La Reconciliación de los hombres en Cristo, proyecto de la verdadera liberación -Cuarto Domingo de Cuaresma
- Ciclo C
- Sunday March 16th, 1980
La Reconciliación de los hombres en Cristo, proyecto de la verdadera liberación -Cuarto Domingo de Cuaresma
HOMILIAS 1980 Josué 5, 91a. 10-12
2 Corintios 5, 17-21
Lucas 15, 1-3, 11-32
Queridos hermanos:
INTRODUCCION: 1: CUARESMA, CAMINO HACIA LA PASCUA
La Cuaresma es una peregrinación espiritual hacia la Pascua de resurrección, no olvidemos que estamos preparándonos para celebrar el misterio central de nuestra fe: el misterio Pascual, nuestra redención. La muerte y la resurrección de Jesucristo no como un hecho histórico sino como algo vivencial, algo que nos toca a nosotros. Cristo va a morir y va a resucitar. Vive y muere continuamente en este dinamismo que es la redención que todos los hombres necesitamos. Por eso, cada año la Cuaresma es como una primavera de la Iglesia y la Pascua debe significar la floración de virtudes y santidad en el pueblo cristiano.
Los elementos que se nos recomienda inculcar mucho durante esta temporada son: el bautismo y la penitencia.
-ELEMENTOS BAUTISMALES: MUERTE Y RESURRECCION
Gracias a Dios, todos somos un pueblo de bautizados, pero aunque no nos vamos a bautizar preparémonos para renovar la dignidad altísima del bautismo que nos configura con la muerte y la resurrección de Cristo. El Sábado Santo en la noche vamos a renovar todos, junto a la tumba de Cristo ya vacía, que hemos muerto con él y que con él queremos vivir la resurrección, la vida eterna.
-ELEMENTOS PENITENCIALES: CONVERSION, CAMBIO DE MENTE, RECONCILIACION…
El otro elemento, el de la reconciliación, el de la penitencia, es tan importante porque no hemos usado bien de nuestra dignidad, de nuestra libertad y hemos preferido las cosas malsanas a los bienes que Dios nos daba en su redención. La Cuaresma es para reflexionar en los verdaderos bienes a los que tenemos que convertirnos otra vez; y de parte de Dios, como el padre del hijo pródigo que se acaba de leer, un amor que está esperando, esperando a los hijos que retornan. Cuando ese anhelo de Dios por salvarnos se encuentra con la miseria del hombre que se arrepiente, se dá entonces el gran abrazo que se llama la: “reconciliación, y que es el tema de las lecturas de este domingo, para hacernos un llamado a la reconciliación”.
2- ACTUALIDAD DEL MENSAJE CUARESMAL
Yo pienso, hermanos: ¡qué providencial este mensaje de Cuaresma en su llamamiento a la conversión y, sobre todo, en su llamamiento de reconciliación en un ambiente verdaderamente necesitado como nunca de reconciliación!
CIRCUNSTANCIAS DE VIOLENCIA…POLARIZACION… ETC.
Hay mucha violencia, hay mucho odio, hay mucho egoísmo. Cada uno cree tener la verdad y echarle la culpa de los males al otro. Nos hemos polarizado. La palabra ya corre corrientemente como una realidad que se vive, sin darnos cuenta, cada uno de nosotros está polarizado, se ha puesto en un polo de ideas intransigentes, incapaces de reconciliación, odiamos a muerte. No es ese el ambiente que Dios quiere. Es un ambiente necesitado como nunca del gran cariño de Dios, de la gran reconciliación.
RECONCILIACION, LA MAYOR NECESIDAD…
Yo les invito, hermanos, como Pastor, a que escuchen mis palabras como un eco imperfecto, tosco; pero no se fijen en el instrumento, fíjense en el que lo manda decir: el amor infinito de Dios. ¡Conviértanse, reconcíliense, ámense, hagan un pueblo de bautizados, una familia de hijos de Dios! Quienes creen que mi predicación es política, que provoca la violencia como si yo fuera el causante de todos los males en la república, olvidan que la palabra de la Iglesia no está inventando los males que ya existen en el mundo, sino iluminándolos. La luz ilumina lo que existe, no lo crea. El gran mal ya existe y la palabra de Dios quiere deshacer esos males, y los señala como una denuncia necesaria para que los hombres vuelvan a los buenos caminos.
