1978

La familia: Epifanía del amor de Dios

Homilía del Domingo Infraoctava de Navidad

31 de diciembre de 1978

Lecturas:
Eclesiástico: 3, 3-7. 14-7. a
Colosenses: 3, 12-21
Lucas: 2, 22-40

Queridos hermanos, estimados radio-oyetes:

¡FELIZ AÑO NUEVO! Pero esta expresión que hoy va de boca en boca, la Iglesia la quiere decir en toda su profundidad, porque para la Iglesia, litúrgicamente, este domingo es la fiesta de la Sagrada Familia y viene al pensamiento una idea del Concilio Vaticano II al enfocar el problema de la familia y el bienestar del hombre y de la Sociedad, dice así: «El bienestar de la persona y de la Sociedad Humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar».

Al augurar pues que este cambio del año, ¡Feliz año nuevo!, el deseo profundo es que todos disfrutemos esa raíz de la felicidad: La prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Todos somos miembros de una familia y el bienestar de la familia da el bienestar a los individuos. Cuando salgamos de nuestra misa, son felices los que pueden decir: Voy a mi casa. Tener un hogar, tener un nido es una fuente de alegría y de felicidad. Jesús también tuvo familia y quiso comenzar la redención de la humanidad haciéndose miembro de una familia.

La redención parte de la familia. Destaquemos de este tiempo de Navidad, que va desde el 25 de diciembre hasta el domingo siguiente al 6 de enero, el Misterio que la Iglesia quiere destacar en nuestra fe: ¡Dios ha venido! ¡Dios está con nosotros! Emmanuel quiere decir Dios con nosotros. La Navidad es el Misterio de la visita de Dios a la humanidad, no para visitarla y regresarse sino para quedarse. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, se encarnó, se hizo carne. Ya decíamos lo que significa esa palabra en el ambiente bíblico: Se hizo compañero de toda vida humana, se hizo miembro de toda familia, se hizo hijo de cada casa. El es el que puede entrar con todo derecho y sentirse miembro de la familia hasta del más humilde ranchito, allí está Cristo lo mismo que en las casas más elegantes si se le da cabida. Y puede entrar porque no se idolatra un falso Dios. Donde se le abra la puerta él entra con pleno derecho.

La revelación (Epifanía) de la venida de Dios comienza a hacerse en la familia. La fiesta de la Sagrada Familia viene a decirnos recién pasada la Navidad, que Dios se hizo hombre para salvar a los hombres y quiere manifestarse a través de la familia, y que sólo José y María son la familia de Jesús inseparables. Ya desde la Navidad, Jesús no aparecerá sin María y mientras viva José en la tierra siempre irá con él, Jesús. En la vida pública parece que ya San José había muerto pero sin embargo, Jesús aparece siempre muy unido a su Madre Santísima. Tenía un hogar, tenía una familia. Entonces el tema de la homilía de hoy fiesta de la Sagrada Familia podía ser éste:

LA FAMILIA: EPIFANIA DEL AMOR DE DIOS.

Epifanía quiere decir manifestación, quiere decir como ostensorio, algo donde Dios vive y se muestra. Dios quiere mostrarse a la sociedad, a la historia, al mundo desde una familia; y todas las familias cristianamente constituidas tienen que ser éso: Epifanías, manifestaciones de Dios, del amor de Dios. Un hombre y una mujer no se casan sólo para ser felices ellos dos, tienen una función social tremenda, tienen que hacer presente en el mundo, en el amor conyugal de ellos, y más tarde cuando vengan los hijos, a Dios. En esa familia unida y constituida en el amor, tienen que ser una estampa de Dios, epifanía de Dios.

Miremos esta mañana esta epifanía de Dios que es la familia desde la perspectiva de Nazaret. Cuando Pablo VI recién elevado al pontificado hizo una visita a Tierra Santa, una de sus peregrinaciones más íntimas fue a la casita de Nazaret y desde allá tiene una homilía preciosa, donde siente como la nostalgia del hombre en el hogar: «Quien pudiera volver a ser niño decía, y vivir en la compañía de esta familia para aprender allí el sentido del silencio, del deber, del trabajo, de la familia». Hoy podemos realizar nosotros también la peregrinación de Pablo VI, y a través del evangelio y de la Liturgia de la Sagrada Familia sentirnos verdaderamente miembros de aquella familia, hijos de la mamá de Jesús que es María y es nuestra Madre. Protegidos como con una mano poderosa y tierna, varonil, firme pero delicada de San José, y sobre todo, hermanos, compañeros, confidentes íntimos del gran hermano de la humanidad: Jesús. Por eso desarrollo mi pensamiento como de costumbre, en estas tres ideas:

1a) Dimensión humana de la familia.
2a) Trascendencia religiosa y eclesial de toda familia.
3a) Cristo vive y se revela al mundo en la familia.

1a) DIMENSION HUMANA DE LA FAMILIA

La dimensión humana nos la da ese final pintoresco del Evangelio de hoy: «Se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía…» ¡Qué vida más sencilla! La vida de dos campesinos que tienen un niño: él trabaja para sostenerlo, ella hace los quehaceres de la casa. Allá esta todavía la fuente, la única fuente que existe a las orillas de Nazaret. Allá iría María con su cántaro a traer agua y amasaría la harina. Todas aquellas parábolas pintorescas de la mujer en el hogar, las estaba viendo Jesús en aquel hogar sencillo de Nazaret. «Y el niño crecía…»

a) Una Jerarquía Hay en la primera lectura de hoy, que es como una recopilación de toda la sabiduría del Viejo Testamento, hecha tal vez por un Rabino que posiblemente fue un diplomático que anduvo por las cortes, pero que después, volviendo recogió la sencillez de la Biblia en el famoso libro del Eclesiástico, una serie de consejos caseros, sencillos, donde habla: «El Padre tiene más autoridad que los hijos. La autoridad de la madre está sobre la prole. No abandones al padre mientras vivas aunque chochee;…». Aunque tu padre sea ya un viejito, está chochando, respétalo.

b) Satisfacciones humanas. Habla la primera lectura de hoy, de las grandes satisfacciones humanas del que honra a su padre y a su madre: «El que honra a su padre, se alegrará de sus hijos». Naturalmente, el que fue buen hijo, será padre feliz también. «El que respeta a su padre, tendrá larga vida». El Viejo Testamento, no conocía, como nosotros los cristianos, las recompensas de la vida eterna en Dios pero hablaba de una felicidad de esta tierra y en ésto consistían muchas veces sus grandes satisfacciones. Pero como ven una dimensión humana no necesita mucha mística, sencillamente el corazón del hombre tal como brotó de su naturaleza misma nos pide ese amor, ese respeto que inunda la vida de familia.

c) Virtudes domésticas. También, en la segunda lectura, San Pablo viendo la dimensión humana de la familia, nos habla: «Que vuestro uniforme sea la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión». Son tesoros sencillos, quizás como esas monedas que van en nuestras manos, que de tantos usarlas, pierden la imagen y ya no les damos el valor; pero ¡qué hermosa es la vida sencilla bajo el aspecto sencillamente humano: La familia!

d) Relaciones familiares. San Pablo, continuando en su epístola de hoy, los versículos que siguen, hablan concretamente de esas relaciones familiares: «Las mujeres estén sometidas a los maridos como conviene en el Señor, y vosotros maridos amad a vuestras mujeres y no os mostréis agrios con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo que eso es grato al Señor. Padres, no provoquéis la ira a vuestros hijos, porque no se hagan pusilánimes».

Y la familia se extiende más allá. En el tiempo de San Pablo había siervos y señores que hoy podemos traducir con otros términos que expresan lo mismo: «Siervos, obedeced en todo a vuestro amos según la carne, no sirviendo al ojo como quien busca agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón por temor del Señor. Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón como obedeciendo al Señor y no a los hombres, teniendo en cuenta que del Señor recibiréis por recompensa la herencia».

Les dice a los siervos: Ustedes también son herederos. Les dice a los jornaleros de hoy, a los que trabajan hoy bajo otros amos: Ustedes también tienen dignidad, sirvan a sus señores, no complaciéndolos a ellos sino al Señor de quien van a recibir la herencia que con justicia se les dará, porque ustedes al igual que sus señores, tienen un mismo Señor. Dice San Pablo, cuando termina: «Servid a Cristo; el que obra injustamente, recibirá el pago de su injusticia, pues en Dios no hay aceptación de personas». Ante Dios no valdrá la recomendación de don fulano, sino que valdrá la justicia que hizo fulano de tal con el otro hombre que era hermano suyo.

«Amos, proveed a vuestros siervos de lo que es justo y equitativo, mirando que también vosotros tenéis amo en los cielos». ¡Qué valentía la de estos principios humanos que fueron como la cuña que rajó esa situación de esclavos y amos y seguirá siendo también la cuña que despedace todas las injusticias y todos los desórdenes, ese gran principio: «¡ante Dios no hay acepción de personas!». Amos, también ustedes tienen Señor al que tienen que dar cuenta. Siervos, obedezcan y no busquen la rebeldía sólo por la rebeldía. Tenemos un juez el cual reivindica la Justicia Social de los hombres.

e) La familia, escuela del más rico humanismo. Por eso el Concilio llegó a decir que la familia es la escuela del más rico humanismo. Cuando los papás de Juan XXIII cumplían 50 años de casados, él era Delegado Apostólico en el Oriente, y desde allá se conserva una carta escrita con tanta ternura para decirle a sus viejitos campesinos: «hace mucho tiempo que salí de la casa de ustedes; he estudiado en muchos colegios; he leído muchos libros, pero en ninguna parte he aprendido lo que aprendí en ustedes; la sabiduría del hogar, escuela del más rico humanismo» y se comprende por qué Juan XXIII era lo que fue de verdad: Hombre educado en la escuela de su propio hogar.

Dice el Concilio: «En el hogar coinciden las diversas generaciones». Miren en el cuadro de hoy: El Niño Jesús, María y José, jóvenes. Los ancianitos Simeón y Ana. ¿No nos da ésto la idea de lo que es la familia humana?: nietos, hijos padres, abuelos; muchas generaciones confluyen, no hay lugar para conflictos de generaciones cuando hay amor.

f) La familia: Formadora de personas, educadora de la fe, promotora de desarrollo. No quiero evitarles, queridos hermanos, de conocer en este aspecto humano lo que los obispos, reunidos, en Medellín, dijeron de la familia, porque es necesario que ese Concilio Vaticano II que se hizo Latinoamérica en Medellín, lo conozcamos las familias latinoamericanas. Hizo una síntesis bella la reunión de Medellín, al decir tres frases de la familia. En América Latina la familia tiene que ser: Formadora de personas, educadora de la fe, promotora de desarrollo. Me parece que está enfocado ese gran valor que es la familia entre nosotros.

Formadora de personas. Estamos viendo el aspecto humano de la familia y lo primero que se ve en un hombre es su persona. Antes de ser un cristiano tenemos que ser muy humanos. Quizá porque muchas veces se quiere construir lo cristiano sobre bases falsas humanas, tenemos los falsos hombres y falsos cristianos. El beato: Es un falso cristiano que no es tampoco hombre. Muchos que ahora defienden dicen la religión, no son ni hombres siquiera, mucho menos cristianos. Me río yo de esas defensas interesadas del cristianismo: «auténticos católicos» ¿Con qué derecho se llaman auténticos católicos? Si no son ni siquiera hombres que sepan adorar al verdadero Dios, y están de rodillas, idólatras, ante las cosas de la tierra.

-Formadora de personas. La familia humana tiene que formar personas, personalidades, lo cual quiere decir, dice Medellín: «La presencia e influencia de los modelos distintos y complementarios del padre y de la madre (masculino y femenino) el vínculo del afecto mutuo, el clima de confianza, intimidad, respeto y libertad, el cuadro de vida social con una jerarquía natural pero matizada por aquel clima, todo converge para que la familia se vuelva capaz de plasmar personalidades fuertes y equilibradas para la Sociedad».

Queridas familias, recojan el gran mensaje de la Navidad para ustedes. ¡Cómo quisiéramos padres de familia que fueran como José! ¡Cómo quisiéramos madres como María, y como quisiéramos hijos como Jesús! ¡Cómo quisiéramos tener las recias personalidades de José, de María y de Jesús, que no se doblegan ante las adulaciones o las amenazas! Que saben decir como Jesús que su pan es hacer la voluntad del padre. Que son ante todo, valores humanos.

Promotora de desarrollo. Y cuando dice promotora de desarrollo: «La familia es escuela del más rico humanismo y el humanismo completo es el desarrollo integral. La familia, en la que coinciden diversas generaciones y se ayudan mutuamente para adquirir una sabiduría más completa, y para saber armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social, constituye el fundamento de la Sociedad. En ella los hijos, en un clima de amor, aprenden justos con mayor facilidad la recta jerarquía de las cosas, al mismo tiempo que se imprimen de modo como natural en el alma de los adolescentes formas probadas de cultura a medida que van creciendo. A los padres corresponde el preparar en el seno de la familia a sus hijos… para conocer el amor de Dios…» etc.

Formadora de personas, promotoras de desarrollo. Si todo hoy tiene una función social en el mundo, la familia es el gran valor. Queridos hermanos, para que tengamos salvadoreños que sean hombres, que sean personas, que sean gente con quien se puede confiar, que sean verdaderos hombres nuevos que promuevan un mundo nuevo, que no se dejen arrastrar de lo putrefacto del sistema, que no se dejen doblegar por la dádiva, que no se dejen vender, que sean verdaderamente superiores a todas las ventajas, pero que sea sobre todo el valor de la persona, el hombre, necesitamos familias como la de Nazaret. Esta es la dimensión humana de la familia. Esta es la dimensión humana de la familia, y de las relaciones familiares y laborales, y de todo lo que significa grupos humanos.

2. TRASCENDENCIA RELIGIOSA Y ECLESIAL DE LA FAMILIA.

Ahora nos fijamos en otro aspecto que en cierto modo interesa más a esta meditación, la dimensión religiosa y eclesial.

a) Cristo presentado en el templo en familia… Ritual. Dos cosas: miremos el cuadro pintoresco de Cristo en los brazos de su mamá, que va también amparada por su esposa, y van al templo a cumplir un mito. Toda mujer que dé a luz ritualmente tiene que purificarse, y el rio de la purificación involucra también una redención del primogénito. Para llevarse de nuevo al niño primogénito hay que entregar una ofrenda que en nombre de ese niño sea ofrecida a Dios como holocausto. Dos pichones cuando la familia era pobre, dos palomitas. Una que servirá para el sacrificio por los pecados y otra que servirá para el sacrificio de la Acción de Gracias. Esta fue la ofrenda de la familia pobre de Jesús: dos pichones.

b) Los deberes familiares descubren un valor religioso. Entonces el Señor recibe el homenaje de la familia porque la familia tiene un sentido religioso. Ya en la primera lectura de hoy, se han fijado bien, como esa relación de padres y de madres con sus hijos y de los hijos con sus padres, no es simplemente un consejo, siempre agrega una razón: «Para que el Señor te perdone tus pecados, para que el Señor oiga tu oración, para que el Señor te bendiga». Quiere decir que en el hogar hay un verdadero culto a Dios, que aquel gesto de María y José con el niño, en una dimensión religiosa, ofreciendo la ofrenda que mandaba Moisés, es lo que sucede en todos los hogares, todos los días y a toda hora.

Cuando el hijo obedece, sobre todo cuando es grande se ve tan hermoso; un hombre ya obedeciendo a otro hombre porque es mi papá, mi mamá. Como suena sagrada esa palabra en los labios del hombre, y como suena también de autoridad casi divina, el mandato de un hombre, tal vez un campesino, a su hijo que ya tal vez es un profesional y que el profesional con toda veneración, respeta. Es un culto. El sabe más que el campesino padre, sin embargo, él sabe que la autoridad que él tiene, viene de Dios: Así como el Papá también sabe que el hijo tiene una vida que Dios se la ha dado y entonces hay respeto, hay un sentido religioso, hay un culto.

c) Fundada por el Creador. Sabe el hombre que es buen miembro de familia; el esposo que es fiel a su esposa y no la traiciona, que traicionarla es también un acto casi de sacrilegio porque está traicionando una fidelidad que se la debe no a una mujer sino a Dios. Es entonces cuando la relación familia recobra ese bello sentido que dice el Concilio también al hablar de la familia: «Fundada por el Creador, la comunidad conyugal que es comunidad de vida y de amor, nace ante la sociedad de un acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben». Ese es el matrimonio.: Darse. «Yo, fulano de tal, me entrego y prometo serte fiel. Yo fulano de tal, te recibo y me entrego». Entregarse y recibirse es algo tan santo que sólo Dios, autor de la vida, puede permitirlo y bendecirlo.

De allí nace la Sociedad de los esposos como una institución confirmada por la ley divina, de tal manera que ya se puede decir: «Lo que Dios ha unido, el hombre ya no lo puede separar». Entonces, esa Sociedad sancionada por Dios con un profundo sentido religioso, no está para inventar las leyes a su antojo y tener relaciones a su gusto.

Ninguna autoridad puede poner tampoco condiciones, ni imponer situaciones de pecado. Y ésto quisiera decirlo con toda la elocuencia de que fuera capaz. Se está abusando en nuestra patria de la Ley de Dios cuando se están repartiendo medios que violan las leyes de la fecundidad. Cuando se levantan clínicas y en nombre del Gobierno se impone la mutilación, la castración. ¿Con qué derecho? ¡Si eso es de Dios! nada más. Y ¿con qué derecho tiene un matrimonio el antojo de esterilizarse o de usar medios anticonceptivos, si todo eso es de Dios? Es una sociedad que Dios la ha establecido y la sanciona; y no son las conveniencias para recibir subsidios de otros gobiernos, que nos van a imponer mutilaciones que traicionan la Ley del Señor.

La Ley de Dios no se queda burlado y tendremos a consecuencia de tantos disparates que se están haciendo contra las leyes de la fecundidad, consecuencias muy graves que ya en otras partes se están sintiendo. Dicen que en EE.UU. ya no venden pastillas, pero las mandan para América Latina, ¡aquí que se arruinen las mujeres!

Es la Ley de Dios la que regula la Sociedad del hombre y de la mujer. El instinto que Dios ha dado en el sexo del hombre y en el sexo de la mujer no es para jugar, para complacerse como si se tratara de una diversión y hacer del propio hogar un burdel. Es porque allí viene lo que se llama la paternidad responsable. Quiere decir que el hombre sabe que tiene una capacidad genética, que tiene una capacidad de hacer hijos y que tiene que usarla con responsabilidad; y que la mujer sabe también que puede engendrar pero que tiene que ser responsable no atropellando las leyes de la naturaleza sino conforme a las leyes del Creador.

Y mucho menos, el aborto; queridos hermanos, esta semana cuando celebrábamos en Antiguo Cuscatlán el día de los inocentes pensaba: Cuántos inocentes también hoy son muertos por las leyes del aborto, inocentes que ya viven en las entrañas de su madre. Se ciegan las fuentes de la vida y la sociedad conyugal, la familia está hecha para ser espejo de la ley de Dios, para ser reflejo de su ternura y de su fecundidad, para que los niños que allí nacen, se sientan de veras acogidos con amor y no como algo que se bota y que estorba.

Sea de veras, el día de la Sagrada Familia, un reclamo con amor, de verdad; porque hablamos a una institución del amor. Que sepan hacerse dignos de ese amor que tienen que reflejar en la tierra.

b) La familia, célula del pueblo de Dios. La familia, también, en las lecturas de hoy, aparece con una dimensión eclesial. ¿Qué quiero decir con ésto? Que la familia, según la mira San Pablo en el conjunto de su epístola a los Colosenses, es una célula de la gran Sociedad del pueblo de Dios. Con qué preciosa elocuencia San Pablo dice hoy a los cristianos colosenses: «Pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado». ¡Esto es el pueblo que nace de la familia! Y si la Iglesia es una familia de Dios, es en los grupos familiares donde la familia tiene su fuente y, por éso, la familia según la ley cristiana ya no es simplemente una relación moral, humana, sino que es cristiana.

c) La familia es una «Iglesia doméstica». En esta epístola, en este párroco en que San Pablo habla de la comunidad Iglesia, y de la Comunidad familia, se repite muchas veces: «En el Señor». Es una frase muy típica de San Pablo: «amaos en el Señor. Sed fieles mutuamente, en el Señor. Hijos, respetad en el Señor». Quiere decir que la relación de familia hay que mirarla a la luz de la Iglesia. Con otras palabras, es lo que el Concilio también llama: La Iglesia doméstica donde el padre y la madre son los primeros sacerdotes que predican la palabra de Dios a sus hijos, y de sus hijos reciben el testimonio de inocencia y de santidad.

Cuando una familia se mira a sí, como una Iglesia doméstica»Eclesíola» dice la palabra latina, eclesia chiquita, como una Iglesia del hogar donde está el Romano Pontífice, Cardenales, Obispos, todo éso; no existe más que papá, mamá, hijos. Pero allí está el embrión de la gran Iglesia Universal porque en Cristo son todos bautizados y pertenecen al pueblo de Dios. Desde esta perspectiva del espíritu de Cristo que se le ha dado al papá, a la mamá a los hijos, ya no son dueños de sí mismos, pertenecen como célula a una gran familia que es la Iglesia y en Cristo Jesús tienen que ser sus leyes.

d) La familia educadora en la fe. Es aquí donde la frase de Medellín encuentra toda su realización: «Educadora en la fe». No se olviden de esas tres frases de la familia que dice Medellín: «formadora de personas», «promotora de desarrollo», «educadora de la fe». Esto es la dimensión eclesial. «Los esposos cristianos son para sí mismos, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores de la fe y los primeros educadores, y deben inculcar la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas a los hijos amorosamente recibidos de Dios y realizar esta misión mediante la palabra y el ejemplo, de tal manera que gracias a los padres que precederán con el ejemplo y la oración en familia, los hijos y aún los demás que viven en el círculo familiar encontrarán más fácilmente el camino del sentido humano, de la salvación y de la santidad».

Y refiriéndose a dificultades propias de América Latina, porque para eso fue Medellín dice: «Sabemos que muchas familias en América Latina han sido incapaces de ser educadoras en la fe, o por no estar bien constituidas o por estar desintegradas; otras porque han dado esta educación en términos de mero tradicionalismo, a veces con aspectos místicos y superticiosos. De ahí la necesidad de dotar a la familia actual de elementos que le restituya su capacidad evangelizadora, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia».

¡Yo creo que aquí se ven reflejadas muchas situaciones familiares! Yo lo digo con dolor, queridos hermanos, y no por ofender a nadie, sino porque si miramos de verdad el mal que nos rodea, tengamos la valentía de hacer lo que me decía una huérfana abandonada de sus padres pero que le ha llegado la hora de casarse: «Yo me cuido me decía porque quiero dar a mis hijos lo que mis padres no me pudieron dar». ¡Así retoñaría una humanidad nueva! No lo digo por ofender a nadie, pero si de verdad somos un conjunto de familia desintegradas procuren, sobre todo los jóvenes, ir creando familias que sepan dar a sus hijos lo que tal vez ellos no pudieron recibir de la desintegración de sus padres y de sus madres.

No lo digo por ofender, de verdad, lo digo porque yo quisiera para nuestra Patria unas células familiares, eclesiales, más sanas. Lo digo porque desde la Iglesia yo veo también las grandes deficiencias de nuestro cristianismo que nos ha definido hoy Medellín: superticiones, tradicionalismos, escándalos de la verdad que la Iglesia predica; y cuando se tiene dinero hasta se publican esos escándalos como si se tratara de defender verdaderos valores. No se dan cuenta que están defendiendo lo indefendible: La mentira, la falsedad, un tradicionalismo sin vida y, mucho peor, unos intereses económicos a los cuales lamentablemente la Iglesia sirvió, pero que fue pecado de la Iglesia engañando y no diciendo la verdad cuando había que decirla.

Hoy queremos decirles también a ustedes, queridos hermanos, engañados tal vez, que la verdad está aquí en una fe, en un cristianismo que adore a Dios y que dé a las cosas de la tierra sus valores relativos, no absolutos. Y que hay que educar a los hijos que nacen no en esas tradiciones envenenadas, sino en la verdad pura que brota del Evangelio y la que yo quisiera dar de verdad. No me desfiguren mi palabra. No me desfiguren mi buena intención de darles una vitalidad de cristianismo tal como creo que la Iglesia lo está señalando desde el Concilio Vaticano II, desde las reflexiones de Medellín que ya acusaban un sentido familiar equivocado pero que era necesario volverlo a enderezar. ¡Trabajemos todos, hermanos!

Tengo una carta a mi lado no tendré tiempo de leerla , de un colombiano que emigra a su tierra y dice: «Lo saludo. Dejo esta carta con un amigo, yo me voy. Lo saluda un ex-católico que no cree ya en la Iglesia pero que siento irme ahora cuando vale la pena ser católico. Rece por mí para que esa fe que usted predica y que ese pueblo está creyendo, me llegue a llenar lo que no me llenó la fe que me dieron antes». Queridos hermanos, ésto quiere decir que hay familias donde no se forma la fe porque se están dando unas tradiciones envenenadas de intereses económicos, políticos, revueltos con cosas de fe. Se quiere una religión que ampare únicamente esos intereses; y cuando la Iglesia reclama los egoísmos, los pecados y los abusos de esas categorías, entonces se piensa que la Iglesia se aparta de la verdad y estos cristianos se van con todo y sus hijos a seguir viviendo unas tradiciones que no son las verdaderas cristianas. Formadoras de la fe tienen que ser las familias, pero de familias que de veras hagan eco a esta juventud que siente otras inquietudes.

Tuve una reunión con unos jóvenes hace poco y me decían. «Usted no comprende lo difícil que es nuestra situación. Nuestros padres nos dicen que no nos reunamos porque eso es muy peligroso; que para qué nos metemos en líos». Yo no les digo que se metan en líos les dije, sino que estudien la fe que Dios les pide a ustedes. Sean nobles, sinceros como jóvenes; y si de verdad encuentran la verdadera religión cristiana, tengan el valor de decir: «La sigo a pesar de todo»; o mejor decir: «No la puedo seguir, pero no la puedo engañar siguiéndola a medias». Esta es la dimensión eclesial de la familia.

3. CRISTO VIVE Y SE REVELA AL MUNDO EN LA FAMILIA

Esta Iglesia tiene esa dimensión religiosa y esa dimensión eclesial porque en su seno está aquel que es todo: Cristo Nuestro Señor, que vive y se revela en la familia.

¡Cómo quisiera yo que hoy sintieran todas las familias que Cristo vive en el seno de ustedes! Que Cristo está en la infancia de ese niño, en la inquietud de esa juventud, en la preocupación santa de ese padre y de esa madre, en la venerable ancianidad de esa abuelita, de ese abuelo. Allí está Cristo, si de verdad se le encuentra como aparece en el Evangelio de hoy. Es el mismo Cristo de la redención que quiso aparecer en una familia. Es el mismo Cristo que necesita nuestro mundo, nuestra historia pero que quiere encarnarse en familias concretas. Es el Cristo que se reveló a Simeón y a Ana.

a) El Cristo que se reveló a Simeón. Simeón esperaba el consuelo de Israel y sabía que no se iba a morir sin ver a Cristo. Y cuando lo ve lo recibe en sus manos y pronuncia esa bella profecía como el vigía recuerden que cuando comenzó el Adviento les dije que había que tener una actitud de vigilante, aquí parece como que el vigilante cansado ya de la noche se va a retirar, y le dice: «Señor, ya puedes enviar en paz a tu siervo, mis ojos han visto la salvación de Israel, este niño es luz de las naciones, salvación de todos los pueblos». Y dirigiéndose a José y a María les dice: «Este es señal de contradicción, los buenos o los malos que se arrepientan en él, el perdón, la misericordia, lo recibirán. Pero será también perdición de muchos porque la pecaminosidad, el egoísmo, el orgullo de muchos lo rechazará». ¡Cristo es piedra de escándalo! Por eso a mí me hacen un inmenso honor cuando me rechazan porque me parezco un poquito a Jesucristo que también fue piedra de escándalo. Ya Simeón profetizó que la Iglesia, seguidora de Cristo, tendría que ser como él para unos será salvación.

Que hermoso oir esa carta que dice: «Yo no creía ya en la Iglesia, pero ahora comienzo a creer». Yo siento, hermanos, la alegría de muchas conversiones. Así como siento también el dolor de muchas obstinaciones, de muchos que rechazan a Cristo pero de veras, como aquellos hipócritas fariseos que no era por falta de claridad, que Cristo les hablaba bien, sino porque la mala voluntad del corazón les entenebrecía la vista y no podían ver nada bueno en el Señor. Esta es la señal de Cristo y le dice a María el santo anciano: Por este niño, te va a atravesar a tí una espada el corazón».

Madres de familia sobre todo, ustedes madres jóvenes, que dirían ustedes si al llevar al bautismo a su niño un profeta les dijera: «Este niño va a tener un fin trágico». No vivirían tranquilas. ¿Cuándo será esa hora terrible? María vivió como esa madre, esperando la hora en que se iba a cumplir la espada que le atravesara el corazón. Algunos dicen que esa espada podía ser ese sentimiento de humildad de una persona, que por humilde se siente tan chiquita ante la grandeza de una vocación, que le parece como que Dios se ha equivocado. ¿Por qué me escogiste a mí Señor? Y María se sentía tan chiquita ante la grandeza de la colaboración de la Redención, ante el misterio de la salvación de los hombres que lo comprendió como espada; cuando al pie de la cruz, sintió de veras que no una sino, la tradición dice, 7 espadas se le trabaron en el corazón ante el dolor de su Hijo.

b) El Cristo que se reveló a Ana. Y Ana, la ancianita centenaria para que miren que todas las edades son buenas para anunciar a Cristo, anunciaba a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Me imagino saliendo de la Catedral a aquella viejita que ha visto entrar a Cristo en los brazos de la Virgen, diciéndole a todo el mundo: «¡Ya vino el Redentor!» y llenando con ello de alegría a todos los que la escuchan. ¡Ojalá todos fuéramos profetas en este sentido de anunciar al Señor!

HECHOS DE LA SEMANA

Cristo signo de contradicción. La historia se repite. Tenemos aquí los domingos, en la homilía de Catedral, que enfocar con esta luz del Evangelio, de la vida de la liturgia, la realidad. Mi primera preocupación, no lo olviden, es ser catequista, enseñar la religión. Y tengo la satisfacción de que lo estoy haciendo. Luego viene la iluminación, con esa doctrina, de la realidad. Esto no es lo más importante pero es el marco real en que se vive esta doctrina. Por eso, para que comprendamos que es una doctrina que tiene actualidad y que también hoy en El Salvador de 1978 se cumple la profecía de Cristo signo de contradicción, y que el pueblo de Dios sigue siendo llamado para ser familia santa de Cristo mientras otros no quieren atender este llamamiento, que ahora me refiero a las realidades concretas, a nuestra semana histórica.

En Orientación de este día pueden leer un resumen del mensaje del Papa para mañana día de la paz. La Comisión de Justicia y Paz en El Salvador, así como el año pasado, está preparando una celebración que no podrá ser mañana pero que en los próximos días de enero se va a anunciar, para exponer el mensaje, que es muy hermoso. Ahí léanlo en Orientación. También el artículo que semanalmente escribo, se refiere a ese mensaje del Santo Padre, donde nos pone unas normas sencillas para el tema que dejó Pablo VI, de feliz memoria, como lema para celebrar la paz del próximo año, dice: «Para lograr la paz hay que educarse para la paz». Y el Papa señala unas normas pedagógicas de educación en la paz. Es bueno que leamos y que tratemos de poner en práctica algunos ejercicios de paz durante este año, porque si nosotros no somos responsables de la paz del mundo entero sí somos responsables de la paz en el hogar, de la paz a nuestro alrededor y podemos ser como decía San Francisco de Asís: «instrumentos de paz».

Del Arzobispo de Managua, también recibí carta acusando recibo de otros ¢2.000.00 que se le enviaron, gracias a la generosidad de todos ustedes.

Quiero pedirles una oración por la misión que está desempeñando en Argentina y Chile, el enviado del Papa el Cardenal Samoré. Como ustedes saben, aquellas dos naciones en conflicto han pedido la intervención del Papa el cual ha mandado, como primer paso, a un Cardenal para que investigue como está la situación.

También nos solidarizamos con Guatemala donde las aldeas de El Rodeo, Amatillo, Agua Blanca, El Camalote, Tunonó, Carrizalito y otros, del Municipio de Olpa y Chiquimula, denuncian atropellos en los campesinos.

EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS.

Quiero expresar mi solidaridad con el Señor Obispo de Santiago de María, Monseñor Rivera, el cual en su Diócesis sufrió un cateo de la Guardia Nacional cuando fueron a la Escuela de El Castaño, buscando armas. El Señor Obispo ha protestado ante el Ministro de Defensa porque se trata de un centro donde no se enseña a manejar armas sino a promover en la dignidad del hombre a los campesinos que por allí pasan, en cursos que se organizan.

También hermanos, ya estamos a las puertas de Puebla. Mañana ya es enero, y el 27 de enero se va a inaugurar en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, presidida por el Papa, la Asamblea General del Episcopado Latinoamericano. Yo tendré la dicha de participar, llevando la representación de todos ustedes. Por ahí se ha dado en cavilar ¿si voy con voz, o con voz y voto? ¿Quienes van representando a la Jerarquía? No sé cual es el interés, pero quiero decirles claramente que mi presencia en Puebla es como miembro de la Comisión Pontificia de América Latina. Es, pues, como si el mismo Papa me llamara en un asesoramiento a esta reunión a la que asistirán Obispos de América Latina. Quienes publican esas cosas con el ánimo malsano de sembrar rivalidades, sepan que ya estamos curados de espanto, que Nuestro Señor ya dijo en el Evangelio cuando discutían los apóstoles «quien era más». Es como si la Conferencia Episcopal de El Salvador estuviera discutiendo «¿ Quién es más? ¿Quién va con voz? ¿Quién va con voz y voto? Entonces Cristo les contestó: «No sean sencillos, esas cosas se discuten allá afuera entre la gente del mundo, entre ustedes el que sea más grande, hágase el más chiquito… ¡También se enojan porque aplauden! !Muchas gracias!

Lo que me interesa queridos hermanos, es ir a Puebla para llevar en mi voz aunque sea sin voto la expresión de esta Iglesia que son ustedes, ¡tan viva! ¡Una Iglesia tan mártir! ¡Una Iglesia tan llena del Espíritu Santo! Y decirles a mis hermanos Obispos, que le doy gracias a Dios por esta Iglesia y que mi humilde voz en Puebla, será el resonar de todas estas comunidades. Quiero decirles también allá a los Obispos que voy a aprender, que la experiencia de tantos hermanos esparcidos por toda América será para mí de tanta riqueza que con ella podré servir mejora mi querida Diócesis. A eso voy a Puebla y, sobre todo, ahora cuando sé que viene el Papa, aunque no hubiera otra cosa más que ponerme en contacto con él, darle la mano y decirle: Santo Padre, estoy con Usted, inquebrantablemente solidario con la Santa Sede. Esto es todo lo que Puebla significa para mí; y seguiremos trabajando, queridos hermanos, por una Iglesia tal como nos la va inspirando el Espíritu de Dios y la luz del Evangelio.

Ahora quiero decirles una noticia triste pero al mismo tiempo de alegría pascual. Nuestro querido hermano el P. Rogelio Poncel Párroco de Zacamil ustedes saben que viene desde Bélgica a trabajar con nosotros. Ha estado muchos años, nos ha dejado ya mucho de su vida, de su entusiasmo, de su experiencia pastoral, tuvo la triste noticia de la muerte de su mamá. El no ha podido ir al entierro de su querida madre pero yo les invito a todos ustedes que oremos mucho por ella, y que la alegría pascual que sin duda ya experimenta su mamá una gran cristiana que ha dado un hijo para trabajar intensamente sin el consuelo de tenerlo cerca, sea el mejor consuelo también para esta orfandad del P. Rogelio, a quien le envío, pues, fraternalmente la condolencia y la oración de toda la querida Arquidiócesis, especialmente de la Vicaría de Mejicanos donde vamos a celebrar pronto una misa por el sufragio de su alma.

Otra nota para mí en lo personal muy triste es el telegrama de la muerte de un gran amigo de Alegría: Ricardo Hernández; si ustedes supieran su historia, les conmovería. Treinta años en la cama, paralítico, cada día peor; y siempre con un optimismo, dirigiendo con su cabeza lúcida, ciego ya, los trabajos de su propia finquita y teniendo tiempo para ofrecer sus dolores para todo aquel que se los pidiera. Cuanto consuelo me dió a mí como Obispo de Santiago de María ir a decirle que rezara por mí y oirlo que decía: «Siempre estoy en oración por usted». El Señor le haya concedido pues, el descanso eterno y a su familia el consuelo de haber visto pasar 30 años de historia de un santo en su hogar.

VIDA DE NUESTRAS COMUNIDADES

Recorriendo las comunidades, les digo hermanos, lo que decíamos antes, una Iglesia viva por todas partes:

Domingo 24 de Dic. En la Colonia Amatepec, una nueva capilla, una comunidad que se destaca por su entusiasmo. Un verdadero domingo de Ramos. Niños y grandes con palmitas que me salieron al encuentro para llevarme allá a bendecir la Capilla. Yo felicito al P. José Luis y le agradezco todo lo que está haciendo por nosotros Por la tarde estuve en Colonia Bernal que está a cargo de los PP. Agustinos, ya que forma parte de la Parroquia de la Presentación en Miralvalle. Yo creo que esta comunidad de Bernal, con su entusiasmo juvenil, está llamada a ser el fermento de esa nueva parroquia donde vamos a venerar la tradicional, la histórica imagen de la Presentación. La primera imagen de María que veneramos aquí en El Salvador y que se salvó del incendio de la Iglesia de San José.

Lunes 25 de Dic. Celebré una Navidad de sacramentos, podíamos llamarla así porque gracias a ese impulso de la Pastoral sacramental, se van preparando los cristianos a una recepción más consciente de los sacramentos, en todas partes. En Soyapango, primeras comuniones y matrimonios; y en Huizúcar, por la tarde, era impresionante el desfile de 40 matrimonios y un bonito número de primera comunión.

Martes 26 de Dic. De las comunidades de Chalatenango me vinieron a visitar niños que se han constituido en una especie de Comité de Solidaridad. Es impresionante ver unos chiquitines hablando de solidaridad con los hermanitos suyos que ni conocen pero que sienten huérfanos, y sintieron que en la Navidad no iban a poder recibir la caricia de un papá porque ya lo habían matado o está preso, o está desaparecido. Me dijeron en un momento de la visita, algo que me impresionó mucho: «Al estar cerca de usted sentimos que usted es nuestro papá». Yo les hice sentir que no, en mis limitaciones humanas; pero sí, en ese amor inmenso de la Iglesia sintieran de veras que no están huérfanos. Que una Iglesia entera los ampara y siente con los que sufren.

Miércoles 27 de Dic. Día de San Juan Evangelista, celebramos la fiesta patronal de San Juan Opico donde también dimos un caluroso saludo al querido Monseñor José María Dueñas. Vicario General de Santiago de María originario de Opico, donde fue ordenado sacerdote hace 50 años por su tío el Señor Obispo de San Miguel, Monseñor Dueñas. Hicimos gratos recuerdos de este Obispo inolvidable, lo mismo que de otro Obispo pariente, mi querido amigo y hermano Monseñor Valladares. Con los Catequistas tuvimos luego una reunión que indica la vitalidad de aquella parroquia. En la Basílica del Sagrado Corazón, dimos el Diaconado a un joven que ya termina sus estudios, Jaime Paredes. Deseamos que pronto se sacerdote y que sea un buen sacerdote.

Jueves 28 de Dic. En Antiguo Cuscatlán, el día de los inocentes, la típica peregrinación de los niños la celebramos con una misa en las que manifestamos un mensaje de respeto a la vida, de sentido de solidaridad como los inocentes con Jesús y de que sólo Cristo es el mérito de los hombres. Aquellos niños son gloriosos en el cielo, no por sus méritos personales, sino por su solidaridad con Cristo el Redentor. Ese día se cumplieron 30 días de la muerte del P. Ernesto Barrera y de los otros obreros, que murieron con él. Tuvimos unas horas de reflexión y celebramos una misa con los obreros. Reiteré a los obreros, que la Iglesia no los abandonará y que la Iglesia seguirá haciendo lo posible por llevar un mensaje auténticamente sacerdotal y eclesial a esa clase que merece todo nuestro respeto y cariño: ¡Los Obreros! Hubo una reunión sacerdotal en el Seminario, la Cooperativa Sacerdotal, donde sentimos de veras este sentimiento de unidad y de fraternidad.

Viernes 29 de Dic. En San Antonio Abad, asistí a una convivencia con la comunidad juvenil. Es consolador ver más de 60 jóvenes, informando sobre sus trabajos pastorales y consultando sobre sus inquietudes propias de la edad de hoy.

Sábado 30 de Dic. En el Colegio de Belén se celebraron 50 años de la muerte de la fundadora de la Congregación: La Madre Clarita Quiróz, Carmelitas de San José, que están haciendo honor al carisma de su fundación. En Santa Tecla, con los sacerdotes, religiosas y laicos de la Vicaría, tuvimos una reunión de muchas proyecciones para el año nuevo.

Como avisos. Hoy a las 7 de la noche tendremos la misa aquí en Catedral para darle gracias a Dios por los beneficios recibidos en el año y para pedirle perdón también de lo que le hayamos ofendido. Y pedirle alientos para el nuevo año.

Quiero invitarlos a la adoración eucarística que todo este día, hasta las 10 de la noche, se está haciendo en el Hospital de la Divina Providencia. A las 10 celebraremos allá también para darle gracias a Dios y dar desagravios al Señor.

El jueves 4 de esta semana estaremos en el Cantón La Junta, de la Parroquia de Concepción. Quezaltepeque, a realizar un acto de desagravio por el robo del Santísimo Sacramento.

El próximo domingo en Mejicanos a las 5 de la tarde será la ceremonia del cambio de Párroco. Y en la Parroquia de la Sagrada Familia, su fiesta patronal en la Colonia Centro América, a las 6 de la tarde.

Les interesará también a todos en esta semana, las noticias de orden nacional.

Un nuevo secuestrador el Dr. Manuel Antonio Bonilla, por quien también hacemos los mismos votos de siempre. Que se le restituya la libertad, se le respete su vida y que su familia sepa que la Iglesia está en solidaridad con sus sufrimientos, y haciendo un llamamiento para que se restituya la tranquilidad de su hogar.

Con alegría puedo comunicarles que anoche, a las 10, escuchábamos por radio de Holanda la condición que pedía la FARN. De que ya que en el país no se podía publicar la cuarta proclama que ellos pedían publicarse, se leyera en Holanda, en el mensaje para América Latina. Se escuchó con perfecta claridad. Y a los pocos minutos recibía una llamada telefónica de que se sabía que estaba libre ya el Sr. Schuitema secuestrado holandés. Ya está, pues, gracias a Dios, restituida su libertad.

En cambio, sigue el problema de los dos ingleses y del señor japonés. Acerca de los ingleses ustedes oyeron por radio ayer a medio día, que han atendido el llamado de la Comisión de Derechos Humanos y prorrogan el plazo para poder negociar. Se pidió nominalmente, la participación del Arzobispo en la Comisión de Derechos Humanos. La Comisión me ha pedido mi consentimiento y yo con mucho gusto he dado mi colaboración que siempre está dispuesta para el servicio de la libertad, de la vida y de los Derechos Humanos. Y junto con los otros miembros: Dr. Roberto Lara Velado, Dr. José Napoleón González director de La Crónica Dr. Julio César Oliva y Dr. Fernando Augusto Mendéz, estamos ofreciendo nuestros servicios no sólo para la libertad de los dos ingleses, sino también para los otros dos secuestrados; la mismo para la libertad de todos los que están sufriendo prisión injustamente. Por mi parte hago votos para que haya flexibilidad en las negociaciones. Se trata de vidas en peligro y ojalá quienes son responsables de esta situación, lleguen pronto a conclusiones que lleven la paz, el consuelo a esas familias. La Comisión, pues, no puede hacer otra cosa que ofrecer su mediación al servicio de las partes involucradas en este asunto.

Quiero decir a todos, que esta situación de violencia no hace más que ratificar mis propósitos y mis ideales que ya se manifestaron en la Carta Pastoral; y sobre todo quiero recordar ante ciertas intransigencias y las circunstancias actuales dan una trágica actualidad a esta enseñanza, lo que dice la Carta Pastoral «que un gobierno debe usar su fuerza moral y coactiva para garantizar un Estado verdaderamente democrático, basado en un orden económico justo en el cual se defiendan la justicia y la paz y el ejercicio de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. Así el gobierno logrará hacer «cada vez y estas son palabras de LOsservatore Romano, el periódico oficioso de la Santa Sede más hipotético e irreal el caso en el cual el recurso a la fuerza por parte de los individuos y grupos pueda ser justificado por la existencia de un régimen tiránico en el cual las leyes, las instituciones y el gobierno en vez de reconocer y promover, conculcan las libertades fundamentales y los demás derechos del hombre, reduciendo los súbditos a la condición de los oprimidos». O sea que el LOsservatore Romano dice que si es injusta la violencia a seres inocentes e indefensos como están hoy los secuestrados, también un gobierno tiene que ver las causas y tiene que quitar los pretextos.

¡Desde cuándo estamos pidiendo la Amnistía, la libertad de los reos políticos! Ahora mismo tengo aquí el reclamo o la súplica de unos reos de Gotera sin asistencia médica. No son reos vulgares, son reos políticos que están en una seccción aparte de la cárcel de Gotera, donde sufren una verdadera soledad. Hay allá un médico ya casi terminando sus estudios y el otro día, cuando un amigo lo fue a ver y le pidió ¿qué necesitaba? Imagínense lo que pidió: «Un petate». Un petate es todo aquí para el reo: Para comer, para recibir para dormir. ¡Ni un petate! Entonces, esta situación de gente que está tal vez sin ser sometida a los tribunales, es necesario que se aclare pronto y así no habrá reos que se pidan y después se nieguen. Quisiéramos de veras que se quitaran los pretextos de parte de todos aquellos que han creado una violencia institucionalizada en el país para que las otras violencias no encuentren eco ni germen de dónde alimentarse.

Volviendo pues al caso de nuestros secuestrados, esperamos que junto con los reos políticos y todos los desaparecidos, encuentren una noticia, algo para sus hogares.

Quiero lamentar las amenazas a muerte de que fue objeto el querido amigo, Dr. Roberto Lara Velado. Muy conocido, aquí lo escucharon ustedes el día de los Derechos Humanos. Un hombre que trabaja como miembro de la Comisión de Derechos Humanos. Trabajaba en la liberación de los secuestrados en la anterior comisión y en la actual; no es justo, pues, que trabajando por los desaparecidos sea recompensado con esta clase de amenazas. O ¿de donde provienen? Y es necesario también que este juego termine porque estamos viviendo una sicología de terror a base de llamadas telefónicas, y de avisos, y de bolas que no terminan más que en la zozobra y en la falta de paz.

Otras denuncias también, del campo laboral, han seguido llegando. El caso de sindicatos, de que a los obreros no se les quiere cancelar su aguinaldo. Casos de muchos jornaleros en las cortas que son denunciados en el programa de las 5:30 de la tarde, los jueves, en «la X de la cosecha».

Una palabra, para decir al problema de la Universidad, para el cual mostramos nuestra solidaridad: Que se busquen los medios justos, la participación de todos. Si la falta de participación del estudiantado es una piedra de escándalo, búsquese la manera de que el estudiantado participe justamente.

PENSAMIENTO FINAL
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Este es el panorama de nuestro fin de año en el día de la Sagrada Familia. Mientras tanto, una luz blanca fulgura: La paz de Nazaret. La tranquilidad de aquella familia que no es por instalarse lejos de los problemas, sino que es para ser en medio de los grandes problemas del mundo: El espejo, la fuente, la inspiración, la meta de todos los que vivimos en las zozobras de la tierra, pero que tenemos fe y esperanza en los valores cristianos de Cristo y su Sagrada Familia. Así sea.

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María signo de la plenitud de los tiempos

Homilía del Cuarto Domingo de Adviento

24 de diciembre de 1978

Lecturas:
Samuel: 7, 1-5. 8b-11. 16
Romanos: 16, 25-27
Lucas: 1, 26-38

Queridos hermanos, estimados radio-oyentes:

El evangelio que acaban de escuchar, centra la atención de los cristianos en la imagen bellísima de una virgen embarazada junto a la cuna donde va a dar a luz esta misma noche. La Virgen se llamaba María. Y junto al pesebre de Belén, María es la figura más hermosa del Adviento que ya se va convirtiendo en Navidad. Es la imagen de una historia que arranca del «secreto de los siglos eternos…» y que se comenzó a manifestar con el principio de la historia, de una historia que se preparó a lo largo de todo el Viejo Testamento y que llega ya a la «plenitud de los tiempos».

Litúrgicamente: paso de Adviento a Navidad. Desde cuatro domingos la Iglesia ha recogido ese largo período de esperanzas, de preparaciones, de promesas, de anuncios, y le ha llamado el Tiempo de Adviento. Todo el Viejo Testamento se ha hecho presente en nuestra consideración de estas preparaciones navideñas; por eso, la que mejor representa hoy todo ese Viejo Testamento grávido, embarazado de Cristo como para dar a luz ya en esta misma noche, la mejor figura de todo un período largo de siglos que viene gestando poco a poco una figura misteriosa que se va acercando, es María. Que encanto poder unirnos con cariño filial a la Madre de Cristo que se ha hecho también nuestra Madre. Sea esta liturgia del cuarto Domingo de Adviento, que ya es vigilia de Navidad, un homenaje entusiasta, cariñoso de todo el pueblo de Dios a nuestra Madre la Virgen Santísima.

MARIA, SIGNO DE LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

1. El secreto de los siglos eternos.
2. Las preparaciones divinas en el Viejo Testamento.
3. La plenitud de los tiempos simbolizada en María grávida de Cristo.

