de la historia de su pueblo.
Es un hombre de temperamento fino. Un hombre que no quiere ofender y que, sin embargo, la trágica situación de las circunstancias lo obliga a decir palabras desagradables. Nadie sufre tanto como Jeremías cuando tiene que echar en cara a aquel pueblo las infidelidades de la alianza con su Dios. Nadie sufre tanto como él cuando tiene que anunciar que este pueblo tendrá que sufrir las consecuencias de su pecado con el castigo de un Dios justiciero.
– El que mejor comprendió los compromisos de la alianza.
Pero nadie como Jeremías comprendió que esa alianza que Dios viene haciendo desde Noé, Abraham, Moisés, es una alianza que le pide, ante todo, el corazón al hombre que mira a su alrededor un conjunto de legalismos, de moralismos, de tradiciones que vienen a deshacer todo el espíritu de la alianza. Nadie como Jeremías comprendió la frase de Cristo: “La letra mata, el espíritu vivifica”.
– Su carisma (experiencia) la interiorización.
Por eso, su misión tiene que ser de acuerdo con ese carisma. Carisma es una experiencia que un hombre ha tenido con su Dios. Carisma es una gracia que Dios ha hecho a un hombre valiéndose de su temperamento o de la misión que le confía, dándole una experiencia, una sensación muy única. Y ese carisma de la intimidad que Dios ha conferido a Jeremías, es porque le va a encomendar una misión que se expresa precisamente en las lecturas de hoy.
b) Mensaje
– Recuerdo de la historia de la alianza antigua: -Fidelidad y amor a Dios
Los versículos que hoy se han leído, son como la flor de todo el libro de Jeremías: “Mirad, que llegan días en que haré con la casa de Israel y de Judá, una Alianza Nueva. No como la que hice con vuestros padres cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto”. Esta es la primera experiencia y el primer pensamiento del mensaje de Jeremías para nosotros esta mañana. Es los que hemos venido haciendo en la Cuaresma. ¡Recuerden qué historia de amor la de Dios con la humanidad! ¡Siempre fiel! Preciosa comparación: “Los saqué de la mano”. Como cuando un papá saca de la mano a su hijo. Como cuando una mamá recoge a su hijo que lo había perdido y lo lleva: ¡Con qué cariño! Este es el amor fiel, incansable de Dios.
– Infidelidad y desamor del pueblo
“Pero, aunque yo era su Señor, ellos quebrantaron mi alianza”. Esta es la respuesta nuestra. Esta es la triste historia, la historia de la Alianza Vieja.
– Cómo debe ser la nueva alianza: Interioridad
Por eso dice: “voy a hacer una Nueva Alianza que consistirá en esto: Meteré mi ley en su pecho, la escribé en sus corazones”. Miren, ante todo se trata de una alianza interior. No va a poner Dios ya sobre los hombros pesados, cansados del pueblo de Israel, nuevas piedras con leyes. Así parecen las leyes: Piedras. Sobre todo cuando el pueblo está cansado, qué pasadas son las leyes!. “Ya no voy a escribir leyes en piedra, voy a escribirlas en vuestro corazón, voy a meterme dentro de vosotros, voy a transformaros por dentro”.
Este es el mensaje de interioridad con que la palabra de Dios hoy, nos invita a vivir una religión no de decálogos y de dogmas, un conjunto de teorías, sino unas opciones personales, íntimas por encima de prácticas interiores y de lugares y de cosas. No hagamos consistir la religión en esas exterioridades sino en la sinceridad, en la búsqueda íntima de Dios, de donde brotarán como fruto: El amor, la justicia, la sinceridad, la verdad.
Y ésto lo estamos viendo todos los días hermanos. Cuando tenemos amistad con una persona no nos pagamos de los aparatos externos. No nos fijamos tanto en los signos. Ante todo apreciamos la sinceridad, la estimación, el amor. A ésto va llegando la relación de Dios con la humanidad, una relación en la que sí es cierto que habrá una jerarquía, unos aparatos exteriores, pero que no van a ser eso lo substancial, de nada serviría toda la belleza de nuestros templos, toda la magnificencia de nuestros ritos, si no tuviéramos un corazón que le habla con amor, con amistad, al Señor.