Hermanos, yo voy a sacar de las lecturas de hoy el tema precioso de la reconciliación y voy a titular así la homilía de este domingo:
LA RECONCILIACION DE LOS HOMBRES EN CRISTO,
PROYECTO DE LA VERDADERA LIBERACION
Y yo suplico que se fijen que este es el núcleo de la predicación. Si después tengo que informar cosas de nuestra realidad eclesiástica y nacional no es éso lo principal, esas realidades las vamos a iluminar con este núcleo, pero yo suplicaría que lo principal que se atienda en la predicación de un pastor, sea este mensaje del Evangelio, esta catequesis, este llamamiento de Cuaresma, este proyecto de Dios sobre la vida de cada uno de nuestro pueblo.
Los tres pensamientos en que voy a desarrollar esta idea serán estos:
1o.-La historia de Israel es un proyecto de reconciliación.
2o.-La parábola de la reconciliación.
3o.-La reconciliación de los hombres en Cristo, sigue siendo el objetivo de la Iglesia al ofrecer su colaboración en la crisis del país. (No puede ser otra la misión de la Iglesia, que la que Cristo trajo al mundo “reconciliar en sí a todos los hombres…”).
1.-LA HISTORIA DE ISRAEL ES UN PROYECTO DE RECONCILIACION
a) HISTORIA SAGRADA: ELEMENTO IMPORTANTE DE CUARESMA
Es necesario tener en cuenta esa primera lectura de todos los domingos de Cuaresma. Es un capítulo del Viejo Testamento, es la Historia Sagrada la que preparaba la redención la que, depositaria Dios iba llevando a los hombres las promesas de redención. Si queremos conocer la redención es necesario conocer el Viejo Testamento: la voz de los profetas, las promesas de Dios a los patriarcas, las iniciativas de Dios, las gestas de aquel pueblo.
b) EN RESUMEN: DE ESTA HISTORIA
Todo el Viejo Testamento se podría reducir a ese proyecto: la creación, el pecado, la reconciliación.
– LA CREACION… AMISTAD CON DIOS
La creación es un acto de Dios, nos crea por amor para la felicidad, para ser sus hijos.
– EL PECADO… RUPTURA
Nos hace libres a su imagen y semejanza, pero el hombre no supo usar su libertad y rompió relaciones con Dios, es el pecado. Desde aquel momento en que Adán sale del Paraíso a ganarse el pan con el sudor de la frente y la mujer lleva la sentencia de los dolores de parto, el hombre y la mujer son unos desterrados, tienen que retornar.
-CONVERSION… RECONCILIACION
El retorno es doloroso. Toda la historia de Israel es el camino de retorno de la humanidad que ha roto con Dios. Todo el precioso libro del Exodo, saliendo de la esclavitud de Egipto hacia la tierra prometida, es el símbolo de un peregrinar, de un retornar, de un buscar la reconciliación.
Y llega el momento pleno de la historia, lo que nos ha dicho hoy San Pablo: “Dios vino en Cristo a reconciliar a los hombres”. ¡Dichosos los que encuentran a Cristo, han llegado a la meta de sus aspiraciones: la reconciliación! No se puede dar una reconciliación en Dios sino en Cristo, depositario de su perdón y de su amor.
En ese contexto de creación de pecado y de reconciliación, hay que leer todas las páginas del Viejo Testamento, todas las bases de la historia de Israel. Una historia de infidelidades y de arrepentimientos. Una historia que Dios compara con el marido que ve infiel a su esposa, y no obstante sus pecados, la vuelve a perdonar. Un cariño de reconciliación.
-LECTURAS DE LOS DOMINGOS DE CUARESMA
A lo largo de esta Cuaresma, si nos hemos ido fijando, hemos ido viendo esa reconciliación a través de nombres muy conocidos. Ya en la historia de salvación, después de aquel pecado de Adán, comienza a forjarse un pueblo de un nómada que se llama Abraham. Y de lo imposible, Dios hace nacer un pueblo con el cual pacta una promesa, que la vimos hacer dos domingos: Dios en la figura de fuego, pasando entre las víctimas inmoladas, para jurarle a Abraham que sus promesas se van a cumplir, que tendrá un pueblo del cual serán bendecidas todas las naciones y que vendrá la redención que el mundo espera. Ese pueblo en los patriarcas, era incierto. Vivían de la fe de una tierra que Dios había prometido y que no sabían dónde estaba. Parecían y sin embargo, no eran locos, sino hombres de fe. ¡”Dios lo ha prometido, tiene que cumplirlo!”.