Veremos como, si la redención se opera en esa larga historia, Dios quiere seguir el mismo estilo: salvando en la historia. Por tanto, la predicación del evangelio tiene que ser una prolongación del proyecto salvífico de Cristo, una aplicación a nuestra historia, a nuestro pueblo, a nuestra realidad. Una predicación, lo mismo que una celebración navideña, que solamente fuera un cuentecito romántico de hace veinte siglos y que no tuviera que encarnarse con el proyecto salvífico de Dios en las vicisitudes trágicas, dolorosas o esperanzadoras de nuestra historia, de nuestra realidad, no sería un cristianismo auténtico, ¡Dios sigue salvando en la historia! Por eso, al volver a este episodio del nacimiento de Cristo en Belén, no venimos a recordar el nacimiento de Cristo hace veinte siglos, sino a vivir ese nacimiento pero en el siglo XX, en 1978, en nuestra Navidad aquí en El Salvador. Por eso es necesario que a la luz de estas lecturas bíblicas, prolonguemos toda la historia del pensamiento eterno de Dios hasta los hechos concretos de nuestros secuestrados, de nuestros torturados, de nuestra propia triste historia. Es allí donde tenemos que encontrar a nuestro Dios.

1o. EL SECRETO DE LOS SIGLOS ETERNOS

a) En el Hijo que se anuncia a María hay un secreto eterno.

Remontémonos primero al secreto de los siglos eternos. Se le dice a María, atónita ante el saludo inaudito de un Arcángel que en nombre de Dios le viene a dar el verdadero nombre que debemos reconocer en Ella: «¡Salve la agraciada!, Salve la llena de gracia! Salve la mujer exaltada entre todas las mujeres!, la que encontró gracia a los ojos de Dios, la escogida! «Atónita ante esta embajada de lo celestial a lo terreno», María entabla un diálogo de aclaración que no es rebeldía sino que es el tomar conciencia de la tremenda responsabilidad que se le está ofreciendo: «¿Cómo puede ser ésto?». Pero el ángel revela que en ese Cristo viene todo un pasado desde el secreto de los siglos eternos: «Es Dios quien te escoge».

b) Es el misterio de Cristo que San Pablo menciona hoy.

«Misterio escondido en los siglos eternos»: Que se revela en Cristo y en el Evangelio que yo les predico; que ese Cristo, como lo ha anunciado el ángel a María, es obra del poder del altísimo. Se llamara Hijo de Dios, será grande, tendrá un trono que no tendrá ocaso, un rey inmortal de los siglos, salvador de las esperanzas de la humanidad.

Uno de los más elocuentes cantores de este movimiento: San Bernardo -el doctor melífluo-, imagina a la Virgen silenciosa, reflexionando si dice «si» o «no» Y le dice: «Habla María, di que sí. En tus labios está pendiente la suerte de toda la historia. De tu consentimiento, que Dios te pide, depende nuestra esperanza».

Pero María, la virgencita prudente, siente que la fe se ilumina. Lo que San Pablo nos ha dicho en este domingo: Que es un misterio que Dios quiere salvar al mundo en Cristo. Que esa historia de salvación, que va a comenzar en sus mismas entrañas, tiene como cimiento al Hijo de Dios. Un origen divino y una grandeza que el evangelio lleva consigo anunciando la salvación que de sólo Dios puede venir. San Pablo describe hoy a este Dios de la historia de la Salvación: El que puede fortalecernos, el Dios único sabio, a él la gloria por los Siglos. De él depende todo, toda la iniciativa está allá en el pensamiento escondido de Dios. Si Dios no hubiera revelado en Cristo su amor infinito que nos tiene nos amaría mucho pero no lo conociéramos. Fue necesario valerse de una mujer que encarnara ese pensamiento y ese amor: María.

Por eso la llama Dante en la Divina Comedia: «Oh Virgine Madre. Figlia del tuo Figlio -Hija de tu hijo-… Termine fisso deterno consiglio -Tu eres el punto concreto de un consejo eterno-. «Hace siglos, antes de que existieran las cosas, Dios pensaba en tí. Tú mujer bendita, llena de gracia, eras el puntito blanco, en el pensamiento de Dios. Como un enamorado piensa en su novia continuamente, Dios te amaba y te amaba porque tú ibas a ser la colaboradora de esta encarnación, de su pensamiento. Te necesita, te ama, eres bendita. «Término de eterno consejo»…, María no se da cuenta en su humildad y en su pequeñez desde que siglos eternos ha pensado Dios en Ella. Y en este momento en que el Verbo Eterno, por quien fueron hechas las cosas, comenzará a ser feto, y después niño, y después hombre crucificado en el Calvario para salvar al mundo. Necesita las entrañas purisímas de esa mujer. Por eso, en este pensamiento secreto, eterno, escondido en Dios, ¡qué dulce es pensar: ya estaba María! Como estábamos también nosotros, pero nosotros como objeto de lástima, como objeto de redención. María si también como objeto de redención porque es criatura, hija de Adán, pero al mismo tiempo, como colaboradora sacada de la misma masa de pecadores para hacerla santa y Purísima, y valerse de ella para darnos en su propio seno al Hijo de Dios hecho hombre.

c) Lo eterno no es lejanía. Está presente en la historia.

Todo arranca de Dios. En la primera lectura es Dios quien manda al profeta a un rey, al más grande de Judea. En el Evangelio es Dios quien manda al Arcángel a tratar con María. Y en este momento de 1978, en esta Navidad actual que nosotros celebramos, es el mismo Dios con su mismo amor, con sus mismos objetivos, quien manda a María a Belén. Es el pensamiento de Dios que se hace ternura, que se hace adoración, esperanza; es Dios que viene a nosotros en María.

No olvidemos esto hermanos: toda la salvación de nuestra historia, la salvación de cada uno de nosotros, el problema personal que me parece que nadie lo conoce y que nadie lo comprende, si hay quien lo comprenda. Dios te amó desde toda la eternidad, tú eres también un detalle de esa historia que Dios quiere hacer para gloria suya. Por eso San Pablo dice a ese Dios que tiene ese secreto eterno: «La gloria por los siglos de los siglos»…

Esta es la alegría del cristiano: Se que es Dios soy un pensamiento, yo por más insignificante que sea, el más abandonado de los seres, en quien nadie piensa. Hoy cuando se piensa en hacer regalos de Navidad ¡Cuántos marginados en quien nadie piensa! Piensen ustedes los marginados, ustedes los que se sienten que no son nada en la historia: «se que en Dios soy un pensamiento». Ojalá mi voz llegara a los encarcelados como un rayito de luz, de esperanza de Navidad; para decirles también a ustedes los enfermos, a ustedes los ancianitos del Asilo Sara, a ustedes los enfermos del hospital y de los hospitales, a ustedes los de las champas y de las barrancas, a ustedes los cortadores de café que están tratando de recoger su único ingreso para todo el año, a ustedes los torturados, que en todos ustedes ha pensado el consejo eterno de Dios. Los ama, y como María, encarna ese pensamiento en sus entrañas. Tienen ustedes también una madre como yo siento la alegría de tener en Navidad una madre que me enseña el camino hacia mi hermano Jesús, la Virgen María. Sintámosla así queridos hermanos, hermanos de verdad, porque todos estamos sin distinción ni categorías sociales, sin hombres de primera clase y de segunda clase, a la altura del corazón de Dios, todos a la altura del corazón de la Virgen. Nos ama y pensó en nosotros. Y ese consejo eterno, escondido en los siglos eternos va a comenzar a revelarse.

2. LAS PREPARACIONES DIVINAS EN EL VIEJO TESTAMENTO.

María continúa en el pensamiento de Dios cuando comienza la creación. Dios quiere salvar en la historia. Si ese secreto de los siglos eternos va a comenzar a realizarse, Dios quiere que se realice en la historia.

a) La profecía de Natán es el primer eslabón de Las profecías sobre María… el Hijo de David.

David, que es el objeto de la primera lectura, donde Dios por medio del profeta Natán le dice que va a descender de su dinastía un rey cuyo reino no tendrá fin. Es el primer eslabón de los anuncios de que Cristo será también, mesías y rey. Cuando pasa frente a los leprosos, frente a los ciegos, frente a los necesitados, le gritaremos los angustiados del tiempo: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mi!.

b) Concepto de la Biblia acerca de la «historia de la salvación».

Nos va a costar un poco entender como Dios quiere salvar en la historia, y como los tiempos son elementos necesarios para la salvación. Se me ocurre en este momento pensar como cuando un pintor está inspirado para hacer un cuadro: «Pero ¿Dónde lo hago?» Lo primero que hace es extender un lienzo en blanco. Eso hizo Dios al crear: Un lienzo en blanco… Los tiempos que comiencen a correr. Los tiempos, porque es en el tiempo a donde voy a pintar el cuadro precioso de la salvación.

c) El concepto de tiempo en la Biblia y el concepto de tiempo occidental.

Según el concepto israelita que se refleja en la Biblia es muy distinto del concepto occidental que t6enemos de tiempo. Nosotros medimos el tiempo y por eso llevamos un reloj, un calendario, porque para nosotros el tiempo es algo matemático, como que las cosas se miden por el tiempo. En cambio para Israel el tiempo es la experiencia, el tiempo es la vivencia, y allí tenemos la Biblia: «Tiempo de llorar, tiempo de reír». Y los astros aparecen dividiendo las noches y los días donde los hombres trabajan. El tiempo en el concepto bíblico es el lienzo blanco donde Dios con los hombres están pintando la historia. Y esa historia será bella si se pinta según el proyecto eterno.

El secreto de los siglos eternos se realiza en este lienzo de la historia en colaboración con los hombres: Tenemos la historia de la salvación. Si en cambio ese lienzo blanco que Dios ha tenido para que él y sus hijos pintemos la historia, la maltratamos hacemos nuestro capricho, no los secretos eternos de Dios sino la pasión del hombre: La política del hombre, el egoísmo del hombre, el abuso del hombre, entonces, ¿Qué resulta?: la historia que tenemos. Como si pusiéramos al alcance de un niño travieso un precioso lienzo que está pintado un gran pintor, entonces vendríamos a encontrarlo todo manchado, todo deshecho. Eso somos para Dios, niños malcriados que le hemos trastornado sus proyectos eternos. Pero he aquí que hay, gracias a Dios, alguien que sí ha sido el proyecto realizado a perfección: aquella que en el Evangelio de hoy aparece diciendo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según su palabra». Esto no es alienación. Alienación es la del que dice como Satanás: «No te serviré, voy a ir a hacer mi capricho», porque éste se hunde en las tinieblas de su nada. El hombre cuando peca, dice el Concilio, «Se esfuma rompe el hilo que lo une con su creador y se deshace». O lo que decía Cristo: «Cuando se corta la rama de un árbol ya no sirve más que para secarse» Todo pecador es una rama cortada. En cambio María le dice al Señor, como la rama pegada al tronco: «No me quiero separar de tí. Quiero llevar fruto, el que tú me das, el de tu savia, el de tu pensamiento. Hágase en mi según tu palabra» Esta es la historia de la Salvación.

d) La Providencia divina se revela en el tiempo.

Según la revelación bíblica el primer capítulo de la salvación de los hombres, la primera realización de esa salvación que Dios quiere operar con la humanidad, el primer capítulo de la historia de las relaciones de Dios con los hombres, es la creación. La creación es el principio del tiempo. Esto hay que tenerlo muy en cuenta: La creación, el orden natural, lo que Dios ha creado, la inteligencia que le ha dado el hombre, las riquezas del oro de la tierra, los productos que él ha hecho los ha hecho él. Porque así comenzó la historia de la salvación, el primer capítulo es la creación: «Háganse la luz, háganse los mares, háganse los minerales, háganse los ganados, háganse todo». Dios le dice al hombre: Lo he creado para tí, nadie puede poseerlo con un derecho absolutista, todo es para la felicidad de la familia que yo creo en el mundo.

Es aquí donde el Concilio Vaticano II, recogiendo en breves síntesis esa historia de Dios, nos comienza a decir en el documento de la Divina Revelación. «Queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se reveló personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio». Ya comenzó la creación y ahora comienza ese orden de salvación eterna. Y esos primeros padres comenzaron por desobedecer a Dios. «Después de su caída los levantó a la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, después cuidó continuamente del género humano para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras». Aquí la literatura del Nuevo Testamento al referirse a esos siglos anteriores a Abraham, desde Adán, desde la creación cuando empezó a poblarse el mundo de los hombres y a poseer la tierra, lo llama el tiempo de la ignorancia como el tiempo del infante, como el tiempo en que el papá y la mamá comienzan a ver que su niño hace los primeros pininos; comienza a pedir, todavía no tiene uso de razón, el tiempo de la ignorancia. «Hasta que llega el momento -dice-, llamó a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo -aquí comienza la historia de una salvación que va concretándose en un pueblo, como modelo de todos los pueblos; el orbe que sólo encuentra en Dios que lo ha creado la salvación que todos esperamos- al que después de los Patriarcas instruyó por Moisés y los Profetas para que lo reconocieran Dios único, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez, y para que esperaran al salvador promedio…»

Esta fue la misión de Moisés, cuando Dios le encarga sacar a los judíos del cautiverio de Egipto y conducirlos por el desierto hacia una tierra prometida, está realizando en una figura histórica, la salvación que Dios quiere hacer con todos los pueblos: Sacarlos de la esclavitud. Necesita Dios Profetas que le anuncien al pueblo su dignidad: «No tienes que ser esclavo de nadie, tienes que buscar la libertad que Dios te está ofreciendo». El Exodo es el libro precioso de todos los pueblos para que aprendan que es la dignidad del hombre.

Todavía estamos en el ámbito de la creación: El hombre. El hombre no ha nacido para ser esclavo para ser oprimido por nadie. La libertad es la que nos hace iguales a Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza». Y lo que distingue a Dios es la libertad por encima de todas las criaturas. El hombre tendrá una libertad relativa porque consistirá en obedecer libremente a su creador, pero sólo a su creador: «No tendrás otros dioses ajenos a mí. Yo soy tu Dios, tu eres mi pueblo» Esta santa libertad la van sembrando Moisés y los profetas, los cuales denuncian con lenguaje terrible todo conato de opresión, todo pecado de abuso, todo aquel que desfigura la dignidad del hombre. Lean hermanos, los libros preciosos de los profetas y encontrarán que lo que ahora se dice es una tenue sombra de lo que debíamos de decir en nombre de Dios que es celoso de su libertad que le ha hecho reflejar en el hombre y en la Sociedad. Nos da más valor el valor de los verdaderos profetas para llamar por su propio nombre a los que asesinan, a los que esclavizan, a los que idolatran, a los que apartan de la figura del verdadero Dios la imagen de él en la tierra que es el hombre desde que comienza a ser concebido en las entrañas de una mujer. «…y de esta forma -continúa el texto del Concilio- a través de los siglos fue preparando el camino del Evangelio». ¡Que bella expresión para leerla en Navidad y ver en María, embarazada ya para dar a luz, esta palabra. Ella es como la síntesis de las preparaciones eternas a través de los siglos. Lo que va a dar a luz esta noche María es la revelación de todo este amor infinito de Dios que se ha ido preparando, desplegando, manifestándose a través de los siglos, a través del pueblo predilecto.

e) María, preñada de Jesús, figura del Viejo Testamento.

Refiriéndose a María el Concilio habla de esta mujer bendita que iba en el pensamiento de Dios preparando el Evangelio, dice el Concilio al hablarnos de María, Lumen Geintium No. 55; «Los libros del Antiguo Testamento narran la historia de la salvación en la que, paso a paso, se prepara la venida de Cristo al mundo» ¿No les parece a ustedes que al ir leyendo en estos cuatro domingos las lecturas de los profetas como que se sentían los pasos divinos de alguien que se va acercando?. Eso es el Viejo Testamento, preparando la venida de Cristo al mundo.

«Estos primeros documentos tal como se leen en la Iglesia y tal como se interpretan a la luz de una revelación ulterior y plena, evidencian poco a poco de una forma cada vez más clara la figura de la mujer, Madre del Redentor. Bajo esta luz aparece ya proféticamente bosquejada, en la promesa de victoria sobre la serpiente hecha a los primeros caídos en el pecado». Ya aparece María en el principio de la historia. Cuando Adán y Eva avergonzados son echados del paraíso ya la figura de una mujer que aplastará la cabeza de la serpiente engañadora nos presagia a María que va a traer la victoria sobre el pecado.

«Así mismo ella es la virgen que concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel». Es la profecía de Isaías, cuando los ejércitos invasores de Tierra Santa hacían temblar al mismo rey de Jerusalén. El profeta anuncia que Dios está con Israel y como una señal de esa protección anuncia que vendrá un tiempo en que una virgen, sin perder la gloria de su virginidad, concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel que quiere decir «Dios con nosotros». Es hermoso leer en la noche de la Navidad esa profecía de la Virgen grávida; ella va a dar a luz, va a ser madre, pero seguirá siendo virgen. Y esta es la señal de que como nos ha dicho el Evangelio de hoy, para Dios no hay nada imposible». Si hizo posible que una ancia estéril como era Elizabeth, concibiera y diera a luz al precursor Juan Bautista, así le dice a María: Tú seguirás siendo virgen y no perderás tu virginidad, por obra del Espíritu de Dios vas a concebir y vas a dar a luz en la Navidad y tu cuerpo quedará en el secreto de la virginidad». También este fue un presagio de los viejos tiempos que ya preparaban esta noche santa.

«Ella, sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de él la salvación». Toda la aspiración del Viejo Testamento, toda el hambre de Dios: ¡Ven señor a salvarnos!; toda la angustia del pueblo llevado cautivo a Babilonia necesitado de un salvador, toda la angustia de los profetas que le piden a Dios que mande ese Salvador que ha prometido todo esto está palpitando en el corazón de la Pobre de Yahvé, la Virgen.

Y repetimos aquí lo que del primer domingo de Adviento hemos venido diciendo: Que nadie podrá celebrar la Navidad auténtica si no es pobre de verdad. Los autosuficientes, los orgullosos, los que desprecian a los demás porque todo lo tienen, los que no necesitan ni de Dios, para ésos no habrá Navidad. Sólo los pobres, los hambrientos, los que tienen necesidad de que alguien venga por ellos tendrán a ese alguien, y ese alguien es Dios, Emmanuel, Dios con Nosotros. Sin pobreza de Espíritu no puede haber llenura de Dios. Si Dios no hubiera encontrado el vacío inmenso de María por la humildad, no hubiera venido al mundo, no hubiera habido quien lo captara. Gracias a Dios, y ésto hemos de agradecerle a la Virgen, Dios la escogió para ser madre suya, porque era santa en la humildad, porque nadie como ella expresó la pobreza de Israel, porque nadie como María expresó el ansia de todos los pueblos. María es la expresión de la necesidad de los salvadoreños, María es la expresión de la angustia de los que están en la cárcel, María es el dolor de las madres que han perdido a sus hijos y nadie les dice donde están. María es la ternura que busca angustiada una solución. María está en nuestra patria como en un callejón sin salida pero esperando que Dios ha de venir a salvarnos. Ojalá imitáramos a esta Pobre de Yahvé y sintiéramos que sin Dios no podemos nada, que Dios es esperanza de nuestro pueblo, que sólo Cristo, el Divino Salvador puede ser el Salvador de nuestra patria.

«En fin, con ella -continúa el Concilio-, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva Economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios a fin de librar al hombre del pecado mediante los misterios de la Humanidad».

3o. MARIA SIGNO DE LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS.

a) Cuando llegó a la plenitud de los tiempos envió Dios a su hijo nacido de mujer.

Y llegó así a la plenitud de los tiempos. Según el concepto que hemos analizado del tiempo según Dios, el lienzo tendido por Dios tenía un punto central como el dibujante que traza un proyecto y hay un punto culminante de su cuadro. Ese punto culminante se llama aquí la plenitud de los tiempos. Es este momento precisamente, en que el Verbo se hace carne en las entrañas de María y con esa vida de Dios que viene a una humanidad que debía de estar preparada por los siglos de preparaciones del Viejo Testamento, viene toda la vida de Dios. Viene todo el proyecto y la riqueza de un Dios que nos quiere elevar, nos quiere santificar. El Concilio dice entonces: «El misterio del hombre ya no se puede explicar más que en el misterio del Dios que se hizo hombre». Si un hombre quiere ver su propio misterio: El sentido de su dolor, de su trabajo, de su angustia, de su esperanza, póngase junto a Cristo. Si realiza lo que Cristo realizó: Hacer la voluntad del padre, llenarse de la vida que Cristo da al mundo, ese hombre está realizándose como verdadero hombre. Si al compararme con Cristo, encuentro frente a él que mi vida es una antítesis, un revés, mi vida es un desastre. Ese misterio no lo puedo explicar más que volviéndome a Cristo el cual le da la fisonomía verdadera al hombre que quiere ser hombre auténtico.

b). La Iglesia encargada de conservar y adaptar esa verdad y esa gracia.

La salvación solamente se dará en Cristo. Y por eso en Cristo viene todo lo que él le confía luego a su Iglesia: «Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. A ustedes mi apóstoles que los he escogido como mis confidentes, a los que les he enseñado el secreto de los siglos eternos, el designio de Dios de salvar a todas las naciones, de someter a todos los pueblos a la fe cristiana, Yo los mando: ¡Vayan, prediquen este Evangelio! El que creyere se salvará, y el que no creyere se condenará». Desde entonces la Iglesia es la misionera de Cristo, la que lleva el tesoro de la salvación.

c) Responsabilidad de los hombres es conservar y adaptar esa verdad y esa gracia.

Ahora aquí yo siento el inmenso honor de que a través de mi pobre palabra, aunque muchos la desprecien y se rían de ella, haya un vehículo de salvación. Es el vehículo que lleva la verdad que salva, los designios de los secretos eternos, el llamamiento a conversión. El crear un Reino de Dios entre los hombres de El Salvador, el hacer de nuestra Arquidiócesis una Iglesia que corresponda los designios de los secretos eternos del Señor, ese es mi trabajo, como también el trabajo de todos mis hermanos sacerdotes, de los catequistas, de las religiosas y de todos los que viven la realidad de esta Iglesia que no quiere ser otra cosa que Cristo, plenitud de los tiempos. Plenitud de los tiempos son los sacramentos que Cristo ha traído para transmitir su vida a los hombres, plenitud de los tiempos es la esperanza de la resurrección eterna que se siembra en el corazón de los cristianos, plenitud de los tiempos es el grito que ustedes van a decir dentro de poco: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven, Señor Jesús». Cristo está presente desde el momento en que dice San Pablo: «Cuando llegó la plenitud de los tiempos el Verbo de Dios fue concebido por una mujer y dado a luz. Y en ese Cristo que nace de María, se revela el secreto escondido en los siglos eternos». Conocer a Cristo es conocer la única verdad de la historia. Pintar con Dios la historia verdadera se puede hacer sólo incorporándose a este Cristo que es la imagen del Dios invisible la realización del secreto eterno del Señor.

d) Así comprenderán, mis queridos hermanos, por qué en la homilía del domingo el Arzobispo se preocupa de encarnar el mensaje del secreto de los siglos eternos en la realidad concreta de la historia.

Comprenderán entonces, aunque no les guste, que esa luz de la eternidad ilumine los trazos mal hechos de nuestra historia y los denuncie para decir «no se debe hacer así la historia»; y en cambio, para decir a los que están trabajando bien: «Así se debe hacer la historia». Por eso a la luz de este Dios que llega a la Navidad bajo la presencia dulcísima de María, signo de la plenitud de los tiempos, analicemos nuestra realidad hermanos, junto con María que es la que mejor vive la realidad de nuestro pueblo.

Porque ese fue su oficio: Encarnar a Cristo en la historia. Y María se hace salvadoreña y encarna a Cristo en la historia de El Salvador, y María se hace del apellido de ustedes y de mi apellido para encarnar la historia de su familia, de mi familia en la vida eterna del Evangelio. María se identifica en la vida eterna del Evangelio. María se identifica con cada uno de nosotros para encarnar a Cristo en nuestra propia vida individual. Dichosos si de veras en eso hacemos consistir la devoción a la Virgen. Por eso el Concilio avisó a los predicadores que se cuiadaran mucho de fomentar la falsa idea de la devoción a la Virgen que lamentablemente nos ha separado de los protestantes, porque algunos católicos han llegado a hacer de la Virgen una idolatría, una mariolatría. Pero la verdadera doctrina es que María no es un ídolo. El único salvador es Dios Jesucristo, pero María es el instrumento humano, la Hija de Adán, la Hija de Israel, encarnación de un pueblo, hermana de nuestra raza, pero que por su santidad fue capaz de encarnar en la historia la vida divina de Dios. Entonces, el verdadero homenaje que un cristiano puede tributar a la Virgen es hacer como Ella el esfuerzo de encarnar la vida de Dios en las vicisitudes de nuestra historia transitoria.

e) Anuncio de la Navidad del Señor según el Martirologio Romano.

Al hacer este recuerdo concreto, y para que vean que ha sido el esfuerzo de la Iglesia de todos los tiempos, tenemos que antiguamente este día 24, al medio día, en los comedores de los monasterios, lo mismo que aquí en el ambón de la Catedral, se proclamaba el Martirologio Romano que va señalando cada día las celebraciones del año litúrgico. Y en este día, en una forma solemne decía el lector: «Día veinticuatro de diciembre, del año de la creación del mundo, cuando en el principio creó Dios el cielo y la tierra, cinco mil ciento noventa y nueve años; del Diluvio, el año dos mil novecientos cincuenta y siete; del nacimiento de Abraham, el año dos mil quince; de Moisés y la salida del pueblo de Israel de Egipto, mil quinientos diez años; desde que David fue ungido Rey, el año mil treinta y dos; en la semana sesenta y cinco según la profecía de Daniel; en la Olimpíada -ven como se encarna en la historia profana- ciento noventa y cuatro; de la fundación de Roma, el año Setecientos cincuenta y dos; del Imperio de Octaviano Augusto el año cincuenta y tres; estando todo el orbe en paz, en la sexta edad del mundo, Jesucristo Eterno Dios e Hijo del Eterno Padre, queriendo consagrar el mundo con su misericordiosísimo advenimiento concebido del Espíritu Santo y pasado nueve meses -también tiempo- de su concepción, nace en Belén de Judas, de la Virgen María, hecho hombre».

¡Qué preciosa síntesis de la historia! Desde la creación, Abraham, David, etc. Y es que Cristo viene recogiendo toda esa historia que en el Martirologia se leía en una forma tan solemne en este día en que va nacer alguien, alguien que no es un hombre como todos los hombres, sino que viene recogiendo una larga historia desde los secretos de los siglos eternos de Dios.

HECHOS DE LA SEMANA

Cae, entonces, que el último capítulo de esa historia la hemos vivido esta semana, distinta de otros pueblos.

Hemos oído que el Papa vendrá a Puebla el 27 de enero.

Esto nos ha llenado de inmensa alegría, porque ir a Puebla será ahora, ir a encontrarse con el sucesor de Pedro y confrontar con él la Pastoral que se está realizando. El Papa dijo en el saludo de Navidad, una frase que congenia bien con nuestra Arquidiócesis: «No puede haber paz donde se conculcan los Derechos Humanos» El Papa también, buscando esa paz, ha enviado un mediador para el conflicto Argentina-Chile.

El Arzobispo de Managua tuvo expresiones de su preocupación pastoral.

Ustedes las leyeron en La Prensa esta semana, y queremos aprovechar esta circunstancia para mostrar nuevamente nuestra solidaridad como Arquidiócesis, con la Arquidiócesis y Jerarquía de Nicaragua. Estamos con ellos y vivimos lo que ellos viven. Para un cristiano todo lo humano es propio.

EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS.

Vida de nuestras comunidades. Domingo 17 (dic.)

Estuvimos en Rosario de Mora donde hubo confirmaciones y Primeras Comuniones. En la noche dando posesión al nuevo párroco de San Sebastián, Ciudad Delgado, el P. Juan Antonio Gutiérez. Tuvimos oportunidad de vivir esta vida de reflexión y de sacramentos en aquella comunidad.

Lunes 18 (dic.).- Estuvimos celebrando a la Virgen de los Remedios que es como lo que hemos dicho hoy, una devoción que acerca en el amor a la Virgen a los cristianos para celebrar la Navidad. Estuvimos en La Vega donde hay una bonita tradición de San Salvador, honrar ahí a la Virgen de los Remedios. Agradezco al Capellán P. Raúl Flores por haberme invitado y participar en esa bonita celebración.

Lo mismo que el P. Roberto Crespín que me llevó a participar en otra celebración de la Virgen de los Remedios, en el Cantón de San Laureano de Ciudad Delgado.

Martes 19 (dic.).- Fui a San José Guayabal completando esta reflexión de preparación navideña. Yo sentí que era una gracia poder celebrar en San José Guayabal al Patrón San José que aquí lo celebran el 19 de diciembre lo mismo que en Quezaltepeque donde el Patrono es San José y se celebra en el ambiente de Adviento y de Navidad.

Miércoles 20 (dic.).- Muy pintoresca fue la visita al pueblecito remoto de Potonico. Fui a presidir un desagravio eucarístico, ya que allá se habían robado las especies sacramentales. Acto muy simpático. A la llegada del pueblo, un grupito de niños que se presentaron a mí como Comité de Solidaridad con los Niños Huérfanos de Chalatenango. Dicen que se ha formado para solidarizarse con los hijos de padres asesinados, desaparecidos y presos. Consideran que miles de niños se debaten en la miseria, en la desnutrición y la angustia de saber que sus padres se encuentran tras las rejas soportando tal vez torturas, o tal vez están ya bajo tierra. Recibí una carta muy bonita que no la puedo leer entera pero que me dice del sentimiento de estos niños cuando han sido enseñados de que el dolor de los otros no debe ser ajeno a nosotros y a vivir una Navidad sin olvidarse, en medio de la felicidad de nuestro hogar, de la angustia de tantos otros hogares. Les aviso que la audiencia que me piden con gusto se las concedo y pueden venir el día y hora señalada.

Felicito a las religiosas de la Asunción y al nuevo párroco de aquella población de Potonico, P. Luis Recinos, por la gran labor pastoral que están tratando de desarrollar.

Viernes 22 (dic.).- Estuve también en la Comunidad de Soyapango, para confirmaciones. Primeras Comuniones y matrimonios.

También me llenó de mucho consuelo la visita a los ancianos y enfermos del Asilo Sara, porque junto con el trabajo del Director y de los colaboradores, vi el espontáneo esfuerzo de jóvenes estudiantes. Muchas señoritas del Sagrado Corazón, de la Sagrada Familia, del Liceo Salvadoreño. Esto me llevo a hacer un llamamiento a los jóvenes: Que así se vive el cristianismo, empujando sillas de ruedas de enfermos, de ancianos; llevando consuelo a los que tal vez no tienen jóvenes que los consuelen. ¡Qué hermoso gesto de la juventud en medio de una ancianidad necesitada! Sea también un llamamiento, como los niños de Chalatenango, a que la juventud se entregue a esa caridad de nuestra religión.

Sábado 23 (dic.).- Ayer celebramos con las religiosas franciscanas cincuenta años de trabajos franciscanos aquí en el país. Espectáculo bello era la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en los Planes de Renderos. La Superiora General de la Congregación de México, cuatro provinciales y más de trescientas religiosas que llenaban por completo el templo. ¡Cómo las bendice Dios en sus vocaciones! Solamente les pedí que como fidelidad a su vocación y a su carisma, trataran de adaptarse plenamente al trabajo de las Iglesias locales, que en eso manifiestan también las religiosas la fidelidad de su vocación. No resguardarse y apartarse sino meterse de lleno con su Pastor, con sus preocupaciones pastorales, a las necesidades de nuestro pueblo. Que hermoso, entonces, contar con ese ejército de franciscanas trabajando, sin traicionar su carisma, pero al servicio de un pueblo que tanto las necesita.

Domingo 24 (dic.).- Y este día estaremos a las 11A.M. en Amatepec y a las 4 de la tarde en Colonia Bernal celebrando allá también la Navidad.

Nuestra Navidad aquí en Catedral la celebraremos a las 7 de la noche, lo mismo que el 31 de diciembre. Hagan lo posible de venir a honrar la Noche Santa en que Jesús nace de las entrañas de María.

Un recorrido por nuestras comunidades nos da también la idea de la historia de nuestra Iglesia.

El domingo recién pasado, en el Colegio Guadalupano cerca del mil católicos pertenecientes a comunidades eclesiales de base o movimientos laicales, celebraron un encuentro de Navidad.

Y han escrito un pronunciamiento en el cual se comprometen a seguir trabajando esta obra indispensable de nuestra Iglesia: Crear comunidades, hacer grupos pequeños donde se pueda reflexionar más a fondo el Evangelio.

Yo aprovecho este momento para decir a todos que traten de incorporarse o de hacer pequeños grupos, y que si alguien sospecha de estos grupos está muy equivocado. Son simplemente células de la Iglesia, comunidades eclesiales de base para vivir en una forma más íntima, familiar, la reflexión del Evangelio que culmina en la Eucaristía, en los sacramentos.

A este propósito quiero agradecer a Orientación, el comentario que ha hecho de la Instrucción Pastoral sobre los sacramentos, diciendo:

«Reestructurar la vivencia de los sacramentos de la Iglesia es potenciarla, desde lo más profundo, para que sea sal, fermento y luz… Muchos han reducido los sacramentos a rito o ceremonia y los han prostituído; otros han realizado una labor concentizadora desde la fe y han prescindido de la celebración, dejando a la gente sin capacidad de expresarse en la fe pascual, sin decir su palabra de fe, con el riesgo de desconocerse como cristianos, de pérdida de identidad». En el número de Orientación se publica una parte de esta instrucción y lo que dice aquí, el comentario, es lo que yo pretendo: Que ni sólo reflexión bíblica, ni sólo sacramentos, sino las dos cosas unidas. Reflexión bíblica que nos descubra el sentido de los sacramentos, y sacramentos que hagan celebración y vida, la fe que profesamos de la Biblia. Una Biblia sin sacramentos sería Protestantismo, unos sacramentos sin Biblia sería lo que muchos hemos tenido: Unos ritos que han perdido todo su sentido. Gracias a Dios, en estas comunidades que voy mencionando, se está tratando de recuperar esa preciosa conjugación de la Palabra de Dios y de la vida sacramental.

Quiero apoyar plenamente la campaña que ustedes habrán visto por los medios de comunicación a favor de Cáritas Arquidiocesana.

Para muchos Cáritas es un nombre que suena mal porque lo hemos descompuesto gracias a nuestros descuidos, negligencias, y quien sabe si también pecados; pero queremos descubrir la bella imagen de esa palabra ¡Cáritas! Quiere decir caridad, amor, y queremos entonces darle a nuestra Cáritas de la Arquidiócesis el sentido de una verdadera escuela de la caridad, escuela del amor. No vamos a esperar que nos vengan dones de E. U. y solamente nos vamos a contentar con repartirlos, sino que vamos a procurar que nosotros mismos cumplamos lo que dice el slogan de esta bonita propaganda: «Que cada quien de lo que pueda, pero que nadie deje de dar». Simplemente una sonrisa, una colaboración valiosa para el amor. Hoy en la catedral habrá una segunda colecta que se dedicará a este fin de Cáritas. Ya están por aquí las personas encargadas y les suplico colaborar con ellas. Lo mismo que a todas las parroquias y comunidades. Esas comunidades donde en este momento, a través de la radio, están en comunión con su Obispo, designen allí alguna persona que recoja algo, aunque sea algo muy modesto. Y lo hagan llegar a Cáritas Arquidiocesanas. No es una imposición sino simplemente una invitación. «Que cada uno dé lo que puede, pero que nadie deje de dar».

Acerca del problema de la Universidad que todos saben.

La derogación del CAPUES y el Decreto de la Asamblea Legislativa en orden a normalizar la vida y la actividad del Alma Mater de El Salvador ha despertado muchas esperanzas y ha venido a dar un respiro navideño a tan intrincado problema.

Queremos hacer nuestras las inquietudes de todos aquellos que se quieran comprometer a trabajar dentro de las normas recientemente dictadas por la Asamblea Legislativa para restituir a ese centro superior su carácter de centro de cultura. Esperamos que lo hagan todos con un alto espíritu académico y con un sentido de bien común.

Dentro del espíritu del reciente Decreto de la Asamblea Legislativa está que este problema tiene que resolverlo los mismos miembros de tan alta Institución docente: Profesores y alumnos. Ha llegado, pues, la hora de ponerse a trabajar para lograr lo que todos anhelamos. No es hora de revanchismos ni de demagogias, no es hora de maquinaciones tendenciosas a entorpecer la buena marcha de las gestiones que se hagan para solventar la situación difícil. La paz verdadera la forjan los hombres de buena voluntad. Está claro que ni sólo los profesores, ni sólo los alumnos, ni sola la Universidad puede resolver un problema que es de todo el país. Profesores y alumnos deben conjugarse en la resolución y deseamos que ellos den amplia participación a los sectores auténticos del país. Creemos que en el diálogo de todos los grupos del país está la solución de nuestra patria. También tengan en cuenta que no es el número, sino la calidad la que cuenta en los momentos de las grandes responsabilidades. No vayan a entorpecer las gestiones de normalización por empedernidos y demagógicos criterios de participación masiva.

Estoy seguro que como la Iglesia, otras instituciones de esta patria quieren colaborar a iluminar los caminos de solución. Abocarse a estas instituciones y a estas personas es un deber para los miembros de la Universidad puesto que el problema es un problema nacional.

Nuestro apoyo como Pastor de la Iglesia, será siempre dentro de la honestidad, la lealtad y la justicia. Por eso también anunciamos que con toda claridad levantaremos nuestra voz cuando en su proceder actúen desatendiendo el bien común.

Tuvimos invitación para participar en la toma de posesión de la nueva directiva de la Conferencia Unitaria de Trabajadores Salvadoreños.

A este propósito queremos reafirmar el propósito de la Iglesia, de hacerse presente con su misión evangélica en el campo de los obreros. Decimos a todos los obreros que la Iglesia está plenamente con todas las justas reivindicaciones, así como rechazará también todos los atropellos de la dignidad, de la libertad, y de los derechos del obrero.

Ustedes saben que existe en la radio un programa que se llama «La X en la Cosecha» donde se han leído muchas denuncias que han sido orientadas hacia el Ministerio de Trabajo. Queremos poner, pues, a la orden de los campesinos este programa que se puede oir a las 5:30 de la tarde todos los jueves.

Queremos decir que en esta Navidad nos preocupa enormemente la situación de tantos campesinos.

Cuando los pobres no tienen dónde reposar sus cuerpos y sus niños huyendo del frío no encontrarán más que hamacas improvisadas, entre sembrados, cafetales, etc. nosotros hemos de pensar que la Buena Nueva de El Salvador es para todos: La felicidad del Señor que nos ha creado para realizar su salvación es de todos.

La Comisión de Derechos Humanos de El Salvador visitó nuevamente al reo Isabel Rodríguez Barrera

Hospitalizado en el Hospital Rosales. Esta persona no tiene causa judicial, como lo hemos dicho y lleva ya más de 100 días restringido de su libertad. Se tiene el temor de que vaya a ser sacado del Hospital en estas fechas de Navidad. Esta persona está siempre custodiada por detectives de la Policía.

El jueves 21 fue expulsado de Guatemala el sacerdote Carlos Stetter

Lo remitieron hacia nuestro país entregándolo a las autoridades de nuestro Gobierno. Se repite la situación: De El Salvador a Guatemala, de Guatemala a El Salvador. ¿Qué acuerdo existirá?

Esta semana partieron hacia Venezuela dos asilados

Que estaban en la Embajada de ese país: Reynaldo Cruz Menjívar y Vinicio Avalos. Ya nos hemos referido al caso de Menjívar y nos alegramos que esté, ojalá, fuera de peligro.

Lamentamos la muerte de dos vigilantes de la Y.S.U.

Es doloroso para sus familias. También el día jueves 21 por la noche las autoridades militares capturaron a dos periodistas de esa radio. El comunicado de los periodistas llama a esa acción: «arbitraria» despuéssd relatan como fueron fichados en la policía. Me alegro que los periodistas hayan denunciado con tanta valentía los atropellos hechos a un colega. Y ahora comprenderán por que un Pastor denuncia también cuando se atropella a un campesino. Ojalá que con la misma elocuencia y diligencia con que los medios de comunicación ven el atropello de un periodista miraran también por la justicia en favor de nuestros campesinos.

Ha aparecido en nuestra Secretaría de Medios de Comunicación del Arzobispado un boletín llamado el Testimonio de un Desaparecido:

Las declaraciones de Francisco Baltazar Campos Mendoza ex-reo político que se asiló en la Embajada Mexicana. Relata torturas, los interrogatorios, los presos con quienes platicó y la forma como pudo escapar. El que desee este boletín lo puede obtener en nuestro Arzobispado.

La intención de esta misa, sugerida por las madres de los desaparecidos, en víspera de la Navidad.

Es para todos aquellos hombres que son víctimas de secuestros, de desaparecimientos. También para solidarizarnos una vez más con los que sufren y hacer un llamamiento a los que todavía pueden hacer una Navidad sin presos políticos y sin secuestrados.

Los cuatro secuestrados: Dos ingleses, un japonés y un holandés todavía no pueden regresar a su hogar.

Quiero repetir que la Comisión quiso mediar. Pidió audiencia a Casa Presidencial y se le negó. De ésto tenemos un Acta firmada por los cuatro miembros de la Comisión. Ante esta imposibilidad de la Comisión, y también de las familia, y de las empresas que representan esos secuestrados, queremos decir que toca al Gobierno informar sobre el paradero de los cinco reos que se les pide: Lil Milagro Ramírez, Carlos Madriz, Jorge Luis Zelayandía, Gonzalo Parada, Sonia Estela Ramírez. La Comisión quisiera hacer más, y las familias ¿qué no quisieran hacer por rescatar a sus seres queridos?. Esperamos, pues, que el Gobierno informe que se puede hacer ante una condición que no depende de las familias. Y a los que tienen en su poder a estos señores les suplicamos devolverlos mediante negociaciones que estén al alcance de las familias, de las empresas o de la Comisión, la cual está dispuesta a ayudar de cualquier modo que esté a su alcance.

Pero más allá de los cuatro secuestrados nos preocupan 108 desaparecidos, 72 presos políticos.

Muchos están en las cárceles de Gotera; muchos exiliados, y muchos campesinos durmiendo en las montañas. Ante esta situación queremos decir lo que hemos venido gritando a los responsables, a los que pueden hacer realidad esto: Hagamos una Navidad sin presos políticos y sin secuestrados. Todavía es tiempo.

Quiero pedirles una oración por Alejandro Quinteros, alias El Apache.

Su nombre, como elemento de la Policía y de la tortura es muy conocido. Murió -un diario dice- que de derrame cerebral; otro dice que de ataque al corazón, embrocado sobre el timón de su carro. Pedimos que Dios lo haya perdonado, pues la Iglesia, al denunciar sólo desea la conversión y la salvación de los hombres aunque sean sus verdugos y se le hayan declarado gratuitamente sus enemigos.

Gracias, a Dios, vamos a terminar con notas de alegría y de optimismo, la Navidad inspira sentimientos buenos en los corazones.

El domingo 14 la Sociedad de Artistas y Periodistas de Radio y Televisión presentó un Show en el Teatro Libertad a beneficio de quemados del Hospital Rosales. Hemos sabido también de muchas visitas de coros, de estudiantes, etc. a los que sufren, a los enfermos, a los encarcelados. ¡Bendito sea Dios que hay bondad en el corazón de los salvadoreños! Solamente queremos recordar lo que dice el Concilio: «Que no se de como limosna lo que ya se sabe de justicia. Y que antes de hacer caridades baratas, regalitos, piñatas, etc. revisemos nuestra justicia social, que no puede haber paz de Navidad si no hay verdadera justicia en las relaciones de los salvadoreños». ¡En esa la Paz que anhelamos!

Desde esa perspectiva de paz en la justicia, yo digo con todo cariño a todos:

¡FELIZ NAVIDAD!

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¿Os anuncio una alegría inmensa, os ha nacido un salvador!

24 de diciembre de 1978

Lecturas:
Isaías: 9, 2-7
Tito: 2, 11-14
Lucas: 2, 1-14

Hermanos sacerdotes,
queridos hermanos cristianos;

Es el honor más grande de la Iglesia continuar gritando al mundo todos los años la voz que se escuchó por primera vez allá en Belén, pronunciada por unos ángeles: «¡Os anuncio una alegría inmensa, os ha nacido un salvador!». No tiene otra razón de ser la Iglesia en el mundo, que seguir anunciando esa gran noticia, esa buena nueva que se traduce: «Evangelio».

Evangelizar es anunciar esta noticia de salvación.

Evangelizar quiere decir anunciar al mundo esta noticia de salvación. Por eso en la noche de Navidad ver un templo como el que tenemos aquí en la Catedral, lleno de corazones fieles seguidores de Jesucristo para honrar ese nacimiento santo, es llenar de alegría el corazón de la Iglesia y es darle oportunidad para que cumpla su misión. Junto con ustedes, pues, queridos hermanos, yo necesito también recoger esta noche la buena noticia, tengo que anunciarla como pastor; pero como pastor también ser uno de aquellos pastorcitos y recoger de los ángeles -ojalá con la misma sencillez y humildad de aquellos pastores, ustedes y yo- la noticia que conmueve los corazones. Cuanto más sencillos y humildes, cuanto más pobres y despojados de sí, cuanto más llenos de angustias y de problemas, cuanto más insolubles parecen los caminos de la vida, mirar hacia las alturas y oir la gran noticia: «Os ha nacido un Salvador» y oir que haciéndole coro a esa gran noticia, se canta por todo el universo: «Gloria a Dios en los cielos y en la tierra paz a los hombres que Dios ama».

-Dios nos ama tanto que nos ha dado a su propio Hijo

Tanto nos ama Dios que nos ha dejado a su propio Hijo para redimir el mundo. Y en las otras lecturas de hoy: Isaías, San Pablo y el evangelio, encontramos los elementos riquísimos de un mensaje navideño que debemos de guardar con el fervor con que la misma Vírgen María guardaba -dice la Biblia- en su corazón todo lo que le contaron los pastores que habían oído y visto; y lo reflexionaba en su corazón porque Ella, aún siendo la madre predilecta de Cristo, era, sin embargo, una cristiana que sabia recoger en su alma el gran mensaje de esta noche. Ella también lo necesita. ¿Quién no necesita a Cristo?. Y si María era santísima, precisamente todos los privilegios de su santidad, toda su profunda santidad y su cercanía de Dios, la debía a ese Cristo que viene para salvarnos.

1º. CRISTO, LUZ QUE ILUMINA LA NOCHE

Se nos presenta en el profeta Isías como una luz que ilumina la noche. El origen de la Navidad es el 25 de diciembre, el equinoccio de invierno, esta es la noche más larga del año; y a la mitad de la noche, los antiguos romanos sentían que el sol comenzaba a nacer y de aquí las noches se van abreviando hasta llegar al equinoccio de verano cuando la noche más corta marca como el triunfo del sol sobre las tinieblas. La Iglesia, el cristianismo, recogió esa fiesta pagana del sol, la llamaban «la fiesta del sol invicto», del sol que no se deja vencer por las tinieblas y aún cuando la noche más cerrada y más larga parecía oprimirlo, era precisamente el comienzo de su carrera de victoria. Entonces la Iglesia, para bautizar esa fiesta pagana puso el 25 de diciembre la fiesta de Navidad y cambiando como objeto de la adoración no el sol que tendrá fin sino el eterno sol de justicia, Cristo Nuestro Señor, anuncia en esta noche con el profeta Isaías: «En medio de la noche ha brillado una gran luz».

Hermanos ¿no es éste un bello mensaje para los corazones? ¿Quien no ha sentido alguna vez como que la vida se torna una noche cerrada, la duda de la fe, las incertidumbres de la vida, el no saber de dónde se viene y hacia dónde se va? ¡Cuántas tinieblas hay en el corazón del hombre y de la Sociedad y de los pueblos! Cuanto más confusa parece la vida y la historia más necesitamos el brillo de este sol. Y hoy, cuando es la noche más larga del año, ¡qué consolador pensar que a esta noche, precisamente la más cerrada y la más larga, pertenece la luz de la Navidad que convierte la noche en día «y el pueblo que andaba en tinieblas, dice Isaías, vio una gran luz» ¡caminamos al esplendor de esa luz!

– Ivitación a la fe

Es una invitación a la fe, es esta noche de Navidad una noche en que se les dice a todos los corazones: Creamos en Cristo, El ha dicho, «Yo soy la luz y el que me sigue no anda en tinieblas». Yo auguro para todos ustedes, queridos hermanos, y para mí también, que jamás se nos vaya a convertir la vida en noche de tinieblas sino que siempre la ilumine la luz de la Navidad, la alegría de la gran noticia. Contamos en los pasos de la vida con una luz, con un redentor.

2º. DEBEMOS CORRESPONDER A LA VENIDA DE DIOS SOBRIA Y HONESTAMENTE

Luego, en la segunda lectura, San Pablo lo presenta bajo otro aspecto el nacimiento de Cristo. Ha aparecido la benignidad, la misericordia de nuestro Dios y nos invita a aprovechar esta venida de Dios para corresponderle con una vida honesta, con una vida sobria, para prepararnos a la segunda venida. Y le hemos cantado hoy en la oración preciosa de la Navidad: Señor, ya que todos los años permites que nos alegremos celebrando la venida de Cristo como redentor, haz que nos preparemos para que cuando venga como juez, le podamos salir también con la conciencia tranquila.

– La Kénosis de Cristo

Hermanos, esta venida de Cristo en la noche de Navidad es una venida humilde, humilde hasta el punto que la teología la llama la «kénosis», es decir, la humillación, es decir el desaparecimiento. Es cuando San Pablo nos dice que Cristo teniendo dignidad de Dios no hizo caso de esa dignidad sino que se humilló hasta nacer como un hombre y después llevar esa vida humilde y pobre hasta la humillación más espantosa de ser un ajusticiado con la sentencia de muerte más humillante de la historia, un crucificado. Para esto nace Cristo, para su «kénosis», para su humillación. Por eso todo es humillación en la vida de Cristo, no hay lugar para ellos en la posada -nos acaba de decir el Evangelio ni siquiera un mesón, ni si quiera un cuartucho hubo para el nacimiento del más grande de los nacidos; y tuvo que refugiarse en una gruta de animales, en un pesebre donde San José, sacudiendo las basuras y la suciedad, debió de poner para María que iba a dar a luz, lo más digno que pudo darle aquella pobreza. Así nace el Redentor: En la humillación, en la pobreza.

Es necesario comprender que Cristo nace para redimir al mundo y que la redención del mundo no se puede operar más que por el camino inverso de donde los hombres han ofendido a Dios. Lo hemos ofendido por el orgullo, por la vanidad, por la riqueza egoísta, por el poder, por todo esto que se llama el pecado y que es desobediencia a Dios. Por eso la redención que ser un retorno por los caminos de la humildad, de la obediencia, de la austeridad, de la abnegación. Por esos caminos es por dónde aparece la benignidad y la misericordia de un Dios que nos perdona. Nadie tema del perdón del Señor con tal de que emprenda su retorno por esos caminos por donde Cristo nos enseña por donde se encuentra la redención.