Yo así siento cuando veo a ustedes en la Catedral, ante todo viene por una relación de amor con el Dios en el que hemos puestos nuestra esperanza, y cuando predico, yo quisiera que ante todo se entendiera que mi lenguaje solamente quiere fomentar esa relación de esperanza, de fe, de amor, del pueblo con su Dios. “En tí Señor he esperado. Tú eres el motivo de mi esperanza”. Me da verdaderamente placer, ver que las comunidades, los hombres, se convierten a esta relación de intimidad con su Dios.
-Conocimiento vivencial, no sólo una fe teórica, de magisterio
Dentro de esa intimidad, de esa interioridad, la Palabra de Dios nos dice otra cosa: “No tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano diciendo: Reconoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el pequeño hasta el grande”. Miren, ni siquiera el magisterio es suficiente con toda la belleza de nuestra doctrina que nos está orientando desde la palabra del Papa hasta la del humilde catequista, ¿dónde está Dios? ¿Cómo hay que servirlo? ¿Cómo hay que amarlo? Dice Dios en la nueva alianza: “eso será un subsidio, una ayuda, pero lo principal, es que cada hombre ha aprendido a conocer”. Y este verbo, en hebreo, en el sentido bíblico, conocer: Es algo vivencial. Es conocer sabroso de una cosa que gusta. Es ese conocer que lleva la vida con el conocimiento. Es la fe del que dice: Yo creo, yo acepto lo que Dios dice pero no como cosa teórica, sino como entrega de la persona a su Dios. Es actitud de un hombre que ante Dios le dice: “yo creo en Tí Señor, no sólo lo que dices sino que toda mi vida se entrega a Tí”.
Eso es lo que será la Nueva Alianza. Una Alianza en la que ya no necesitamos que nos diga lo que hay que hacer ni lo que hay que creer. Siempre será necesario para que sepamos si vamos por la verdadera fe o por la verdadera moral. Por eso el Papa y el Magisterio de la Iglesia siempre serán necesarios. Siempre será como una piedra de toque para ver si nuestro caminar es auténtico. Pero no lo haré por medio al castigo, que me van a excomulgar; no lo haré por quedar bien con nadie. Lo haré porque siento que Dios me llena, que esa doctrina de la Iglesia verdaderamente es la que llena mis aspiraciones. Que yo trato de vivir la moral cristiana porque en ella encuentro el camino más auténtico para encontrarme con mi Dios. O sea una interioridad de fe.
– Reconciliación y paz con Dios
Finalmente, una interioridad de perdón. Así termina la lectura de hoy: me conocerán cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados”. Hagan la prueba si no la han hecho. En esta semana Santa, ¡confiésense!. Echen al arrepentimiento su conciencia. No les puedo explicar yo, con palabras, ya lo ha dicho aquí la Biblia: No será necesario que lo diga, ni lo podrá decir nadie. Solamente lo experimenta y lo vive el que lo siente, el que lo ha hecho. Por más grande que sea el pecador que me está escuchando, soy yo, quizás. Una arrepentimiento ante el confesor, un acto de dolor: “Señor, he pecado; ya no quiero pecar más. Echa al olvido toda mis hipocresías, todos mis egoísmos, todos mis materialismos, todos mis orgullos, todas mis sensualidades. ¡Límpiame, Señor!”.
Un gesto de esos y un sacerdote que te dice en nombre de Cristo: “Yo te absuelvo de tus pecados”, hace sentir ésto que dice la Biblia hoy: Me conocerán, con un conocimiento sencillo y práctico del amigo que había perdido la amistad del amigo y que se han vuelto a abrazar y eso no lo puede explicar nadie. O del novio que ha roto con la novia y de repente vuelven a establecer sus relaciones; o de los esposos que se habían peleado y luego vuelven a unirse y a hacer feliz a la familia. Eso es lo que está diciendo: Que no hay quien lo pueda explicar. ¡Hay que vivirlo! A eso nos invita la Cuaresma y la Semana Santa: A esa alianza de interioridad.
2. CRISTO ES EL AUTOR DE LA NUEVA ALIANZA
¿En qué se basa la seguridad con que Jeremías promete esa felicidad de la alianza nueva? Ya lo presagia él. Pero nosotros tenemos la dicha de encontrarlo realizado en Cristo Jesús y precisamente las dos lecturas de hoy -la segunda y el Evangelio- nos explican, perfectamente en sintonía con Jeremías, lo que viene a hacer Cristo.
a) -Relación: Nueva Alianza -Pascua:
Para esto yo quisiera, hermanos, que ya empalmáramos otro concepto que será como el tema de la Semana Santa: La Pascua.