-LIBERACION DE UNA ESCLAVITUD
Para colmo, caen esclavos de Egipto; parece que las promesas se hubieran muerto.
c) EL EXODO, UN PENOSO CAMINO HACIA LA RECONCILIACION EXPRESADA EN LA TIERRA PROMETIDA
Y allá en Egipto, la promesa de Dios vuelve a reverdecer en otro hombre famoso: Moisés. Va a sacar del cautiverio al pueblo, lo conduce a través de 40 años con prodigios maravillosos por el desierto. Y este domingo 4o. de Cuaresma, nos presenta la liturgia a ese pueblo entrando ya a la Tierra Prometida. Dios está cumpliendo sus promesas.
-CELEBRACION DE LA PASCUA EN GUILGAL
Este domingo es para celebrar con los israelitas: que Dios tarda pero llega. Cuántos siglos han pasado y ahora están aquí ya. Después de pasar el Río Jordán, allá en Guilgal, han levantado un monumento de piedras del río y se celebra la primera Pascua en tierra prometida. Hay que purificarse y se realiza la sangrienta purificación de la circuncisión. Hombres circuncisos como Dios le había pedido a Abraham. Ya están listos para celebrar la primera Pascua. Pascua que se celebra ya con frutos de la tierra; ¡ya no hay necesidad de un “maná” milagro!, el hombre tiene que comer de una tierra que Dios le dá.
-SENTIDO TEOLOGICO DE POSEER LA TIERRA
Hay una relación maravillosa, hermanos. En este momento en que la tierra de El Salvador es objeto de conflictos, no olvidemos que la tierra está muy ligada a las bendiciones y promesas de Dios. El hecho es que Israel ya tiene tierra propia. “Toda esta tierra te la daré”, le había dicho Dios a los patriarcas; y después del cautiverio, conducidos por Moisés y Josué, aquí está la tierra. Por eso se celebra una gran liturgia de acción de gracias: La primera Pascua de Israel que ya nos llama a nosotros a celebrar con igual gratitud, adoración, reconocimiento, al Dios que nos salva, que nos ha sacado también de las esclavitudes. El Dios en quien ponemos nuestra esperanza para nuestras liberaciones es el Dios de Israel que está recibiendo este día la celebración de la primera Pascua.
Hay un sentido teológico decía la reconciliación y la tierra. Y yo quiero subrayar esta idea, hermanos, porque me parece muy oportuna:
NO TENER TIERRA ES CONSECUENCIA DEL PECADO
Adán saliendo del paraíso hombre sin tierra, es fruto del pecado.
-VOLVER A TENER TIERRA… COMER DE ELLA COMO PROPIA… SEÑAL DE RECONCILIACION
Hoy, Israel perdonado por Dios, regresando a la tierra, comiendo ya espigadas de su tierra, frutos de su tierra, Dios que bendice en el signo de la tierra. La tierra tiene mucho de Dios, y por eso gime cuando los injustos la acaparan y no dejan tierra para los demás. La reformas agrarias son una necesidad teológica, no puede estar la tierra de un país en unas pocas manos, tiene que darse a todos; y que todos participen de las bendiciones de Dios en esa tierra, cada país tiene su tierra prometida en el territorio que la geografía le señala. Pero debíamos de ver siempre- Y no olvidarlo nunca- esta realidad teológica: de que la tierra es un signo de justicia, de la reconciliación. No habrá verdadera reconciliación de nuestro pueblo con Dios mientras no haya un justo reparto, mientras los bienes de la tierra de El Salvador no lleguen a beneficiar y hacer felices a todos los salvadoreños.
