1977

Acción de gracias y súplica de perdón Celebración de fin de año

31 de diciembre de 1977

RELACIONES ENTRE DIOS Y SU PUEBLO

Queridos hermanos, queridos radioyentes:

La comunidad que está rodeando el altar de la Catedral, lo mismo que todos los que con un sentido cristiano se unen a nuestra reflexión allá a través de la radio, sintámonos herederos de aquel pueblo de Dios, el Israel que Dios escogió para depositar en él sus promesas, sus bendiciones cuando vino el Prometido. Cuando las promesas llegaron a la plenitud de su cumplimiento en Cristo, nació este nuevo Israel, el pueblo cristiano, somos nosotros. Y lo que hemos escuchado en la primera lectura se refiere no sólo a las relaciones entre aquel Israel del Antiguo Testamento y su Dios, sino entre este pueblo, moderno Israel, el cristianismo de 1977, que ya va a comenzar a ser el pueblo de Dios de 1978.

Las relaciones con ese mismo Dios de Israel marcan nuestro más grande orgullo, nuestra más profunda satisfacción, la razón firme de nuestra esperanza, la alegría de nuestro corazón. Así podemos comprender lo grandioso de esta noche en que muchos, olvidándose de esta relación con el Creador, Señor del tiempo y de la eternidad, se entregan a las alegrías de este mundo. Casi como un sarcasmo, precisamente, cuando se están dando cuenta en esta noche de que el tiempo pasa, ellos como que quisieran aferrarse, instalarse en este mundo. La reflexión cristiana se vuelve al único eterno. Sólo Dios no pasa. El tiempo pasa con todas sus cosas, como un río que se va llevando todas las arenas movedizas.

BENDICION DE DIOS A SU PUEBLO

Este año se está terminando pero cuando el tiempo pasa, nosotros nos volvemos a Dios, el cual mandó bendecir así al pueblo que creía en él: . ¡Qué promesa más bella para terminar el año! Invocar el nombre del Señor es una expresión clásica de la Biblia. Quiere decir no solamente invocarlo con los labios, quiere decir tomar conciencia de que somos el pueblo de Dios. Quiere decir que en la historia del hombre está comprometida la Iglesia de Dios. Quiere decir invocar el nombre del Señor sobre su pueblo, que este pueblo tiene un compromiso con ese Dios y que en su marcha por la historia ese pueblo tiene que dar gloria a Dios no sólo con la expresión de sus buenos sentimientos, sino realizando una sociedad que de verdad sea la sociedad de los hijos de Dios. Donde la paz no solamente sea el equilibro del temor, donde la paz no sea el silencio de los cementerios, donde la paz sea la alegría dinámica de un Dios de paz que precisamente por ser un Dios de la paz construye, se desparrama -diríamos- en bondades, realiza la pluriforme maravilla de la creación. Y sus hijos tenemos que hacer lo mismo: una paz que se construye en la justicia, en el amor y en la bondad.

Desde esta perspectiva, queridos hermanos, miremos el año que termina. Luego miremos hacia el año que va a comenzar dentro de pocas horas. El año que termina si lo vemos desde el corazón de este pueblo de Dios que es la Iglesia fundada por Cristo, el heredero de todo el Viejo Testamento para transmitirlo a su pueblo cristiano, es un año que nos invita a una profunda acción de gracias y también a una súplica de perdón.

1º UNA ACCION DE GRACIAS

Porque la Iglesia, el pueblo de Dios en esta comunidad de la Arquidiócesis de 1977, marca lo que hemos llamado una hora de Pascua y de Cruz. Cruz en el dolor de la persecución, cruz en el asesinato de los sacerdotes que murieron este año. No debían haber muerto, estarían todavía trabajando con nosotros pero ya los enumeramos de entre los difuntos, no por voluntad de Dios, sino por el crimen de los hombres. Cruz de persecución que la sentimos en los muchos puestos vacíos de sacerdotes en que nos deja este año, en el temor de las comunidades en donde se reflexiona la Palabra de Dios y, como en los primeros tiempos del cristianismo, se sospecha de que el cristianismo atenta contra la paz de los hombres. , dice Cristo. Y bendiciendo ese tiempo lamentaba que los hombres pensaban hacer un servicio a Dios mientras mataban a los cristianos.
Es una hora de cruz porque también para la Iglesia es sufrimiento de su corazón los múltiples atropellos a la vida, a la libertad, a la dignidad humana. La Iglesia, encargada de la gloria de la tierra, siente que en cada hombre hay una imagen de su Creador y que todo aquel que la atropella ofende a Dios. Y tiene que clamar . Ella siente que han sido también escupidas en su cara, latigadas en sus espaldas, cruz en su pasión, todo lo que han sufrido los hombres aunque no tengan fe, pero han sufrido como imágenes de Dios. No hay dicotamía entre la imagen de Dios y el hombre. El que tortura a un hombre, el que ha ofendido a un hombre, atropellado a un hombre, ha ofendido la imagen de Dios y la Iglesia siente que es suya esa cruz, ese martirio.

Pero al mismo tiempo, hermanos, esta hora de cruz de la Iglesia ha sido como la cruz del calvario plantada en el dolor, junto a María nuestra madre, un Dios hombre que agoniza, pero es el granito de trigo que muere para dar cosecha. Démosle gracias a Dios que junto a esta cruz de 1977 ha florecido un trigal de esperanzas, de renovaciones de conversiones de vocaciones, de fe. ¡Cuántos se han acercado a la Iglesia para decir que habían perdido ya la fe y gracias a esta cruz de 1977 han vuelto! es cierto que también muchos se han alejado. Se alejaron los que tenían que alejarse, hojas amarillas del árbol que no soporta el vendaval. Tenían que arrancarse, esperando, tal vez, tiempos mejores para volver a ser lo que ansiamos, convertidos de su cobardía, de sus debilidades, de sus traiciones.

2º UNA SUPLICA DE PERDON

Porque también ésto, hermanos, mientras lamentábamos y gritábamos contra, la persecución, mientras rechazábamos, repudiábamos la violencia que arranco tanta sangre en 1977, nuestro grito jamás fue el grito de la venganza, la calumnia encuentra aquí una evidencia de su mentira. Como Cristo puedo decir: . Yo reto a todos los que me oyeron a que me convenzan en este sentido de que la Iglesia sembró la violencia o el desorden. Tengo la conciencia tranquila de una Iglesia que al mismo tiempo que rechazó la violencia, llamó a los pecadores al perdón los llamó a la penitencia lo sigue llamando, porque seguimos viendo las manos crispadas del odio de la venganza de la persecución. La Iglesia no odia. Como Esteban el mártir -que celebrábamos en estos días-, mientras moría bajo la lluvia de las pedradas, levantaba su voz, la voz de la Iglesia:

Esta es la acción de gracias, hermanos, en esta noche al terminar el año recogiendo tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta injusticia, tanto atropello De veras -como lo ha dicho nuestro periódico – hemos vivido quizá el año más trágico de nuestra historia, pero al mismo tiempo para la Iglesia el año más fecundo de nuestra historia eclesiástica.

Cristo Démosle gracias al Señor porque hasta las ofensas, las injurias, volvían a Cristo ensangrentado y sucio en el Calvario, para volverse a su Padre: . Y esta voz de la pasión de Cristo se ha hecho en este año la voz de la Iglesia pidiendo misericordia para los que la ofendieron. Ella también, hermanos, se vuelve a Dios para decirle: Padre, perdónanos, también como humanos dentro de nuestra Iglesia hemos cometido nuestras faltas. ¿Por qué no lo vamos a reconocer? ésto nos honra también, porque lo frágil, lo miserable, cuando es humilde alcanza el perdón.

Y es que al volvernos hacia 1978 yo quisiera hacer un llamamiento a todas las fuerzas vivas de nuestra Iglesia: sacerdotes, religiosas religiosos laicos, comunidades de todas las categorías, familias que se precian de cristianas también a los que no tienen fe en nuestra Iglesia, los hermanos protestantes- también los que no tienen fe en Cristo pero aman la paz y desean el bien. Un llamamiento que hice ante el cadáver de un sacerdote asesinado en este año, quiero hacerlo también de nuevo en este fin de año y principio del nuevo año: el Llamamiento a que todos hagamos un esfuerzo por la paz, que construyamos esa paz dinámica que arranca, desde luego, en una Iglesia que trata de ser auténtica, fiel a su evangelio.

3º ACCION DE GRACIAS POR TRATAR DE SER FIEL AL EVANGELIO

Y este es un motivo para darle gracias también al Señor: la fidelidad que hemos tratado de realizar a nuestro evangelio, al esposo santo de la Iglesia, a Jesucristo. La Iglesia tiene allí bien claro su programa: ser fiel a su evangelio, tratar de analizar su propia vida, sus relaciones sociales, su instalación en el mundo a la luz del evangelio, y sólo lo que puede resistir esa luz del evangelio es auténtico. Ninguna felicidad de un hijo de la Iglesia puede ser felicidad auténtica si no se funda en el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo que proclamaba: Una actitud así en la Iglesia es la que pido para todos mis queridos católicos al principiar el año.

Que 1978 marque para todos los que se glorían de ser hijos de la Iglesia Católica, una conversión. Todos necesitamos convertirnos, yo el primero, mis queridos sacerdotes, mis hermanas religiosas, los laicos bautizados. Una conversión a las promesas de nuestro bautismo, renuncia a todo lo malo y conversión hacia todo lo que es evangélico. El que no quiera vivir así su profundo sentir con la Iglesia, sería más honrado que dijera: . Pero los que están fuera de la Iglesia: los cristianos, los protestantes, los que creen en Cristo a su manera, miren a Cristo no desde la Iglesia, mírenlo desde su propia conciencia, desde su propio seguimiento a Cristo. Yo me alegro, hermanos, de que en el campo protestante se está haciendo una revisión seria de vivir el evangelio. Ya hay conflicto. ¡Bendito sea Dios! Porque cuando se pone la mano en la llaga hay conflicto, hay dolor. Y el protestantismo está poniendo la mano también en la llaga, está diciendo que no se puede ser verdadero protestante, verdadero seguidor del evangelio si no se sacan todas las conclusiones que el evangelio tiene para las realidades de esta tierra. Que no se puede vivir un evangelio demasiado angelical, un evangelio de conformismo, un evangelio que no sea paz dinámica, un evangelio que no sea de dimensiones exigentes para las cosas temporales también.

Y aún más alla del evangelio, más alla del cristianismo también pedimos para 1978 a los hombres de buena voluntad, que por su simple hombría, por sus simples sentimientos humanos, sepamos dar a nuestra patria un rostro distinto de 1977. Una convivencia fraternal que se inspire en el sentido de una sociedad, democrática -digamos- pero en verdadero sentido; no en el abuso de esa palabra, sino en el sentido en que todo hombre sea respetado en sus derechos legítimos, en sus derechos primigenios que ha recibido de su misma creación. Todo ésto, hermanos, nos sugiere el mensaje que Dios manda decir: Así invocarán mi nombre en una sociedad que se precia de llevar la protección de Dios.

4º ACTITUD PROFUNDA DE ESPERANZA ANTE UN NUEVO AÑO

Queridos hermanos, vamos a celebrar nuestra última misa de 1977. La misa es el sacrificio de Cristo y en Cristo ponemos toda nuestra confianza. Señor, no confiamos en nuestros méritos, nuestras manos están vacías, pero sí confiamos en los méritos infinitos de Cristo, el Señor de la historia, que al terminar el año sepa recompensar con el sacrificio de su cruz que vamos a renovar en el altar, las muchas formas en que te hemos ofendido este año. Perdona tanta sangre derramada, perdona tanto odio, tanta injuria, tanta calumnia. Perdona, Señor, a este pueblo tan manchado, de rostro tan feo, es tu imagen, imagen de un pueblo que lleva tu nombre. Lávalo, con tu sangre, purifícanos. Y entramos entonces a 1978, hermanos, entramos con un profundo sentido de esperanza de alegría, de optimismo. Por más pecador que haya sido un hombre cuando escucha de Dios la palabra del perdón, ya es criatura nueva.

Eso es lo que le pedimos en este día, ya que celebramos hoy, junto al lo. de enero, la maternidad divina de María, la mujer Virgen y Madre que dio ese alumbramiento del hombre que salva al mundo, sea también el nombre de la Virgen invocado sobre nuestra patria en el lo. de enero, para que Ella sea también la autora de un alumbramiento, parto doloroso, de un año de sangre y de odio y de tantas maldades, a un año nuevo, humanidad nueva, renovación de los corazones, dolor de conversión, dolor de cruz pero de esperanzas, de una cruz que redime. Que todo el dolor de 1977 sea un dolor redentor, que hasta las manos criminales que sacaron sangre o que escribieron odio en las páginas de los periódicos -que es lo mismo matar que difamar, es matar la fama también. ¡Cuantos asesinos de la fama!-. Que todas esas manos criminales que han derramado tanta sangre roja y blanca se conviertan y conviertan su dolor en arrepentimiento, y sean también constructores de un mundo mejor en 1978.

«Yo tengo fe -canta aquella canción-, yo tengo fe que todo cambiará, yo tengo fe en Cristo, el Señor, que es capaz de que contando con la buena voluntad de los hombres, podamos hacer un año nuevo, una página blanca mejor escrita. Lavemos con lágrimas, con amor, con plegarias, con conversión de esta noche, junto a las lágrimas de Cristo en su calvario, que es el altar. Lavemos todas las manchas que nos deja la historia al morir este año y abramos una página nueva; hermanos, escribámosla con más amor, con más fraternidad, con más sentido de acción de gracias al Señor. dice el Señor. Ojalá, Señor, haya podido interpretar lo que tú quisiste decir por medio de Moisés cuando mandaste invocar tu nombre en medio de los hombres Yo no he querido hacer otra cosa que invocar tu nombre en medio de nosotros los de nuestra Arquidiócesis, para que sea bendito tu nombre; y nosotros, en nuestra historia, seamos gloria tuya como tú quisiste cuando nos creaste: hacemos a tu imagen y semejanza. Proclamemos así, queridos hermanos nuestra fe en Dios. Creemos en un solo Dios…

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Dios escoge providencialmente a los hombres para sus planes de redención

Antiguo Cuscatlán,

28 de diciembre de 1977

Queridos hermanos:

LA DEVOCION A LOS SANTOS INOCENTES

Nuestra Diócesis de San Salvador guarda una de esas costumbres típicas, que siendo expresión de piedad popular nos une con el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, que se predica en todo el mundo. Se trata aquí de esta devoción que todos los años atrae gente de todas partes: la devoción de Los Santos Inocentes. Aquí al lado de la Iglesia podemos ver las imágenes de niños traídos en peregrinaciones de diversos lugares: es la fe, la devoción de nuestro pueblo expresada en esa inocencia de los niños que se identifican con el Niño Jesús en estos días de Navidad. Al mismo tiempo hacen como en una forma plástica esa escena del evangelio que hemos leído. La presencia de aquellos niños en torno de Belén, de dos años abajo como los buscaba el cruel Herodes, nos recuerdan esas imágenes, aquella dolorosa situación que se creó en Belén cuando Herodes hombre sanguinario que deseaba quitar todo estorbo, todo peligro a su afán de reinar, mandó a asesinar a aquellas madres afligidas, ¡cómo gritarían las pobres! Para arrancar de las manos de aquellos verdugos la carne inocente de sus niños que implacablemente los mataron. Aquí la devoción popular llama a esta mujer, expresión de aquellas madres, Santa Juana.
Como ven, pues, es un conjunto folklórico que hay que conservar como esos valores típicos de nuestro modo de ser salvadoreño, yo quiero agradecer a los padres Somascos que cuidan la devoción en esta parroquia y quiero felicitar a ellos y a ustedes, queridos hermanos, que están aquí presentes ante este cuadro también típico de los Santos Inocentes que preside la ceremonia en esta Iglesia de Antiguo Cuscatlán. Fieles de la parroquia o peregrinos venidos de diversas partes, estamos aquí. Pero yo quisiera, hermanos, como orientador espiritual de todas estas costumbres que tienen relación con la Iglesia y con el Evangelio, decirles esta palabra que nos convierta en verdaderos creyentes del Evangelio, verdaderos hijos de la Iglesia Católica, no vaya a ser que nos quedemos solamente en la superficialidad de una costumbre popular y las devociones populares. La religiosidad popular es una ocasión magnífica para profundizar en el Evangelio, pero es también un gran peligro de que convirtamos la religión solamente en una costumbre popular, en algo folklórico, en algo artístico, en tradiciones meramente humanas sin raíces evangélicas. Por eso quiero aprovechar yo este momento folklórico, popular, pintoresco, de la devoción a los Santos Inocentes en Antiguo Cuscatlán para que profundicemos en esta profundidad del Evangelio.

Yo me permito invitarles a ustedes a reflexionar en estos tres pensamientos:

lº)Todos los hombres somos instrumentos de Dios.
2º)Cómo la verdadera inocencia que salva es la que dá Jesucristo.
3º)Cómo hasta los errores y crímenes de los hombres nos llevan al triunfo de Jesucristo y al desarrollo de los designios de Dios.

1ºTODOS LOS HOMBRES SOMOS INSTRUMENTOS DE DIOS

En primer lugar, hemos visto pasar en el Evangelio de hoy varios personajes en los cuales podemos vernos a nosotros mismos, a nuestra historia, a nuestro momento: así hemos de leer el Evangelio no como una novela que pasó hace 20 siglos, sino como una encarnación de Dios que se hizo hombre en un momento histórico, para que de ese momento aprendamos también a vivir el evangelio en los momentos que nos toca vivir a nosotros. Es necesario, pues, deponer un poquito de fantasía: como que se está leyendo una novela cuando leen el evangelio: prescindir un poco de aquel ambiente de hace 20 siglos, o mejor dicho, trasladarlo a nuestro ambiente: El Salvador, 1977, y así es cómo hemos de leer el evangelio. En los momentos de problemas de la familia, de la patria, de la propia vida leamos siempre el evangelio pero trayendo aquel momento para que me ilumine este momento de aflicción, ese momento de esperanza: esto que vivimos cada uno en su familia, en su propia vida, o en su propia patria.

a) LOS PERSONAJES DEL EVANGELIO

¿Cuáles son los personajes que aparecen aquí en esta escena del evangelio?

LAS MADRES Y LOS NIÑOS

En el centro, los inocentes, los niños de dos años abajo; junto a ellos, sus madres, defendiéndolos con la bravura con que una mujer defiende a su hijo cuando lo ve en peligro de muerte; capaz de dar su vida: mejor que la maten a ella pero que no muera su niño.

HERODES

Otro personaje: Herodes, el sanguinario. Nos cuenta Flavio Josefo, un historiador de los tiempos de los evangelistas, de los tiempos en que se escribió el evangelio-también tenemos siglos de historia profana y una de esas historias es la de Flavio Josefo nos cuenta que Herodes tenía un afán enfermizo de poder y tenía como sospecha de todo el mundo, por eso es que mató a algunos familiares suyos porque sospechaba que le querían quitar el poder; todo lo que era sombra contra su poder, daba miedo, y así mandaba a eliminar. El evangelio la recoge precisando precisamente el que temiendo a un rey de los judíos que anunciaban los magos que venían de oriente; se llenó de terror y mandó a matar a todos los niños de dos años abajo para eliminar el que es el peligro.

SAN JOSE

Aparece también un personaje simpático, San José. En sueños oye que el cielo le avisa: . Y José, que es instrumento de Dios para salvar al Redentor, va a Egipto, y el evangelio hace un bonito comentario:

. Es una profecía que no se refiere propiamente a Jesús, se refiere al pueblo de Israel esclavo en Egipto a quien Dios libró trayéndolo a la tierra prometida. Pero miren en el evangelio la bella perspectiva: Cristo que regresa de Egipto defendido por Dios es como la encarnación de todo el pueblo de Israel que también fue defendido por Dios de la esclavitud, de la opresión; y esta es la traslación hermosa que hemos de hacer nosotros: Cristo perseguido pero protegido por Dios. Valiéndose de los hombres sus instrumentos como José, es otra vez regresado incólume a su patria.

LOS SOLDADOS

Encontramos allí, también, personajes crueles como los emisarios, los enviados, los soldados de Herodes cumpliendo órdenes inmorales. Cuando un rey manda matar niños, matar gente, los soldados no tienen que obedecer. Es una orden cruel, inmoral, sanguinaria; sin embargo, las espadas serviles matan a los inocentes.

En fin, hermanos, hay un conjunto de personajes en los cuales nosotros tenemos que ver la historia nuestra, los personajes malos para no ser como ellos. Es el pecado que la Iglesia repudia. La Iglesia es el Reino de Dios que trata de copiar en los corazones, lo bueno que aparece en el evangelio para eliminar de la sociedad, de la familia, del hombre, todo lo malo que el evangelio también repudia.

Por eso, la Iglesia al pensar en los personajes del evangelio en esta historia de los Santos Inocentes, tiene que anunciar el Reino de Dios para decirles a todos Uds. Queridos peregrinos de los Santos Inocentes en Antiguo Cuscatlán, seamos como José, seamos como María, seamos como los hombres providenciales que Dios ocupa para sus planes de redención. De los que estamos aqui, todos cristianos, todos hemos recibido la vocación de ser buenos, buenos padres de familia, buenas madres de familia, buenos colaboradores en la implantación del Reino de Dios. Todos los cristianos que están aqui presentes tienen que comprometerse, en esta mañana, a ser colaboradores con Dios. Dios necesita hombres, Dios necesita instrumentos que sean como José, que sean como los ángeles, que colaboren con Dios en desarrollar sus designios de amor, de salvación, de esperanza en la tierra. Dichosos los cristianos que saben santificar su vida con el evangelio y se hacen como José instrumentos de la salvación de Dios.

b) EL PECADO DE HERODES SE REPITE HOY DE DIVERSAS FORMAS PERO LA IGLESIA HACE UN LLAMADO DE CONVERSION

Pero, también, hermanos, desde esta página del evangelio la Iglesia tiene que recoger la triste herencia del pecado para decirle a los hombres de hoy: no sean sanguinarios como Herodes, no sean serviles como los soldados, que a las órdenes de Herodes van a matar inocentes; no sean crueles, no torturen, no maltraten, no hagan madres que, como Santa Juana, lloren la desaparición de sus hijos que no saben donde están; no sean crueles, el pecado no lo quiere Dios; es necesario convertirse, es necesario dar a la patria y a nuestro ambiente más tranquilidad, más esperanza, más seguridad. Los que hacen la violencia, los que asesinan, los que hacen chorrear sangre no son queridos por Dios mientras no dejen de hacer esas cosas. De allí, hermanos, que desde los Santos Inocentes grita la justicia contra las injusticias, la inocencia contra el pecado, grita la bondad contra la maldad.

En este día de los inocentes tenemos que oír un clamor también, hermanos, desde tantos inocentes que pudieron, debieron haber nacido y no los dejaron nacer sus propias madres. El pecado del aborto, el pecado de los anticonceptivos, el pecado de Herodes se repite hoy también en esos campos donde se prostituye la facultad que Dios ha dado al hombre y a la mujer para engendrar hijos; no para el placer, no para usar de la carne, no como Herodes solamente por el egoísmo; es el rey y los demás le importan nada, aunque sean los propios hijos. El pecado del aborto es el pecado de Herodes. Hermanos, hoy venimos a rasgar las vestiduras en el día de los Inocentes y gritamos ¡qué cruel Herodes! ¡Qué crueles sus soldados!, pero sabemos que hoy mueren mucho más que aquel pequeño grupo de niños de Belén. Es horroroso saber que ya esos hospitales, en las clínicas, y en formas clandestinas, se cuentan por millares, millares y millares de inocentes abortados de las entrañas de sus propias madres. ¡Qué ejemplo dá aquí Santa Juana! defendiendo el producto de sus entrañas contra aquellas madres que ellas mismas los mandan a matar.

Es el crimen, hermanos, en cualquiera de sus formas. En su forma institucionalizada mata el ejército, mata el que secuestra, mata también la madre que manda a abortarse. Todos estos son crímenes que claman al cielo. En el día de los Inocentes, la voz de la Iglesia hace suya la voz de los que ya no pueden hablar, de los que fueron asesinados en formas tan crueles, tan viles tan inmorales, para gritar ante Dios: ¡Señor, perdónales! porque son éstas sin duda, las culpas por las cuales vienen tantos castigos a nuestra tierra. Perdónanos y haz que los pecadores se arrepientan también, para que vuelvan a estar en gracia y para que no haya más sangre y más violencia entre nosotros.

2o. COMO LA VERDADERA INOCENCIA QUE SALVA ES LA QUE DA JESUCRISTO

Fijémonos ahora, hermanos, en la figura central: los Inocentes, para decir una cosa: sólo la inocencia que Cristo da es la que salva.

LOS MERITOS DE CRISTO SALVAN AL MUNDO

Pueden preguntarse muchos ¿qué mérito tenían esos niños si ni podían hablar, ni tenían conocimiento para que ahora los veneremos como santos en los altares? ¿Qué mérito tenían esos niños para que ahora estén gozando en el cielo junto con los santos que hicieron tan grandes obras y sufrieron martirios en formas más conscientes? ¿Que mérito? Hermanos, esta es la palabra que nos dice como un mensaje el día de los Inocentes. Niños de dos años abajo ya merecen en el cielo la alegría y el gozo de Dios que esperamos nosotros, adultos, ya viejos, porque lo vamos a ganar a base de nuestras buenas obras. No, no son nuestras buenas obras solamente. Nuestros méritos personales, el esfuerzo de ser buenos, el arrepentimiento de nuestros pecados es algo humano, no tendría ni valor de ser una mano que abre el cielo, imposible. Por eso dice San Pablo en su carta a los Romanos: que nos salvamos no por nuestras buenas obras sino por nuestra fe en Cristo. Las dos cosas: buenas obras como condición de mérito humano para que Cristo nos de sus méritos divinos. Lo que salva al mundo son los méritos de Cristo, el Redentor.

Estamos todavía en el mes de la Inmaculada Concepción de María. María fue inmaculada, no cayó en el pecado original no por sus méritos, no tenía méritos María antes de nacer, pero dice la teología: «Por atención a los méritos de Cristo, Cristo la hizo inmaculada; antes de nacer, la previno de no caer en el pecado original, así, también, los niños que se salvan. Los niños deben ser bautizados porque no es el mérito personal del bautizado el que lo hace cristiano sino que es la redención de Cristo que se le puede aplicar a un niño aún sin tener uso de razón. Los méritos de Cristo aplicados a los inocentes de dos años abajo son los que han hecho posible que este martirio de inocentes se convierta en almas en la gloria. Y no nos imaginemos que allá en el cielo estos niños están a la edad de dos años. El alma desarrollada allá en el cielo es igual la de un niño que acaba de nacer con la de un sabio que adquirió mucha sabiduría en la tierra, porque no es la sabiduría de la tierra la que los hace felices en el cielo sino la visión de Dios que adquirimos por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo.

