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Su Reino No Tendrá Fin

Su Reino No Tendrá Fin
HOMILIAS 1978

Cristo Rey

Domingo 26 de noviembre de 1978

Lecturas:
Ezequiel: 34, 11-12
Corintios: 151, 20-26a, 28
Mateo: 25, 31-46

Queridos Hermanos:

Estamos al fin del año litúrgico y este último domingo, la liturgia lo consagra a Cristo Rey. Esta fiesta de Cristo Rey que antes se celebraba el último domingo de octubre, hoy en una forma más lógica se ha dejado como una bellísima corona para todo el año eclesiástico. Ese misterio de Cristo que se ha ido desplegando desde Adviento, que nos preparó para recibir al Niño Dios, y ese Niño Dios que crece y luego se nos presenta adorado por los magos en la Epifanía; y crece hasta la edad de un hombre que puede cargar sobre sus espaldas una cruz, toda la Cuaresma, llamando a la humanidad a sentirse solidaria con él para ser redimida; muere en una cruz y resucita. Y la Pascua, que llenó cincuenta días de nuestro calendario litúrgico, es el sol que ilumina toda la liturgia de la Iglesia.

Los domingos venimos a Misa en una pequeña pascua. Cada domingo es pascua. Cada domingo es el encuentro con el viviente eterno. El dijo que convenía que se fuera, porque su presencia física en el mundo ya era un pequeño estorbo, en cambio, sentado a la diestra del Padre-expresión bíblica para decir participando del poder y de la gloria de Dios- envía desde el cielo su espíritu. Celebramos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Es el espíritu de la redención, es el espíritu del arrepentimiento de los pecados; es el espíritu heroico de mártires y de cristianos, de religiosos, sacerdotes; de todo ese pueblo que se llama el pueblo de Dios. Alimentando con el espíritu de Dios. Es presencia de Cristo vivo, viviente, resucitado, anunciando esperanzas a la humanidad. Fueron los largos domingos que culminan con este último.

Ese misterio con Cristo pues, que lo empapa todo en el año, hoy como que se resume y se resalta en una figura que bien se llama así: Cristo Rey.

Es hermoso como ese Cristo, Rey inmortal de los siglos, vive en la historia concreta de cada pueblo. Yo me alegro de encontrar el pensamiento de ese Cristo encarnándose en nuestros días en la homilía del Papa, cuando tomó posesión de Letrán y se presentó a Roma como el Obispo de Roma. Recordó él, la larga historia de Roma que se remonta hasta los orígenes del cristianismo; recordó el origen de esa Basílica de San Juan de Letrán dedicada el precursor San Juan, para decir toda esa historia, todo eso antiguo, todo eso bíblico; no es un museo, sino que es viviente. Y el nuevo Obispo de Roma viene a enmarcarse a esa tradición larguísima, pero para ser el hombre de hoy. Y así les dijo: “En el marco de este maravilloso encuentro de lo antiguo con lo nuevo, hoy como nuevo Obispo de Roma, deseo dar comienzo a mi ministerio para que con el pueblo de Dios, de esta ciudad y de esta Diócesis, que por la misión de Pedro ha llegado a ser la primera en la gran familia de la Iglesia, es la familia de las Diócesis hermanas”.

Y mencionando hechos concretos que le tocan vivirlos a él, hombre de 1978; aunque encadenado a una historia de siglos que lo remonta hasta San Juan Bautista, decía él: “Con cuánto agradecimiento he seguido estos últimos días los muchos episodios, la televisión me los ha hecho cercanos -Juan Bautista, Pedro de Galilea no conocieron la televisión, el nuevo Papa sí es hombre de televisión, pero el espíritu de Pedro y de Juan y de los antiguos está aquí en el hombre que hoy mira televisión y que en esa televisión ve los acontecimientos históricos de la semana, del día. -En esos acontecimientos he visto como a consecuencia de falta de personal en los hospitales, muchos se ofrecieron voluntarios, adultos y jóvenes en especial, para servir con generosidad a los enfermos. Hechos de la semana que él está viviendo, y tiene su valor la búsqueda de la justicia en la vida profesional, tanto más tanto más atento debe estar al amor social; por tanto, deseo para esta nueva Diócesis mía, para Roma, este amor que Cristo ha querido para sus discípulos. El amor construye. Sólo el amor construye”.