Esta noche de Navidad es una invitación al corazón sencillo a la vida humilde, es la invitación de Pablo en la lectura de hoy a una vida sobria, a una vida de sacrificios.

– La plenitud de los tiempos

Queridos hermanos, apareció la benignidad de Nuestro Señor Jesucristo y en esa benignidad viene toda la gracia de la redención, viene toda la riqueza de la vida de Dios, por eso se llama el momento en que Cristo se encarna en las entrañas de una Virgen y nace de María: La plenitud de los tiempos. Plenitud de los tiempos quiere decir: En ese niño se cumplen las promesas de Dios. Plenitud de los tiempos quiere decir: En ese niño se cumplen las promesas de Dios. Plenitud de los tiempos quiere decir: en ese niño que nace de la Virgen, está el tesoro de redención que todos necesitamos. En él viene la gloria, la esperanza, la alegría de los hombres. Abrámosle pues, a Nuestro Señor Jesucristo, aunque aparezca como un niño pobrecito, aún cuando su muerte es en la humillación de una cruz, aún cuando sus caminos son los que les decía a aquellos que le querían seguir: «Miren, las aves del cielo tienen nido, las raposas tiene guaridas, tienen cuevas, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza. El que me quiera seguir así niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame».

– La Iglesia de los pobres

Por eso la Iglesia se predica desde los pobres y no nos avergonzamos nunca de decir «La Iglesia de los pobres», porque entre los pobres quiso poner Cristo su cátedra de redención, no porque sea malo el dinero sino porque el dinero muchas veces convierte en esclavos a los hombres que idolatran las cosas de la tierra y se olvidan de Dios, pero cuando se tiene la capacidad de ser superior a las cosas que hacen felices a los hombres según los principios del mundo y se tiene el desprendimiento y la valentía de hacer consistir la felicidad y el camino en el camino de las bienaventuranzas: Bienaventurados los pobres, bienaventurados los que lloran, bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, es entonces cuando comprendemos que ha venido la redención y la redención sólo caminará por esos caminos que los hombres no quieren recorrer.

Aceptemos en esta noche el mensaje de la misericordia y de la benignidad del Señor, para que cuando venga en la segunda venida como Juez, entonces sí, no será una venida de humillación será una venida de justicia a reivindicar el honor de Dios frente a todos aquellos que lo despreciaron y para acoger a todos los benditos del Padre que lo siguieron, para que entonces, hermanos, sepamos sentir también la alegría navideña como la estamos sintiendo en esta noche.

– Alegría de Navidad, alegría de esperanza cristiana.

En esta noche yo creo que la alegría de Navidad, sobre todo aqui en El Salvador, es una alegría serena, es una alegría de esperanza cristiana. Yo he oído muchas veces en este día para decirme: «Qué triste se siente la Navidad, como que no es Navidad». Y es que no hay esos aparatos externos, hay angustia, hay incertidumbre, hay muchos que están sufriendo, hay muchos hogares donde faltan seres queridos, hay tristeza en la Navidad de 1978 en El Salvador; pero el que es cristiano sabe que hay una alegría de fondo, una alegría de esperanza y de fe, una alegría de austeridad y de que la misericordia de Dios no se arrepiente de haberse entregado y que la encontramos. A esa alegría serena yo invito que vivamos todos la Navidad. Gracias a Dios que no exista una Navidad de tantas apariencias comerciales y de alegrías que son fugaces como la pólvora que se quema y no deja más que basura. Alegría de profundidad es la que yo quisiera para todos los que estamos haciendo esta reflexión. Alegría en medio de la tristeza, del terror, de la angustia, de nuestra historia; sin embargo, en el fondo hay una gran esperanza: Has venido Señor y te encontramos, nuestra fe confía en Tí y sabemos que vienes a salvarnos y que cuanto más negra se pone la noche y más cerrados los horizontes, Tú serás más redentor.

Esta noche es de oración, es una noche en que junto al altar de Jesús que nace y viene a salvarnos, nosotros ponemos toda nuestra oración y nuestra confianza con la alegría serena que sólo da la verdadera esperanza que Cristo decía: «Os doy mi paz», no como la da el mundo sino la paz que es fruto de esa sincera conversión que espera todo en Dios.

3º CRISTO NACE EN LA HISTORIA, EN CIRCUNSTANCIAS CONCRETAS

Queridos hermanos, y por último el evangelio que nos cuenta como Cristo nace en la historia, en unas circunstancias concretas en que se mencionan emperadores de Roma, gobernadores de Palestina, gente concreta en la historia, para decirnos: Así nace Cristo, en la historia concreta de los hombres. Ya no son los tiempos de hace veinte siglos que describió San Lucas en la página que se ha leído hoy; pero si hoy en 1978 se escribiera el nacimiento de Cristo, la celebración de la Navidad de hoy, se mencionarían otros nombres, serían los nuestros. Para nosotros ha nacido el Señor, no es un nacimiento que nosotros estamos aquí recordando de otros tiempos como si José, María, los pastores, los magos, aquellos que vivieron y ya murieron, solamente dejaran para nosotros un recuerdo. No, la liturgia, la celebración de la Iglesia tiene el privilegio de hacer presente el Misterio que celebramos: Hoy es Navidad aquí en Catedral, hoy nace Cristo aquí para nosotros; nos lo ha dicho el profeta Isaías: Un niño nos ha nacido a nosotros, un niño se nos ha dado, es para nosotros.

Sintámoslo así de veras porque yo sé que cada uno de ustedes, así como yo, sentimos la necesidad de abrazarlo como propio, como mío, a ese Jesús que nace para todos y quedándose en todos, se da enteramente a mí en particular, de tal manera que cada uno de nosotros puede decir ese posesivo de San Pablo: «Me amó y se entregó por mí». Sintámoslo así al Señor: El redentor de mi familia, el compañero de mi vida, el confidente de mis angustias, mi redentor que es redentor de todos al mismo tiempo.

Celebremos pues así la Eucaristía de Navidad con esta profundidad de fe y de esperanza, no importa la noche más larga del año que está comenzando si no que lo que importa es la luz de la fe que ilumina el corazón y que en medio de las tristezas y angustias del momento presente, hay una esperanza que nos hace confiar plenamente en el niño que ha nacido para nosotros. Así sea.

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El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

Homilía del Tercer Domingo de Adviento

17 de diciembre de 1978

Lecturas:
Isaías: 61, 1-2a. 10-11
I Tesalonicenses: 5, 16-24
Juan: 1, 6-8, 19-28

Queridos hermanos, estimados radio-oyentes:

ESPIRITU DEL ADVIENTO.

El espíritu de este tiempo llamado de Adviento desde hace ya tres domingos, tratamos de concretarlo en estas tres actitudes: 1-Fe y vigilancia. Porque se acerca el Señor y queremos esperarlo. Y sentimos que el Señor está cerca, necesitamos fe para sentir la cercanía de Dios. 2.- Hambre y pobreza espiritual. No se puede desear comer cuando no se tiene hambre, no se puede tener necesidad de Dios cuando se es orgulloso, autosuficiente. Sólo los pobres, sólo los que tienen hambre serán saciados. Este es el espíritu de pobreza del cual María, la Virgen cuyo cántico hemos repetido hoy en el salmo responsorial, expresa, en nombre de toda la humanidad, la necesidad y el hambre de Dios que tenemos. Dichosos los que ven venir la Navidad como el hambriento ve venir algo que comer. No se puede anhelar la liberación, la libertad, si no se tiene conciencia de estar esclavizado. 3.- Es una actitud positiva. Una actitud de presencia y de misión en el mundo. Virtud o actitud misionera: hacer presente lo divino que el mundo necesita.

Yo quiero que subrayemos en nuestra reflexión de hoy esta tercera actitud: La presencia. Porque, precisamente, las lecturas que acaban de escuchar subrayan el misterio de la Encarnación que es el que celebramos. La Encarnación es el misterio que le da sentido, le da mística, le da unidad a toda esta espectativa de la Navidad. Y la Navidad no se comprenderá, si no se tiene fe en el gran misterio de la Encarnación. La Encarnación es la presencia de Dios en las realidades del mundo, hecho él un hombre que se llama Cristo.

EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITO ENTRE NOSOTROS

1º. Cristo es el: Verbo de Dios que se hizo carne.
2º. La Iglesia prolonga en la historia ese misterio de la Encarnación de Cristo.
3º. Dios se ha hecho hombre para que nos hagamos Dios.

1º. CRISTO ES EL VERBO DE DIOS QUE SE HIZO CARNE.

A.- Naturaleza divina de Cristo: El Verbo
a) Testimonio de Juan Bautista: Testimonio de la luz.

El Evangelio de hoy nos habla de que ese Cristo, del cual habla un gran testigo junto al Río Jordán, Juan Bautista, no es un hombre cualquiera. Hay en él una naturaleza misteriosa, divina. Juan Bautista -cuando lo describe el Evangelio de San Juan- dice «Hubo un hombre enviado por Dios para dar testimonio de la luz, no era él la luz, pero daba testimonio de la luz». Quien lee el Evangelio de San Juan se da cuenta cómo juega con esos simbolismos preciosos. Por ejemplo, en este caso, la luz es Dios. Y Juan presenta su Evangelio como la luz que vino al mundo y que provocó dos reacciones: En unos la fe, los que la siguieron; y en otros, el rechazo. Prefirieron las tinieblas a la luz. Cuando viene un testimonio de ese hombre Cristo -de Juan -a decir que éste es la luz, está diciendo: «Este es Dios». Ante él van a reaccionar los hombres: o siguiéndolo como quien tiene necesidad de luz en la noche, o rechazándolo, hundiéndose más en las tinieblas como aquéllos a quienes la luz les molesta la vista. Por ese rasgo, la lectura de hoy nos dice que Cristo es Dios verdadero.

b) Testimonio de Juan Bautista: Niega ser profeta.

También otras palabras del Evangelio de hoy: ¿»Eres tú Elías? -le preguntan a Juan-. ¡No soy! ¿Eres tú el profeta o el profetismo que ya desapareció en Israel? ¿Contigo ha vuelto acaso ese carisma de hablar en nombre de Dios, ser profeta? ¡No! -dice a secas Juan Bautista-, ¡yo no soy!». Quien tiene en cuenta el estilo de San Juan se encuentra con una presencia nueva de Dios en Cristo. Esa negativa de Juan Bautista: «¡No soy!, ¡no!», nos está invitando a otra afirmación que pronto van a oir en el Evangelio de San Juan cuando buscan a Jesús, y él simplemente se identifica: «¡Yo soy! Yo soy la luz, yo soy el camino, yo soy el agua en la sed». Cuantas páginas bellísimas, místicas, evocadoras de lo divino, evocadoras de aquel «Yo soy» de Dios en la Biblia del Viejo Testamento; cuando Moisés le pregunta: «¿Quién eres para indicarle a los de mi pueblo que el Dios me manda?» -Le dirás: «Yo soy el que soy». Ese «Yo soy» es la afirmación de una presencia en la creación que no es creatura, que es creador; una presencia inconmovible, una presencia ante la cual todo lo demás es negación, Juan Bautista que dirá que no es digno de soltarte las correas de su sandalia, dice: «Yo no soy». ¡Nadie es, sólo él es! ¡él que existía!

c) Testimonio de Juan Bautista: La voz que clama.

Aquí viene la tercera proclamación de lo divino de Cristo cuando dice Juan Bautista: «¡Yo no soy más que la voz que clama!» Qué hermosa consideración hace San Agustín: «La voz es el ruido que llega hasta el oído, pero en esa voz va la Palabra, el Verbo, una idea». En esta misma mañana ésto está sucediendo aquí en Catedral y a través de la radio. Escuchan la voz, pero la voz, una vez que deja de emitirse, termina; es un ruido; pero queda una palabra, la palabra es la idea. Esta sublime filosofía, en el lenguaje de San Juan el Evangelista, quiere decir: Todos los que predican a Cristo son voz, pero la voz pasa, los predicadores mueren, Juan Bautista desaparece, sólo queda la Palabra. La Palabra queda y este es el gran consuelo del que predica: Mi voz desaparecerá pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que lo hayan querido recoger.

El verbo es el pensamiento del hombre. El verbo es una idea griega. La filosofía griega tenía del verbo el concepto de una emanación como la emanación de Dios es el Verbo de Dios, que en cristiano decimos el Hijo de Dios. Todo pensamiento es como un hijo de uno, por eso decimos: he concebido esta idea. Todo el que piensa está concibiendo; como una mujer embarazada concibe, el hombre que piensa , concibe. Y así, como una mujer da a luz lo que ha concebido en sus entrañas, el pensamiento también da a luz la palabra que lleva la voz. Cristo, entonces, es la emanación, es el Hijo de la substancia, la imagen de la substancia divina. No tenemos palabras humanas para describir ese misterio de Dios eterno pensándose así mismo y ese pensamiento es su Hijo, el Verbo. Pronuncia esa Palabra y quedan creadas las cosas porque su Palabra es omnipotente, es poderosa. Todo cuando existe ha sido creado por él.

Hermanos, ojalá que esta consideración no se haga árida como una filosofía meramente teórica, sino que lo hermoso es que ese Dios viviente, palpitante, piensa, pronuncia una palabra eterna que nos envuelve en amor a nosotros; y es su Hijo divino que se hace palabra encarnada. Por eso San Juan Bautista puede decir esta frase que es como la cima del testimonio de este domingo: «En medio de vosotros está uno que no conocéis. El que viene detrás de mi, existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de su sandalia». ¡Qué bella confesión de Juan!: «Antes de que yo existiera existía él». Cristo lo va a decir un día ante sus perseguidores cuando le decían: «¿No tienes cuarenta años y dices que tú has construido este templo?» Decía Cristo: «Antes que Abraham vuestro padre existiera ya existía yo: Antes que el mundo comenzara a ser, el Verbo de Dios ya existía». ¡Qué consistencia la de ese Verbo, la de esta Palabra eterna de Dios! Por eso tenemos que, ahora, hacer un acto de confesión en esa anterioridad, en esa pre-existencia del niño que va a nacer en Belén. Ya existía antes de que lo concibiera María en sus entrañas. Como dice la famosa poesía de La Divina Comedia: «¡Madre de tu creador!». Es la única mujer que puede decir: «He concebido en mis entrañas un hijo que ya existía antes que yo. Me creó a mí que soy su madre en cuanto lo humano, pero ya existía». Si perdemos esta perspectiva divina, eterna, omnipotente, amorosa a lo infinito de un Dios, perdemos el verdadero sentido de Cristo. Cristo es el que dice San Juan: «Antes que yo existiera, ya existía él».

d) Su Parusía

Hoy, San Pablo nos habla de que nos hagamos dignos para el encuentro definitivo con él, anuncia una existencia más allá de la historia que no tendrá fin. Y en ese caso tenemos que Cristo en cuanto Dios, no tiene principio, existía. Como comienza el hermoso prólogo del Evangelio de San Juan: «En el principio era el Verbo». Miren ese pretérito: «era», ya existía. Al principio, cuando Dios comenzó las cosas, ya existía, ya era. Y ahora, San Pablo nos dice: «Cuando termine la historia de la humanidad, ojalá sea digna de encontrarse con ese Río eterno que es Cristo para seguir viviendo por toda la eternidad». Así sucede que la historia no es más que un trocito que comenzó y se acabará, pero Cristo en cuanto Dios, es el Señor de la historia porque existía antes de la historia y existirá después de los mundos. No tuvo principio ni tendrá fin. Este es el Verbo que se hace hombre. Esta es la Encarnación: Se hace carne.

B. Por obra del Espíritu Santo.

Hoy se anuncia el gran secreto que un día un ángel le vino a anunciar a la Virgen María. ¡Cuando la virgen le dice al ángel que ella, virgen, tiene el propósito de mantenerse virgen para su Dios: «¿Cómo puede ser eso de concebir y dar a luz un hijo?». Y el ángel le anuncia lo que ya había sido anunciado siete siglos antes en el profeta Isaías: «El espíritu del Señor está sobre tí, porque el Señor te ha ungido. Lo que vas a concebir no es obra de varón, será obra milagrosa, virginal del Espíritu Santo».

a) En las entrañas de María: Unión hipostática.

Cristo, en cuanto hombre, tendrá una madre mujer pero no tendrá un padre humanamente realizando su encarnación porque es prodigio del Espíritu Santo. ¿Cómo es esto de la unción del Espíritu Santo? Es necesario en esta hora del Adviento y de la Navidad, tener muy en cuenta lo que significa el Espíritu Santo, la potencia de Dios, el Dios -como dice sencillamente el catecismo- formó de la sangre de María un cuerpecito de sus entrañas, al cual le infundió como a todo niño un alma humana y además le infundió la segunda persona de la Santísima Trinidad: El Verbo. Y entonces, aquella mujer grávida, ya es madre de Dios. Cuando en la noche de Navidad, nueve meses después de este prodigio de la Encarnación en sus entrañas, recibe en sus brazos al niño Jesús, María sabe que es obra del Espíritu Santo, que el espíritu de Dios ha hecho el prodigio de un hombre Dios. El Espíritu Santo merece, pues, en esta mañana nuestro homenaje de adoración y de agradecimiento porque gracias a él, hubo una mujer virgen que pudo juntar el honor de la virginidad con la maternidad y darnos el prodigio de un Dios hecho carne. Por eso la Iglesia toma hoy como salmo de meditación el Magníficat de María: «Mi alma glorifica al Señor». Imagínen ustedes -sobre todo jovencitas de 16 años-, jóvenes, ¿qué sentiría aquella jovencita de Nazaret al ser escogida para ser el instrumento virginal para darnos al redentor de los hombres? ¿Qué joven no iba a cantar, inspirada por ese mismo Espíritu que ya lo llevaba como un prodigio en sus mismas entrañas? Y sobre todo lleva en su alma santa, en su fe viva el canto de acción de gracias: «Mi alma glorifica al Señor, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso». De veras que ha hecho cosas grandes el Hijo de Dios en las entrañas de María.

b) En la vida de Cristo, conducido por el Espíritu Santo.

Ese niño va a crecer, va a dar su vida por la redención del mundo y el Espíritu de Dios lo conducirá. Y gracias a que ese Espíritu de vida eterna lo resucita de entre los muertos, esa resurrección del hombre de Nazaret que es Cristo, obra del Espíritu Santo, se dará también como arras, como principio de fe y de esperanza para la resurrección de todos los que crean en ese Cristo. «El que cree en mí aunque muera vivirá». Porque ese Espíritu que me hizo a mí, anima también la vida del pueblo de Dios, de los cristianos, que se les ha dado por el bautismo a todos los que creen en Jesucristo.

C. El Verbo se hizo carne.

a) Sentido bíblico de la palabra «carne».

San Juan usa también otra palabra de inmenso sabor bíblico y también de filosofía griega: «Carne». La carne es el hombre concreto, la carne somos los que estamos aquí: Hombres en los cuales se puede ver la marca del tiempo, el niño que comienza a vivir, el joven ya robusto, el hombre viejo que está terminando, la carne va siendo marcada por el tiempo. La carne es la situación concreta del hombre, del hombre en pecado, del hombre angustiado por sus situaciones, del hombre que es patria con una historia que parece que se ha metido en un callejón sin salida. La carne somos todos los que vivimos encarnados. ¡La carne! Esa frágil carne, esa carne que tiene principio y se acaba, que se enferma y muere, que peca, que se hace desgraciada o feliz, según su obediencia a Dios. Eso se hizo el Verbo, se hizo carne.

b) Redención integral: Individual y social, espiritual y corporal.

Un día explicábamos aquí una palabra que traté de analizarla: La kénosis. Recordarán, la kénosis es la humillación, es el anonadamiento, es el deshacerme, el desaparecer. Con esa palabra se quiere expresar este acto de humildad del Dios que es infinito y eterno y se encierra en el vientre de una virgencita para hacerse carne. El niño que vamos a adorar a Belén es carne, frágil carne de niño. Pero en esa frágil carne como en un envoltorio de papel ordinario, está un gran regalo: ¡El Verbo se hizo carne! Lo más bello de Cristo no es su carne, pero sin carne no es Cristo. Carne que quiere asumir en sí todo lo que es carne nuestra: «en todo parecido a nosotros menos en el pecado», dice la teología de San Pablo.

Y cuando en los nuevos tiempos el Concilio Vaticano II dice que el misterio del hombre no se puede entender sin el misterio del Verbo encarnado, nos dice: «En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado». Es para llorar de alegría y de gratitud, saber que ese Dios infinito se hizo carne como yo, y habitó entre nosotros. Si Cristo hubiera realizado su encarnación hoy, y hoy en 1978 fuera un hombre de 30 años, estuviera aquí en Catedral y no lo distinguiéramos entre todos ustedes. Un hombre de 30 años, un campesino de Nazaret, aquí en Catedral como cualquier campesino de nuestros cantones estuviera el Hijo de Dios hecho carne y no lo conociéramos: ¡Todo semejante a nosotros!

c) María no puede ser omitida en el Misterio de la Navidad.

María no puede hacerse a un lado en este tiempo de Adviento y de Navidad. Nadie como María nos enseñará el espíritu de adoración ante el Cristo que es Verbo de Dios hecho carne, nadie sintió la experiencia tan viva, de que en sus propias entrañas el Verbo se hiciera carne. Ella le ofreció en nombre de toda la carne humana el pequeño seno virginal, donde Cristo se encarna para asumir en sí como nos acaba de decir el Concilio: Todas las manos de los trabajadores, todos los cerebros de los pensadores, todos los corazones de los que aman, todas las angustias de los que sufren, todas las esperanzas de los hombres, todas las alegrías humanas. Nada humano es ajeno a Jesucristo, porque él se ha hecho carne, ha querido asumir todo lo que significa la carne en su dignidad de Hijo de Dios.

Hermanos, Yo los invito que durante los días de Navidad prolonguen esta meditación: Quien es ese Niño que nace en Belén. Y en vez de pensar tanto en regalos, en comilonas y en tarjetas de Navidad, y cosas que hacen perder el tiempo y no dejan meditar, mediten esto. Esto es lo principal de Navidad, no dejemos que la comercialicen, no dejemos que la profanen, que la paganicen. Recojámosla con el espíritu respetuoso y venerémosla en nuestro hogar, en nuestra pobreza. Cuanto más pobres y enfermos, mejor. Yo soy la carne que Cristo ha asumido. ¡Bendito sea Dios que quiso hacerse parte de mi vida al hacerse carne como yo!.

2º LA IGLESIA PROLONGA EN LA HISTORIA ESE MISTERIO DE LA ENCARNACION DE CRISTO.

Esa encarnación prodigiosa no se quedó allá hace veinte siglos, como un recuerdo. Lo bello es que esa encarnación la ha querido prolongar el Señor en su Iglesia. Voy a leerles también aquí otro pensamiento sublime del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia: «Esta Sociedad que se llama Iglesia, provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser considerados como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a él, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo».

Todo el número 8 de la Constitución Lumen Gentium, explica ese misterio de la encarnación que es Dios hecho carne prologándose en la Iglesia que es también «Cuerpo de Cristo en la Historia». Fue el título, como ustedes recuerdan, de mi Segunda Carta Pastoral: «La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia». Quiere decir que nosotros ahora, hombres de 1978, asumidos por el bautismo al cuerpo de la Iglesia, somos la carne de Cristo aquí y ahora. Nadie está excluído de esa dignidad, sólo aquel que se quiera excluir y traicionar esta Iglesia manchándola con tantas calumnias, olvidándose de que «quien escupe al cielo le cae en la cara». Todos los que están escupiendo a la Iglesia en esta hora se están escupiendo así mismo. Son ellos, como nosotros, bautizados miembros vivos que integramos el Cuerpo de Cristo. Y Cristo se vale de este organismo humano que es la jerarquía: el Papa, los obispos, los sacerdotes, la institución Iglesia, contra la cual muchas veces nos expresamos tal vez con mucho desprecio. Sepamos que es la carne de Cristo, y como decíamos antes, carne en su situación concreta de pecado. No nos asuste que en la misma jerarquía, en el mismo sacerdocio, en los mismos matrimonios que se dicen cristianos, tengamos que llamar la atención de ser santos porque somos cuerpo de Cristo. No nos extrañe, digo, que en todos los estamentos humanos de la Iglesia exista el pecado porque la carne está necesitada de conversión hacia el verdadero Dios. Y si Cristo se hizo carne fue para redimirla.

Esta Iglesia, carne de Cristo en la Historia, necesita redención en todos los tiempos. Y en 1978, obispos, sacerdotes y fieles, todos, necesitamos redención; somos carne putrefacta, somos carne frágil, somos carne de Cristo en la Historia. Nadie puede decir que puede tirar la primera piedra cuando todos somos pecadores. Por eso decíamos que si la Iglesia tiene la valentía de denunciar los pecados del mundo, no es porque ella se crea impoluta, sino porque «el que denuncia está también dispuesto a ser denunciado», y tiene la obligación de convertirse y de corregirse para Dios, como nos va a decir hoy San Pablo.

La Comunidad de Tesalónica como toda comunidad, es obra de Espíritu Santo y prolonga «la voluntad de Dios en Cristo Jesús».

La segunda lectura de hoy, precisamente nos habla de una comunidad: la de Tesalónica, como podría ser la de San Salvador, la de cualquier parroquia nuestra -y la Iglesia es comunidad-. Donde San Pablo dice cuáles son los secretos para que ese espíritu de Dios que le dio carne al Hijo de Dios hecho hombre y le sigue dando vida y consistencia a esta Iglesia, prolongación de Cristo en la Historia, sea verdaderamente una comunidad que honre a Cristo.

a) Virtudes y actitudes: Alegría…, oración…, acción de gracias…

Yo les invito a que en esta semana, en estas horas en que El Salvador parece que no tiene lugar para la alegría, escuchen a San Pablo como nos repite: «Hermanos, estén siempre alegres. Sean constantes en el orar. En toda ocasión tengan Acción de Gracias: Esta es la voluntad de Dios, en Cristo Jesús, respecto de ustedes». El cristiano, la comunidad cristiana, no debe estar desesperada. Si se muere alguien en la familia, no debemos llorar como hombres sin esperanza. Si en la historia de nuestra patria se han entenebrecido los cielos, no desesperemos. Somos una comunidad de esperanza y como los israelitas en Babilonia, esperemos la hora de la liberación: ¡Llegará! «Llegará porque Dios es fiel», dice San Pablo. Y esta alegría tiene que ser como una oración: «El que les ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas».

Esta comunidad Iglesia es la que canta en la primera lectura de hoy: «Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios porque me ha vestido un traje de gala, y me ha envuelto con un manto de triunfo -miren que comparación- como el novio que se pone la corona o la novia que se adorna con sus joyas». Cosa bella es ver un hombre y una mujer joven que se aman y van al altar vestidos con su mejor ropa. Van a entregarse al amor. Esa es la comparación que usa Cristo hoy, es Dios en el viejo Testamento para decir este pacto del Dios que nos quiere salvar y el pueblo que necesita salvación. Y la comparación se hace todavía más poética: «Como el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos». Me imagino yo que siembra un jardín, de la tierra espera que surjan las flores. Pero es él, el que ha puesto las semillas. Esto es lo que ha hecho Dios en la redención cuando dice: «Me ha enviado a evangelizar a los pobres, para anunciar la buena nueva a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros, la libertad». ¿No les parece que es la voz de la Iglesia aquí en El Salvador gritando: ¡Amnistía! ¡libertad! Gritando: ¡No más torturas!, no más dolor! Es la voz de Dios que quiere sembrar bonanza, bien en la tierra. Y esta tierra florecerá. Lo ha prometido el Señor y no fallará. ¿Cuándo? No lo sabemos, esperemos. Como el agricultor que no se impacienta porque sabe que a su hora reverdecerá el jardín.

«Yo tengo fe que todo cambiará», dice la bonita canción de los jóvenes ahora. ¡Cántenla con toda alegría! «Yo tengo fe que todo cambiará», ciertamente porque Dios ha venido, el Verbo se ha hecho carne y quiere vivir no en individuo. Esto, por favor, tengámoslo muy en cuenta que es causa de un conflicto muy grande en la Iglesia de hoy: El cambio de una piedad individualista a una piedad comunitaria. Ya no es tiempo de decir: «Yo traté de salvarme, no me importan los demás». Porque si no te salvas con otros, puede ser que no te salves tú solo. La salvación que Cristo ha traído es en comunidad, es Iglesia.

b) No despreciemos la ayuda del Espíritu Santo.

En la segunda lectura de hoy, hay también unos pensamientos que yo les voy a decir ahora, con toda confianza de Pastor con su pueblo. Son como las normas que quieren ser en mi pastoral lo que San Pablo les dice a los tesalonicenses: «No apaguéis el Espíritu. No despreciéis el don de la profecía. Examinadlo todo quedándoos con lo bueno». ¿Qué quiere decir ésto: «no exingáis el Espíritu?» Yo siento esta palabra, como Obispo y Pastor, con una tremenda responsabilidad. Porque yo se que el Espíritu de Dios, que hizo el cuerpo de Cristo en las entrañas de María y sigue haciendo la Iglesia en la Historia aquí en la Arquidiócesis, es un espíritu que está -como dice el Génesis- aleteando sobre una nueva creación. Yo siento que hay algo nuevo en la Arquidiócesis. Soy hombre frágil, limitado y no se que es lo que está pasando, pero sí se que Dios lo sabe. Y mi papel como Pastor es esto que me dice hoy San Pablo: «No extingáis el Espíritu». Si con un sentido de autoritarismo yo le digo a un sacerdote: ¡No haga eso!; o a una comunidad: ¡no vaya por allí! Y me quiero constituir como que yo fuera el Espíritu Santo y voy a hacer una Iglesia a mi gusto, estaría extinguiendo el Espíritu. Pero sí, también, me dice San Pablo: «Probadlo todo, examinándolo y quedándoos con lo bueno».

Esto le pido mucho al Espíritu Santo: Lo que se llama el don del discernimiento. Hermanos, yo les invito, y cuanto más edad tengamos más les invito, a este sentido tan difícil del discernimiento. Cuanto más viejo es uno, le parece que sólo lo de uno es verdadero y lo de los jóvenes parecen locuras, novedades: «No hay que hacerles caso». ¡Mucho cuidado!, «no extingáis el Espíritu, examinadlo y quedáos con los bueno». Claro, que de los jóvenes no vamos a aprender a fumar marihuana, de los jóvenes no vamos a aprender el libertinaje, del mundo no vamos a aprender los vicios. Pero en ese mundo de vicios y de marihuanas, y de defectos… el Espíritu de Dios está aletiando. Y por eso digo en mi Carta Pastoral: «La Iglesia tiene que ir con Cristo sin tenerle miedo que le digan que está comiendo con publicanos y prostitutas». La Iglesia es Cristo encarnado en la carne real, concreta; y esa carne que hoy puede ser carne de una prostituta, mañana puede ser la carne arrepentida de una santa como fue la Magdalena. Y esa carne que hoy es carne de un San Agustín, en devaneos mundanos y libertinos, que le parecía que no se podía ser casto, mañana puede ser la carne de San Agustín el pecador arrepentido. A los muchachos de hoy, y a las comunidades que tienen tal vez hasta sus cosas estrambóticas, les digo: Seleccionemos lo bueno.

Ayúdenme queridos sacerdotes, queridos catequistas, queridas religiosas, a ser comprensivos y a pedirle al Espíritu Santo el don del discernimiento, para descubrir en esta Iglesia bella de la Arquidiócesis, los verdaderos valores. ¡El Espíritu no se repite!.

Dice una frase bíblica muy significativa: «El Espíritu hace nuevas todas las cosas». Nosotros somos los que envejecemos y queremos que todos se hagan según nuestro patrón de viejos. El Espíritu nunca es viejo, el Espíritu siempre es joven. Ayer que daba la confirmación a un grupo de jóvenes, en la Colonia Santa Lucía, les decía esta frase. Que gusto me dieron aquellos jóvenes recibiendo el Espíritu Santo con tanta conciencia. Uno de los jóvenes dijo: «Nos hemos comprometido con el Espíritu Santo, queremos serle fieles». Esta es la Iglesia que prolonga la encarnación de Jesucristo, esta Iglesia que es encarnación y en la cual, por tanto, hay mucho de bueno y hay mucho de malo.

Fíjense en una frase que nos revela mucho del Concilio Vaticano II: «La vocación del hombre es única, es una vocación divina. Por eso debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en forma de sólo Dios conocida, se asocien todos los hombres a este Misterio Pascual». Es una frase también para mí muy reveladora cuando pienso que no sólo en los límites de la Iglesia Católica, mucho menos en los más estrechos límites del sacerdocio y del episcopado o de la vida religiosa, sólo allí, estuviera lo bueno; y que todo lo demás es malo. ¡Mentira! Aquí nos acaba de decir el Concilio que: «Fuera de la Iglesia Católica, siendo que todos los hombres son llamados a esta vocación divina, el Espíritu Santo se las arreglará -dice- por caminos que sólo él conoce para hacer participante de este Misterio de Cristo, a los hombres aunque no sean cristianos». Que vergüenza cuando uno piensa que tal vez hay paganos, gente que no tiene fe en Cristo, pero que tal vez son más buenos que nosotros y están más cerca del Reino de Dios.

¿Se acuerdan cuando Cristo recibió la visita de un pagano centurión? Y cuando Cristo le dijo: «Voy a ir a curar a tu siervo». El centurión, lleno de humildad y de confianza le dice: «¡No, Señor! No soy digno de que vayas allá. Di una sola palabra y mi siervo quedará sano». Cristo se admira -dice el Evangelio- y dice: «En verdad no he encontrado tanta fe en Israel». Yo digo: Cristo dirá también de esta Iglesia: Fuera de los límites del catolicismo tal vez hay más fe, más santidad. Por eso no tenemos que extinguir el Espíritu… El Espíritu no es monopolio de un movimiento, de un movimiento cristiano, de una jerarquía, ni de un sacerdocio, ni de una congregación religiosa. El Espíritu es libre y busca que los hombres, donde quiera que se encuentren, realicen su vocación de encontrarse con Cristo. El que se hizo carne para salvar toda carne humana. Eso sí, queridos hermanos, y yo sé que a la Catedral llega también gente que hasta ha perdido la fe o no es cristiana: ¡Sean bienvenidos! Y si esta palabra les está diciendo algo, yo los invito a reflexionar en la intimidad de sus conciencias porque, como Cristo, les puedo decir: El Reino de Dios no está lejos de tí, el Reino de Dios está dentro de tu corazón, búscalo y lo encontrarás.

3o. DIOS SE HA HECHO HOMBRE PARA QUE NOS HAGAMOS DIOS
.

Dios se ha hecho hombre y ha asumido esta carne concreta de crímenes, de violencia, de zozobra. Todo eso es la carne, mezcolanza de justicia y de atropello, de inocencia y de pecado. Todo eso lo ha asumido Cristo para redimirnos del pecado y obtener la vida de Dios, para que nos convirtamos y participemos en su vida divina. Cristo sigue hoy encarnándose en nuestra vida diaria, así tenemos los siguientes hechos.

HECHOS DE LA SEMANA.

Yo, desde mi Iglesia, dirijo la mirada al centro de este catolicismo que es el Papa. Y encuentro con alegría, rasgos que vienen a confirmar nuestra Pastoral:

El Santo Padre, escribiendo a las Naciones Unidas, al celebrarse los 30 años de los Derechos Humanos, invoca con tristeza: «Aunque no se puede ignorar que ha habido ya algún progreso. Nos vemos obligados a observar una, aparentemente, creciente divergencia entre las significativas declaraciones de las Naciones Unidas y las a veces generalizadas violaciones de los Derechos Humanos en todas partes de la Sociedad y el mundo». Con su palabra seria, comprueba que hoy gobiernos y muchos Estados donde los Derechos Humanos están siendo pisoteados, y hay muchos abusos de poder. Juan Pablo II se mantiene, también, preocupado por la situación de Nicaragua; con palabra firme, pero respetuosa, le dijo al Embajador de ese país: La libertad que la Iglesia debe tener y el respeto a los Derechos Humanos que las autoridades de un gobierno deben tener para su pueblo. -Exhorta a Chile y Argentina a superar su diferendo. -Con su anuencia, se escogió como tema para el Sínodo Mundial de 1980: «Las tareas de la familia cristiana».

En Santiago de Chile hubo un simposio que se clausuró el 25 de noviembre. Yo tuve una amable invitación del Cardenal de Santiago de Chile. Pero preferí, por la situación de mi país, quedarme siempre con mi pueblo que será el mejor testimonio que mejor se pueda dar. Pero desde allá tiene la bondad de notificarme la asistencia: Cardenal Silva Henríquez, Cardenal Arns de Brasil, y de otras personalidades del mundo diplomático, protestantes, etc. Entre las declaraciones del Simposio, declaran: «…que muchos gobiernos han impuesto sistemas que reativizan el valor de la persona y en que la razón de Estado es pretexto suficiente para ejercitar las más variadas formas de violencia institucionalizada y tortura». Exhortan a los creyentes del mundo entero a unirse en un esfuerzo común de creación y de acción, de modo que impulsados por la fe, busquen valerosamente la verdad y la justicia, y realicen un renovado esfuerzo por recrear la solidaridad de los grupos, pueblos y naciones. Se refieren, bastante detalladamente, al atropello de las libertades, de la justicia, de la vida de muchos países, sobre todo en nuestro continente. -Las relaciones Iglesia-Gobierno están seriamente lastradas por los conflictos del Gobierno con el pueblo. La Iglesia pide concretamente informes sobre 650 desaparecidos. Como siempre, también allá, cuando la Iglesia toca intereses del Gobierno o del capital, se la tilda de comunista.

En nuestra Arquidiócesis, alegrémonos también con los hechos de nuestra casa:

Bodas de oro de haber llegado al país, de las Hermanas Franciscanas. -Bodas de Plata de vida religiosa de las Hnas. Angela Cáceres, Elena de Jesús Cáceres y Josefina Núñez. -Partieron de la Ceiba, religiosa Somascas para iniciar trabajos pastorales en Brasil.

Quiero agradecer el apoyo público que se ha dado a mi persona por parte del Senado Presbiteral, de movimientos populares y del «Eco de Oriente» -semanario de San Miguel-.

También, unas palabras que me han llenado de ánimo. Los Cardenales: Fr. Marty, de París; Brasil Hume, de Inglaterra; Josef Suenes, de Bélgica; en una carta inesperada, por lo grandioso que significa para mí este apoyo. Dicen, entre otras cosas: «Nos recuerda esta lucha por los derechos humanos que cada hombre es una imagen visible del Dios invisible. En realidad en cada hombre o mujer nos tropezamos con el mismo Dios y con su llamado en favor de la justicia y del amor. Las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos son en sí mismas una cruda negación de la fe cristiana en la Encarnación. Nos duele que el testimonio profético de Ud. se vea afrentado con ataques públicos a la Iglesia. Hemos leído con gran tristeza como. por medio de la prensa y otros medios, se lanza una campaña de vilipendio que trata de desprestigiar su liderazgo. Queremos en esta oportunidad asegurarle nuestra solidaridad fraternal». Me alegra, no por ser a mí esta solidaridad, sino por ser en favor de este sentimiento de la encarnación de Dios en nuestra dignidad humana. Me alegra de que todo esto que estamos haciendo, aunque sea mal visto por algunos, por parte de Dios y a la luz de su palabra que hoy hemos reflexionado sea su Encarnación. Veamos de que cosas es capaz el amor de Dios cuando ama esta carne que ya podría merecer todo el desprecio y, sin embargo, nos sigue amando hasta la locura de hacerse niño en la cuna de Belén.

En Potonico, Chalatenango, se robaron las hostias la semana antepasada. El 20 de diciembre a las diez de la mañana, vamos a tener un acto de desagravio, para el cual invito a todos los pueblos vecinos de Potonico.

Quiero felicitar a la Parroquia de Candelaria de Cuscatlán y a su párroco el P. Interiano, por su fiesta patronal de Dulce Nombre de María y por el agrandamiento de su Escuela Parroquial.

Felicito al párroco y a la Parroquia de San Rafael Cedros, que el 16 de diciembre tuvieron su sexta promoción de la Academia San Rafael.

Vida de nuestras comunidades. -Domingo 10: Hubo en San Rafael Cedros una reunión de laicos de todo el Departamento de Cuscatlán. Yo estuve en Potrero Grande, Aguilares. -Lunes 11: Tuve una entrevista con gente que conoció muy a fondo al P. Neto Barrera y ellos expresaban con verdadero agradecimiento y hasta con lágrimas, el cariño para un sacerdote que les enseñó a amarse. Me decían: «Antes éramos muy egoístas, sólo buscábamos lo nuestro; pero él comenzó a decirnos que nos comprendiéramos, que nos ayudáramos». Yo creo que si un árbol se conoce por sus frutos, este fruto está diciendo de la labor sacerdotal del P. Neto. Ratifico, con esta ocasión, la posición de la Carta Pastoral, la cual afianza su apoyo a todo lo justo donde quiera que se encuentre. Así como rechaza todo lo injusto y abusivo donde quiera que se encuentre. -Martes 12: Día de la Virgen de Guadalupe, por lo menos unas 60.000 personas desfilaron peregrinando ante la Morenita del Tepeyac. -Yo celebré en Dulce Nombre de María. Saludé a los nuevos Párrocos, Padres de Maryknoll y a las Oblatas del Sagrado Corazón que trabajan allá: -Por la noche, celebré en la Colonia de Las Delicias, Santa Tecla, y me reuní con un grupo juvenil y P. Aguilar. -Lamento no haber podido asistir a la invitación del P. Eleodoro Orellana, en la Colonia Guadalupe de Soyapango. -Miércoles 13: Día de Santa Lucía, Patrona de Suchitoto, estuve allá. Fue nombrado el Párroco, P. Jorge Venavides. Saludé a la Sociedad de Jesús Nazareno y tuve el gusto de estar con todos los sacerdotes de la Vicaría de Cuscatlán. El P. Moreno estaba enfermo, espero esté mejor. -Un grupo de señores de la Colonia Santa Lucía me llevó el producto de sus reflexiones sobre la Carta Pastoral. -Siento no haber atendido a la invitación de Apastepeque, de otra Diócesis. -Jueves 14: Asistí a la fiesta patronal de la Inmaculada en San Pablo Tacachico, preparada por la parroquia y el P. Jorge Salinas y otros sacerdotes de la Vicaría. Hubo reunión de agentes de Pastoral. -Sábado 16: En la Colonia Santa Lucía un grupo de Primera Comunión y Confirmación, preparado durante un año por el P. Astor. Los padres de familia aceptaron trajes sin ampulosidades. -También en la Iglesia de El Calvario, hubieron Primeras Comuniones y Confirmaciones. Hoy Domingo 17: Está celebrándose en el Colegio Guadalupano una convivencia de comunidades eclesiales de base y movimientos laicales. Habrán unas mil personas y el tema de reflexión es «La Comunidad». -Esta tarde estaremos en Rosario de Mora, donde las hermanas Oblatas al Divino Amor, han preparado Confirmaciones y Primeras Comuniones. -A las 8 de la noche estaré en la Parroquia de San Sebastián, huérfana por el asesinato del P. Neto, va a recibir su nuevo Pastor P. Juan Antonio Gutiérrez.

Una confirmación más consciente. Quiero invitarles a secundar estas iniciativas. Se ha puesto como norma una edad mínima de 8 años, pero los párrocos prepararán grupos de edad mayor para que la reciban con más conciencia. Aquí en Catedral seguiremos confirmando con esas condiciones hasta Semana Santa. De Semana Santa para allá, no habrá más confirmaciones en Catedral. Las confirmaciones se van a organizar en las vicarías y parroquias porque es un sacramento que debe de tener mucho sentido de comunidad y de parroquia. Estos ensayos que hemos hecho en las diversas comunidades me han dicho lo rico que es la confirmación bien preparada en comunión con su párroco y su comunidad. De modo que yo les invito a todos los que tienen niños o jóvenes de confirmar que vayan organizando con sus parroquias y con sus vicarías este sacramento de tanta importancia.

En la página de solidaridad, en «Orientación», quiero invitarles a leer las declaraciones de Francisco Baltazar Campos Mendoza, hoy asilado en la Embajada de México. Son unas declaraciones autorizadas ante abogado, donde narra las horribles torturas de que fue objeto y como se le quiso dinamitar con otros tres torturados. Peor él, por puro milagro, pudo ponerse a salvo al despertar de una inyección misteriosa que le habían puesto mientras los otros quedaron hechos pedazos cuando estalló la dinamita. Es su declaración menciona que en las cárceles habló con Pedro Arístides Pineda, José Victoriano Arévalo Romero, Domingo Chávez Martínez, Jorge Vitelio Martínez y Lil Milagro Ramírez, la cual le contó haber hablado en la Guardia hace mucho tiempo con el Dr. Carlos Madriz quien a su vez vio a Jorge Luis Zelayandía.

Una comisión que ha estudiado la declaración de Campos Mendoza ha sacado estas conclusiones:

1.-Es una prueba más de que existen presos políticos en las cárceles de los cuerpos de seguridad a pesar de que éstos lo nieguen sistemáticamente.

2.-Demuestra de que en nuestro país es ineficaz el recurso de exhibición personal.

3.-Confirma el uso ilegal de crueles torturas durante los interrogatorios realizados por los cuerpos de seguridad.

4.-Revela el ilegal uso de droga durante estos interrogatorios.

5.-Deslegitima las declaraciones extrajudiciales presentadas a los tribunales por los cuerpos de seguridad para acusar a un reo.

6.-Manifiesta lo injusta y arbitraria que es la disposición del Art. 496 del Código Procesal Penal que reconoce como prueba suficiente para decretar detención provisional, la confesión extra-judicial rendida ante los cuerpos de seguridad en presencia de testigos nombrados por éstos.

7.-Desenmascara varias maniobras de los cuerpos de seguridad para hacer desaparecer definitivamente a algunos de sus capturados.

8.-Viene a ser el clamor de un pueblo oprimido y torturado que invita a todos los hombres de buena voluntad a colaborar para que en El Salvador: Cesen las torturas, se derogue la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público, se libere a los desaparecidos y presos políticos, haya verdadera justicia social que fundamente una paz duradera».

Los cuatro secuestrados es una triste noticia que también sitúo en este campo. Los Señores Fritz Schuitema, Ian Massie, Michael Chatterton y Takakasu Susuki, siguen secuestrados. Con las tres empresas y familiares he tenido relaciones personales en mi sincero deseo de ayudar pastoralmente. Y quiero decir, hasta donde llegue esta voz, que las dos condiciones políticas puesta para liberar a los secuestrados son la libertad de cinco reos: Lil Milagro Ramírez Huezo, Manuel Rivera, Juan Gonzalo Parada, Jorge Luis Zelayandía y Sonia Estela Ramírez. Y la segunda condición: La publicación del manifiesto de la FARN en periódicos del país. Estas dos condiciones no dependen de las familias ni de las empresas. La misma comisión para ayudar e interceder en estos secuestros quedó integrada, pidió audiencia al Sr. Presidente y no se le ha concedido. Está dispuesta a poner toda su colaboración en cuanto esté a su alcance; las familias y empresas también están dispuestas a negociar la libertad de estos cuatro señores.

Y, por tanto, en nombre de la Iglesia, yo quiero recordar aquí lo que el Papa mismo dijo en estos días hablando al final de su audiencia de la semana: «…el secuestro es una plaga que provoca mucho sufrimiento y es indigna de los países civilizados. En el nombre de Dios -dijo textualmente- apelo a los responsables para que liberen a las personas que mantienen cautivas por rescate y también deseo recordarles que Dios es el vengador de las acciones de la humanidad». Me alegro de que este pensamiento del Papa apoye lo que yo supliqué en «Orientación», también: Una navidad sin presos políticos ni secuestrados.

Si estas letras llegaren a conocimiento de quienes tienen en su poder a hermanos víctimas del desaparecimiento o del secuestro, sepan que junto con mi solidaridad para con el sufrimiento y el dolor de las víctimas y sus familiares quiero manifestar también a Uds. mi súplica encarecida, inspirada en el amor y la justicia cristiana, de que respeten la vida y la dignidad humana de sus cautivos y no sofoquen el derecho humano que ellos, al igual que ustedes, tienen a la libertad. Recuerden que la misma lucha por el bienestar o las reivindicaciones justas del pueblo que ustedes dicen profesar, pierden su eficacia y su simpatía cuando las empapan y afean otras injusticias y violencias. Celebremos con el esfuerzo de todos una Navidad feliz, una Navidad sin desaparecidos, sin reos políticos, sin secuestrados, una Navidad que congregue a toda la familia sin dolor y sin miedo en el hogar.

El pensamiento que no lleva ya al altar. En esta mañana hemos concretado aquí en nuestra comunidad y en nuestra patria las realidades de la carne que vivimos; toda esta carne, la ha asumido Cristo. Pero llena de alegría la Jerusalén que se libera, mira que ha de brotar de esta tierra la justicia y el amor. Y San Pablo nos exhorta: «Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo. Así sea…

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El Señor viene, preparémosle el camino

Segundo domingo de Adviento.

Homilía del 10 de diciembre de 1978

Lecturas:
Isaías: 40, 1-5. 9-11
II Pedro: 3, 8-14
Marcos: 1, 1-8

Nota: El Dr. Roberto Lara Velado habló, unos minutos antes, en nombre de la Comisión de los Derechos Humanos para El Salvador en el XXX Aniversario de su Declaración Universal. Expresó el agradecimiento y la unión de la Comisión con nuestro Pastor Mons. Oscar A. Romero y con todo el pueblo salvadoreño. También manifestó la disposición de la Comisión de hacer todo el esfuerzo que sea necesario para que en nuestro país se vivan y se respeten los Derechos Humanos, concluyendo: «Ese es nuestro pequeño y humilde grano de arena para cumplir el nobilísimo mensaje de Cristo Nuestro Señor».

Queridos hermanos.

INTROITO Y ORACION DEL DIA.

Ese aplauso de ustedes a la expresión del pueblo auténticamente libre y digno que se ha escuchado en los labios del Dr. Roberto Lara Velado esta mañana, con ocasión de celebrarse hoy un aniversario más de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, constituye el mejor respaldo a nuestra fe en esta Palabra de Dios, desde la cual iluminamos inconveniencias políticas, sociales o económicas, siempre desde la perspectiva auténtica del Dios que creó a los hombres; es el trabajo por esa dignificación que la Iglesia asume como un compromiso sagrado. Yo le agradezco al Dr. Lara Velado haber puesto, en esta mañana, no un granito de arena sino un poderoso respaldo, con su palabra, a esta palabra que quiere seguir siendo fiel en la interpretación del mensaje de Dios.