SE NECESITAN TAMBIEN NUESTRAS BUENAS OBRAS

En este sentido, hermanos, el mensaje de los inocentes es un reproche al orgullo de los mayores. Nos creemos demasiado, creemos que todo mundo nos debe agradecer, creemos que nos vamos a salvar por nuestros mismos méritos. No, hagamos buenas obras porque si no hacemos buenas obras no nos vamos a salvar, nos vamos a condenar como dice el Evangelio: . Todo el mal que habéis hecho, todas las obras buenas que no habéis hecho, son la causa de esta maldición: . Cierto, se necesitarán las buenas obras para salvarse pero no serán las buenas obras solas sino añadidas a los méritos infinitos de Nuestro Señor Jesucristo.

Estaba muriendo una artista cuando llamó al confesor, al sacerdote. Y llorando, aquella mujer que había ganado mucho dinero, muchos aplausos, mucha fama, le decía: . Y se ponía a llorar. Miren hermanos, de nada sirve la fama de la tierra, el poder, el dinero, la gloria del mundo. ¡Que va! Se queda con la muerte. Todos los méritos que podamos tener como hombres, no valen para el cielo, las manos están vacías si no lo hemos hecho por amor a Dios. Pero, entonces, aquel confesor, aquel sacerdote tuvo una feliz idea para consolar a aquella mujer moribunda, se quitó su crucifijo y lo puso en sus manos y le dijo: «no diga que tiene sus manos vacías. Ya tiene a Cristo en sus manos. Preséntese con él al Tribunal de Dios que no nos salvamos por nuestros méritos, por nuestro dinero por nuestros aplausos, por nuestra fama; nos salvamos por Cristo que dio su sangre por nosotros. Confíe en él, que él llenará el vacío que ahora siente su espíritu. Deje todas las cosas de la tierra que no valen nada y entréguese a Cristo. Llore su vacío confiando en él y él lo llenará».

Hermanos, que hermoso es pensar en este día de los Inocentes, que lo que le dá ese título a esos niños inconscientes no son sus méritos humanos sino los méritos de Cristo que ya comienza a ser Redentor desde que es niño en la cuna de Belén.

3º COMO HASTA LOS ERRORES Y CRIMENES DE LOS HOMBRES NOS LLEVAN AL TRIUNFO DE JESUCRISTO Y AL DESARROLLO DE LOS DESIGNIOS DE DIOS

Por eso, hermanos, mi tercero y último pensamiento es éste: Todo lo que sucede en la historia concurre a la gloria de Cristo Nuestro Señor. Y ésto nos dá un gran consuelo y una gran esperanza por más estorbo que los hombres, como Herodes y los soldados, le quieran poner al reinado de Cristo eliminándolo en su infancia; todo eso se madurará para el bien, porque ese Cristo huyendo hacia Egipto va a retornar a cumplir las promesas del Padre. Nadie lo puede detener, el proyecto de Dios tiene que realizarse a pesar de los estorbos de los hombres, o mejor dicho, valiéndose de los mismos crímenes de los hombres que Dios ocupa también como instrumentos para hacerse sentir en el mundo; ¡qué vacío es el mundo cuando no tienen a Dios! Cristo triunfará, Cristo triunfando sobre las intenciones malvadas de los que lo quisieron matar, su reino triunfará, sus proyectos son la victoria porque confían en la fe. Esta es la victoria que ha vencido: la fe, la esperanza cristiana.

Y entonces, hermanos, desde esta peregrinación a los Santos Inocentes en la Iglesia de Antiguo Cuscatlán, conservando esta alegre tradición de nuestro pueblo, se convierta ya en una oración por nuestras intenciones personales, por nuestras preocupaciones de familia. Pero de manera especial, hermanos, yo les quiero pedir una oración muy especial por la querida Patria salvadoreña y por nuestra Iglesia, la que nos ha dado esta fe, esta esperanza, este amor; para que en estas circunstancias de nuestra historia nacional en vez de ser víctimas del pesimismo como si todo estuviera perdido, miremos el triunfo de Cristo sobre las ambiciones y las maldades de los hombres. Y así como Cristo niño en los brazos de la Virgen y de José supera las instigaciones del mal, también la Iglesia, que es la prolongación de Cristo en la historia, protegida por Dios, sepa cumplir siempre su deber de ser el instrumento bueno de salvación y sepa también ser instrumento valiente para arrancar del mundo los pecados que estorban al Reino de Dios.

Celebremos así nuestra Eucaristía, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, que Cristo, que nació en Belén y que salvado por Dios va llevando adelante sus proyectos de amor y de salvación, sea también la inspiración de esta comunidad reunida en oración en esta preciosa devoción de los Santos Inocentes. Y desde aqui elevemos esta plegaria que vale como hemos dicho, no por nuestros méritos, no por nuestras limosnas o candelas, no por nuestras devociones populares sino porque Cristo es Dios hecho hombre. Está aqui presente dándole sentido a esa limosna, a esas candelas, a esta oración. La romería de los Santos Inocentes tiene un valor divino porque nosotros tenemos fe que no es nuestra plegaria sola, sino que Cristo presente ya en la misa de esta mañana y en la fe de cada corazón, es el que eleva hasta Dios y le dá un sentido eficaz a la plegaria y a la peregrinación que juntos hemos venido a realizar en esta mañana.

Proclamemos ahora nuestro Credo. Ya nosotros podemos hablar no como los Inocentes todavía sin poder menear la boca para decir la palabra, pues la palabra se dá en el corazón y en la vida. Digamos nuestra fe en Dios. Creemos en un solo Dios…

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Cristo manifestación de Dios y el hombre. La Iglesia manifestación de Cristo

Navidad

25 de diciembre de 1977

Lecturas:
Isaías 52, 7-10
Hebreos 1,1-6
Jn 1,1-18

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Como María como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo ésto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso, para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio, en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en 3er. lugar: la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACION

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aqui en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo: de aquellas madres y esposas que en esta celebración de navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos. En otra carta parecida dice: «Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad.

También cartas que llegan de los campos donde hoy se trabaja en cortas de café, etc. Para denunciar anomalías, injusticias de mandadores, de caporales, etc. contra comida mala, a horas tardías, con la discriminación de los que van con ese nuevo título de ayuda, maltrato a quienes van a veces a buscar trabajo.

TAMBIEN LOS TRABAJADORES

Tampoco queremos olvidar hermanos en estas injusticias, la poca promoción de algunos trabajadores y queremos decir, pues, también a ellos, un reclamo de promoción. También ellos cometen injusticias, entre ellos mismos, cuando se roban unos a otros, cuando malgastan su salario y descuidan sus deberes de familia; tanto unos como otros, en esta injusticia, tengan en cuenta esta voz de la Iglesia pronunciada en el Concilio Vaticano II. , es decir, conforme a aquel espíritu de vanidad y de malicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana ordenada al servicio de Dios y de los hombres».

Si tuviéramos siempre en cuenta, en todos los trabajos, tanto los patronos como los servidores, que todo hombre trabaja para gloria de Dios y para paz de los hombres el canto de Belén que hermosa sería la humanidad, el trabajo; las diferencias mismas de pobres y ricos, no serían barreras de odio ni de resentimiento sino que serían cadenas que aman en la fraternidad.

NOTICIAS OPTIMISTAS

Quiero también mencionar una serie de cartas de otro estilo, muy optimistas. Yo quiero agradecerles a quienes acogieron la invitación para celebrar una Navidad con un sentido de más caridad cristiana. Así tuvimos por ejemplo el gusto, ayer, de recibir de la comunidad cristiana de San Antonio Abad, una colecta para los hogares donde han desaparecido los hombres que los sostenían. De la comunidad de San Marcos, un sobre con ¢ 70.00 (Setenta colones) diciendo que han hecho una cena más frugal para dejar a beneficio de más gente necesitada. Donativos para la viuda que quedó con nueve hijos en Dulce Nombre de María, grupos de empleados que entregaron parte de su sueldo y de su aguinaldo y reflexionan que el tiempo no está para lujos y gastos, sino para ayudar al necesitado. Me llenó mucho el corazón el haber estado en un grupo de jóvenes, muchos de ellos eran protestantes, muchos católicos, pero en una fraternidad en Cristo; dijeron que querían aprender a celebrar un nuevo estilo de Navidad, en que se reflexionara en el amor inmenso de Cristo y en el compromiso que pide a los jóvenes en esta hora de la historia. Esto hermanos, es para que nos llenemos de júbilo de que hay sentimientos muy nobles y ésto ha hecho ya posible la creación de un Fondo de Beneficencia en nuestra Arquidiócesis, para necesidades de emergencia.

OTRO REGALO NAVIDEÑO

Finalmente también en esta semana, hemos tenido el gusto de recibir el texto íntegro del discurso que el Papa dirigió en la persona de nuestro Embajador ante la Santa Sede, el saludo y el mensaje a todos los salvadoreños. Ya nuestra radio extrañó que se hayan publicado esas noticias parciales, tendenciosas que no reflejan el pensamiento exacto del Papa; el próximo número de va a publicar el discurso íntegro y verán como yo he calificado para mí ese discurso, un verdadero regalo de Navidad a nuestra Iglesia, ya que el Papa se sitúa, hablando al gobierno y al pueblo salvadoreño, en la línea en que hemos tratado de situar nuestra predicación: El Concilio Vaticano II, la Encíclica y todos los documentos del magisterio actual de la Iglesia.

MANIFESTACION DE UNIDAD

Así en esta semana, la Iglesia ha tenido también consuelos, alegrías como son el esfuerzo edificante de unidad cristiana entre los católicos que estaban un poco divididos, allá en San Antonio Abad, y con gusto hemos sabido que celebraron ya juntos su Navidad en el templo parroquial.

También es un testimonio de solidaridad con la unidad eclesiástica, la celebración del patrón San José en Quezaltepeque. Era todo un pueblo y peregrinaciones venidas de diversas partes, que repudian aquello que por desgracia están apoyando las autoridades del pueblo, el cisma, pero la Iglesia que no necesita de templos materiales ni de Personerías Jurídicas, sino que vive la realidad del cuerpo místico de Cristo, en la unidad con sus verdaderos pastores, demostró en Quezaltepeque que está muy fuerte esa unidad con su verdadero párroco, el padre Roberto.

En Cojutepeque tuvimos una reunión para laicos, donde tuvimos el gusto de ver como se va promoviendo este sector, el más populoso e importante de la Iglesia, que son los seglares, ustedes los laicos.

Ese mismo día, el martes, tuvimos el gusto de felicitar en su propia oficina, al grupo de locutores y trabajadores de esta emisora Y.S.A.X. Es el día del locutor y quisimos expresarles nuestro cariño, nuestro agradecimiento, así como ellos nos expresaron su solidaridad y colaboración.

También en la parroquia de Sto. Tomás, celebramos el 21 fiesta del patrono, sacando del evangelio el mensaje tan oportuno para nuestros tiempos que nos dá Sto. Tomás, como cuando dice a los otros apóstoles miedosos de ir con Cristo a Jesuralén: vayamos con él y si es necesario, muramos con El: “él movimiento ecuménico celebró esta semana una reunión para estudiar un documento de solidaridad con la Iglesia Católica; yo les agradezco, lo mismo que para preparar los ocho días de oración, que por tradición se celebran del 18 al 25 de enero, por la unidad de todos los cristianos del mundo.

La vida religiosa también ha tenido una expresión muy bella en esta semana en la Arquidiócesis. Una comunidad de religiosas Betlemitas, se prepara para ir el 6 de enero a tomar posesión de un pueblo sin párroco. El Paraíso, en Chalatenango.

Y quiero alegrarme también con las comunidades de Zacamil y Cantón S. Roque de Ayutuxtepeque, donde unas dos noches de esta semana celebramos las alegrías navideñas y el mensaje de Cristo Dios y hombre. Finalmente hermanos, quiero recordarles que el 4,5 y 6 de enero, vamos a celebrar las jornadas por la paz que quiere el Papa; analizaremos su mensaje al mundo y celebraremos así en la Arquidiócésis y en el país, el precioso lema: . Y este no a la violencia, queremos también decirlo en esta semana cuando hemos tenido las noticias de un nuevo secuestro, en el Señor Safié, y pedimos al Señor pues, que cese toda violencia y que impere ese imperio de paz, de confianza, de justicia, por el cual aboga nuestra Iglesia. Y es que nuestra Iglesia, queridos hermanos, es precisamente la prolongación de Cristo encarnado en Belén.

Vivamos esta reflexión de esta mañana en estos tres puntos:

1º CRISTO QUE NACE EN BELEN ES LA MANIFESTACION DE DIOS ANTE LOS HOMBRES.

Nos ha dicho hoy San Juan en ese hermoso prólogo: En el principio ya estaba la palabra en Dios, y por esa palabra fueron hechas todas las cosas». Toda la creación comenzó a existir, su existencia se la dio la palabra de Dios. De modo que esa palabra de Dios, que es Dios omnipotente hablando, ya existía y él le dio el ser a las cosas, y en las cosas creadas, Dios se revela como cuando yo me revelo hablando, yo hoy estoy reflejando mi propio pensamiento y cuando Uds. hablan, dicen la palabra que refleja su propio ser. Y Cristo decía: «de la abundancia del corazón habla la boca. “El hombre bueno habla cosas buenas, el hombre que tiene en su corazón abundancia de maldad habla solamente cosas malas. Dios que es la bondad infinita, misterio escondido, nadie lo puede ver ni oír,- habla, y dice: háganse las cosas. Se hace el sol, se hace la naturaleza y en la belleza de las cosas, en el orden, en la grandeza, en la hermosura de todo lo creado, sentimos una huella de Dios, una palabra, un eco de Dios. Por eso decía San Pablo: los Romanos que no quieren creer en Dios son imperdonables porque Dios se le descubre en la creación.

DIOS NOS HA DICHO TODO

La creación, pues, fue hecha por la Palabra, esa palabra eterna de Dios, cuando vino a hacerse hombre. Recuerdan cuando en el angelus rezamos «El ángel del Señor anunció a María y el Verbo, la Palabra, se hizo carne y habitó entre nosotros: “Entonces la palabra de Dios, ya no es una palabra que se refleja en un mundo natural, es una palabra que viene a reflejarnos su vida más íntima, viene a decirnos que en Dios hay un hijo y que ese hijo, palabra eterna de Dios, toma forma humana. Y cuando lo vimos pasar por esa tierra, San Juan escribe: «Hemos visto la gloria de Dios en él, Cristo en la epifanía de Dios. Cuando en la última cena un apóstol le dice: . Cristo le dice, . Que hermoso es pensar que en Cristo tenemos una revelación de la Verdad infinita, Dios nos ha dicho todo, cuando nos ha dado toda su palabra. Por eso en la epístola de hoy de los hebreos, qué elocuente comienza diciéndonos: Dios que había hablado antes por los profetas, ahora nos ha hablado en su propio hijo, ya no tiene nada que decirnos, ya no son mensajeros separados como fueron los profetas, que venían a decir algún rasgo de la revelación de Dios: .

LA IGLESIA POSEE A CRISTO

Ahora viene el mismo Señor, su misma palabra. Ya la verdad la poseemos en toda su integridad los cristianos que aceptamos a Cristo, aún sin comprenderlo, como cuando recibimos de un sabio una palabra que no la entendemos, pero decimos, la ha dicho él y basta. Así también, como cuándo un niño recibe de su papá una palabra, es la suprema autoridad y dice: lo ha dicho mi papá mi mamá lo ha dicho y esta es la máxima autoridad; el amor con que se lo dice, no le quiere engañar. Cuando Cristo aparece en Belén la humanidad puede decir: nos la ha dicho nuestro Padre, en Cristo que es su palabra eterna, nos lo ha dicho todo. Y cuando Cristo después de tres años de educar a sus discípulos se va a despedir, les dice: . Y así va la Iglesia por el mundo, ella posee a Cristo y ahí lo tiene todo, pero no lo usa todo porque no lo necesita todo de un solo golpe. A medida que van llegando las circunstancias, ese Verbo le dice a la Iglesia la palabra oportuna que hay que decir, ante los inventos modernos, ante los progresos de los hombres o ante los atropellos de la dignidad humana, ante las circunstancias difíciles de los tiempos, allí tenemos la palabra encerrada en la Iglesia y el espíritu de Dios nos lo revela: ¿Que hay que hacer? ¿Que hay que decir en esta circunstancia?.

CRISTO VIVE EN SU PUEBLO

Por eso hermanos, yo les agradezco cuando en solidaridad con la Iglesia dicen; estamos pidiendo al Espíritu Santo que le ilumine, que diga lo que hay que decir, y cuando sentimos que en el pueblo hay un consenso, hay una alegría, hay un amor, hay una unidad, decimos nosotros; ésto no puede ser otra cosa que la palabra de Dios que habla, Cristo que vive en su pueblo. Este es el gran misterio de ese Cristo que es palabra, que es vida de Dios y ha venido a hacernos su verdad, su vida, cómo dice el Concilio que el misterio del Padre y del amor suyo, se revela en Cristo.» Sí, en Cristo se revela el misterio del amor, cómo nos ha amado. Cuando el apóstol escribe; . ¿Que padre entrega a su hijo para que quede salvo un prisionero, un esclavo? Esto lo ha hecho el Padre Eterno, nos dio a su hijo, su Palabra, su vida, y en Cristo, nosotros podemos recuperar esa vida de Dios. Se perdonan los pecados porque Cristo se hizo precio de nuestra deuda y todos podemos morir con la esperanza de un cielo, porque Cristo nos ha ofrecido abrirnos esa puerta del cielo aunque seamos pecadores, con tal que nos arrepintamos, que nos convirtamos y nos volvamos a él: .

APRENDER DE MARIA LA FE

Cristo pues, es la epifanía de Dios, la manifestación de Dios, la revelación de Dios. Cuando miramos al niño Jesús en los brazos de María, elevemos nuestra mente, necesitamos la gran virtud de la fe. María la necesitó para ver en aquel niño que alimentaba en sus propios pechos, no un niño cualquiera; sino la encarnación de un Dios, y en su niño Jesús, María adoraba la verdad, la vida eterna, el Dios hecho hombre. Por eso María, la Virgen, tiene que ser el modelo de los cristianos que celebran la Navidad, si quieren de veras ahondar en el gran misterio del Dios, del Padre, del amor, de la vida, de la verdad que se hicieron carne. Se hace carne, es como la antítesis más marcada, como lo más opuesto, Dios la carne; Dios infinito, la carne limitada, y el Dios infinito se encierra en un hombre que pertenece a un pueblo y a una historia, y quiere continuar ese misterio como lo vamos a ver después en cada uno de nosotros.

2ºCRISTO, REVELACION DEL HOMBRE

Pero antes quiero decirles mi segundo pensamiento: Cristo así como es la revelación de Dios, es la revelación del hombre. Oía cuando entrábamos a la misa, que un seminarista les estaba leyendo el No. 22 del documento o sea del diálogo de la Iglesia con el mundo actual, redactado por el Concilio Vaticano II. Y allí dice en ese número, que el misterio del hombre ya no se puede descifrar si no es en Cristo. Cristo revela el hombre, al mismo hombre. Sin Cristo, el hombre es un absurdo. ¿Que sentido tiene mi vida? ¿de dónde vengo? ¿para dónde voy? ¿qué significa mi inteligencia, mi capacidad de amar, de ser libre? ¿qué significan todos estos bienes que Dios ha puesto bajo mis pies?. Cuando se olvida uno de Cristo, convierte todas esas capacidades humanas: inteligencia, libertad, amor, capacidad de dominar, de organizar la tierra, en un sistema de opresión, de esclavitud, de odio, de venganzas Cuando lo mancha el pecado, este retrato de Dios que es el hombre, no hay cosa más horrible. Pero cuando en Cristo volvemos a descubrir que es hombre, comprendemos lo que nos ha dicho hoy San Pablo en la carta a los Hebreos.

EL HOMBRE SELLADO POR DIOS

Impronta. Impronta es el sello, un sello que se pone en un papel deja la misma figura del sello, esa figura del sello es Cristo, el sello es Dios. El ha marcado pues, la imagen de Dios y cuando Dios dijo hagamos al hombre a nuestra imagen, quiso decir el hombre sea como nuestro sello en la creación. Ya ese sello solamente se descubrirá cuando vuelva la impronta, el sello auténtico, el original de Dios, el Verbo en el que se refleja la esencia divina hecho hombre, es el hombre perfecto, es el hombre de las virtudes humanos, cristianas, celestiales, en el cual cada hombre tiene que reflejarse a sí mismo, si quiere ser digno a su dignidad de hijo de Dios. Ya el hombre no encuentra el sentido de su vocación sino es en Cristo, Cristo dijo; Y el hombre ya no encontrará otra razón de su felicidad y de su ser sino reflejando el canto de anoche de los ángeles: . Mi vida tiene que ser para la gloria de Dios, yo no tengo que buscar mis ventajas políticas, sociales, económicas, ésto es muy secundario; lo que tengo que buscar es que en este ambiente en que me toca desarrollar mi vida, con estas relaciones políticas o económicas o sociales, yo tengo que buscar la gloria de Dios. Y en medio de mi pobreza y de mi miseria, de mi opresión, de mi cautiverio, no debo de olvidarme nunca que soy impronta: imagen de Dios.

Ahora comprenden, hermanos, por que la Iglesia es tan celosa de los Derechos Humanos, de la dignidad humana, de la libertad humana. Por que grita como una madre que siente que le atropellan al hijo, cuando ve que le atropellan las imágenes de Dios que ella tiene que volver a su original belleza. Por esto, porque Dios le ha encomendado a la Iglesia la prolongación de esa impronta de Dios, de ese sello del Señor. Comprendemos entonces, hermanos, nuestra propia dignidad. Se leía hoy en el precioso documento del Concilio, que Dios hecho Cristo trabajó con manos de hombre, pensó con pensamiento de hombre, amó con corazón de hombre y desde entonces puedo decir yo: mi corazón de hombre, ya es corazón de Dios, mi mente de hombre ya puede elevarse a categoría de Dios porque ese Dios que vino a traerme la vida de Dios cuando se hizo hombre, quiso enseñarme como debo manejar mis manos, mis pies.

CANTAR DE ESPERANZA

Hermoso el pasaje que se ha leído hoy en la primera lectura: que bellos los pies del que va evangelizando la paz sobre las montañas que vienen anunciando la libertad de los pueblos oprimidos. Es Cristo ese mensajero misterioso que poniendo sus pies en la tierra, anuncia a los pueblos y a los hombres que ya Jerusalén será reconstruida y sobre las ruinas del pueblo, que al oír al mensajero con los pies benditos de la paz, se llena de alegría, de esperanza, de optimismo. Este es el canto de navidad, el mensajero que viene con pies de hombre para posarse en la tierra y enseñarnos a caminar, con manecitas de niño que van a ser manos de un Divino Maestro que un día quedarán clavados en la cruz. Con corazón de hombre que aprendió a amar, en el amor virginal de María, las experiencias humanas del hogar de la tierra; y de su padre legal San José, la honradez en el trabajo. Hombre que aprendió entre los hombres y vivió entre hombres y quiso hacerse en todo semejante a los hombres, menos en el pecado, dice claramente la Biblia. Todo lo demás que nosotros sentimos lo sintió Cristo; cansancio, tristeza, desaliento, soledad, alegría, ilusión, amistad, todo eso que siente el corazón humano, lo ha sentido Dios en Cristo. Por eso Cristo es la revelación del hombre al mismo hombre, démosle gracias, hermanos, a nuestro Padre Celestial y a la Virgen María que quiso ser colaboradora en esta gran empresa de hacer carne, de hacer hombre, de poner instrumento humano al amor infinito de Dios.

3º LA IGLESIA MANIFESTACION DE CRISTO

Finalmente quiero decirles este tercer pensamiento, porque estas cosas tan bellas no las hubiéramos aprendido nosotros ahora, a 20 siglos de distancia de Cristo, si no existiera una institución fundada por el mismo Cristo que se llama la Iglesia. La Iglesia es la manifestación de Cristo, así como Cristo es la manifestación de Dios. La Iglesia manifiesta a Cristo a los hombres de todos los pueblos; como mi Padre me envió, así yo os envío. Hay una conexión directa, en este envío secular, histórico, de la Iglesia hasta la consumación de los siglos. Gracias a la Iglesia, se presentará a los hombres de todos los tiempos la impronta de Dios en Cristo, para que los hombres descubran y vivan su verdadera grandeza, su verdadera vocación. Si no fuera por la Iglesia, este destello de la gloria de Dios en la noche de Belén, se hubiera quedado muerto en aquella noche. A lo más, en aquellos años; se contaría como un recuerdo que ya pasó. Pero lo hermoso es que esta liturgia de navidad de 1977 está haciendo presente como si ahora hubiera sido la navidad de Cristo en Belén. Hoy ya no es sólo Belén, es San Salvador, es todos los pueblos donde están sintonizando esta radio, es todas las comunidades, todos los cantoncitos, caseríos, casitas de enfermos donde están escuchando este mensaje de la Iglesia.

NINGUN RESENTIMIENTO

Yo tengo el inmenso honor en esta mañana, de ser la voz de la Iglesia, anunciando el nacimiento de Cristo a los hombres de 1977, y decirles que por encima de todas las alegrías, mejor dicho, dándoles razón a todas las alegrías de Navidad, está eso que muchos no comprenden, la alegría que hasta los incrédulos celebran en Navidad, hasta los enemigos de la Iglesia, los que han calumniado y difamado a la Iglesia en este año, se están valiendo de la Iglesia para esta alegría de Navidad. Por eso les dije en mi saludo de Navidad, que en mi corazón de pastor no hay ningún resentimiento, aún para las ofensas personales, si no que nadie me puede quitar la alegría de poderles decir a mis mismos enemigos, ¡feliz Navidad! porque no es mío este mensaje, sino que es de la Iglesia que desde Cristo está trayendo felicidad, alegría, aún sin comprenderla. Pero en esta mañana yo estoy haciendo lo posible por hacerla comprender y es que esta Iglesia, prolongación de la encarnación de Cristo, tiene una parte humana y una parte divina. Como el Niño Jesús tiene unos miembros humanos que tomó de las entrañas de una mujer, pero tiene un elemento divino que no se lo dio la Virgen, el Padre eterno envió a su Verbo, a su palabra, para que se encarnara en esas expresiones humanas que la Virgen le dio al niño Jesús.