Digo que para mí es una satisfacción ver esa sintonía de lo que he querido ser en mi pequeñez, también, para la querida Arquidiócesis. Yo también me siento ligado a mis antecesores, Monseñor Chávez, a Mons. Belloso, a Mons. Pérez y Aguilar, y no necesito que me vengan a comparar quien será mejor que yo. Lo que necesito es quien me ayude a vivir este momento presente. La Iglesia no es recuerdos, no es espejo retrovisor nada más. La Iglesia va caminando hacia adelante y necesita también perspectivas nuevas.

Demos gracias que toda una tradición nos ha traído a este momento en que hay fe en el pueblo. ¡Bendito, sean nuestros antecesores!, pero sepamos ser hombres del momento y sepamos reflexionar en lo de la semana, en lo del momento. Es que a muchos les interesa que no se ponga el dedo en la llaga, que no se mire lo presente; y así quisieran vivir de museos, de recuerdos, de comparaciones con obispos antiguos. El Papa habla pues, de su momento y yo quiero hablar cada semana el momento que nos toca vivir.

Por eso, queridos hermanos, en esta última semana del Año Litúrgico -yo no puedo apartarme de la realidad actual esta fiesta de Cristo Rey evoca un hermoso recuerdo sacerdotal: ¿Cuántos sacerdotes se ordenaron en las fiestas de Cristo Rey del último domingo de octubre que hoy se pasa esta fecha. Nada menos ayer platicaba con un joven salesiano que me decía: Somos tres ordenados en Cristo Rey: Héctor Joaquín Mejía, German Escamilla, Napoleón Mejía. Podemos mencionar aquí, cuántos recuerdos del Cristo Rey que ha vivido en nuestro pueblo en comunidades, en organizaciones de hombres que lo aman al Señor.

En esta semana también, yo quiero recordar dándole gracias a Dios, la vida religiosa. Hablaba de los salesianos y es por que precisamente esta semana han estado muy numerosos venidos de toda Centro América en Ayagualo. Los saludo y les agradezco todo el bien que hacen a nuestro pueblo. Que el espíritu de Don Bosco siga haciendo tanto bien entre nuestra juventud y entre nuestras familias.

También tuve el gusto de saludar a la Madre Superiora General de las Pasionistas, que dirigen aquí los colegios de la Divina Providencia, el Santa Gema de Santiago de María y nos ayudan en la pastoral directa, allí en el pueblo de San José Villanueva, donde hoy debían estar celebrando su fiesta patronal, pero por haber sido víctimas de un robo sacrílego, se ha suspendido. Y con un sentido de pastoral, las Hermanas y el Párroco han organizado más bien actos de desagravio y de protesta, porque este latrocinio parece que es algo más que un simple latricinio.

También me alegro con ustedes los laicos. El domingo pasado tuvimos una convivencia de representación de laicos. Y yo les decía que lo más grandioso de la Iglesia son ustedes: Los que no son sacerdotes ni religiosas, sino que en la entraña del mundo, en el matrimonio, en la profesión, en el negocio, en el mercado, en el jornal de cada día, ustedes son los que están llevando el mundo y de ustedes depende el santificarlo según Dios. Gracias al Señor que este espíritu de santidad laical va despertando cada día más en la conciencia de nuestros Seglares.

También en el mundo seglar, saludamos a la Ultrella Nacional de Cursillos de Cristiandad que se está celebrando en Guatemala. Una gran representación de nuestra Arquidiócesis llevo mi mensaje para decirle a Cursillos de Cristiandad que no queremos de ellos metodologías o religiosidades alineantes, desencarnadas, sino que queremos que ese el método maravilloso de promover el cristianismo en el hombre de hoy, que se llama Cursillo de cristiandad, haga de verdad los hombres nuevos que necesita el continente latinoamericano para transformar nuestra Sociedad, de pagana en cristiana. Deseamos que sea un éxito esa Ultrella donde se reunirán cursillistas no sólo de Guatemala, sino también de otros países centroamericanos.