-LA TIERRA TIENE ALGO DE DIOS… SI SE DESCONOCE EL PUEDE RETIRARLE SU VIRTUD…
Necesitamos, pues que está tierra que tiene algo de Dios, la reconozcamos así como sagrada. El capítulo 2 de la profecía de Oseas hay una descripción preciosa de esta idea que estoy tratando de profundizar. Dios se queja de Israel infiel y la infidelidad se manifiesta en que se ha olvidado (Israel) que de Dios ha recibido la tierra y los frutos; y comparar a la nación traidora, como una esposa que se ha prostituido y que anda haciendo uso de sus galas, de sus adornos, olvidándose que su esposo se los puede quitar. Y Dios le dice: “Yo soy tu esposo, yo te he dado la tierra, tú estás haciendo como si yo no existiera, yo te voy a quitar todo lo que te he dado. Y cuando te sientas así: desnuda, desordenada, con tu propia miseria, te darás cuenta todo te lo he dado Yo y volverás. Y te recibiré con amor.” Esta es la ternura de Dios: incansable en perdonar, incansable en amar.
Pero este Dios quiere que los hombres comprendamos que los bienes terrenales hay que usarlos acercarnos más a él y para vivir la reconciliación.
-TAMBIEN SAN AGUSTIN BUSCABA LA BELLEZA DE LAS COSAS
Se parece a este capítulo de Oseas, un capítulo precioso de las confesiones de San Agustín cuando sus devaneos de pecador y su conversión. ¡Qué loco era yo- dice San Agustín-, buscaba la hermosura que yo veía, en las criaturas; y me olvidaba que esa hermosura Dios se las estaba dando. Quería yo esa hermosura contra ese Dios y me olvidaba que el Dios que daba esa hermosura es el Dios que yo llevaba por dentro. Y vivía fuera de mí, olvidándome que adentro de mí tenía toda esa verdad, toda esa belleza, toda esa riqueza!”.
¡Qué maravillosa descripción del pecador! El pecador es el hombre salido de sí y que no encuentra en sí mismo lo que lleva de Dios, y por eso lo busca desordenadamente, prostituyendo las cosas, olvidándose que todo viene de Dios. ¡Ah!, si se tuviera en cuenta que las fincas, las haciendas, los ganados, las cosas de Dios les está dando el ser, no se usaran como instrumentos de explotación, no se usaran con injusticia y con egoísmo, se usaran como en esta ceremonia de la Pascua de Guilgal: cortarían las espigas y alabarían a Dios que les ha dado tierra y les ha dado fruto de la tierra; y compartirían con sus hermanos, en una verdadera fiesta de Pascua, la reconciliación de los hombres en torno de los frutos de la tierra. ¡La reconciliación en vez del pleito!.
– CARTA PASTORAL DE BRASIL “LA IGLESIA Y LA TIERRA”
Acaba de publicarse en Brasil una preciosa Carta Pastoral de todos los obispos del Brasil, son más de 200 y qué bello testimonio de unidad y de iluminación al pueblo que Dios les ha encomendado! Es una pastoral que se titula “La Iglesia y la Tierra” y analizan la tremenda injusticia social de aquel verdadero continente que es el Brasil. Tierras, dice que se puede dividir en: tierras de explotación y tierras de trabajo. Tierras de explotación, que no importa el hombre, sino hacer más dinero. Y tierras de trabajo, donde el hombre trabaja para comer y sacar de ella el fruto de su sustento. Y analiza a la luz de la palabra de Dios: Dios ha creado las cosas para el hombre y la tierra la ha hecho Dios para felicidad de todos. Y se comprometen los obispos con estos preciosos compromisos pastorales:
1o.) Revisar los bienes de nuestra Iglesia; hablando a los demás, podemos estar nosotros cometiendo la injusticia social;
2o.) denunciar situaciones injustas y violentas, provocadas por esta injusticia de la mala tenencia de la tierra;
3o.) -muy importante, un compromiso pastoral que estamos tratando de vivir aquí-. Apoyo a las iniciativas justas y a las organizaciones de los trabajadores. He aquí las palabras de los obispos brasileños: “Nuestra actuación pastoral, cuidando no sustituir las iniciativas del pueblo, estimulará la participación consciente y crítica de los trabajadores en los sindicatos, asociaciones, comisiones y otras formas de cooperación, para que sean realmente organismos autónomos y libres, defendiendo los intereses y coordinando las reivindicaciones de sus miembros y de toda su clase”.