– Pascua es la fiesta de la alianza
Porque la alianza se celebra con una fiesta anual que se llamaba la Pascua. El misterio Pascual, la Pascua que celebraban los judíos era matar un corderito y comérselo en familia, porque así había mandado Dios la noche de Egipto, cuando Faraón mataba a los israelitas: Que mataran un corderito y que con esa sangre marcaran las puertas de los judíos y esa señal era la marca donde el ángel exterminador no iba a hacer estragos. Señal de la sangre del cordero que nos va a librar del castigo, que nos va a dar el perdón. Cada Pascua, cuando el mayor de la familia patía el pan áz
mo, recordaba: “Esto lo hacemos porque nosotros éramos prisioneros en Egipto y de álla nos sacó el Señor y tenemos compromiso con él”. Revivían su Pascua, su alianza.
– En una Pascua, Cristo trasladó la antigua al nueva.
Por eso, Cristo quiso también aprovechar una Pascua Era por estos meses de marzo y de abril, según los judíos, cuando se celebraba la Pascua. Cristo se reúne con sus apóstoles en un ambiente de Pascua. Es un ambiente de Pascua va a derramar su sangre de la cual va a decir: “Esta es la sangre de la nueva y eterna alianza”. Cristo es el que nos da el ejemplo de unir estos dos conceptos que ya son inseparables: alianza nueva, misterio pascual. Cristo derrama esa sangre y al mismo tiempo, después resucita. Muerte y resurrección. Los dos lados del misterio pascual que rubrican la Alianza Nueva de los cristianos.
b) Cristo es autor de la Alianza Nueva porque avala con una muerte sufrida por obediencia.
Cristo es autor de la alianza, Por eso quiero recordarles aquí, una frase genial de Juan Pablo II en esa nueva Encíclica “Redemptor Hominis”. Cuando habla de este sacrificio de Cristo Redentor del hombre, dice estas palabras: “La redención del mundo, es en su raíz más profunda, la plenitud de la justicia en un corazón humano”. Demasiado sublime la frase para comprenderla en toda su grandeza. O sea que, Cristo, ofreciéndose al Padre en el sacrificio de la cruz, está ofreciendo en un corazón de hombre, la plenitud de la justicia. Desde entonces, Dios, a todo pecador que le pide perdón por Cristo, lo tiene que perdonar en justicia. No por los méritos del pecador arrepentido, sino por el Cristo que ofreció la plenitud de la justicia.
¿Por qué? Fíjense bien en este concepto. Porque el pecado es una desobediencia, la redención, en cambio, es una obediencia hasta la muerte. Por eso es redentor Cristo, porque obedeció a su Padre con una obediencia no sólo heroica, sino divina. De llevar su cuerpo y su dolor, para ofrecerlo a pago de las desobediencias de todos los hombres.
Por eso dice el profeta Isaías: “Dios puso sobre sus espaldas todas nuestras iniquidades”; y cargando con nuestras propias miserias sube al Calvario y se entrega en un sacrificio.
– Las lecturas de hoy nos describen este rostro del sufrimiento y de la muerte por obediencia
– No es un Cristo impasible
Fíjense en la primera lectura. San Pablo dice en la Carta de los Hebreos: “Con gritos y lágrimas presentó oraciones y súplicas, al que podía salvarlo de la muerte”. Es necesario que ya nos vayamos acostumbrando al protagonista de la Semana Santa, mirarlo como lo presenta la Biblia. Hoy nos lo presenta, la segunda lectura, con súplicas y oraciones, con lágrimas y gritos.
Completemos esta visión con lo del Evangelio, cuando Cristo como en una crisis de su vocación, exclama. “Ahora mi alma está agitada y ¿qué diré?: Padre líbrame de esta hora: Pero si por ésto he venido, para esta hora”. ¡Fíjense qué instinto de conservación! Cristo no es un ser insensible. Cristo es un hombre de carne y hueso, de nervios y músculos como nosotros. Un hombre que siente lo que siente alguien cuando lo lleva a la Guardia Nacional y lo lleva a ese lugar de tortura, ¿qué siente? He escuchado testimonios horrorosos, ¿pero qué es eso en comparación de Cristo que ve venir toda una tormenta de torturas que va acabar con él en la cruz?