Y también en este sentido les anuncio ya desde ahora, que el domingo 17 de diciembre, los laicos van a promover una convivencia de Comunidades Eclesiales de Base y Movimientos Laicales. Hay muchos en nuestra Diócesis. Y yo les invito a todos aquellos que no pertenecen a movimientos o a una Comunidad de Base, que traten de conocerla y de vivirla, porque el cristianismo se vive así, en comunidad, una amistad que se llama comunidad cristiana.

Visitando las comunidades esta, semana también, llevé el saludo filial de la Arquidiócesis a la Reina de la Paz, el lunes 20. Quise hacer una Misa muy íntima y privada a los pies de la Virgen, me acompaño Mons. Rivera; y las dos diócesis allá representadas por sus obispos, creemos que le hemos rendido un homenaje filial, verdaderamente sincero a la Virgen patrona de El Salvador.

El Domingo pasado estuve en Chiltiupán. Quiero felicitar a las hermanas Dominicanas y al Padre Benjamín Rodríguez, porque aquél lugar tan pintoresco (que yo creo que muchos de ustedes no conocen, un verdadero mirador a los horizontes del mar), más que todo vale por el espíritu religioso y comunitario que la Pastoral está sembrando allá.

He participado también en los proyectos, en los estudios pastorales de la Vicaría de Soyapango.

Y ayer, una alegría muy íntima en el Cantón María Auxiliadora de la Parroquia de Tenancingo, para confirma jóvenes. Yo quiero destacar el sentido de los niños. Una niña me dice en su discurso al llegar: “Permítanos que los niños y los jóvenes lo saludemos como a un buen amigo”. Les dije: No me han dicho una palabra más bella, quiero ser el amigo de ustedes y me duele que en estas regiones haya quienes envenenen el alma sembrando y desfigurado la figura del Obispo”. Me dijeron: “Escúchanos sus homilías y hemos ofrecido varias flores espirituales, preparando su visita, como actos de obediencia y trabajo”. Las catequistas me informaron de su trabajo y las animo a que sigan adelante.

También otro gusto de esos que llegan muy hondo en el corazón, la carta de los niños del Cantón El Rosario, Dulce Nombre de María, para decirme que ya está libre su maestro que se habían llevado preso. Y en su carta dice: “Bendito sea Dios que ya salió nuestro maestro y nos pudimos examinar los finales. Pedimos a las Madres Religiosas que nos ayudaran a darle gracias a Dios”.

En la Parroquia San Marcos, esta tarde a las 5:00, tendremos una hermosa ceremonia de confirmación de jóvenes.

También quiero referirme, no sólo a cosas agradables, sino desagradables, el incidente que todos conocen en la Iglesia del Rosario con los músicos de la Sinfónica. Yo creo que todo fue una falta de comunicación. El responsable de organizar estas cosas debe de estar más enterado en el momento en que se va a celebrar, para no pasar desapercibido o confundido algo que puede traer alguna trascendencia. De todos modos, de parte de la Iglesia, por esta falta de comunicación yo les quiero pedir perdón a los queridos amigos filarmónicos.

También cosas tristes, lo que ya dije de San José Villanueva, robo sacrílego, se ha perpetrado también en Talnique, en Tamanique y el Párroco de Panchimalco también me dice que por no preocuparme más no me lo había dicho, pero que ha habido también allá un robo. También de Tenancingo tengo noticias de que ha habido atropellos de la propiedad de la Iglesia.

Pero lo más grave, hermanos quiero que se fijen. En San Martín no solamente robaron los vasos sagrados, sino que se robaron el Santísimo, no encontramos las hostias consagradas. Esto duele, porque el que tiene fe sabe que en la hostia consagrada está presente el Señor. Ojalá que esta voz llegue a quienes perpetraron un sacrilegio más horrendo, y se trata de la presencia eucaristía del Señor. Que lo respeten, que lo devuelvan a la adoración de su pueblo. Y para que todos participemos en un desagravio a la presencia del Señor, se ha organizado para el próximo sábado, 2 de diciembre a las 7:00 de la noche, un acto eucarístico en la Iglesia de San Martín. Allá estaremos y ojalá que el mayor número de fieles que amen al Santísimo Sacramento se encuentren allá. Ojalá para entonces podamos dar noticias de que han aparecido las hostias.