HUMANA Y DIVINA

Y así tenemos que la Iglesia, siendo como Cristo una parte humana que le damos los hombres y otra parte divina que no la damos los hombres sino Dios, tiene que ser la conjugación maravillosa de lo imperfecto y de lo divino, como Cristo que se cansa, que sufre, que tiene las deficiencias humanas; pero como Dios no se cansa, es infinito, es perfecto, la Iglesia también, como humana no tiene por que avergonzarse de sus deficiencias humanas y cuando la crítica amarga de nuestros enemigos quiere sacar los trapos al sol, se queda corta, y eso es poco en comparación de lo mucho pecaminoso que tenemos en la Iglesia. Hay miserias, somos tan humanos como Uds. los enemigos de la Iglesia, capaces de odiar tanto. La Iglesia también es humana, y puede caer en el pecado también del desamor; en lo humano la Iglesia siente lo que siente todo hombre, siente el desprecio, siente el deseo, siente las cosas de tentación, es humana. No lo olvidemos, que prolonga la humanidad la carne de Cristo en la historia pero en cuanto divina, la Iglesia es impecable. El Niño Jesús como Dios puede enfrentarse a todos los hombres y decirles: ¿quién de Uds. Me puede echar en cara un solo pecado?. Y la Iglesia también le puede decir a todos los hombres como encarnación de lo divino, si me pueden echar en cara muchos defectos y pecados humanos, reto a todo el mundo que me eche en cara un solo pecado como institución divina. Que un día haya enseñado la mentira, el odio, la violencia, jamás, porque el amor de Dios que ella encarna es impecable, es divina, es encarnación de Cristo.

Por eso la iglesia, hermanos, seguirá proclamando su palabra de manifestación de Cristo en la historia, y por eso el Papa acaba de decir a los salvadoreños, en la persona de nuestro embajador, el Dr. Prudencio Llach, que aboga a esa Iglesia para que se de plena libertad al mensaje del evangelio en El Salvador y que pueda predicar su doctrina social y moral sin ninguna traba. La Iglesia no tiene por que ser temida, es el mensaje de Cristo el que vino en la noche de Belén.

LAS TINIEBLAS DE POR MEDIO

Pero una cosa, hermanos: esta Iglesia, como Cristo, se desarrolla también en una noche de tinieblas, y así dice la lectura del Evangelio de San Juan: «Vino a este mundo y este mundo no lo conoció. Las tinieblas no lo pudieron comprender. Que triste pensar que esta luz, que esta vida de Dios, que este amor infinito que el Padre tiene en Cristo y que la Iglesia sigue ofreciendo a los hombres los hombres no lo quieren comprender. No es que Dios haya hecho a unos capaces y a otros incapaces de comprender el mensaje de Cristo: el secreto está en la libertad de cada uno, el secreto está en la buena voluntad con que unos acogen y reciben, como María y los pastorcitos, al Jesús que nace en Belén; mientras que otros como Herodes, como el orgullo de Jerusalén, no se dieron cuenta que tan cerquita estaba pasando la fuente de la vida eterna. Cuando vinieron los magos del Oriente y preguntaron al rey en Jerusalén, dónde ha de nacer el rey y sus sabios, no le supieron decir; pero una estrella los supo conducir a donde los pastores y los humildes encontraban al que buscaban también los Sabios y los ricos cuando se hacen humildes y sencillos como los magos que venían del oriente para ofrecerles oro, incienso y mirra. Las riquezas también caben junto a la cuna del niño Jesús pero cuando son depositadas por las manos humildes de los pastores y de los magos.

REFLEXION CONCLUSIVA

Queridos hermanos, hemos reflexionado pidiéndole a la Virgen María que nos haga comprender el misterio de su niño y ella nos ha resumido a través de mi humilde palabra: Mi niño no es otra cosa ni nada menos que la manifestación de los hombres al hombre mismo: su dignidad, su grandeza de Dios que llevan como imágenes de Dios. Sepan ser dignos de esa impronta que cada hombre lleva: y en tercer lugar, este niño en mis brazos, nos dice María, es la imagen bella de la Iglesia que se prolongará por los siglos llevando la vida de Dios entre deficiencias humanas, entre pobrezas de cuna de Belén. ¡Dichosos los que no se escandalizan! dijo Jesucristo, sino que saben captar la belleza de la luz por encima de todas las bellezas de la tierra. Así sea.

Proclamemos ahora nuestro credo en ese Jesús que nace.

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Vigilia de Navidad

24 de Diciembre de 1977

Lecturas:
Is. 62, 1-5
Hechos 13, 16-17
Mt. 1, 1-25

En las lecturas que acaban de escuchar, yo encuentro estos tres pensamientos, que serán como el mensaje de la navidad; lº) es cuando el apóstol y evangelista San Lucas hablando de María dice: «se le llegó la hora. 2º) pensamiento es recoger de las tres lecturas las maravillosas descripciones o calificativos que se hacen de ese niño que nace en Belén. 3º) consideración es el llamamiento que la palabra de Dios hace a cada uno de nosotros como colaboradores en esta empresa que Dios ha mandado realizar a su propio hijo.

1º POR QUE ESTA ALEGRIA

El primer pensamiento, pues, se refiere a explicarnos el por qué de esta alegría de Navidad. Parece como si esta noche, 24 de diciembre de 1977, por primera vez los ángeles cantarán sobre todos nuestros pueblos: . Y parece como que los hombres escuchan por primera vez con la sorpresa de una buena noticia, lo que los ángeles anuncian en Belén. «Os anunciamos una buena nueva, hoy os ha nacido un salvador. “Es una hora solemne, hermanos, la que el evangelista hablando de María dice: le llegó su hora, no solamente la hora que llega a cada mujer cuando va a dar a luz a su hijo, sino que ese hijo que va a brotar de las entrañas virginales de María, marca una hora tan solemne en el momento de su nacimiento, que desde ese punto el mundo se divide y la historia, en un antes de Cristo y después de Cristo. Antes de Cristo todo era esperanza, promesa, profecía. ¿Tú eres el que ha de venir o esperamos a otro? Le decían a Cristo cuando ya le vieron presente; el esperado de las naciones. Era la esperanza de los viejos profetas y patriarcas la que hoy se hace realidad en el niño que nace y, a partir de Belén, toda aquella esperanza que ha llegado a la plenitud de los tiempos, a la realización de Dios, ya no puede vivir sin Cristo. Desde ese momento, se puede decir lo del Concilio , y aún esa historia que era antes que él, no ha habido un nacido de mujer del cual se haya hablado con tanta profundidad antes de nacer, como de Cristo nuestro Señor. ¿Qué es lo que viene a marcar esa hora de Cristo? Viene a marcar el gran ideal de Dios sobre los hombres: . No es que Dios espere de la benevolencia humana como el motivo para ser bueno con los hombres. En esto conocemos que nos ha amado tanto, en que siendo pecadores y viviendo de espaldas a Dios, él nos ama y ha trazado un proyecto sobre nosotros los pecadores, el proyecto que el profeta Isaías nos ha descrito esta noche como un reino que va a ser construido por ese niño, un reino con una paz sin límites, un reino sostenido y consolidario con la justicia y el derecho, un reino que durará ahora y por siempre; o como San Pablo lo ha descrito en su carta a Tito que se ha leído, se trata de que este Cristo viene a formarse un pueblo purificado de sus pecados que será su gloria, no sólo en el tiempo sino en la eternidad.

CRISTO EN LA HISTORIA

Hermanos, con Cristo, Dios se ha inyectado en la historia, con el nacimiento de Cristo el Reino de Dios ya está inaugurado en el tiempo de los hombres. Desde hace XX siglos todos los años esta noche, recordamos que el Reino de Dios ya está en este mundo y que este Cristo ha inaugurado la plenitud de los tiempos. Ya su nacimiento marca que Dios está marchando con los hombres en la historia, que no vamos solos y que la aspiración de los hombres por la paz, por la justicia, por un reino de derecho divino, por algo santo, está muy lejos de las realidades de la tierra; lo podemos esperar, no porque los hombres seamos capaces de construir esa bienaventuranza que anuncian las sagradas palabras de Dios, sino porque está ya en medio de los hombres, el constructor de un reino de justicia de amor y de paz.

RETORNARA

Estamos en la plenitud de los tiempos. Desde la primera venida de Cristo que marca el origen del cristianismo hasta la segunda venida a la cual se refiere también San Pablo diciéndonos a los que estamos celebrando la Navidad que si hoy hay alegría en el recuerdo de aquella espera de Cristo hace 20 siglos, los cristianos deben de vivir la gran alegría, la gran esperanza del que retornará para coronar la plenitud de los tiempos, a recoger todo el trabajo de su Iglesia, a recoger toda la buena voluntad de los cristianos, todo lo que se ha sembrado en el sufrimiento, en el dolor, lo recogeremos convertido ya en el reino definitivo que no puede dejar de cumplirse. Vendrá ese reino de justicia, vendrá ese reino de paz, no nos desanimemos, aún cuando el horizonte de la historia como que se obscurece y se cierra, y como si las realidades humanas hicieran imposible la realización de los proyectos de Dios. Dios se vale hasta de los errores humanos, hasta de los pecados de los hombres, para hacer surgir sobre las tinieblas lo que ha dicho Isaías: .

En esta noche Santa, hermanos, la luz que fulgura en Belén es el signo de nuestra esperanza, no nos desanimemos ante las pruebas de nuestra esperanza, esperemos contra toda esperanza, aferrémonos a esa plenitud de los tiempos, vivamos ese ideal de Dios que tiene que realizarse. La Navidad es un mensaje de optimismo que yo quisiera clavar muy adentro en el corazón de cada cristiano para que esta noche marcara, como la palabra divina nos lo está haciendo, una noche que marque el principio de un Reino de Dios que se espera con seguridad.

2ºCRISTO, EL CONSTRUCTOR DEL REINO

¿Por qué? Este es mi segundo pensamiento; no lo vamos a hacer nosotros los hombres, ese reino ya lo está construyendo Cristo. Hemos oído con que belleza nos ha descrito el profeta Isaías la bella figura de Cristo Nuestro Señor: Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, lleva al hombro el principado y es su nombre maravilla de consejero, Dios guerrero, padre perpetuo, príncipe de paz. Para dilatar el principado con una paz sin límites, sobre el trono de David, y sobre su reino. Cuenta la historia que cada vez que un descendiente de David era ungido como sucesor en el trono que Dios había prometido mantener, se pronunciaban como un ritual, estas palabras de Isaías, en las cuales, no era propiamente el hombre que se coronaba en el trono de David el que iba a realizar este proyecto de Dios, sino que se pensaba en la profecía. Todos los reyes de la dinastía davídica tenían un ideal y se realizaría no con un simple hombre de la historia, sino cuando ese hombre fuera, al mismo tiempo, un Dios, Enmanuel, Dios con nosotros; de tal manera que los reyes de Israel y de Judá sabían que ellos eran muy limitados, pecadores, imperfectos y que ningún rey, ningún gobernante, puede realizar la plenitud del proyecto de Dios. Y la Iglesia y el Reino de Dios será el que le toca criticar, concientizar, analizar, que los reinos de la tierra todavía les falta justicia, les falta paz, les falta eficiencia y sólo cuando el rey verdadero anunciado por Dios, Cristo, sea verdaderamente el rey de todos los corazones, entonces habrá ese reinado que Dios proyecta. El rey ideal nunca se realizó en el trono de David, hasta esta noche en que pudieron cantar los ángeles las palabras del profeta: .

JESUCRISTO, EL SEÑOR

Sólo Cristo lo puede dar, por eso también leemos en la segunda lectura, donde San Pablo define a este Cristo, esta Navidad, como la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. En esta noche, hermanos, nos acercamos a una cuna que no es la de un niño, es la de un Niño Dios y ante esa cuna, esta palabra de San Pablo debe ser la iluminación de nuestra fe, confesión de su divinidad.» Es el gran Dios y salvador nuestro que ha nacido: Jesucristo». Y por eso también en el evangelio, cuando los ángeles van a anunciar a los pastores al recién nacido en Belén lo describen así: , Miren que tres bellos nombres: . Mencionar , en aquellos tiempos en que se escribió el evangelio, era dirigir un reto a los ídolos de la tierra. Para el cristiano no hay más que un Señor, ha nacido hoy y hemos de adorarlo, al único Señor ante los hombres, ante el cual los hombres deben doblar las rodillas; ante ningún otro Señor de la historia ni del tiempo; Cristo es el Señor, Cristo es el Mesías, Cristo es el Salvador.

3ºLO QUE DIOS ESPERA DE LOS HOMBRES

Y finalmente hermanos, si este es el proyecto de Dios y su propio hijo es el artífice de ese proyecto, no quiere hacerlo solo. El tercer pensamiento de este mensaje navideño, es traducir de la palabra divina lo que Dios espera de los hombres. Lo que Dios encuentra muchas veces es la oposición, es el desprecio de Dios; y aquí en la lectura de Isaías encontramos cómo las sombras que se cernían sobre aquella región de tinieblas era precisamente el fruto del atropello que los hombres hacían. Pero ya anuncia Isaías: . No es el triunfo de la grosería ni de los hombres, lo que va a prevalecer; está profetizado que los hombres también que se oponen al Reino de Dios, servirán para manifestar más el esplendor de la gloria de Dios y se convertirá en combustible de incendio todo aquello que se opone al Reino de Dios.

TODOS, INSTRUMENTOS DE SU REINO

En cambio, encontramos en la lectura del Nuevo Testamento, el evangelio y San Pablo, como hasta los hombres que ignoraban a Cristo, Dios los hace instrumentos de su reino. Oyeron cómo comenzó el evangelio de hoy: . Los gobernantes, los grandes de la tierra, son instrumentos de Dios. ¿Quien le iba a decir al imperio romano que toda su grandeza iba a terminar aquí, de rodillas ante la cuna del Niño Jesús? «¿Quien le iba a decir al emperador Augusto, que su orden de irse a empadronar cada uno a su pueblo de origen, iba a ser obedecido por José desde Nazaret y María, para que Cristo cumpliera una profecía, nacer en Belén?. Los hombres, aún sin saberlo, somos instrumentos de Dios, pero cuando el hombre no se opone a Dios y no ignora a Dios sino que se hace conscientemente instrumento de Dios, es María, es José, es el grupo de pastores, es Pablo apóstol, es la Iglesia, somos los cristianos, que habiendo recibido en el bautismo la incorporación a este pueblo santo que Cristo se está formando para hacerlo presente en todas las horas de la historia tenemos que escribir estas consignas que nos dá San Pablo hoy.

¿DE QUE GRUPO SOMOS?

Trae Dios la salvación y nos está enseñando a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dichosa esperanza. Hermanos, esta es la llamada de Dios en esta noche. Como quisiera yo ir acercándome a cada corazón para preguntarle a ¿cuál de estos grupos humanos perteneces en esta noche santa? ¿A los que se oponen a Dios y siembran tinieblas en la tierra? ¿a los que desconociendo a Cristo le sirven sin saberlo de instrumento de su reino como el emperador y los grandes en tiempo de Cristo?. Ojalá, sean más bien como el tercer grupo, el de la Virgen, el de los pastores obedientes, el de los que acuden al llamamiento del Señor.

CRISTO ESTA NACIENDO HOY

Nosotros los cristianos, tomemos conciencia en esta noche que Cristo no nació hace 20 siglos, Cristo está naciendo hoy en nuestro pueblo, en nuestro corazón, en la medida en que cada cristiano trate de vivir a integridad el evangelio, la vida cristiana, las consignas de la Iglesia verdadera de Dios, en esa medida, cada uno de nosotros es como el apóstol, es como María, es como el pastor que dá gloria a Dios, canta la alegría de haber conocido a Cristo y trata de llevar esa noticia a otros como los pastorcitos de Belén. Para esto es necesario convertirse sinceramente a Cristo, convertirse al amor que nos visita, hacer eco a la bondad infinita de Dios que nos trae la redención; no rechazarla , no ser tiniebla, ser corazón abierto como una cuna para que nazca Cristo en cada alma esta noche y desde entonces se inunde de luz cada corazón para cantar con los ángeles el anuncio que tenemos que llevar a todos los hombres, a toda la sociedad, a toda la patria: . Hermanos, desde este mensaje de la gloria de Dios, de la paz a los hombres, quiero decirles respaldado por la palabra divina: ¡FELIZ NAVIDAD!

Vamos a pronunciar ahora de manera especial nuestro Credo.

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Festividad de San José

QUEZALTEPEQUE,

19 de diciembre de 1977

Queridos hermanos sacerdotes, queridos católicos de Quezaltepeque y comunidades que han tenido ese gesto de comunión, viniendo a convivir esta fiesta patronal de la parroquia de Quezaltepeque, en honor de San José: Que todos, católicos de Quezaltepeque, han tenido la feliz ocurrencia de celebrar el día de San José en las cercanías de la Navidad. Sabemos que en la Iglesia Universal se celebra el 19 de marzo, pero aquí, Quezaltepeque, destacándolo del año, lo coloca cerquita de la cuna del niño Jesús el día de su patrón San José. Coincide esta idea con una idea grandiosa que tuvo el Papa Pío IX, el siglo pasado, 1870, que escogió precisamente el mes de diciembre, el 8 de diciembre para proclamar el patrocinio de San José, quiere decir, poner bajo el cuidado de San José a la Iglesia Universal. Estamos, pues, como celebrando ese aniversario del patrocinio, de la protección de San José sobre esta Iglesia fundada por Cristo y así recobra todo su bello sentido la oración que se ha dicho aqui hace un momento: ¡»Oh Dios que confiaste a San José los principios de la redención!” Esta es la fiesta de hoy, acercarnos a los principios de nuestra redención y en esos principios de la redención cristiana encontramos los dos personajes protagonistas de toda esa redención: Cristo y María.

LOS ORIGENES DE LA IGLESIA

Esos dos personajes los más grandes que han existido en la tierra, son los orígenes de esa fuentecita que en Belén comenzó a crecer como un río que ahora es un torrente por el mundo, la Iglesia Universal, que lleva como objeto la salvación de los hombres. San José fue puesto como el cuidador de esa fuente que nacía. Justo era que en los tiempos modernos, cuando ya esa fuente se había hecho río inmenso, Iglesia Universal, se recordara también a los hombres de nuestro tiempo el papel importante de San José dentro de esa Iglesia.

En los orígenes, esta Iglesia se denomina con dos nombres: Cristo, María. Para los dos ellos, San José tiene una relación única como todos sabemos. Para María es su esposo. Reflexionen aqui los que llevan esa dignidad de esposo, lo que significa en un hogar el esposo, el padre de familia. Eso es San José no sólo para la sagrada familia sino para esa familia que va a crecer inmensamente, la familia de Dios.

LA PRIMERA CRISTIANA

María, su esposa, la acaba de llamar el Concilio Vaticano II el principio y el modelo de la Iglesia. Miren que bella descripción de esa mujer bendita el principio y el modelo, quiere decir que la Iglesia que va a trabajar a lo largo de los siglos con todos los hombres que creen en Cristo, tienen que parecerse a María. María es la primera cristiana, María es el modelo de un evangelio que se hace vida, María es el ideal de la Iglesia. Como quisiera la Iglesia en su trabajo con los pueblos, hacer que todos los hombres y todas las mujeres sobre todo, se parezcan a María, el modelo del alma que se deja redimir, el modelo del alma que le dice a Dios en sus proyectos de salvación: . Por eso María es llevada también en cuerpo y alma a los cielos para constituirse allá también, el principio de aquella Iglesia que nosotros vamos a ir a construir cuando nos muramos y nos salvemos y cuando después del juicio final, resuciten también nuestros cuerpos y se encuentren allá con el cuerpo de María que ya está en el cielo como primera piedra de aquel edificio glorioso con que va a construir Dios su templo para toda la eternidad. María, pues, es el principio, el modelo que la Iglesia tiene delante para copiar en el corazón de todos sus cristianos, la imagen que Cristo redentor ha querido hacer de todos sus redimidos.

REDIMIDA Y ESPOSA

María, se le llama por eso la primera redimida, el modelo de los redimidos, la redimida por excelencia, la flor más hermosa de la redención, el lujo de Cristo crucificado en la cruz. La sangre de Cristo no pudo brotar de una roca más bella que María su propia madre. Esa mujer bendita que va a ser el principio y el modelo de todos los hombres que quieran ser salvos. Se le entrega a José como una esposa. Mediten aquí las que tienen esa dignidad en sus hogares, esposas, madres, y así como lo sientan las esposas nobles en su hogar, eso siente María; en el hogar de los hijos de Dios, eres la consejera, la conciencia, el calor de amor, la ternura, todo lo que vale una esposa, en su hogar, una madre en su hogar, eso es María en la Iglesia, y esa es la esposa de San José.

JOSE, ESPOSO DE MARIA

Ahora comprendemos un poquito la dignidad de ese hombre, la confianza que Dios debió de tener a ese hombre para confiarle una mujer tan delicada, tan grandiosa, verdaderamente el lujo de la humanidad. María, lo más noble de la humanidad se le entrega a José para que la cuide, para que la proteja. Y el otro gran ejemplar que fue puesto bajo el patrocinio de San José, es Cristo Nuestro Señor. Ayer, en las lecturas del domingo, San Pablo nos decía que ese Cristo en cuanto hijo de María, descendiente de David, es un hijo de David como declaraba el evangelio. Pero no acaba allí la dignidad de Cristo, en cuanto ungido por aquella concepción virginal, María concibe en sus entrañas un hombre que al mismo tiempo es Dios. Por eso Cristo es el único hijo de mujer que no tiene un padre en lo natural aqui en la tierra. ¿Cómo puede ser ésto? dice María, cuando el Angel le anunció ¿cómo voy a tener un hijo si no tengo relación con ningún hombre? y el ángel le declara: No, es que el fruto de tus entrañas no es un hombre cualquiera, lo que va a nacer de ti es lo santo, lo ungido por el Espíritu de Dios, será el fruto de un milagro para aquel que no tiene imposibles. Aquel que hizo posible que tu prima Isabel, anciana, estéril, pudiera ser capaz de ser madre del precursor, va a hacer que de ti, sin perder tu virginidad, sin concurso de hombre, puedas tener un hijo virginalmente, porque viene ungido por el milagro de Dios. Tu hijo se llamará hijo del Altísimo, hijo de Dios, Cristo el redentor, el que va a perdonar los pecados de todo el pueblo.

TU PADRE Y YO

Que gloria la de María tener tal hijo, y ese hijo sin ser fruto natural de José, se llamará hijo de José. No hay elogio más hermoso para San José que aquella queja de María cuando encontró al niño Jesús en el templo: Hijo, ¿por qué has hecho esto con nosotros no ves que tu padre y yo te andábamos buscando? José y María sabían que Cristo no era hijo de José en la forma natural en que un hombre es padre de un hijo, José sabía y respetaba aquel milagro virginal de Cristo, sin embargo, María le dice a Cristo: tu padre y yo ¿qué honor el de San José, lo que el Padre Eterno puede decir a Cristo, este es mi hijo muy amado, lo puede decir José: es mi hijo. Y el hijo que llamó tantas veces en su oración: padre, al padre de los cielos, me imagino yo tantas veces diciéndole a José, papá, padre. Qué hermoso esta relación entre José y Cristo pero resulta, queridos hermanos, que así como María es el modelo de toda una Iglesia que va viviendo durante toda la historia, Cristo todavía más, es un hijo de José que se prolongará en su Iglesia.

LA IGLESIA BAJO SU PROTECCION

Y aqui es lo que yo quisiera que nos fijáramos principalmente, queridos hijos de Quezaltepeque, yo quiero que nos fijemos en este concepto, sobre todo, que José, siendo el padre legal de Cristo ve que ese Cristo se prolonga en su Iglesia y siente que todos nosotros los cristianos, somos también hijos suyos, estamos bajo su protección y con el mismo cariño con que cuidaban a su niño Jesús en el taller de Nazaret , nos cuida también a nosotros, su Iglesia. Este misterio, hermanos, es el que yo quisiera que se grabaran muy hondo en esta misa que estamos celebrando en su honor. Como define el concilio Vaticano II a la Iglesia, dice así:

Voy a repetirles este concepto que aqui está la esencia de mi pobre mensaje: Aqui hay tres cosas: 1o.) la Iglesia es un conjunto jerárquico. 2o.) la Iglesia transmite la verdad de Cristo, 3o.) la Iglesia es el instrumento de Cristo para transmitir su vida.

1ºLA IGLESIA ES UN CONJUNTO JERARQUICO

Es un conjunto jerárquico, quiere decir que la Iglesia es una sociedad visible, que tiene sus pastores, a los cuales el pueblo sigue y obedece. Al pueblo servimos nosotros, por eso hemos querido darle a esta misa parroquial todo el sentido jerárquico: He querido estar con Uds. En mi calidad de Arzobispo de la Arquidiócesis, junto con mis queridos hermanos y colaboradores: los sacerdotes. Estos somos los que representamos la autoridad jerárquica, el centro de la unidad, el instrumento que usa Cristo para transmitir su verdad y su vida: Todo aquel que quiera vivir esta vida y esta verdad de Cristo, tiene que estar en comunión con este conjunto jerárquico: Cristo habla y dá su vida por su predicación que dan sus obispos y los sacerdotes en comunión con el obispo.

EN UNION CON EL OBISPO

Cuando un sacerdote se descoyunta de esta comunión con el obispo, ya no es su instrumento de la jerarquía y por tanto ya no es un miembro vivo de esa vida que transmite la verdad y la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Mucho más grave todavía cuando no solamente ha descoyuntado la unidad sino que haciendo un atentado contra la unidad de la Iglesia, él solo se ha excomulgado como aquel que toca un alambre de alta tensión, nadie lo ha quemado, el solo se quemó. Así resulta que todo aquel que se desconecta y se excomulga ya no es conexión de este cuerpo jerárquico: Hermanos, naturalmente que la verdad y la gracia de Cristo se dará a toda persona de buena voluntad y asi resulta que aún viviendo en el protestantismo o en una religión falsa, se puede salvar uno, cuando de buena voluntad vive en esa religión falsa, pero cuando no hay buena voluntad, cuando conscientemente se le está haciendo guerra al obispo y hay quien acuerpa esa guerra, ya no puede haber allí buena voluntad, ya ese grupo de hombres o mujeres que instrumentalizan un sacerdote descoyuntado de la unidad jerárquica ya no están viviendo la verdad y la vida que Cristo ha traído al mundo sino que están viviendo su propio capricho, su propia excomunión.

Vivamos hermanos esta unidad que la Iglesia trae no de si, sino de Cristo Nuestro Señor, si la Iglesia no está dando nada; sí, la Iglesia es como un canal, como un alambre eléctrico; el canal se conecta con la fuente y así trae agua, no es el caño el que dá agua sino la fuente que usa este caño para traer el agua, no es el alambre el que dá corriente eléctrica son los dínamos generadores de donde el alambre trae la corriente para convertirla en luz de nuestros ojos, en energía eléctrica de nuestras cosas eléctricas. Así también la jerarquía del obispo con sus sacerdotes, deben estar conectados con la fuente, con los dínamos que dan la vida y cuando ya se desconectan no es más que un caño cortado de la fuente, no es más que un alambre cortado del dínamo, alambre sin corriente, caño sin agua; ésto es el cisma, ésto es separarse de este cuerpo jerárquico que Cristo quiso para transmitir su verdad y su vida.