– Se anticipa hoy la angustia de Getsemaní
Este domingo, hermanos, nos está anticipando la noche del Gestsemaní. No olvidemos en nuestra reflexión cristiana de hoy, la figura de Cristo, gritando con lágrimas, bañado de lágrimas su rostro, al que lo podía salvar y el que exclama como anonadado ante lo que le viene: “Se ha turbado mi alma. Padre, librame de esta hora”. Pero la reacción de él es la de la obediencia: “pero si para esto he venido a esta hora”. Esto es lo bello del sacrificio de Cristo, que se entrega voluntariamente, por obediencia al Padre!
Esta pasión de Cristo que vamos a contemplar durante el vía-crucis y la Semana Santa, ahondémosla con este pensamiento: De nada hubiera servido todo eso si no lo estuviera animando una obediencia. El alma de la pasión de Cristo es la entrega obediente al Padre. Es el sentido de desagravio con que él se va ofreciendo: Padre, si es necesario que caigan esos látigos para que perdones tantos pecados del mundo, que caigan esos látigos. Si es necesario que tejan esa corona de espinas y puncen mis síenes, que se clave en mi cabeza para que perdones a todos mis hermanos. Si es necesario el horror de mis músculos atravesados con clavos y de mi costado abierto con la lanza, hágase Señor, porque eso es redención de mis hermanos. Esto es lo bello de Cristo. Lo más hermoso que él es el sustitutivo del pecador que era yo: Yo debía de sufrir, yo debía de ser castigado, yo debía de ser lanzado al infierno, alejado para siempre del Padre. Pero Cristo quiere cargar toda esa culpa mía para que yo encuentre reconciliación. Ya es mía la obediencia de Cristo para pagar mis muchas desobediencias.
c) Cristo es autor de la alianza porque la resurrección es garantía de su eficacia
Cristo es el autor de nuestra alianza -he dicho- por la muerte obediente. Pero no olvidemos la otra cara de la medalla y es lo que más me interesa que lo tengamos bien presente. Cristo es autor de nuestra alianza y garantía de toda nuestra esperanza, porque ha resucitado. Porque la resurrección es la prueba de que el poder de Dios ha aceptado ese sacrificio y le ha dado una nueva vida que no morirá más: La resurrección.
Por eso aquellos cristianos que celebran la Semana Santa únicamente hasta el Santo Entierro, han mutilado el misterio pascual. No nos presentan, la redención completa. Por eso, les estoy invitando ya, desde ahora, a que nuestra máxima celebración de Semana Santa sea la Pascua. Sobre todo el Sábado Santo para la noche, cuando nuestra fe nos haga ver a Cristo surgiendo de sus dolores, gloriosos, tal como nos lo presentan las lecturas de hoy.
Cuando la lectura que habla del Cristo con el rostro bañado de lágrimas, habla del desenlace de esa plegaria, dice ésto como una paradoja: “A gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado” ¡Sarcasmo!, no fue escuchado, el Padre permitió que fuera hasta el colmo del dolor. Pero sí fue escuchado porque la lectura continúa diciendo: “y llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen, en autor de salvación eterna”. Y el evangelio, también no se detiene en ese momento crítico de la vocación mesiánica de Jesús porque dice inmediatamente que tiene ese miedo: “Ahora mi alma está agitada pero para esto he venido”. Entonces dice la plegaria con que ha comenzado el evangelio de hoy: “Ha llegado la hara de que sea glorificado el Hijo del hombre”.
– La consumación. – la glorificación
Dos palabras bíblicas hoy. La primera “la consumación”, dice la carta a los Hebreos. Y el evangelio dice “la glorificación” ¿Cómo se entiende que Cristo, horrorizado ante su pasión, está hablando de que ya está siendo glorificado? Es necesario comprender un poquito ésto, hermanos, si no, no comprendemos el misterio de la Redención. Cristo se hizo salvación de los hombres, su gloria ahora es enorme: Desde el cielo nos manda ahora su vida, su espíritu. En él ponemos toda nuestra esperanza, gracias a que se sometió a pasar por la muerte, pero de la muerte a pasar a la vida. ¡Esta es la consumación! Cristo puede decir: La glorificación comienza en Gestsemaní. La consumación de esta obra comienza ya en los dolores de la pasión. Un Cristo resucitado sin haber pasado por la muerte, no tendría todo el mérito que ahora tiene. Una pasión sin resurrección sería el fracaso. Las dos cosas concluyen el Misterio Pascual, del cual hemos de vivir. De eso vive la Iglesia: Del misterio Pascual, la muerte por obediencia de Cristo y la resurrección como firma de Dios de que ha aceptado este desagravio.