Apoyo a las organizaciones – los obispos del Brasil- pero en aquello que las organizaciones reivindican de justo y dejando siempre que aquellos sean iniciativas del pueblo. Mal haría una Iglesia con un paternalismo diciéndole a las organizaciones lo que tienen que hacer. Son autónomas, son voz del pueblo. La Iglesia sólo les dice a los hombres: usen su sentido crítico, organícense según su criterio, no estén solos; para que luego la Iglesia les pueda decir: “Yo no voy a meterme en sus iniciativas, pero tampoco voy a dejar de denunciarles sus injusticias”.
Y
gracias a Dios, lo hemos hecho también. Nuestro afán de promover la organización en el pueblo no se parcializa a ninguna organización. No tenemos compromiso con ninguna organización. Mantenemos una autonomía de Iglesia, para reivindicar lo justo de todas las organizaciones y denunciar también, las violencias injustas, las injusticias e inmadureces que se organizan y que pueden hacer de su organización una idolatría y un abuso de poder.
Dicen los obispos del Brasil “Apoyamos los esfuerzos del hombre del campo por una auténtica Reforma Agraria, que le posibilite el acceso a la tierra en condiciones favorables para su cultivo”. Hermanos, la Iglesia no está en contra sino que favorece una auténtica reforma agraria que de veras beneficie al hombre del campo. Y si alguna crítica se hace entre nosotros, no es porque estemos en contra de la reforma agraria, sino porque la quisiéramos tan auténtica, tan eficaz, que no se contaminara de toda esa sangre y todas esas dudas que el pueblo mantiene frente al gobierno…
Pero que quede bien claro, que según la doctrina de la Biblia y de la doctrina social de la Iglesia y la actuación de la Iglesia, Ella- lo han dicho claro los obispos del Brasil- “apoya los esfuerzos del hombre del campo, por una auténtica reforma agraria, que le posibilite el acceso a la tierra en condiciones favorables para su cultivo”…
Y también a ustedes, queridos obreros, la Iglesia los mira con cariño y defiende sus legítimas aspiraciones. En palabras de los obispos del Brasil, se compromete la Iglesia a”… defender la legítima aspiración de los trabajadores urbanos. Muchos de ellos son fruto de la injusticia del campo, han tenido que emigrar del campo a buscar su vida en la ciudad. Aboga la Iglesia por una existencia digna de la persona humana, especialmente en lo que se refiere al derecho de una vivienda y de una justa remuneración”.
Entonces este Antiguo Testamento, este llegar de Israel a poseer una tierra, esta Pascua para comer ya no un “maná” que baja del cielo sino un pan que se trabaje en la tierra, con las manos de hombre libre en su propia patria, en su propio campo, donde cultiva para comer. Todo ésto nos está diciendo el Dios de la reconciliación, todo el Antiguo Testamento: ¡un proyecto de reconciliación integral!, tal como lo quisiéramos para nuestro país.
2. LA PARABOLA DE LA RECONCILIACION
En la segunda parte de mi pensamiento hoy, quiero fijarme en la página bellísima del Evangelio que se ha leído y me ocurre titularla así: la parábola de la reconciliación cristiana.
LA PARABOLA DEL HIJO PRODIGO TIENE TRES ETAPAS…
Yo no sé si hay una página más bella en el Evangelio. Todo el Evangelio es bellísimo, pero cuando uno lee lo que hoy hemos escuchado: los dos hijos, el hijo menor que toma su herencia y se va a derrocharla y, sobre todo, el cariño de aquel padre que está esperando; y la reconciliación final de la parábola… uno dice: ¡qué vida más hermosa si de veras, a pesar de nuestros pecados, tuviéramos en cuenta el proyecto de Dios para reconciliarnos con él.
Más que predicar, cuando se trata de esta parábola, yo digo que preferiría que nos sentáramos en silencio y recordáramos que esas páginas del hijo son nuestra propia historia individual. Cada uno de ustedes, así como yo, podemos ver en la parábola del hijo pródigo nuestra propia historia, que se reduce siempre al proyecto que decíamos del Viejo Testamento, un cariño de Dios que nos tiene en su casa y una ruptura caprichosa y loca de nosotros por irnos a gozar la vida sin Dios, el pecado. Y una espera de Dios, esperando el día en que el hijo llegue; y cuando el hijo, tocado por la miseria, por el abandono de los hombres, se acuerda que no hay más amor que el de Dios, vuelve, y a ese Dios que debía de encontrar resentido o de espaldas lo encuentra volteando hacía él con los brazos extendidos dispuestos a hacer una fiesta por el retorno.