Esto es lo primero, hermanos, y por ésto en esta fiesta de San José, lo que yo pido a mis queridos católicos es que agrupemos más firmemente nuestro conjunto jerárquico, que estemos más sólidamente unidos con nuestros párrocos así como los párrocos lo están con su obispo. La semana pasada tuvimos una reunión del clero y les quiero confesar, hermanos, mi satisfacción profunda cuando escuché de todos mis queridos sacerdotes una palabra tan profundamente solidaria, hasta llegar a decir . Yo les quiero agradecer a mis queridos sacerdotes aqui presentes y en ellos a todos los de la Arquidiócesis, que esta comunión que expresaron el jueves de la semana pasada, ha servido para mí de un estímulo poderoso y puedo decirles de nuevo que me siento muy unido a todos los sacerdotes que están tan noblemente en comunión con su obispo y asi quiero sentir también de las comunidades que voy visitando, que todas ellas me van expresando su solidaridad, no por ser yo una persona humana, en eso no soy más que un caño, un alambre, sino porque este caño y este alambre está conectado y quiere estar con Cristo y así con todos aquellos que están solidarios conmigo transmitirles la verdad y la vida de nuestro Señor Jesucristo.

2ºLA IGLESIA TRANSMITE LA VERDAD SOBRE CRISTO

Y así, hermanos, la segunda idea es que esta unidad jerárquica no es para sí sino para dar la verdad y para dar la vida. La verdad en primer lugar, la verdad solamente existe en comunión con el magisterio de la Iglesia, la verdad revelada por Dios y por eso manténganse siempre unidos en la verdad que la Iglesia predica. Hoy, hermanos, es muy peligroso que nos tilden que nos hemos hecho comunistas, que nos hemos hecho subversivos, que nos hemos metido en política y así se está desacreditando la verdad de la Iglesia. Pobrecitos los que, como los fariseos, oyen de Cristo la terrible maldición:

Mucho cuidado, hermanos, no se dejen seducir, Dios ve que ustedes tienen criterios, es decir, saben pensar; no se dejen seducir por la mentira aún cuando esa mentira esté envuelta en conveniencias políticas, en conveniencias económicas o sociales. Cuántos hay que venden la verdad por un puesto miserable que se les dá por denunciar o por condenar por desprestigiar esta Iglesia: periódicos, transmisiones de radio bien pagadas, para que desprestigien la Iglesia, no les importa decir la Verdad, les importa el dinero que ganan, las 30 monedas de Judas traicionando la Verdad de su divino Maestro. Cuidado, hermanos, no quisiera en Quezaltepeque ningún traidor de la Verdad sino hombres y mujeres firmes en su Verdad, como los mártires, aunque nos quiten la vida. Esta es la verdad, Dios nos dará la vida eterna a cambio de la vida que perdemos en la tierra. Dios nos dará felicidad muy superior a la que nos pueden ofrecer los poderosos de la tierra. No nos vendamos por nada y esta verdad es muy superior y hay que conservarla, es la fe que decía Cristo, aquellos que dan su vida por esta verdad la encontrarán, en cambio los que se avergüencen de esta verdad, la perderán.

No es una ventaja de mucho valor el de estar bien en esta tierra, cuando se traiciona a Cristo y a su Iglesia, es una ventaja que se vende muy barata, porque se va a dejar con la vida, y es terrible oír de los labios de Cristo: apartaos malditos, inicuos, no os conozco porque yo me avergonzaré de aquel que se avergüenza de mí delante de los hombres.

3º LA IGLESIA ES EL INSTRUMENTO DE CRISTO PARA TRANSMITIR SU VIDA

Y finalmente, hermanos, la Iglesia que San José cuida, conjunto jerárquico para transmitir la Verdad, transmitir también la Vida. Qué bonito ver aquí delante de mí, una niña de Primera Comunión, va a recibir la Vida, ya recibió la Confirmación, el Bautismo. Los sacramentos que administramos los sacerdotes son la Vida de Dios que se dá a las almas, les alimenta a ustedes hermanos, y en este momento estamos viviendo el sacramento de la Eucaristía, Cristo presente aquí entre nosotros, gracias al ministerio de los sacerdotes; entonces esa vida vivámosla intensamente, no la perdamos por el pecado.

Y mucho cuidado, también. que así como he dicho que el sacerdote mantiene su potestad sacerdotal aunque cuando se haya apartado de la Iglesia, no vamos a decir que son inválidos los sacramentos que él administra, pero vamos a decir que aquel que los recibe conscientemente de un sacerdote ilegítimo, está en pecado, comete ese pecado que se llama el sacrilegio, porque van a recibirlo donde no lo deben recibir, sabiendo que no lo pueden recibir de un excomulgado. Peca, el que lo recibe a sabiendas, el que no lo sabe, pues, naturalmente que le vale la absolución, el perdón. Gracias porque el Señor es misericordioso y al sacerdote le pedirá cuentas: ¿por qué estas administrando ilegítimamente lo que no puedes administrar?. El dará cuenta a Dios, pero Dios es tan bueno que aquellos que reciben su ministerio, lo reciben de verdad, con tal que sea ignorantemente. Pero en Quezaltepeque no se puede hablar de ignorancia cuando es un hecho que toda la república lo sabe.

LO QUE IMPORTA SON USTEDES

Hermanos, tenemos, pues, que la Iglesia que fue confiada a San José, viva aquí. Y termino con este pensamiento del Concilio: «La Iglesia es el cuerpo de Cristo, que es el medio eficaz de la unidad del género humano. No importa que no estén todos los hombres, dice el Concilio, puede ser una pequeña comunidad, pero en esa pequeña comunidad está toda la fuerza de la redención, toda la fuerza unificadora de la Iglesia». Hermanos, no contemos la Iglesia por la cantidad de gente, ni contemos la Iglesia por sus edificios materiales, la Iglesia ha construido muchos templos, muchos seminarios, muchos edificios, que luego se los han quitado, se los han robado y han hecho bibliotecas y cuarteles y otras cosas, mercados también. No importa, las paredes materiales aquí se quedarán en la historia, lo que importa son ustedes, los hombres, los corazones, la gracia de Dios, dándoles la Verdad y la Vida de Dios. No se cuenten por muchedumbres, cuéntense por la sinceridad del corazón con que siguen esta Verdad y esta Gracia de nuestro Divino Redentor.

Queridos hermanos, yo auguro, pues, que en Quezaltepeque se mantenga sólida esa comunión de los verdaderos católicos con su verdadero párroco y quiero aprovechar para felicitar al querido Padre Roberto, que ha sido fiel a mantener ese signo de unidad. En torno de él quiero agradecer y felicitar a las Hermanas, principalmente a las Hermanas de este Colegio por la solidaridad con que han sabido defender la causa del cristianismo verdadero, lo mismo a las Hermanas Belgas que han sufrido en estas circunstancias pero que están firmes en el mantenimiento de esta unidad en nuestra Iglesia. Así también a las comunidades, conscientes de su deber de bautizados, de aceptar esta unidad jerárquica expresada aquí en Quezaltepeque por su verdadero párroco, el Padre Roberto. Mantengámonos unidos a él y él a su obispo, como el obispo al Papa, y el Papa a Cristo. Así es la corriente eléctrica que va trayendo hasta Quezaltepeque esa fuerza dinámica de la Gracia de Dios y esa luz iluminadora de la verdad de nuestro Señor Jesucristo.

Bendito sea San José, que nos protege y cuando Nuestro Señor le confió la vida de la Virgen y de Cristo Nuestro Señor, sabía San José, a lo largo de la historia, que su papel es importante, cuidar esa unidad jerárquica, cuidar esa verdad que transmite la Verdad jerárquica y cuidar esa comunión de la vida para que así como cuidó a María y al niño Jesús en Nazaret, la Iglesia se siente protegida, querida, amparada, fuerte bajo ese patrocinio del gran obrero, del hombre sencillo. La grandeza de un hombre no se mide por su categoría social sino por la nobleza de su corazón y San José fue eso ante todo, el hombre de la confianza de Dios para confiarle los misterios nacientes de la redención que ahora se han convertido en la Iglesia Universal. Como miembros de una Iglesia Universal, como miembros de las comunidades aquí presentes en la misa de Quezaltepeque, vamos a ofrecer nuestra misa en honor de San José para gloria de Nuestro Señor. Así sea.

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Dios viene a salvarnos

4o. Domingo de Adviento

18 de Diciembre de 1977.

Lecturas:
Isaías 7, 10-14
Romanos 1, 1-7
Mateo 1, 18-24

Ya en las proximidades de la Navidad, las lecturas de la palabra de Dios nos hablan de esa cercanía que debe llenarnos de gran esperanza. Dios viene a salvarnos, podía ser el título de esta homilía de hoy. Dios viene y hemos de sentir sobre nuestros pesimismos, sobre nuestros desconciertos y a pesar de que el horizonte de la vida de la historia se siente como cerrado, Dios viene y abrirá caminos de luz, solamente nos pide corresponder con fe, con confianza en él. A la luz de esta cercanía, y viviendo profundamente esta esperanza, hemos de reflejar con esta alegría del corazón, que no es una alegría superficial, como muchos la tienen en Navidad, sino la alegría profunda de una fe, hemos de reflejarla, digo, sobre las realidades que nos circunscriben porque somos gente que lleva sus pies en la tierra y vive una historia y no puede prescindir de sus convicciones, de sus esperanzas Intimas, cuando siente también las repercusiones de la realidad que lo circunda. Cada uno lleva sus propias realidades, sus problemas personales; cada familia también tiene su historia y la familia de familias, que es la patria, también está construyendo su historia y el Reino de Dios que lo formamos quienes queremos humildemente seguir a ese Cristo, a ese Redentor, tenemos que ser un pueblo luz, un pueblo fuerza, un pueblo, que como el mismo Cristo lo definió, sea levadura en la masa, luz del mundo, sal de la tierra, y este es el objeto de esta predicación dominical. Yo le agradezco al Señor la buena voluntad de Uds. queridos radioyentes y queridos amigos que visitan la Catedral y la llenan, porque esa presencia y esa atención ya es un signo de profunda esperanza. Construyamos todos los que nos sentimos responsables, bautizados en Cristo, formando por tanto este pueblo redentor del mundo, construyamos, un Reino de Dios, que sea sólido, intimo, santo, en el seno de una comunidad, para que desde allí irradie la belleza, la esperanza, la luz que nuestra patria espera.

EL PAPA Y NUESTRA PATRIA

Así me parece que sintoniza maravillosamente con este pensamiento de la Arquidiócesis, el mensaje mismo del Papa, que apenas esta semana dirigió al nuevo embajador de El Salvador ante la Santa Sede, don Prudencio Llach. El Papa, según la noticia que leemos en la prensa, elogió el empeño del pueblo salvadoreño por mejorar sus condiciones generales de vida, a partir de la visión global del hombre y de la humanidad, enseñada por la Iglesia. La visión que la Iglesia tiene sobre el hombre y sobre su colectividad, hay que tenerla en cuenta, dijo el Papa, para mejorar las condiciones generales de vida de nuestro pueblo. El Papa también manifestó al embajador de El Salvador: la Iglesia desea respetar en forma permanente la competencia del poder temporal, o sea del gobierno, y acepta un diálogo constructivo con las autoridades civiles. El Papa reivindicó para la Iglesia salvadoreña la imprescindible libertad para predicar la fe, enseñar su doctrina moral y social y ejercer su misión entre los hombres sin ninguna traba. Ese camino, dijo el Papa, puede prevenir males y superar un clima de violencia que desgraciadamente ha causado también lutos en el campo eclesial. El Papa no se olvidó de nuestras víctimas, sacerdotes y colaboradores de la evangelización de nuestra patria. También destacó el Papa la necesidad de construir una atmósfera social en la que se enmienden evidentes injusticias que impiden que los bienes creados, lleguen de manera equitativa a todos. Este breve resumen del mensaje del Papa, el cual va a ser publicado cuando llegue íntegro, me dá una inmensa alegría, porque yo encuentro aqui los pensamientos del Papa perfectamente, poniéndole base a la actitud evangélica de nuestra Iglesia arquidiocesana. No hemos dicho otra cosa distinta que la que el Papa acaba de decir, hemos defendido la visión global del hombre que la Iglesia actual está predicando aqui en El Salvador y hemos dicho que no se confunda esa visión global con otras ideologías que no son la mentalidad de la Iglesia. También hemos proclamado el respeto al poder temporal. De parte de la Iglesia no ha habido una intromisión en el poder temporal y también hemos aceptado, como dice el Papa, un diálogo constructivo. Constructivo quiere decir que sea sobre bases de hechos de sinceridad. Estamos dispuestos, como el Papa lo augura, a un diálogo, pero en un ambiente de confianza en que van a ser no sólo promesas sino hechos y sinceridad.

EL PAPA Y LA LIBERTAD

Esto es hermoso, es lo que hemos defendido siempre, el Papa defiende la libertad de predicar la fe de la Iglesia, sin ninguna traba y que se la deje ejercer su ministerio entre los hombres. El ministerio de la Iglesia abarca también los Derechos Humanos, porque ella es defensora de la Ley del Señor en la Tierra y todo cuanto atropella la dignidad, la libertad, es parte de la misión de la Iglesia, por eso el Papa apoya, pues, el ejercicio de esta misión de la Iglesia entre los hombres, sin ninguna traba. Y lamenta el Papa que haya habido lutos en el campo eclesial y llama a prevenir estos males, superando un clima de violencia. También hemos gritado con el Papa contra la violencia, sea la violencia que se institucionaliza, que reprime, sea también la violencia que subvierte, del oprimido, cuando se mancha esa violencia con el pecado, con el odio, con el resentimiento. La Iglesia no puede tolerar una violencia manchada de pecado. Y también destacó el Papa y esta idea hay que tenerla muy clara, que se debe construir en El Salvador una atmósfera social en que se enmienden evidentes injusticias. El Papa señala, pues, una injusticia evidente en nuestro ambiente y pide una
organización social en la patria, de manera que los bienes creados lleguen equitativamente a todos. Hermanos, como ven, en esta Navidad yo siento como un gran regalo del magisterio de la Iglesia, esta comprobación de que la predicación de nuestra Arquidiócesis va en un sentido, verdaderamente según el evangelio, porque el Papa es para mí, siempre, la piedra de toque de la autenticidad de una doctrina revelada por Dios a los hombres.

LEYES JUSTAS PARA LOS POBRES

Por eso me alegra, hermanos, no todo es pesimismo. Así como hemos reprobado injusticias, leyes que no están de acuerdo con el pensamiento cristiano, me alegro de haber conocido un proyecto de ley titulado . Los considerandos hacen honor a un gobierno que se preocupa del bienestar de los sectores de menores recursos, particularmente en las áreas rurales, en las que es necesario cumplir servicios, prestaciones, para resolver los problemas de la salud, la educación, la vivienda y otros, y que naturalmente esos recursos tienen que salir de los mismos sectores agropecuarios, sin quitar por eso el entusiasmo para seguir progresando en la técnica de esos sistemas agropecuarios. Es decir, esta es la justicia cristiana y social. Ojalá cumpliendo el deseo del Papa tengamos también un día en El Salvador esas leyes que tengan en cuenta sobre todo esos sectores de menores recursos y así veremos como una patria por el mismo hecho de descartar las injusticias sociales superará los peligros del terrorismo, desaparecerán odios, diferencias, cuando las mismas leyes nos den una institución nacional conforme al pensamiento de Dios que lo ha creado para que todos nos sintamos hermanos.

Por eso también, hermanos, a la luz de este pensamiento yo quiero hacerme solidario de 280 niñas, 280 varones y 60 adultos que frecuentan la escuela Concha viuda de Escalón, fundada hace 34 años y que está en peligro de sufrir un desalojo injusto. Yo suplico, pues, a quienes tienen la competencia de resolver justamente este problema, así como espero también una justa solución con respecto a la dignidad humana, del problema laboral surgido en la fábrica Quality y en el desalojo de campesinos de la hacienda de San Francisco de Zacatecoluca.

ALEGRIAS DE NAVIDAD CON SACERDOTES

Quiero alegrarme, también, hermanos, en esta Navidad, en esta semana, la Iglesia ha vivido momentos muy felices. Por ejemplo, el jueves: una reunión del clero muy valiosa, en que evaluamos las circunstancias en que hemos trabajado durante este año tan complicado. Creo que podría destacar tres notas de esa reunión de los sacerdotes: la sinceridad, la solidaridad con el obispo y el optimismo. Una sinceridad en la que no se callaron las mismas deficiencias y hasta los pecados que pudimos haber cometido en circunstancias tan raras, en nuestra vida eclesial de este año. Una sinceridad que nos llevaba también a buscar medios auténticos de evangelio para construir como colaboradores de Cristo ese Reino de Dios en El Salvador. La solidaridad con el obispo me ha conmovido profundamente, de tal manera que este domingo, cuando estoy hablando aquí yo con mi voz, siento que es todo un presbiterio, todo un conjunto de sacerdotes, religiosos y lacios comprometidos en el trabajo pastoral de la Arquidiócesis que me está respaldando, no es mi voz sola, una voz que clama en el desierto se que en cada parroquia, en cada comunidad, hay un sacerdote, una comunidad religiosa, un grupo de fieles que está plenamente solidario con el pensamiento de aquel que indignamente ha sido escogido para ser la cabeza de la diócesis y la expresión de la vida de la Iglesia de toda la región. Yo les agradecí profundamente ellos se comprometieron a solidarizarse cada vez más, de tal manera dijeron, que me devolvían aquella frase , los sacerdotes podemos decir: . Les agradezco profundamente, queridos hermanos sacerdotes y sepan que jamás en mi conciencia traicionaré ese profundo voto de solidaridad y de confianza. También los felicito por el optimismo, la alegría, hasta para sufrir, si es necesario por el nombre del Señor. Un propósito así, pues, está lleno de grandes esperanzas para todo nuestro pueblo, al cual le suplico que se muestre solidario, también amigo comprensivo, del trabajo de nuestros queridos sacerdotes.
En Suchitoto, junto con todos los sacerdotes del Departamento de Cuscatlán, después de celebrar a la Patrona , tuvimos una reunión que también es todo un sentido de promesa y de solidaridad. Quiero expresar aqui ya, en público, el agradecimiento de aquella parroquia y de toda la Arquidiócesis a nuestro querido Monseñor Chávez y González que se ha retirado con la satisfacción de decir: ¡misión cumplida! Dios lo bendiga, Monseñor; ojalá que el Señor siga bendiciendo sus años, que el Señor le conceda como bello ejemplo de fidelidad sacerdotal al trabajo, a la jerarquía, al pueblo de Dios.

CELEBRACIONES EN LA ARQUIDIOCESIS

Celebramos la fiesta en Tacachico en honor de San Pablo, patrono, y de la Inmaculada Concepción; una comunidad bella, entusiasta, alegre, acogedora. Quiero felicitar al Padre Párroco, el joven Jorge Salinas, por lo bien equilibrado que va llevando el ministerio en aquella parroquia.

Ayer sábado, llevamos a San José Villanueva una comunidad de hermanas Pasionistas; me alegró mucho el espíritu de entrega con que ellas van y la acogida generosa que el pueblo les ha brindado.

Ayer también, por la tarde, estrechamos calurosamente al Padre Agustín Grisseri, que celebraba en El Calvario, 50 años de vida sacerdotal. ¡Dios lo bendiga!

Y tres avisos para finalizar esta parte, hermanos.

TRES ANUNCIOS

El primero es que mañana a las 9 de la mañana, se va a celebrar en Quezaltepeque en el colegio San José de las hermanas Dominicas, la fiesta del Patrón San José. Varias comunidades harán acto de presencia en este acto parroquial, que se celebrará, pues, en el amplio local del Colegio de las hermanas, Colegio San José en Quezaltepeque.

También el segundo aviso, es que en la noche de Navidad, aqui en Catedral, vamos a celebrar la misa a las 7 de la noche, movido por las circunstancias, queremos anticipar esta hora, de modo que les invito para que a las 7 de la noche, el 24, nos reunamos aqui en Catedral. Esperamos que la misa será transmitida por esta emisora. Al terminar la misa, las madres, esposas y familiares de los desaparecidos, van a tener una reunión de familia, una cena pascual de familia, y hacen un llamamiento a todos los hogares que sufren estas ausencias, aqui en la cripta de Catedral, con fin meramente humano y religioso, pidiéndole a las familias que celebran su cena de Navidad sin la angustia de un desaparecido, que pidan mucho al Señor, que regresen al hogar esos seres queridos y que otro año encuentre los hogares más felices en esta Navidad. Por esto mismo, hermanos, que gusto le daría a la Iglesia si como un gesto de esa benevolencia que el Embajador de El Salvador fue a expresar al Papa, nuestro Gobierno decretara con motivo de la Navidad, una amplia amnistía y trajera la alegría, el consuelo a tantos hogares.

Y finalmente, el aviso de que la jornada de la Paz iniciada por Pablo VI tendrá un eco muy grande aqui en El Salvador, en la Catedral. Los días 4, 5 y 6 de enero, habrá conferencias por personajes de destacada actualidad, como Monseñor McGrath, Arzobispo de Panamá, que ya confirmó su presencia, y otros oradores. A todos les invito para que recemos esos días como una oración de solidaridad con el deseo del Papa de que haya verdadera paz en el mundo.

Y en este ambiente llega, hermanos, la Navidad, Dios viene a salvarnos, nos grita la palabra de Dios en este domingo. Yo quiero exponer estas tres ideas, para reflexionarlas profundamente durante esta semana-

lª) Hay un plan de Dios para salvar al mundo.
2ª) La Iglesia es la encargada de prolongar ese plan de Dios en la historia.
3ª) La reacción de los hombres, lo que Dios espera para salvar al mundo.

1º HAY UN PLAN DE DIOS PARA SALVAR AL MUNDO

Si la primera idea es que existe un plan de Dios para salvar al mundo, nos lo ha descrito hoy con palabra inigualable el apóstol San Pablo. Este evangelio que yo predico, dice Pablo, prometido ya por sus profetas en las escrituras santas, se refiere a su hijo, nacido según lo humano, de la estirpe de David y constituido según el Espíritu Santo, hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte, Nuestro Señor. Por él hemos recibido el don y esta misión de que todos los gentiles, todo el mundo, responda a esta fe. ¿Que quiere decir eso? Que Dios no está improvisando, que Dios cuando previó la caída del hombre, la ruptura del diálogo que se había entablado en los orígenes de la historia, previó también una redención. Una redención en la cual él, su hijo, personalmente vendría a esta tierra. Y aqui la palabra de Dios nos describe en el evangelio de San Mateo que ese proyecto eterno de Dios, no fue una utopía, sino que un día lo anuncia como un signo, por medio de un profeta, Isaías, que se encuentra frente a un rey. Acaz, afligido porque dos reyes vecinos, el de Israel o sea la parte Norte de Palestina y el de Siria, Damasco, habían confabulado ir a quitarle el trono y él buscaba el apoyo en el rey de Asiria, poderoso, para que viniera a defenderlo. Isaías le dice al rey que no confíe en los hombres, que confíe en la Promesa de Dios, que ha prometido que un vástago de David,-Acaz, es descendiente de David y va ha tener un hijo ya próximo el rey que va ser su sucesor Ezequías -,pero la promesa no mira solamente a aquella mujer fecunda, esposa de Acaz, sino que proyectándose en la promesa de Dios a David, le dice será una mujer extraordinaria, es un signo de la potencia de Dios que siendo Virgen y quedando Virgen será madre de un hombre que tendrá por nombre Emmanuel, Dios con nosotros.

MARIA Y LA NAVIDAD

Qué bella figura en la aurora de los tiempos de María, Nuestra Señora. María no puede estar ausente de nuestras esperanzas navideñas. Una Navidad sin la Virgen, es una Navidad sin ternura, una promesa de salvación sin una mujer bella, Virgen, encantadora, Santa, no sería una redención humana como Dios quiere dar sus gracias a los hombres por medio de la ternura de una madre. En estos días de Navidad, que crezca hermanos en el corazón nuestro amor a la Virgen María la madre de Emmanuel, Dios con nosotros. El rey Acaz, no quiere una señal, confía más en el rey de Asiria. Isaías lo reprende: casa de Judá no te aburres de cansar a los hombres sino que estás provocando al mismo Dios. Y cuando llegó la plenitud de los tiempos, el evangelio de San Mateo que se ha leído hoy, cuenta como se cumplió al pie de la letra, la promesa de siete siglos atrás: Isaías. Una Virgen de Nazareth recibe el saludo del ángel y la promesa

CRISTO PERTENECE A NUESTRA HISTORIA

Cuando José, según el relato de hoy, desconcertado ante el embarazo de su mujer, que por obra de un milagro del espíritu de Dios va a tener un producto virginal, oye la promesa también que le dice: ponle por nombre Jesús, que quiere decir salvador de los pecados del pueblo. Este es el Dios que nos salva: Emmanuel. San Pablo en su lectura de hoy, inicia una teología que a lo largo de los siglos será el tema sabroso de todos los teólogos, aún hoy se está estudiando como un tema de moda: la cristología, el tratado de Cristo. San Pablo pone las bases, las bases de una teología auténtica, de una cristología, un tratado de Cristo porque dice: por una parte, descendiente de David según la carne, este Cristo es hombre, perteneciente a una dinastía de reyes. Dios lo ha prometido, y como hombre pertenece a nuestra historia, sufre como los hombres, lleva en su corazón de hombre la angustia de todo el mundo, es humano. Que bello pensar, hermanos, que el Emmanuel, Dios con nosotros, es un hombre, es humano, me comprende, me acompaña, me consuela, me ilumina, pero por otra parte dice San Pablo: según el espíritu de Dios, ungido por el Espíritu Santo, en las entrañas en la mujer bendita que lo iba a tener, es hijo de Dios.

EL PROYECTO DE SALVACION

Un día nace Cristo en Belén, ungido por el Espíritu Santo. No ha sido el producto de un consorcio carnal de hombre y de mujer, ha sido el engendro milagroso virginal y nace virginalmente, el que va a traer una carne inmaculada para inmolarla en la cruz para la salvación de todos los hombres. Y un día, tres días después de morir, resucita. Y aquella carne de la Virgen hecha carne de Jesús, va también como hijo de Dios, a sentarse a la diestra de Dios Padre. Y allá vive, vive eternamente, el hijo de David según la carne, hecho por el espíritu, Hijo Dios. Y desde el cielo envió su espíritu divino y aqui está el proyecto de salvación de todos los hombres. Ese espíritu divino conquistado por el hijo de David, que se hace por la resurrección hijo de Dios, es un espíritu que puede invadir a todo hombre que quiera dejarse arrollar por esa fuerza de redención. San Pablo, no lo olviden, está escribiendo a los Romanos. Los del imperio romano eran paganos, no eran judíos, y Pablo les dice: «Yo que he sido escogido para predicar esta redención a los gentiles, a los no judíos, me alegro de ir a vosotros romanos, voy a llevaros la redención que Cristo trajo también para vosotros. También vosotros sois pueblo de Dios y ésto es lo que yo quiero decirles ahora a Uds., queridos hermanos, queridos radioyentes, que a Uds. Les puedo decir también lo que San Pablo decía a los romanos de su tiempo: “A todos Uds., a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, os deseo la gracia y la paz de Dios nuestro padre y del Señor Jesucristo”. Quiere decir que esa redención proyectada por Dios, está llegando a todos los hombres, no queda excepción alguna.