La resurrección no tendría toda la alegría que tuvo si no fuera asumiendo la muerte. La victoria de Cristo no sería tan rotunda, si no hubiera dejado un calvario ensangrentado y una tumba que se quedó abierta para verlo salir glorioso después de haberlo visto entrar humillado. Esta es la mística de la redención cristiana: Morir para resucitar.
3. LA NUEVA ALIANZA SE HACE NUESTRA POR EL BAUTISMO
a) La alianza nueva para un nuevo pueblo de Dios
El Bautismo de cada uno de nosotros, tu bautismo, mi bautismo, es lo que ha hecho mío, tuyo, esa muerte y esa resurrección. Cuando nos bautizaron, el sacerdote, Ministro de Dios, marcó mi vida para siempre con la muerte obediente de Cristo y con la resurrección gloriosa del Señor.
Todo bautizado lleva la marca de la muerte y de la resurrección de Cristo. Por eso también es en Pascua, en Cuaresma, cuando los bautizados debemos de volver a nuestros compromisos. Antiguamente, -ya les dije- los bautismo se realizaban el Sábado Santo en la noche. Toda la Cuaresma se habían preparado los catecúmenos.
Hoy quiere la Iglesia que los bautizados, cristianos renovemos en la Cuaresma la belleza de nuestro bautismo; y que el Sábado Santo en la noche, una de las ceremonias más bonitas, sea la renovación de nuestros compromisos y de nuestra fe bautismal. Vamos a preguntar desde el altar -ojalá que haya muchos cristianos, sobre todo jóvenes-; “¿Renuncian ustedes a Satanás?” “Sí, renunciamos”. -“¿Creen ustedes en Dios?” -“Sí creemos”. Es el bautizado que dice: Hago mío, me apropio la redención de Cristo. En eso confío, no en las cosas transitorias de la vida, sino en el Cristo el verdaderamente rico, verdaderamente poderoso, el eterno, el joven, el bello, aquel que es todo para todos.
– Su paso “pascua” de muerte a nueva vida, es también el proceso de todo cristiano
El bautismo nos incorpora a la redención pascual.
Este Evangelio de hoy, que ya fue escrito por cristianos, nos lo dice. No olvidemos que si es cierto que aquí nos está narrando San Juan un episodio de la vida de Cristo que ya se acerca a su pasión, esa reflexión la estaba haciendo mucho después de que hubieran sucedido los hechos, como cuando un historiador escribe la historia de hace años. La está escribiendo ya en otra época y rodeado de otra gente. Son los cristianos que le están ayudando a San Juan a reflexionar en los compromisos del bautismo.
Podíamos decir hoy: Nosotros cristianos, de este domingo de 1979, reflexionamos este misterio de nuestro bautismo que nos incorpora al Misterio Pascual de Cristo. Y de allí sacamos las conclusiones, de modo que cuando Cristo habla hoy, pueda ser que sus palabras reflejen más bien la reflexión de aquella comunidad que está reflexionando.
Por eso escuchamos ésto que viene bien con la aprobación de la redención por medio del bautismo: “Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. Pero si muere, dará mucho fruto”. Y sigue el Evangelio: “El que se ama a sí mismo, se pierde; y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga; y donde esté Yo, allá estará también mi servidor. A quien me sirva, el Padre le premiará”. ¡Esto es para nosotros!, ¡esto no es historia de hace veinte siglos! ¡Esto es el Misterio Pascual encarnándose en el Cuerpo de Cristo que somos hoy, nosotros, los bautizados de 1979!
A cada uno de nosotros nos está diciendo Cristo: Si quieres que tu vida y tu misión fructifique como la mías, haz como Yo: Conviértete en grano que se deja sepultar, déjate matar, no tengas miedo. El que rehuye el sufrimiento, se quedará solo. No hay gente más sola que los egoístas, pero si por amor a los otros das tu vida como yo la voy a dar por todos, cosecharás muchos frutos. Tendrás las satisfacciones más hondas. No le tengas miedo a la muerte, a las amenazas, contigo va el Señor.