La promoción cristiana entre nosotros va a tener esta semana manifestaciones muy bonitas como es la de Fe y Alegría, el próximo sábado; y la corte y confección en Mercedes Umaña donde han tenido la bondad de invitarme.

Quiero agradecer también los comentarios que se están haciendo a la Carta Pastoral, por parte de la Revista Justicia y Paz que, en este número, comenta la violencia. Está a la venta y lo pueden tener como un comentario que trata de hacer muy sencilla la doctrina.

También trata de popularizar, de divulgar esta doctrina, una serie de cuadernos de la colección popular El Guanaquito, de UCA, que en seis números va a presentar mi Carta Pastoral al alcance sencillo del pueblo campesino. Les agradezco, ha sido un esfuerzo muy bello de que una doctrina que interesa a los campesinos, se trate de asimilárselas lo más posible. Pueden conseguir también estos cuadernos en la UCA.

Quiero pedir una oración también, en esta comunidad de hoy, por el eterno descanso de doña Aminta de Osegueda, esposa de un gran amigo y periodista, director del Diario de Oriente de San Miguel, ya fallecido también.

También prometí a la mamá de Marisela Guadalupe González Flores, que iba a cumplir 15 años y se ahogó en las playas de San Diego, una oración pues, para que sus 15 años que ha celebrado en la eternidad, sean también consuelo para la familia que la llora.

Quiero mencionar también hermanos, en este marco de la comunión de nuestra Iglesia, un sincero agradecimiento al Reino Unido de Inglaterra, que ha tenido ese gesto para mí verdaderamente sorpresivo, de postular mi pobre nombre para el Premio Nobel de la Paz. Han llegado muchas felicitaciones y quiero hacer pues, a todas estas personas, una manifestación sincera de gratitud. Entre las felicitaciones, quiero decirles un pensamiento de la del Colegio de Profesionales de las Ciencias Jurídicas, que dicen entre otras cosas, que esta postulación es un aval de parte de las autoridades y gremios auténticamente representativos del pueblo inglés y que ella sola, ya es una respuesta de la opinión pública internacional a los detractores de la línea del Arzobispado. Así lo veo hermanos, como un apoyo que yo agradezco profundamente y quiero aclarar para algunas personas que lo confunden, no se trata del Premio Nobel, simplemente es una postulación, una candidatura. Yo sé que eso es muy difícil, llegar a tener el Premio Nobel; y quiero que sepan que yo soy el primero en comprender que hay otras personas que lo merecen mucho más que yo y que estaré muy alegre si al llegar la adjudicación del premio, no se tiene en cuenta esta postulación de Inglaterra, sino que se dará según justicia al que honor merece y me rendiré con cariño, como candidato del Premio Nobel, al que tenga el honor de merecerlo… (aplausos).

¡Qué más quiero que ese aplauso de ustedes!, ni tampoco es porque el aplauso sea una profanación del templo, sino porque es una expresión libre y espontánea de un pueblo que siente lo que no puede decir con los labios, lo dice en esa forma simpática. Yo pues, quiero agradecer porque todo ésto significa que la línea pastoral y evangélica a la que trato de ser fiel, no es una locura ni es una subversión sino que simplemente es la humilde fidelidad al mandato del Señor que ahora vamos a reflexionar.

También como solidaridad del extranjero, quiero anunciarles muchas cartas y cablegramas y diversas formas que llegan de Amnistía Internacional, refiriéndose a nuestra situación y apoyándonos en todo ésto. En estos días se han recibido 92 aerogramas, 38 cartas, en todas ellas tratan contra ORDEN y contra su hacer que atropella al campesinado. Son cartas en favor de los Derechos Humanos, especialmente entre los pueblos de San Pedro Perulapán y Cinquera, en favor de la libertad de los presos políticos; también sintiendo el dolor de nuestro pueblo por su desnutrición infantil. Solidarios también, con las luchas reivindicativas de las organizaciones de nuestro pueblo; denuncian capturas concretas completas, hasta de un sacerdote viene, que trabaja en medio de médi
os, abogados y miembros de la Acción Cristiana que se pronuncian contra la tortura. Todas estas cartas que están en nuestro archivo, son verdadero respaldo pues, de que la línea de la Iglesia por los Derechos Humanos es legítima, es sensible en el mundo entero.