TODOS LLAMADOS AL PERDON

Todo aquel que se sienta pecador, que se sienta que sus pecados son imperdonables, quien sabe si me está escuchando aquel que tiene la mano sangrienta por haber matado al padre Grande, aquel que disparó contra el Padre Navarro, aquel que ha matado, que ha torturado y ha hecho tantas maldades, óigalo allá en sus antros de criminal, tal vez ya arrepentido, tú también estás llamado al perdón. Cuando he gritado contra la violencia siempre he añadido el arrepentimiento de tu pecado para que te hagas hijos de Dios. Pablo predica a los romanos, un pueblo pagano donde abundaban los crímenes, las injusticias, y les dice: también a Uds. Los está llamando esta redención, en Cristo, pero en Cristo. En Cristo traído por la Virgen. Hermanos, y esta redención que es del pecado, porque así le dice el Angel a San José: llámale Jesús porque él va a perdonar los pecados del mundo». De allí parte la liberación cristiana.

MINISTERIO DE LA IGLESIA: LA LIBERACION

Cuando ahora luchamos por los derechos humanos, la libertad, la dignidad, cuando sentimos que es un ministerio de la Iglesia preocuparse por los que tienen hambre, por los que no tienen escuela, por los que sufren marginación, no nos estamos apartando de esta promesa de Dios, viene a librarnos del pecado y la Iglesia sabe que las conclusiones del pecado son todas esas injusticias y atropellos. Por eso la iglesia sabe, que está salvando al mundo cuando se mete a hablar también de estas cosas. Y el Papa recogiendo el eco de los obispos en 1974, en el Sínodo, oímos, dice el Papa: el clamor de millones de hombres, traídos por los obispos a Roma, pidiendo a la Iglesia una ayuda en su liberación, la Iglesia no puede ser sorda, y la Iglesia se preocupa de promover la liberación del pecado y todas las consecuencias del pecado, y dijo esta hermosa frase entonces el Papa, que está escrita en la Evangelli Nuntiandi: “La Iglesia acepta la lucha de los hombres por la liberación, pero la incorpora al proyecto de salvación universal”. ¿Que quiere decir? La Iglesia sigue construyendo el plan salvador de Dios, no se ha apartado y cuando ve en los hombres, en los pueblos de América, el ansia de liberación, incorpora esa ansia, esa lucha a la liberación cristiana, en Cristo, y les dice a todos los que trabajan por la liberación: que una liberación sin fe, sin Cristo, sin esperanza, una liberación de violencia, de revoluciones, no es eficaz, no es auténtica. Que solamente tiene que partir de la redención en Cristo, de la redención del pecado. Que de nada servirían leyes y estructuras mientras los hombres no se renovaran por dentro arrepintiéndose de sus pecados y tratando de vivir más justamente.

2º LA IGLESIA ES LA ENCARGADA DE PROLONGAR ESE PLAN DE DIOS EN LA HISTORIA

Este es el proyecto de Dios, por eso les digo mi segunda idea, que este proyecto de Dios lo transmite por su Iglesia. La Iglesia hoy, en 1977 y dentro de pocos días en 1978, no está haciendo otra cosa que lo que ha dicho San Pablo: predicar el evangelio de Dios, el proyecto de salvar el mundo en Cristo Jesús. Por eso le duele a la Iglesia cuando se sospecha de su misión, lástima su dignidad cuando se quieren constituir jueces de su modo de predicar. La Iglesia ha recibido de Dios el encargo y el Papa lo acaba de decir al embajador de El Salvador en Roma, que no se le pongan estorbos a esa evangelización, a esa predicación, a ese proyecto salvador de Dios que la Iglesia tiene que desarrollar también en El Salvador sin ninguna traba. Esta será la libertad que siempre clamará la Iglesia y que no se dejará encadenar aún cuando tenga que callar. Hermanos, la Iglesia no sólo somos los obispos y los sacerdotes, la Iglesia son Uds. Los bautizados, la familia cristiana, los profesionales, los estudiantes, los obreros, los campesinos; al decir aqui pues que la Iglesia está prolongando este plan salvador de Cristo, quiero hacer un llamamiento, hermanos, a que todos Uds. Bautizados, vibren, palpiten con el entusiasmo del plan de Dios, un plan que nadie puede detener, un plan que tiene que realizarse porque Dios lo quiere, de salvar a los hombres en Cristo, dar a conocer a Cristo por medio de María la Virgen que dio a Dios, al Emmanuel, Dios con nosotros. Es el gran deber, sacrificada obligación de todos los cristianos.

3º LA REACCION DE LOS HOMBRES. LO QUE DIOS ESPERA PARA SALVAR AL MUNDO

Y por último, hermanos, fijémonos en esta reacción de los hombres frente al plan de Dios que sigue siendo el proyecto de la Iglesia. Encontramos aqui personajes interesantes; en primer lugar encontramos un rey, que bajo el pretexto de una falsa religiosidad dice: yo no quiero tentar a Dios, no le quiero pedir ese signo que tú me ofreces. Y el profeta lo reprende. No es por no tentar a Dios, es porque quiere seguir sus proyectos humanos, porque quieres confiar más en la potencia de las armas, quieres más al rey de Asiria que los proyectos de Dios. Y fue triste este rechazo de la promesa de Dios porque a los pocos años, aquel que llamó Ajaz para venir a socorrerlo, vino a invadirlo y a llevar presos en el famoso destierro de Judá.

Es una manera de rechazar a Dios, es una manera de reaccionar ante los proyectos de Dios, triste manera, el rechazo. Cuántos están rechazando en esta hora la predicación de la Iglesia en El Salvador, desprestigiándola, calumniándola. Como a los fariseos, les puede decir Jesucristo: , Hermanos, yo apelo a la madurez de juicio de todos Uds. Para que no se dejen seducir, para que no se dejen envolver por la falsa religiosidad del Rey Ajaz, para que no rechacen la palabra sencilla del evangelio, la palabra que pide sacrificios, que pide renuncias, que pide igualdad, que pide amor.

EL PROYECTO DE DIOS Y LOS CALCULOS HUMANOS

Naturalmente que duele esta palabra y es más fácil rechazarla, pero es el caso, hermanos, que las reacciones contra el proyecto de Dios, también parten de los buenos. Aqui tenemos un caso también que es muy bueno meditarlo. San José está desconcertado, ¿cómo es posible que su esposa tan buena vaya a ser madre sin concurso de varón? Una tentación, mala fe de un esposo justo y santo, acerca de una esposa igualmente santa. Y la Virgen también se desconcierta, cuando le dice al ángel: Y hermanos, los proyectos de Dios están muy por encima de los cálculos humanos y el ángel le tiene que contestar a María: . Esta es la fe cuando la Virgen dice: , o como dice el evangelio de hoy de San José: cuando despertó de su sueño, acepta la palabra del ángel y toma, ya sin dudas ni desconfianza, a su propia esposa, María.

LA HORA DE LA PRUEBA

San Pablo también es otro ejemplo, un hombre perseguidor que creía que el cristianismo estorbaba a su religión judía y allí lo derriba Cristo resucitado de su cabalgadura de perseguidor, para hacerlo apóstol de los gentiles. Miren como, hermanos, aún en nuestra fe puede haber pruebas difíciles. ¿Por que sucede ésto? ¿Cómo Dios permite ésto? Esto no puede ser de Dios. ¿No es verdad que en el corazón de todos nosotros ha surgido esta tentación más de una vez? Es la hora de la prueba, es la hora en que el proyecto de Dios quiere imponerse, no porque los hombres lo crean posible, sino porque nos ama y para el amor de Dios no hay imposibles. ¿Quién iba a creer que un Dios se iba a hacer hombre y quedar desprestigiado, muerto en una cruz? Pues fue tan posible, que sin él no hay salvación. Creamos, hermanos, esta es la reacción de Navidad, cuando Isabel le dice a María felicitándola porque va a ser madre: «bienaventurada tú, que creíste”. Nos está invitando a profesar esa virtud necesaria hoy más que nunca. Mucha fe, la fe consiste en aceptar a Dios sin pedirle cuentas a nuestra medida. La fe consiste en reaccionar frente a Dios como María: no lo entiendo Señor, pero hágase en mi según tu palabra. Yo se, Señor, que esta Navidad es un acercarse tuyo a nuestro pueblo salvadoreño, yo se que nuestro gobierno, que nuestros colaboradores, que nuestra Iglesia, que están todos preocupados de un feliz porvenir, yo se que nadie quiere sangre, violencia y desgracia. Señor, enséñanos los caminos aunque no los comprendamos, danos la señal de que tú estás con nosotros porque el Emmanuel, Dios con nosotros, no es una promesa de algo que pasó, es un Dios que se quedó, vive en medio de nuestro pueblo y esta es la gran confianza de esta Navidad de 1977, Dios está con nosotros; Dios viene personalmente a salvarnos, no sabemos como pero viene. Mucha esperanza. Hermanos, por favor, mucha oración, una Navidad de plegarias, una Navidad de súplicas: Señor, sufrimos mucho; Señor, este pueblo está desconcertado; Señor, danos paz; Señor, tú que salvas, cuenta con nuestra buena voluntad. Queremos ser como Pablo, como José, como María, no queremos dudar de ti como Ajaz, queremos ser hombres y mujeres creyentes, entregados a ti, colaboradores de tu reino, colaboradores de tu reino. Hermanos, que cada uno en su profesión, en su trabajo sea un colaborador de Dios. Siempre paz, siempre optimismo, siempre esperanza; vendrá el Señor a salvarnos.

Así SEA.

Creemos en un solo Dios…

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La vida religiosa

San José Villanueva

17 de Diciembre de 1977.

Queridos fieles:

Es el momento de salvación el que está viviendo en este momento San José Villanueva. La palabra de Dios que va a ser leída en todos los templos del mundo, desde esta tarde y mañana 4o. domingo de Adviento, nos anuncia ese proyecto salvador de Dios que se realiza en Cristo, el cuál toma un nombre que es toda una esperanza; Enmanuel, Dios con nosotros. Y San Pablo ha comentado como ese proyecto de Dios está llegando hasta Uds. Les dice a los romanos muchos años después de Cristo: .

SER SIERVO DE CRISTO

A todos Uds. que han tenido la bondad de venir a recibir esta Comunidad de Hermanas Pasionistas que va a trabajar pastoralmente en este pueblo, les cabe la dicha de ser los que han recibido este anuncio de salvación para que también lo lleven a todo el pueblo. Lo mismo a todos aquellos que han venido de otras comunidades, los saludo y siento, pues, un momento misionero, un momento de Iglesia salvadoreña de los pueblos, tanto más, que ahora estas Hermanas pueden decir como San Pablo ha dicho en su epístola: ; para eso le había escogido el Señor, como escoge las vocaciones a la vida religiosa o a la vida sacerdotal o a la vida catequística, son verdaderas selecciones de Dios y San Pablo se siente así agradecido y comprometido para anunciar esa palabra de salvación. Eso es ser siervo de Cristo, anunciarles ese proyecto salvador de Dios que no le pueden comprender los hombres. Ya oyeron en el profeta Isaías como el rey Acab, bajo el pretexto de una religiosidad falsa, no quiso oír ese signo que Dios le mandaba. Oyeron también como el pobre San José se turba, se desconcierta. Cuando Dios realiza estos proyectos, los hombres sentimos el estremecimiento de nuestra pequeñez, de nuestra incomprensión; no se extrañen, entonces, que el mundo no pueda comprender este proyecto salvador de Dios y muchas veces se desaten las persecuciones contra su Iglesia y entonces más que nunca, cuando se obscurecen más que nunca, cuando se obscurecen más las tinieblas, es cuando hay que ser más luz, no hay que desanimarse.

PARA CREAR LUZ

En estas circunstancias viene esta misión de hermanas Pasionistas, a San José Villanueva, a hacer luz en este rinconcito de la patria y a predicar así, con su palabra sencilla, con su mensaje de Pasionistas, que Dios está salvando al mundo. Me dio mucho gusto oír en la oración de hoy que vamos a rezar mañana, como le pedimos los cristianos al Señor, que los que hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de su hijo, lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Pasión y cruz es el carisma de estas hermanas religiosas, por eso se llaman Pasionistas, como los Padres pasionistas que fundó un gran santo en la Iglesia con este carisma de que predicaran la cruz, de que no hay salvación fuera de la cruz, fuera de la misión dolorosa de Cristo que sigue siendo la misión dolorosa de la Iglesia.

LA VIDA RELIGIOSA, SEMILLA QUE EL SEÑOR HA PLANTADO

Hermanos, yo siento la impresión, para usar una comparación del Concilio que hoy estamos sembrando aquí una matita, sembrando una semilla. Porque dice el Concilio: que la práctica de los consejos evangélicos vividos en la vida religiosa, son como una semilla que el Señor ha plantado en su Iglesia y que la Iglesia cuidándola con tanto cariño ha llegado a ramificar enormemente en muchas comunidades, muchos medios de vivir los consejos evangélicos. De tal manera que el árbol crece y crece y surgen congregaciones, surgen órdenes, diversas maneras de vivir los tres votos que vive una vida religiosa. Estas mujeres están consagradas a Dios con los tres votos de la vida religiosa: voto de pobreza, de castidad y de obediencia. Por esos tres votos ellas han renunciado a poseer, no son dueñas de nada. Como Cristo pueden decir: el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza; porque quieren imitar a Cristo en esa libertad alegre del desprendimiento, no sentirse apegadas ni sentirse timoratas por los que tienen, por los poderosos del dinero; no nos estorban, ni nos afligen, simplemente queremos convertirlos, salvarlos, desde un voto, desde una situación de pobreza.

LA POBREZA EVANGELICA

Aqui las hermanas viviendo su pobreza auténticamente con la gente pobre del pueblo, pueblos pobres los nuestros, no para gritar que hay que tener resentimientos y hay que tener luchas y revoluciones, nada de eso. Vivir la pobreza con la sencillez con que Cristo, con que la Virgen, con que San José, los apóstoles y todo lo bueno de la Iglesia lo ha vivido: el desprendimiento. Y enseñar a todos que la vida no se instala aquí en este mundo sino que va caminando desprendida hacia los verdaderos bienes del cielo, que ya ellas los significan, los viven ya presentes aqui en la tierra. Esa es una de las misiones de la vida religiosa, en el voto de pobreza, indicar al mundo que las riquezas de la tierra tienen su valor pero son transitorias, que los verdaderos bienes ya ellas desprendiéndose por su voto de pobreza, los viven en su corazón.

¡Que mensaje más bello! ven, hay que vivirlos, pues, en esta hora en que la pobreza no debe tornarse un motivo de revoluciones, ni de desconfianzas, ni de desalientos, ni de resentimientos; sino, al contrario, aceptarlas con el amor con que Cristo abraza a su cruz para salvar al mundo.

VOTO DE CASTIDAD MATRIMONIO

Ellas hacen también un segundo voto, voto de castidad. Es decir, ellas no pueden casarse, renuncian al matrimonio, renuncian a tener una familia aqui en la tierra, a dar apellido en la tierra, pero qué contraste más bonito a cambio de esa renuncia, reciben ellas el nombre de todo el pueblo las madres las hermanas la familia de todos como de Carlos de Foucaud, el hermanito menor de la humanidad ésto son las religiosas, por su voto de castidad saben que el matrimonio es santo y que es necesario que haya hombres y mujeres que se casen bajo la bendición de Dios, para que siga poblándose el mundo y dando hijos para la patria y para el cielo, pero ellas saben que el matrimonio puede convertirse también en una fuente de apegos, de amores, de cosas de la tierra y le invitan a los casados, a las familias de la tierra, que vivan con el gran corazón del amor del Padre Celestial y que en todas las familias se viva de veras esa filiación divina y ese mensaje, que ellas con su voto de castidad están anunciando aquello que decía Cristo: en el cielo ya no existe el matrimonio.

Y dando testimonio de ese cielo donde todos viviremos como ángeles de Dios, el celibato aqui en la tierra, renunciando a los placeres del matrimonio y de la carne, les dicen a los que se casan «es santo su matrimonio, pero mucho cuidado!, no se vayan a perder por tener entre sus manos un valor que no lo saben manejar. El matrimonio para muchos casados se convierte en una fuente de pecado; Para muchos hombres y mujeres los atractivos de la carne son peligrosos, son pecaminosos, ensucian, enlodan. Mucho cuidado jóvenes! qué hermoso mensaje de las religiosas en un pueblo para decirle a la niñez inocente, a la juventud que lucha con las pasiones viles del mundo, este testimonio del celibato, este testimonio de la virginidad, de la castidad; no quiere decir, pues, que el matrimonio sea malo y por eso ya no se casan sino decirles: el matrimonio es bueno pero hay que mantenerlo bueno con los ideales angelicales de Dios.

OBEDIENCIA Y AUTORIDAD

Y en 3er. lugar, queridos hermanos, las religiosas son las mujeres que viven un voto de obediencia. En estos tiempos de tanta rebeldía, en estos tiempos en que también se abusa de la obediencia queriendo imponer leyes injustas, en este tiempo en que se falsifica tanto la rebeldía como la autoridad, es necesario tener conceptos claros. Ellas, las religiosas, con su voto de obediencia, han renunciado a su propia voluntad para hacer caso a una superiora. Nosotros nos hemos entendido con una superiora para ver si quería fundar aqui en San José Villanueva. Y el estilo de la obediencia no es:

Hoy se va comprendiendo cada vez mejor, es un sentido de corresponsabilidad, la superiora llama a su congregación y dice: nos han pedido en la Arquidiócesis de San Salvador, una fundación en San José Villanueva, quiénes quieren ir, que ventajas ven, o no aceptamos?. Y dialogan profundamente y, después de un diálogo, las que se comprometen, en este caso ya las van a conocer, ya las oyeron en la lectura son la Hermana Teresa Tario y Hermana Rosa Lidia Castaneda, ellas van a decir alguna palabrita después, pero les estoy explicando que ellas han venido aqui no por una imposición. La autoridad en la Iglesia es muy bonita, la autoridad en la Iglesia es gustosa, es ir a desarrollar su personalidad, es vivir libremente allí donde la obediencia las quiere. Cuando ellas tengan dificultades hablan con su superiora y su superiora comprensiva ve lo que hay que hacer. Asi tenemos, pues, varias comunidades en nuestra diócesis, aqui están presentes las de La Libertad también, hermanas que por amor a nuestra tierra, han dejado su tierra norteamericana y vivir aqui las incomodidades, intemperies de nuestras pobrezas, por el gusto con que Cristo también obediente a la voluntad del Padre, viene a salvar al mundo que es el gran rebelde y no se salvará más que por la obediencia, testimonio precioso que necesitamos mucho en este tiempo, hermanos.

Libertad santa en la obediencia que le pone a la Iglesia, también, en condición de decir a los que abusan de la autoridad: antes tenemos que obedecer a Dios que a los hombres, porque la autoridad viene de Dios y hay que ejercerla según Dios. Si una autoridad se torna abusiva como que se endiosa, y lo que yo mando eso se hace, ¡Cuidado!, le dice la iglesia, sólo lo que Dios mande es lo que tú puedes mandar; si tú te pasas esos límites ya no hay obligación de obedecerte porque ya eres simplemente un hombre que está pisoteando la Ley del Señor, la ley de los Derechos Humanos etc.

Así es, hermanos, la obediencia también es una santa rebeldía, pero una rebeldía que procede de la voluntad de Dios. Nadie es tan libre como el verdaderamente obediente. Por eso, estas hermanas, pues, que nos vienen a dar estos tres grandes testimonios, incorporadas a la vida de la Iglesia, la diócesis, tiene grandes misiones entre nosotros y aqui voy a dejar la palabra a Monseñor Urioste que es el encargado de la pastoral de la diócesis, para que les diga como esos carismas, esos dones, esos votos, esa semilla preciosa de la vida religiosa, se va sembrando en tantas parroquias y pueblos donde no hay párrocos, con que finalidad. He ahí el proyecto que ahora les va explicar Monseñor Urioste.

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Virgen de Guadalupe

12 de diciembre de 1977

Queridos Hermanos:

Está terminando en la Basílica de Nuestro Señora de Guadalupe la tradicional procesión que recorre todos los pueblos de América Latina, en pos de una Virgen que es muy nuestra. Apenas ingresado nuestro continente a la civilización, María acudió a la montaña del Tepeyac para presentarnos una presencia de la Iglesia, con fisonomía muy propia. No era una mujer europea, ni una india de nuestro continente recién descubierto es la expresión del mestizaje, la raza nueva que en aquel momento surgía en la Historia. Y asi la dulce morenita del Tepeyac, va a ser desde entonces también la que dá la fisonomía propia a la Iglesia de este continente. A mí me interesa mucho queridos católicos, que tengamos de nuestra religión el concepto auténtico, ahora tan falseado, tan calumniado y que tengamos la Idea de un Dios que al traernos la cruz de su Cristo a nuestro continente, quiso personificar esta religión redentora en la figura bendita de María bajo ésa fosonomía propia de América Latina. Y así surge una Iglesia, principalmente, me parece a mi, con estas tres características que marcan la fisonomía propia de nuestra idiosincracia, de una Iglesia que redime al continente latinoamericano, con la potencia del Evangelio pero con característica propia. Son estas tres:
lo.El espíritu de pobreza
2o.Su inserción en la historia de nuestros pueblos
3o.El connubio inseparable entre la evangelización y la promoción.
Tratemos de explicar brevemente, en honor de la Virgen de Guadalupe, para utilidad de nuestra fe. Estas tres notas que le dan la fisonomía propia al catolicismo latinoamericano.

1º EL ESPIRITU DE POBREZA

En primer lugar digo que se caracteriza María y la Iglesia en América, por la pobreza. María, dice el Concilio Vaticano II, se destaca entre los pobres que esperan de Dios la redención. María aparece en la Biblia, como la expresión de la pobreza, de la humildad, de la que necesita todo de Dios y cuando viene a América, su diálogo de íntimo sentido maternal hacia un hijo, lo tiene con un indito, con un marginado, con un pobrecito.

Así comienza el diálogo de María en América, en un gesto de pobreza. Pobreza que es hambre de Dios, pobreza que es alegría de desprendimiento. Pobreza es libertad, pobreza es necesitar al otro, al hermano y apoyarse mutuamente para socorrerse mutuamente. Esto es María y esto es la Iglesia en el continente. Si traicionó alguna vez la Iglesia su espíritu de pobreza, no fue fiel al Evangelio que la quería destacada de los poderes de la tierra, no apoyada en el dinero que hace felices a los hombres; apoyada en el poder de Cristo, apoyada en el poder de Dios; esta es su grandeza. Por eso María le enseña a la Iglesia, principalmente en América Latina, entre los pueblos pobres, entre la gente descalza, entre la gente marginada, la necesidad de esa Virtud para salvarse. No es que están condenados los que tienen, sino que tienen que hacerse humildes, tienen que hacerse pobres, necesitados de Dios, si quieren encontrar el perdón y la gracia de la salvación. No hay otro camino y en América Latina la Virgen y la Iglesia marcan este grito de redención. Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Le damos gracias a María por haber marcado, desde el inicio de nuestra civilización cristiana en el continente, con esa marca bendita de la pobreza evangélica, a la cual nos esta invitando esta noche para ser felices con la felicidad del Evangelio.

2ºSU INSERCION EN LA HISTORIA DE NUESTROS PUEBLOS

En segundo lugar, queridos hermanos, María es la imagen de una Iglesia que no quiere sentirse al margen de la historia sino que quiere estar en plenitud en la vida de los pueblos Apenas descubierta América, María se insiere, María vive con nuestra historia. Aquí está la muestra. Nuestro pueblo siente que María es algo del alma de nuestro pueblo, y asi lo sienten todos los pueblos latinoamericanos. Nadie se ha metido tan hondo en el corazón de nuestro pueblo, como María. María, pues, es la imagen también, un reclamo, de una Iglesia que quiere estar presente con la luz del evangelio, como Dios la quiere, en la civilización d los pueblos, en las transformaciones sociales, económicas, políticas; no se puede prescindir de un evangelio que nos amamantó, no podemos traicionar una Iglesia, un Dios, que nos ha dado los secretos de los verdaderos caminos por donde los hombres se hacen felices.
Una Iglesia al margen de la historia, no sería la Iglesia redentora de los hombres, una Iglesia que quiere estar presente, como María en el corazón de cada hombre y en el corazón de cada pueblo, es la verdadera y auténtica Iglesia de Cristo. Por eso bendecimos a María de Guadalupe por habernos dejado este gesto sublime de vivir tan hondo en el corazón de nuestro pueblo. Y hagamos entonces, queridos católicos, porqué Uds. Y yo somos la Iglesia, que la Iglesia, que llevamos por nuestra fe, sea luz del mundo, sal de la tierra, ejemplo en el hogar, fidelidad al deber bien cumplido; ser salvadoreños que tratan de hacer honor a su trabajo, a su honradez a su fe para que no suceda aquello que dice el Concilio: . Que esa fe de nuestra Iglesia, que llevamos desde nuestro bautismo, sea la sal y la luz en medio del mundo en que nos toca vivir.

3ºEL CONNUBIO INSEPARABLE ENTRE LA EVANGELIZACION Y LA PROMOCION

Y finalmente, hermanos, María es el modelo de una Iglesia que sabe conjugar la evangelización y la promoción. Una evangelización sin el amor al hombre para promoverlo sería una evangelización falsa, mutilada; una religión que no se preocupa de promover a nuestro pueblo, de enseñar a leer a nuestros analfabetos, de incorporar a la civilización tantas marginaciones de nuestra sociedad no sería la verdadera Iglesia redentora. Evangelizar y promover, he ahí la gran tarea, como María, que no solamente cree y es feliz por su fe sino que al pie de la cruz, junto al Redentor, es la colaboradora más íntima de la gran promoción de la renovación cristiana de los hombres.

Esta es la verdadera promoción, la verdadera liberación que la Iglesia aprendió de María y de los grandes cristianos, a renovar al hombre porque no puede haber un continente nuevo sin hombres nuevos, sin corazones renovados por la redención cristiana, sin corazones y almas que sean como María santos que, al pie de la cruz, saben desparramar la sangre redentora de Cristo para salvar a las sociedades de nuestro continente.