El que quiera salvar su alma, es decir, en frase bíblica, el que quiera estar bien, el que no quiera tener compromisos, el que no se quiere meter en lios, el que quiere estar al margen de una situación en que todos tenemos que comprometernos, éste, perderá su vida. Qué cosa más horrorosa haber vivido bien cómodo sin ningún sufrimiento, no metiéndose en problemas, bien tranquilo, bien instalado, bien relacionado políticamente, económicamente, socialmente. Nada le hacía falta, todo lo tenía. ¿De qué sirve? Perderá su alma. Pero el que por amor a Mí se desinstale y acompañe el pueblo, y vaya en el sufrimiento del pobre, y se encarne y sienta suyo el dolor, el atropello, éste ganará su vida, porque mi Padre lo premiará.
Hermanos, a eso nos llama la palabra de Dios en este día y yo quisiera, de veras, tener toda la capacidad de convicción para decirles: ¡Vale la pena ser cristiano!
HECHOS DE LA SEMANA
Ya que la Iglesia nos ha dado pautas para vivir el cristianismo en nuestro tiempo, no está el problema en cerrar los ojos, en decir: Medellín, Puebla, Vaticano II, eso no sirve. Sino en ver qué dicen. El bautismo de hoy tiene que estar dispuesto a estas cosas; y por eso, hagamos aquí una encarnación de nuestra doctrina, de nuestra reflexión. Ustedes mismos va a ser críticos de lo que yo les voy a contar. Por eso les he dicho: Aprendan a leer periódicos. ¿Dónde está la verdad?, ¿dónde está la mentira? Lo que es peor, ¿dónde se oculta la mañana que se quiere meter en este mensaje?
HECHOS ECLESIALES
Yo presento en este momento la Iglesia que tratamos de construir con su unidad central que es el Papa. Y el Papa ha dicho esta semana cuál es el verdadero sentido de compartir con los demás. No es darles de limosna, sino compartir con ellos y abrirles el corazón. Sobre todo a los más necesitados. Son palabras pues, del Papa que nos está diciendo que muchas veces nosotros como que ya nos sentimos satisfechos de haber tirado una monedita al pobre. No es eso lo que Dios quiere. Quiere compartir, aunque sean tus pobrezas, compártelas con el pobre también.
Nuestro Clero se va a reunir esta semana -el martes en San José de la Montaña para celebrar una ceremonia penitencial, en la que todos los sacerdotes nos vamos a confesar mutuamente y vamos a celebrar, como debe de hacerlo todo “buen cristiano”, el sacramento de la reconciliación. Si somos pecadores -sobra quien nos lo diga-, también somos penitentes y pedimos perdón. Y yo ya, desde este momento, y en nombre de todos mis queridos sacerdotes, pido perdón por no haber servido con toda entereza con que el Evangelio nos pide, al pueblo, al que tenemos que conducir: Por haberlo confundido a veces, suavizando demasiado el mensaje de la cruz que es duro. Por todo eso vamos a pedir perdón. Yo les pido una oración por sus sacerdotes, sobre todo el próximo martes, para que de veras seamos cristianos de verdad.
También quiero decirles, ya desde ahora, como vamos a celebrar nuestra Semana Santa. Nada más unas pequeñas modificaciones. Se refiere la primera al Domingo de Ramos, dentro de ocho días. la bendición de las palmas la vamos a hacer en la Iglesia del Calvario y de allá vamos a venir en procesión. Frente a la Catedral tendremos la misa del Domingo de Ramos. Otra modificación será el Jueves Santo en la famosa procesión del silencio, que muchos no la hacen acto de culto, sino que la profanan. Quisiera invitarles a que si de veras queremos hacerle un homenaje a Cristo en la noche trágica de su Tribunal, vayamos con sentido cristiano; por eso, desde la Radio YSAX, vamos a estar animando la procesión desde las diez de la noche hasta las doce de la noche. Por si algún pueblo o cantón quiere incorporarse a esta reflexión, puede realizar a esa hora su procesión del silencio. También, en las parroquias de San Salvador, -y así descongestionaríamos un poco la procesión de Concepción que es excesivamente numerosa y por eso no puede haber orden- se organicen actos de reflexión o procesiones del silencio, para que esas dos horas estemos en