Quiero alegrarme también con la solidaridad que manifestó la Primera Asamblea de las Iglesias de América Latina -Iglesias Protestantes reunidas en Oaxtepec, México- que en una carta muy bonita dirigida al CELAM, se solidarizan con esta línea liberadora del evangelio. Dicen: “Nuestro continente – son palabras del mensaje – necesita desesperadamente del mensaje liberador del evangelio. La defensa de la vida, el ministerio a los quebrantados, la lucha por la justicia, la afirmación de la dignidad del hombre, la proclamación encarnada y la esperanza del reino son dimensiones esenciales de las buenas nuevas que estamos llamados a proclamar”. Yo me alegro porque el protestantismo que aquí entre nosotros también, tiene una rama que simpatiza mucho con nuestra Iglesia, debe de comprender de no dejarse engañar e instrumentalizar el evangelio al servicio de la política, sino al servicio de lo que el Señor quiere, como lo acaban de decir los protestantes de Oaxtepec.

Se recibió también – con profunda alegría lo digo – una carta de una religiosa contemplativa que ofrece todo su sacrificio, toda su santidad, por nuestra Arquidiócesis.

Y en esta línea de revisión de nuestra semana, desde el punto de vista religioso, todos hemos estado consternados por ese suicidio en masa, que ya cuenta más de 800 muertos para decir, hermanos, un alerta contra la ignorancia religiosa. Estudiemos nuestra religión. Hoy hay una especie de euforia de sectas, allá andan los gnósticos, por allá andan también aquéllos -ni sé como se llaman, pero con unos vestidos muy raros, un corte de pelo también bien estrambótico- todas estas cosas, ¿adonde nos llevan? Miren que la libertad de creer es un derecho humano. La libertad de creer, y el Concilio Vaticano II tiene un documento sobre la libertad de creer; pero dijo el Observatore Romano, periódico oficioso de la Santa Sede, la libertad de creer no exime al hombre de la obligación de buscar la verdad y de aceptar humildemente la fe. La fe cristiana que Dios nos ha revelado cuando se llega a descubrir, el hombre libremente la acepta. Ninguno de los que hoy llenan la Catedral está aquí a la fuerza, esta es la verdadera libertad, libertad de creer, libertad para ir a profesar la verdad que se encontró, la verdad de nuestra fe. Una libertad que lleva a aberraciones tan espantosas como ese suicido en masa, ¿cómo va a ser la verdad?

Es así hermanos, como vamos ahora a analizar este Año Litúrgico que termina en la última página también, del evangelio de San Mateo. No es la última página del evangelio, sino el último discurso de Cristo, el discurso escatalógico. Como que San Mateo, organizando su evangelio, nos ofrece hoy el resumen más bello, lo más esencial del mensaje que Cristo quiere dejar a los hombres. La escena del juicio universal no debemos de confundirla como que si así va a ser al pie de la letra. Se trata de una reflexión eclesial para presentar en una forma que gane nuestra fantasía, el mensaje de lo esencial del cristianismo.

Por eso, en esta fiesta de Cristo Rey, a la luz de las lecturas, yo podría presentar la homilía con este tema: Su reino no tendrá fin, como decimos en el credo. Y hoy meditemos en esa palabra: Su reino no tendrá fin, que yo les desgloso en estos tres pensamientos sacados de las tres lecturas:

¿Por qué no tendrá fin el Reino de Cristo?

1o) Porque Dios es su fundamento. De Dios arranca y hacia Dios va y se realiza en la voluntad de Dios.

2o) ¿Por qué no tiene fin el Reino de Cristo?, porque su ley es el amor. Y nos acaba de decir el Papa: Sólo el amor construye. Todo reino que se funde en represión, en violencias, en odios, no puede persistir. Su reino es del amor y por eso será un reino eterno.

3o) ¿Por qué el Reino de Cristo ese reino sin fin?, porque su rey es Jesucristo, el eterno viviente.