Y ese mensaje de Dios, que vamos tratando de tomarlo de la sagrada Biblia y del lenguaje que la Iglesia hace su vivencia de plegaria, se llama la Liturgia; en estos domingos preparatorios de la Navidad nos llenan de esperanza y de alegría. El domingo pasado decíamos: Adviento, el Tiempo de la Alegre Esperanza; y hoy la Sagrada Liturgia se inicia con un grito de alegría y de esperanza: ¡Qué salgamos al encuentro! ¡Qué el Señor viene! Y en la plegaria le hemos pedido a Dios que quite todos los obstáculos que puedan estorbar ese encuentro con él.
(Homilía del 10 de diciembre de 1978)
Isaías: 40, 1-5. 9-11
II Pedro: 3, 8-14
Marcos: 1, 1-8

Nota: El Dr. Roberto Lara Velado habló, unos minutos antes, en nombre de la Comisión de los Derechos Humanos para El Salvador en el XXX Aniversario de su Declaración Universal. Expresó el agradecimiento y la unión de la Comisión con nuestro Pastor Mons. Oscar A. Romero y con todo el pueblo salvadoreño. También manifestó la disposición de la Comisión de hacer todo el esfuerzo que sea necesario para que en nuestro país se vivan y se respeten los Derechos Humanos, concluyendo: «Ese es nuestro pequeño y humilde grano de arena para cumplir el nobilísimo mensaje de Cristo Nuestro Señor».

Queridos hermanos.

INTROITO Y ORACION DEL DIA.

Ese aplauso de ustedes a la expresión del pueblo auténticamente libre y digno que se ha escuchado en los labios del Dr. Roberto Lara Velado esta mañana, con ocasión de celebrarse hoy un aniversario más de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, constituye el mejor respaldo a nuestra fe en esta Palabra de Dios, desde la cual iluminamos inconveniencias políticas, sociales o económicas, siempre desde la perspectiva auténtica del Dios que creó a los hombres; es el trabajo por esa dignificación que la Iglesia asume como un compromiso sagrado. Yo le agradezco al Dr. Lara Velado haber puesto, en esta mañana, no un granito de arena sino un poderoso respaldo, con su palabra, a esta palabra que quiere seguir siendo fiel en la interpretación del mensaje de Dios.

Y ese mensaje de Dios, que vamos tratando de tomarlo de la sagrada Biblia y del lenguaje que la Iglesia hace su vivencia de plegaria, se llama la Liturgia; en estos domingos preparatorios de la Navidad nos llenan de esperanza y de alegría. El domingo pasado decíamos: Adviento, el Tiempo de la Alegre Esperanza; y hoy la Sagrada Liturgia se inicia con un grito de alegría y de esperanza: ¡Qué salgamos al encuentro! ¡Qué el Señor viene! Y en la plegaria le hemos pedido a Dios que quite todos los obstáculos que puedan estorbar ese encuentro con él.

EL SEÑOR VIENE, PREPAREMOSLE EL CAMINO

1º. La venida de Dios
2º. Los caminos por donde Dios llega al hombre
3º. Cristo es el camino.

1º. LA VENIDA DE DIOS PARA SALVARNOS

a) Sentido litúrgico de Adviento: La venida de Dios para salvarnos es el sentido litúrgico de la palabra que le da estilo y unidad a esta temporada densa de la preparación navideña bajo el sugestivo nombre de «adventus», el Adviento, la venida, la preparación para un encuentro. ¿Quién no ha tenido en su vida una psicología de adviento? La preparación para recibir al amigo, al hijo, a la esposa, a la mamá que viene de lejos; se le prepara la casa, se le prepara una bienvenida, una fiesta tanto más cordial cuanto más se le ama. Eso indica algo, lo que quiere infundir la Iglesia en este tiempo: Una preparación cariñosa.

b) Sentido teológico: La venida de Dios para salvarnos. Hay un sentido teológico que lo expresa así el Concilio Vaticano II cuando habla de la dignidad del hombre, que nos acaba de recordar el Dr. Lara Velado: «La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando se confía por entero a su Creador». (G.S. 19). «Nos hiciste para tí -dice aquel gran humanista San Agustín-, nos hiciste para tí y nuestro corazón está inquieto hasta descansar en tí». Hay un atractivo mutuo entre el Dios que nos creó para él y los hombres que hemos recibido inteligencia, libertad y muchas capacidades; no para malbaratarlas ni para abusar, sino para encontrar su plenitud en ese objetivo de su naturaleza, en ese principio y fin de su ser.

c) Las tres lecturas revelan este destino del hombre que corresponde al deseo de Dios.

Por eso, las tres lecturas que quieren darle espiritualidad a este domingo y a esta semana de los cristianos, nos hablan precisamente de ese destino del hombre que corresponde al deseo de Dios. Y cuando el corazón del hombre expresa toda la nobleza de lo más íntimo de sus sentimientos, habla; como acaban de escuchar a un hombre del mundo, a un seglar, el ansia de parecerse a Dios. Reclama la dignidad de ser imagen de Dios, y siente el hombre que no está satisfecho mientras no se encuentre con ese Dios que también anhela el encuentro del hombre.

PRIMERA LECTURA

a) Del destierro a la Patria. Corresponde a los finales del destierro de Babilonia. Son aquellos capítulos que se llaman del segundo Isaías. Un profeta anónimo inspirado en las esperanzas de Isaías, ve que ya se acerca el final del castigo de Dios. ¡Ya se levantará este destierro! ¡Ya volveremos a la patria! Y entonces escucha, como un mandato de Dios: «¡Consolad, consolad a mi pueblo dice vuestro Dios! ¡Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen».

b) La epifanía del desierto.

«Una voz grita en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor!». Y se comienza a describir en forma de una procesión, como una epifanía, una manifestación de Dios que va a brillar entre las arideces del desierto el caminar de un pueblo que vuelve del destierro, con la alegría de encontrarse otra vez con su patria. Dicen los beduinos del desierto que cuando el viento produce un ruido extraño que parece un gemido, un gemido humano -como son poetas a lo oriental-, ellos mismos se preguntan y contestan: «¿Oyes hermano cómo gime el viento?… Es el desierto que se lamenta y llora porque quisiera ser pradera». Cuando uno ha conocido un desierto ¡Qué cosa más espantosa! ¡Arenas, polvo, sol, aridez! De veras que la mente del oriental siente el ansia de convertir esas arenas en jardín, en praderas, en bosque. Fue lo que sintió Isaías y quiso expresar en esa transformación de la aridez del desierto en un jardín, la esperanza de un pueblo que retorna de la esclavitud, del castigo de la opresión, a los brazos de la libertad, a la alegría de sentirse pueblo digno, autónomo.

c) Sentido redentor: ya está pagado el pecado.

Toda la primera lectura involucra un sentido redentor. El profeta no calla que todo ésto ha venido por los pecados por las idolatrías, por las injusticias sociales, por los abusos de los reyes en el poder. Y por eso Dios ha castigado a su pueblo, pero dice el profeta: «Ya está Dios satisfecho». No es que Dios se complazca en hacer sufrir a los hombres aunque sean pecadores. Es que Dios quiere hacer sentir al hombre que no puede encontrar en las cosas de la tierra la alegría que él le ha dado, sino que sólo puede llenarlo sólo él. Dios es celoso de llenar el corazón del hombre y por eso hace sentir el vacío cuando los hombres se apartan de él.

SEGUNDA LECTURA

a) La consumación del encuentro No confundir cercanía teológica con cercanía cosmológica.

La segunda carta de San Pedro, también se orienta en este sentido de un encuentro con Dios. Y nos viene a decir San Pedro, como en términos modernos: No confundamos una cercanía teológica con una cercanía cosmológica. Voy a explicarme. Había en tiempo de los apóstoles una preocupación: si la venida de Cristo que había sido prometida para juzgar al mundo iba a ser ya, si la iban a ver ellos; y cuando se morían, muchos de su generación se afligían porque los enemigos se reían: «¡Pobres ilusos, esperando una esperanza que nunca llegará!» Entonces San Pedro escribe para consolidar esa esperanza: «Tengan paciencia, un día ante Dios es como mil años, y mil años es como un día». Para Dios no valen las categorías cronológicas: El tiempo.

b) Lo que interesa a Dios es salvar.

Para Dios lo que vale es una preocupación más honda «Tengan paciencia, porque la paciencia de Dios esperando, es para que sus hijos se conviertan». El lo que quiere es encontrarse con los hombres. Puede que llegue a la hora tardía, cuando ha pasado la vida y en la ancianidad no se recogen más que los frutos podridos de una juventud mal vivida. Todavía, entonces, está esperando Dios con paciencia. Pueda ser en la juventud, y tenemos en esta hora, jóvenes que han encontrado la alegría en su Dios. En fin, para Dios el tiempo es como la comparación de mil años con un día. Para Dios hay algo más profundo: Su obra salvadora, su encuentro con el hombre, sea niño, sea joven, sea viejo; sea en la edad presente, o sea en el futuro. Lo que espera es que toda esta familia creada por él en el mundo, sea para compartir con él la alegría, la felicidad, la vida divina. «Nos hiciste para tí».

c) Destino del hombre y de los pueblos… cielos nuevos y tierra nueva.

Por eso la segunda lectura nos habla de ese destino de los hombres y de los pueblos, caminando hacia una tierra nueva y hacia unos cielos nuevos, para que no nos quedemos de rodillas idolatrando los bienes de esa tierra, que dice que se van a consumir.

d) Lo presente tiene validez relativa

La segunda carta de San Pedro es la que expresa con lenguaje más apocalíptico, la destrucción de los elementos. Tomado, sin duda, de apocalipsis contemporáneas no precisamente cristianas que intuían un fin de las cosas materiales, y hablaban de un cataclismo y de unos incendios del cielo y de los elementos. No es necesario tomarlo al pie de la letra. Lo que nosotros hemos de captar en ese lenguaje oriental, fantástico, de incendios y apocalipsis, es una gran realidad: Lo que existe en el tiempo tiene un valor relativo con el tiempo, se acabará. Sólo los cielos nuevos y la tierra nueva que Dios tiene prometidos, son el verdadero paraíso. Donde se estabilizará para siempre el encuentro de Dios con los hombres. ¡Hacia allá caminamos! Desde aquí, desde la tierra, en un encuentro que ya lo hemos de hacer nuestro, en nuestro propio corazón, en nuestra propia vida, en nuestro propio hogar. ¡Ya debe de ser un Dios que se encuentra!

Queridos hermanos, quien pusiera elocuencia de profeta a mis palabras para sacudir la inercia de todos aquellos que están como de rodillas ante los bienes de la tierra. Aquellos que quisieran que el oro, el dinero, las fincas, el poder, la política, fueran sus dioses inacabables. ¡Todo eso se va a terminar! Sólo quedará la satisfacción de haber sido un hombre en la política o en el dinero, fiel a la voluntad de Dios. Hay que saber manejar, según su voluntad, lo relativo y transitorio de las cosas de la tierra. ¡No absolutizarlas! Sólo hay un absoluto: El que nos está esperando en los cielos que no pasarán y en la tierra que no pasará. «Sólo hay un Dios y no hay otros dioses fuera de mí», decía con celo divino, Dios. Para que no adoraran a nada sobre la tierra, sino que en la tierra y en la eternidad supieran que el hombre había sido hecho para Dios. Y sólo en Dios se encuentra su satisfacción.

Esto quiere ser el mensaje de Adviento: El Señor que viene y el hombre que quiere salir a encontrarlo; la Iglesia que está preparando a su comunidad para la Navidad, para celebrarla no como una fiesta profana de comercio, de vicios, de comilonas, de negocios. Que triste es que la Navidad se haya comercializado y se haya profanado y no hayamos comprendido que la Navidad es este anhelo de Dios por encontrarse con el hombre y del hombre que no estará feliz mientras no se encuentre con Dios.

2º LOS CAMINOS POR DONDE DIOS LLEGA AL HOMBRE

Por eso quiero responder a una segunda pregunta, a un segundo pensamiento. ¿Por qué caminos viene Dios a la historia? ¿Por qué caminos voy a encontrar yo concretamente a ese Dios que viene a salvar? ¿Por qué caminos El Salvador, en esta encrucijada, en este callejón sin salida, va a encontrar la salvación en ese Dios? ¿O es que se van a reír de nosotros como se reían de los cristianos a los que escribió San Pedro? ¡No, hermanos! no es ilusión, Dios viene y sus caminos son bien cercanos a nosotros. Dios salva en la historia, en la vida de cada hombre que es su propia historia, allí sale Dios al encuentro. Que satisfacción saber que no hay que irlo a buscar al desierto, no hay que irlo a buscar a tal o cual punto del mundo. Dios está en tu propio corazón. «El Reino de Dios está en vuestros corazones», decía Cristo. Allí están los caminos de Dios, son los caminos de la historia, son los caminos concretos de nuestra vida nacional, familiar, privada.

a) Reminiscencia de los caminos que se preparaban a dioses y reyes.

Es hermoso como describe hoy el profeta Isaías los caminos de Israel: «¿Por dónde saldrá Dios a nuestro encuentro, nosotros pobres desterrados, humillados, oprimidos por un poder invasor que nos quitó la libertad y nos hizo cautivos?». Quien les hubiera dicho, que precisamente por esos mismos caminos por donde caminaron sus invasores para ir a humillar la Tierra Santa, por allí iban a venir triunfantes, cantando la alegría de volver. «¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!». Jerusalén era la vida del judío, y sin Jerusalén se sentía como muerto. Recuerden aquel hermoso salmo de los ríos de Babilonia: «Nos pedían nuestros opresores que cantaramos un canto a nuestro Dios. ¿Cómo vamos a cantar un canto en tierra ajena? ¡Que se me pegue la lengua al paladar y se me seque la mano si me olvidara de tí, Jerusalén!» ¡Qué sentido patriótico! Yo creo que el sentido patriótico se aviva en el destierro. En el destierro, sobre todo, cuando se vive una esperanza de volver, la patria no se ha perdido. Dios se vale de estas humillaciones para darme más alegría cuando retorne convertido. Nos cuentan las historias de los tiempos de Isaías que cuando iban a llevar la imagen de un Dios, o un emperador, o un rey a visitar una ciudad, le preparaban caminos como también ahora se preparan los caminos para una visita de una persona importante. Y así es como de allí, de esa imagen, toma Isaías cuando dice: «Preparen una calzada para el paso del Señor. Que las llanuras sean terraplenadas. Que se hagan rectos los caminos tortuosos. ¡Se verá la gloria del Señor!». Este pasaje de Isaías, tiene el privilegio de haberle dado a la vida de cada hombre, la comparación del camino.

b) La vida es el camino de cada uno.

Su conducta.

El camino por donde Dios se encuentra con el hombre, es su propia vida y por eso se llama el camino de la vida. Más que todo, la conducta por donde llevo mi vida. Si es una vida mal conducida no va por el encuentro de Dios, si es una conducta conforme a la ley y a la voluntad de Dios me voy encontrando con Dios. El encuentro con Dios con un pueblo, también será lo mismo. Como sea la historia de El Salvador, así será el encuentro de Dios con nuestra patria. Si está mal conducida, si se ha hecho materialista y en ella abunda la injusticia, no son esos los caminos del Señor. «Enderezad los caminos», esta es la voz de Adviento, la voz de los profetas que resuena plena en Juan Bautista, la última flor de los profetas: «Llega el Señor. Preparadle los caminos».

SEGUNDA LECTURA.

El Señor es paciente, no quiere que parezcamos, sino que nos convirtamos.

La Iglesia, cuando San Pedro nos habla en la segunda lectura de hoy, también nos dice que: «…El Señor tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que perezca nadie, sino que todos se conviertan». ¡Estos son los caminos!:

EL EVANGELIO.

El Evangelio es precioso. Yo le suplico que este año en que la lectura básica será San Marcos, sepamos escoger de ese secretario de San Pedro, la expresión más bella del Evangelio. Porque Marcos, como San Pablo, nos dice que el Evangelio no es contarnos la vida de Cristo. El Evangelio es la misma fuerza, la misma presencia divina de Cristo que ha venido al mundo. Por eso se oye solemne ya, en el primer versículo de San Marcos en este domingo: «Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios». Como quien dice: Todo está en conocer a Cristo, no importa las historias, los milagros; lo que importa es descubrir su identidad, Dios que ha venido a la historia de Israel, en ese humilde hijo de la Virgen de Nazaret. Y así se encontrará también en cada vida que se haga cristiana, Cristo se hará encontradizo de cada pueblo y de cada hombre en la medida en que lo sepamos escoger.

a) El Evangelio, síntesis de todo el kerygma.

El Evangelio de San Marcos, resume hoy toda la predicación de San Juan Bautista, de Cristo y de la Iglesia, en una palabra: «¡Preparadle el camino al Señor!».

b) Juan: vida-testimonio…

Vida, camino para el pueblo.

La figura de Juan es un camino, un hombre hecho camino. Eso debería de ser cada cristiano: Un hombre que se hace camino, que se hace luz, que se hace testimonio; que con su integridad, con sus virtudes, como San Juan Bautista, predica no sólo cuando levanta y señala al cordero de Dios, sino con su mismo porte de austeridad, de pobreza, de sinceridad, de sencillez, de valentía, de enfrentamiento, aunque sea el rey que le va a quitar la cabeza: «No te es lícito». Y grita la denuncia aunque cueste la vida. Juan Bautista es el modelo del camino. Sólo esos hombres son el faro que señalan caminos. Sólo esos hombres pueden decir con la grandeza que tienen y que el pueblo los sigue. Y sin embargo, dicen: «Detrás de mi viene otro más poderoso que yo. Yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo no hago más que señalar al que salva el mundo. Yo no soy salvador».

El cristiano tiene que ser tan transparente como Juan Bautista para señalar que existe un poder que salva al mundo: ¡Dios que se hizo hombre, Jesucristo! Y como Juan Pablo II, en la solemnidad de su inauguración pontificia en plena Plaza de San Pedro y frente al mundo, grita el mismo grito de Juan: «Abranle las puertas a Cristo, no tengan miedo. Y lo digo a todos los campos: Los de la política, los de la economía, los de los hombres del mundo; no le tengan miedo. Sólo él tiene palabras. Si, sólo el tiene palabras de vida eterna». Esta es la misión de la Iglesia, por eso cada uno de nosotros, que somos Iglesia, si de verdad queremos hacer honor a este pueblo de Dios que nos integró por el bautismo, tenemos que hacernos lo más transparentes posibles a la presencia de Cristo, salvador de los hombres en el mundo; y no creer en otras salvaciones, sino predicar al único Salvador; y no confundir esta liberación integral de Cristo, con otras liberaciones parciales de la tierra. Estos son los caminos.

3º CRISTO ES EL CAMINO Y EL ENCUENTRO DE DIOS CON LOS HOMBRES.

Mi tercer pensamiento es Cristo. Es el gran camino y el encuentro con Dios. Pero antes de terminar con este pensamiento. Yo quiero detenerme aquí, porque si ésto: Nuestras vidas, la historia de nuestro pueblo son los caminos concretos por donde Dios está saliendo hoy en 1978, a salvar a los salvadoreños, es necesario conocer estos caminos. Por eso es mi preocupación de que esta predicación del Evangelio no se desencarne, que la predicación de este domingo ilumine las realidades de nuestra semana. Esto que hago Yo aquí, desde una perspectiva bien incompleta, porque nuestra historia es mucho más compleja y cada familia, y cada uno de nosotros como individuos tiene su propia historia, no es más que poner un ejemplo de cómo tenemos que hacer un esfuerzo por meditar la Palabra de Dios: Iluminando la realidad de nuestra historia, de nuestra vida. Cada uno, cada familia, tiene que iluminar la historia de su propio hogar, de su propia conciencia en la luz del Evangelio que es la única que ilumina y salva.

HECHOS DE LA SEMANA

En esta semana recojo reverente y agradecido la palabra y el magisterio del Papa.

Y fíjense como el Papa también se preocupa de las realidades concretas que está viviendo la semana. Pidió a las Naciones Unidas que ayudaran a los fugitivos de Viet Nam. Denunció que son muy pocos los países que quieren recibir a esos pobres prófugos. Pidió para que unos secuestradores italianos liberaran a una señora que estaba 55 días bajo su poder. Habló de Nicaragua concretamente: Reclamó la libertad de los hombres y del pueblo: Señaló la religiosidad y la fe y la esperanza de los nicaragüenses; y los invitaba a perseverar fieles a esa inspiración cristiana y a no desfallecer. Envió al Cardenal Berttolli para que mediara en la crisis del Líbano. Miren como el Papa vive las realidades de la tierra. ¡Si es Pastor que camina iluminando como Moisés en el desierto, las realidades de un pueblo que tiene sed, que tiene hambre, que murmura, que se puede perder!

EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS

Quiero felicitar al grupo de sacerdotes de esta Arquidiócesis que celebraron esta semana sus ejercicios espirituales. Miren como los sacerdotes buscamos realizar nuestra identidad, porque sabemos que cuando más difícil es el mundo en que tenemos que realizar este sacerdocio, y más propenso es ese mundo para calumniarnos y desfigurarnos, tenemos que ser más fieles a esta identidad sacerdotal.

En este ambiente sacerdotal, Yo tengo pena de referirme a una cosa que hubiera querido que quedara privada, pero como se ha echado al público y con cierta malicia, tengo que aclararlo también en público.

En la Prensa Gráfica ha salido varias veces con una pregunta y una sospecha: De por que fue privado de su cargo de Vicario General, Mons. Revelo. Era una nota privada que debía entregársele a él privadamente. ¿Cómo ha aparecido en público? No la ha mandado la Curia Diocesana. Y ha salido la mala interpretación de que entre el Señor Obispo Auxiliar y Yo no hay un entendimiento de carácter político; como si él no quisiera seguir mi línea «dura», como dice textualmente el periódico. Eso es falso. Ustedes saben que respeto la opinión de cualquiera, con tal de estar en comunión con la Iglesia. ¿Qué ha pasado entonces? Solamente el cumplimiento de estos cánones de la Ley de la Iglesia. La Ley o Canon 366 dice: «Es nombrado el Vicario General libremente por el Obispo, que puede también removerlo cuando le parezca». Y el Canon 369 manda: «Que el Obispo Auxiliar debe dar cuenta al Obispo de los principales actos de la Curia, e informarle de las medidas que se hubieran adoptado o convenga tomar para mantener la disciplina en el Clero y en el pueblo. Guárdese -manda el Canon al Vicario General- de hacer uso de sus poderes contra la mente y la voluntad de su Obispo». Quienes conocieron el episodio del cambio de estatutos de Cáritas de El Salvador, pueden tener la explicación suficiente. Un abuso de poder que no se toleraría en ningún ministro, en ningún vicepresidente de la República, es lo que ha motivado, en último término, esta destitución. Por lo demás, seguimos en comunión y él seguirá trabajando como Obispo Auxiliar, que ésto depende directamente de la Santa Sede.

A propósito del problema de Cáritas de El Salvador, les aviso también, que se ha elevado una denuncia jurídica ante el Ministerio del Interior, porque todos los juristas están de acuerdo en la ilegalidad con que se atropelló la autoridad del Arzobispo, que es el único que puede autorizar el cambio de estatutos. Y se cambiaron a espaldas de él.

Acerca de este caso del P. Ernesto Barrera.

Yo también quiero hacer unas aclaraciones, ya que las publicaciones de estos últimos días no dieron cabida a los comunicados de la Secretaría del Arzobispado y sí se prestaron con todo lujo de detalles y de escándalo a hacer eco de unas publicaciones de las FPL. Acerca de ésto podemos decir que:

1º) Esperamos la comprobación de que sean comunicados auténticos de las FPL.

2º) Pero aún cuando fueren auténticos, quiero declarar que acerca de la supuesta militancia política del P. Ernesto Barrera como perteneciente, según quieren decirlo, a las FPL ratifico lo mismo que dije el domingo pasado: No he recibido directamente ninguna información al respecto y sólo conozco el caso por lo que se ha publicado en los periódicos.

3º) No me consta tampoco de la veracidad ni autenticidad de tal información, pero con ocasión de esta difusión de tal noticia, quiero aprovechar para ratificar la posición de la Iglesia en la Arquidiócesis, que creo está bien definida en mi Carta Pastoral de la Iglesia y las organizaciones políticas populares, y que puede resumirse en estos pensamientos: «-Que en cualquier labor pastoral que les pidan a los sacerdotes las personas, los partidos, o las organizaciones, los sacerdotes deben tener siempre como primer objetivo ser animadores y orientadores en la fe y en la justicia que la fe exige, según los grandes principios cristianos. -Le corresponde- al sacerdote principalmente- mantener viva la norma evangélica de pensamiento y acción. Recordar como Jesús el amor del Padre a los hombres y urgir el seguimiento de Jesús hacia la implantación del Reino de Dios entre los hombres. -Si en un caso excepcional, a un sacerdote concreto se le pidiere una mayor colaboración en los mecanismos concretos del quehacer político, además de considerarlo como caso excepcional porque actuaría en un papel supletorio, que no le corresponde como algo normal a la vocación y ministerio sacerdotal, tocaría al Obispo en diálogo sincero con ese sacerdote, a la luz de la fe, hacer un discernimiento cristiano sobre el valor apostólico de dicho trabajo.

4º) Que todas las veces que yo dialogué con el P. Ernesto Barrera, hablamos sobre la importancia y los retos que se le presentaban para ser animador en la fe y en la justicia que la fe exige dentro de una pastoral obrera, pero que nunca me comunicó que él estuviera, como en un caso excepcional, prestando una mayor colaboración en mecanismos concretos del quehacer político. Ni que para ello se hubiera incorporado a las FPL ¡No me consta! No hubo nunca una información sobre ésto.

5º) Pero si fuera verdad que pertenecía a esta Organización, lo hizo sin que lo supiera el Arzobispo. Y ésto quede como un aviso para todos los agentes de pastoral; de que la línea del Arzobispado está clara y definida y no se cambiará.

Sí quisiera decir algo más sobre lo inoportuno que resultan a veces estas apropiaciones de ciertos grupos.

Por eso dije que fueron inoportunas las porras cuando en el entierro de Neto Barrera gritaban los del Bloque reclamando venganza. Es una palabra ajena al lenguaje de la Iglesia. Ahora también que las FPL quieren adjudicarse la pertenencia de Neto Barrera:

A este propósito la emisora Y.S.A.X. comentó: «…la orientación Pastoral es clara… Hacen un flaco servicio a la Iglesia, al Arzobispo y a la causa de los pobres, tal como ésta es definida por su Arzobispo, los posibles sacerdotes que estén relacionados orgánicamente con grupos como las FPL, ERP, FARN, o cualquier otro. Y las FPL hacen un flaco servicio a la Iglesia, cuando se vanaglorían de que un sacerdote pertenece a sus filas. Pero por lo menos dejan en claro que ellos no miran por la Iglesia, que les tiene sin cuidado la forma cuidadosa como la Iglesia predica en El Salvador el Reino de Dios; que les tiene sin cuidado el daño que puedan causar a la Iglesia, porque cualquier observador agudo de la situación se dará cuenta de que si alguien quiere hacer daño al Arzobispo en este momento, el mejor modo de hacerlo es decir que el P. Barrera pertenecía a las FPL. Tan es así que queda abierta la sospecha de si el comunicado no es falso, de si el comunicado está hecho por las FPL o por agentes de extrema derecha que quieren dañar al Arzobispo. Pero este mismo daño se convierte en bien. Debe quedar claro, después de ésto, no sólo que el Arzobispo no está con las FPL sino que las FPL no están de ningún modo con el Arzobispo. Si lo estuvieran, hubieran buscado proteger la imagen, respetando su buena intención».

Tampoco quisiera que se dijera que es ingenuidad del Arzobispo, de que sacerdotes como el P. Barrera estuvieran a sus espaldas haciendo este papel. La Iglesia, téngalo muy en cuenta, no tiene sistema de vigilancia interna como lo tiene la Fuerza Armada, cometen toda suerte de fechorías, pensamos, que sin saberlo las autoridades. Hoy mismo los periódicos nos hablan de un Mayor perteneciente nada menos que al Estado Mayor, sorprendido en un atraco a mano armada para robar ¢25.000.00 colones…

Pero quiero que quede también claro que, lo que Yo he visto y en lo que he acompañado al P. Neto Barrera, mucho más en la hora de su muerte, y en que la comunidad lo acompaña en su dolor junto a su familia, es debido a que habían muchas cosas buenas en él. Muchos conocían cosas sacerdotales muy buenas del P. Neto. Las pruebas abundan… y precisamente, su ejercicio frecuente del sacerdocio ministerial, quitaba toda sospecha de cualquier compromiso prohibido por el Arzobispo. Y recuerdo que en una de sus últimas intervenciones, pedía solidaridad con el Arzobispo y ésto es lo que pone en duda la autenticidad del comunicado que no se puede aceptar como definitivo hasta que sea absolutamente comprobado. Quiero recordarles que la Comisión de Investigación no ha terminado su trabajo y que irá dando el resultado de sus comprobaciones. Tengan paciencia como nos ha dicho hoy San Pedro, «porque mil años de Dios son como un día para nosotros». Las impaciencias de los que quieren calumniar, deben de ceder ante la paciencia de la verdad que se va abriendo paso con más majestad que sus turbulencias del odio y de la inquina.

De parte de la Colonia Amatepec quiero invitar a los jóvenes.

Para que hoy acudan a la convivencia o encuentro juvenil que se está celebrando desde las ocho de la mañana en el Colegio Cristóbal Colón de la Colonia Centro América. Allá los espera el P. Luis Burguet. El mismo padre, encargado de Amatepec, avisa que la bendición de la Iglesia y las confirmaciones que se habían preparado para el próximo domingo, se trasladarán al domingo 24, cuando tendré también la felicidad de estar con esta comunidad.

Quiero avisar que la Comisión de Laicos ha preparado para el próximo domingo 17, una concentración de comunidades eclesiales de base y movimientos laicales bajo el tema de estudio «La Comunidad». Tendrá lugar en el colegio Guadalupano. Allá invitamos a todos los católicos que pertenezcan a comunidades eclesiales de base, para tomar nueva conciencia de este modo de pastoral de pequeños grupos, donde se profundiza mejor el sentido bíblico de nuestra fe.

El 8 de diciembre día de la Inmaculada Concepción, varias comunidades celebraban a la Virgen, como los 25 años de vida religiosa de las Oblatas del Sagrado Corazón; Sor Angela María Cáceres, en Dulce Nombre de María. Como las Hermanas del Buen Pastor que también homenajearon a la Virgen con mucho entusiasmo. Y en la Comunidad de Cojutepeque, donde hay una reliquia histórica de gran valor. Allí se venera la imagen de la Purísima Concepción que fue coronada con motivo de la definición dogmática en 1854.

Se acerca también otra fiesta de la Virgen muy evocadora, la de la Virgen de Guadalupe.

Desde ahora saludamos a la Comunidad de la Ceiba y a todas las parroquias que veneran a la Virgen Morena, lo mismo que a todas las personas que llevan el nombre de la Virgen.

Vida de las Comunidades:

Nos referimos con alegría pastoral, a las diversas comunidades que hemos visitado.

Jueves 7 de diciembre: Fui a Tonacatepeque en su fiesta patronal, el día de San Nicolás. He visitado la Comunidad de Plan del Pino, para consolar a una viuda, a unos huérfanos a la parroquia.

Viernes 8 de diciembre: En La Libertad tuve el gusto de ver una comunidad muy viva, donde los padres norteamericanos de Cleveland, las religiosas también norteamericanas de Maryknoll, las vicentinas y Ursulinas están trabajando una comunidad muy viviente. Se creaba precisamente esa mañana de la Inmaculada, el Consejo Pastoral de la Parroquia.

En la tarde del 8 de diciembre, tuvimos una convivencia ecuménica con hermanos bautistas adonde acudió el Hermano Charles Harper del Consejo Mundial de Iglesias. Traía tanto del Consejo Mundial de Iglesias como del Simposio de Derechos Humanos que se celebró en Chile, un saludo y una admiración para la comunidad de la Arquidiócesis que se hace sentir allá. ¡Gracias a Dios!, por su testimonio evangélico.

Sábado 9 de diciembre: Principalmente quiero mencionar hoy, la parroquia de San Sebastián en Ciudad Delgado, donde se ha celebrado un novenario muy piadoso, en sufragio por el eterno descanso del P. Ernesto Barrera.

Domingo 10 de diciembre: Esta tarde a las 4, estaremos celebrando la fiesta patronal de Potrero Grande, en Aguilares.

En el Cantón La Junta en Comalapa, Parroquia de Nueva Concepción de Chalatenango, lamentan otro robo sacrílego: Las hostias y los vasos sagrados.

Hemos tenido visitas muy importantes:

Como fue la del domingo pasado: De los parlamentarios ingleses que entregaron la nominación de mi persona como candidato al Premio Nóbel de la Paz, junto con 118 firmas. Yo les agradecí en nombre de todo el pueblo con quien comparto este honor de la postulación para un honor tan grande… Uno de los parlamentarios -lo digo no por vanidad, porque como he repetido, mi persona queda muy al lado de este honor que es para ustedes-, me dijo: «Ahora que he conocido la realidad en que ustedes viven, no sólo una vez sino dos veces pediría el Premio Nóbel para usted»… Mostraron su preocupación sobre la violación de los Derechos Humanos en el país. Creo que llevan bastante información al respecto. También analizaron el secuestro de estos últimos días, principalmente de los ingleses.

Tuve el honor de recibir la visita del Señor Reymond Chevaley Delegado Regional del Comité de la Cruz Roja para Centro América, quien está con toda su buena voluntad al servicio de nuestras dificultades, así como ha estado trabajando en Nicaragua. Hablamos también de los secuestros y vimos qué se podía hacer.

Quiero mencionar, y dejarlo para último no quiere decir último lugar sino gran preocupación, los secuestros: un holandés, el Sr Fritz Schuitema, secuestrado desde el 24 de noviembre por las FARN; dos ingleses, Sres. Ian Massie y Michael Chatterton, secuestrados el 30 de noviembre, también por las FARN; y últimamente un japonés, el Sr. Takakasu Suzuki, secuestrado el 7 de diciembre, aún no se sabe por quien. Quiero expresar con ellos, con sus familias, mi solidaridad más cordial y mi disponibilidad a ayudar en lo que esté al alcance de mi Ministerio Pastoral. Y si esta voz está llegando hasta el lugar del secuestro, Yo quisiera hacer oir la súplica de toda una Iglesia, para decirles a quienes quieren componer las situaciones del mundo con violaciones a los derechos: De la libertad o de la vida, que no es el camino, que hemos proclamado que apoyamos todo lo justo de las reivindicaciones del pueblo pero que no podemos apoyar de ningún modo, los atropellos a la dignidad humana. Y suplicamos, por tanto, que hagan lo posible de ponerlos en libertad para que esos hogares no se vean privados de la alegría de esos seres queridos en la Navidad. Yo quisiera hacer llegar un grito a todo El Salvador que dijera:

NAVIDAD SIN PRESOS POLITICOS Y SIN SECUESTRADOS…

Finalmente, la voz de los pobres siempre encuentra eco cuando se oye. Un campesino del caserío de Pinar de Metapán, me pedía a la entrada de la Iglesia, que pidiera a ustedes una oración por su esposa muerta el 24 de octubre, Esther Martínez. El con su familia están aquí, y quiero decirle, hermano, que todo los dolores, sobre todo de los que sufren y pobres, encuentran eco en el corazón de la Iglesia. Y con mucho gusto estamos orando por su esposa.

PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR.

Y terminamos nuestra homilía invitándoles a pasar espiritualmente al altar, donde mi tercer pensamiento es ya una realidad como San Marcos en su Evangelio, que no pretende tanto contarnos una vida de Cristo, sino decirles: «Aquí está con nosotros el Dios que se hizo hombre». Y es el único Evangelio que comienza con esa frase tan sublime: «Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios». Cuando vino Cristo, Hijo de Dios, los hombres sintieron que todos los caminos de su vida y de su historia se encontraban con el Gran Camino: «Yo soy el camino, nadie viene al Padre sino por mí». Allí está la salvación en Cristo Jesús. Las tres lecturas nos hablan de ese Cristo anunciado por Isaías como un ser salvador en medio de las catástrofes de los pueblos; y la segunda lectura anunciándolo como en su venida cercana, esperando la conversión de los hombres. Y en la teología profunda del evangelio de San Marcos, Cristo mismo está presente entre nosotros. Hagámonos encontradizos, hermanos, porque no está lejos. Cristo vive en su pueblo, Dios salva en su historia la zona donde Dios se encuentra con cada hombre es Cristo. Encontrarse con Cristo es encontrarse con Dios. Poner en Cristo la esperanza de la patria y de la situación es decir Dios viene a salvarnos!». Así sea…

1º. La venida de Dios
2º. Los caminos por donde Dios llega al hombre
3º. Cristo es el camino.

1º. LA VENIDA DE DIOS PARA SALVARNOS

a) Sentido litúrgico de Adviento: La venida de Dios para salvarnos es el sentido litúrgico de la palabra que le da estilo y unidad a esta temporada densa de la preparación navideña bajo el sugestivo nombre de «adventus», el Adviento, la venida, la preparación para un encuentro. ¿Quién no ha tenido en su vida una psicología de adviento? La preparación para recibir al amigo, al hijo, a la esposa, a la mamá que viene de lejos; se le prepara la casa, se le prepara una bienvenida, una fiesta tanto más cordial cuanto más se le ama. Eso indica algo, lo que quiere infundir la Iglesia en este tiempo: Una preparación cariñosa.

b) Sentido teológico: La venida de Dios para salvarnos. Hay un sentido teológico que lo expresa así el Concilio Vaticano II cuando habla de la dignidad del hombre, que nos acaba de recordar el Dr. Lara Velado: «La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando se confía por entero a su Creador». (G.S. 19). «Nos hiciste para tí -dice aquel gran humanista San Agustín-, nos hiciste para tí y nuestro corazón está inquieto hasta descansar en tí». Hay un atractivo mutuo entre el Dios que nos creó para él y los hombres que hemos recibido inteligencia, libertad y muchas capacidades; no para malbaratarlas ni para abusar, sino para encontrar su plenitud en ese objetivo de su naturaleza, en ese principio y fin de su ser.

c) Las tres lecturas revelan este destino del hombre que corresponde al deseo de Dios.

Por eso, las tres lecturas que quieren darle espiritualidad a este domingo y a esta semana de los cristianos, nos hablan precisamente de ese destino del hombre que corresponde al deseo de Dios. Y cuando el corazón del hombre expresa toda la nobleza de lo más íntimo de sus sentimientos, habla; como acaban de escuchar a un hombre del mundo, a un seglar, el ansia de parecerse a Dios. Reclama la dignidad de ser imagen de Dios, y siente el hombre que no está satisfecho mientras no se encuentre con ese Dios que también anhela el encuentro del hombre.

PRIMERA LECTURA

a) Del destierro a la Patria. Corresponde a los finales del destierro de Babilonia. Son aquellos capítulos que se llaman del segundo Isaías. Un profeta anónimo inspirado en las esperanzas de Isaías, ve que ya se acerca el final del castigo de Dios. ¡Ya se levantará este destierro! ¡Ya volveremos a la patria! Y entonces escucha, como un mandato de Dios: «¡Consolad, consolad a mi pueblo dice vuestro Dios! ¡Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen».

b) La epifanía del desierto.

«Una voz grita en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor!». Y se comienza a describir en forma de una procesión, como una epifanía, una manifestación de Dios que va a brillar entre las arideces del desierto el caminar de un pueblo que vuelve del destierro, con la alegría de encontrarse otra vez con su patria. Dicen los beduinos del desierto que cuando el viento produce un ruido extraño que parece un gemido, un gemido humano -como son poetas a lo oriental-, ellos mismos se preguntan y contestan: «¿Oyes hermano cómo gime el viento?… Es el desierto que se lamenta y llora porque quisiera ser pradera». Cuando uno ha conocido un desierto ¡Qué cosa más espantosa! ¡Arenas, polvo, sol, aridez! De veras que la mente del oriental siente el ansia de convertir esas arenas en jardín, en praderas, en bosque. Fue lo que sintió Isaías y quiso expresar en esa transformación de la aridez del desierto en un jardín, la esperanza de un pueblo que retorna de la esclavitud, del castigo de la opresión, a los brazos de la libertad, a la alegría de sentirse pueblo digno, autónomo.

c) Sentido redentor: ya está pagado el pecado.

Toda la primera lectura involucra un sentido redentor. El profeta no calla que todo ésto ha venido por los pecados por las idolatrías, por las injusticias sociales, por los abusos de los reyes en el poder. Y por eso Dios ha castigado a su pueblo, pero dice el profeta: «Ya está Dios satisfecho». No es que Dios se complazca en hacer sufrir a los hombres aunque sean pecadores. Es que Dios quiere hacer sentir al hombre que no puede encontrar en las cosas de la tierra la alegría que él le ha dado, sino que sólo puede llenarlo sólo él. Dios es celoso de llenar el corazón del hombre y por eso hace sentir el vacío cuando los hombres se apartan de él.

SEGUNDA LECTURA

a) La consumación del encuentro No confundir cercanía teológica con cercanía cosmológica.

La segunda carta de San Pedro, también se orienta en este sentido de un encuentro con Dios. Y nos viene a decir San Pedro, como en términos modernos: No confundamos una cercanía teológica con una cercanía cosmológica. Voy a explicarme. Había en tiempo de los apóstoles una preocupación: si la venida de Cristo que había sido prometida para juzgar al mundo iba a ser ya, si la iban a ver ellos; y cuando se morían, muchos de su generación se afligían porque los enemigos se reían: «¡Pobres ilusos, esperando una esperanza que nunca llegará!» Entonces San Pedro escribe para consolidar esa esperanza: «Tengan paciencia, un día ante Dios es como mil años, y mil años es como un día». Para Dios no valen las categorías cronológicas: El tiempo.

b) Lo que interesa a Dios es salvar.

Para Dios lo que vale es una preocupación más honda «Tengan paciencia, porque la paciencia de Dios esperando, es para que sus hijos se conviertan». El lo que quiere es encontrarse con los hombres. Puede que llegue a la hora tardía, cuando ha pasado la vida y en la ancianidad no se recogen más que los frutos podridos de una juventud mal vivida. Todavía, entonces, está esperando Dios con paciencia. Pueda ser en la juventud, y tenemos en esta hora, jóvenes que han encontrado la alegría en su Dios. En fin, para Dios el tiempo es como la comparación de mil años con un día. Para Dios hay algo más profundo: Su obra salvadora, su encuentro con el hombre, sea niño, sea joven, sea viejo; sea en la edad presente, o sea en el futuro. Lo que espera es que toda esta familia creada por él en el mundo, sea para compartir con él la alegría, la felicidad, la vida divina. «Nos hiciste para tí».

c) Destino del hombre y de los pueblos… cielos nuevos y tierra nueva.

Por eso la segunda lectura nos habla de ese destino de los hombres y de los pueblos, caminando hacia una tierra nueva y hacia unos cielos nuevos, para que no nos quedemos de rodillas idolatrando los bienes de esa tierra, que dice que se van a consumir.

d) Lo presente tiene validez relativa

La segunda carta de San Pedro es la que expresa con lenguaje más apocalíptico, la destrucción de los elementos. Tomado, sin duda, de apocalipsis contemporáneas no precisamente cristianas que intuían un fin de las cosas materiales, y hablaban de un cataclismo y de unos incendios del cielo y de los elementos. No es necesario tomarlo al pie de la letra. Lo que nosotros hemos de captar en ese lenguaje oriental, fantástico, de incendios y apocalipsis, es una gran realidad: Lo que existe en el tiempo tiene un valor relativo con el tiempo, se acabará. Sólo los cielos nuevos y la tierra nueva que Dios tiene prometidos, son el verdadero paraíso. Donde se estabilizará para siempre el encuentro de Dios con los hombres. ¡Hacia allá caminamos! Desde aquí, desde la tierra, en un encuentro que ya lo hemos de hacer nuestro, en nuestro propio corazón, en nuestra propia vida, en nuestro propio hogar. ¡Ya debe de ser un Dios que se encuentra!

Queridos hermanos, quien pusiera elocuencia de profeta a mis palabras para sacudir la inercia de todos aquellos que están como de rodillas ante los bienes de la tierra. Aquellos que quisieran que el oro, el dinero, las fincas, el poder, la política, fueran sus dioses inacabables. ¡Todo eso se va a terminar! Sólo quedará la satisfacción de haber sido un hombre en la política o en el dinero, fiel a la voluntad de Dios. Hay que saber manejar, según su voluntad, lo relativo y transitorio de las cosas de la tierra. ¡No absolutizarlas! Sólo hay un absoluto: El que nos está esperando en los cielos que no pasarán y en la tierra que no pasará. «Sólo hay un Dios y no hay otros dioses fuera de mí», decía con celo divino, Dios. Para que no adoraran a nada sobre la tierra, sino que en la tierra y en la eternidad supieran que el hombre había sido hecho para Dios. Y sólo en Dios se encuentra su satisfacción.

Esto quiere ser el mensaje de Adviento: El Señor que viene y el hombre que quiere salir a encontrarlo; la Iglesia que está preparando a su comunidad para la Navidad, para celebrarla no como una fiesta profana de comercio, de vicios, de comilonas, de negocios. Que triste es que la Navidad se haya comercializado y se haya profanado y no hayamos comprendido que la Navidad es este anhelo de Dios por encontrarse con el hombre y del hombre que no estará feliz mientras no se encuentre con Dios.

2º LOS CAMINOS POR DONDE DIOS LLEGA AL HOMBRE

Por eso quiero responder a una segunda pregunta, a un segundo pensamiento. ¿Por qué caminos viene Dios a la historia? ¿Por qué caminos voy a encontrar yo concretamente a ese Dios que viene a salvar? ¿Por qué caminos El Salvador, en esta encrucijada, en este callejón sin salida, va a encontrar la salvación en ese Dios? ¿O es que se van a reír de nosotros como se reían de los cristianos a los que escribió San Pedro? ¡No, hermanos! no es ilusión, Dios viene y sus caminos son bien cercanos a nosotros. Dios salva en la historia, en la vida de cada hombre que es su propia historia, allí sale Dios al encuentro. Que satisfacción saber que no hay que irlo a buscar al desierto, no hay que irlo a buscar a tal o cual punto del mundo. Dios está en tu propio corazón. «El Reino de Dios está en vuestros corazones», decía Cristo. Allí están los caminos de Dios, son los caminos de la historia, son los caminos concretos de nuestra vida nacional, familiar, privada.

a) Reminiscencia de los caminos que se preparaban a dioses y reyes.

Es hermoso como describe hoy el profeta Isaías los caminos de Israel: «¿Por dónde saldrá Dios a nuestro encuentro, nosotros pobres desterrados, humillados, oprimidos por un poder invasor que nos quitó la libertad y nos hizo cautivos?». Quien les hubiera dicho, que precisamente por esos mismos caminos por donde caminaron sus invasores para ir a humillar la Tierra Santa, por allí iban a venir triunfantes, cantando la alegría de volver. «¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!». Jerusalén era la vida del judío, y sin Jerusalén se sentía como muerto. Recuerden aquel hermoso salmo de los ríos de Babilonia: «Nos pedían nuestros opresores que cantaramos un canto a nuestro Dios. ¿Cómo vamos a cantar un canto en tierra ajena? ¡Que se me pegue la lengua al paladar y se me seque la mano si me olvidara de tí, Jerusalén!» ¡Qué sentido patriótico! Yo creo que el sentido patriótico se aviva en el destierro. En el destierro, sobre todo, cuando se vive una esperanza de volver, la patria no se ha perdido. Dios se vale de estas humillaciones para darme más alegría cuando retorne convertido. Nos cuentan las historias de los tiempos de Isaías que cuando iban a llevar la imagen de un Dios, o un emperador, o un rey a visitar una ciudad, le preparaban caminos como también ahora se preparan los caminos para una visita de una persona importante. Y así es como de allí, de esa imagen, toma Isaías cuando dice: «Preparen una calzada para el paso del Señor. Que las llanuras sean terraplenadas. Que se hagan rectos los caminos tortuosos. ¡Se verá la gloria del Señor!». Este pasaje de Isaías, tiene el privilegio de haberle dado a la vida de cada hombre, la comparación del camino.

b) La vida es el camino de cada uno.

Su conducta.

El camino por donde Dios se encuentra con el hombre, es su propia vida y por eso se llama el camino de la vida. Más que todo, la conducta por donde llevo mi vida. Si es una vida mal conducida no va por el encuentro de Dios, si es una conducta conforme a la ley y a la voluntad de Dios me voy encontrando con Dios. El encuentro con Dios con un pueblo, también será lo mismo. Como sea la historia de El Salvador, así será el encuentro de Dios con nuestra patria. Si está mal conducida, si se ha hecho materialista y en ella abunda la injusticia, no son esos los caminos del Señor. «Enderezad los caminos», esta es la voz de Adviento, la voz de los profetas que resuena plena en Juan Bautista, la última flor de los profetas: «Llega el Señor. Preparadle los caminos».

SEGUNDA LECTURA.

El Señor es paciente, no quiere que parezcamos, sino que nos convirtamos.

La Iglesia, cuando San Pedro nos habla en la segunda lectura de hoy, también nos dice que: «…El Señor tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que perezca nadie, sino que todos se conviertan». ¡Estos son los caminos!:

EL EVANGELIO
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El Evangelio es precioso. Yo le suplico que este año en que la lectura básica será San Marcos, sepamos escoger de ese secretario de San Pedro, la expresión más bella del Evangelio. Porque Marcos, como San Pablo, nos dice que el Evangelio no es contarnos la vida de Cristo. El Evangelio es la misma fuerza, la misma presencia divina de Cristo que ha venido al mundo. Por eso se oye solemne ya, en el primer versículo de San Marcos en este domingo: «Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios». Como quien dice: Todo está en conocer a Cristo, no importa las historias, los milagros; lo que importa es descubrir su identidad, Dios que ha venido a la historia de Israel, en ese humilde hijo de la Virgen de Nazaret. Y así se encontrará también en cada vida que se haga cristiana, Cristo se hará encontradizo de cada pueblo y de cada hombre en la medida en que lo sepamos escoger.

a) El Evangelio, síntesis de todo el kerygma.

El Evangelio de San Marcos, resume hoy toda la predicación de San Juan Bautista, de Cristo y de la Iglesia, en una palabra: «¡Preparadle el camino al Señor!».

b) Juan: vida-testimonio…

Vida, camino para el pueblo.