EL PECADO… UNA RUPTURA. ABUSO DE LOS BIENES
Yo le invito, hermanos, a que en sus hogares o en una Iglesia, en un lugar silencioso, lean esa parábola pero pensando en ustedes mismos y pensando: ¿cuántas veces se ha realizado en mi vida la locura de haber dejado a Dios, la ilusión de querer encontrar la dicha allá lejos del padre, y, tal vez, mientras se tiene dinero, mientras se tiene salud, mientras lo pueden explotar a uno, hay amigos y le ofrecen todo, pero cuando todo eso se acaba, eso que llamábamos el todo, mi dinero es mi Dios, mi dinero, mi poder, los idólatras, cuando caen en la cuenta que no estaba adorando más ídolos y caen en un despertar duro ante la realidad? ¡Ah! no era dios.
¡Ah! el dinero no podía darme todas las satisfacciones. ¡Ah! no puede hacer todo lo que yo quería con el poder. ¡Qué insensatos nos sentimos! Nos parecemos el hijo pródigo en ese momento, queriendo comer el maíz que le tiran a los cerdos. Sentía al hijo pródigo que los cerdos eran más felices que él, ellos comían y a él no le daban ni siquiera las algarrobas de los cerdos. Y por vergüenza de no comer en la misma canoa con los cerdos, quitaba de escondidas unas mazorcas, unas algarrobas; allá escondido, como un cerdo avergonzado, comiéndose su propia miseria.
¿Quién no ha sentido realizarse en su vida después del pecado este asco, este sentirse cerdo, sentirse vacíos, sentirse sin Dios, sin nada, sin amigos?
-LA CONVERSION DEL PECADOR… EL RETORNO
Es la hora de reflexión: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre comen, están felices, tranquilos y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Me voy a levantar y voy a ir a decirle: padre he pecado contra el cielo y contra tí, no merezco llamarme tu hijo, recíbeme como un mozo, como un jornalero, voy a ser más feliz así que aquí donde estoy.
-LA RECONCILIACION… LA FIESTA DE LA PASCUA
No se imaginaba el cariño de un padre que está esperando y cuando lo ve llegar no lo deja hablar, sino que ahoga sus palabras en su pecho, abrazándolo y manda que lo vistan de gala y que haya fiesta. Pero entonces, el hijo mayor, resentido, necesitado de reconciliación también recrimina al padre: “ese tu hijo -ni siquiera lo llama su hermano- ha botado todos sus bienes y ahora viene y lo acoges así y yo que te he servido siempre- un resentido, al que el padre le dice una razón tan cariñosa-: Hijo, tú siempre estás conmigo, todas mis cosas las has disfrutado como tuyas, tú seguirás viviendo en este hogar como él, pero este hermano tuyo había muerto y ha resucitado. ¡Hagamos fiesta! Es la hora de la reconciliación.
Cuánta falta nos hace aquí en El Salvador meditar un poquito esta parábola del hijo pródigo. Como parece irreconciliable la denuncia de la izquierda contra la derecha y el odio de la derecha contra la izquierda; y el que está en el medio dice: “La violencia venga de donde viniera, duro con los dos”. Y así vivimos en grupos, polarizados, y quizá ni los del mismo grupo, se aman porque no puede haber amor donde se parcializa tanto, hasta odiar al otro.
¡Necesitamos romper estos diques, necesitamos sentir que hay un padre que nos ama a todos y a todos nos está esperando. Necesitamos aprender a rezar el Padre Nuestro y decirle: “Perdónanos, así como nosotros perdonamos”. Esta es la reconciliación que Cristo nos habla en el mensaje de este domingo en la parábola de la reconciliación y es que Cristo, el que ha enseñado esa parábola, en ese momento era víctima también de una calumnia, comía con los pecadores: miren como come con los pecadores. No hay cosa más opuesta a la reconciliación que el orgullo. Los que se sienten puros y limpios, los que creen tener el derecho de señalar a los otros como causa de todas las injusticias y no son capaces de mirarse hacia adentro: que ellos también han puesto una parte en el desorden del país.