Bendito sea Dios, hermanos, que la Virgen de Guadalupe es todo un signo de nuestra religión. Tratemos de imitarla, que nuestra presencia aquí no sea solamente una procesión folklórica sino qué sea una reflexión profunda para vivir como Ella, insertos en la sociedad, pero llevando a ella la sal de nuestra fe, y promoviendo esos cambios profundos que nuestra sociedad exige para no vivir en un ambiente de pecado sino para convertirnos a la verdadera redención.

Vamos a ofrecer, unidos con María, la gran devota, la gran cristiana, la gran latinoamericana, la Virgen de Guadalupe presente en el Alma de cada uno de nosotros, para ofrecerle a Dios el sacrificio inmaculado del cuerpo y de la sangre de Cristo que redime a nuestros pueblos.

Creemos en un sólo Dios…

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La Iglesia de la Salvación

Tercer Domingo de Adviento

11 de diciembre de 1977

Lecturas:
Isaías 35, 1-6a. 10
Santiago, 5, 7-10
Mateo 11,2-11

Hermanos:

A la homilía de este domingo la podíamos llamar la Iglesia de la Salvación porque la misión de la Iglesia es salvar como Cristo y ésta es su función en la historia. Y como Dios sigue salvando en la historia de los pueblos, la Iglesia no puede prescindir de la historia concreta del ambiente en que tiene que desenvolverse. De allí que, antes de hacer un comentario a la palabra divina para iluminar nuestra historia, nuestra realidad, es bueno tener en cuenta esa realidad que vivimos. Yo quiero agradecer ante todo, las felicitaciones y muestras de solidaridad con mi pensamiento que han llegado a propósito de mi comentario teológico acerca de la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público. No he hecho más que destacar una página de nuestra teología clásica, de Santo Tomás de Aquino, e invitar desde allí, desde la teología, a los expertos en leyes para que se pronuncien acerca de un instrumento tan trascendental para la vida del país.

PENSAMIENTO TEOLOGICO Y DERECHOS HUMANOS

El resumen de mi pensamiento como me lo pidieron varias personas, escrito, lo pueden leer en el periódico ORIENTACION, que se está difundiendo esta mañana. Allí también, en ORIENTACION, pueden encontrar el llamamiento de los hombres católicos a los hombres de leyes para este pronunciamiento. A mí también me llena de satisfacción la coincidencia de este pensamiento evangélico con el pensamiento diplomático. En esta semana ustedes habrán leído en , las declaraciones de un distinguido diplomático acerca de nuestra situación. Ha sido con motivo del 29 aniversario de la adopción de la Aproclamación Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas. Ayer precisamente fue ese aniversario. Y a este propósito el diplomático en nuestro país, expresa entre otros pensamientos, que habiendo sido aceptado por todos este pronunciamiento de los Derechos Humanos, ningún Estado de los que lo adoptaron en la ONU puede alegar que el maltrato de sus ciudadanos en cuestión, es cuestión estrictamente interna. Se ha comprometido internacionalmente y forma parte de un grupo de países que están todos, pues, contra las violaciones de los Derechos Humanos. Tampoco puede -dice el diplomático- un país comprometido con las Naciones Unidas en esta proclamación, evadir la responsabilidad de cumplir, de examinar, de dar cuenta cuando ocurran torturas o injustas privaciones de la libertad en alguna parte del mundo. Lamenta que todavía a 30 años casi de su proclamación, sea todavía un sueño, a pesar de que la mayoría de las constituciones de las naciones han aceptado esa defensa de los derechos humanos.

Se denuncia terriblemente que en la ONU se han recibido el año pasado, informes de más de 20.000 violaciones de los Derechos Humanos. Y luego analiza que la pretendida justificación de evitar el terrorismo, es un sofisma. Usar métodos ilegales para hacer cumplir las leyes, es condenar a los gobiernos al fracaso en la lucha contra sus violentos opositores. Y citando al Secretario de Estado de los Estados Unidos, expresa que si es cierto que no se puede perdonar el terrorismo y la violencia en nombre del disentimiento, tampoco se puede justificar la violencia sancionada oficialmente. Tales sanciones pervierten el sistema legal que es el único medio de asegurar la supervivencia de nuestras tradiciones.

Y hace esta declaración que coincide plenamente con el pensamiento de la Iglesia. El camino más seguro para derrotar al terrorismo, consiste en promover la justicia en nuestras sociedades: justicia legal, económica y social. La justicia de tipo sumario socava el mismo futuro que intenta promover, produce únicamente más violencia y terrorismo. El respeto por el imperio de la ley promueve la justicia y elimina las semillas de la subversión. Al abandonar ese respeto, los gobiernos descienden a los bajos fondos del mundo terrorista e invalidan su arma más poderosa, su autoridad moral. La mejor manera de hacer cumplir las leyes y hacer respetar los Derechos Humanos, dice nuestro diplomático, es ganar la confianza y la lealtad de los ciudadanos al actuar con justicia a través de las leyes, cortando de raíz la oposición violenta.

Perdonen, hermanos, la cita, pero me parece muy oportuna y aunque la Iglesia dice su palabra desde la perspectiva del Evangelio y no de la diplomacia, como alegra cuando se ve que la diplomacia habla con la razón, simplemente humana, la Iglesia, con el evangelio y además de la razón humana, cuenta con la iluminación divina. Y que aún cuando las conveniencias diplomáticas cambiaran modos de pensar, la Iglesia se mantendría porque flota por encima de todas las conveniencias y estas verdades siempre serían las del Evangelio, no por decirlas un diplomático sino por coincidir con la revelación de Dios que la Iglesia defiende aún cuando le cueste la vida.

LOS HECHOS DE ESTA SEMANA

En este sentido de servicio al mundo, quiero informarles también con alegría que allá en Santa Ana, en el conflicto laboral de INCA, han intervenido Mons. Revelo, Mons. López Sandoval y el P. Walter Guerra y con una voluntad muy buena de parte de la parte laboral, sobre todo, se está llegando ya a un arreglo final, que los trabajos han comenzado en la fábrica el 9 de diciembre.

También en servicio de la Iglesia al mundo, anuncio con satisfacción la
presencia de Monseñor Aparicio en la Hacienda El Porvenir, donde fueron capturados 30 hombres y mujeres, para reclamar un trato más digno, más humano, a los cuerpos de seguridad. Por su parte, nuestra oficina de Socorro Jurídico, interviene en las causas de aquellos prisioneros.

También al servicio del mundo, la Iglesia en la Arquidiócesis aceptó la invitación de la Asamblea de Federaciones Sindicales para constituir la Confederación Unitaria de Trabajadores y quiero agradecer la efusiva acogida que los obreros dieron a la Iglesia. Sepan que la Iglesia estará siempre, desde su doctrina social, a la defensa de los derechos del trabajador, del campesino y de todo hombre que ame de veras la legalidad como servicio de bien común. Y estará siempre a la denuncia de toda pseudolegalidad que solamente quiera favorecer a un sector del pueblo.

COMITE ECUMENICO

Quiero informar también con alegría, que el Comité Ecuménico ha seguido reuniéndose y progresando en sus reflexiones. Alli en ORIENTACION pueden ver los miembros de iglesias Adventistas, Bautistas, Centroamericanas, Episcopal, Luterana y Católica y de varios movimientos juveniles. También he recibido cartas de protestantes particulares que se expresan más o menos asi. Una de las cartas dice: «Los cristianos, cualquiera sea nuestra denominación, estamos obligados, si somos cristianos verdaderos, a compartir y vivir las enseñanzas de Jesucristo a pesar de todas las persecuciones Desgraciadamente, muchos preferimos vivir una vida cómoda y fácil, sin complicaciones, ni riesgos que vayan a poner en peligro nuestra seguridad.» Hermanos, no importa no ser católico, lo que interesa es ser cristiano de verdad y llevar el evangelio de Jesucristo, no solamente a una proclamación muy fácil de un espiritualismo sin compromisos con la historia, sino que lo que vale en el Evangelio es seguir a ese Cristo que no tiene miedo a quedarse clavado en una cruz cuando se trata de la defensa de la santidad en la historia. Y aqui es donde fallamos, no solamente protestantes sino también muchos católicos que como dice esta carta protestante, aman su vida cómoda y no quieren complicaciones. Sirva pues, como un llamamiento para mis queridos católicos, a no tenerle miedo al Evangelio y a darse por entero, aún cuando ese Evangelio nos pida sacrificios superiores a nuestras comodidades.

ALCOHOLICOS ANONIMOS

En servicio al mundo, también la Iglesia estuvo presente en mi persona, en el 15 aniversario del grupo de Alcohólicos Anónimos, en la Parroquia de Santa Anita, donde tuve la dicha de desarrollar ante una muchedumbre de Alcohólicos Anónimos, el tema . Aprovecho esta oportunidad para recomendar a todos los que tienen problemas alcohólicos, aferrarse a esa tabla de salvación. Yo estimo mucho ese movimiento y pido al Señor que florezca y que los que tienen complicaciones y son tormento de sus familias, de sus esposas, busquen allí una solución, que la encontrarán ciertamente. A los Alcohólicos Anónimos vaya mi saludo más cariñoso y decirles que estoy plenamente a sus órdenes.

SINTAMONOS EN FAMILIA

Pero esta Iglesia que sirve al mundo, no se olvida de constituirse, de fortalecerse internamente, de allí que también en esta exposición de noticias y de vida de nuestra Iglesia, hermanos, esta hora para mi es como una hora de familia. Junto con ustedes que llenan la Catedral y junto con aquellas comunidades católicas de base y junto a aquellos pueblos y parroquias o junto al lecho de aquellos enfermos, donde me están escuchando, les digo, hermanos, sintámonos en familia, los hijos de esta Iglesia Católica y vivamos los acontecimientos de esta Iglesia con la alegría y la comprensión de una verdadera familia.

CON DOS NUEVOS SACERDOTES

Por ejemplo: llenémonos de gozo porque ayer, aquí en la Catedral, dimos la ordenación sacerdotal a dos jóvenes: Héctor Figueroa y Jorge Benavides, a quienes enviamos a través de la radio, un saludo de la Arquidiócesis a sus pueblos de origen, donde están celebrando hoy sus primeras misas, en la alegría de sus familias. Jorge Benavides en San Miguel y Héctor Figueroa en Metapán.

CON NUESTROS HERMANOS FRANCISCANOS

Una nota triste, compartamos la aflicción y la plegaria de los queridos Padres Franciscanos Italianos, tan abnegados servidores de nuestra Iglesia aquí en El Salvador y en Guatemala, porque el 8, día de la Inmaculada, qué bella señal de predestinación, entregó su alma al Creador, un gran amigo, el P. Engelberto Mallizori. Quien le iba a decir que un pueblito salvadoreño, Santiago Nonualco, iba a recoger su último suspiro y su cadáver. El que dejó comodidades y familia de su propia patria: Italia. El Señor sabrá dar recompensas maravillosas a estos servicios. Y a nuestros queridos hermanos Franciscanos Italianos, nuestra condolencia y nuestra plegaria.

Y CON SACERDOTES

Una nota de júbilo sacerdotal el sábado próximo, el P. Agustín Griseri, Somasco Italiano, va a cumplir 50 años de vida sacerdotal. Para el querido P. Agustín, junto con su comunidad Somasca, sepa que toda la Diócesis con su Obispo, están muy íntimamente unidos en solidaridad de plegarias.

Para esta semana tenemos reuniones sacerdotales muy importantes que yo encomiendo a sus oraciones. El jueves precisamente, una de Obispos y otra del Clero de la Arquidiócesis para evaluar el trabajo del año y proyectar nuestra Pastoral para el año próximo.

Y CON TODA LA COMUNIDAD ARQUIDIOCESANA

Con las diversas comunidades traigamos aquí a este hogar de la diócesis que es la Catedral, la vida de las diversas comunidades esparcidas por toda la Arquidiócesis. Y en primer lugar les transmito la gratitud de las comunidades de Aguilares que han recibido la ayuda de tantas comunidades cristianas. De su carta de agradecimiento, leo estas frases: «El esfuerzo de ustedes ha contribuido a que nuestras familias tengan un vestido que ponerse y algo que comer para los momentos más duros. Además, hemos logrado pagar deudas contraídas por gastos en sacar a los familiares presos, en medicinas para curar las enfermedades adquiridas durante los días que vivimos a la intemperie. Esto nos viene a dar una muestra clara de como, día a día, el pueblo va comprendiendo y viviendo junto a los necesitados y mostrando en la práctica su amor, dando un apoyo en colaboración a un pueblo que sufre.» Hermanos, esta frase vale más que todos los elogios y yo les felicito a todas las comunidades que sintieron con la pobre población mártir de Aguilares y les han ayudado a sobrellevar esta terrible prueba. Ojalá este gesto sea imitado siempre que haya pueblos que sufren. Y los hay siempre.

En San Antonio Los Ranchos, el Club de Jardinería católico invita a una exposición de artesanía del maíz en Chalatenango, del 18 al 24 de diciembre.

En la Parroquia de La Palma, se celebran Horas Santas por la Arquidiócesis, por su Obispo. Yo les felicito y al P. Vito le quiero decir que siga su apostolado de plegaria y de difusión de literatura bíblica y catequística. En aquella humilde comunidad, parece mentira, se hacen cosas que no se hacen donde hay más comodidades. Se difunde mucho la literatura de comentarios a la Biblia y de instrucción catequística en los hogares.

Tuvimos la dicha de visitar esta semana, las comunidades de Citalá y las Hnas. Oblatas al Divino Amor.

En Tonacatepeque, con la fiesta titular de San Nicolás.

En Domus Marie, a la convivencia de Religiosas dedicadas a la Pastoral Directa.

En el Colegio Belén, a la convivencia y estudio de Religiosas Carmelitanas.

Y felicitamos también aquí a las religiosas y sacerdotes, seminaristas que han estado desarrollando un curso de Teología promovido por la Universidad Centroamericana.

Hemos visitado también La Libertad con motivo de sus fiestas de la Inmaculada.

San Antonio Abad para impulsar un esfuerzo de unificación de sectores, allá un poco divididos.

En Ayutuxtepeque para animar la comunidad a la construcción de su casa parroquial.

Anoche en Santa Lucía para confirmar a un grupo de jóvenes. Quiero felicitar al P. Astor por tratar de llevar esta pastoral de la confirmación, tal como la quiere la Iglesia. Unos jóvenes preparados debidamente y después de un retiro espiritual, saber lo que van a recibir en la imposición de las manos del Obispo: la plenitud, la gracia del Espíritu Santo que les confirma en su fe para llevar una juventud digna.

Hoy en Santa Tecla continúan las reuniones en el Colegio de Fátima, para que los laicos vayan promoviendo, como ya lo están haciendo, las Comunidades Eclesiales de Base.

También este día a las diez, en San Antonio, Colonia América, habrá una fervorosa Primera Comunión.

En Suchitoto se celebra pasado mañana, la fiesta de Santa Lucía. Tendremos la dicha de estar con nuestro querido antecesor Monseñor Chávez y González.
Así como en Tacachico se celebra el 14 la Inmaculada y San Pablo.

El sábado, en San José Villanueva una comunidad de religiosas Pasionistas va a ir a hacerse cargo del cuidado pastoral de aquel pueblo. Por la mañana, pues, tendremos allá la dicha de llevarlas.

En La Vega, el próximo domingo, la fiesta de la Virgen de los Remedios. En San Rafael Cedros, promoción de una Academia de Corte y Confección.

Y la iniciativa que lanzamos aquí acerca de la Navidad con más sentido de caridad cristiana, queremos agradecer la acogida que ha encontrado en varias personas. Y a la vendedora de tarjetas que nos envió su aviso de que los pobres se ganan la vida vendiendo tarjetas: Le digo que tiene razón, pero que si promovemos que en vez de tarjetas se regalen vestiditos, zapatitos, otras cosas a los pobres, tendrá siempre su negocio. La cuestión es cambiar de mercancía, dándole a nuestra caridad también un sentido más útil. Ya me dio mucho gusto oír una protestante que me dijo que había atendido el llamamiento y que este año en vez de hacer regalos de Navidad, va a dar un par de zapatitos a un niño pobre descalzo.

FESTIVIDAD DE N.S. DE GUADALUPE

Y finalmente, hermanos, y ésta sea como la portada de la homilía más bella: la Virgen de Guadalupe. Mañana en toda América Latina, esta Inmaculada morena que quiso hacerse nuestra, de nuestra raza, la Virgen Madre de Dios, recibe el cariño filial de tantos pueblos que oyen como dicha a ellos, la palabra que la Virgen en el Tepeyac dijo a Juan Diego. Y oigámoslo cada uno muy cerquita de nuestro corazón: Vamos a sentirla cerquita hoy, a las 7.30 de la noche, de la Iglesia de San José de la Montaña, de la Parroquia de San José de la Montaña, la peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe y allá a las 9 de la noche, al llegar la procesión, celebraré la Santa Misa que será transmitida por esta emisora.

Quiero felicitar a todos los que aunque no se llamen Guadalupe, sin embargo son hijos muy queridos de esta Virgen morena latinoamericana.

PENSAMIENTOS DE LA HOMILIA

Queridos hermanos, todo ésto nos está diciendo, pues que la Iglesia se robustece. Está trabajando en tantas partes, precisamente al servicio de la salvación. En las lecturas de hoy, yo encuentro estos tres pensamientos que son el resumen de mi mensaje:

lº) Sólo Dios puede salvarnos.
2º) Dios salva en la historia de cada pueblo.
3º)La misión de la Iglesia es hacer que la historia de su pueblo sea historia de salvación.

1º) SOLO DIOS PUEDE SALVARNOS

Esto es lo que se deduce de las lecturas, en primer lugar, que sólo Dios puede salvar. Y el objeto de estas predicaciones, queridos hermanos, es repetir lo del Concilio Vaticano II ante aquellos que esperan que la solución de los problemas de la tierra va a venir del esfuerzo humano y que habrá un día un paraíso en esta tierra creado por los hombres. Eso la Iglesia lo ha dicho siempre. Es mentira, los hombres no podemos dar la salvación que la humanidad necesita Con el Concilio Vaticano II decimos más bien: «Cree la Iglesia que Cristo muerto y resucitado por todos, dá al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado al mundo otro nombre en el cual los hombres puedan salvarse fuera del nombre de Jesús. Igualmente cree la Iglesia, que la clave, el centro y el fin de toda historia humana, se halla en Jesucristo su Señor y Maestro. Bajo la luz de Cristo, la Iglesia sigue predicando al mundo que la salvación no puede venir de los hombres sino de Dios.»

Y si buscáramos un resumen para las lecturas de hoy, las tres nos están diciendo lo mismo. En la primera lectura el profeta Isaías nos dice: . En la segunda lectura, el Apóstol Santiago dice: . Y en el Evangelio Juan Bautista, prisionero en el Maqueronte, junto al Mar Muerto, le manda a preguntar a Cristo: ¿eres tú el Dios que está esperando la humanidad sin el cual no puede haber salvación? Hermanos, es que la salvación que la Iglesia predica, no es una salvación a ras de tierra. Por eso molesta cuando se dice que la Iglesia se hace política y comunista y subversiva.

LA LIBERACION QUE LA IGLESIA TRAE

La Iglesia mira con lástima a estos libertadores que no tienen la audacia de levantar sus esperanzas hasta donde la Iglesia las puede levantar. La Iglesia desarma todas las liberaciones que puede ofrecer cualquier movimiento que no tenga en cuenta la fe y la esperanza cristiana. La liberación que la Iglesia espera y proclama, es una liberación que parte de la verdadera libertad del corazón del hombre, del pecado. Por eso tiene que esperar de un Dios que puede perdonar el pecado, la raíz de la liberación. La liberación que la Iglesia espera es una liberación cósmica. La Iglesia siente que es toda una naturaleza la que está gimiendo bajo el peso del pecado.

¡Que hermosos cafetales, qué bellos cañales, qué lindas algodoneras, qué fincas, qué tierras, las que Dios nos ha dado! ¡Qué naturaleza más bella! Pero cuando la vemos gemir bajo la opresión, bajo la iniquidad, bajo la injusticia, bajo el atropello, entonces, duele a la Iglesia y espera una liberación, que no sea sólo el bienestar material, sino que sea el poder de un Dios que librará de las manos pecadoras de los hombres una naturaleza que junto con los hombres redimidos, va a cantar la felicidad en el Dios liberador.

ISAIAS Y JUAN BAUTISTA

Qué hermoso canto de libertad el que hemos escuchado hoy en la primera lectura. El profeta Isaías se torna poeta para cantar esta liberación. Dos bellezas de aquellos paisajes palestinos que se alejaron del desierto pero que Dios es capaz de plantar otra vez y hacer florecer en belleza la naturaleza. Son imágenes, que trasladadas al ambiente humano, se convierten según el profeta. . Es la liberación completa, es la que Cristo mismo le manda a decir a Juan Bautista: “Los ciegos ven. Decid a Juan Bautista lo que estáis viendo. Los muertos resucitan, se predica el evangelio a los pobres:” ¿Qué no son estas las señales de la venida del Mesías? ¿Por qué manda a preguntar el prisionero del Maqueronte? ¿Se ha vuelto pesimista? No, Juan Bautista quería confirmar en sus discípulos la fe en el Mesías. Y volvieron convencidos de que Cristo era el Dios que había venido ya a salvar al mundo pero con una liberación que ni Juan Bautista había concebido en toda su grandeza.

A mí me parece, según algunos intérpretes, que Juan Bautista encontró aquí una corrección a su predicación. Juan Bautista acentuaba mucho un carácter escatológico. Como un día del Señor que ya viene con ira a corregir a los pecadores. Era el profeta que sentía arder en sus entrañas la injusticia que veía a su alrededor, el atropello de tanta gente y sentía que Dios no puede tolerar estas situaciones injustas y así hacen decir: raza de víboras, ¿que no os dais cuenta que ya está puesta el hacha al tronco para hacer caer el árbol?

Y Cristo viene con más mansedumbre y Cristo a este profeta impaciente le manda a decir: Tened paciencia, como dice Santiago en su carta de hoy, la señal del Mesías es bondadosa. El viene a salvar también lo que está perdido pero desde el ámbito de su conversión. Conviértanse. Como tú lo has predicado, yo también lo predico, pero predico una conversión que haga sentirse al pobre, no triunfalista, sino en verdadera pobreza que todo se apoya en Dios y que sienta frente al rico, no un resentimiento ni un odio sino que sienta que tiene que convertir también al poderoso para que se haga pobre de espíritu y desde la pobreza que siempre tiene que existir en el mundo, porque desde allí lanza Dios su mensaje de conversión a todos los hombres. Poderosos y ricos tienen que deponer actitudes de orgullo, de autosuficiencia de poder y hacerse pobres de espíritu aún cuando tengan riquezas, no importa, pero que las sepan utilizar como mendigos de Dios y que sepan sentirse pobres frente a Nuestro Señor y hermanos de todos los pobres.

RESUMEN DEL PRIMER PENSAMIENTO

Ese es el mesianismo que Cristo anuncia y que la Iglesia sigue predicando Por eso, hermanos, tiene que ser una salvación que sólo Dios puede dar. Los de los hombres sembrar rencores, los hombres pueden poner armas en las manos de los débiles. Los hombres pueden dar leyes tremendamente represivas. Los hombres pueden atropellar con armas y con poder, pero, como nos dijo el diplomático que les he leído hoy, eso no trae la verdadera salvación y no sólo desde una perspectiva diplomática, sino desde el Evangelio, les estoy diciendo ahora una salvación que la cristiandad, el mundo creyente en Cristo, espera, tiene que venir sólo de Dios.

Por eso, en estos días de Adviento, hermanos, mucha oración. Ven Señor Jesús o como le está clamando la Iglesia en su rezo, al Rey que ha de venir: Venid adorémosle! Lloved, oh cielos, como la lluvia espera la tierra reseca y de la tierra germina el brote de las nuevas cosechas, asi esperamos la venida del Redentor. Esto es, queridos hermanos, el primer pensamiento de estas lecturas de hoy. Sólo Dios puede salvarnos y en el corazón del hombre tiene que despertar una gran esperanza de que Dios nos va a salvar.

2ºDIOS SALVA EN LA HISTORIA DE CADA PUEBLO

Pero, segundo, la salvación de Dios se hace en la historia ¡Dice el Concilio: «En todo tiempo y en todo pueblo es grato a Dios quien teme y practica la justicia. Sin embargo, fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sin conexión alguna unos con otros, sino constituyendo aún pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente», y sigue describiendo.

Ese pueblo fue Israel y por eso la historia de Israel no se parece a las historias de los otros pueblos, tiene una garantía muy suya, no hemos de confundir ésto.

La historia de Israel es una historia teocrática, Dios la va escribiendo con sus profetas, con sus hombres, con sus hechos los hechos los acontecimientos históricos de Israel, tienen un sentido profético. Lo que hace Dios con Israel, quiere hacerlo con los demás pueblos. De la Biblia, de la historia sagrada, tienen que aprender los otros pueblos, es el paradigma de todas las historias. Por eso, esta primera lectura de hoy, los salvadoreños la leemos y anhelamos que así como judá se restaura volviendo del destierro de Babilonia y convirtiendo las calzadas del desierto en jardines; y Judá vuelve a florecer en santidad y justicia, purificados los pecados sociales, asi volverá a El Salvador una salvación que espera la purificación de los pecados de nuestra historia, que espera la moderación de tantos abusos, que espera la elevación, de promoción de tantos marginados.

Dios quiere salvar en la historia, los salvadoreños nos salvaremos en nuestra historia nacional. No tenemos nosotros que copiar de otras historias, tenemos que ser autóctonos, conocer nuestras verdaderas causas del mal. Y como salvadoreños, todos, sin excepción, tienen el derecho y el deber de participar en el bien común de la patria. No es patrimonio de un solo partido, no es privilegio de unos cuantos ya que están en el poder o en las armas, es el derecho de todo salvadoreño que siente en su corazón, el dolor de su patria y tiene que colaborar, encontrando cauces políticos para desarrollar su aportación personal cívica al bienestar de todo el país. Dios quiere salvar a El Salvador por sus salvadoreños, por sus políticos, por sus profesionales, por su gente del campo, por todo lo que se llama lo salvadoreño y todo aquello que ha venido a trabajar con lo salvadoreño.

3º LA MISION DE LA IGLESIA ES HACER QUE LA HISTORIA DE SU PUEBLO SEA HISTORIA DE SALVACION

Por eso, hermanos, y este es mi tercer pensamiento, la Iglesia sirve en cada país para hacer de su propia historia, una historia de salvación. La Iglesia no es extranjera en ningún país. Si es cierto que vienen agentes de pastoral, sacerdotes como el P. Malizori, italiano que muere en El Salvador, religiosas que dejan la ternura de sus hogares y de su patria, para venir a trabajar con nosotros, ésto significa la universalidad de este mensaje que santifica todos los pueblos. que trabaja aquí en El Salvador, es más salvadoreño que el salvadoreño que no respeta la idiosincracia de los salvadoreños.