La figura de Juan es un camino, un hombre hecho camino. Eso debería de ser cada cristiano: Un hombre que se hace camino, que se hace luz, que se hace testimonio; que con su integridad, con sus virtudes, como San Juan Bautista, predica no sólo cuando levanta y señala al cordero de Dios, sino con su mismo porte de austeridad, de pobreza, de sinceridad, de sencillez, de valentía, de enfrentamiento, aunque sea el rey que le va a quitar la cabeza: «No te es lícito». Y grita la denuncia aunque cueste la vida. Juan Bautista es el modelo del camino. Sólo esos hombres son el faro que señalan caminos. Sólo esos hombres pueden decir con la grandeza que tienen y que el pueblo los sigue. Y sin embargo, dicen: «Detrás de mi viene otro más poderoso que yo. Yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo no hago más que señalar al que salva el mundo. Yo no soy salvador».

El cristiano tiene que ser tan transparente como Juan Bautista para señalar que existe un poder que salva al mundo: ¡Dios que se hizo hombre, Jesucristo! Y como Juan Pablo II, en la solemnidad de su inauguración pontificia en plena Plaza de San Pedro y frente al mundo, grita el mismo grito de Juan: «Abranle las puertas a Cristo, no tengan miedo. Y lo digo a todos los campos: Los de la política, los de la economía, los de los hombres del mundo; no le tengan miedo. Sólo él tiene palabras. Si, sólo el tiene palabras de vida eterna». Esta es la misión de la Iglesia, por eso cada uno de nosotros, que somos Iglesia, si de verdad queremos hacer honor a este pueblo de Dios que nos integró por el bautismo, tenemos que hacernos lo más transparentes posibles a la presencia de Cristo, salvador de los hombres en el mundo; y no creer en otras salvaciones, sino predicar al único Salvador; y no confundir esta liberación integral de Cristo, con otras liberaciones parciales de la tierra. Estos son los caminos.

3º CRISTO ES EL CAMINO Y EL ENCUENTRO DE DIOS CON LOS HOMBRES
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Mi tercer pensamiento es Cristo. Es el gran camino y el encuentro con Dios. Pero antes de terminar con este pensamiento. Yo quiero detenerme aquí, porque si ésto: Nuestras vidas, la historia de nuestro pueblo son los caminos concretos por donde Dios está saliendo hoy en 1978, a salvar a los salvadoreños, es necesario conocer estos caminos. Por eso es mi preocupación de que esta predicación del Evangelio no se desencarne, que la predicación de este domingo ilumine las realidades de nuestra semana. Esto que hago Yo aquí, desde una perspectiva bien incompleta, porque nuestra historia es mucho más compleja y cada familia, y cada uno de nosotros como individuos tiene su propia historia, no es más que poner un ejemplo de cómo tenemos que hacer un esfuerzo por meditar la Palabra de Dios: Iluminando la realidad de nuestra historia, de nuestra vida. Cada uno, cada familia, tiene que iluminar la historia de su propio hogar, de su propia conciencia en la luz del Evangelio que es la única que ilumina y salva.

HECHOS DE LA SEMANA

En esta semana recojo reverente y agradecido la palabra y el magisterio del Papa.

Y fíjense como el Papa también se preocupa de las realidades concretas que está viviendo la semana. Pidió a las Naciones Unidas que ayudaran a los fugitivos de Viet Nam. Denunció que son muy pocos los países que quieren recibir a esos pobres prófugos. Pidió para que unos secuestradores italianos liberaran a una señora que estaba 55 días bajo su poder. Habló de Nicaragua concretamente: Reclamó la libertad de los hombres y del pueblo: Señaló la religiosidad y la fe y la esperanza de los nicaragüenses; y los invitaba a perseverar fieles a esa inspiración cristiana y a no desfallecer. Envió al Cardenal Berttolli para que mediara en la crisis del Líbano. Miren como el Papa vive las realidades de la tierra. ¡Si es Pastor que camina iluminando como Moisés en el desierto, las realidades de un pueblo que tiene sed, que tiene hambre, que murmura, que se puede perder!

EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS

Quiero felicitar al grupo de sacerdotes de esta Arquidiócesis que celebraron esta semana sus ejercicios espirituales. Miren como los sacerdotes buscamos realizar nuestra identidad, porque sabemos que cuando más difícil es el mundo en que tenemos que realizar este sacerdocio, y más propenso es ese mundo para calumniarnos y desfigurarnos, tenemos que ser más fieles a esta identidad sacerdotal.

En este ambiente sacerdotal, Yo tengo pena de referirme a una cosa que hubiera querido que quedara privada, pero como se ha echado al público y con cierta malicia, tengo que aclararlo también en público.

En la Prensa Gráfica ha salido varias veces con una pregunta y una sospecha: De por que fue privado de su cargo de Vicario General, Mons. Revelo. Era una nota privada que debía entregársele a él privadamente. ¿Cómo ha aparecido en público? No la ha mandado la Curia Diocesana. Y ha salido la mala interpretación de que entre el Señor Obispo Auxiliar y Yo no hay un entendimiento de carácter político; como si él no quisiera seguir mi línea «dura», como dice textualmente el periódico. Eso es falso. Ustedes saben que respeto la opinión de cualquiera, con tal de estar en comunión con la Iglesia. ¿Qué ha pasado entonces? Solamente el cumplimiento de estos cánones de la Ley de la Iglesia. La Ley o Canon 366 dice: «Es nombrado el Vicario General libremente por el Obispo, que puede también removerlo cuando le parezca». Y el Canon 369 manda: «Que el Obispo Auxiliar debe dar cuenta al Obispo de los principales actos de la Curia, e informarle de las medidas que se hubieran adoptado o convenga tomar para mantener la disciplina en el Clero y en el pueblo. Guárdese -manda el Canon al Vicario General- de hacer uso de sus poderes contra la mente y la voluntad de su Obispo». Quienes conocieron el episodio del cambio de estatutos de Cáritas de El Salvador, pueden tener la explicación suficiente. Un abuso de poder que no se toleraría en ningún ministro, en ningún vicepresidente de la República, es lo que ha motivado, en último término, esta destitución. Por lo demás, seguimos en comunión y él seguirá trabajando como Obispo Auxiliar, que ésto depende directamente de la Santa Sede.

A propósito del problema de Cáritas de El Salvador, les aviso también, que se ha elevado una denuncia jurídica ante el Ministerio del Interior, porque todos los juristas están de acuerdo en la ilegalidad con que se atropelló la autoridad del Arzobispo, que es el único que puede autorizar el cambio de estatutos. Y se cambiaron a espaldas de él.

Acerca de este caso del P. Ernesto Barrera.

Yo también quiero hacer unas aclaraciones, ya que las publicaciones de estos últimos días no dieron cabida a los comunicados de la Secretaría del Arzobispado y sí se prestaron con todo lujo de detalles y de escándalo a hacer eco de unas publicaciones de las FPL. Acerca de ésto podemos decir que:

1º) Esperamos la comprobación de que sean comunicados auténticos de las FPL.

2º) Pero aún cuando fueren auténticos, quiero declarar que acerca de la supuesta militancia política del P. Ernesto Barrera como perteneciente, según quieren decirlo, a las FPL ratifico lo mismo que dije el domingo pasado: No he recibido directamente ninguna información al respecto y sólo conozco el caso por lo que se ha publicado en los periódicos.

3º) No me consta tampoco de la veracidad ni autenticidad de tal información, pero con ocasión de esta difusión de tal noticia, quiero aprovechar para ratificar la posición de la Iglesia en la Arquidiócesis, que creo está bien definida en mi Carta Pastoral de la Iglesia y las organizaciones políticas populares, y que puede resumirse en estos pensamientos: «-Que en cualquier labor pastoral que les pidan a los sacerdotes las personas, los partidos, o las organizaciones, los sacerdotes deben tener siempre como primer objetivo ser animadores y orientadores en la fe y en la justicia que la fe exige, según los grandes principios cristianos. -Le corresponde- al sacerdote principalmente- mantener viva la norma evangélica de pensamiento y acción. Recordar como Jesús el amor del Padre a los hombres y urgir el seguimiento de Jesús hacia la implantación del Reino de Dios entre los hombres. -Si en un caso excepcional, a un sacerdote concreto se le pidiere una mayor colaboración en los mecanismos concretos del quehacer político, además de considerarlo como caso excepcional porque actuaría en un papel supletorio, que no le corresponde como algo normal a la vocación y ministerio sacerdotal, tocaría al Obispo en diálogo sincero con ese sacerdote, a la luz de la fe, hacer un discernimiento cristiano sobre el valor apostólico de dicho trabajo.

4º) Que todas las veces que yo dialogué con el P. Ernesto Barrera, hablamos sobre la importancia y los retos que se le presentaban para ser animador en la fe y en la justicia que la fe exige dentro de una pastoral obrera, pero que nunca me comunicó que él estuviera, como en un caso excepcional, prestando una mayor colaboración en mecanismos concretos del quehacer político. Ni que para ello se hubiera incorporado a las FPL ¡No me consta! No hubo nunca una información sobre ésto.

5º) Pero si fuera verdad que pertenecía a esta Organización, lo hizo sin que lo supiera el Arzobispo. Y ésto quede como un aviso para todos los agentes de pastoral; de que la línea del Arzobispado está clara y definida y no se cambiará.

Sí quisiera decir algo más sobre lo inoportuno que resultan a veces estas apropiaciones de ciertos grupos.

Por eso dije que fueron inoportunas las porras cuando en el entierro de Neto Barrera gritaban los del Bloque reclamando venganza. Es una palabra ajena al lenguaje de la Iglesia. Ahora también que las FPL quieren adjudicarse la pertenencia de Neto Barrera:

A este propósito la emisora Y.S.A.X. comentó: «…la orientación Pastoral es clara… Hacen un flaco servicio a la Iglesia, al Arzobispo y a la causa de los pobres, tal como ésta es definida por su Arzobispo, los posibles sacerdotes que estén relacionados orgánicamente con grupos como las FPL, ERP, FARN, o cualquier otro. Y las FPL hacen un flaco servicio a la Iglesia, cuando se vanaglorían de que un sacerdote pertenece a sus filas. Pero por lo menos dejan en claro que ellos no miran por la Iglesia, que les tiene sin cuidado la forma cuidadosa como la Iglesia predica en El Salvador el Reino de Dios; que les tiene sin cuidado el daño que puedan causar a la Iglesia, porque cualquier observador agudo de la situación se dará cuenta de que si alguien quiere hacer daño al Arzobispo en este momento, el mejor modo de hacerlo es decir que el P. Barrera pertenecía a las FPL. Tan es así que queda abierta la sospecha de si el comunicado no es falso, de si el comunicado está hecho por las FPL o por agentes de extrema derecha que quieren dañar al Arzobispo. Pero este mismo daño se convierte en bien. Debe quedar claro, después de ésto, no sólo que el Arzobispo no está con las FPL sino que las FPL no están de ningún modo con el Arzobispo. Si lo estuvieran, hubieran buscado proteger la imagen, respetando su buena intención».

Tampoco quisiera que se dijera que es ingenuidad del Arzobispo, de que sacerdotes como el P. Barrera estuvieran a sus espaldas haciendo este papel. La Iglesia, téngalo muy en cuenta, no tiene sistema de vigilancia interna como lo tiene la Fuerza Armada, cometen toda suerte de fechorías, pensamos, que sin saberlo las autoridades. Hoy mismo los periódicos nos hablan de un Mayor perteneciente nada menos que al Estado Mayor, sorprendido en un atraco a mano armada para robar ¢25.000.00 colones…

Pero quiero que quede también claro que, lo que Yo he visto y en lo que he acompañado al P. Neto Barrera, mucho más en la hora de su muerte, y en que la comunidad lo acompaña en su dolor junto a su familia, es debido a que habían muchas cosas buenas en él. Muchos conocían cosas sacerdotales muy buenas del P. Neto. Las pruebas abundan… y precisamente, su ejercicio frecuente del sacerdocio ministerial, quitaba toda sospecha de cualquier compromiso prohibido por el Arzobispo. Y recuerdo que en una de sus últimas intervenciones, pedía solidaridad con el Arzobispo y ésto es lo que pone en duda la autenticidad del comunicado que no se puede aceptar como definitivo hasta que sea absolutamente comprobado. Quiero recordarles que la Comisión de Investigación no ha terminado su trabajo y que irá dando el resultado de sus comprobaciones. Tengan paciencia como nos ha dicho hoy San Pedro, «porque mil años de Dios son como un día para nosotros». Las impaciencias de los que quieren calumniar, deben de ceder ante la paciencia de la verdad que se va abriendo paso con más majestad que sus turbulencias del odio y de la inquina.

De parte de la Colonia Amatepec quiero invitar a los jóvenes.

Para que hoy acudan a la convivencia o encuentro juvenil que se está celebrando desde las ocho de la mañana en el Colegio Cristóbal Colón de la Colonia Centro América. Allá los espera el P. Luis Burguet. El mismo padre, encargado de Amatepec, avisa que la bendición de la Iglesia y las confirmaciones que se habían preparado para el próximo domingo, se trasladarán al domingo 24, cuando tendré también la felicidad de estar con esta comunidad.

Quiero avisar que la Comisión de Laicos ha preparado para el próximo domingo 17, una concentración de comunidades eclesiales de base y movimientos laicales bajo el tema de estudio «La Comunidad». Tendrá lugar en el colegio Guadalupano. Allá invitamos a todos los católicos que pertenezcan a comunidades eclesiales de base, para tomar nueva conciencia de este modo de pastoral de pequeños grupos, donde se profundiza mejor el sentido bíblico de nuestra fe.

El 8 de diciembre día de la Inmaculada Concepción, varias comunidades celebraban a la Virgen, como los 25 años de vida religiosa de las Oblatas del Sagrado Corazón; Sor Angela María Cáceres, en Dulce Nombre de María. Como las Hermanas del Buen Pastor que también homenajearon a la Virgen con mucho entusiasmo. Y en la Comunidad de Cojutepeque, donde hay una reliquia histórica de gran valor. Allí se venera la imagen de la Purísima Concepción que fue coronada con motivo de la definición dogmática en 1854.

Se acerca también otra fiesta de la Virgen muy evocadora, la de la Virgen de Guadalupe.

Desde ahora saludamos a la Comunidad de la Ceiba y a todas las parroquias que veneran a la Virgen Morena, lo mismo que a todas las personas que llevan el nombre de la Virgen.

Vida de las Comunidades:

Nos referimos con alegría pastoral, a las diversas comunidades que hemos visitado.

Jueves 7 de diciembre: Fui a Tonacatepeque en su fiesta patronal, el día de San Nicolás. He visitado la Comunidad de Plan del Pino, para consolar a una viuda, a unos huérfanos a la parroquia.

Viernes 8 de diciembre: En La Libertad tuve el gusto de ver una comunidad muy viva, donde los padres norteamericanos de Cleveland, las religiosas también norteamericanas de Maryknoll, las vicentinas y Ursulinas están trabajando una comunidad muy viviente. Se creaba precisamente esa mañana de la Inmaculada, el Consejo Pastoral de la Parroquia.

En la tarde del 8 de diciembre, tuvimos una convivencia ecuménica con hermanos bautistas adonde acudió el Hermano Charles Harper del Consejo Mundial de Iglesias. Traía tanto del Consejo Mundial de Iglesias como del Simposio de Derechos Humanos que se celebró en Chile, un saludo y una admiración para la comunidad de la Arquidiócesis que se hace sentir allá. ¡Gracias a Dios!, por su testimonio evangélico.

Sábado 9 de diciembre: Principalmente quiero mencionar hoy, la parroquia de San Sebastián en Ciudad Delgado, donde se ha celebrado un novenario muy piadoso, en sufragio por el eterno descanso del P. Ernesto Barrera.

Domingo 10 de diciembre: Esta tarde a las 4, estaremos celebrando la fiesta patronal de Potrero Grande, en Aguilares.

En el Cantón La Junta en Comalapa, Parroquia de Nueva Concepción de Chalatenango, lamentan otro robo sacrílego: Las hostias y los vasos sagrados.

Hemos tenido visitas muy importantes:

Como fue la del domingo pasado: De los parlamentarios ingleses que entregaron la nominación de mi persona como candidato al Premio Nóbel de la Paz, junto con 118 firmas. Yo les agradecí en nombre de todo el pueblo con quien comparto este honor de la postulación para un honor tan grande… Uno de los parlamentarios -lo digo no por vanidad, porque como he repetido, mi persona queda muy al lado de este honor que es para ustedes-, me dijo: «Ahora que he conocido la realidad en que ustedes viven, no sólo una vez sino dos veces pediría el Premio Nóbel para usted»… Mostraron su preocupación sobre la violación de los Derechos Humanos en el país. Creo que llevan bastante información al respecto. También analizaron el secuestro de estos últimos días, principalmente de los ingleses.

Tuve el honor de recibir la visita del Señor Reymond Chevaley Delegado Regional del Comité de la Cruz Roja para Centro América, quien está con toda su buena voluntad al servicio de nuestras dificultades, así como ha estado trabajando en Nicaragua. Hablamos también de los secuestros y vimos qué se podía hacer.

Quiero mencionar, y dejarlo para último no quiere decir último lugar sino gran preocupación, los secuestros: un holandés, el Sr Fritz Schuitema, secuestrado desde el 24 de noviembre por las FARN; dos ingleses, Sres. Ian Massie y Michael Chatterton, secuestrados el 30 de noviembre, también por las FARN; y últimamente un japonés, el Sr. Takakasu Suzuki, secuestrado el 7 de diciembre, aún no se sabe por quien. Quiero expresar con ellos, con sus familias, mi solidaridad más cordial y mi disponibilidad a ayudar en lo que esté al alcance de mi Ministerio Pastoral. Y si esta voz está llegando hasta el lugar del secuestro, Yo quisiera hacer oir la súplica de toda una Iglesia, para decirles a quienes quieren componer las situaciones del mundo con violaciones a los derechos: De la libertad o de la vida, que no es el camino, que hemos proclamado que apoyamos todo lo justo de las reivindicaciones del pueblo pero que no podemos apoyar de ningún modo, los atropellos a la dignidad humana. Y suplicamos, por tanto, que hagan lo posible de ponerlos en libertad para que esos hogares no se vean privados de la alegría de esos seres queridos en la Navidad. Yo quisiera hacer llegar un grito a todo El Salvador que dijera:

NAVIDAD SIN PRESOS POLITICOS Y SIN SECUESTRADOS…

Finalmente, la voz de los pobres siempre encuentra eco cuando se oye. Un campesino del caserío de Pinar de Metapán, me pedía a la entrada de la Iglesia, que pidiera a ustedes una oración por su esposa muerta el 24 de octubre, Esther Martínez. El con su familia están aquí, y quiero decirle, hermano, que todo los dolores, sobre todo de los que sufren y pobres, encuentran eco en el corazón de la Iglesia. Y con mucho gusto estamos orando por su esposa.

PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR
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Y terminamos nuestra homilía invitándoles a pasar espiritualmente al altar, donde mi tercer pensamiento es ya una realidad como San Marcos en su Evangelio, que no pretende tanto contarnos una vida de Cristo, sino decirles: «Aquí está con nosotros el Dios que se hizo hombre». Y es el único Evangelio que comienza con esa frase tan sublime: «Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios». Cuando vino Cristo, Hijo de Dios, los hombres sintieron que todos los caminos de su vida y de su historia se encontraban con el Gran Camino: «Yo soy el camino, nadie viene al Padre sino por mí». Allí está la salvación en Cristo Jesús. Las tres lecturas nos hablan de ese Cristo anunciado por Isaías como un ser salvador en medio de las catástrofes de los pueblos; y la segunda lectura anunciándolo como en su venida cercana, esperando la conversión de los hombres. Y en la teología profunda del evangelio de San Marcos, Cristo mismo está presente entre nosotros. Hagámonos encontradizos, hermanos, porque no está lejos. Cristo vive en su pueblo, Dios salva en su historia la zona donde Dios se encuentra con cada hombre es Cristo. Encontrarse con Cristo es encontrarse con Dios. Poner en Cristo la esperanza de la patria y de la situación es decir Dios viene a salvarnos!». Así sea…

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Adviento, el tiempo de la alegre esperanza

Primer Domingo de Adviento.

Homilía del 3 de diciembre de 1978

Lecturas:
Isaías: 63, 16b-17; 64, 1. 3b-6
I Corintios: 1, 3-9
Marcos: 13, 33-37

Queridos hermanos, estimados radio-oyentes.

COMIENZA EL AÑO LITURGICO. Hoy es año nuevo en la Iglesia. Hoy es año nuevo en la Iglesia. Hoy comienza el año litúrgico con este domingo que se llama Primer Domingo de Adviento. Siento la impresión, al compartir con ustedes esta primicia del año litúrgico, que vamos a comenzar un nuevo ciclo en esta escuela de la liturgia. Yo les invito a que todos los que estamos en esta reflexión de este momento, que sintamos la impresión del alumno que va a comenzar un nuevo curso. ¡Con qué entusiasmo el alumno siente que va a dar un paso más en el progreso de su formación!, ya sea profesional en una universidad, ya sea el niño pequeño que da también un pasito más en el segundo grado. Pero que de verdad este entusiasmo signifique para nosotros la alegría de un curso nuevo.

Me ha gustado mucho el comentario de alguna persona que dice que esta misa de Catedral y mi palabra de Maestro en la fe, es una verdadera universidad; y que son muchos los que van estudiando no sólo intelectualmente su religión sino también en una forma vivencial. Porque la liturgia no es simplemente una fe intelectual sino ante todo una vida.

El Concilio, hablando del año litúrgico, lo define: «…en el círculo del año, la Iglesia, desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor». Aquí está, a grandes rasgos, lo que vamos a recorrer a partir de hoy en que nos preparamos para la Navidad, la reflexión del gran misterio de la Encarnación, de una humanidad que espera un Redentor y que vendrá entonces a salvar a este mundo.

EL EVANGELIO DEL AÑO: SAN MARCOS.

Y así como en un curso nuevo, hoy también se abre un libro nuevo: El eterno libro del Evangelio. Pero el texto de este año que hoy comienza, según la organización de las lecturas bíblicas, es el evangelio de San Marcos. Ténganlo en cuenta para que en sus hogares ustedes en sus biblias, lo consideren como el libro de texto litúrgico de este año: El evangelio de San Marcos.

Me da gusto saber de un testimonio que se remonta nada menos que a los principios del siglo II -recientemente, pues, la historia de Cristo. Un tal sacerdote llamado Papías cita y comenta otro testimonio más antiguo en que describe como fue escrito el Evangelio de San Marcos. Dice que un presbítero les solía contar: «Cuando Marcos actuó como intérprete de Pedro, puso cuidadosamente por escrito, aunque no con orden, todo cuanto éste recordaba de lo que hizo y dijo el Señor». Entonces comenta Papías por su cuenta: «Pedro acostumbraba a adaptar su enseñanza a las necesidades del momento pero sin establecer un orden en los oráculos del Señor…»

Lo que les decía el domingo pasado hablando del Papa actual, Juan Pablo II, que decía: «Yo soy el sucesor de Pedro, traigo toda una historia de Papas, de Pontífices pero soy el Obispo de hoy y trataré de iluminar las realidades de hoy». ¡Eso es la homilía, precisamente! La homilía, es decir, esa palabra eterna se aplica hoy a las circunstancias. El mismo San Pedro, según este testimonio del Siglo II, era lo que hacía. No predicaba ordenadamente la vida de Cristo, sino que de la predicación de Cristo sacaba enseñanzas según las necesidades del momento. Así se explica que el secretario de Pedro que era Marcos, escribiera un evangelio del cual dice Papías: «…no con orden, todo cuando éste recordaba…» No era un orden de quien escribe una biografía.

El evangelio hay que leerlo no como una biografía de Cristo, hay que leerlo como una vida, y ésto es típico en el Evangelio de Marcos. Cristo más que predicar era presentarse, hacerse presente. El es la Luz, él no necesita hablar, El basta que esté presente como la luz que no habla y está iluminando realidades.

Tendremos, pues, como texto este año el ejemplo del primer Papa: San Pedro; hablando del Evangelio y de Cristo no en una ordenada teoría sino en una vivencia práctica que ilumina las realidades de El Salvador, de nuestra semana a semana que va pasando aquí tan densa de episodios, de injusticias; también de cosas bellas.

Trataremos de imitar a Pedro, hermanos, y no tomen a mal que el Obispo use la cátedra del Evangelio para predicar el Evangelio. Pero no desencarnado sino encarnándolo, iluminando la realidad de nuestro tiempo. ¿Quién de ustedes no espera hoy una palabra del Evangelio que ilumine la muerte de nuestro querido hermano el P. Ernesto Barrera? ¡Tengo que decirla! ¿Quién de ustedes no espera hoy que se hable también del secuestro de un holandés y de dos ingleses en nuestra Patria? ¡Hay que decirlo también!. Y eso no es dejar el Evangelio para meterse en política, eso es llevar el Evangelio, como Pedro, a las necesidades de los que le escuchaban.

ADVIENTO, EL TIEMPO DE LA ALEGRE ESPERANZA

Hoy voy a tener la oportunidad de predicar, sacando de las lecturas de la Biblia, sobre los sentimientos que un cristiano debe tener en este tiempo de Adviento. Para eso se predica en la Iglesia, para hacer una orientación cristiana, para cristianizar la vida de los que escuchan. Yo no tengo otra pretensión, no soy más que un predicador de la Palabra de Dios y sé que el éxito está en ustedes: En la buena voluntad con que reciben el mensaje de Dios y tratan de hacerlo vida. También yo trataré de vivir estas cuatro semanas de Adviento, de preparación para la Navidad, en la alegre esperanza; pero viviendo estas virtudes que ahora nos señala la Palabra del Señor:

1. Pobreza y hambre de Dios.
2. Vigilancia y fe.
3. Presencia cristiana y activa en el mundo.

¡Esto es Adviento! ¡Este es el mensaje de la alegre esperanza del Adviento! como ven, la palabra del Evangelio nos trae alegría, nos trae optimismo sin salirnos de la realidad dura que vivimos; en el corazón del cristiano hay alegría, hay esperanza, hay fortaleza; nada nos puede quitar la alegre espera del Señor.

1. POBREZA Y HAMBRE DE DIOS

Adviento es un llamamiento al espíritu de pobreza y del hambre de Dios.

a) Tiempo de Conversión.

Adviento, preparación de Navidad, es tiempo de conversión. El que se convierte, busca a Dios. Pero, ¿cómo va a buscar a Dios el que no reconoce que tiene necesidad de Dios? También, nadie desea la libertad si no se da cuenta que está encadenado, esclavizado a alguna situación. No se puede desear la liberación si no se tiene conciencia de ser oprimido. Por lo tanto, la pobreza es cabalmente eso. Cuando hablamos de la Iglesia de los pobres no estamos haciendo una dialéctica marxista, como si la otra fuera la Iglesia de los ricos; lo que estamos diciendo es que Cristo, inspirado por el espíritu de Dios, dijo: «Me ha enviado el Señor a evangelizar a los pobres». -Palabras de la Biblia-, para decir que para escucharlo es necesario hacerse pobre. La pobreza del Adviento consiste en un hambre de Dios. El pobre tiene hambre y el hambre que el Adviento quiere excitar es la que han escuchado en la primera lectura.

b) Situación de regreso del destierro.

La primera lectura, de Isaías, describe una situación social y religiosa de los judíos que volvían del destierro pero al llegar a Jerusalén se encontraban con el templo abandonado, se encontraban con un vacío. No encontraban lo que era y debía de ser su comunidad humana: Calor, alegría; le faltaba mucho. Entonces, un hombre piadoso de los que regresan del destierro al mirar esa soledad, esas calles abandonadas, esos despojos de una opresión extranjera que ha deshecho la ciudad, se mira así mismo, mira también a los supervivientes que están volviendo del destierro y los mira pesimistas y a muchos de ellos, pecadores. ¡No han aprendido la lección! ¡Dios nos ha castigado por nuestros pecados!

Surge entonces -lean enteros los capítulos 63 y 64 de Isaías donde aparece esta bella plegaria de la cual hoy solo se ha sacado un fragmento: «Tu Señor, eres nuestro Padre, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón? Vuélvete por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad -y brota aqui una plegaria que es propia de la liturgia de Adviento-. Ojalá rasgaces los cielos y vinieras y se derritieran los montes en tu presencia apocalíptica». ¡Esta es el hambre de Dios! El hombre que siente el vacío que se contrapone al hombre autosuficiente; y en este sentido, rico quiere decir el hombre orgulloso, rico quiere decir aún el pobre que no tiene bienes pero que se cree que no necesita de nadie, ni de Dios.

Esta es la riqueza abominable a los ojos de Dios, la que dice la Virgen humilde pero enérgica: «Despidió vacíos a los ricos -a ésos que creen que lo tienen todo-, y en cambio, llenó de bienes a los hambrientos -a los que necesitan de Dios-» Esta es la primera virtud del Adviento, hermanos. Y yo les suplico que tratemos de vaciarnos de nuestras propias autosuficiencias, que sea una virtud muy propia de esta preparación de Navidad. Hay que esperar el regalo de Navidad no de las riquezas de la tierra, hay que esperarlo todo del único rico: De Dios que viene a llenar el vacío que no lo puede llenar todos los regalos de Navidad cuando hay orgullo y vanidad en el corazón.

Examinemos nuestro corazón a ver si tenemos sentimientos de pobre, si de verdad estamos haciendo honor a la Iglesia de los pobres, de los pobres que tienen hambre de Dios, de los que sienten que sin Dios todo es vacío, todo es impuro. Cuando dice el salmista: «Todos éramos impuros, nuestra justicia es como un paño manchado, todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento» ¡Qué hermosa plegaria para que fuera la oración de los salvadoreños! ¡Cuánta paz nos hace falta, cuánta sangre, cuánto crimen, cuánto terror! Y cuando decimos terrorismo no sólo pensamos en aquellos que persiguen los uniformados, sino también en el terrorismo uniformado que también es horroroso y mata, y llena de miedo…

c) El motivo de nuestra esperanza: La fidelidad del Señor.

La segunda lectura nos habla del motivo de nuestra esperanza, de esa hambre de Dios. ¿Por qué lo esperamos todo de Dios? ¿Será alienación?, como los materialistas nos quieren criticar: Ustedes no luchan en la tierra porque lo están esperando todo de Dios. ¡No! Trabajamos, pero lo esperamos todo de Dios porque fiel es el Señor, nos ha recordado San Pablo hoy. Y todo viene de allá arriba: La vida la inteligencia, las cualidades de los hombres que pueden hacer una patria mejor, la inteligencia que muchos están ocupando para destruir y oprimir, para enriquecerse egoísticamente y no para ser instrumento de Dios en la felicidad de los demás… Por eso la primera virtud de este tiempo es una actitud de esperarlo todo de Dios, pero también actitud que trabaja y pone de su parte lo que como humanos tenemos que hacer.

2. VIGILANCIA Y FE.

Vigilancia activa.

La segunda virtud que aparece hoy en las lecturas bíblicas es la que Cristo nos la dice nada menos que en el Evangelio de San Marcos. Aquí con todo respeto nos inclinamos ante el libro nuevo del año con una página que es como el inicio y la síntesis de lo que nos va a decir, a lo largo de todo el año, San Marcos, el Evangelio más breve porque breve es la Palabra única y necesaria: «Mirad, vigilad; pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. ¡Velad, entonces!». Esto es lo que os digo a todos, velad. Esta es la palabra de orden del Adviento: ¡Velad! ¡Adviento! fíjense bien que aquí les voy a explicar el sentido litúrgico de esta hermosa palabra.

a) Adviento es venida.

Adviento se le llama a estas semanas de preparación de Navidad porque el espíritu es una espera del que vendrá. San Pablo, en la lectura de hoy, nos habla que estemos preparados para la venida. Y adviento recuerda la primera venida de Cristo que presagiaron los profetas del Viejo Testamento anunciando un Dios que venía a salvar en el dolor y la humildad. Adviento recoge todas las páginas de los profetas. Adviento actualiza en el hambre de Dios de los hombres de hoy, todos los suspiros de los profetas: «¡Ojalá vinieras, Señor, a salvar al pueblo!». Adviento es celebrar la venida de salvación que Cristo realizó hace veinte siglos, pero no es historia, es futuro.

Adviento significa también la segunda venida de Cristo cuando vendrá a juzgar, cuando va a venir a comenzar su obra. Ahora estamos trabajando esta obra en la Iglesia haciendo el Reino de Dios. Fuera de la Iglesia también, todo hombre que lucha por la justicia, todo hombre que busca reivindicaciones justas en un ambiente injusto, está trabajando por el Reino de Dios y puede ser que no sea cristiano. La Iglesia no abarca todo el Reino de Dios. El Reino de Dios está más afuera de las fronteras de la Iglesia y, por lo tanto, la Iglesia aprecia todo aquello que sintoniza con su lucha por implantar el Reino de Dios. Una Iglesia que trata solamente de conservarse pura, incontaminada, eso no sería Iglesia de servicio de Dios a los hombres.

La Iglesia auténtica es aquella que no le importa dialogar hasta con las prostitutas y los publicanos como Cristo con los pecadores; con los marxistas, con los del Bloque, con los de las diversas agrupaciones, con tal de llevarles el verdadero mensaje de salvación. Cristo viene también a salvar al hombre donde quiera que se encuentre. Quiere salir a todas las encrucijadas y quiere salir este Cristo en su Iglesia, en sus cristianos, a la espera del juicio final, cuando se va a consumar la historia, cuando se creen los cielos nuevos donde no habrá injusticias y se aparten las injusticias en el lugar que les corresponde, porque la última palabra la dirá el Señor.

b) Presencia de Cristo en el mundo actual.

Vigilancia y fe, una vigilancia que ya hace presente en medio del mundo actual a ese Cristo que está operando los cielos nuevos. El cristiano no es un hombre que lo espera todo en el futuro, el cristiano sabe que Cristo ya hace veinte siglos que está trabajando en la humanidad y que la humanidad que se convierte a Cristo es el hombre nuevo que necesita la Sociedad para organizar un mundo según el corazón de Dios.

La restauración del mundo ya está iniciada, dice el Concilio solemnemente: «Desde que Cristo vino trayendo la vida de Dios a injertarla en el corazón de la historia, ya puso la levadura divina en la humanidad, y dichosos los que la encuentren y se incorporen a ella». Por eso repugna, hermanos, que a una Iglesia que trata de hacer presente entre los pecados actuales, entre los errores, actuales, a ese Cristo, se la critica. Se quiere conservar un evangelio tan desencarnado que, por lo tanto, no se mezcla en nada con el mundo que tiene que salvar. Cristo ya está en la historia. Cristo ya está en la entraña del pueblo, Cristo ya está operando los cielos nuevos y la tierra nueva y el trabajo de Adviento es precisamente esa vigilancia y fe: Descubrir a ese Cristo que está viniendo continuamente.

c) Adviento: Vida de la Iglesia.

El Adviento no son sólo las cuatro semanas preparatorias de Navidad, sino que Adviento es la vida de la Iglesia. Adviento es la presencia de Cristo valiéndose de sus predicadores, de sus sacerdotes, de sus catequistas, de sus colegios católicos, de toda la obra que quiere realizar el verdadero Reino de Dios, para decirle a los hombres que la profecía de Isaías ya se cumplió: ¡Emmanuel, Dios con nosotros!.

Y en este marco de una fe que siente presente a Cristo, yo les invito a todos los que están en misa en Catedral y vienen como comunidad cristiana a crecer en su fe, que a eso venimos a misa a la liturgia de la Iglesia que no es otra cosa que hacer presente el misterio de Cristo a través de los sacramentos, a través de la vida litúrgica. Cuando la Iglesia habla del Año Litúrgico dice: «…que repitiendo año con año el misterio de Cristo que se despliega durante todo el año ante la meditación de sus cristianos, no está siendo simplemente un recuerdo» -como cuando el 15 de septiembre recordamos el 15 de septiembre de 1821, fecha que pertenece a la historia y el 15 de septiembre no es más que un recuerdo-. La liturgia no es historia, no es recuerdo, la liturgia tiene la facultad de hacer presente todo el misterio de Cristo. Por ejemplo, esta temporada de Adviento significa para nosotros católicos, que todo el espíritu de Cristo que viene a salvar al mundo se quiere hacer presente, esperanza, fuerza en el pueblo salvadoreño; y puede salvarnos el Señor hoy, porque todo su misterio salvador se está haciendo presente si lo supiéramos aprovechar.

Por los sacramentos, la liturgia hace presente a Cristo entre nosotros. Hay una página bella de un protestante que se hizo católico y dice en su diario íntimo: «Yo no era católico por los sacramentos, yo pensé que eso era invención de los hombres y que estorbaba mis relaciones directas con Cristo. Quería cree en Cristo sin la Iglesia, pero cuando comprendí que los sacramentos son acciones de Cristo, le doy gracias a Dios de que haya una Iglesia que realice en nombre de Cristo, la Redención de Cristo». Así hay que mirar los sacramentos.

«Cuando me voy a confesar -decía el escritor italiano Manzzonni-, yo no se si el sacerdote que me da el perdón está más necesitado que yo de ser perdonado, pero en ese momento yo se que en su palabra y en su gesto: «Yo te absuelvo de tus pecados», no es él, sino que a través de él, es Dios que me perdona». Cristo está presente en la vida de la Iglesia por sus sacramentos, y ésto es uno de los matices espirituales de nuestro Adviento, una vigilancia de ese Señor que vendrá un día, o mejor dicho, se descubrirá que ya vivía entre nosotros y no lo conocimos. Y se descubrirá: «Todo lo que hiciste con uno de mis pobres hermanos, conmigo lo hiciste». ¡Qué cerca ha estado Cristo y qué poco lo hemos conocido!.

El Adviento debía de llamarnos la atención para descubrir en cada hermano que saludamos, en cada amigo al que le damos la mano, en cada mendigo que me pide pan, en cada obrero que quiere usar el derecho de organización en un sindicato, en cada campesino que va buscando trabajo en los cafetales, el rostro de Cristo. No sería capaz de robarle, de enseñarle, de negarle sus derechos, es Cristo y todo lo que haga con él, Cristo lo tomará como hecho a él. Este es el Adviento, Cristo que vive entre nosotros.

3. PRESENCIA CRISTIANA Y ACTIVA EN EL MUNDO

a) El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado.

Finalmente, hermanos, Adviento es presencia cristiana en el mundo. Celebremos la Encarnación, no se olviden. Celebremos el gesto infinitamente amoroso de Dios que de tal manera amó al mundo que le dio a su propio Verbo, su propia palabra, su propio Hijo, para que se hiciera hombre en las entrañas de María. María debe ser un personaje central en el Adviento. Gracias a esa mujer purísima, Dios encontró el seno de una mujer santísima donde el santísimo Verbo de Dios se hiciera hombre. Pero fíjense, Cristo se hizo hombre de su pueblo y de su tiempo; vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todos los hombres. Si muchos se han alejado de la Iglesia, es precisamente porque la Iglesia se ha alienado un poco de la humanidad. Pero una Iglesia que sepa sentir como suya todo lo humano y quiera encarnar el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente; y eso depende de nosotros.

b) Nosotros somos enriquecidos en Cristo: Prufusión de carismas.

Nosotros somos los que vamos a hacer presente a Cristo. Y aquí invoco la segunda lectura de San Pablo escribiéndole a los cristianos de Corinto.

Quien conoce la historia del tiempo de Pablo y lo que era Corinto, una ciudad libertina, sabe que hasta era el dicho de que las mujeres cortesanas las llamaban corintias; y al hombre que se iba a gozar, a darse gusto sin rienda, le llamaban un verbo muy típico: Se fue a corintear. Para que tenga una idea de qué Sociedad más libertina era donde Pablo fue a poner la semilla cristiana. ¡Y allí nace una comunidad! para que no tengamos miedo de los ambientes difíciles; y cuanto más difíciles que Corinto sean, más deberíamos de trabajar para poner fermentos en esa Sociedad.

Entonces San Pablo les dice a los corintios que le da gracias a Dios, y que los tiene presentes en sus oraciones, pues: «…por Cristo habéis sido enriquecidos en todo, en el hablar y en el saber, porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. No carecíes de ningún don, vosotros aguardáis la manifestación del Señor». Es como decirle a un grupo de muchachos en San Salvador, aunque miren a sus compañeros libertinos, divirtiéndose en prostitución y en droga: «Ustedes han encontrado la plenitud de la felicidad, sigan viviendo esa alegría íntima. A ustedes les ha dado plenitud de alegría el Señor».

Adviento es un llamamiento para decir que aún en el mundo más podrido se puede vivir la alegría más íntima y se puede ser testimonio de Cristo ante una Sociedad corrompida. Ante un mundo que necesita transformaciones evidentes sociales, ¿cómo no le vamos a pedir a los cristianos que encarnen la justicia del cristianismo, que la vivan en sus hogares y en su vida, que traten de ser agentes de cambio, que traten de ser hombres nuevos? Porque como dice Medellín: «De nada sirve cambiar estructuras, si no tenemos hombres nuevos que manejen esas estructuras». Hombres con los mismos vicios, con los mismos egoísmos…, si se cambian las estructuras, si se hacen transformaciones agrarias y demás, pero vamos a ocuparlas con la misma mente egoísta, lo que tendremos serán nuevos ricos, nuevas situaciones de ultraje, nuevos atropellos. No basta cambiar estructuras, es esto del cristianismo y en ésto he insistido. Por favor, entiéndanme que el cambio que predica la Iglesia es a partir del corazón del hombre. Hombres nuevos que sepan ser fermento de sociedad nueva.

HECHOS DE LA SEMANA

En la Iglesia Universal.

Ahora, hermanos, precisamente en ese papel de hacer presente a Cristo en la sociedad, deber grave de todo cristiano, reclamo de Adviento y Navidad, es donde yo sitúo todas las semanas este pequeño noticiero que es a la luz del Evangelio. Es desde aquí desde donde yo les digo que nuestra Iglesia goza y sufre.

El Papa habló sobre los que son perseguidos por ser fieles a la verdad y a la justicia. Dijo que sus sufrimientos eran iguales a los de Cristo. Mencionó circunstancias muy parecidas a las de nuestras comunidades, aunque él se refería, según comenta el periódico, a los países tras la Cortina de Hierro. Para que vean que no es el anticomunismo lo que mueve a muchos cuando ese anticomunismo se hace a veces hasta más cruel que el mismo comunismo. -Supimos por los periódicos que el Señor Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, fue recibido por el Papa actual. Siguiendo la línea de Pablo VI cuando le habló a nuestro Embajador Don Prudencio Llach, recordó Juan Pablo II al señor Ministro que en nuestro país es necesario dar libertad a la Iglesia y corregir las evidentes injusticias de nuestro orden social.

La Iglesia chilena está presionando al Gobierno, para que aclare la suerte de centenares de personas desaparecidas.

Nos unimos a la angustia del Arzobispo de Managua, el cual está haciendo esfuerzos por superar la crisis política de su país por medio de fórmulas pacíficas.

Se cumplió el aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño. Y da mucho dolor cuando pensamos que estos derechos son para nosotros pura utopía, como cuando dice el principio No. 4: «El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social, tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud. Con este fin deberán proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda y servicios médicos adecuados».

EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS:

Promulgación de la Instrucción Pastoral sobre los Sacramentos.

Yo les anuncio ahora, solemnemente, que en esta fecha he promulgado una Instrucción Pastoral sobre los Sacramentos. Ya saldrá publicada, pero en esta hora solemne de la iniciación del Adviento les llamo, hermanos a que aprovechemos esos tesoros que se llaman los Sacramentos y de los cuales dijo el Papa Pablo VI: «Nunca se insistirá bastante en el hecho de que la evangelización no se agota en la predicación y en la enseñanza de una doctrina, porque aquella debe conducir a la vida, a la vida natural, a la que da un sentido nuevo gracias a las perspectivas evangélicas que le abre y a la vida sobrenatural que no es una negación, sino una purificación y elevación de la vida natural. Esta vida sobrenatural encuentra su expresión viva en los siete sacramentos y en la admirable fecundidad de la gracia y santidad que contienen. Pero si los sacramentos se administran sin darle un sólido apoyo de catequesis sacramental y de catequesis global, se acabará por quitarles gran parte de su eficacia». Esto es lo lamentable entre nosotros, que hemos acostumbrado a nuestro pueblo a recibir sacramentos sin conciencia.

El domingo pasado -y yo tengo que lamentarlo también-, aquella muchedumbre de gente que traía niños a confirmar, eran más de dos mil niños, y por puro milagro no se asfixió nadie. Alguien comentaba: «¡Cómo que era el día del juicio!». Se regó la noticia de que ya no se iba a confirmar más. Lo que he dicho es que no vamos a confirmar niños chiquitos que no se den cuenta. Vamos a esperar niños que, ya siquiera de ocho años para arriba, puedan tener uso de razón y saber un poquito, a la medida de su alcance pero con conciencia, recibir el don del Espíritu Santo.

Y lo que estoy diciendo de la confirmación lo digo también del bautismo. Es cierto que hay que bautizar a los niños inconscientes, porque «el que no renaciere del agua y del espíritu, no puede entrar al Reino de los Cielos», sin embargo es obligación de los padres de familia educar en la fe a ese niño. Y sólo en atención a que el padre de familia se compromete a educar en la fe a ese niño, se le bautiza. Pero si un padre de familia no tuviera conciencia del bautismo, ni siquiera el bautismo se le puede dar a un niño porque los sacramentos no se deben botar sino que son sacramentos de fe; y lo que decimos del bautismo lo decimos también del matrimonio. Vamos a exigir con más rigor a los sacerdotes la obligación que ya dejó mi venerado predecesor Monseñor Chávez, de obligar las charlas presacramentales, instrucciones donde el hombre tome conciencia de qué es lo que va a recibir. Que no se casen las parejas como por una aventura, por unos cuantos años para después separarse. No, el matrimonio, el bautismo, la confirmación son sacramentos de fe, y en los sacramentos se hace presente Cristo Nuestro Señor.

Quiero avisar que el 8 de diciembre es la fiesta de la Inmaculada Concepción. Un misterio que en nuestros pueblos se celebra con tanta alegría. No tanto como en Nicaragua, aunque este año quizas la pobre Nicaragua no tendrá las alegrías de sus Purisímas. Honrémosla aquí en El Salvador lo mejor que podamos. Principalmente me han invitado a que les haga propaganda las religiosas de Citalá, que están promoviendo peregrinaciones de los cantones, para culminar el 8 de diciembre con una gran celebración. En Plan del Pino, de donde era uno de los que murieron con Neto Barrera, Valentín Martínez también se está celebrando el novenario a las siete de la noche. -Un matrimonio me ruega recordar que su hijo Oscar Roberto Orellana Martínez, ya va a cumplir dos años el 3 de enero, de haber sido capturado en la Colonia Guadalcanal, junto con el campesino Julián Pérez, ambos jóvenes de 20 años. Por versiones de otros prisioneros que han podido escapar, saben que están vivos. En la carta, textualmente me dicen: «Mi pobre esposa está tan grave que sólo la que no es madre no la comprende. ¿No les parece que dos años de ausencia y sufrimiento ya es bastate? Y piden al Gobierno que se les de libertad o que se les ponga a la orden de los tribunales. Yo me valgo de esta circunstancia para repetir el deseo de la Iglesia: Una navidad sin presos políticos. Una Navidad que vuelva paz a tantos hogares desasosegados por tantos hijos, esposos, hermanos desaparecidos.

Quiero agradecer las múltiples manifestaciones de solidaridad con la petición que miembros del Parlamento Inglés hicieron, para mucha honra mía, de hacerme candidato al Premio Nóbel de la Paz. De manera especial han habido pronunciamientos apoyando ésto: De la CUTS, de la C.T.S. y de otras organizaciones y muchas personas particulares que considero de criterio muy firme y muy sólido. Yo quise agradecer estas muestras de solidaridad escribiendo un articulito como lo hago todas las semanas en La Prensa Gráfica, pero quiza no hubo lugar esta semana, espero que la próxima me lo publiquen. Pero de todos modos, a través de la radio, que gracias a Dios tenemos bastante audiencia, creo que llegará a todos mi agradecimiento. Y quiero decirles que se trata solamente de una candidatura que yo agradezco al Parlamento Inglés. Se que hay otras personas con muchos mayores méritos que yo. Pero no obstante, sin la pretensión de llegar a obtener ese premio internacional, la voz del Parlamento Inglés ha sido para mi un respaldo muy poderoso que yo agradeceré siempre. ¡Muchas Gracias!… -También quiero agradecer las muchas condolencia que han llegado por la muerte violenta del P. Rafael Ernesto Barrera, Párroco de San Sebastián, en Ciudad Delgado. Quiero contarles que el funeral fue verdaderamente impresionante. Creo que fue la voz del pueblo que ama a sus sacerdotes. Lamento, sí, que el Bloque Popular Revolucionario no fue muy oportuno en sus porras y gritos; y en la Iglesia, lugar de oración, más impresionaba el canto cristiano de quienes oraban y recibían el mensaje de esa muerte.

Quiero felicitar al P. Plácido porque cumple hoy, primer domingo de Adviento, diez años de trabajar en El Minuto de Dios. Un programa que se pasa por TV Canal 2, todos los domingos a las 9 de la mañana. El otro día me decía que yo le he hecho una competencia desleal, pero creo que él tiene siempre mucho auditorio. El bien que se hace es grande, yo me alegro y le doy gracias al Señor y felicito al sacerdote.

Quiero unirme al dolor de la familia del joven José Ricardo Durán, de la Colonia Miramonte, muerto en un accidente de tránsito esta semana. Y lo recuerdo con cariño porque era el fruto espiritual más grande, quizo, del P. Alfonso Navarro a quien asesinaron el año pasado. -También me uno al dolor de la religiosa superiora de las Madres del Colegio de la Sagrada Familia, la Madre Carmen María Scaglietti, cuya mamá murió en Costa Rica.

En la parroquia de Santa Lucía sucedió una cosa dolorosa pero también noble. Allá el P. Astor presta su Iglesia a los pobres que no tienen dónde velar sus cadáveres y estaban velando un difundo cuando aparecieron dos agentes uniformados disparando. Ante el reclamo de la gente, insolentes, insultaron. el Padre que se dio cuenta que pertenecían al cuerpo de vigilantes de la Cárcel de Mujeres, se dirigió allá al comandante, el cual muy noblemente le dio explicaciones y le prometió destituirlos. A los pocos días le fue a decir: «Padre, todo está arreglado, ya aquellos hombres han sido destituidos». Yo creo que es un ejemplo, una lucecita en las tinieblas. ¡Qué hermoso fuera que todos esos atropellos de los hombres uniformados, fueran sancionados debidamente! También ellos son ciudadanos y no es lícito que por tener armas se insolenten contra sus paisanos que no las tienen.