b) EN CRISTO RESIDE LA RECONCILIACION DE LOS HOMBRES
Mirando, pues el único que puede decir que es limpio y puro y que viene en nombre del amor purísimo a salvarnos a todos, es Cristo; del cual, en esta mañana, no olvidemos estas preciosas frases: “Al que no había pecado, Dios le hizo expiar nuestros pecados para que nosotros unidos a él recibamos la salvación de Dios, “Este es el cristianismo: crean en Cristo que no había pecado pero para alcanzar el perdón de los pecadores se hace un pecador en medio de pecadores. Y Dios toma cuenta de ese sacrificio y en él perdona los pecados de todos los hombres.
-“DIOS, POR MEDIO DE CRISTO, NOS RECONCILIA CONSIGO”
Ya no puede haber reconciliación más que adhiriéndose a Cristo. O como dice también hoy la frase de la segunda lectura: “Dios, por medio de Cristo, nos reconcilia consigo”. Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo.
Cristo no es cualquier cosa, queridos hermanos. Cristo es la presencia de la reconciliación de Dios. Dichoso el hombre que encuentra a Cristo porque ha encontrado al Dios que perdona. Dios en Cristo, vive cerquita de nosotros. Cristo nos ha dado una pauta: “Tuve hambre y me diste de comer”. Donde haya un hambriento allí está Cristo muy cerca. “Tuve sed y me diste de beber”. Cuando alguien llega a tu casa pidiéndote agua es Cristo si tú miras con fe. En el enfermo que está deseando una visita, Cristo te dice: “estuve enfermo y me viniste a visitar”. O en la cárcel. Cuántos se avergüenzan hoy de dar su testimonio a favor del inocente.
¡Qué terror se ha sembrado en nuestro pueblo que hasta los amigos traicionan al amigo cuando lo ven en desgracia! Si viéramos que es Cristo el hombre necesitado, el hombre torturado, el hombre prisionero, el asesinado; y en cada figura de hombre, botadas tan indignamente por nuestros caminos, descubriéramos a ese Cristo botado, medalla de oro que recogeríamos con ternura y la besaríamos y no nos avergonzaríamos de él.
Cuánto falta para despertar en los hombres de hoy, sobre todo en aquellos que torturan y matan y que prefieren sus capitales al hombre, de tener en cuenta que de nada sirven todos los millones de la tierra, nada valen por encima del hombre. El hombre es Cristo y en el hombre visto con fe y tratado con fe, miramos a Cristo al Señor.
Y Cristo lo encontramos también en nuestros templos. Hermanos, esta mañana, aquí está Cristo, “Yo estoy en medio de vosotros”, nos dice en su Evangelio. Y dentro de un momento, en la hostia consagrada es Cristo que se dá, se ofrece a quien lo quiera venir a recibir. Cristo adorado, Cristo escuchado, Cristo sentido en la presencia comunitaria de su pueblo.
– EL ES NUESTRA RECONCILIACION
Acostumbrémonos, queridos hermanos, sobre todo los de las comunidades cristianas, sobre todo los queridos sacerdotes, comunidades religiosas, catequistas, de sembrar mucho esta idea de que no puede haber reconciliación en el país si no en Cristo Jesús. Es el proyecto de Dios reconciliar a los hombres en Cristo. Es la piedra angular de la cual deriva la fuerza para todo el edificio.
Tratar de descubrir a ese Cristo es nuestro gran trabajo pastoral. Y si yo refiero aquí cosas de la tierra o de la política, es en función de acercar hacia Cristo, la reflexión. Yo quisiera que se me entendiera bien para que no se tuviera una mala idea de estas misas que lejos de ser un mitin quieren ser un acercar al pueblo hacia Cristo, hacia Dios. Y así lo comprenden los muchos testimonios que recibo, me dan un gran consuelo de que de verdad se viene a la Iglesia el domingo a buscar a Cristo. También en las realidades criminales de nuestra tierra, allí está Cristo rechazando todo eso y por eso hay que recordarlo también aquí…
3.- LA RECONCILIACION DE LOS HOMBRES EN CRISTO, SIGUE SIENDO EL OBJETIVO DE LA IGLESIA AL OFRECER SU COLABORACION A LA CRISIS DEL PAIS
La reconciliación es el proyecto de Dios para salvar al mundo, la reconciliación sigue siendo el servicio de la Iglesia al mundo. Me siento muy Iglesia hablando ahora de la reconciliación de Dios en Cristo.