NUESTRA VOCACION

La patria se construye sobre estos designios de Dios y la verdadera vocación de mi patria, es ser una patria de salvación. La verdadera vocación de los salvadoreños está en que lleguemos un día a constituir ese Reino de Dios, no sólo bautizados de nombre sino efectivamente cristianos, comprometidos a hacer de nuestros hogares, de nuestras haciendas, de nuestras fincas, de nuestros caminos, de nuestras leyes, toda una estructura de salvación, toda una estructura donde el salvadoreño se sienta verdaderamente realizado como cristiano, capaz de adorar con libertad a su Dios y con toda libertad, proclamar la religión integral que Dios le manda proclamar. Reunirse en reuniones de reflexión de la palabra, sin temor a vigilancias o a malos informes. Amar a Dios reuniéndose en sus capillas sin que se sospeche de que anda haciendo otra cosa. Esta es la libertad que la Iglesia predica. Y por eso decía aquel obispo húngaro: cuando el himno de mi patria ya no se pudo cantar en las calles de la ciudad, se pudo cantar en las Iglesias de mi patria. En las Iglesias siempre se cantará a nuestra patria, porque sentimos que la patria es esto, una historia donde Dios está realizando su gran trabajo de salvar a los que han tenido la dicha de nacer en este suelo. Que nadie sienta vergüenza de llamarse salvadoreño, que sintamos todos la satisfacción, el orgullo de vivir en una patria donde servimos al bien común sin temores, sin que se sospeche y desde nuestro servicio de bien común, estamos labrándonos la felicidad de la salvación eterna.

LA PATRIA DEL ADVIENTO

Esta es la patria del Adviento, de la Navidad, la que Cristo nos manda ofrecer por medio de su Iglesia, a los que tienen en sus manos las riendas, los destinos, los poderes: económicos, sociales, políticos, para que construyan junto con un pueblo tan de buena voluntad, donde si es cierto que hay terrorismo y hay maldades, no será la culpa el no haberlo comprendido bien. Hermanos, esta es la tarea de la Iglesia en la historia de cada país. Hacer de cada historia de cada país, una historia de salvación.

Esos son los tres pensamientos, pues, que como mensaje de este tercer domingo de Adviento, nos vamos a llevar para vivir la esperanza. Nadie sea pesimista, hermanos. Como Santiago apóstol les repito: tened paciencia. Pero no una paciencia que es conformismo, no una paciencia que adormece. Tened paciencia dice el Apóstol y trabajad vuestra propia perfección, promoveos, haced el bien, esperando que esta historia de nuestra Patria, en la medida en que la trabajemos, será verdaderamente, no la historia de Israel, que se copia aquí, sino la historia de Dios, que en Israel hizo maravillas, y que las quiere hacer aquí en El Salvador, con elementos propios de nuestros incomparables paisajes salvadoreños. Así sea.

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Ordenación Sacerdotal

10 de diciembre de 1977

DOS ASESINADOS, DOS SUSTITUTOS

Queridos hermanos que llenan la Catedral: ¡Qué consuelo más grande! Se diría que la Catedral esta mañana es la figura de la Arquidiócesis, que como limpiándose las lágrimas por dos sacerdotes asesinados, siente que sus entrañas siempre fecundas van a producir esta mañana sus sustitutos, dos sacerdotes para nuestro presbiterio, Jorge Benavides y Héctor Figueroa.

DIALOGO DE DIOS CON EL HOMBRE

Para comprender un poco el momento sublime que estamos viviendo, la palabra de Dios nos ha iluminado y nos encontramos hoy en una de esas cumbres más altas, donde Dios dialoga con el hombre y, de su diálogo, como en el Sinaí, baja un Moisés ungido para dirigir al pueblo. Cada vez que se ordena sacerdote un hombre y, el pueblo, junto con el obispo y el presbiterio, asisten a ese gran acontecimiento, está sucediendo un diálogo fecundo entre un hombre o unos hombres que han dicho como Elías: . Como el profeta, casi dicen los nuevos sacerdotes: ¡qué dificil la misión que ambicionaba! Mira, Señor, que soy un niño». Y el diálogo de Dios continúa: . Y entonces el Obispo, representando ese poder de Dios va a imponer sus manos, como depositando una tremenda carga sobre esas personas, carga que al mismo tiempo es un inmenso honor.

CRISTO, EL PERSONAJE CENTRAL AQUI

Es un inmenso honor, hermanos. El personaje principal de esta ceremonia aquí, no son los que se van a ordenar, ni el obispo, ni los sacerdotes que presidimos; el personaje central es Cristo, el eterno y único sacerdote, no hay más que un sacerdote que reconcilió el cielo y la tierra, muriendo en la cruz y resucitando, vive eternamente cantando la gloria y salvando por medio de su Iglesia en el Mundo a la humanidad entera.

Dios lo envió encarnándose en las entrañas de una mujer virgen, lo ungió allí mismo, en el instante primero de su ser. De modo que la única mujer que ha dado a luz un hijo sacerdote, es María. Nuestras madres nos dieron a luz simplemente hijos de la carne, después vino la unción sacerdotal que hizo a esos hijos de la carne, ministros de Dios. Pero María, tuvo el inmenso honor de ver que Cristo, su hijo, se consagraba en el mismo principio de su ser, dentro de sus entrañas y cuando esa mujer, la única que puede decirse madre de un sacerdote, lo dio a luz, lo comienza a cuidar, a amamantar, a hacer crecer, hasta que un día junto a la cruz, lo ve celebrar su misa. Esta es la misa única, la del calvario donde Cristo queda colgado en el dolor de la crucifixión y de la muerte, para redimir por un acto de sumisión profunda al Padre Eterno, a la humanidad que pecadora había perdido los caminos. No hay más que ese sacerdote eterno. Pero ese eterno sacerdote quiso hacer de sus redimidos un pueblo sacerdotal.

EL PUEBLO SACERDOTAL

En esta mañana, hermanos, además de la figura central de Cristo, único sacerdote, la figura principal no son nuestros hermanos que se van a ordenar ni nosotros que presidimos, sino Uds., pueblo sacerdotal, nosotros digamos, porque yo también soy bautizado. Y lo más grande de nuestra vida es aquel momento en que el hijo de la carne fue asumido para hacerse miembro del pueblo sacerdotal. Todos los bautizados, todos los que formamos la Iglesia, todos Uds., religiosas y laicos, somos el pueblo sacerdotal. El eterno sacerdote ha querido hacernos participantes de esa dignidad, de tal manera que la Iglesia vive en el Mundo con una historia sacerdotal, con una acción sacerdotal. En el corazón de cada hombre, como nos acaba de decir San Pablo, llamado a diversas vocaciones: vida religiosa, matrimonio, profesionales, ricos, pobres, todos formamos el pueblo, con diversos llamamientos, con diversos carismas para integrar entre todos en la historia, la misión sacerdotal de Cristo.

EL SACERDOCIO MINISTERIAL

Y sólo en tercer lugar, después de Cristo, el sacerdote eterno, y después del pueblo sacerdotal, ungido por Cristo en el bautismo, venimos nosotros ministros sacerdotes, que escogidos del pueblo, llamados de una familia, trayendo un apellido, un origen de un pueblo, de El Salvador o de cualquier parte del Mundo, llenamos aquel requisito de la Biblia: . Entresacado del pueblo sacerdotal, precisamente para servidor, eso quiere decir ministro, servidor del pueblo sacerdotal. Esta es nuestra misión, queridos Héctor y Jorge. Ahora Uds. Han sido asumidos con un apellido de su propia familia, destacados de su propio pueblo aquí representado, pueblo sacerdotal, Cristo los ha escogido a Uds. Y a mí y a mis hermanos sacerdotes, lo mismo que a los seminaristas que anhelan este servicio para dar este servicio al pueblo, el servicio de la palabra, el servicio del perdón y sobre todo el servicio de la eucaristía.

MINISTROS DE LA PALABRA

Tenemos un mensaje que comunicar al mundo, nosotros somos los responsables. Cuando Cristo escogió 12 hombres para transmitirles su sabiduría divina, terminó diciéndoles: ; es tan grande el depósito de esta revelación divina, sólo les ofrezco mi espíritu divino que estará con Uds.; Uds. los escogidos del pueblo, tendrán una asistencia especial de Dios para que en cada momento de la historia, prediquen mi palabra conforme a las necesidades de esa hora, encarnando esa palabra en las necesidades, en los pecados, en las virtudes del pueblo que les toque regir. Este es el gran ministerio de la palabra, tan difícil, tan incomprensible, que muchas veces el diálogo que la Iglesia quiere entablar con el mundo para iluminarlo por la palabra de Dios, se vuelve del mundo en una persecución, en una ofensa, a veces tan grosera, como la que está sufriendo el ministerio de la palabra en esta hora. Vino a los suyos podemos decir, brilló la luz y las tinieblas no lo quisieron recibir. El ministerio de la iniquidad, el ministerio del pecado, que la Iglesia trata de arrancarle al mundo y a la historia y que la historia y el mundo tratan de sofocar a la palabra de Dios.

NO UNA PALABRA SIN COMPROMISO

Por eso, hermanos sacerdotes, Uds. que llegan a la cumbre de su ordenación sacerdotal para predicar una palabra que quema, que como los profetas sienten Uds. en sus entrañas, es un fuego deborador que quisiéramos más bien rehuir, no digo este honor, sino esta carga profética de ir a anunciar al pueblo la revelación auténtica. Queridos hermanos, que no vaya a ser falso el servicio de Uds. desde la palabra de Dios, que es muy fácil ser servidores de la palabra sin molestar al mundo, una palabra muy espiritualista, una palabra sin compromiso con la historia, una palabra que puede sonar en cualquier parte del mundo porque no es de ninguna parte del mundo; una palabra asi, no crea problemas, no origina conflictos. Lo que origina los conflictos, las persecuciones, lo que marca la Iglesia auténtica es, cuando la palabra quemante como la de los profetas, anuncia al pueblo y denuncia: las maravillas de Dios para que las crean y las adoren, y los pecados de los hombres que se oponen al Reino de Dios para que lo arranquen de sus corazones, de sus sociedades, de sus leyes, de sus organismos que oprimen, que aprisionan, que atropellan los derechos de Dios y de la humanidad. Este es el servicio difícil de la palabra, pero el espíritu de Dios va con el profeta, va con el predicador porque es Cristo que se prolonga anunciando su reino a los hombres de todos los tiempos.

EL MINISTERIO DEL PERDON

También les decía hermanos Uds. van a ser como yo y mis queridos hermanos sacerdotes, servidores del pueblo para perdonarles sus pecados. Nadie de este pueblo tiene la facultad que Uds. Van a recibir, la misma que Cristo dio en Pascua a sus apóstoles: ; que hora más solemne aquella silenciosa del confesionario, el alma agobiada por una culpa que ya no aguanta oye decir ungida al sacerdote, las palabras de Cristo a la Magdalena, . El mismo sacerdote necesita el consuelo de esa confesión, nosotros también nos confesamos, necesitamos que otro sacerdote ejercite en nosotros ese servicio del perdón. El Papa se confiesa, el Obispo se confiesa, todos nos confesamos porque necesitamos ese servidor del consuelo que no lo puede dar ninguna sabiduría de la tierra, ninguna palabra tan sana, tan llena de consuelo como la del sacerdote que dice .

EL MINISTERIO EUCARISTICO.

Y sobre todo, queridos hermanos, en servicio de la eucaristía. Nosotros sacerdotes, llamamos al pueblo con la palabra, lo purificamos denunciando sus defectos, lo perdonamos atrayéndolo a penitencia, nosotros mismos somos ese pueblo pecador necesitado de penitencia, sabemos que la Iglesia es santa porque es esposa de Cristo pero es pecadora porque está compuesta de hombres. Nosotros mismos, sus ministros, necesitamos ese esfuerzo de superarnos, de ser cada día mejores y de llegar un día a la cumbre del altar para ofrecernos en el pan y el vino como hostia inmaculada a Dios Padre. Gesto solemne del sacerdote cuando recibiendo del pueblo las hostias y el cáliz, le dice al Padre: te lo ofrecemos: es el fruto del trabajo de mis hermanos los hombres, los que se quedaron en sus profesiones mundanales, los que viven en los caminos de esta tierra, los casados, mi mismo hogar, mis hermanos, mis compañeros de trabajo allá antes de que yo fuera sacerdote, todo este pueblo, Señor al que yo tengo que santificar con mi ejemplo, con mi palabra, te lo ofrezco ahora en altar de la Misa.
Es entonces, hermanos, cuando toda la comunidad que cree en Cristo, comunidad sacerdotal, encuentra su expresión sacerdotal. Por eso nos obliga la Iglesia a venir a misa siquiera los domingos, para que sintiéndonos una sola cosa con el origen de nuestra sociedad sacerdotal, por medio del sacerdote ministro que eleva esas hostias y las convierte en el cuerpo y la sangre del Señor y luego las reparte como alimento de vida eterna el Cuerpo de Cristo. Amén, dice el pueblo.

ENTRE DOS GRANDES ABISMOS

¿Ven, como el sacerdocio es un diálogo continuo entre la misericordia infinita de Dios y la miseria infinita de los hombres?. Qué tremenda posición la del sacerdote, entre los dos grandes abismos, el de la misericordia infinita que anhela perdonar a los hombres que se arrepienten de sus miserias y el de las miserias humanas donde hay que proclamar las sombras que están haciendo desgracia a la sociedad para que se conviertan y reciban ese perdón de Dios.

CULMINACION EN CRISTO

Y un día, nos ha dicho la lectura sagrada de hoy, todo este pueblo cultivado por el ministerio de los sacerdotes, será llevado a su culminación. Un día ya no habrá misas, ya no habrá necesidad de sacerdotes temporales porque todos, mediante el trabajo de los sacerdotes, de los obispos, de los catequistas, de los celebradores de la palabra, de todo el pueblo sacerdotal de Dios, hemos logrado que la humanidad se vaya incorporando a Cristo y Cristo será el único sacerdote formado en su plenitud histórica y eterna, por todos los que fuimos naciendo en la historia y nos fuimos haciendo con él, un solo sacerdocio, un solo ofertorio, una sola misa que durará eternamente para cantar la gloria de Dios. Este es el destino, el objetivo para el cual trabajamos los sacerdotes en la historia, por eso, allá en la gloria eterna, hermanos, los sacerdotes junto con todo nuestro pueblo, ya glorificado, sentiremos la inmensa satisfacción de haber colaborado con Cristo a hacer de la humanidad el templo vivo de Dios la imagen viviente del espíritu de Dios en la eternidad.

LLAMAMIENTO FINAL

Dejémonos conducir por los sacerdotes, hagámonos cada día más miembros del pueblo sacerdotal, seamos cada día más santos y santifiquemos con nuestro ejemplo, con nuestro empuje, con nuestro reclamo al sacerdote, que sea santo, como lo necesita el pueblo y Dios lo quiere.

Hermanos, este es el objetivo hacia el cual han sido llamados estas dos vidas y asi, junto con mi querido predecesor Mons. Chávez y González y junto con mis queridos hermanos sacerdotes, agradeciéndole a Dios el don de nuestra vocación y de nuestra misión sacerdotal y sintiendo que nuestras manos van a reposar con su cargada herencia sobre dos nuevos herederos, vamos a depositar con el espíritu sacerdotal, con el carácter que los unge para siempre sacerdotes, nuestra confianza, nuestra alegría, nuestra acción de gracias, al incorporar dos nuevos hombres a Presbíteros de la Arquidiócesis de San Salvador. Y valga aquí, hermanos, un llamamiento de cariño, de pastor a todos los queridos sacerdotes, a los que forman el presbiterio, y en esta hora no pudiendo estar con nosotros físicamente, esparcidos por toda la diócesis, siguiendo una misma vocación, están trabajando, para decirles que les agradezco ese sentido de solidaridad y de trabajo, que trabajemos siempre juntos esta gloria de Dios y de Cristo. Y a los que, por desgracia, se hayan alejado de la comunión sacerdotal, ya porque han descubierto que su vocación no era ésta sino otra y se encuentran felices en el nuevo destino de su vida, que sean felices pero no se olviden y que van marcados para siempre, aún cuando se hayan casado o hayan escogido una vida laical, llevan la marca del sacerdocio para siempre. Y aquellos pobrecitos que no solamente se han alejado por sentir el llamamiento de la santidad en otra vocación sino que se han alejado con sentido de rebeldía, con sentido de inconformidad, la Iglesia los sigue amando, son sus sacerdotes, y los sigue esperando para que vengan a formar con el eterno sacerdocio de Cristo y con el pueblo sacerdotal, la gran familia de Dios que camina hacia esa glorificación del eterno sacerdocio de Cristo. Que no sean seres desprendidos de la unidad que no estén dando el antitestimonio triste de Judas que traición la comunión. Que sean llamados todos hermanos, que el Señor al recibir esta plegaria del pueblo y de los nuevos sacerdotes, tenga misericordia de nuestra unidad eclesial, que crezca cada vez más y que cada uno en su propia vocación sea fiel seguidor de Cristo. Sacerdote Eterno. Así sea.

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Inmaculada Concepción de María

8 de Diciembre de 1977.

Lecturas:
Génesis 3, 9-15, 2D;
Efesios 1, 3-6, 11-12
Lucas 1, 26-38

AGRADECIMIENTOS AL SACERDOTE Y RELIGIOSAS

Yo quiero aprovechar esta oportunidad pues, para agradecer a los padres norteamericanos, este servicio tan insigne que nuestra diócesis aprecia inmensamente, así como también a las hermanas de San José que junto con ellos los sacerdotes, están cultivando este mensaje de la palabra de Dios y alimentando con él, a nuestro pueblo.

Quiero alegrarme también, porque junto a los sacerdotes y las religiosas, un grupo de hombres y de mujeres, celebradores de la palabra, catequistas, asociaciones parroquiales y católicos que sienten la responsabilidad de la Iglesia, en este momento tan trascendental de la historia de El Salvador, no desfallecen en su difícil misión de predicar este mensaje del Señor. Celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, es tener la oportunidad de acercarnos a la fuente misma desde donde brota todo ese río que no terminará de correr hasta la consumación de los siglos. La Iglesia, con su mensaje, con su palabra, encontrará mil obstáculos, como el río encuentra peñascos, escollos, abismos; no importa; el río lleva una promesa: y , contra esta Voluntad del Señor.

EL PECADO DE ORIGEN

¿Cuál es la Voluntad del Señor?. El misterio de la Inmaculada Concepción de María nos esta ofreciendo a la luz de esas lecturas que acaban de escuchar cuáles son los designios de Dios para con nosotros los hombres.

En la lectura se nos ha recordado la gran tragedia. Nuestros primeros padres creados en Gracia de Dios, para transmitirnos no sólo la vida natural, sino transmitirnos también la filiación Divina pero bajo la condición de que hubieran sido obedientes a Dios; no obedecieron; seducidos por el demonio, Eva seduce a Adán, los dos padres del género humano pierden la amistad de Dios porque han desobedecido. Desde entonces la humanidad ha caído en lo que se llama el pecado original, el pecado de origen, el pecado que traemos de nuestros primeros padres. Ahora se preguntan muchos: ¿que culpa tengo yo de que Adán y Eva hayan pecado para decir que yo soy pecador?. Distingamos, hermanos, hay dos clases de pecados, el pecado original y el pecado personal. El pecado personal es el que tú cometes con tu propia voluntad cuando desobedeces un mandamiento de la Ley de Dios; tú has pecado, tú eres responsable de ese pecado. Como Adán y Eva que personalmente desobedecieron a Dios, cometieron un pecado personal.

Pero ¿que sucede cuando se comete un pecado personal?. Se pierde la amistad de Dios, el pecador es un desobediente a la Ley de Dios; todo el que peca, rompe la amistad con el Señor, prefiere su pasión a la Voluntad, a la Ley del Señor. Asi, Adán y Eva prefirieron alcanzar la felicidad, no por los caminos de la Ley de Dios sino por el engaño del demonio que se rió después del engaño; los hizo caer en pecado y ya están en la desgracia privados de la Gracia de Dios. De esa pareja, privada de la Gracia de Dios, ya no pueden nacer hilos que en el mismo momento de ser concebidos, Dios le transmita también su vida divina, si la han perdido y habiendo perdido la vida de Dios no la pueden transmitir; sólo transmite la vida natural. Pero la vida natural que Adán y Eva comenzaron a transmitir a sus hijos y que esa vida ha llegado hasta nosotros a través de nuestro padre y de nuestra madre que nos engendraron, es una vida privada de la Gracia de Dios. No supone una culpa personal, supone una herencia. Supongamos una comparación: un señor, dueño de hacienda, le dice al administrador: por premio y confianza que tengo, vas a ser el dueño de mis fincas, pero mientras me obedezcas; todos los hijos que nazcan de tu familia, considérense de esta hacienda, pero con tal que me obedezcan. Y un día, este administrador, creyéndose ya el dueño de todo, comienza a mal baratar la hacienda a desobedecer a su jefe, a su patrón. El patrón le dice: te lo daba con la condición de obedecerme, no me has obedecido, lo siento mucho, vete de mi hacienda, quedas desheredado. Y naturalmente desde entonces, aquellos hijos que hubieran nacido, también participantes de la felicidad de aquella hacienda, nacen ya fuera de la hacienda, desheredados, desechados de su patrón. Este es el caso del pecado original; Adán y Eva cometieron un pecado personal y Dios los arroja del Paraíso, les quita la amistad divina y tienen que nacer sus hijos, nosotros, privados de la Gracia. No es una culpa, el pecado original, es la falta de una herencia, Dios no está obligado a darnos su amistad divina cuando los que la perdieron, ya la perdieron para toda la familia, es una herencia que se ha perdido.

EL CRISTIANO REGENERADO

Esto nos decía la 1ª lectura, de tal manera que María, hija también de Adán tenía que nacer desheredada de la Gracia de Dios, en pecado. Sin embargo, hoy estamos celebrando que María fue concedida sin pecado, ¿cómo es esta excepción? San Pablo nos ha traído hoy la explicación. Si ahora cristianos -nosotros-, tenemos la dicha de volver a encontrarnos en la Gracia de Dios porque un sacerdote administró el bautismo y el hijo del pecado original que fue el niño que nació, que fui yo, ya le borró el bautismo, por la sangre de Cristo en la cruz, el pecado original; ese niño se ha vuelto a hacer hijo de Dios, el paraíso se ha recuperado gracias a Cristo. Y si por desgracia, yo bautizado, cometo un pecado personal, una desobediencia a la Ley de Dios, Cristo ha dejado un sacramento de reconciliación. El sacerdote en el confesionario está devolviendo el paraíso a muchas almas que han perdido la amistad con Dios.

Hermanos, si ustedes han experimentado la dicha de una buena confesión, comprenden lo que estoy diciendo; que es como retornar al paraíso. El joven, la joven, el esposo infiel, el niño que ha desobedecido, cualquiera que ha cometido un pecado, siente el reproche de Dios en su conciencia, no está feliz. Los que en esta reunión están en pecado, no me engañan con su apariencia de alegría, allá en su corazón llevan en remordimiento, llevan una culpa, llevan la pérdida del paraíso, no son felices, hasta que arrepentidos obedeciendo al evangelio de Cristo se arrepienten y vuelven y le piden perdón a Dios y en nombre de Dios los acoge un sacerdote en el paraíso de su Iglesia; como que le han quitado una peña del corazón, como que ha salido de una tumba donde estaba sepultada en pobredumbre, el alma en pecado, ha vuelto al paraíso. ¿Por qué el perdón de los pecados? por Jesucristo, nos acaba de decir San Pablo, sólo Cristo es el redentor del pecado.

MARIA PRESERVADA DEL PECADO

Por eso, hermanos, cuando los teólogos estudiaban cómo puede ser Inmaculada la Virgen María si Cristo es el redentor de todos los hombres, ésta era la gran dificultad teológica. Si Cristo es el redentor de todos, si ningún pecado se perdona sin la redención de Cristo en la cruz, María tenía que ser también pecadora para ser redimida por Cristo y esta dificultad duró muchos siglos. Por eso la historia de esta creencia de la Inmaculada Concepción de María, es una historia de siglos. Pasaron muchos teólogos, muchos estudiosos, muchos comentaristas de la Biblia, duró la Iglesia muchos siglos, hasta el siglo pasado, el 8 de Diciembre de 1854, grábense esta fecha porque un hijo católico de la libertad, tiene que saber el origen de esta fiesta de la Inmaculada Concepción.

Fue el Papa Pío IX, el 8 de Diciembre de 1854, el que coronó el estudio de tantos siglos. Hubo ya en la edad media un gran teólogo que se llamó Duns Escoto, un franciscano, que dió la clave de la solución, dijo: Fíjense bien en el gran argumento, «Cristo es el redentor de todos los hombres, también María es redimida, pero hay dos clases de redención; una redención, la que salva de la caída, uno que ha caído y le sacan del hoyo donde cayó, del abismo donde cayó es un redimido y asi nos ha redimido a todos Cristo porque todos hemos caído en el abismo del pecado original, todos nacemos manchados con esa desobediencia de Adán. Pero hay otra segunda clase de redención que se llama una redención de preservación, una redención que consiste en no dejar caer, en decirle: antes de que caigas al abismo, te recojo en mis brazos y te mantengo elevada; como todos los que han caído, tú no has caído, pero debías haber caldo, yo te he preservado por un amor especial.

Este es el caso de María, María, pues, es preservada del pecado, ella debía haber caído en el pecado original porque es heredera de Adán y Eva; ella también es de la raza pecadora nuestra y por eso Cristo la redime con una redención única, la redención de preservación, es la única redimida con una redención tan lujosa que no ha caído en el pecado, y hoy van a escuchar dentro de un rato, cuando cantemos el prefacio de esta misa de la Inmaculada, donde la Iglesia le dice: inmaculada y pura tenía que ser la carne de la cual debía nacer el Redentor de los hombres. Porque Cristo quería una Madre que no tuviera la vergüenza de decir: fui concebida en pecado. El, le adelantó los méritos de su redención. Te voy a preservar, Madre mía, porque de tus entrañas purísimas voy a tomar carne yo, el redentor.»

Hermanos, quien de nosotros, si hubiera tenido el poder de escoger una madre a su gusto no hubiera hecho de nuestra propia madre, la mujer más hermosa, la mujer más pura, la mujer más santa. Ninguno de nosotros ha escogido a su madre, nacimos de la mujer que el Señor nos señaló, pero él, Dios eterno que pudo escoger una Madre a su gusto pudo hacer con ella todo el derroche de generosidad, de redención, de amor. Por eso podemos decir, hermanos, que la Inmaculada Concepción de María, la fiesta que está celebrando la parroquia de La Libertad esta mañana, es una celebración al amor de Dios; una celebración al amor del hijo más grande que ha escogido la madre más bendita. Por eso, hijos y madres, alegrémonos en esta mañana por que hubo siquiera un caso en que un hijo como nosotros, pudo hacerse una madre Inmaculada y pura como Cristo la pudo fabricar a su antojo, a su gusto.