Lamentamos y nos solidarizamos con los que han sufrido incendios en sus haberes. Y seguimos invocando a quienes deben de investigar que esta pasando con estos crímenes o estas desgracias que se quedan sin explicación. Queremos unirnos también, a los dos banqueros ingleses. Aún no se han responsabilizado de su secuestro, ningún grupo. Pedimos para ellos la libertad a que tienen derecho. En el secuestro del Gerente de la Philips, también nos unimos a él. Ya se responsabilizó la FARN.

Vida de nuestras comunidades: DOMINGO 26 (nov.): Gozamos llevando a los sacerdotes de Maryknoll que van a trabajar con nosotros en los pueblos de Dulce Nombre de María y San Francisco Morazán, Depto. de Chalatenango. Fui a San Marcos a dar la confirmación a un grupo de jóvenes que manifestaron su compromiso de querer ser fieles a Cristo que les da su fortaleza.

MIERCOLES 29 (nov.): En el Paraíso se tuvo una evaluación donde yo tenía que estar, pero con las circunstancias de la muerte del P. Ernesto Barrera no pude asistir. Fui a San Sebastián, la parroquia del P. Neto, a dar pásame al hogar huérfano. -Con gran parte del Presbiterio celebramos los funerales del P. Neto Barrera en la Parroquia de Mejicanos.

VIERNES 1o. de (dic.): por la noche me encontré con una comunidad donde ciertamente falta y se llora al Párroco, pero es una comunidad viva y cristiana. No crean que es un grupo de revolucionarios, es un grupo de cristianos que atienden con ternura y tratan de seguir lo que les enseñó el P. Barrera, que puso su inquietud juvenil de sacerdote allí en la Parroquia de San Sebastián, Ciudad Delgado. Alguien me decía: «¿Por qué para el P. Neto no se hizo una misa única como cuando mataron al P. Grande?» Les dije: «Son cosas que son muy graves y no me atrevería a decidirlo, pero sí les invito a que hagan un buen funeral al fin del novenario». Yo invito a todos para que el próximo sábado, en la Parroquia del P. Neto, celebremos un sufragio por su eterno descanso. Me contaron en San Sebastián que esa mañana el P. Neto había salido con Valentín Martínez a buscar madera para hacer pupitres para la Escuela Parroquial y no volvieron… Y que en las crónicas, que han tratado de echar tanta tierra, no se menciona para nada el dinero que llevaba el P. Neto, que era bastante para comprar madera. SABADO 2 (dic.): Participé en el éxito de un grupo de jóvenes que se graduaban en Corte y Confección en Mercedes Umaña. En San Rafael Cedros también se graduaron otro grupo parroquial.

En la noche fui a la parroquia de San Martín, donde robaron las hostias consagradas. El pueblo es muy eucarístico, -anoche lo constaté-, se volcó sobre la Iglesia parroquial para hacer este acto de desagravio al Señor. Felicito a la Parroquia y auguro que este golpe de haber perdido su depósito eucarístico los haga más fervorosos. -Ayer, también, estuve con otro equipo de sacerdotes de Maryknoll que va a trabajar en la Diócesis de Santiago de María en Ciudad Barrios.

Una Comisión Investigadora nombrada para investigar las muertes trágicas del P. Barrera y sus acompañantes ha emitido ya dos boletines. El primero se mandó a los medios de comunicación social pero no fue publicado en su integridad y algunos hasta parece que quisieron torcer un poco la información.

En él, la Comisión de Investigación ha encontrado evidentes contradicciones. Por ej.: En El Diario de Hoy, «…la policía perseguía al conductor del automóvil placa tal…, quien al bajarse del vehículo lo dejó atravesado en la calle frente a la casa». Este vehículo, según el comunicado oficial, «…estaba en el garaje de la casa».

Otra contradicción, un medio de información habla de un grupo de «5 jóvenes», La Prensa Gráfica habla de «unos 28 hombres». La Prensa Gráfica informa que «según los jefes del operativo, los que estaban en la casa los recibieron a balazos». Y según versión de testigos presenciales, dicen «…que cada vez que los cuerpos de seguridad disparaban, desde dentro de la residencia, se escuchaban silbidos». El comunicado Oficial y El Diario de Hoy mencionan «cuatro hombres», y La Prensa Gráfica «unos 28».

El Comunicado oficial es el único, y ésto es lo más importante, que menciona con ciertos detalles el caso de José Isidro Paz. El comunicado oficial señala que «…estaba gravemente herido, en trance de muerte». Y según La Prensa Gráfica «…estaba lesionado y abandonó la casa en un descuido de sus demás acompañantes». El mismo periódico publicó una foto en la que aparece saliendo por su propio pie; así lo transmitió también la televisión, donde no daba la impresión de estar tan grave; después El Diario de Hoy informó que salió con las manos en alto. Con respecto a la muerte del Sr. Paz, el comunicado oficial dice: «…que estaba en trance de muerte en un centro hospitalario». Y el Diario de Hoy dice que: «…según fuentes oficiales, murió cuando era traslado a un centro hospitalario». Y según el boletín del Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, dice que: «…Portillo Paz falleció en el enfrentamiento». El Boletín de la Comisión Investigadora concluye: «Hay razones bien fundadas para dudar de la veracidad de las distintas versiones hasta ahora publicadas».

Por eso emitió un segundo boletín en el cual, lo más grave es esto:

«1o.) Existen pruebas contundentes de que el Sr. José Isidro Portillo Paz, uno de los cuatro muertos en el incidente del martes 28 de noviembre, fue capturado vivo y salió por sus propios pies de la casa. Después de haberse presentado a los reporteros y televidentes, fue asesinado por los mismos Cuerpos de Seguridad, cuando estaba en su poder, a consecuencia de un balazo en el cráneo que le destruyó la masa encefálica según el informe del médico forense». Salió por sus pies y el médico forense da un dictamen de ese hombre con el cerebro destrozado por una bala».

«2o.) El hecho de que los cuerpos de seguridad lo hayan asesinado, es motivo suficiente para creer que lo eliminaron para evitar que ante un Tribunal libre de coacciones, hubiera revelado la verdad de los hechos y desenmascarado las maniobras de los cuerpos de seguridad».

Hermanos, la Iglesia no cuenta tampoco con mayores medios, pero este hecho no lo olvidemos, y desde nuestros reclamos de los derechos humanos queremos culpar a los cuerpos de seguridad de este asesinato, de un hombre que se pudo salvar y al que se le quitó la vida destrozándole la masa encefálica.

«3o.) El hecho de que el médico forense no especifique como debería haberlo hecho, si los cadáveres presentaban rigidez cadavérica, ni cuánto tiempo tenían de muertos, nos impide determinar si los otros tres, entre los cuales está el P. Ernesto Barrera, murieron durante el supuesto enfrentamiento o antes. Por esta razón, no nos sorprende que haya personas que aseguren que los habían matado antes del tiroteo».

«4o.) En cuanto al sacerdote hay fuertes indicios que nos llevan a la presunción grave de que fue torturado y que los tiros mortales le fueron hechos a corta distancia».

«5o.) Nos parece poco verosímil que cuatro personas con sólo una escuadra Colt automática, calibre 45, y un revólver Smith Wesson 38 cañon largo, se hayan podido enfrentar durante cinco horas en contra de cerca de 150 miembros de los cuerpos de seguridad armados de bazucas, escopetas 12, carabinas M1, granadas incorporadas en los G3 y pistolas de 9 milímetros, con las que dejaron los cuartos de la casa con infinidad de orificios de proyectiles, los muebles destruídos por los impactos de las balas».

«6o.) También nos consta que ese mismo día, como a las 7 p.m., fue capturado por los mismos cuerpos de seguridad el joven José David Ramos García, cerca de la casa donde se tuvo el operativo militar. Lo capturaron al estar llorando con evidentes síntomas de un ataque de nervios. Este joven está bajo tratamiento médico psiquiátrico, por lo que no ofrecen credibilidad las declaraciones que haya podido dar». Y en nombre de los Derechos Humanos, también, digo: Es justo que se le deje libre a un pobre enfermo.

En cuanto a la filiación y a las actividades políticas del P. Ernesto Barrera, que se han tratado de difamar, yo les digo con toda sinceridad: No tengo conocimiento personal. En todo caso, mi pensamiento lo conocen todos, en la Tercera Carta Pastoral: La Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares. Hablo de cuál es el papel del sacerdote, y esa es la norma que se exige a todos: «Es normal y frecuente que los mismos sacerdotes y sus más íntimos colaboradores laicos, precisamente por interesarse en una evangelización encarnada y comprometida, sientan al vivo los problemas políticos y como personas y ciudadanos, sientan más simpatías por un partido u organización popular que por otros; incluso es comprensible que cuando se les pida que colaboren en orientar cristianamente la dirección de actividades políticas de los cristianos en favor de la justicia, colaboren. Pero es nuestro deber recordarles y pedirles que en cualquier trabajo sacerdotal, en cualquier labor pastoral que les pidan las personas, partidos u organizaciones, tengan siempre como primer objetivo, ser animadores y orientadores en la fe y en la justicia que la fe exige, según los grandes principios cristianos que aquí hemos recordado».

También quiero recordarles, a quienes quieran mezclar a la Iglesia con acciones terroristas, los pensamientos que en la Pastoral ya manifesté: «la violencia que algunos llaman «revolucionaria» pero que preferimos calificarla como terrorista o sediciosa, ya que el término «revolucionario» no siempre tiene un sentido peyorativo como el que aquí deseamos definir. Se trata de aquella violencia que Pablo VI llamó «las revoluciones explosivas de desesperación». Esta violencia suele organizarse e intentarse en forma de guerrilla o terrorismo y equivocadamente es pensada como último y único modo eficaz para cambiar la situación social. Es una violencia que produce y provoca estériles e injustificados derramamientos de sangre, lleva a la Sociedad a tensiones explosivas, racionalmente incontrolables y desprecia por principio toda forma de diálogo como posible instrumento de solución para los conflictos sociales».

Y también, he condenado la violencia fanática, esa que: «…hace «mística» o «religión» de algunos grupos o individuos. Endiosan la violencia como fuente única de justicia y la propugnan y practican como método para implantar la justicia en el país. Esta mentalidad patológica hace imposible detener la espiral de la violencia y colabora a la polarización extrema de los grupos humanos».

Aquí tenemos, hermanos, el pensamiento claro de lo que la Iglesia piensa cuando se trata de mezclarla en esas actividades peligrosas de las cuales la Iglesia no es garante ni responsable.

PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR.

Como ven, es lo que nos dice el sacerdote Papías cuando habla del Evangelio de San Marcos. Es desordenado porque trata de copiar la predicación de San Pedro, que más que teorías quería iluminar con esta palabra de Dios las realidades de su tiempo, de su Roma, de su Imperio de Nerón. Y así se explica que las páginas del Evangelio, también para nosotros, deben ser eso: Luz que ilumina los caminos de la justicia y del bien; y desde las cuales se ve y se rechaza también, lo malo de las injusticias, de los atropellos.

Les invito a entrar en el Adviento, en esta preparación espiritual de Navidad con ese sentido que les he dicho: Hambre de Dios, seamos pobres de espíritu, necesitados de Dios. Vigilemos, estemos atentos a la presencia de Cristo en el pobre, en nuestro amigo, en el hermano, para no tratarlo como no trataríamos a Cristo. Y finalmente, la presencia comprometida de cristianos, en una sociedad donde tenemos que ser heraldos del Reino de Dios. Así sea…

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Homilía del Funeral del Padre Ernesto Barrera Motto

Queridos hermanos sacerdotes; estimadas familias dolientes, tanto del P. Neto como de los tres que junto con él van a recibir cristiana sepultura:

Queridos hermanos, frente a la muerte, siempre se siente el misterio de la iniquidad. Dios no quería la muerte. La muerte es una contradicción de esa felicidad, de esa paz, de esa bienaventuranza para la que Dios nos ha creado; pero hay circunstancias en que la muerte, se refleja más como el misterio de la iniquidad, misterio necesitado de redención y por eso oramos frente a ese enigma de la muerte. Cuando la muerte la rodea la inquietud, la duda; y sobre la muerte se arroja muchas veces la calumnia, sangre, violencia, dolor, se siente más de cerca el misterio de iniquidad que Cristo llamó así. Por eso, ante lo incomprensible de ese misterio, de ese paso misterioso hacia el más allá, nos aferramos a Cristo; él es la única explicación. El ilumina con luces de trascendencia y de eternidad, esta vida y el paso de esta vida hacia ese más allá, o sea las tres dimensiones que es necesario considerar siempre que estamos, como esta circunstancia, frente a un hermano, a unos hermanos difuntos.

En primer lugar, la dimensión humana. El que está aquí frente al altar, rodeado de compañeros y hermanos sacerdotes, rodeado de todo un pueblo, de una familia concreta, es un hombre. Así como hombres también son los otros tres muertos, que esperan la hora de sus sepulcros y cuyas familias también están entre nosotros. El hombre -y decía el Papa actual- con qué respeto debe el hombre pronunciar esa palabra: El hombre. La imagen de Dios, sujeto de derechos y deberes. Hijo de una familia, hombre concreto de un tiempo, reflejo de Dios para iluminar su obra de la creación y de la redención en la tierra. Pensamos concretamente en el P. Nieto, y queremos expresar desde esta dimensión humana y concreta nuestra condolencia con su querida mamá, con sus hermanos, especialmente con el P. Manuel, a quien no sólo la fraternidad general de los hombres, sino esa fraternidad del carácter sacerdotal los une más íntimamente; y a todos aquellos, a la parroquia de San Sebastián donde el P. Neto desarrollaba su ministerio con el entusiasmo propio de un sacerdote joven. Es en esta dimensión humana donde habría que hacer tantos recuerdos. Escribir su biografía, sus aspiraciones de niño, de querer ser sacerdote y de irse formando en el Seminario San José de la Montaña, con unas inquietudes nuevas -tal vez incomprensibles para muchos- los nuevos modos de la pastoral: El trabajo con los obreros, por el cual sentía especialmente él un carisma, una dedicación. Y él decía: Estas pastorales, estos nuevos campos que el Señor nos señala, estos nuevos compromisos, muchas veces para un cristianismo tradicional, son incomprensibles.

Y es de verdad, que esta Iglesia que va encarnando en hombres de cada tiempo, llevando el mensaje de Cristo a nuevas fronteras, con nuevos conflictos, con nuevas situaciones, va buscando también hombres inquietos, tal vez atrevidos, vocaciones raras; pero siempre el hombre que permanece en comunión con la Iglesia, en comunión con Cristo, es el hombre que está conectado para llevar a los demás hermanos y a aquellos que más necesitan, porque están tal vez más alejados, el mensaje de la salvación.

Neto, se sentía feliz en su sacerdocio. Yo mismo lo llevé a la Parroquia de San Sebastián. Yo compartí con él algunas reuniones con los jóvenes que me preguntaban las inquietudes propias de un cristianismo en la hora actual. Yo puedo asegurar que este hombre consagrado por la ordenación sacerdotal, se mantuvo en comunión con sus hermanos sacerdotes y con su Obispo, y ésto es una garantía de su ministerio auténtico, legítimo. Habrá rasgos difíciles en el sacerdocio actual, sobre todo joven, pero mientras haya sustancialmente un deseo de servicio, un deseo de poner todas sus condiciones y cualidades humanas al servicio de esa Iglesia y de ese Reino de Dios, hermanos tengamos confianza. El hombre-sacerdote, tiene que ser un hombre que trae de la eternidad un mensaje concreto para los hombres de cada tiempo.

Esta dimensión humana del P. Nieto, también se une con los otros hombres que junto a él, son hoy cadáveres. Queremos también invocar sobre ellos, el sentimiento humano; y si alguien criticara la presencia de la Iglesia junto a los que mueren en situaciones misteriosas como éstos, podríamos decir: No es cristiano. La Iglesia tiene que estar donde hay valores humanos; la Iglesia tiene que salvar todo lo auténticamente humano, y tiene que acompañar el dolor de madres, de esposas, de hijos, de todos aquellos que sienten en la repercusión humana del dolor, del misterio, de la iniquidad. Por eso hermanos, con todo derecho y sin ningún miedo, estamos celebrando estos funerales, porque es algo profundamente humano y nada humano tiene que ser extraño al corazón de la Iglesia.

Pero estos hombres se enfrentan a una segunda dimensión, y es la trascendencia. Cada hombre que viene a este mundo es un reflejo de Dios eterno. Cada hombre lleva una vida comenzó, pero que no tendrá fin. Y es aquí, un cadáver, como un hombre con su rostro levantado al cielo, la imagen de una Iglesia que no termina en la muerte, que peregrina y camina más allá del sepulcro, es el hombre que entra a la eternidad. Esa eternidad, es la que se refleja solemne en los momentos de la muerte. Y el sacerdote por antonomasia tiene que ser hombre de la eternidad; hombre de un Reino eterno, hombre que presagia sobre las ambiciones y los deseos y las inquietudes de la tierra, la sublimes aspiraciones y los horizontes de la eternidad. Por eso decíamos en nuestra Carta Pastoral, que la Iglesia trata de comprender todo ese esfuerzo de reinvindicaciones humanas, no para quedarse en las cosas de la tierra (es calumnia, cuando critican al sacerdote o al obispo -empeñado en las liberaciones también de la tierra-, bajo calificativos sociales, económicos, políticos); pero no se queda solamente allí en lo terrenal, sino que incorpora esa liberación de las cosas temporales, de las esclavitudes de la tierra, a la gran libertad del cielo.

Es ahora, cuando Neto Barrera comprende que todos los esfuerzos de liberación, toda esa esperanza de un mundo mejor, aún en esta tierra, se complementan y se realizan en esa eternidad feliz. Sólo la liberación que Cristo trae de esa trascendencia da a los esfuerzos liberadores de la tierra su verdadera dimensión, su verdadero valor. Cuando se es miope y cuando se escucha en la palabra del sacerdote que reclama contra las injusticias de la tierra, contra los abusos del poder, contra los atropellos de la dignidad humana en este mundo, y se le quiere criticar como comunista, como político, como hombre que ya perdió su orientación; si es miope si no se tiene en cuenta que ese hombre liberador, es un sacerdote que tiene por delante una perspectiva de trascendencia.

Por eso sacerdotes y cristianos, nosotros somos los auténticos liberadores de la tierra; nosotros por una doctrina que nos habla de la trascendencia y del más allá, somos, los llamados por Dios para acompañar también a todos los que se esfuerzan por dar a esta tierra un sentido más humano; por dar una igualdad más cristiana, más fraternal, a los hombres; darles su verdadera esperanza, su verdadera fuerza. Entonces, aunque se caiga abatido, pero víctima de unas convicciones tal vez profundas, se es seguidor de aquel Cristo, aún cuando se le confunda con cosas de la tierra. Es necesario en esta hora, en que la muerte nos ha congregado en torno de estos hermanos nuestros -principalmente del P. Neto- reafirmar como cristianos, que no podemos vivir una piedad, un evangelio, una trascendencia, una mirada hacia la eternidad sin poner los pies en la tierra. Es necesario reafirmar que precisamente, porque esperamos un cielo que será premio de nuestros esfuerzos en la tierra, por lo que tenemos que trabajar intensamente, cada uno en su propia vocación, por un mundo mejor.

Este me parece que es el mejor mensaje que podemos recoger de este cadáver hermano, de nuestro hermano sacerdote: Neto. El mensaje de sembrar muy hondo la esperanza del cielo, pero de trabajar muy fuerte también en las esperanzas de la tierra. No disociarlas, complementarlas y vivirlas como realistas, como cristianos que tienen su corazón en el cielo; pero con sus pies y sus manos trabajan también, las realidades temporales de la tierra.

Por eso hermanos, también pensemos en esta tercera dimensión con la cual yo voy a terminar mis pobres palabras: Un juicio de Dios. Neto y José Isidro y Rafael Santos y Valentín, se han enfrentado ya al Juicio de Dios. El Juicio de Dios es lo que permanece. El Juicio de Dios, es lo eterno; pero recogiendo también lo temporal. Es en el Juicio de Dios donde se nos va a juzgar de nuestros días en la tierra, de nuestros caminares en los caminos del mundo. Es el juicio de Dios el que nos dará un premio o un castigo definitivo, porque aquel Juez, no admite sobornos, no se deja pagar. Un Juez que dará a cada uno, según sus obras. Y ante este Juicio de Dios, hermanos, yo quiero invocar la prudencia, la serenidad, frente a los juicios de la tierra. Es lamentable cómo se tratan de manipular estos acontecimientos. Es escandalosa la voz de la radio y las páginas de los periódicos echando polvo sobre la mente y el recuerdo de los hombres que mueren, como si no existiera un juicio definitivo.

Yo les suplico, que no se dejen impresionar por los primeros juicios, sobre todo cuando son interesados y amañados. Por eso la Iglesia, que quiere reflejar en la tierra la justicia de Dios, la llama a sus hijos: Esperen, reflexionemos, analicemos los hechos; y ha nombrado una comisión investigadora de estas muertes. Y ya estamos recogiendo datos, indicios que contradicen rotundamente, muchas de las noticias escandalosas de nuestros periódicos y de nuestras radios. A Neto Barrera, lo flagelaron; Neto Barrera tiene un documento, extendido por un médico forense, que delata torturas espantosas. Neto Barrera debió sufrir mucho, antes de entregar su espíritu al juicio del Señor. No es justo entonces, que se juzgue a un muerto, que ya no puede hablar ni puede quejarse de los dolores que se le infligieron con criterios interesados de la tierra. Es necesario esperar, siquiera un pálido reflejo del Juicio de Dios que comprendió el misterio de la iniquidad en que se ha sepultado esta muerte y las otras muertes, las muchas muertes que tenemos que lamentar sin el juicio sereno de los hombres, sino con el juicio interesado de los intereses bastardos de la tierra.

Es necesario juzgar, a ser posible, con la mente del Señor, el cual más que justicia, usa misericordia. Y es lo que nos congrega en esta tarde, una súplica de misericordia al Señor. Misericordia, porque nada humano se presenta ante la santidad de Dios, sin manchas de la tierra. Y es necesario decirle al Señor: Ten misericordia, límpiame estas manchas, perdóname estos pecados. Queremos decir pues, que nuestros muertos son necesitados de la misericordia del Señor y a ésto hemos venido a la casa de Dios, casa de oración, una casa de oración edificada precisamente por el hermano de Neto, para decirle: Señor, ten en cuenta la buena voluntad de esta familia; ten en cuenta la buena voluntad de estas vocaciones; escucha Señor la súplica de estos hermanos sacerdotes que rodeamos a nuestro hermano difunto y que te pedimos por nuestros difuntos. Es la misericordia del Señor; pero al mismo tiempo, el repudio valiente de la justicia de Dios frente a las maquinaciones de la iniquidad, de quienes quieren usar hasta la muerte y el dolor de los hombres, para sus fines avisos.

El Señor tenga misericordia de nosotros y que estas víctimas del dolor, de la muerte violenta, sean una súplica también ante el Señor para decir: Señor, ya basta de violencias; ya basta de muertes tan hundidas en el misterio de la iniquidad; ya basta de sufrimientos para tantas familias, innumerables y hasta sin nombre. Tú las conoces mejor que nadie, ten misericordia Señor de nuestro pueblo. Es la súplica que junto a Neto, y junto a nuestros hermanos difuntos, te elevamos en esta tarde al decirte: Señor, desde la serenidad de nuestra espera de la justicia tuya, que es la única, darles Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Así sea.

Oremos hermanos (la muerte nos hace sentirnos más hermanos, caminantes hacia un mismo destino) por las necesidades del mundo y de la Iglesia.

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Su Reino No Tendrá Fin

Cristo Rey

Domingo 26 de noviembre de 1978

Lecturas:
Ezequiel: 34, 11-12
Corintios: 151, 20-26a, 28
Mateo: 25, 31-46

Queridos Hermanos:

Estamos al fin del año litúrgico y este último domingo, la liturgia lo consagra a Cristo Rey. Esta fiesta de Cristo Rey que antes se celebraba el último domingo de octubre, hoy en una forma más lógica se ha dejado como una bellísima corona para todo el año eclesiástico. Ese misterio de Cristo que se ha ido desplegando desde Adviento, que nos preparó para recibir al Niño Dios, y ese Niño Dios que crece y luego se nos presenta adorado por los magos en la Epifanía; y crece hasta la edad de un hombre que puede cargar sobre sus espaldas una cruz, toda la Cuaresma, llamando a la humanidad a sentirse solidaria con él para ser redimida; muere en una cruz y resucita. Y la Pascua, que llenó cincuenta días de nuestro calendario litúrgico, es el sol que ilumina toda la liturgia de la Iglesia.

Los domingos venimos a Misa en una pequeña pascua. Cada domingo es pascua. Cada domingo es el encuentro con el viviente eterno. El dijo que convenía que se fuera, porque su presencia física en el mundo ya era un pequeño estorbo, en cambio, sentado a la diestra del Padre-expresión bíblica para decir participando del poder y de la gloria de Dios- envía desde el cielo su espíritu. Celebramos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Es el espíritu de la redención, es el espíritu del arrepentimiento de los pecados; es el espíritu heroico de mártires y de cristianos, de religiosos, sacerdotes; de todo ese pueblo que se llama el pueblo de Dios. Alimentando con el espíritu de Dios. Es presencia de Cristo vivo, viviente, resucitado, anunciando esperanzas a la humanidad. Fueron los largos domingos que culminan con este último.

Ese misterio con Cristo pues, que lo empapa todo en el año, hoy como que se resume y se resalta en una figura que bien se llama así: Cristo Rey.

Es hermoso como ese Cristo, Rey inmortal de los siglos, vive en la historia concreta de cada pueblo. Yo me alegro de encontrar el pensamiento de ese Cristo encarnándose en nuestros días en la homilía del Papa, cuando tomó posesión de Letrán y se presentó a Roma como el Obispo de Roma. Recordó él, la larga historia de Roma que se remonta hasta los orígenes del cristianismo; recordó el origen de esa Basílica de San Juan de Letrán dedicada el precursor San Juan, para decir toda esa historia, todo eso antiguo, todo eso bíblico; no es un museo, sino que es viviente. Y el nuevo Obispo de Roma viene a enmarcarse a esa tradición larguísima, pero para ser el hombre de hoy. Y así les dijo: «En el marco de este maravilloso encuentro de lo antiguo con lo nuevo, hoy como nuevo Obispo de Roma, deseo dar comienzo a mi ministerio para que con el pueblo de Dios, de esta ciudad y de esta Diócesis, que por la misión de Pedro ha llegado a ser la primera en la gran familia de la Iglesia, es la familia de las Diócesis hermanas».

Y mencionando hechos concretos que le tocan vivirlos a él, hombre de 1978; aunque encadenado a una historia de siglos que lo remonta hasta San Juan Bautista, decía él: «Con cuánto agradecimiento he seguido estos últimos días los muchos episodios, la televisión me los ha hecho cercanos -Juan Bautista, Pedro de Galilea no conocieron la televisión, el nuevo Papa sí es hombre de televisión, pero el espíritu de Pedro y de Juan y de los antiguos está aquí en el hombre que hoy mira televisión y que en esa televisión ve los acontecimientos históricos de la semana, del día. -En esos acontecimientos he visto como a consecuencia de falta de personal en los hospitales, muchos se ofrecieron voluntarios, adultos y jóvenes en especial, para servir con generosidad a los enfermos. Hechos de la semana que él está viviendo, y tiene su valor la búsqueda de la justicia en la vida profesional, tanto más tanto más atento debe estar al amor social; por tanto, deseo para esta nueva Diócesis mía, para Roma, este amor que Cristo ha querido para sus discípulos. El amor construye. Sólo el amor construye».

Digo que para mí es una satisfacción ver esa sintonía de lo que he querido ser en mi pequeñez, también, para la querida Arquidiócesis. Yo también me siento ligado a mis antecesores, Monseñor Chávez, a Mons. Belloso, a Mons. Pérez y Aguilar, y no necesito que me vengan a comparar quien será mejor que yo. Lo que necesito es quien me ayude a vivir este momento presente. La Iglesia no es recuerdos, no es espejo retrovisor nada más. La Iglesia va caminando hacia adelante y necesita también perspectivas nuevas.

Demos gracias que toda una tradición nos ha traído a este momento en que hay fe en el pueblo. ¡Bendito, sean nuestros antecesores!, pero sepamos ser hombres del momento y sepamos reflexionar en lo de la semana, en lo del momento. Es que a muchos les interesa que no se ponga el dedo en la llaga, que no se mire lo presente; y así quisieran vivir de museos, de recuerdos, de comparaciones con obispos antiguos. El Papa habla pues, de su momento y yo quiero hablar cada semana el momento que nos toca vivir.

Por eso, queridos hermanos, en esta última semana del Año Litúrgico -yo no puedo apartarme de la realidad actual esta fiesta de Cristo Rey evoca un hermoso recuerdo sacerdotal: ¿Cuántos sacerdotes se ordenaron en las fiestas de Cristo Rey del último domingo de octubre que hoy se pasa esta fecha. Nada menos ayer platicaba con un joven salesiano que me decía: Somos tres ordenados en Cristo Rey: Héctor Joaquín Mejía, German Escamilla, Napoleón Mejía. Podemos mencionar aquí, cuántos recuerdos del Cristo Rey que ha vivido en nuestro pueblo en comunidades, en organizaciones de hombres que lo aman al Señor.

En esta semana también, yo quiero recordar dándole gracias a Dios, la vida religiosa. Hablaba de los salesianos y es por que precisamente esta semana han estado muy numerosos venidos de toda Centro América en Ayagualo. Los saludo y les agradezco todo el bien que hacen a nuestro pueblo. Que el espíritu de Don Bosco siga haciendo tanto bien entre nuestra juventud y entre nuestras familias.

También tuve el gusto de saludar a la Madre Superiora General de las Pasionistas, que dirigen aquí los colegios de la Divina Providencia, el Santa Gema de Santiago de María y nos ayudan en la pastoral directa, allí en el pueblo de San José Villanueva, donde hoy debían estar celebrando su fiesta patronal, pero por haber sido víctimas de un robo sacrílego, se ha suspendido. Y con un sentido de pastoral, las Hermanas y el Párroco han organizado más bien actos de desagravio y de protesta, porque este latrocinio parece que es algo más que un simple latricinio.

También me alegro con ustedes los laicos. El domingo pasado tuvimos una convivencia de representación de laicos. Y yo les decía que lo más grandioso de la Iglesia son ustedes: Los que no son sacerdotes ni religiosas, sino que en la entraña del mundo, en el matrimonio, en la profesión, en el negocio, en el mercado, en el jornal de cada día, ustedes son los que están llevando el mundo y de ustedes depende el santificarlo según Dios. Gracias al Señor que este espíritu de santidad laical va despertando cada día más en la conciencia de nuestros Seglares.

También en el mundo seglar, saludamos a la Ultrella Nacional de Cursillos de Cristiandad que se está celebrando en Guatemala. Una gran representación de nuestra Arquidiócesis llevo mi mensaje para decirle a Cursillos de Cristiandad que no queremos de ellos metodologías o religiosidades alineantes, desencarnadas, sino que queremos que ese el método maravilloso de promover el cristianismo en el hombre de hoy, que se llama Cursillo de cristiandad, haga de verdad los hombres nuevos que necesita el continente latinoamericano para transformar nuestra Sociedad, de pagana en cristiana. Deseamos que sea un éxito esa Ultrella donde se reunirán cursillistas no sólo de Guatemala, sino también de otros países centroamericanos.

Y también en este sentido les anuncio ya desde ahora, que el domingo 17 de diciembre, los laicos van a promover una convivencia de Comunidades Eclesiales de Base y Movimientos Laicales. Hay muchos en nuestra Diócesis. Y yo les invito a todos aquellos que no pertenecen a movimientos o a una Comunidad de Base, que traten de conocerla y de vivirla, porque el cristianismo se vive así, en comunidad, una amistad que se llama comunidad cristiana.

Visitando las comunidades esta, semana también, llevé el saludo filial de la Arquidiócesis a la Reina de la Paz, el lunes 20. Quise hacer una Misa muy íntima y privada a los pies de la Virgen, me acompaño Mons. Rivera; y las dos diócesis allá representadas por sus obispos, creemos que le hemos rendido un homenaje filial, verdaderamente sincero a la Virgen patrona de El Salvador.

El Domingo pasado estuve en Chiltiupán. Quiero felicitar a las hermanas Dominicanas y al Padre Benjamín Rodríguez, porque aquél lugar tan pintoresco (que yo creo que muchos de ustedes no conocen, un verdadero mirador a los horizontes del mar), más que todo vale por el espíritu religioso y comunitario que la Pastoral está sembrando allá.

He participado también en los proyectos, en los estudios pastorales de la Vicaría de Soyapango.

Y ayer, una alegría muy íntima en el Cantón María Auxiliadora de la Parroquia de Tenancingo, para confirma jóvenes. Yo quiero destacar el sentido de los niños. Una niña me dice en su discurso al llegar: «Permítanos que los niños y los jóvenes lo saludemos como a un buen amigo». Les dije: No me han dicho una palabra más bella, quiero ser el amigo de ustedes y me duele que en estas regiones haya quienes envenenen el alma sembrando y desfigurado la figura del Obispo». Me dijeron: «Escúchanos sus homilías y hemos ofrecido varias flores espirituales, preparando su visita, como actos de obediencia y trabajo». Las catequistas me informaron de su trabajo y las animo a que sigan adelante.

También otro gusto de esos que llegan muy hondo en el corazón, la carta de los niños del Cantón El Rosario, Dulce Nombre de María, para decirme que ya está libre su maestro que se habían llevado preso. Y en su carta dice: «Bendito sea Dios que ya salió nuestro maestro y nos pudimos examinar los finales. Pedimos a las Madres Religiosas que nos ayudaran a darle gracias a Dios».

En la Parroquia San Marcos, esta tarde a las 5:00, tendremos una hermosa ceremonia de confirmación de jóvenes.

También quiero referirme, no sólo a cosas agradables, sino desagradables, el incidente que todos conocen en la Iglesia del Rosario con los músicos de la Sinfónica. Yo creo que todo fue una falta de comunicación. El responsable de organizar estas cosas debe de estar más enterado en el momento en que se va a celebrar, para no pasar desapercibido o confundido algo que puede traer alguna trascendencia. De todos modos, de parte de la Iglesia, por esta falta de comunicación yo les quiero pedir perdón a los queridos amigos filarmónicos.

También cosas tristes, lo que ya dije de San José Villanueva, robo sacrílego, se ha perpetrado también en Talnique, en Tamanique y el Párroco de Panchimalco también me dice que por no preocuparme más no me lo había dicho, pero que ha habido también allá un robo. También de Tenancingo tengo noticias de que ha habido atropellos de la propiedad de la Iglesia.

Pero lo más grave, hermanos quiero que se fijen. En San Martín no solamente robaron los vasos sagrados, sino que se robaron el Santísimo, no encontramos las hostias consagradas. Esto duele, porque el que tiene fe sabe que en la hostia consagrada está presente el Señor. Ojalá que esta voz llegue a quienes perpetraron un sacrilegio más horrendo, y se trata de la presencia eucaristía del Señor. Que lo respeten, que lo devuelvan a la adoración de su pueblo. Y para que todos participemos en un desagravio a la presencia del Señor, se ha organizado para el próximo sábado, 2 de diciembre a las 7:00 de la noche, un acto eucarístico en la Iglesia de San Martín. Allá estaremos y ojalá que el mayor número de fieles que amen al Santísimo Sacramento se encuentren allá. Ojalá para entonces podamos dar noticias de que han aparecido las hostias.

La promoción cristiana entre nosotros va a tener esta semana manifestaciones muy bonitas como es la de Fe y Alegría, el próximo sábado; y la corte y confección en Mercedes Umaña donde han tenido la bondad de invitarme.

Quiero agradecer también los comentarios que se están haciendo a la Carta Pastoral, por parte de la Revista Justicia y Paz que, en este número, comenta la violencia. Está a la venta y lo pueden tener como un comentario que trata de hacer muy sencilla la doctrina.

También trata de popularizar, de divulgar esta doctrina, una serie de cuadernos de la colección popular El Guanaquito, de UCA, que en seis números va a presentar mi Carta Pastoral al alcance sencillo del pueblo campesino. Les agradezco, ha sido un esfuerzo muy bello de que una doctrina que interesa a los campesinos, se trate de asimilárselas lo más posible. Pueden conseguir también estos cuadernos en la UCA.

Quiero pedir una oración también, en esta comunidad de hoy, por el eterno descanso de doña Aminta de Osegueda, esposa de un gran amigo y periodista, director del Diario de Oriente de San Miguel, ya fallecido también.

También prometí a la mamá de Marisela Guadalupe González Flores, que iba a cumplir 15 años y se ahogó en las playas de San Diego, una oración pues, para que sus 15 años que ha celebrado en la eternidad, sean también consuelo para la familia que la llora.

Quiero mencionar también hermanos, en este marco de la comunión de nuestra Iglesia, un sincero agradecimiento al Reino Unido de Inglaterra, que ha tenido ese gesto para mí verdaderamente sorpresivo, de postular mi pobre nombre para el Premio Nobel de la Paz. Han llegado muchas felicitaciones y quiero hacer pues, a todas estas personas, una manifestación sincera de gratitud. Entre las felicitaciones, quiero decirles un pensamiento de la del Colegio de Profesionales de las Ciencias Jurídicas, que dicen entre otras cosas, que esta postulación es un aval de parte de las autoridades y gremios auténticamente representativos del pueblo inglés y que ella sola, ya es una respuesta de la opinión pública internacional a los detractores de la línea del Arzobispado. Así lo veo hermanos, como un apoyo que yo agradezco profundamente y quiero aclarar para algunas personas que lo confunden, no se trata del Premio Nobel, simplemente es una postulación, una candidatura. Yo sé que eso es muy difícil, llegar a tener el Premio Nobel; y quiero que sepan que yo soy el primero en comprender que hay otras personas que lo merecen mucho más que yo y que estaré muy alegre si al llegar la adjudicación del premio, no se tiene en cuenta esta postulación de Inglaterra, sino que se dará según justicia al que honor merece y me rendiré con cariño, como candidato del Premio Nobel, al que tenga el honor de merecerlo… (aplausos).

¡Qué más quiero que ese aplauso de ustedes!, ni tampoco es porque el aplauso sea una profanación del templo, sino porque es una expresión libre y espontánea de un pueblo que siente lo que no puede decir con los labios, lo dice en esa forma simpática. Yo pues, quiero agradecer porque todo ésto significa que la línea pastoral y evangélica a la que trato de ser fiel, no es una locura ni es una subversión sino que simplemente es la humilde fidelidad al mandato del Señor que ahora vamos a reflexionar.

También como solidaridad del extranjero, quiero anunciarles muchas cartas y cablegramas y diversas formas que llegan de Amnistía Internacional, refiriéndose a nuestra situación y apoyándonos en todo ésto. En estos días se han recibido 92 aerogramas, 38 cartas, en todas ellas tratan contra ORDEN y contra su hacer que atropella al campesinado. Son cartas en favor de los Derechos Humanos, especialmente entre los pueblos de San Pedro Perulapán y Cinquera, en favor de la libertad de los presos políticos; también sintiendo el dolor de nuestro pueblo por su desnutrición infantil. Solidarios también, con las luchas reivindicativas de las organizaciones de nuestro pueblo; denuncian capturas concretas completas, hasta de un sacerdote viene, que trabaja en medio de médicos, abogados y miembros de la Acción Cristiana que se pronuncian contra la tortura. Todas estas cartas que están en nuestro archivo, son verdadero respaldo pues, de que la línea de la Iglesia por los Derechos Humanos es legítima, es sensible en el mundo entero.

Quiero alegrarme también con la solidaridad que manifestó la Primera Asamblea de las Iglesias de América Latina -Iglesias Protestantes reunidas en Oaxtepec, México- que en una carta muy bonita dirigida al CELAM, se solidarizan con esta línea liberadora del evangelio. Dicen: «Nuestro continente – son palabras del mensaje – necesita desesperadamente del mensaje liberador del evangelio. La defensa de la vida, el ministerio a los quebrantados, la lucha por la justicia, la afirmación de la dignidad del hombre, la proclamación encarnada y la esperanza del reino son dimensiones esenciales de las buenas nuevas que estamos llamados a proclamar». Yo me alegro porque el protestantismo que aquí entre nosotros también, tiene una rama que simpatiza mucho con nuestra Iglesia, debe de comprender de no dejarse engañar e instrumentalizar el evangelio al servicio de la política, sino al servicio de lo que el Señor quiere, como lo acaban de decir los protestantes de Oaxtepec.

Se recibió también – con profunda alegría lo digo – una carta de una religiosa contemplativa que ofrece todo su sacrificio, toda su santidad, por nuestra Arquidiócesis.

Y en esta línea de revisión de nuestra semana, desde el punto de vista religioso, todos hemos estado consternados por ese suicidio en masa, que ya cuenta más de 800 muertos para decir, hermanos, un alerta contra la ignorancia religiosa. Estudiemos nuestra religión. Hoy hay una especie de euforia de sectas, allá andan los gnósticos, por allá andan también aquéllos -ni sé como se llaman, pero con unos vestidos muy raros, un corte de pelo también bien estrambótico- todas estas cosas, ¿adonde nos llevan? Miren que la libertad de creer es un derecho humano. La libertad de creer, y el Concilio Vaticano II tiene un documento sobre la libertad de creer; pero dijo el Observatore Romano, periódico oficioso de la Santa Sede, la libertad de creer no exime al hombre de la obligación de buscar la verdad y de aceptar humildemente la fe. La fe cristiana que Dios nos ha revelado cuando se llega a descubrir, el hombre libremente la acepta. Ninguno de los que hoy llenan la Catedral está aquí a la fuerza, esta es la verdadera libertad, libertad de creer, libertad para ir a profesar la verdad que se encontró, la verdad de nuestra fe. Una libertad que lleva a aberraciones tan espantosas como ese suicido en masa, ¿cómo va a ser la verdad?

Es así hermanos, como vamos ahora a analizar este Año Litúrgico que termina en la última página también, del evangelio de San Mateo. No es la última página del evangelio, sino el último discurso de Cristo, el discurso escatalógico. Como que San Mateo, organizando su evangelio, nos ofrece hoy el resumen más bello, lo más esencial del mensaje que Cristo quiere dejar a los hombres. La escena del juicio universal no debemos de confundirla como que si así va a ser al pie de la letra. Se trata de una reflexión eclesial para presentar en una forma que gane nuestra fantasía, el mensaje de lo esencial del cristianismo.

Por eso, en esta fiesta de Cristo Rey, a la luz de las lecturas, yo podría presentar la homilía con este tema: Su reino no tendrá fin, como decimos en el credo. Y hoy meditemos en esa palabra: Su reino no tendrá fin, que yo les desgloso en estos tres pensamientos sacados de las tres lecturas:

¿Por qué no tendrá fin el Reino de Cristo?

1o) Porque Dios es su fundamento. De Dios arranca y hacia Dios va y se realiza en la voluntad de Dios.

2o) ¿Por qué no tiene fin el Reino de Cristo?, porque su ley es el amor. Y nos acaba de decir el Papa: Sólo el amor construye. Todo reino que se funde en represión, en violencias, en odios, no puede persistir. Su reino es del amor y por eso será un reino eterno.

3o) ¿Por qué el Reino de Cristo ese reino sin fin?, porque su rey es Jesucristo, el eterno viviente.

Digamos aunque sea, unos cuantos pensamientos que ahora se me agolpan en la mente, porque lo más bello de este momento de reflexión, es esto, meternos de lleno en la palabra de Dios, implicado sí en nuestra historia sin olvidar que tenemos los pies en la tierra y que vamos caminando aquí en El Salvador con estas historias concretas, pero nos metemos de lleno a este Reino de Dios, aquí salvadoreños de nuestro tiempo para que nos ilumine…

Dije en primer lugar, que es un reino que tiene en Dios su fundamento, su origen. En el evangelio de hoy cuando Cristo llama a los bienaventurados, les dice esta palabra: «Venid Benditos a poseer el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo». No es un reino improvisado. Miren como la historia comienza por una voluntad de Dios. La historia, si es cierto que los hombres tenemos mucha participación en ella, Dios es el Señor de la historia. La historia arrancó de la voluntad de Dios. La creación fue el primer gesto de Dios, no existía nada, y cuando comenzó a existir, ya tuvo en su mente un reino suyo. Los príncipes de esta creación, los hombres, van a llegar a desembocar en el Reino de la salvación, en el reino de la gloria; por eso es eterno el Reino de Cristo, porque no ha sido inventado por los hombres sino en la mente de Dios tuvo su origen. Y cuando la segunda lectura de hoy nos dice que Cristo, como un rey que ha conquistado todo bajo su manto, le va a decir al Padre eterno la bella palabra, la satisfacción suprema del hombre que a cumplido el deber como lo dijo en la cruz «consumatum est», -todo se ha cumplido-, al fin de los tiempos, me imagino a Cristo, rey universal de las cosas conquistadas por la redención: Misión cumplida.

Y dice San Pablo: «Entregará su reino al Padre para que Dios sea en todo en todos». ¿No les parece hermanos que será una gloria muy hermosa, yo creatura de este reino de la creación ser un átomo siquiera en aquel reino que Cristo entregará al Padre y que no perecerá nunca? ¿Quién está solo en la historia?. ¿quién es un átomo que se pierde en la distancia? Todo está previsto, hasta el niño más chiquito, hasta el campesino cortador de café que no encuentra el aprecio de sus hermanos, hasta el más chiquito encontrará su puesto en este reino que el Cristo entregará al Padre y será todo en todos, sin excepción. ¿Quién será grande en ese reino de los cielos? El que se haya llenado más de Cristo.

Si Dios es el origen de este reino y por eso no tendrá fin, Dios es la meta. Dios es la meta. Cuando el Cristo entregue este reino al Padre, comprendemos entonces, ya desde ahora, que sólo Dios es lo absoluto y que todo lo demás es relativo. No se olviden de esta palabra, sólo Dios es el absoluto, sólo Dios abarca la historia desde el principio hasta el fin; y antes del principio ya vivía y después del fin seguirá viviendo. La historia no es más que un pequeño episodio como que Dios está jugando. Cuando termine la historia y Cristo le entregue la historia al Padre, seguirá viviendo este reino como un adorno, como un vestido, como un palacio, como un templo de Dios eternamente. Somos piedras vivas -decía San Pedro- edificando ese reino eterno de Dios.

En la primera lectura de hoy, aparece como Dios es celoso de esa propiedad de su reino. Yo mismo, al mirar la triste figura de los malos pastores que no saben interpretar la voluntad de Dios para conducirle a su pueblo; pastores que se apacientan así mismo y no a su rebaño; gobernantes y pastores del reino civil y del reino eclesiástico que hacen consistir el reino en una egolatría. No es eso lo que Dios quiere. Y entonces, ese pueblo castigado por la mala conducción de los pastores. «volverá» del destierro, -dice Dios- y yo mismo voy a recoger las ovejas que se dispersaron en la tormenta, las voy a cuidar y las voy a entregar a mi hijo el Mesías.

Si lo que está pasando hoy en la Iglesia, hermanos, es que el Padre eterno nos ha escogido y nos ha entregado a su Hijo para trabajar su reino. Acuérdense en la última oración de Cristo el Jueves Santo: «Padre, te doy gracias por este grupo de discípulos; son tuyos pero Tú me lo has dado, y te los devuelvo y no se me ha perdido ninguno más que el hijo de la perdición. Se puede perder también el hijo de la perdición, el Judas, el que no supo recibir este reino de Dios. Hermanos yo no quisiera que hubiera un solo Judas en la Iglesia y que todos nos salváramos con Cristo.

SU LEY ES EL AMOR

Es el reino pues, que tiene a Dios por fundamento. Y segundo lugar, un reino que tiene el amor como ley. No lo olvidemos y precisamente todo el mensaje de la lectura del evangelio, de hoy es esto. San Juan de la Cruz tiene un verso preciosísimo, cuando dice: «Y en la tarde de tu vida, te examinarán sobre el amor». Sobre ésto nos examinarán. No me examinarán a ver si ganaste mucho dinero, a ver si ganaste muchos aplausos, si fuistes grande según el mundo, si te aplaudieron. Nada de ésto. Todo eso pasa. Te examinarán sobre el amor.

La esencia del mensaje de Cristo está en la página del juicio final, como nos lo presenta hoy en San Mateo: «Tuve hambre y me distéis de comer, Tuve sed y me distéis de beber». No es que San Mateo renuncia a la fe, la fe es el primer impulso del hombre para acercarse a Cristo; pero una fe que no cuaja en el amor práctico, de obras, es una fe muerta. Y cuántos hay que dicen: Si yo ya lo conozco a Cristo, yo trato de rezarle. Sí, le rezas como el sacerdote del evangelio que dejó herido al pobre samaritano, al Pobre juicio porque tenías prisa de ir a rezar. La fe no basta.

Muchos se han querido envalentonar cuando el Papa, en esta semana, ha dicho a los religiosos que no se radicalicen en política. Ya ven que el Papa dice que no se metan en política. Fíjense bien, ya les he dicho sean críticos en oír. El Papa lo que condena es la radicalización. Si un sacerdote o un religioso solamente se hace horizontalista, solamente luchas por las cosas de las redenciones temporales, sí ha traicionado su vocación. Lo que el Papa ha dicho, es lo que yo humildemente digo también en mi carta Pastoral, cuando les digo a los sacerdotes que la mejor misión que la liberación de los hombres espera de ellos, es motivarlos con esta alta liberación de Cristo. Pero el Papa no excluye, si acabamos de oír su homilía en San Juan de Letrán donde él dice qué como Obispo nuevo de Roma se solidariza con estas reivindicaciones del pueblo que él tiene que apacentar. El ha dicho que la lucha por los derechos humanos es una tarea actual de la Iglesia; pero radicalizarse en política sería, según la página del evangelio de hoy, dedicarse sólo a dar de comer a los que tienen hambre, dedicarse de dar agua al que tiene sed, dedicarse sólo al hombre. Pero, lean todo el pasaje de hoy, cuando los que se van a salvar, admirados de que nunca han visto a Cristo y él dice: «Tuve hambre y me disteis de comer», le pregunten, ¿cuándo, Señor? El va a decir esta palabra, y ésto es lo interesante: «Siempre que lo hicistéis con uno de mis hermanos chiquitos, conmigo lo hicistéis».