Digamos aunque sea, unos cuantos pensamientos que ahora se me agolpan en la mente, porque lo más bello de este momento de reflexión, es esto, meternos de lleno en la palabra de Dios, implicado sí en nuestra historia sin olvidar que tenemos los pies en la tierra y que vamos caminando aquí en El Salvador con estas historias concretas, pero nos metemos de lleno a este Reino de Dios, aquí salvadoreños de nuestro tiempo para que nos ilumine…

Dije en primer lugar, que es un reino que tiene en Dios su fundamento, su origen. En el evangelio de hoy cuando Cristo llama a los bienaventurados, les dice esta palabra: “Venid Benditos a poseer el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. No es un reino improvisado. Miren como la historia comienza por una voluntad de Dios. La historia, si es cierto que los hombres tenemos mucha participación en ella, Dios es el Señor de la historia. La historia arrancó de la voluntad de Dios. La creación fue el primer gesto de Dios, no existía nada, y cuando comenzó a existir, ya tuvo en su mente un reino suyo. Los príncipes de esta creación, los hombres, van a llegar a desembocar en el Reino de la salvación, en el reino de la gloria; por eso es eterno el Reino de Cristo, porque no ha sido inventado por los hombres sino en la mente de Dios tuvo su origen. Y cuando la segunda lectura de hoy nos dice que Cristo, como un rey que ha conquistado todo bajo su manto, le va a decir al Padre eterno la bella palabra, la satisfacción suprema del hombre que a cumplido el deber como lo dijo en la cruz “consumatum est”, -todo se ha cumplido-, al fin de los tiempos, me imagino a Cristo, rey universal de las cosas conquistadas por la redención: Misión cumplida.

Y dice San Pablo: “Entregará su reino al Padre para que Dios sea en todo en todos”. ¿No les parece hermanos que será una gloria muy hermosa, yo creatura de este reino de la creación ser un átomo siquiera en aquel reino que Cristo entregará al Padre y que no perecerá nunca? ¿Quién está solo en la historia?. ¿quién es un átomo que se pierde en la distancia? Todo está previsto, hasta el niño más chiquito, hasta el campesino cortador de café que no encuentra el aprecio de sus hermanos, hasta el más chiquito encontrará su puesto en este reino que el Cristo entregará al Padre y será todo en todos, sin excepción. ¿Quién será grande en ese reino de los cielos? El que se haya llenado más de Cristo.

Si Dios es el origen de este reino y por eso no tendrá fin, Dios es la meta. Dios es la meta. Cuando el Cristo entregue este reino al Padre, comprendemos entonces, ya desde ahora, que sólo Dios es lo absoluto y que todo lo demás es relativo. No se olviden de esta palabra, sólo Dios es el absoluto, sólo Dios abarca la historia desde el principio hasta el fin; y antes del principio ya vivía y después del fin seguirá viviendo. La historia no es más que un pequeño episodio como que Dios está jugando. Cuando termine la historia y Cristo le entregue la historia al Padre, seguirá viviendo este reino como un adorno, como un vestido, como un palacio, como un templo de Dios eternamente. Somos piedras vivas -decía San Pedro- edificando ese reino eterno de Dios.

En la primera lectura de hoy, aparece como Dios es celoso de esa propiedad de su reino. Yo mismo, al mirar la triste figura de los malos pastores que no saben interpretar la voluntad de Dios para conducirle a su pueblo; pastores que se apacientan así mismo y no a su rebaño; gobernantes y pastores del reino civil y del reino eclesiástico que hacen consistir el reino en una egolatría. No es eso lo que Dios quiere. Y entonces, ese pueblo castigado por la mala conducción de los pastores. “volverá” del destierro, -dice Dios- y yo mismo voy a recoger las ovejas que se dispersaron en la tormenta, las voy a cuidar y las voy a entregar a mi hijo el Mesías.