MARIA, IMAGEN DE LA IGLESIA

Ahora bien, les decía hermanos, que acercarse a este misterio del pecado original y de la redención de María es acercarse a la fuente de la Iglesia. Van a oír también en el canto del prefacio de hoy que María es el principio y la imagen de la Iglesia. San Pablo dice que Cristo quedó clavado en la cruz para hacerse una esposa: la Iglesia. Inmaculada, sin mancha, sin arrugas, esposa bella por toda la eternidad: la Iglesia. María Inmaculada es la imagen de lo que somos todos nosotros: la Iglesia. Uds. Hermanos bautizados, nosotros bautizados y sacerdotes, somos la Iglesia dirigida por esta palabra que predica el obispo y predican los sacerdotes y predican las religiosas y enseñan los catequistas y los celebradores de la palabra, no hacemos otra cosa que predicar esa redención de Cristo, no hacemos otra cosa que denunciar el pecado.

LO QUE LE INTERESA A CRISTO

Miren, hermanos, si el más grande hubiera escogido a Cristo su madre, él hubiera pensado que la grandeza humana es la grandeza económica, la hubiera hecho la mujer más rica: Si Cristo hubiera puesto su entusiasmo en el poder político, hubiera hecho de María una gran reina dominadora de gran imperio. Si Cristo hubiera hecho consistir la belleza en lo que la hacen consistir tantas mujeres y tantos hombres: en una cara bonita, en un cuerpo bonito, hubiera hecho de María una belleza como no hay ninguna mujer. Si Cristo hubiera hecho precisamente para salvar todas estas cosas que son bellas, del pecado, hizo a María sin pecado, ésto es lo que interesa a Cristo y lo que le dejó como encargo a la Iglesia; cuidado con el pecado! Muero en la cruz, por haber denunciado el pecado, muero en la cruz porque me hice responsable de los pecados de los hombres y para que sean perdonados, Dios me castiga con este tormento espantoso de la crucifixión, asi lo dice el profeta Isaías: El cargó sobre sus espaldas todas nuestras iniquidades y por eso en sus carnes benditas, castigó Dios los pecados de todos nosotros, y a la Iglesia le dejó el encargo de sacudir del mundo el pecado.

IGLESIA, PURIFICADORA DEL PECADO

Esta es la gran misión de la Iglesia, por eso a María la hizo sin pecado y quiere que su Iglesia sea la encargada de purificarse del pecado y purificar al mundo del pecado. Y estos son los grandes conflictos de la Iglesia porque denuncia el pecado; porque le dice a los ricos: no abusen, no pequen con su dinero; porque le dice a los poderosos: no abusen de la política, no abusen de las armas, no abusen de su poder, no ven que es pecado; porque les dice a los pecadores; a los que torturan: no torturen, están pecando, están ofendiendo, están implantando el reino del infierno en la tierra; porque la Iglesia condena todo lo que es pecado, por eso se levantan contra la Iglesia los grandes conflictos. Pero la Iglesia no puede callar, hermanos, y la Iglesia será auténtica y perseguida cuanto más sea una María Inmaculada, sin pecado, y desde su pureza que ella trata de purificar, trata también de limpiar a los demás del pecado porque no quiere condenar, como Cristo dice: no he venido a perder quiero salvar, quiero que los hombres que manejan el dinero, que manejan la política, que manejan las armas, que manejan el poder, la belleza de la tierra, se salven; no abusando de esas cosas, sino usándolas como Dios quiere, sin pecado, porque se puede ser rico sin pecado, se puede ser político sin pecado, se puede ser hombre de armas también sin pecado y la Iglesia quiere purificar del pecado a esos hombres que precisamente están haciendo de su oficio, muchas veces, el arte del pecado, de la grosería, de la inhumanidad.

TAMBIEN LLENA DE GRACIA

Y no basta el pecado, que la Iglesia luche contra él. La Iglesia en María mira no solo la ausencia de pecado, lo más hermoso de María es que está llena de gracia. Llena de gracia quiere decir que recuperó la amistad con Dios, es una mujer bendita entre todas las mujeres, es una mujer en la cual Dios como que derramó todo el perfume de su santidad divina. No hay mujer más llena de gracia que María Inmaculada.

Pues ésto es lo que quiere la Iglesia también con sus hombres, con sus mujeres; con sus jóvenes, con sus niños, que se promuevan. Que se promuevan no a ser esclavos, mucho menos del pecado, del pecado derivan todas las maldades, y del pecado derivan todos los vacíos. El pecador no es hermoso, la pecadora no es hermosa aunque aparentemente luzca un rostro y cuerpo hermoso, su alma es infierno, su alma no está promovida, su corazón es un vacío. Díganlo si no, quiere Dios que no exista nadie aqui en pecado, pero el que está en pecado dígame si está feliz con ese vacío que lleva en su conciencia.

María nos reta en esta mañana a ver quien es más feliz si ella en gracia de Dios, o el pecador, gozando del mundo y abusando de las cosas de la tierra, pero en pecado. María, la llena de gracia, es la sumamente feliz, no hay felicidad más grande que la de María al sentirse tan llena de Dios y por eso, en el evangelio de hoy se ha cantado aquel himno cuando la felicitó su prima Santa Isabel. María como una poetisa, como una profetiza, como una alabadora de Dios, canta su hermoso cántico: Mi alma glorifica al Señor, se llena de gozo en Dios mi salvador, porque mi alma está llena del todo poderoso, porque mi alma está llena como de un perfume que no se parece a ninguno de la tierra. El perfume del cielo, la santidad infinita casi de María, es la belleza a donde la Iglesia quiere promover a todos sus cristianos.

Cuando la Iglesia denuncia el pecado, es para decirle a los hombres, no pongan su embeleso en las cosas de la tierra, elévense, promuévanse a las cosas del cielo, gánense con las riquezas de la tierra, la amistad de Dios, manejando estas cosas conforme a la voluntad de Dios. Arrepiéntanse de sus pecados, y en vez de poner la alegría en los goces del sexo, de la carne, del vicio, del aguardiente, de las cosas que hacen de los hombres unos animales y unas bestias, elévense a ser hombres de verdad, hijos de Dios como María, que no puso nunca su embeleso en las alegrías terrenales pecaminosas sino en las alegrías del cielo.

LA GRAN TAREA DE LA IGLESIA

Esta es la promoción que la Iglesia está llevando a cabo. Por eso, hermanos, porque la Iglesia, un día como éste, se asoma a la fuente purísima que es María Inmaculada y desde esa alma bendita, sin pecado, llena de gracia, recuerda que su misión es arrancar el pecado del mundo y llenar a los hombres de la gracia, se llena de consuelo y de fortaleza. Yo les digo a los queridos sacerdotes, a las queridas religiosas a los celebradores de la palabra, a los catequistas; mucho ánimo, adelante en nuestra gran tarea de limpiar del pecado al mundo y de llenarlo de la gracia de Dios. No hay tarea semejante a la nuestra. Y les digo también a los que mal entienden esta misión de la Iglesia, a los que nos espían pensando que andamos haciendo subversión y comunismo, a los que nos persiguen y calumnian, fíjense bien en lo que persiguen, fíjense bien que es Cristo que continúa predicando la redención de los hombres, no le estorben, déjenla, que es para el mismo bien de Uds., gobernantes; que es para el mismo bien de Uds., poderosos, que haya cristianos promovidos, desde la gente de la gracia para arrancar todo el pecado. Habrá más honradez, no habrá terror, no habrá crímenes, no habrá vicios, cuando se oiga el verdadero mensaje de la Iglesia que trabaja por el verdadero bien, y la verdadera grandeza de la patria.

Ah! Si la comprendieran, en vez de estorbarla, la ayudarían, porque los que se benefician de este mensaje de la Iglesia son los paises mismos, los gobiernos, las gentes, todos seremos felices cuando como María podamos ser menos pecadores y más llenos de la gracia del Señor.

Me he alegrado mucho queridos hermanos, de transmitir desde el puerto de La Libertad, un mensaje que si a través de la radio logra llegar a toda la Arquidiócesis, lleve una palabra de aliento desde el seno inmaculado de María, a todos los trabajadores de la Iglesia para que sean limpios y puros en su mensaje y tengan siempre los grandes ideales de María. El ideal de alejarse más y más del pecado y evitar que entre el pecado en el mundo; el ideal de llenarse más y más de la vida de Dios, de la gracia santificante. Esto fue lo que quedó decidido el 8 de diciembre de 1854 y que todos los años, como hoy, 8 de diciembre de 1977, la Iglesia en sus comunidades, como ésta, que llena esta pintoresca Iglesia del Puerto, celebramos para felicitar a María y en ella inspirarnos para nuestro gran trabajo de la Iglesia. En el nombre del padre…

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La Confirmación

5 de diciembre de 1977

CITALA

Queridos fieles de Citalá. Venir hasta ustedes es, para el Pastor, un gesto muy grande, por eso quiero, una vez más, agradecer a las religiosas Oblatas al Divino Amor, que de veras hacen aquí honor a su nombre, ofreciendo sus vidas al Señor en servicio de este pueblo. Quiero agradecer también a quienes han colaborado para esta ceremonia de Confirmación, porque este es el objeto principal de mi venida. Como sucesor de los Apóstoles, el Obispo es el ministro ordinario, o sea el que propiamente tiene la obligación de administrar este Sacramento que se llama la Confirmación. Y al agradecerles esta colaboración de preparar esos niños, yo también hago un llamamiento a todas las familias de la diócesis, para que secunden la voluntad de la Iglesia, de confirmar a sus hijos, no cuando están chiquitos, que no se dan cuenta, sino cuando ya van entrando a la juventud, que es cuando se necesita la fuerza de la Confirmación, que consiste en el don del Espíritu Santo.

EL BAUTISMO

Al niño recién nacido si, hay que apresurar el Bautismo, porque cuanto antes, al hijo de la carne, hay que hacerlo hijo de Dios; y eso es el Bautismo. Cuando Cristo le decía a Nicodemo: . Y eso es el Bautismo. Que el hijo -nacido de la carne, no es más que carne, hijo natural, manchado con el pecado original que todos los hombres llevamos, se limpie de ese pecado y Cristo le aplique su redención por medio del Bautismo, para hacerlo hijo de Dios. Eso sí que es urgente. Y ojalá que las familias no descuidaran el deber de bautizar cuanto antes. Hay familias, muy cristianas, que casi el mismo día que nace el niño lo bautizan. No les voy a pedir tanto pero por lo menos que no se pasen meses, hasta años sin bautizar los niños; el Bautismo cuanto antes.

LA CONFIRMACION EN LA FE

Pero la Confirmación que viene a ser lo que dice la palabra confirmando en la fe recibida en el Bautismo eso sí que tiene que ser cuando el niño se dá cuenta. Confirmación quiere decir reivindicar quiere decir ratificar su nacimiento en el Bautismo por medio de ese sacramento que es propiamente sacramento de crecimiento así como no basta nacer si no tiene mamá Apenas nace el niño lo alimenta lo hace creer y el orgullo de una madre es cuando ya empieza a crecer ese niño que nació de sus entrañas, y es un joven frente a la vida, y piensa en sus deberes de hombre y entonces la Confirmación corresponde a esa juventud, a ese crecimiento.

Por eso me dá gusto ver aquí, en la ciudad, en la población de Citalá, que se va a dar la Confirmación a niños y niñas que ya se dan cuenta, que van a recibir un sacramento distinto del Bautismo, que les prepara para entrar a la juventud con una nueva fuerza de Dios.

LOS SACRAMENTOS, VIDA EN EL DESIERTO

Y las lecturas de Adviento que se acaban de hacer, son bien oportunas. La primera lectura es del profeta Isaías, que ha comparado la venida de Dios al mundo, como cuando brota en un desierto un riachuelo y el agua empieza a hacer fecundadas aquellas tierras arenosas del desierto.

En el desierto no hay vegetación. El desierto es la imagen de la muerte, el desierto es la aridez, en el desierto no hay vida. Pero cuando en medio del desierto brota una fuente, esa fuente empieza a hacer fecunda la tierra y con esta fuente el desierto se convierte en jardín; produce flores, produce frutas, ya hay sombra y hay vida. Esta es una imagen preciosa, hermanos, de los sacramentos. El Bautismo, la Confirmación, la Penitencia, la Comunión, son los signos de que Dios ha venido al mundo y el hombre que, por su propia naturaleza es un desierto para producir frutos de eternidad, los sacramentos le dan la vegetación, la fertilidad, la fecundidad, como decíamos antes usando la palabra de Cristo: lo que nace de la carne es carne. De nada serviría para la eternidad feliz de Dios, nacer, tener muchas capacidades, ser muy hermosa una mujer, ser muy fuerte un hombre, ser muy inteligente un profesional; todo eso vale mucho, pero frente a la eternidad, que es la vida de Dios, no vale nada; todo eso se queda en la tierra. Los hombres, pues, por más cualidades humanas que produzcamos, no somos más que desierto; si Dios tiene que coger de nuestra vida obras que valgan para la vida eterna, necesita inyectarle vida de Dios. Sólo cuando el hijo de la carne se hace hijo de Dios, comienza el hombre a producir obras que le dan la vida eterna. Para eso inventó Cristo los sacramentos. El Bautismo hace que el recién nacido ya sea un hijo de Dios. Y si se muere va a gozar la felicidad misma de Dios.

LA CONFIRMACION, FUERZA DEL ESPIRITU

La Confirmación es darle a ese bautizado los dones del Espíritu Santo; robustecerlo con la fuerza de Dios para que produzca frutos de vida eterna. La confirmación es el sacramento de los mártires. Si no hubiera sido por esa fuerza del Espíritu Santo, que los primeros cristianos recibieron de sus Obispos, del Papa, en el sacramento de la Confirmación, aquellos primeros cristianos no hubieran aguantado la prueba de la persecución; no hubieran muerto por Cristo. Ahora, hermanos, la Iglesia necesita esta fuerza del Espíritu Santo, y por eso queremos que los jóvenes, los niños, lo reciban dándose cuenta. ¿De que sirve recibir la Confirmación cuando se es tierno, como se ha acostumbrado, sin que nos diéramos cuenta?. Si no hemos tenido unos padres, unos padrinos que nos enseñen para qué hemos sido confirmados? Yo creo que ni los mismos padres de familia, ni los mismos padrinos de Confirmación han sabido muchas veces, para qué se Confirma a ese niño que se traía tiernito en los brazos. Y si ellos, grandes, no sabían, ¿cómo le van a enseñar a un niño cuando va llegando a la juventud que el Sacramento de Confirmación, que recibió tierno, ahora es cuando lo comienza a necesitar?. Si tuviéramos padres y madres de familia, padrinos y madrinas que con su palabra y con su ejemplo enseñaran a los jóvenes para qué fueron confirmados, entonces, no habría inconveniente en confirmar también a los niños chiquitos. Pero es mejor que en vez de esperar, si acaso se lo van a enseñar sus padres, es mejor que ellos mismos se den cuenta del compromiso que van a adquirir.

SER CRISTIANO ES SER VALIENTES

Porque les repito, queridos hermanos, ser cristiano es cosa muy difícil; lo está demostrado la gente en nuestra tierra. ¡Qué pocos cristianos auténticos van quedando, cuando ser cristiano supone ser perseguido! Cuando reunirse para una reunión de la Palabra de Dios y reflexionar en la verdadera Biblia, en los compromisos del cristianismo, supone que hay mucha vigilancia, que hay prevenciones porque creen que nos reunimos para hacer política, para hacer comunismo; están equivocados. Nos reunimos para tomar conciencia de la responsabilidad seria que supone ser cristiano. Nos reunimos para ser cristianos, para que mañana no vayamos a ser traidores de esta religión. Hay ahora muchos cobardes, mucha gente que prefiere estar bien en la tierra, y no le importa el juicio de Dios que va a venir a pedirle cuenta de su vida. Ser cristiano, quiere decir ser valiente y antes de obedecer a unos perseguidores de la Iglesia, tener el valor de obedecer a Dios.

No importa que le llevan a uno a la persecución, a la tortura, a la difamación. La calumnia, ustedes saben, hermanos, cómo están, en este momento, calumniando a su Obispo. Le llaman subversivo número uno, lo están llamando el predicador de subversión. Yo les agradezco a los buenos cristianos, lo que me acaba de decir el querido P. Vito. En La Palma, su parroquia, se está haciendo mucha oración en solidaridad con la Iglesia. Porque, hermanos, ser cristiano, ahora, quiere decir tener valor para predicar la verdadera doctrina de Cristo y no tenerle miedo, y no por miedo callar predicar una cosa fácil que no traiga problemas. Pero ser cristiano, en esta hora, quiere decir tener el valor que el Espíritu Santo dá con su Confirmación para ser soldados valientes de Cristo Rey; hacer reinar su doctrina, llegar a los corazones y predicarles el valor que hay que tener para defender la Ley de Dios.

YA ME DUELE MUCHO EL ALMA

Todo ésto, hermanos, es la Confirmación; ésto es lo que nos quiere decir el profeta Isaías cuando nos dice que cuando falta esa vida de Dios, el hombre no es más que un desierto; no hay flores, no hay frutos, no hay sombra. Qué áridos somos los hombres cuando no está en nosotros el Espíritu Santo. Qué crueles se vuelven los hombres cuando no los anima el espíritu de Dios, sino el espíritu de quedar bien en la tierra. Ya me duele mucho el alma de saber cómo se tortura a nuestra gente, de saber como se atropellan los derechos de la imagen de Dios. No debía de haber eso. Es que el hombre sin Dios es una fiera, el hombre sin Dios es un desierto; su corazón no tiene flores de amor, su corazón no es más que el perverso perseguidor de los hermanos. Así se explica que haya corazones capaces de traicionar a sus hermanos, de señalarlos. No importa que se los lleven a torturarlos y a matarlos; qué corazón es, cuando Dios no anima en el verdadero amor al hombre. Es cuando se ha perdido el sentido del Bautismo, el sentido de la Confirmación, y los hombres se han vuelto a hacer estepas, desiertos, troncos áridos.

EL PERDON DE LOS PECADOS

Lo mismo nos decía el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Es el Evangelio precioso donde Nuestro Señor, en este día, ante un hombre pecador, le dice: Si los hombres incrédulos blasfeman, porque para los hombres que no tienen fe ni Jesucristo tenía valor. Si Jesucristo hubiera sido el Arzobispo de San Salvador, en esta hora le lloverían mucho más que a mi los insultos, las calumnias… Aquí cuando El, redentor de los hombres, le dice: tus pecados te son perdonados…, no creían en el poder perdonador de Cristo y decían: este blasfema. ¿Quién es éste para perdonar pecados? Y Cristo les prueba con un milagro para que vean que puede perdonar pecados, y que para Dios, lo mismo es devolver la salud a un enfermo que devolver la gracia a un pecador, le dice al paralítico que se levante. Ya ven lo he podido curar, luego soy Dios. ¿Por qué blasfeman de mi? Y Dios también puede decirle al pecador: aunque ustedes no lo miren ya están perdonados sus pecados, con tal que se hayan arrepentido. Hermanos, qué cosa más hermosa es el perdón de los pecados… ¡Convertir el desierto en un jardín. Esa alma que era fiera y que se ha hecho manso cordero para la gloria de Dios, es el que prefería el pecado, el vicio, el desorden, pero ya ha venido arrepentido, a pedirle a Dios que le perdone.

DENUNCIAR CON AMOR

Yo, hermanos, cuando predico contra los que atropellan, contra los que adulan, contra los que cometen injusticia, contra los que denuncian a sus hermanos. Yo cuando predico contra todos esos atropellos del hombre contra el hombre, no lo hago con odio, ni con resentimiento, lo hago con el amor de Cristo que también les dijo a los pecadores, el domingo lo oíamos cuando Juan Bautista les dice: raza de víboras, conviértanse, no sean hipócritas; sino se convierten van a perecer.

EL TRIGO Y LA BASURA

Ya el hacha está puesta al tronco del árbol, y comienza Dios a derribar el árbol de la vida, y pobre del árbol que caiga del lado del infierno, por no haberse arrepentido a tiempo. Y decía ayer también San Juan Bautista: Ya Cristo está aventando su cosecha, como cuando se saca el café, que en la piladera queda revuelto el café junto con la basura. Avientan al viento para que se quite la basura y quede el grano de café. Así hace Cristo, dice Juan Bautista, dándole viento a su trigo. Ya batido se va la broza y queda el trigo. Así será el juicio final, como una gran aventazón, como un viento tempestuoso, que va a apartar la broza, la basura, un hombre que no se ha querido convertir en trigo, y quedará el trigo, las buenas obras, la cosecha para Dios. Por eso, hermanos, cuando la Iglesia predica hoy contra la injusticia, contra el abuso del poder, contra los atropellos, les está diciendo: conviértanse, hagan a tiempo penitencia, conviértanse en trigo, que Dios los está esperando. Hagan comunidades de amor, hagan comunidades de Iglesia. La Iglesia no es comunista ni es subversiva. La Iglesia es el reino de Dios que medita la Palabra de Dios, que acoge en el corazón esa palabra que nos trae la vida divina, la gracia, los sacramentos y nos hace sentir la belleza de ser jardines en vez de ser desiertos.

TAMBIEN PARA LOS GRANDES

Por eso, hermanos, mi palabra aquí en Citalá, con ocasión de dar la Confirmación a esos niños, es también para decir a los grandes: vivamos nuestro Bautismo, tomemos conciencia de nuestra Confirmación. Yo les decía a las Hermanas, cuando les decía que preparáramos aquí un grupo de Confirmación, porque tengo la intención de que al dar la Confirmación a los que se van a confirmar, también los que ya somos confirmados comenzando por el Obispo, sacerdotes, las religiosas, los catequistas, los padres de familia, todos los que ya somos gente grande y desde hace muchos años llevamos la Confirmación, pero tal vez no nos hemos dado cuenta para qué hemos recibido la Confirmación. Aquel Espíritu Santo que se dá en la Confirmación con la imposición de las manos del Obispo, sucesor de los apóstoles, es un Espíritu Santo que ha estado escondido en nosotros, muerto, tal vez, no ha producido en nosotros frutos de espíritu de Dios, porque nosotros no hemos dejado de ser carne. El Bautismo, la Confirmación, la Penitencia, la Eucaristía que hemos recibido, no ha producido, hermanos.

EVANGELIZACION Y SACRAMENTOS

Esta es la gran deficiencia del pueblo cristiano, que, gracias a Dios, desde el Concilio Vaticano II viene corrigiendo esta deficiencia. Habíamos dado muchos sacramentos al pueblo, les bautizábamos a todos los niños, confirmábamos a todo el que se presentaba, confesábamos, tal vez sin exigirle penitencia; dábamos la comunión a todo el que se acercaba; sacramentalizábamos, pero no evangelizábamos mucho. Ahora, gracias a Dios, no rechazamos la sacramentalización, éstos son necesarios, son los canales por donde Dios nos dá una Vida Divina. Pero ya son los sacramentos que, con una catequesis más preparada, con una reflexión más profunda en la Biblia, sabemos que nos confesamos con más conciencia. Se exige antes de Bautizarse, unas charlas prebautismales, instruir que es el bautismo que pides para tu niño. No es simplemente un acontecimiento social, que tu niño tenga un padrino que le de regalos, que tú tengas un compadre con quien compartir la responsabilidad de tu hijo. Pero el Bautismo no significa solamente tener un compadre, significa sobre todo la conciencia que este hijo de la carne se hace hijo de Dios y va a tomar un compromiso que su familia comienza a corresponsabilizar pero que el niño lo irá tomando poco a poco. La Confirmación, el Obispo, ya no la quiere dar en el montón a esos niños que traían cuando la visita del Obispo porque se decía: Viene a la confirma, viene a la confirma; como si lo único que viene a hacer el Obispo es a confirmar a niños que ni siquiera se daban cuenta, y se daba la Iglesia llena de niños que lloraban y salían sin darse cuenta del gran Sacramento del Espíritu Santo que habían recibido. Esos niños, éramos nosotros, que recibimos la Confirmación y no nos dimos cuenta, muchas veces, de la grandeza de ese momento.

CATEQUESIS PRE-SACRAMENTAL

Por eso, hermanos, ahora que vivimos la hora de la renovación de la Iglesia, yo les suplico que no lo tomen a mal; no tomen a mal que el Padre, las Religiosas exijan -tienen que exigir y, el Padre que no exige no cumple su deber-exigir que antes de Bautizarse, antes de la Primera Comunión, antes de recibir un Sacramento, tiene que haber una catequesis, tiene que haber una mentalización, para que se tome conciencia de lo que se está haciendo. Por eso ahora, esta mañana, es para mí de mucha alegría, les repito, porque voy a dar una confirmación después que las Madres y las catequistas han preparado a estos niños no sólo para su Comunión, sino también, porque ahora saben que van a recibir, en esta Iglesia de Citalá convertida en un cenáculo, al Espíritu Santo, así como llovió en forma de lenguas de fuego de Pentecostés a los Apóstoles, y llenos del Espíritu Santo salieron, valientes, a predicar a Cristo. No les tenían miedo a las autoridades que los querían hacer callar, y decían, aquellos cobardes de antes, ya valientes con el Espíritu Santo: si ustedes quieren que no hablemos de Cristo, perdonen, pero no los podemos obedecer, porque tenemos que obedecer a Dios que nos manda predicar lo que hemos visto, la salvación en Cristo. Nadie puede detener esa palabra; pero eso era la fuerza del Espíritu Santo. Los que ahora, confirmados ya, vamos a renovar nuestra gracia de la Confirmación.

SACRAMENTO DE MARTIRIO, SI ES NECESARIO

Queridos hermanos, padres de familia, comenzando por mí, Obispo, que esta mañana sea para nosotros una renovación de nuestro Espíritu Santo, del valor que debemos de tener como cristianos, y si es necesario, que la Confirmación se convierta para nosotros en un sacramento de martirio, que estemos dispuestos también, a dar nuestra vida por Cristo, y no traicionarlo con la cobardía de los falsos cristianos de hoy.

Por eso vamos a proceder, pues, a dar este sacramento de vida, donde Cristo Redentor que dice: «Yo soy la vida, Yo soy la Fuente, soy el Agua viva que convierte el desierto en un jardín que traiga a la vida de los hombres la Vida de Dios, queriendo decir, el Espíritu de Dios, para que anime los corazones de los hombres. Voy, por medio de mi Ministerio de Obispo de San Salvador, a darles la gracia y la fuerza del Espíritu Santo. Revivámoslo todos, hermanos, en este momento, para que seamos lo que tenemos que ser: hombres o mujeres que hemos recibido la fuerza de lo Alto para dar testimonio, con valentía, de que Dios existe, de que Cristo es una realidad, y que su Iglesia en la tierra no está haciendo el mal sino el bien, y tengamos el valor de difundirla y defenderla como se defiende lo bueno.

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