Pág. 6 La voz de los Obispos
- La Prensa Gráfica
- Tuesday October 27th, 1970
CRUZADA NACIONAL DE ORACIÓN EN FAMILIA
Por Monseñor Oscar A. Romero
Secretario General de la Conferencia Episcopal de El Salvador.
“Dios quiere salvar al mundo por la familia y por la oración”, recuerda el Episcopado salvadoreño, en su “exhortación colectiva” a propósito de la próxima “Cruzada Nacional de Oración en Familia”.
Y efectivamente, el desajuste del mundo se debe al aflojamiento de esos dos formidables resortes sociales: la familia y la oración. Y solo el retorno a esos dos valores es el camino que Dios ofrece a la patria para liberarla de tantas miserias y erguirla a la altura de su verdadera vocación.
Y es que Dios mira con especial providencia a las familias que se ponen al habla con el por medio de la oración, y hasta se dignó encabezar una gran familia, la de todos los hombres como hermanos y El como Padre, enseñándonos e instándonos a decir con todo derecho: Padre nuestro que estás en el cielo…Y es a esta perspectivas de la fe a donde la “Cruzada Nacional de Oración en Familia” desea elevar a todas las familias salvadoreñas, para que de allí, de la paternidad universal de Dios y de la universal fraternidad de los hombres en Cristo, deduzcan las fecundas consecuencias de la justicia social, de la caridad cristiana, de la dignificación humana, del bienestar nacional” (citada exhortación).
Quien analice bien esta teología sublime de la oración y sus luminosas y eficaces proyecciones sobre la familia y la sociedad, estará muy por encima del concepto marxista de la religión y de cualquier visión miope de una sociología mal digerida; y, en cambio, acogerá esta iniciativa del Episcopado salvadoreño, confiada a un experto de la talla del padre Peyton, con la sabia sencillez y la noble gratitud y disciplina con que ya lo están haciendo los inteligentes pastores de nuestras parroquias y el noble laicado de nuestra patria.
La “Cruzada” tal como se va a desarrollar, no es otra cosa que un mensaje bíblico, ofrecido a nuestra querida patria en una forma extraordinaria. Y ya sabemos que la Palabra de Dios siempre es un mensaje de auténtica liberación. Pero solamente es liberadora la palabra divina cuando encuentra un acogida y una respuesta de parte del hombre. Y la respuesta del hombre a Dios es la oración.