Si lo que está pasando hoy en la Iglesia, hermanos, es que el Padre eterno nos ha escogido y nos ha entregado a su Hijo para trabajar su reino. Acuérdense en la última oración de Cristo el Jueves Santo: “Padre, te doy gracias por este grupo de discípulos; son tuyos pero Tú me lo has dado, y te los devuelvo y no se me ha perdido ninguno más que el hijo de la perdición. Se puede perder también el hijo de la perdición, el Judas, el que no supo recibir este reino de Dios. Hermanos yo no quisiera que hubiera un solo Judas en la Iglesia y que todos nos salváramos con Cristo.

SU LEY ES EL AMOR

Es el reino pues, que tiene a Dios por fundamento. Y segundo lugar, un reino que tiene el amor como ley. No lo olvidemos y precisamente todo el mensaje de la lectura del evangelio, de hoy es esto. San Juan de la Cruz tiene un verso preciosísimo, cuando dice: “Y en la tarde de tu vida, te examinarán sobre el amor”. Sobre ésto nos examinarán. No me examinarán a ver si ganaste mucho dinero, a ver si ganaste muchos aplausos, si fuistes grande según el mundo, si te aplaudieron. Nada de ésto. Todo eso pasa. Te examinarán sobre el amor.

La esencia del mensaje de Cristo está en la página del juicio final, como nos lo presenta hoy en San Mateo: “Tuve hambre y me distéis de comer, Tuve sed y me distéis de beber”. No es que San Mateo renuncia a la fe, la fe es el primer impulso del hombre para acercarse a Cristo; pero una fe que no cuaja en el amor práctico, de obras, es una fe muerta. Y cuántos hay que dicen: Si yo ya lo conozco a Cristo, yo trato de rezarle. Sí, le rezas como el sacerdote del evangelio que dejó herido al pobre samaritano, al Pobre juicio porque tenías prisa de ir a rezar. La fe no basta.

Muchos se han querido envalentonar cuando el Papa, en esta semana, ha dicho a los religiosos que no se radicalicen en política. Ya ven que el Papa dice que no se metan en política. Fíjense bien, ya les he dicho sean críticos en oír. El Papa lo que condena es la radicalización. Si un sacerdote o un religioso solamente se hace horizontalista, solamente luchas por las cosas de las redenciones temporales, sí ha traicionado su vocación. Lo que el Papa ha dicho, es lo que yo humildemente digo también en mi carta Pastoral, cuando les digo a los sacerdotes que la mejor misión que la liberación de los hombres espera de ellos, es motivarlos con esta alta liberación de Cristo. Pero el Papa no excluye, si acabamos de oír su homilía en San Juan de Letrán donde él dice qué como Obispo nuevo de Roma se solidariza con estas reivindicaciones del pueblo que él tiene que apacentar. El ha dicho que la lucha por los derechos humanos es una tarea actual de la Iglesia; pero radicalizarse en política sería, según la página del evangelio de hoy, dedicarse sólo a dar de comer a los que tienen hambre, dedicarse de dar agua al que tiene sed, dedicarse sólo al hombre. Pero, lean todo el pasaje de hoy, cuando los que se van a salvar, admirados de que nunca han visto a Cristo y él dice: “Tuve hambre y me disteis de comer”, le pregunten, ¿cuándo, Señor? El va a decir esta palabra, y ésto es lo interesante: “Siempre que lo hicistéis con uno de mis hermanos chiquitos, conmigo lo hicistéis”.

Lo horizontal se hace vertical, cuando nuestra caridad la motiva el verdadero amor a Dios. Por eso, cuando despreciamos al pobre; al cortador de café o de caña o de algodón; al campesino que hoy va en caravanas buscando el sustento de todo el año. Pensemos, hermanos, no lo olvidemos, es el rostro de Cristo. Rostro de Cristo entre costales y canastos de cortador; rostro de cristo entre torturas y maltratos de las cárceles; rostro de Cristo muriéndose de hambre en lo niños que no tienen que comer; rostro de Cristo, el necesitado que pide una voz a la Iglesia, ¿cómo se la va a negar la Iglesia, si es Cristo que le está diciendo habla por mí? Yo no quiero estar aquella hora del juicio final, a la izquierda “apártate maldito al fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve necesidad y no me atendisteis”. Te precisó más la pureza de tu ortodoxia; te precisó más el tiempo tranquilo de tu oración; te precisó más tu congregación, tu colegio para no contaminarte con los miserables; te preocupó más tu prestigio social y económico y político, y por eso despreciaste al que era yo pidiéndote socorro. Este es el criterio con el que Cristo nos va juzgar. Su reino es el amor, un amor que construye.