Lo horizontal se hace vertical, cuando nuestra caridad la motiva el verdadero amor a Dios. Por eso, cuando despreciamos al pobre; al cortador de café o de caña o de algodón; al campesino que hoy va en caravanas buscando el sustento de todo el año. Pensemos, hermanos, no lo olvidemos, es el rostro de Cristo. Rostro de Cristo entre costales y canastos de cortador; rostro de cristo entre torturas y maltratos de las cárceles; rostro de Cristo muriéndose de hambre en lo niños que no tienen que comer; rostro de Cristo, el necesitado que pide una voz a la Iglesia, ¿cómo se la va a negar la Iglesia, si es Cristo que le está diciendo habla por mí? Yo no quiero estar aquella hora del juicio final, a la izquierda «apártate maldito al fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve necesidad y no me atendisteis». Te precisó más la pureza de tu ortodoxia; te precisó más el tiempo tranquilo de tu oración; te precisó más tu congregación, tu colegio para no contaminarte con los miserables; te preocupó más tu prestigio social y económico y político, y por eso despreciaste al que era yo pidiéndote socorro. Este es el criterio con el que Cristo nos va juzgar. Su reino es el amor, un amor que construye.

Que sorpresas nos llevaremos en aquella hora. Como trastorna esta página del evangelio lo que nosotros creemos necesario. Yo oí esta semana un comentario del discurso del Papa: Ya ven que el Papa ya está poniendo las cosas en su puesto, les ha dicho a los religiosos que usen su hábito. Si eso es bien secundario, lo que el Papa les ha dicho sí, que sean orgullosos de su hábito; pero el hábito no hace al monje, lo que hace al monje es el amor, es el amor a Cristo que se traduce en beneficiencia y en amor al prójimo. Por más acicalado que vaya un sacerdote o una religiosa, si es el sacerdote que abandona al herido en el camino, no es buen sacerdote aunque se vista bien.

Yo tampoco estoy defendiendo la secularización de algunos, sino que estoy diciendo lo esencial del evangelio, ¡no lo accidental!. Y digo que en aquella hora nos vamos a llevar sorpresas, cuando veamos que lo que yo creía que era necesario Cristo ni le hará caso y lo que yo no creía necesario, será lo que Cristo está examinando. ¿Cómo trataste al hambriento, al sediento, al que me representaba? Y en estos países, Cristo está tan profusamente presente, queridos hermanos, que sería una lástima haber vivido como saturado de la presencia de Cristo (porque estamos saturados de pobres) y no haberlo conocido. Haber vivido tantos años, tal vez en las comodidades, en las riquezas, en el bienestar político y no nos preocupamos de aquel Cristo que estaba a nuestras puertas o que lo encontrábamos en las calles. Yo le pido perdón a Dios en esta mañana por no haber sido siempre el cristiano que Dios va a examinar a la hora de la muerte. Y quiero reparar mi falta para decirle a todos ustedes, mis hermanos, con quienes comparto la responsabilidad de ser Iglesia, Reino de Dios, que de veras hagamos del Reino de Dios que somos, como ley, el amor.

SU REY ES JESUCRISTO, EL ETERNO VIVIENTE

Y finalmente, el Reino de Cristo será eterno porque el Rey es Cristo. La segunda lectura es preciosa en este sentido. Pero fijémonos en el evangelio. Es original San Mateo, cuando dice, llamando a Cristo: Un nombre que no se lo dio Cristo y que lo rehuyó el mismo. Cuando lo quisieron hacer rey, huyó. Pero San Mateo, ya con los primeros cristianos, sí lo consideran un rey, no en el sentido temporal en que lo querían los judíos, sino el rey verdadero. Entonces dirá el Rey, convocando a todas las naciones de la tierra, cuando venga en su gloria y se sentará en el trono: Dirá el Rey, -con esta imagen se describe lo que les decía los domingos pasados-, tres palabras que han hecho clásica la espera de los cristianos: Parusía, palabra griega que en la antigüedad usaban para designar cuando un gobernante iba a llegar a un pueblo, era la parusía. O la palabra epifanía, que significa la manifestación, cuando se va a presentar un rey, cuando va a ser coronado un Papa, su epifanía. O la palabra apocalipsis, también significa revelación, manifestación. Estas tres palabras son las que tenía en mente San Mateo al describirnos: «Cuando venga el Rey entre sus ángeles y se siente en el trono para convocar a todas las naciones. Esa sí que será la gran parusía, la epifanía, el apocalipsis de Cristo».

Tiene, según la segunda lectura o todavía en el evangelio, los tres poderes de un rey, no es un rey de burla, no es el rey que ante Poncio Pilato es objeto del ludribio de los soldados que lo coronan de espinas y se ríen de él. Será distinto aquel rey; es el mismo, pero no vendrá para sufrir sino para juzgar.

Y en el evangelio de hoy aparece con los tres grandes poderes de toda autoridad: Poder Legislativo, poder Judicial y poder Coactivo. Legislativo, el poder de dar leyes. Judicial, el poder de aplicar esas leyes, de hacer un juicio a los hombres que violan las leyes. Y el poder Coactivo, la facultad de castigar a los rebeldes. Cuando Cristo juzga según la ley del amor, es legislador y es Juez, y apartará a unos para condenar y a otros para salvar. El Juez Supremo. Entonces resplandecerá la verdadera justicia que hoy es tan ridícula hasta en los más altos tribunales. Este sí será el alto Tribunal ante el cual no habrá sobornos. Y el poder Coactivo, no porque se tengan armas en las manos, sino porque se tiene el poder de la razón y del derecho y de la fuerza, podrá hacer que su palabra se realice: «Id malditos al fuego eterno», y así será porque el evangelio de hoy termina: «E irán estos pobres al castigo eterno, mientras que los otros irán al reino que no tiene fin».

San Pablo nos presenta hoy este reino con una amplitud cósmica, es toda la creación la que Dios ha querido poner bajo el imperio de Cristo. Quiso instaurar todas las cosas en Cristo, él es la clave de la creación. Por eso la llama San Pablo también hoy, primicia. Es una palabra también muy bíblica, muy litúrgica que significa lo primero de una cosecha. Cuando se trae al templo las primeras mazorcas, las primeras cosas que produjo la siembra, es la primicia. Y la cosecha a que se está refiriendo aquí, es la cosecha de la resurrección. La resurrección de todos nosotros está garantizada, como cuando se garantiza la cosecha con la primacía. Si así produjo las primeras mazorcas, qué milpa la que vamos a tener. Si esta cosecha de resurrección es tan espléndida, Cristo resucitado, ¡todos vamos a resucitar!

Cabeza de la Humanidad, porque si por un hombre vino la muerte al mundo, si hoy morimos todos, es porque la sentencia de muerte dada al primer padre Adán, se sigue cumpliendo en toda su descendencia. La muerte es un misterio de solidaridad. Así también, la resurrección y la vida eterna es solidaridad con un segundo Adán que se vino a hacer cabeza del género humano por la redención.

La importancia del bautismo. Por el bautismo un niño se incorpora a esta cabeza de la redención. Por eso decía Cristo: «Si no renacen ustedes del agua y del Espíritu Santo, no pueden entrar en el Reino de Dios». La necesidad del bautismo. La confirmación no es tan necesaria como el bautismo, es una confirmación del bautismo. Por eso se está dejando para cuando ya los niños se den cuenta. El otro domingo, primer domingo de Adviento, no vamos a confirmar niños chiquitos que no se den cuenta. Sí seguirá urgiendo la obligación de bautizarlos cuando antes, porque el bautismo sí es incorporar al niño a la redención de Cristo, y esperemos que tenga uso de razón para que esa incorporación la ratifique con su propio conocimiento, entonces se confirmará.

Es inmortal y de una victoria absoluta. San Pablo nos presenta hoy, que serán aniquilados los principados, los poderes, las fuerzas; y que los enemigos de Cristo serán constituidos escabel, alfombra de su pies. Es un rasgo bien pintoresco para que toda la soberbia y audacia que hoy se envalentona contra la Iglesia de Cristo: A la persecusión, el odio, la difamación, éste será el destino. «Pondré a tus enemigos por escabel de tus pies». Y cuando hayan sido dominadas todas las potestades, él entregará el reino al Padre. Este es el liberador auténtico, la liberación de todas las esclavitudes.

Por eso, cuando anunciamos aquí este Reino de Cristo, no nos estamos apartando de nuestra historia, estamos diciendo también que estas páginas de violencia que estamos viviendo será sometida al Reino de Dios y quienes han sido culpables serán escabel de sus pies, si no se convierten a tiempo.

Por ejemplo, han continuado los incendios. Por lo menos 5 ó 6 en estos últimos días. ¿Y por qué se quedan en el misterio? ¿Y por qué no se refleja ya la justicia de Dios, frente a tantas manos que pueden ser criminales?

También hemos lamentado estos días dos secuestros: El gerente de Televisión y el gerente de la Phillips de El Salvador.

También recibimos, hay una voz a través de la Amnistía Internacional, y aquí en el país, que insisten en la amnistía de los presos políticos. Allá en Argentina se dijo una frase muy bonita». Una navidad sin presos políticos».

Hoy cumplen dos años de desaparecidos Lyl Milagro Ramírez, Manuel Alberto Rivera Vásquez, capturados por la Guardia Nacional el 26 de noviembre de 1976.

También cumplen un año de desaparecidos el profesor Efraín Arévalo Ibarra y el jornalero Alfredo Mendoza, y llegan noticias de atropellos de Cinquera.

Por esto hermanos, esta voz de libertad, «una Navidad sin presos políticos», prescindiendo de las motivaciones que puedan tener quienes la pidan, como Iglesia de Cristo soy solidario con esa voz. La Iglesia se sitúa en esta perspectiva que hemos meditado hoy. Estuve en la cárcel y no hicistes nada por mí. Yo le diré al Juez Supremo: Señor hemos hecho todo lo posible, pero las fuerzas del mal han sido poderosas, hasta que Tú las pongas por escabel de tus pies. Mientras tanto, yo invito a todas las fuerzas nobles de El Salvador, ¡que reaccionen! Y fíjense lo que pido: La libertad de quienes están sufriendo injustamente. Que sean puestos a los tribunales para que se les juzgue o que se les dé libertad. También en El Salvador queremos hacer una Navidad sin estas torturas y tormentos de la Cárceles Secretas.

Nuestra Emisora (YSAX) va a presentar todos los jueves, de las 5:30 a las 5:45, un programa dedicado a la defensa de la justicia y de la ley en este sector que hoy necesita tanto, de los trabajadores del campo. No es que es vamos a ser voces de falsas denuncias, sino que vamos a informar sobre las quejas que se hayan presentado al Ministerio de Trabajo y los resultados que hayan obtenido de esa intervención del Ministerio. Comprendemos que el Ministerio de Trabajo es el responsable de la situación laboral del país. El carga con esa situación de huelgas, de descontentos en las fábricas o en las cortas de café y demás campos de trabajo. Decimos pues, que hay que recurrir allí. Y la AX, se hará eco de ese recurso y de las noticias que salgan también de ese Ministerio de Trabajo. Esperamos pues, que esta publicidad estimule un poco el cumplimiento de unas leyes que no se cumplen.

Y finalmente, les pido un sentimiento de solidaridad con Nicaragua. Está viviendo momentos muy difíciles. Yo recibí una copia de un telegrama que las asociaciones y grupos católicos han dirigido al Papa, apoyando a su Obispo Monseñor Obando Bravo; y también señalando que el Señor Nuncio no lo ha sabido apoyar debidamente y pidiendo que el Santo Padre mire con justicia y apoye al Pastor que ellos sienten muy cerca de su situación.

Pidamos para todas estas situaciones del país y del mundo, que son muchas más, pero que en un día de Cristo Rey nos hace ver la necesidad de esta celebración.

Pasemos al altar, donde Cristo se hace presente, todavía oculto, pero somos su pueblo, somos su reino y tengamos fe. Vivamos esta fe en Cristo, vivámosla manifestándola en el amor a nuestros hermanos. Que en la tarde de la vida, el Juez Supremo de la historia y de cada uno de nosotros, nos juzgará sobre el amor. Sepamos trabajar, ya desde ahora, aquel juicio que va a ser definitivo. Así sea.

Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso…

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La Iglesia, una Comunidad en Espera Activa del Retorno de Cristo

33º Domingo de Tiempo Ordinario

Domingo 19 de noviembre de 1978

Lecturas:
Proverbios: 31, 10-13.
19-20. 31-29
Tesalonicenses: 5, 1-6
Mateo: 25, 14-30

Queridos hermanos:

Todos los que han seguido con atención el Año Litúrgico, se dan cuenta que a lo largo de todos los domingos se va recorriendo a la luz de un evangelio -en este año ha sido el evangelio de San Mateo- las enseñanzas del Señor que iluminan la vida de nuestra comunidad, la Iglesia. El evangelio de San Mateo pues, lo mismo que el Año Litúrgico, están llegando a su fin. Podríamos decir que éste es ya el último, porque el próximo domingo la liturgia va a recoger en la fiesta de Cristo Rey -que ya no es el último domingo de octubre, sino que es al final del Año Litúrgico- como una corona de todo el misterio de Cristo que hemos tratado de ir reflexionando durante el año, nuestro avasallaje como miembros dichosos de ese Reino de Dios.

Este último tramo del evangelio de San Mateo, recoge el discurso de Cristo, llamado discurso escatológico, donde nos habla del fin de los tiempos. Eso quiere decir escatología, lo último, lo definitivo y desde el domingo pasado estamos pues, en este estudio escatológico según la mente del mismo Jesucristo Nuestro Señor. Es una meditación de fin de año. Es una meditación que nosotros los cristianos queremos invitar a hacer, para mirar con claridad la perspectiva de nuestra meta. Hacia dónde vamos en esta peregrinación de los años, de los meses, de las semanas; porque es maravilloso y hoy la teología lo va a descubriendo cada vez más, que Dios salva en la historia.

La salvación es un hecho histórico, no del pasado, sino la historia presente de cada pueblo, de cada hombre, de cada comunidad. Y ésto es interesante que lo tengamos muy en cuenta, porque los hechos históricos, si nosotros los enfocamos directamente semana a semana, no es por un afán de salirnos del evangelio y de la mente de la Iglesia, sino para que esa salvación que Dios está haciendo de los salvadoreños, encarnada en su propia historia, la busquemos allí donde la debemos de buscar, en nuestros hechos históricos. Es la vida de la Iglesia de la Arquidiócesis, de cada parroquia, de cada cantón, de cada comunidad; y es también la historia civil que nos circunscribe donde no todo es bueno según el Reino de Dios, sino donde grandes realidades de nuestra fe y de nuestra esperanza en Cristo, chocan con actitudes ateas, materialistas, egoístas, atropelladoras y es natural entonces, que comprendamos que el Reino de Dios que se va construyendo en la historia tiene que chocar con realidades históricas y esto no es meterse en política, sino simplemente es buscar la salvación de Dios en nuestra historia.

Por eso voy a titular la homilía de hoy: La Iglesia, una comunidad en espera activa del retorno de Cristo. Esta es la Iglesia, una comunidad, activa, trabaja, choca, vive su fe. Es activa y vive en espera. En espera del retorno de Cristo, como lo proclamamos en nuestro Credo: «…desde allí ha de venir a juzgar…», ha de volver el Señor. Aquí tenemos los tres conceptos que yo quiero desarrollar en esta mañana:

1o.) Una comunidad en espera.

2o.) Esa espera no le quita su actividad, al contrario es una espera activa, si no, no es cristiana.

¿Y qué es lo que espera? 3º) El retorno. ¿Cómo es ese retorno de Cristo que esperamos?

Decía que es una comunidad. Y ésto ya todos los domingos lo voy repitiendo, porque uno de los mensajes más apremiantes de la Iglesia de hoy, es que los cristianos salgan de una mentalidad individualista. Que ya no hablemos de mi salvación, mi religión, sino que la vivamos como Dios quiere que la vivamos: En pueblo. Nuestra salvación. Nuestro peregrinar por la historia, vamos como pueblo, como el pueblo israelita por el desierto: Iba junto, comunitariamente, así vamos. Y por eso una de las alegrías más grandes pastorales es que vayan surgiendo por todas partes las comunidades. Pero para que no se pierdan de su orientación, estas reflexiones de la palabra de Dios vienen a decir cuál es el testigo. Así lo hicieron las comunidades en todos los tiempos.

Las tres lecturas de hoy son reflexiones de comunidades: El libro de la Sabiduría que no ha presentado a la mujer modelo, es una reflexión de la sabiduría del pueblo de Israel que vivía esta filosofía como pueblo, era su sabiduría popular, era su creencia, en que no es la vanidad de la mujer lo que cuenta, sino su temor de Dios, su interioridad. Cuando en la segunda lectura San Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica, está orientando comunitariamente y aquella comunidad recibía la carta del apóstol. -Voy a atreverme a compararme como cuando yo no pude ir a San Antonio Los Ranchos y les mandé una carta- San Pablo no podía visitar personalmente las comunidades, pero las alimentaba con sus palabra y allí nos quedaron esos recuerdos de sus cartas, preciosísimas, para que las comunidades de hoy confronten con el espíritu de las comunidades primitivas y ¿qué otra cosa es el evangelio de San Mateo? ¿Los cuatro evangelios? Son reflexiones de apóstoles que contaban su vivencia, su experiencia de contacto directo con Cristo, en una comunidad donde reflexionaban; y luego inspirados por Dios escribían de tal manera que el Cristo que conocemos en los evangelios, es el producto de la reflexión comunitaria. Qué precioso saber entonces; que en la Catedral de San Salvador, en este domingo 19 de noviembre de 1978, lo mismo que todas las comunidades hermana distribuidas en toda la Arquidiócesis; yo sé que a esta hora hay muchos que están pendientes de la radio y en comunidad están reflexionando o los que tienen misa a esta hora están con sus párrocos reflexionando estas mismas cosas.

Somos la comunidad pues, que está alimentando su fe, conociendo su verdadero espíritu, su estilo, su caminar, en la misma fuente donde se alimentaron las comunidades de todos los siglos y las comunidades del Viejo Testamento. Dios nos ha revelado su voluntad, conocerla comunitariamente y marchar comunitariamente con esa voluntad de Dios, eso es ser pueblo de Dios; eso es vivir la alianza con el Señor, a eso venimos a Misa los domingos.

Una comunidad en espera

Pero esta comunidad, digo en mi primer pensamiento, es una comunidad en espera. ¿Qué quiere decir? Es la característica del cristiano. Por eso se llama comunidad escatológica, ciencia de lo último, comunidad que vive pendiente del desarrollo hasta su última consecuencia. ¿Hacia dónde va la historia? ¿Hacia dónde va a mi vida? ¿Hacia dónde va esta Iglesia? Lo escatológico. Ya se anunció en el Antiguo Testamento muchas veces y lo hemos comentado aquí: El día del Señor. Los profetas hablaban: El día del Señor, como un día en que Dios nos espera con los brazos abiertos para premiar nuestros méritos buenos o nos espera con su ira para castigar nuestras almas acciones.

Ese día del Señor, en el pasado, como todavía no había venido Cristo, era muy como nebuloso. Los profetas no tuvieron la dicha que nosotros cristianos tenemos de conocer que Cristo que ya vino hace veinte siglos, es el que vino a iniciar el día del Señor. Vivimos ya la última fase de la historia, Cristo es, como lo vamos a ver después, la clave, el desenlace, la meta, el día del Señor.

Y como Cristo y los apóstoles anunciaban ese día del Señor también como ya próximo, surgían ideas como ahora surgen también en algunas sectas protestantes -si ya tal año va a ser el día que viene el Señor- y lo esperaban próximo. Es que Cristo quiso dejar como una mística de sus cristianos la incertidumbre. Y San Pablo les escribe hoy a los tesalonicenses: «Acerca de la fecha, no puedo escribirles, eso es incierto, solamente les digo lo que el Señor anunció que vendrá ese día como un ladrón nocturno y como ustedes no son hijos de la noche sino hijos del día, vivan en espera».

A los tesalonicenses que amparándose en esa proximidad -ya va a ser el juicio final- no trabajaban, se habían hecho algunos holgazanes, para eso sí era la religión opio del pueblo. San Pablo les recuerda: Hay que trabajar; el que no trabaja que no coma, no sabemos cuando será el día en que el Señor nos va a asumir. También surgió en Tesalónica una duda: Desde que Pablo nos anunció la proximidad del Día del Señor, mueren algunos, siguen muriendo. ¿Cuál será la suerte de los que murieron y de nosotros que estemos vivos cuando venga el Señor? Y San Pablo les resuelve -Uds. Lo ha leído en la epístola, se lee en algunas misas de difuntos- acerca de los difuntos no queremos que estéis ignorantes, ellos van a resucitar también y nosotros si estamos vivos, también nos vamos a transformar; aunque no pasemos por la muerte, nos transformará, porque para participar en esa fase escatológica, última, definitiva del Reino de Dios, la vida eterna, que ya se inicia en esta tierra, Dios necesita transformar al hombre. Por eso han de resucitar los muertos. Los que hicieron el bien resucitarán para la vida eterna y los que hicieron el mal resucitarán también para ignominia y castigo. También los que están vivos, van a ser transformados para ser arrebatados con el Señor a su gloria, los que hicieron el bien, los que están haciendo el bien, los que están trabajando según la voluntad de Dios y los que no, aunque estén vivos no escaparán a la ira del Señor, los transformará de una vida mortal que se acaba con la muerte, en una vida eterna, pero para sufrir eternamente; le dará una inmortalidad de dolor, la segunda muerte que llama la Biblia, estar muriendo sin poder morir. Cosa tremenda de veras, el día del Señor.

No es fantasía queridos hermanos, ésto es lo que le da a nuestra religión su carácter escatológico. Por eso hemos de vivir pendientes de ese desenlace final.

¿Cómo vivimos? -yo quiero preguntarles ahora en la realidad de este noviembre de 1978- le preguntaban a uno de los santos jóvenes de nuestro santoral: ¿Si supieras que hoy es el día del juicio qué harías? ¿qué haríamos? Y los estudiantes que eran todos ellos, unos decían: Pues yo correría a la Iglesia a rezar, a arrepentirme de mis pecados para acogerme en gracia de Dios. Otro decía: Yo iría a confesarme para no estar en pecado, y este santo decía: no, yo seguiría jugando, porque sé que yo estoy haciendo la voluntad de Dios y si así me coge el Señor, me coge haciendo su voluntad.

Esta es la vida tranquila del cristiano, estar donde Dios quisiera encontrarme a la hora de mi muerte. Por eso les quiero preguntar hermanos, y a mí mismo también: ¿Estamos en este momento dónde Dios quisiera encontrarme, si en este momento fuera ese día sorpresivo como ladrón para arrebatar mi vida? ¡Cuántas desgracias y muertes lamentamos semana a semana! Todos esos que han sido asesinados o han muerto en accidentes o en incendios o en terremotos o en choques de aviones. Han sido tantos en esta semana. ¿Los habrá encontrado el Señor viviendo su escatología, pendientes del desenlace de su vida? ¿Estamos todos los salvadoreños donde deberíamos estar?

Por eso es que me gusta iluminar este momento con la realidad histórica, no es por molestar a nadie, sino para cumplir mi misión profética de Pablo que les dice a los tesalonicenses: «…estén donde debe estar, no les puedo decir la fecha». Nadie le puede señalar a nadie cuándo va a morir. Solamente como cristiano tiene que decirle: Camina por donde debes caminar para que el Señor te encuentre en el camino recto.

Hermanos, yo quiero aquí, cuando hablo de la comunidad que espera, recordar que esta semana ha sido también una vida comunitaria muy bella de nuestra Arquidiócesis. Muchos están de veras donde debían estar, pero lamentablemente muchos no están donde deben estar; porque pasemos al segundo pensamiento…

ESA ESPERA NO LE QUITA SU ACTIVIDAD, AL CONTRARIO ES UNA ESPERA ACTIVA

Una espera activa. Cuando la primera lectura de hoy nos habla de la mujer que se caracteriza por su fortaleza, que no pone su gloria en su hermosura o en su vanidad, sino en el temor de Dios, esta es la que hay que alabar dice la Sagrada Biblia. Qué hermoso mensaje para la mujer. Vana es la hermosura, frágil la belleza, los profetas la parangonaban con la yerba que a la mañana está esbelta y a la noche no es más que zacate seco; que se agarra con un puño como hierbas que se pueden arrancar. La mujer que teme al Señor, la hacendosa, la que es gloria de su marido, la que no le teme a los inviernos ni a los malos tiempos porque siempre está prevenida, la mujer con sentido escatológico, esa es la que merece toda alabanza.

Es difícil para la mujer, cuya naturaleza es la vanidad, saber comprender que no está en ser admirada en sus cosas exteriores su verdadera grandeza, sino que sea alabada por Dios en el interior de su espíritu y que sea verdadera gloria de su familia y de su esposo; no por los esplendores externos, sino por su virtud, por su cristianismo. Y aquí es donde el evangelio se sitúa también hoy.

La hermosa parábola que comentábamos el domingo pasado, también en el sermón escatológico de Cristo, las diez doncellas que esperaban para acompañar al esposo, cinco prudentes estaban preparadas y fueron recibidas al festín, cinco no superior esperar, se durmieron imprevistas. Y cuando fueron a comprar aceite se cerraron las puertas del festín y al llegar tocando todas atrasadas, el Señor les dice: no las conozco. ¡Qué triste esa hora de aquellos que no han vivido su sentido escatológico en vigilia, no como los que son sorprendidos por el ladrón en la hora de la noche!

Pues bien, el evangelio de hoy más bien nos invita a una espera activa. Un Señor confió a sus empleados su finca, sus haberes y marchó a tierras lejanas. Después de mucho tiempo, volvió. En esto está la espera, después de mucho tiempo, no sabemos cuando, pero Cristo quiso dejar con esta expresión que ese tiempo que los cristianos han de pasar entre su esperanza y la realización de su esperanza puede ser muy largo. Hay edades muy ancianas entre nosotros, dichosos los viejitos que como el anciano Simeón viven esperando y cuando tienen en sus brazos al Jesús redentor, cantan como el cisne para morir: Ya puedes enviar a tu siervo en paz, porque siempre viví esperando esta esperanza.

La enseñanza de la parábola de los talentos, queridos hermanos, yo la encuentro en una forma moderna en el Concilio, en la constitución de la Iglesia en el mundo actual, cuando nos habla de que este mundo con sus progresos prepara el material del Reino de Dios y por eso no hay que descuidar trabajar en este mundo. Pero inculca en el cristiano: No hay que vivir conforme a los pensamientos de este mundo, sino vivir de la esperanza escatológica.

Ante el peligro de los tesalonicenses modernos -que los hay muchos- Ah, pues si las cosas de la tierra no valen, vamos a dedicarnos sólo a las cosas celestiales. Y viven una piedad desencarnada; y se escandalizan cuando el Arzobispo predica los deberes de la tierra; y llaman comunista a su predicación, porque les está exigiendo justicia social a los cristianos; y llaman que ya se está metiendo en política, cuando reclama los deberes cristianos del político, del gobernante, del guardia nacional, de los cuerpos de seguridad. Si son cristianos no deben de olvidar que existe una sanción eterna y a los jueces que se dejan sobornar; y a todos aquellos que quieren jugar con las leyes del estado y de la tierra, el sentido escatológico de mi religión les recuerda: vendrá el Juez, aquél que no se deja sobornar; aquél que sacará a la luz el atropello de todas las ilegalidades que se hicieron en el país. Predicar ésto, hermanos, es ponerse en la situación de Cristo que quiere,… que quiere de verdad un cristianismo auténtico, integral. Es muy bonito vivir una piedad de sólo cantos y rezos, de sólo meditaciones espirituales, de solo contemplación, ya llegará eso en la hora del cielo donde no habrá injusticias, donde el pecado no sea una realidad que los cristianos tenemos que destronar. Ahora, les decía Cristo a los apóstoles, contemplativos en el Tabor, queriendo quedarse allí para siempre: Bajemos, hay que trabajar.

Por eso dice el Concilio, Gaudium et Spes, No. 39: «La espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien, avivar la preocupación de perfeccionar esta tierra donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo». A ésto estamos llamados, cristianos, a reflejar ya en la peregrinación de la tierra, a través de nuestro sentir y de nuestro vivir escatológico, reflejar -miren que bonito- reflejar como la aurora que no es todavía el sol, pero ya refleja al sol que viene. La vida cristiana debía ser como aurora del siglo nuevo. La vida cristiana llena de esperanza, llena de fe, llena de santidad, debía de reflejar a los hombres de la historia que no todo se termina en esta tierra, que hay un Reino de Dios hacia el cual caminamos y seremos felices, donde habrá justicia y amor consumados, sin peligros de profanación; pero mientras tanto no somos más que un vislumbre, una aurora, un anuncio.

El cristiano que no anuncia este sol que viene, no es auténtico cristiano. El cristiano que ofrece una redención, una liberación política, económica (solamente de la tierra) y se olvida de anunciar estos grandes valores de la eternidad, no está dando a los hombres la verdadera liberación. Por eso dije en mi Casta Pastoral que la Iglesia apoya el esfuerzo liberador de todas las organizaciones, mientras esos esfuerzos son justos. Pero no se identifica con esas organizaciones, sino que les da a las organizaciones y a los hombres que trabajan por lo justo, un ámbito más amplio. La verdadera liberación, la meta de la verdadera libertad.

Pablo VI, que ilumina mi pensamiento continuamente en estos aspectos, hombre que supo comprender su tiempo y no traicionó nunca su eternidad, viene diciendo que si un cristiano, incorporándose por ejemplo, a alguna agrupación política popular o un sacerdote o un obispo traicionará, esa liberación eterna y no anunciara la liberación del pecado y la auténtica liberación que Cristo ha traído al mundo; y únicamente circunscribiera sus esfuerzos liberadores a las cosas políticas o sociales o económicas de la tierra, está mutilando, no esta dando la verdadera fuerza que la liberación cristiana anuncia a los hombres. Compréndanlo hermanos, compréndanlo sobre todo ustedes, queridos cristianos, que pertenecen a agrupaciones políticas-populares. No vendan su fe y su esperanza eterna por intereses inmediatos. Y óiganlo bien los que me detractan, que yo no estoy predicando una liberación de revolución que jamás he predicado la violencia, al contrario, que he descrito en mi Carta Pastoral que detesto la violencia cuando se hace con una mística como si fuera el único medio para arreglar las cosas.

Yo abogo por la idea cristiana de la paz y les digo a todos los que trabajan por la liberación de la tierra; los que buscan en esta temporada de las cortas de café y de la caña y de algodón mejores sueldos, un trato mejor para los trabajadores: Eso está muy bien, pero no concreten solo en eso el esfuerzo, incorporen ese esfuerzo y también incorporen esa aflicción de nuestro pueblo que ahora sale de sus casitas, de sus cantones, casi en una dolorosa emigración para las fincas a buscar el único ingreso del año y no encuentra trabajo; y encuentran atropellos y encuentra que le hace trampa y encuentran que le roban, que lo engañan a él, al miserable. ¿Cómo va a haber un sentido de justicia eterna en esas relaciones? Pues a unos y a otros les digo: Acuérdense de lo eterno.

Entonces dice el Concilio: «Por eso, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del Reino de Cristo; sin embargo, el progreso temporal en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios». Los cristianos no somos retrógrados, sabemos como dijo el Señor Presidente también, que los países tienen que progresar. Pero quisiéramos decirle: Que no basta el progreso del país, que es necesario que ese progreso se base sobre cimientos de justicia, porque si no, la seguridad nacional solamente será seguridad para aquellos que enriquecen y el progreso beneficiará siempre a una minoría. El progreso tiene que beneficiar a todos y para eso se necesitan -como él mismo lo ha señalado ante aquellos reaccionarios que no quieren admitir reformas sociales- que las leyes, el poder moral del Estado no sólo reprima como si fuera objeto de represión, y confundir con terrorismo también los esfuerzos justo de los campesinos y de los necesitados. También hay que reprimir, y con fuerza, esas fuerzas reaccionarias que no admiten los cambios sociales, la transformaciones de nuestra sociedad.

El progreso lo amamos, pero no simplemente por ser progreso, sino cuando el progreso de verdad no solamente sea seguridad nacional para unos pocos y miseria creciente para la mayoría. Que sea progreso de verdad, pero que a través de leyes justas llegue como un beneficio para todos los necesitados, ya que a todos los salvadoreños les ha dado el Señor las riquezas de nuestra tierra.

Por eso, dice el Concilio -una cosa muy hermosa, queridos cristianos- para que no nos cansemos nunca de hacer el bien: Estamos en la espera, pero que no sea holgazanería. Una espera activa y entonces los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, en una palabra todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal. Reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia, reino de justicia, de amor y paz.

¡Qué bella esperanza! De modo de lo que ahora trabajemos, aún cuando ahora nuestra predicación, contracorriente, parece como arar en el mar, sabemos que la vamos a encontrar produciendo muchos frutos de conversión, de santidad, y sobre todo, espero de veras con la alegría de un cristiano, que todos ustedes que compaginan y se solidarizan con esta doctrina de la Iglesia que no es mía, sino de la Iglesia actual, sigan trabajando por la verdadera dignidad humana, sigan siendo valientes en predicar la doctrina de Cristo no tengan miedo a las denuncias del pecado en el mundo, encarnen la religión en las realidades de nuestra historia; porque después de haberlo encarnado y trabajado en nuestro mundo, está la promesa de Cristo: Lo encontraremos.

Me imagino yo, como cuando se saca de una mina las vetas de oro, vienen revueltas con tierra, pero un proceso químico bota la escoria y va quedando el oro puro. Dichoso aquél de que su vida ha hecho una mina de trabajo, no importa que ahora se mezcle entre las maldades de la tierra. Y el Concilio nos recuerda que el pecado está trabajando también. El reino de satanás también es una espera, porque también han de resucitar los emisarios del diablo, que los hay muchos entre nosotros. Están esperando el reino definitivo, resucitarán para ignominia, porque el progreso del mundo -dice el Concilio- hoy se ve afeado por el pecado de los hombres. De allí que el progreso del mundo no se identifica con el Reino de Dios, porque el progreso puede ser egoísmo como lo acabo de decir. El progreso, la seguridad nacional, puede ser, beneficiar solamente a unos y eso es el pecado. Entonces, el progreso verdadero no se identifica con el Reino de Dios. Es ambivalente el progreso, mucho cuidado. Cuando adquiera en un puesto, un cargo con mayor sueldo, denle gracias a Dios, pero tengan mucho miedo. Cuando vayan progresando socialmente, políticamente, económicamente, denle gracias a Dios; pero mucho cuidado, porque ese progreso es ambivalente, es decir, vale para el bien y vale para el mal.

El destino del hombre al ser puesto en esta tierra como el Señor, al que los dejó con cinco talentos, con dos talentos, no hay dos hombres iguales. La Iglesia no predica una igualdad absoluta, lo que predica es una justicia entre las desigualdades, un amor fraterno, como no hay dos hermanos iguales; pero cuando se aman, como comparten fraternalmente las preocupaciones, los haberes y también sus aflicciones. Así también, dice el Concilio recordando una frase de la Carta de San Pablo a los Romanos, ustedes que viven en el mundo, empujando al mundo hacia el progreso, no se conformen a la figura de este mundo, es decir, a la vanidad, a la malicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana que Dios ha querido ordenar al servicio de Dios y al amor de los hombres; para eso trabajamos. Entre nosotros hay muchos esfuerzos, bendito sea Dios, de este trabajo de promoción, de hacer progresar al hombre. En estos días he asistido a academias de costura, de confección. Hoy he recibido a la entrada de la Iglesia un precioso navideño recuerdo hecho en Chalatenango, en La Palma, donde la Semilla de Dios es un testimonio de este progreso. Ojalá se mantengan siempre muy cristianas estas cosas. Y yo les he dicho siempre en estas ocasiones, la Iglesia no promueve academias de costuras o talleres, etc., sólo por hacer progresar materialmente a la gente, quiere poner en el corazón la verdadera sabiduría, un espíritu, una mística para decirle que el progreso no se debe de confundir con el Reino de Dios pero ayuda al Reino de Dios.

¿Somos de verdad la comunidad que espera activa? Analicen ustedes mismos, hermanos, en estos hechos de la semana.

HECHOS DE LA SEMANA

Pasado mañana en San Miguel es el día de la Virgen de la Paz, un saludo cariñoso a la Madre de todos los salvadoreños, ya que en 1966, precisamente el 21 de noviembre, el Papa Pablo VI la proclamó patrona de todo el país. Si no tengo dificultades, pienso irla a visitar el lunes 20, mañana, hacia el medio día.

También es una comunidad que se alegra, aquí en la Arquidiócesis, de encontrar sintonía con el pensamiento del Papa actual. Volvió a pedir lo que ya dijo en su homilía de inauguración: «que se abran los sistemas económicos y políticos a Cristo». Lo que les acabo de estar diciendo. Los sistemas tienen miedo -dice el Papa- hay temor al hombre y a su libertad responsable, temor que suele agravar el nexo entre la violencia y la represión.

¿Quien no encuentra aquí una sintonía del Papa con lo que su pobre Arzobispo les está predicando? NO basta la represión, no hay que tener tanta desconfianza de la libertad responsable de los hombres, hay que abrir las puertas a Cristo y a una mayor participación de todos los salvadoreños al bien común de la nación.

Exhortó el Papa a defender los Derechos Humanos como la gran tarea de nuestro tiempo. Yo quiero agradecer al Señor Napoleón Navarro Oviedo la feliz ocurrencia de aumentar en afiches que se pueden poner en las puertas, una noticia de la Prensa Gráfica, donde el Papa se refiere a esto, dice el Papa: «no podemos considerar al hombre al servicio del sistema, sino que el sistema debe estar al servicio del hombre. Es necesario por consiguiente que cada cual se defienda del endurecimiento del sistema». Van a decir que el Papa es subversivo y de veras lo es. En un ambiente donde el sistema quiere jugar con los hombres, el papa les dice a los hombres: No, no es el hombre para el sistema, sino el sistema al servicio del hombre. Y aclaró que se refería a sistemas sociales políticos y culturales. Su discurso fue interrumpido varias veces por aplausos, ¿será que los busca para su vanidad?, ¿o será que el pueblo siente la sintonía del pensamiento de la Iglesia cuando aplaude a un orador sagrado como al Papa en esta ocasión?

También exhortó al ecumenismo como una necesidad pastoral y espiritual. Y yo quiero decirles con alegría también, ya que hemos platicado con los hermanos evangélicos y tendremos pronto una convivencia para planear y trabajar en este sentido de un ecumenismo auténtico. Les suplico sus oraciones, porque se trata de una fuerza que sólo Dios puede dar.

Una alegría muy grande también, fue el telegrama que me enviaron los sacerdotes que hicieron ejercicios espirituales, dice: «Treinta y un sacerdotes reunidos en retiro como fruto práctico de detenida reflexión sobre identidad sacerdotal, queremos reiterarle nuestra comunión con usted, con su labor pastoral y con su palabra, conscientes de que nuestro sacerdocio sólo tiene sentido cuando hay comunión con el Obispo». Bendito sea Dios, yo les agradezco y quisiera que todos pidieran de veras si quieren ser cristianos, estar en comunión, más confianza con su pastor.

También he tenido la alegría de participar en reuniones vicariales, donde los sacerdotes y las fuerzas vivas de la pastoral se reúnen en sectores de nuestra Diócesis, por ejemplo, en Mejicanos, ayer en Chalatenango, donde se hacía una evaluación bastante a fondo del trabajo de la Vicaría Episcopal que preside allá el P. Fabián Amaya, y donde participaron sacerdotes, religiosas y laicos; y donde se incorporó ya al equipo, el nuevo sacerdote Rafael Urrutia, donde ya estaba incorporado otro nuevo sacerdote el P. Héctor Figueroa, donde hay muchas esperanzas de veras, de una pastoral muy viva.

Una nota quiero destacar y es que entre las fuerzas vivas se presentó en Chalatenango un Patronato Pro-Seminario. Allá vamos a tener un gran sector del Seminario Menor y quiero unir esta idea con la que me encontré al entrar a Catedral. Un querido amigo del Club Serra, estaba pegando allá en la puerta, unos afiches que ustedes lo pueden ver al salir y donde la idea es esta: ¿Cómo podemos hacer para que el Reino de Dios siga caminando en el mundo? Y contesta: Momento de vocaciones sacerdotales, religiosas. El Club Serra, lo mismo que el Patronato Chalateco Pro-Seminario, han puesto el dedo en la llaga. Eso es lo que más urge en nuestra Iglesia, que fomentemos las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Hubo junta también del Senado, o sea la representatividad de los presbíteros en un grupo de sacerdotes que se llaman los senadores al que se unen también los vicarios. Tuvimos una reunión muy positiva, y un informe que yo les quiero darles que desde hace varios meses, este cuerpo de senadores, tomó a su cargo un encargo mío de hacer una encuesta de las relaciones entre los presbíteros y el Obispo. Ayer se hizo la recogida de la tabulación, después se va hacer una interpretación sociológica, teológica y pastoral, y daremos a conocer a ustedes; pero les puedo adelantar que me ha llenado de mucho optimismo, que esta encuesta mayoritariamente es muy positiva y que estoy muy contento de que todos mis sacerdotes, por lo menos en su inmensa mayoría, están bien solidarios con la pastoral que va tratando de conducir humildemente el Arzobispo de San Salvador.

También quiero felicitar a la Vicaría de la Asunción, comprende todo ese sector de Flor Blanca, San José de la Montaña, Colonia Escalón, San Benito, la Ceiba, dos iniciativas preciosas: Un curso de teología, yo asistí a la clausura del primer ciclo, eran como 60 personas que han estado muy fieles a recibir instrucciones sobre dogmática, sobre moral, sobre pastoral, sobre documentos actuales de la Iglesia, y manifestaban su satisfacción de conocer lo que muchas veces ignorantemente se critica. Yo les supliqué que ellos, seglares que tienen acceso a esas categorías sociales y políticas y dirigentes profesionales, conociendo la mente y el espíritu de la Iglesia, sean testimonio y no dejen que la pobre Iglesia sea tan calumniada, sobre todo tan ignorantemente calumniada.

Los seminaristas mayores también me han dado una gran satisfacción, a pesar de su vacación, se reunieron tres días de convivencia para reflexionar sobre temas de su vocación en la actualidad.

También me alegro anunciarles que en la Universidad José Simeón Cañas, desde el 15 de noviembre, se está llevando un mes de enseñanza teológica sobre temas actuales, principalmente de eclesiología. Si tienen oportunidad, yo les invito a estos cursos que son muy necesarios en nuestro tiempo.

También una mirada a la parroquia de Cristo Redentor, en su sector El Carmen, donde me dieron la alegría de una reunión de varias comunidades para celebrar las confirmaciones de varios jóvenes.

En la Parroquia La Luz, también una alegre promoción del 9o. grado en la Escuela Madre Catarina Di Maggio y una promoción de la Academia Madre Scagglietti, donde se ve pues que la Iglesia en su modestia, está trabajando en la promoción de nuestra gente pobre.

En Ilopango, también celebramos el día patronal de San Cristóbal con una confirmación de jóvenes y un diálogo muy interesante de los jóvenes con su Obispo.

Y esta tarde a las cuatro, espero estar en la comunidad de Chiltiupán.

Hoy también los laicos han promovido una reunión de reflexión en el salón San José de la Montaña.

Quiero recordarles que, desde el 3 de diciembre, o sea dentro de quince días, entrará en vigencia la norma de no confirmar niños inconscientes. Si quieren estudiar a fondo el tema de la confirmación, les recomiendo la lectura de nuestra revista Búsqueda, toda ella dedicada al Sacramento de la Confirmación. Y próximamente, de mi parte también, publicaré una instrucción sobre los sacramentos, necesaria y obligatoria en nuestra Arquidiócesis.

Monseñor Obando, Arzobispo de Nicaragua, por mi medio agradece a todos ustedes, en una carta del 13 de octubre, los generosos donativos que ya le fueron entregados. Puedo asegurarle Monseñor, dice, que sus palabras me han confortado en estos momentos difíciles que estamos viviendo. Por los periódicos nos hemos dado cuenta de la dificultad que están pasando nuestros hermanos nicaragüenses, muchos huéspedes en Honduras, muchos también aquí entre nosotros. Yo les suplico que no cerremos la puerta de la caridad a esta situación y que hagamos mucha oración, porque parece que las mediaciones internacionales, no han funcionado en Nicaragua, ante el capricho de quien se empeña en no renunciar; y hay el peligro de una nueva guerra civil. Mucha oración pues, para que vuelva la paz y la tranquilidad a aquel país.

Hay un pronunciamiento, que les recomiendo lo estudien, de la Universidad José Simeón Cañas, sobre la situación de El Salvador y estoy muy de acuerdo en su serio análisis. No es la represión el remedio, ni siquiera suavizar la represión, sino una respuesta a las verdaderas causas del mal. Y hago mío el llamamiento de la UCA a las instituciones y a los hombres con vocación universitaria a buscar esas respuestas.

He recibido también una carta de Arcatao y lo digo aquí porque es la comunidad cristiana que se han solidarizado con nuestro hermano Cecilio Ramírez, capturado en julio de 1977 en Honduras, donde había ido a buscar a su abuelito y después no se supo nada hasta que Reynaldo Cruz Menjívar lo mencionó en sus declaraciones como agonizando en la cárcel secreta de la Policía de Hacienda. La Comunidad de Arcatao reitera su petición de que sea puesto en libertad lo más pronto posible, si es que todavía vive o que sea puesto a la disposición de los tribunales.

También hermanos, quiero transmitirles el pensamiento de una maestra compañera de José René Franco y Carlos Zelaya Rosa, profesores, que murieron acribillados a balazos en San Miguel.

Lamentamos también desde esa comunidad, que tiene que vivir su mística de espera activa del testimonio al evangelio, recordando que esta semana ha sido una semana de violencia: Las FPL destruyen tres helicópteros en San Miguel. ERP toman varias radiodifusoras, desde donde se pública lo que el Gobierno no permitió como condición para liberar del secuestro al Señor Monedero. Asesinaron al detective Elpidio Aquiles Aguilar Chacón, no se ha aclarado el motivo ni se sabe tampoco quien se atribuye el asesinato.

Hubo un prolongado enfrentamiento armado en San Miguel, donde murieron tres que se dice que son guerrilleros. La versión es que también murieron agentes de seguridad.

Mataron a dos jóvenes en Cuscatancingo. FLP asesinó al Juez de San José las Flores, José Arnulfo Vides. FPL hizo estallar bombas en un restaurante de San Salvador y en la Policía de Hacienda en Metapán.

ERP, también estalla bombas en la sub-estación de luz, provocando un apagón de varias horas en la zona occidental de San Salvador.

Quiero lamentar, también, y solidarizarme con los que sufren atropellos. El Arzobispo también se encuentra entre los atropellos por el Poder Ejecutivo, en el caso del cambio arbitrario e ilegal de los estatutos de Cáritas. En Cáritas no me interesa ninguna otra cosa, sino que me preocupa sentar un antecedente muy peligroso para la Iglesia de una indebida intromisión del poder civil en la ley de la Iglesia.

También lamentamos esa semana nuevos incendios: Tipografía el Planeta, Plantel, Talleres y Bodegas de la Alcaldía de San Salvador.

Problemas laborales que ya se han mencionado otras veces, también pido a Dios que se arreglen pronto esas situaciones.

Sí quiero referirme al menor Julio César Velásquez, que a pesar de la petición de exhibición personal, no se ha resuelto. Es hijo de 17 años de Santos Velásquez asesinado por desconocidos y que era una persona que se preocupaba de la situación de miseria en las zonas marginales.

También me solidarizo con la Comisión de Derechos Humanos, que visitó en el hospital a Isabel Rodríguez Barrera y ha constatado que aunque no tiene causas judicial, no se pone a la orden de ningún Tribunal y está vigilado estrictamente por cuerpos de seguridad.

Pero hay una nota de optimismo hermanos, el miércoles de esta semana fue aprobada la Ley de lo Contencioso Administrativo. Nuestro ministerio es también, iluminar con alegría las esperanzas que puede haber en el pueblo. Ya tendremos entonces, en la Corte Suprema de Justicia un Tribunal que dirimirá los litigios entre un funcionario de administración pública y otra autoridad o particular que reclama contra las resoluciones definitivas de la administración pública. Felicitamos a la Asamblea por ese esfuerzo de justicia, que ojalá no se vaya a frustrar con aquellos del famoso dicho: «Hecha la ley, hecha la trampa».

Y terminemos nuestra homilía para acercarnos ya al altar con el hermoso pensamiento de las lecturas de hoy que hemos titulado: Una comunidad en espera activa del retorno de Cristo. Ya vamos a decir en la Misa junto a la hostia consagrada: «Ven Señor Jesús». No olviden hermanos, que vivimos en verdad la espera de alguien que vive y que viene. No nos va engañar. Esta espera ha tomado en la Iglesia nombres muy preciosos, ya les describí la vez pasada la «parusía», nombre de origen griego que significa la presencia, la aparición de un gobernador, de un emperador que llega. Nosotros esperamos al gran emperador, Cristo Nuestro Señor.

También se le llama la epifanía, nombre también griego que representa la manifestación de Dios. Dios se va a hacer público, su imperio va a ser manifestado al mundo. Dichosos lo que esperaron y vivieron activos en su espera.

También se le llama el Apocalipsis, nombre que tomó el último nombre de la Biblia. Apocalipsis es manifestación, revelación, por eso se describe con términos apocalípticos. No nos dejemos conducir de las figuras un poco imaginativas de la Biblia. Como cuando San Pablo habla que Cristo vendrá en las nubes y que nosotros le saldremos al encuentro. Son términos apocalípticos, lo que interesa en la realidad, que va a aparecer y que todos los que lo esperaron con una actividad cristiana, encontrarán en la recompensa, como lo ha dicho el evangelio de hoy: Bien siervo bueno, entra en el gozo de tu Señor». Que dichosa será aquella felicitación del Señor.

Pero hermanos, esa escatología de la epifanía, de la parusía, del apocalipsis, hay que vivirlo ya. Ya un día les expliqué que la escatología no es sólo esperar un futuro; hay una escatología del presente, y si quieren tener ideas más claras de ésto, lean el evangelio de San Juan y las cartas de San Juan es el hombre que vivió mejor la escatología del futuro que ya en el presente. Les dije una vez que el cristiano es como un péndulo que vive estos dos términos: Ya, todavía no. Ese es el ritmo el cristiano. Ya, si estoy en gracia de Dios, ya estoy en el Reino de los Cielos. Si estoy esperando al Señor ya, ya vivo, dice el Concilio, el Reino de Dios ya está presente misteriosamente en la historia.