NOS ENCARGO EL SERVICIO DE RECONCILIAR…
La segunda lectura es la expresión más bella de la Iglesia de los tiempos de San Pablo hablándole a los corintios, como lo que yo pudiera decir aquí hablando a los santos de San Salvador que son ustedes los bautisados, los que forman el pueblo de Dios. Como Pablo a los Corintios yo les digo a ustedes sus mismas palabras: “… nos encargó el servicio de reconciliar. Nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviado de Cristo y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”.
Palabras de la Biblia que se hacen actuales en la homilía de esta Basílica.
No hacemos otra cosa, los cristianos no debían de mirar en Pablo a un Dios, como ustedes tampoco van a ver en su pobre pastor a un Dios. Pablo y yo no somos más que los instrumentos pecadores, pero por medio de nosotros Dios os exhorta a la reconciliación.
Por eso decía Cristo: “el que a vosotros oye, a mi oye; y el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia”. Me dá más lástima que cólera cuando me ofenden y me calumnian. Me dá lástima de esos pobres cieguitos que no ven más allá de la persona… que sepan que no guardo ningún rencor, ningún resentimiento; ni me ofenden todos esos anónimos que suelen llegar con tanta rabia o que se pronuncian por otros medios, o que se viven en el corazón. No es una lástima de superioridad, es una lástima de agradecimiento a Dios y de súplica a Dios: Señor, ábreles los ojos. Señor, que se conviertan. Señor, que en vez de estar viviendo esa amargura de odio que viven en su corazón, vivan de alegría de la reconciliación contigo.
– ESTE ES EL MEJOR SERVICIO DE LA IGLESIA AL PAIS: RECONCILIACION
En este tercer punto voy a colocar las noticias eclesiales de la semana, porque lo que tratamos de hacer en nuestro trabajo eclesial junto con los colaboradores de la Arquidiócesis, no es otra cosa que esto que acaba de decir San Pablo: Nos ha confiado el ministerio de reconciliación. Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas, fieles, catequistas, comunidades cristianas, que no se aparte nunca de nosotros este ideal: hacer una Iglesia que sea instrumento de reconciliación de los hombres con Dios…
Que como han dicho los obispos en el Brasil: jamás tratemos de suplantar el trabajo político de los hombres políticos con nuestro trabajo pastoral. Que seamos, ante todo, pastores haciendo una Iglesia de reconciliación, desde la cual seremos mucho más eficaces aún cuando toquemos la política de la tierra que metiéndonos como si fuéramos políticos a suplir lo que los políticos tienen que hacer. La Iglesia es una misionera de la reconciliación y tiene que decirle a unos y a otros a pesar de sus opciones que los diferencian: ámense, reconcíliense con Dios. Que no llegue a ser tan profundo el modo como tú quieres a tu país distinto del otro que lo quiere de otra manera, que te sientas que tú eres el único dueño de las soluciones y como si fueras el único dueño del país. Todos tienen derecho a opinar, respetemos; y como Iglesia, sí tratemos de dar la luz del evangelio, de justicia, de amor, de reconciliación. Hacer esta Iglesia es lo que pretendemos en todo este trabajo pastoral.
HECHOS DE LA SEMANA:
HECHOS ECLESIALES
El próximo 19 de marzo, miércoles de esta semana, es el día de San José, no olvidemos que es el gran patrono de la Iglesia Universal y que hoy necesitamos mucho de su protección bondadosa. Ya anticipo mis felicitaciones a la parroquia de San José Villanueva y de San José Cortés, lo mismo que a las comunidades religiosas que tienen tanta devoción o lo tienen por patrono a San José. Principalmente a los queridos religiosos Josefinos y a las religiosas Josefinas que trabajan en nuestra diócesis.
Quiero agradecer como Iglesia el testimonio de solidaridad con que me han honrado muchas personas con motivo del premio de la paz que recibí el domingo recién pasado: de parte de la Junta de Gobierno, de parte de entidades particulares, de parte de la Universidad y de varios amigos; telegramas y cartas que me honran mucho y que las o