Que sorpresas nos llevaremos en aquella hora. Como trastorna esta página del evangelio lo que nosotros creemos necesario. Yo oí esta semana un comentario del discurso del Papa: Ya ven que el Papa ya está poniendo las cosas en su puesto, les ha dicho a los religiosos que usen su hábito. Si eso es bien secundario, lo que el Papa les ha dicho sí, que sean orgullosos de su hábito; pero el hábito no hace al monje, lo que hace al monje es el amor, es el amor a Cristo que se traduce en beneficiencia y en amor al prójimo. Por más acicalado que vaya un sacerdote o una religiosa, si es el sacerdote que abandona al herido en el camino, no es buen sacerdote aunque se vista bien.

Yo tampoco estoy defendiendo la secularización de algunos, sino que estoy diciendo lo esencial del evangelio, ¡no lo accidental!. Y digo que en aquella hora nos vamos a llevar sorpresas, cuando veamos que lo que yo creía que era necesario Cristo ni le hará caso y lo que yo no creía necesario, será lo que Cristo está examinando. ¿Cómo trataste al hambriento, al sediento, al que me representaba? Y en estos países, Cristo está tan profusamente presente, queridos hermanos, que sería una lástima haber vivido como saturado de la presencia de Cristo (porque estamos saturados de pobres) y no haberlo conocido. Haber vivido tantos años, tal vez en las comodidades, en las riquezas, en el bienestar político y no nos preocupamos de aquel Cristo que estaba a nuestras puertas o que lo encontrábamos en las calles. Yo le pido perdón a Dios en esta mañana por no haber sido siempre el cristiano que Dios va a examinar a la hora de la muerte. Y quiero reparar mi falta para decirle a todos ustedes, mis hermanos, con quienes comparto la responsabilidad de ser Iglesia, Reino de Dios, que de veras hagamos del Reino de Dios que somos, como ley, el amor.

SU REY ES JESUCRISTO, EL ETERNO VIVIENTE

Y finalmente, el Reino de Cristo será eterno porque el Rey es Cristo. La segunda lectura es preciosa en este sentido. Pero fijémonos en el evangelio. Es original San Mateo, cuando dice, llamando a Cristo: Un nombre que no se lo dio Cristo y que lo rehuyó el mismo. Cuando lo quisieron hacer rey, huyó. Pero San Mateo, ya con los primeros cristianos, sí lo consideran un rey, no en el sentido temporal en que lo querían los judíos, sino el rey verdadero. Entonces dirá el Rey, convocando a todas las naciones de la tierra, cuando venga en su gloria y se sentará en el trono: Dirá el Rey, -con esta imagen se describe lo que les decía los domingos pasados-, tres palabras que han hecho clásica la espera de los cristianos: Parusía, palabra griega que en la antigüedad usaban para designar cuando un gobernante iba a llegar a un pueblo, era la parusía. O la palabra epifanía, que significa la manifestación, cuando se va a presentar un rey, cuando va a ser coronado un Papa, su epifanía. O la palabra apocalipsis, también significa revelación, manifestación. Estas tres palabras son las que tenía en mente San Mateo al describirnos: “Cuando venga el Rey entre sus ángeles y se siente en el trono para convocar a todas las naciones. Esa sí que será la gran parusía, la epifanía, el apocalipsis de Cristo”.

Tiene, según la segunda lectura o todavía en el evangelio, los tres poderes de un rey, no es un rey de burla, no es el rey que ante Poncio Pilato es objeto del ludribio de los soldados que lo coronan de espinas y se ríen de él. Será distinto aquel rey; es el mismo, pero no vendrá para sufrir sino para juzgar.

Y en el evangelio de hoy aparece con los tres grandes poderes de toda autoridad: Poder Legislativo, poder Judicial y poder Coactivo. Legislativo, el poder de dar leyes. Judicial, el poder de aplicar esas leyes, de hacer un juicio a los hom

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