Ya está entre nosotros el Reino de Dios, lo dijo Cristo: El Reino de Dios está en vuestro corazón. Entremos al corazón y vivamos ya, ahora, este mismo domingo. Convirtámonos, vivamos la alegría de la escatología. Cristo ya inició la escatología desde que resucitó de entre los muertos. Ya puso él la esperanza que le dijo a Marta ante el muerto Lázaro: «El que cree en mí, aunque muera vivirá». Ya vive, Cristo está vivo y ésto es lo hermoso de nuestro domingo, venir a Misa el domingo es venir al encuentro con el Señor.

Un día ya no será en las manos de un pobre sacerdote la hostia consagrada ya no necesitaremos misas…

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La Iglesia, Esposa de Cristo

32º Domingo de Tiempo Ordinario

Domingo 12 de noviembre de 1978

Lecturas:
Sabiduría 6, 13-17
Tesalonicenses 4, 12-17
Mateo 25, 1-13

Imaginemos, queridos hermanos, que estamos formando partes de aquel auditorio íntimo de Nuestro Señor Jesucristo, cuando pronunció este famoso discurso llamado el discurso escatológico. Está en los capítulos 24 y 25 de San Mateo, ya casi al final. Ha salido del templo de Jerusalén donde, según los domingos pasados, tuvo aquellas discusiones que ya presagiaban el desenlace trágico: Los enemigos lo odian demasiado le tienen demasiada envidia y eso no se va a quedar así. Qué triste cuando a un profeta le han señalado ya su destino de sangre. Cristo sale del templo y se dirige a la colina occidental del Monte de los Olivos, desde allá -todavía ahora se contempla, no ya el templo que estaba viendo Jesucristo, ya estaba para terminar la reparación que estaba haciendo Herodes, maravillosa, sino que ahora se contempla una explanada, un desierto donde se yerguen unas mezquitas mulsumanas, pero en tiempo de Cristo- dese la colina sentado con sus discípulos le dicen los apóstoles comentando, mira que maravilla de templo y Cristo comienza a decirles: «Ya veis, no quedará piedra sobre piedra», y comienza el largo sermón escatológico en que, como todos los profetas, viendo hacia el futuro, describe como dos planos, como una fotografía en dos planos: Uno próximo que es la destrucción de Jerusalén, el año 70 por los romanos, ese templo quedará destruido, no quedará piedra sobre piedra. Y otro plano más remoto, el fin del mundo.

Estas catástrofes de la ciudades, estos terremotos, estas guerras que acaban con las bellezas de nuestros edificios, no son más que signos de la destrucción final, cuando se bambolearán también hasta los soles y las estrellas; y cuando aparecerá el Hijo del Hombre en la majestad de su gloria llamando a los muertos: Vengan a juicio. El fin del mundo, la catástrofe final. Léanla queridos hermanos, todo ese capítulo 24, que por razones de tiempo no nos lo ofrece hoy la Iglesia, pero sería muy buena meditación para las comunidades de base en esta semana.

En cambio, recoge una parábola de ese sermón, cuando Cristo advirtiéndoles ese fin del mundo, esa destrucción de Jerusalén -va a venir cuando menos lo piensen, por eso hay que estar preparados así como cuando hay ladrones no se duerme, porque el ladrón espera el momento del descuido para meterse, así será la venida del hijo del hombre-. Y entonces les compara con dos preciosas parábolas, una de ellas es la que nos lee hoy el Evangelio este domingo y otra que se va a leer el próximo domingo, ya a final del Año Litúrgico, que sólo nos quedan 15 días ya para terminar el año Litúrgico y comenzar el nuevo Año con la preparación de Navidad.

Aprovechemos esta observación pues, de fin de año, como una advertencia del Divino Maestro acerca de nuestro futuro, no juguemos con la vida. Todo eso que les acabo de decir se parece a diez jóvenes que según la costumbre de los tiempos de Cristo, acompañaban una boda. El novio iba a recoger a la novia y en eso consistía el matrimonio, cuando el novio la tomaba con la autorización de sus padres, la llevaba a su casa, ya se había creado un nuevo hogar y lo acompañaban en gran fiesta amigos y amigas del novio. Diez amigas son las protagonistas de la parábola de hoy.

Yo quiero titular esta homilía de hoy, con un título bellísimo que Cristo nos lo sugiere hoy: El Reino de los Cielos, un matrimonio entre Cristo y la Iglesia; o con otras palabras: La Iglesia, esposa de Cristo.

Esta comparación de la redención, del amor con que Dios se preocupa de la Humanidad, creándola, dándole inteligencia, capacidades, mimándola, conduciéndola en la historia, es muy usada en el Antiguo Testamento. El amor de Dios a su pueblo predilecto lo compara con el amor del esposo a la esposa. Por eso cuando Cristo, cargado de reminiscencias y promesas del Viejo Testamento, predica su evangelio, la comparación también brota a sus labios y él mismo se compara con el novio y dice -cuando los fariseos lo criticaban porque sus discípulos y El no ayunaban- dice: «¿Cómo van a ayunar los amigos el esposo mientras del esposo está con ellos? No es tiempo de ayuno, es tiempo de fiestas, ya vendrá el tiempo en que van a tener que llorar y ayunar anunciando su pasión».

También cuando a Juan Bautista le preguntaban si él era el Mesías dice: «No, yo no soy más que así como amigo del novio, el novio es el que tiene la esposa. Yo me alegro con él como el amigo de uno que se va a casar se alegra con él, pero no es el esposo». Y en el Apocalipsis, que bella aparece esta imagen: «Ví -dice San Juan- como una nueva Jerusalén que descendía del cielo, algo así como una novia vestida de gala para el matrimonio. Y siempre el novio miró hermosa a su novia, aquel día en que en su hogar se la va a entregar honestamente vestida de blanco, ante el altar de Dios, la ve resplandeciente y parece algo celestial». Así compara el Apocalipsis la esposa Iglesia, la nueva Jerusalén, la ciudad de Dios, la esposa del cordero.

Por eso, cuando el Concilio Vaticano II, que escoge en la Biblia las imágenes de la Iglesia, se refiere a esta comparación del novio y de la novia y pronuncia estas palabras que parece un epitalamio: «La Iglesia es también descrita como esposa inmaculada del Cordero inmaculado, a la que Cristo amó y se entregó por ella para santificarla, la unió consigo en pacto indisoluble e insensantemente la alimenta y la cuida. A ella, libre de toda mancha, la quiso unida a sí y sumisa por el amor y la fidelidad. Y en fin, la enriqueció perpetuamente con bienes celestiales para que comprendiéramos la caridad de Dios y de Cristo hacia nosotros que supera toda ciencia. Sin embargo, mientras la Iglesia camina en esta tierra lejos del Señor, se considera como en un destierro, buscando y saboreando las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios, donde la Iglesia (vida de la Iglesia) está escondida como Cristo en Dios, hasta que aparezca con su esposo en la gloria».

En esta bella descripción de la Iglesia, yo encuentro los tres pensamientos que precisamente nos ofrecen las tres lecturas de hoy: ¿Qué es un matrimonio? 1º) Es una alianza, 2º) Es una espera y 3º) Es una consumación, una fiesta de bodas.

EL MATRIMONIO ES UNA ALIANZA

La primera lectura, que precisamente siempre se busca para primera lectura como un eco del Viejo Testamento anunciado el Evangelio. Si Cristo nos va a hablar hoy de que la Iglesia y él forman un matrimonio, nos va a buscar la primera lectura un pasaje en que se refleje lo que es una boda. Y nos describe el libro de la Sabiduría, el afán de Dios buscando a los hombres y la dicha de los hombres abiertos a esa búsqueda de Dios.

El haber venido a Catedral esta mañana, y todos aquellos que hoy domingo asisten con verdadero sentido de fe y de búsqueda de Dios a los templos, es precisamente lo que nos describe la primera lectura de la Sabiduría tomada hoy del capítulo 6, dice que todo el diálogo en Dios y el hombre, arranca por iniciativa de Dios. Radiante e inmarcesible es la sabiduría, pero al mismo tiempo espera de los hombres una aceptación, una apertura. Hay hombres que le cierran el corazón a la sabiduría de Dios. La comparación podíamos usarla ya que estamos hablando de una boda, cuando se encuentran dos corazones que simpatizan comienzan a amarse, comienza a crecer el amor de los novios y un día es tan grande ese amor que ha crecido de aquel primer encuentro, que ya llega a firmarse una alianza eterna. El día en que la novia y el novio se convierten en esposa y esposo ante el altar, aquel encuentro tal vez fortuito, se ha convertido en una alianza firme hasta la muerte. Así también Dios, como el enamorado, busca la humanidad que como una enamorada, también lo busca y lo ama. Tal es la bella descripción de la primera lectura. La sabiduría se anticipa a darse a conocer a los que la desean. Quien temprano la busca, no se fatigará. A tu puerta la hallará sentada, (el amor que busca). Quien vela por ella, pronto se verá colmado por ella. Ella misma lo busca por todas partes a los que son dignos de ella; en los caminos se le muestra benévola y sale al encuentro en todos sus pensamientos ¡Qué bella descripción de los enamorados!.

El pensamiento está obsesionado. El amor Dios lo ha dado, por eso es triste prostituir el amor. El atractivo del hombre y de la mujer es un don de Dios, que se describe con rasgos tan divinos en la Biblia misma, que los hombres debían de pensar siempre con respeto en ese atractivo, en esa obsesión, en esa búsqueda del uno para la otra.

Y cuando llega la hora en que se creen suficientemente fuertes para amarse para toda la vida, se rubrica la alianza. A muchos tal vez se les hace difícil, como a mí se me hacía también, comprender como es eso de que Dios se enamora de la Humanidad. Tal vez nosotros varones sentimos una especie de repugnancia de sentirnos como amados por un Dios, como si fuéramos la parte femenina de ese amor. No tiene nada que avergonzarse. Lo que quiere destacar aquí no es varón o hembra, lo que quiere destacar es la alianza entre el amor eterno y la humanidad creada por amor. Eso es lo que hemos de ver. Cuando llegué a comprender que el matrimonio, más que la conjunción de dos sexos es una alianza de dos hijos de Dios, comprendí también lo que significa en el Génesis: «hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza».

Una jovencita en un colegio me preguntaba una vez: ¿A quién se refiere, al varón o a la mujer? Y les dije: A los dos, porque el hombre no está completo si no es cuando encuentra su conjunción en el otro sexo y su perfeccionamiento en el amor; es entonces, cuando un hombre y una mujer se aman tan entrañablemente de poderse entregar el uno al otro para toda la vida, cuando el hombre y la mujer son verdaderamente imagen de Dios. Dios es amor y nunca el hombre y la mujer son imágenes de Dios tan perfectas como cuando se aman. Cuando rubrican esa alianza.

Por eso hermanos, el pacto entre Cristo y la Iglesia es el símbolo que se oculta detrás de cada matrimonio. Por eso, decía San Pablo hablándole a los casados: «qué gran misterio el de vuestro amor, pero yo lo digo pensando en Cristo y en la Iglesia». Cuando un hombre y una mujer se aman con la pureza, con la entrega, con la santidad con que Cristo y la Iglesia se aman y reflejan ante el mundo la indisolubilidad del amor con que Cristo se unió para siempre a su Iglesia. Cuando comprende que el matrimonio que es un signo del amor de Dios a la Humanidad, entonces se comprenderá también lo que es pertenecer a una Iglesia y desde la Iglesia amar entrañablemente, fielmente al divino esposo de la Iglesia: Nuestro Señor Jesucristo. Pero así como en una alianza matrimonial los bienes son comunes, por eso aquella ceremonia tan bonita -aunque no es obligatoria, pero expresa mucho- en que el esposo le entrega a la esposa las moneditas que se llaman las arras, son del signo de la entrega de los bienes mutuos, todo es común entre ellos dos. Así también Pablo llama al Espíritu Santo: Arras del matrimonio de Cristo a su Iglesia. Porque cuando Cristo muere por su Iglesia, santificándola, lavándola con el baño de sangre de la cruz, y después resucita recuperando toda la gracia que habíamos perdido por el pecado, todo ese tesoro de la redención, lo entrega en el espíritu: «Recibid el espíritu, son las arras de este matrimonio», y en ese espíritu, nos acaba de decir el Concilio, la Iglesia encuentra todos los bienes con los cuales va a santificar a los hombres.

En otro capítulo el Concilio explaya más esta idea del Cristo en alianza con la Iglesia en aquella hora de la Pascua. Cristo -dice el Concilio- levantado sobre la tierra atrajo hacia sí a todos y habiendo resucitado de entre los muertos, envió sobre los discípulos a su espíritu vivificador y por él hizo a su cuerpo, que es la Iglesia, sacramento universal de salvación. Estando sentado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a la Iglesia y, por medio de Ella, unirlos así más estrechamente y para hacerlos partícipes de su vida gloriosa alimentándolos con su cuerpo y su sangre.

La plenitud de los tiempos ha llegado pues, a nosotros y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada; y en cierta manera se anticipa realmente en este siglo, pues la Iglesia ya aquí en la tierra está adornada de verdadera santidad, aunque todavía imperfecta.

Saboreemos este presente de la Iglesia, queridos hermanos, nosotros no tenemos que esperar hasta la hora de nuestra muerte para ver cuánto nos ama Dios y nos enriqueció con los dones de la redención. Ya ahora, todo católico que vive la plenitud de su Iglesia, que se alimenta de su palabra, que vive de su esperanza, que tiene en su corazón la fe en la vida eterna, ya vive. Un matrimonio con Cristo, un cielo, una eternidad feliz.

La restauración universal ya está decretada, desde el día en que Cristo murió en una cruz pagando por los pecados de los hombres y resucitó con una nueva vida, en la entraña de la historia, ya está el germen de una vida nueva y la Iglesia es la depositaria de ese germen; la Iglesia es la que predica la redención. Nos acaba de decir el Concilio: «Cristo sentado a la diestra del Padre, viviente para siempre, está actuando en el mundo por medio de la Iglesia». La Iglesia, su esposa, es como la administradora en la tierra de los eternos bienes de la redención. La Iglesia en la tierra no solamente salva a los que viven en sus entrañas, sino que desde sus entrañas, donde Cristo vive como el esposo vive en el amor de la esposa y actúa a través de su fidelidad y de su sumisión a él, Cristo en la Iglesia es el redentor de la Humanidad hoy, en 1978 como lo fue desde hace veinte siglos. Cristo desposado con su Iglesia, le ha dado a la Iglesia como arras los frutos de la redención para que los administre en su palabra, en sus sacramentos, en su perdón, en su esperanza, en su predicación de la liberación de toda esclavitud.

Yo les invito, queridos hermanos, a que vivamos este presente y que sintamos de veras la alegría de poseer una Iglesia en cuyas entrañas Cristo está actuando, Cristo está vivo, Cristo no podrá morir, es el esposo que ama a esta esposa Iglesia, con la cual se desposó hace veinte siglos.

EL MATRIMONIO ES UNA ESPERA

Pero mi segunda idea es esta: El matrimonio es una espera, sobre todo cuando ese matrimonio como que provisionalmente ha enviudado. Por eso, nos dice el Concilio: «Pero mientras peregrina en la tierra como en un destierro, saborea las cosas del cielo donde su esposo la espera». Una esposa viuda puede comprender, como lo puede comprender aquella esposa que llora el destierro de su esposo. ¿Cuándo lo dejarán volver a la patria? Es el amor de los brazos tendidos.

Por eso el Concilio, recogiendo esa inspiración que Dios le va dando a su esposa Iglesia en la tierra, dice, una frase bellísima: «Por eso el Espíritu y la esposa claman al Señor Jesús: Ven». Así terminaban las ceremonias antiguamente: Maranata. Ven, esperamos. Así lo decimos todavía en nuestra consagración cuando levante la hostia y les diga: Este es el sacramento de nuestra fe. La voz de ustedes es la voz de la Iglesia: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven Señor Jesús!

Que hermoso es, cuando el que clama es un pueblo que ha puesto toda su esperanza en el Señor Jesús y sabe que estos dolores de parto, que son las situaciones actuales de una historia patria, de una naturaleza que gime bajo el pecado, bajo la represión, bajo la esclavitud, bajo el dolor, bajo la injusticia, está clamando por ese cielo nuevo, esa tierra nueva que nos dará el Señor Jesús.

Esta es otra hora que hay que vivir, queridos hermanos, no estamos todavía en el cielo. Cierto que tenemos como Iglesia la garantía de que Cristo vive en nosotros, pero es un Cristo oculto, un Cristo que cuando se siente cerquita en la Eucaristía nos hace exclamar: ¡Déjate ver ya, ven Señor! Es la esposa enamorada que desde el destierro clama por darle un beso, darle un abrazo, vivir para siempre unida con él.

Esto es un momento precioso, hermanos, ¿cuánto durará? Precisamente aquí es donde la parábola de las doncellas encuentra su lugar: Según la costumbre de Israel, como les dije antes, el novio iba acompañado de amigos y amigas a recoger a su novia para hacerla su esposa; y era fiesta que duraba toda la noche y naturalmente no era la puntualidad lo característico, sino que era toda la noche consagrada a esa fiesta y por eso las diez doncellas que iban a acompañar al novio, se durmieron. Pero cinco estaban preparadas, sus lámparas tenían reservas de aceite. Las otras cinco eran imprudentes, no habían preparado aceite y cuando a la media noche se acababa de quemar ya casi el aceite que tenían las lámparas; y un grito de júbilo se oye en la noche: El novio llega, vamos a acompañarlo. Las que tenían aceite cargaron con nuevo aceite sus lámparas y lo pudieron acompañar, pero las que ya tenían agotado el aceite, dijeron: Préstennos aceite porque no tenemos. Y les dicen las otras: Puede ser que no nos ajuste ni a ustedes ni a nosotros, vayan a la tienda a comprarlo, mejor. Falta de previsión. Es el discurso escatológico de Cristo. Nos está diciendo: Esta preparados porque a la hora en que menos penséis será el encuentro del novio a la novia que está en el destierro, a la Iglesia.

La hora que la antigua teología llamó con una palabra griega muy simbólica, la «parusía». Era la palabra griega con que se designaba el aparecimiento de un Dios oculto o la llegada de un emperador, de un gobernante a una ciudad y se le preparaba un gran recibimiento. Se le llamaba la parusía. Aquí también, la Biblia mencionando la venida del Mesías, la segunda venida a juzgar a la historia. La venida de Cristo cuando viene a recoger nuestra vida en la hora de nuestra muerte, es la parusía, es el encuentro, es la espera de la vida que va a culminar en un encuentro. Dichoso si estábamos prevenidos con las lámparas de la fe encendidas con aceite de caridad y de buenas obras. ¡Ay, de nosotros si a la hora de la parusía Cristo nos encuentra con la lámpara apagada y sin aceite con el alma en pecado, con la vida desprevenida!

Este es el objetivo principal de la homilía de hoy, un llamamiento a vivir esa espera que el Concilio también nos describe maravillosamente, cuando dice: «Mientras moramos en este cuerpo, vivimos en el destierro lejos del Señor; y aunque poseemos las primicias del espíritu, gemimos en nuestro interior y ansiamos estar con Cristo. Este mismo amor nos apremia a vivir más y más, para aquel que murió y resucitó por nosotros. Por eso procuramos agradar en todo al Señor y nos revestimos de la armadura de Dios, para permanecer firmes contra las acechanzas del demonio y resistir en el día malo. Y como no sabemos el día ni la hora, es necesario, según la amonestación del Señor, que velemos constantemente para que terminado el único plazo de nuestra vida terrena, merezcamos entrar con él a las bodas y ser contados entre sus elegidos y no se nos mande como a siervos malos y perezosos: Id al fuego eterno, a las tinieblas exteriores donde habrá llanto y rechinar de dientes». Son palabras de evangelio, tomadas por el Concilio para advertirnos lo más importante que la Iglesia tiene que avisar a la Humanidad. Somos la esposa en el destierro, vamos a salir al encuentro el esposo, estemos preparados, no sea que como a las vírgenes imprudentes nos cierre la puerta de su festín y nos diga: No os conozco.

Aquí es hermanos, donde yo quiero reivindicar para la Iglesia esa misión tan difícil, pero tan necesaria de predicar al mundo presente sus deberes temporales. Cuando el Concilio habla de que la Iglesia está en el mundo para servirle al mundo, el mayor servicio es precisamente éste: Exhortar a los cristianos, ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico.

Hermanos, qué bella descripción ha hecho de cada uno de nosotros el Concilio: Ciudadanos de la ciudad temporal, salvadoreños con compromisos en esta tierra, manejando unas fincas o una hacienda o un capital o el trabajo simplemente. Ciudadanos de esta tierra: Abogados, profesionales, políticos, vendedoras de mercado, gente que se gana la vida cumpliendo deberes temporales, ciudadanos de esta tierra, a éstos habla la Iglesia. Pero al mismo tiempo, ciudadanos de la ciudad eterna, desterrados; pero al mismo tiempo caminando hacia nuestra patria. Se equivocan, dice el Concilio, -fíjense bien aquellos que dicen que la Iglesia se meta a la sacristía y no se meta a proclamar los deberes de justicia y a reclamar los derechos humanos de la Humanidad- se equivocan los cristianos que pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de esas tareas, según la vocación personal de cada uno.

Aquellos que dicen: El Obispo sólo está predicando política; porque está hablando de derechos humanos; porque está denunciando injusticias; porque está señalándole a los hombres sus deberes políticos, sus derechos de asociación, hermanos, solamente estoy diciendo que como ciudadanos del cielo tenemos una conciencia de la cual tenemos que dar cuenta a Dios y que haríamos muy mal -entonces sí viviríamos lo que el comunismo dice: la religión opio del pueblo- cuando quisiéramos decir que por estar esperando la ciudad futura, vivimos de cualquier manera la ciudad presente.

Por eso no es menos grave el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse totalmente a los asuntos temporales, como si éstos fuesen ajenos del todo a la vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente a ciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales. Cuántos han llegado a esto que dice el Concilio: «El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos, debe ser considerado como uno de los más graves errores de la época». Aquellos que hacen consistir la religión solamente en unos cuantos actos de culto, pero después de ese culto -un Te Deum por los 15 años, unas bodas en las cuales el matrimonio no se consideró amor de Cristo a la Iglesia, si no simple relación social y a ver si estuvo mejor que el otro matrimonio que dio tantos miles de gastos-. Todo este culto a veces para pagarse de la vanidad humana, pero luego vivir afuera de esos actos de culto, con injusticias, atropellando el derecho de agrupación de sus obreros que se quieren sindicar, no pagando bien a los cortadores, -ha pero es muy religioso porque va Misa todos los domingos-. De nada sirven estos actos de culto divorciados de la vida diaria. La Iglesia tiene que predicarle al hombre que en los asuntos temporales tiene que pensar en que hay que dar cuenta a Dios.

El Concilio dice esta frase -que yo les suplico grabársela profundamente en su corazón: «El cristiano que falta sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo para con sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación». ¿Qué quiere decir hermanos? Lástima que nuestra religión ha traicionado a veces el Evangelio. Y por contentar a los grandes señores y a las grandes señoras, les ha dicho que bastaban esos actos de culto y los ha expuesto a perderse para siempre. Estamos volviendo a una religión del auténtico evangelio, donde Cristo nos dice: Que el reino de los cielos se parece a las diez doncellas que salieron a encontrar al esposo. ¡Ay, si no aprovecharon las horas de su vida para cargarse de buenas obras y encontrar con caridad y amor, práctico al Señor!. De nada servirá ser virgen, sino se tiene amor. Como decía San Bernardo hablando de ciertas vírgenes: Puras como ángeles, pero soberbias como demonios.

Las virtudes cristianas tienen que ser íntegras. Es una redención integral la que Cristo ha venido a predicar. No quiere apariencias, quiere sinceridad. También queridos hermanos, si el matrimonio es espera. No olvidemos una cosa, que la Iglesia dice el Concilio, está fase temporal todavía. Yo quisiera aprovechar para decirle a los que se han casado que también su matrimonio está en una fase de espera, que el matrimonio nunca está hecho, que todos los días es necesario perdonarse, ayudarse, perfeccionarse. El hombre que quiere encontrar en su esposa un ángel perfecto; o la esposa que quiere encontrar en su esposo un ser ya celestial, está muy equivocado. Son dos seres de carne y hueso, herederos de taras y herencias de familias; y hay que aprender a tolerarse muchas cosas. La Iglesia necesita también que el esposo divino le tolere muchas cosas. Todavía vive -dice el Concilio- en esta fase temporal donde los mismos sacramentos, las instituciones, su jerarquía, sus sacerdotes, sus elementos tienen que adolecer de muchas imperfecciones; pero ya tiene una santidad aunque sea imperfecta, hay buena voluntad, anda buscando la hora de la perfección. No hay que olvidarse de ésto para no exigirle a la Iglesia en la tierra, lo que tendrá esta Iglesia, cuando sea la Iglesia de la consumación perfecta.

LA IGLESIA ES UNA CONSUMACION

Y este es mi tercer pensamiento, hermanos. Pero antes de mirar esta Iglesia de la consumación perfecta, esta Iglesia que el Apocalipsis nos describe como la nueva Jerusalén (ciudad santa que baja como vestida de novia del cielo para entregarse al esposo) no olvidemos que todavía no hemos llegado a esa Iglesia y es precisamente en esta Iglesia de la tierra, yo sitúo todos los domingos la semana de nuestra historia.

No se molesten hermanos, porque olvidar que es una Iglesia que peregrina en esta semana de noviembre de 1978, es desencarnar el misterio de la Iglesia como esposa, que camina hacia el encuentro definitivo, hacia la consumación de su vida celestial. Y, ¿qué encontramos en esta Iglesia de esta semana?

Permítanme hermanos, la alegría de decirles que la mayor satisfacción de esta semana ha sido sentirme junto con toda la Arquidiócesis en comunión con el Papa. Para aquellos que quieren ver mi actitud pastoral y la línea pastoral de la Arquidiócesis, como un divorcio de la verdadera doctrina y actitud de la Iglesia, les quiero recordar que el Papa Juan Pablo II, se ha expresado así al dirigirse al Arzobispo de la Arquidiócesis: «Vaticano 30 de octubre. Excelencia: Con motivo de la elección del Supremo Pontificado de su Santidad Juan Pablo II, ha querido a Ud. expresarle su cordial felicitación en nombre también de todos los miembros de esa comunidad eclesial. Tengo el placer de comunicarle que el Santo Padre ha recibido con profunda complacencia esta delicada prueba de filial cercanía, que se ha manifestado especialmente en la plegaria por las intenciones del nuevo Pastor de la Iglesia Universal. Al asegurarle que su Santidad le queda muy agradecido, gustosamente le transmito su paternal bendición para cada miembro de esa porción de la grey de Cristo. Suyo, devotísimo en el Señor, Cardenal Villot, Secretario de Estado».

El Papa que nos ha escrito por medio de su Secretario, es el que este domingo está tomando posesión de la Catedral de Roma, que es San Juan de Letrán, y el Papa en esta semana ha recibido a los sacerdotes y a las religiosas de su Diócesis para exhotarle, al Clero, al fiel cumplimiento de sus deberes sacerdotales, especialmente del celibato como una claridad y expresividad de la misión del sacerdote; lo mismo que les decía a las religiosas y a los religiosos, la vocación religiosa significa un amor exclusivo a Dios.

Y dijo también, que si es Pastor de la Iglesia Universal, es porque es Obispo de Roma y estos significa la ceremonia de este domingo al ir a tomar posesión de la Catedral de San Juan Letrán, que es la catedral de Roma, el Papa está diciendo que él es el auténtico sucesor de Pedro en la sede de Roma, desde donde es Pastor de toda la Iglesia Universal. Y con esta explicación, el Papa, ha dado la explicación también de por qué pudo romper esta tradición del Papa no italiano. Si como Obispo de Roma es conveniente que sea italiano; como pastor del mundo el Obispo de Roma no es necesario que sea italiano; porque tiene que tener relaciones con el universo. Alegrémonos pues, en este día con el Obispo de Roma que es al mismo tiempo nuestro pastor universal.

En esta semana también he tenido alegrías sacerdotales muy grandes, como fue la que ya anuncié de los 25 años de servicio parroquial del Padre Teodoro Alvarenga en Santo Tomás; y fui testigo del agradecimiento de un pueblo cuando ve en su sacerdote el servidor de su comunidad desde su consagración a Dios.

También una alegría muy íntima, sacerdotal, al celebrar con los sacerdotes que cumplieron 25 años de vida sacerdotal y con el Padre Platero que cumplió 50 años de vida religiosa, una Eucaristía a la que asistieron también, quienes ya no ejercen el Ministerio Sacerdotal, pero como laicos o como reducidos al estado laical, manifestaron su cariño fraternal para el sacerdocio y el respecto que en su vida llevan al carácter sacerdotal que siempre es inborrable en ellos. Yo quiero alegrarme, porque muchos de nuestros hermanos que fueron sacerdotes y ya no ejercen, no deben sentirse apartados, sino que el carácter que siempre los ha marcado para toda la eternidad, los hace sentirlos muy cercanos también a la vida de la Iglesia.

La Confederación de Religiosos eligió su nueva directiva la semana pasada. Les deseamos muchos éxitos, ya que el objeto de esta Organización de religiosos es el perfeccionamiento de su consagración a Dios que como decía el Papa, es la expresión de un amor exclusivo a Dios.

También una alegría muy profunda, haber compartido con unos treinta sacerdotes, siquiera un rato de su retiro espiritual, que les dirigió el P. Jesús Delgado, sobre el tema de la identidad sacerdotal. El diálogo con su obispo fue muy franco y les agradezco ese sentido de solidaridad que mostraron casi todos los sacerdotes en retiro.

Luego hermanos, recorremos también estas comunidades que forman nuestra comunidad Arquidiocesana. Ayer, con la alegría patronal de la ciudad de San Martín, se destacó en el programa la participación de un grupo juvenil. También una anticipada felicitación a Candelaria de Cuscatlán, donde el 15 de Noviembre celebra la fiesta patronal del Dulce Nombre de María.

Un sentido de agradecimiento a la Parroquia de La Palma, cuyo párroco, querido P. Vito Guarato, vino a expresarme en nombre de su parroquia y de su Provincial Franciscano, un sentido de profunda solidaridad con el ministerio arzobispal y dijo que allá en su parroquia hace orar a los enfermos por el Arzobispo y por la Arquidiócesis. ¡Qué riqueza más bella la de estas plegarias! Dios los bendiga.

También en la hojita que publica en La Palma, hay un «alerta» que no hay que dejarlo perder, que se refiere al engaño de los protestantes, cuando, como por ejemplo el día de difuntos, van predicando contra los sentimientos católicos de la oración por los muerto o van vendiendo libros protestantes en nombre del Arzobispo.

Mañana, en Cantón San Antonio Manaquil de San José de Las Flores, Chalatenango, a las nueve de la mañana, se celebrará la fiesta patronal.

En Arcatao, las Hermanas que dirigen la pastoral de aquella comunidad, hacen un llamamiento de alerta contra las falsas denuncias que algunas veces, enemigos de la Iglesia quieren hacer como para comprometer la palabra de la Iglesia. Mucho cuidado por que necesitamos que vengan bien respaldadas esas denuncias para poderlas mencionar.

La comisión de Reflexión de Laicos, tiene el encargo del Arzobispo de reunir mensualmente cuatro representantes laicos de cada Vicaría. La primera reunión va a ser el próximo domingo 19, en la casa parroquial de San José de la Montaña. Suplico pues, a todas las Vicarías, mandar a sus cuatro representantes, sumarán unos 40 ya que son diez las Vicarías de la Arquidiócesis.

Esta comunidad también lamenta, en esta semana, que el Poder Ejecutivo del país ha atropellado un derecho del Arzobispo, al cambiar los estatutos de Cáritas de El Salvador sin la autorización del Arzobispo como lo mandan los mismos Estatutos. Pueden leer en Orientación la carta dirigida al Señor Presidente. La respuesta que ha dado el Señor Ministro del Interior agrava más este atropello, pues es una autoridad civil que para dar una explicación del atropello se mete a dar una interpretación arbitraria de las leyes canónicas que deben ser respetadas por la autoridad, ya que la Iglesia tiene Personería Jurídica y se rige por propias leyes.

También lamento, que en El Diario de Hoy, una organización fantasma se vale de un sofisma -sofisma como ustedes saben es un falso argumento- para querer encontrar una coincidencia entre un editorial de Orientación y un comunicado de las FPL. El sofisma consiste en confundir fechas distintas, llamándolas simultáneas: 1972 a 1978. La misma persona puede ser de distinto parecer, y quiere aparecer esta comunicación como si el mismo individuo fuera miembro de la Iglesia y miembro de estas fuerzas. También consiste el sofisma en confundir lugares como si Santa Ana fuera parte de la Arquidiócesis de San Salvador; y sobre todo, es confundir las razones: Orientación trata de una cosa y el pronunciamiento trata de otra cosa. Orientación no hace propaganda ni está en connivencia con las FPL, sino que simplemente está, como dice la Carta Pastoral de acuerdo con las justas reivindicaciones de los obreros. Por eso les digo hermanos, hay que aprender a leer con sentido crítico, porque si no, los sofismas son armas de la mentira. En el próximo número de Orientación, podrán encontrar ustedes una explicación de lo que aquí brevemente he dicho.

Esta comunidad también tiene que lamentar esta semana, porque vive en la tierra, que ha sido una semana de violencia.

El sábado 4, fue sacado violentamente de su casa Antonio Crespín Velásquez y llevado esposado con rumbo desconocido.

El lunes 6, las FPL, asesinaron al industrial Roberto Saade y a su acompañante Santos Elpidio Saldaña para vengar el asesinato de Guillermo Rivas.

Ese mismo día, los trabajadores Oscar Monterrosa y Enrique Antonio Orellana fueron sacados violentamente de sus casas por 18 hombres disfrazados de campesinos con pelucas y armas automáticas. Se desconoce su paradero.

El martes de esta semana, otro movimiento armado (el ERP) colocó 40 cargas explosivas en distintos sitios del país. La mayoría de ellas explotaron causando cuantiosos daños materiales.

Ese mismo martes, asesinaron al Señor Santos Velásquez Núñez, miembro de la Unión de Pobladores de Tugurios. El asesinato lo atribuyen a los Cuerpos de Seguridad.

El miércoles 8, el doctor Ricardo Avila Moreira, Primer Magistrado de la Cámara Primera de lo Penal, sufrió un atentado del que salió herido. Se le atribuye también este atentado a las FPL.

El mismo miércoles, murió el policía nacional, Rodolfo Alvarado Montes, que fue atacado el 30 de octubre por supuestos terroristas.

El jueves 9, asesinaron al Señor Pedro Juan Cortés Ventura, Juez Primero de Paz de Tecoluca, miembro de ORDEN y del PCN. Ninguna organización se ha atribuido este asesinato.

También esta semana los diarios han publicado varios casos de desaparecidos; aunque algunos de ellos no se sabe si se trata de capturas o simplemente gente que se pierde. Son ellos: Francisco Baltazar Campos, desapareció el 25 de octubre, dicen que lo han visto en las cárceles de la Policía Nacional, aunque ésta niega que lo tenga capturado.

También se mencionan nombres de desaparecidos: Gilberto Antonio Rivera el 6 de septiembre; José Adán Vásquez el 2 de noviembre; Santos Angel Vásquez Rodríguez, desaparecido el 30 de octubre, Socorro Jurídico asegura que fue capturado; Rigoberto Esquivel Ponce, desaparecido desde finales de octubre, anciano de 65 años.

En esta misma semana, el 6, se celebró el aniversario de la captura del profesor Efraín Arévalo Ibarra, miembro del Consejo Ejecutivo de ANDES, fue capturado por la Policía Nacional, pero desde entonces este cuerpo de seguridad niega tenerlo. También este día se está cumpliendo un año del asesinato del industrial Raúl Molina Cañas.

También tengo el encargo de Julio Alberto Reynosa Vallecillos, de la Parroquia de Ataco, de denunciar la tortura de que fue víctima antes de escaparse del país.

También los conflictos laborales que no tienden a solucionarse, en ADOC, en Sacos Sintéticos, se teme a la Organización Sindical y se despiden a posibles líderes.

La huelga decretada por los obreros en Sacos Cuscatlán, esta semana aún sigue. Fuimos informados que hay esperanzas de diálogo y esperamos que lleguen a un pronto arreglo.

También buenas noticias de las obreras de Fantasías y Novedades, cuando dicen que el Ministerio de Trabajo ha logrado reconocer que ha habido serias fallas en la relación obrero-patronales. Ojalá esta intervención del Gobierno fructifique en una justa concordia.

Como ven, queridos hermanos, esta semana trágica tiene diversos orígenes. Yo quiero recordarles y esto no lo hacen los legionarios fantasmas, que en el mismo número de Orientación donde encontraron ellos motivos para su sofisma, se publicó la Carta Pastoral que claramente dice la postura de la Arquidiócesis frente a la violencia y frente al derecho de organización. Sólo quiero recordarles, que si la Iglesia distingue clases de violencias -y todas estas víctimas que hoy he mencionado tienen orígenes distintos- sin embargo digo en la Carta Pastoral: «No podemos poner toda nuestra confianza en métodos violentos, si somos cristianos de verdad o simplemente hombres honrados. Proclamamos la supremacía de nuestra fe en la paz y hacemos un llamamiento a todos, a hacer esfuerzos positivos por su construcción. Pero la paz en la que creemos es fruto de la justicia. Los conflictos violentos, como lo muestra un simple análisis de nuestras estructuras y lo confirma la historia, no desaparecerán hasta que no desaparezcan sus últimas raíces; mientras tanto, mientras se mantengan la causas de la miseria actual y se mantengan la intransigencia de la minorías más poderosas, que no quieren tolerar mínimos cambios, se recrudecerá más la explosiva situación. Y si se quiere seguir usando la violencia represiva, desgraciadamente no se hará más que aumentar el conflicto y hacer menos hipotético y más real el caso en el cual el recurso a la fuerza como legítima defensa va a ser justificado. Por eso creemos que esta es la tarea más urgente: La construcción de la justicia social».

Y por último hermanos, el tercer pensamiento de la homilía que nos lleva ya al altar. Este matrimonio es un encuentro y una alianza y una espera, que camina hacia una consumación. Consumación, aquella Iglesia del cielo done reinará la justicia; donde no lamentaremos semana tras semana el dolor de tantos atropellos; donde cielos nuevos y tierra nueva cantarán el matrimonio bendito de Dios con la humanidad así como él la soñó.

Y por eso quiero terminar con un pensamiento bellísimo del Concilio, cuando se refiere a la Virgen María llevada en cuerpo y alma al cielo, dice que Ella, gloriosa allá en el cielo en el cuerpo y en el alma, es el principio y el modelo de aquella Iglesia que se consumará en el futuro; pero mientras tanto es estrella de luz que acompaña en esperanza y en consuelo, al pueblo de Dios peregrinante todavía en la tierra. Y termino con este recuerdo de la Virgen, porque el corazón vuela este día 12, cuando está comenzando en San Miguel la novena de Nuestra Señora de la Paz, para pedirle a Ella, en nombre de toda la Arquidiócesis, que haga más comprensiva la misión de esta esposa Iglesia, que ella madre de la Iglesia, que ya disfruta la alegría de la Iglesia consumada, nos haga vivir la esperanza y la apertura de corazón para poder recibir el mensaje que Cristo trae a la Humanidad para que nos preparemos como las vírgenes prudentes, al encuentro con el Señor. Así sea.

Creemos en un solo Dios…

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La Iglesia Santa, pero Necesitada de Purificación

31ª Domingo de Tiempo Ordinario

Domingo 5 de noviembre de 1978

Lecturas:
Malaquías: 1,14b-2,2b.8-10
Tesalonicenses: 2,7b-9.13
Mateo: 23,1-12

Queridos hermanos:

Todo este capítulo 23 de San Mateo, es un modelo de una homilía, es una denuncia tremenda contra la religión oficial, contra los abusos, contra las vanidades, un reclamo a la autenticidad. Recuerden que según el esquema de San Mateo que hemos ido estudiando durante todo el año, nos encontramos ya en los últimos domingos del año y Cristo está en medio de una crisis que tiene que sufrir el Reino de Dios antes de implantarse: la oposición, la mala interpretación, la calumnia, el afán de no quererle entender. Y es en ese ambiente cuando este capítulo 23, escrito por San Mateo, no es solamente un rasgo biográfico de Cristo, sino que es la reflexión de los primeros cristianos en las enseñanzas de Cristo y cómo las está viviendo esa comunidad judeo-cristiana. Eran judíos, la mayor parte convertidos al cristianismo, que se sentían rodeados de judíos auténticos seguidores del judaísmo o de prosélitos ganados por los mismos judíos, y que eran mucho más fanáticos que los mismos judíos y consideraban a los cristianos como unos renegados. Con palabras de hoy lo diríamos los subversivos. Y esta subversión que sigue a Cristo auténticamente y sabe que no es subversión, sino que es el verdadero seguimiento del Señor, reflexiona en comunidad.

Y también tengamos en cuenta otra circunstancia, que aparece hoy en forma trágica en este capítulo. Hacia el año 70 de la era cristiana, o sea cuando el cristianismo estaba en estos primeros caminares, los romanos rodearon a Jerusalén, la vencieron y fue una catástrofe espantosa, de modo que en Judea, en su capital, se sintió en carne viva la maldición de Dios por no haber escuchado al mensajero de Dios, al Mesías que venía. Y lo vamos a escuchar en el evangelio de hoy, se amontona tanta sangre de profetas, tantas persecuciones, tantos crímenes en esta inundación de dolor, de hambre, de sangre, que supuso el asedio y la toma de Jerusalén por los romanos el año 70.

Teniendo en cuenta todo ésto, qué bien nos viene aquí en El Salvador también en el 5 de noviembre, día que nuestra Patria conmemora el primer grito de Independencia, casi diríamos el primer grito de un dolor de parto, porque no acaba de parir la verdadera libertad para reflexionar. «Jerusalén, Jerusalén -sale en el capítulo de hoy- cuántas veces quise recogerte como la gallina recoge a los pollitos y no has querido!» Un eco de esa palabra me parece haber oído hace quince días a través de la televisión en la Plaza de San Pedro, cuando el Papa, procedente cabalmente de una región donde se le cierra la entrada a Cristo, pero desde allí mirando también el otro mundo occidental que le cierra la entrada a Cristo bajo el título de un cristianismo, que bajo el capitalismo es también ateo, «abridle las puertas -decía el papa- no tengáis miedo, sólo él tiene palabras de vida eterna».

Hermanos, yo quisiera darle a esta homilía de hoy un título atrevido, casi diríamos sacrílego, pero lo menciona el mismo Concilio Vaticano II, sería este: La Iglesia Santa, pero necesitada de purificación. Esta palabra está en el número 8 de la constitución Lumen Gentium y todo el texto dice así: «Mientras Cristo, (santo inocente, inmaculado no conoció el pecado, sino que vino únicamente a expiar los pecados del pueblo) la Iglesia encierra en su propio seno a pecadores y siendo al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación». Para mí ésto es de lo más bello del Concilio. Nosotros haríamos muy mal en creer que lo mejor del mundo es la Iglesia; y para muchos así conciben la Iglesia, incapaz de pecado, la inmaculada, la intocable. Y el Concilio ha dicho no, si en su seno encierra pecadores. Obispos, sacerdotes, religiosas, matrimonios, nos llamamos cristianos, somos pecadores, necesitados de purificación y el verdadero caminar es la senda de la penitencia y de la renovación. ¡Ay! del cristiano, ¡Ay! del obispo, ¡ay! del sacerdote que se sienta tan perfecto que puede regañar a los otros y él, como los que va a corregir Jesucristo ahora.

Y en este pensamiento de la homilía, Iglesia Santa y necesita de purificación, como de costumbre les presento estos tres pensamientos: Los pecados de la Iglesia, primero; pero en segundo lugar, la santidad de la Iglesia es el ejemplo maravilloso de San Pablo, la segunda lectura y como tercer pensamiento, ¿dónde está la fuente de esta santidad de una Iglesia pecadora, pero que anhela la santidad? (La fuente está en lo que nos dice la Iglesia San Pablo ahora: Habéis recibido la palabra de Dios como palabra de Dios y no como palabra de hombre, en eso está el secreto).

LOS PECADOS DE LA IGLESIA

Pero fijémonos en el primer pensamiento: Los pecados de la Iglesia. Ya la primera lectura de hoy, que siempre se busca para hacerle un paralelo al Evangelio, está tomado de la profecía de Malaquías, y con qué franqueza en tiempo en que se reestructuraba el culto del templo de Jerusalén, cuando había cierto bienestar -esto es lo malo muchas veces: El bienestar en la Iglesia trae relajamiento, los sacerdotes que se sienten muy bien en sus parroquias, ¡mucho cuidado! Los cristianos que sienten que el Evangelio no les molesta, ¡mucho cuidado! a este bienestar del culto sin compromisos, se refiere la profecía tremenda de Malaquías: «Ahora toca a vosotros sacerdotes -dice la lectura de hoy- os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley. Yo os haré despreciables, viles, ante el pueblo». No hay cosa pero que un mal sacerdote. Si la sal se vuelve insípida, ¿para qué sirve ya?, decía Cristo, nada más para echarle al suelo y que la pise la gente. Qué triste es la palabra del sacerdote cuando ha perdido la credibilidad… lata que suena.

No haber guardado mis caminos, os fijáis en las personas al aplicar la ley, si es don fulano, si es doña fulana, con mucho gusto; si es pobrecito, un despreciable, ni caso se le hace. La Iglesia de los pobres es un criterio de autenticidad, porque no es una Iglesia clasista, no quiere decir desprecio a los ricos, sino decirle a los ricos que si no se hacen como pobres en el corazón, no podrán entrar en el Reino de los Cielos. El verdadero predicador de Cristo es Iglesia de los pobres para encontrar en la pobreza, en la miseria; en la esperanza del que reza en el tugurio, en el dolor, en el no ser oído, un Dios que oye y solamente acercándose a esa voz se puede sentir también a Dios.

Os fijáis en las personas al aplicar la ley. Qué bien lo decía el campesino: La ley es como la culebra, sólo muerde a los que andan descalzos.

Pero además de esa profecía, es más tremendo todavía el Evangelio de hoy, que yo quisiera no solamente concretarme a los versículos oficiales de este domingo, si no que he traído la Biblia para que todo el capítulo 23, es una tremenda denuncia de la primera comunidad cristiana reflexionando lo que Cristo nos ha dejado como enseñanza a ver cómo lo vivimos. Pero en el pasaje oficial de hoy encontramos ya estos pecados de la Iglesia.

En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos, «haced lo que dicen no hagáis lo que hacen». El primer pecado de la Iglesia es cuando hay contradicción entre lo que se enseña y lo que se hace.

Hermanos, los obispos en marzo del año pasado en un comunicado oficial, escribimos esta palabra: Todo el que denuncia, tiene que estar dispuesto a ser denunciado, y nos ha llegado el turno este domingo. Hoy en una reflexión de comunidad, con toda franqueza, yo les estoy invitando a que nosotros que somos el pueblo profético, que tiene por obligación denunciar las injusticias del mundo, nos miremos a nosotros mismos, desde los pastores hasta los fieles, a ver si nuestra denuncia no vaya a ser una hipocresía, decimos pero no hacemos.

Otro pecado en la lectura de hoy: «Amarran fardos sobre sus prójimos pero ellos no mueven un dedo para mover esos fardos». Esa la interpretación rigurosa, hasta inhumana. Muchos moralistas, algunos confesores o consejeros qué fáciles somos para imponer carga, pero no somos capaces de llevarlas nosotros mismos.

Otro pecado más espantoso y muy frecuente en lo eclesiástico: La vanidad y la hipocresía. Todo lo hacen para ser vistos de las gentes, alargan las filacterias -filacterias eran unas cintas que terminaban en una cajita donde estaban copiados trocitos de la Ley- para cumplir en una forma material un mandato de Dios: Ten ante tus ojos mi Ley. Pero ellos entendían tan materialmente que copiaban en cajitas la ley y se la ponían colgando sobre los ojos, esas eran las filacterias. O ensanchan las borlas de sus manos -vestidos ampulosos de los fariseos que paseaban por las plazas y en las medidas de sus borlas veían la majestad de su poder sagrado, de su sabiduría. Cuánta vanidad de ésto y gracias a Dios los papas modernos hasta la tiaria han renunciado, las capas magnas y toda esa ampulosidad que nos hizo tanto mal en la vanidad eclesiástica.

Religión de ostentación, les gusta ser saludados; y según el Oriente cuando la categoría de la persona era mayor, el saludo era más largo y allí se entretenían en grandes saludos para ser importantes. Y Cristo les dice: No quieran llamarse rabí ni padre ni doctor; porque todos ustedes son hermanos, sólo hay un padre, un doctor, un maestro, Dios, Jesucristo.

Qué reflexión eclesiástica ésta, hermanos, ya decía Santa Teresa de Jesús, ya nos confundimos qué título hay que darle a los prelados, si excelencia, si eminencia, y ni entendemos ya, parecen payasadas muchas veces: Excelencia, excelencia. Cuando más hermoso el nombre sencillo de cristiano. Pero eso, hemos heredado y hoy nos está fustigando el Evangelio y yo quisiera pues, con franqueza cristiana, que todos, empezando por mí mismo, nos convirtiéramos a esta diatriba tremenda de Nuestro Señor Jesucristo.

El que sea primero entre vosotros, sea vuestro servidor. Este es el principio, en esto hay que hacer consistir la verdadera grandeza del hombre; cuánto más grande, cuánto más autoridad, no lo manifieste en filacterias ni en borlas ni en vestidos, muéstrenlo en servicio, en sencillez, en ser el primero en ofrecerse, porque a quien Dios le ha dado autoridad, le ha dado la gracia para servir a ese pueblo no para atropellarlo, no para ultrajarlo, no para ponerle cargas sino para ayudarle a servirse.

Y después de esta lectura oficial del evangelio, hermanos, el versículo 23 en adelante, comprende siete amenazas tremendas de Cristo, que yo no me las quiero perder en esta mañana para que juntos oremos y no vayamos a caer en estas maldiciones del Señor: «¡Ay, de vosotros escribas y fariseos hipócritas que cerráis a los hombres el Reino de los cielos ni entráis vosotros ni permitís entrar a los que querrían entrar!» Se refiere a que los judíos cerraban sus sinagogas, expulsaban a los que se hacían cristianos, los tenían por renegados y por eso les dice Cristo: «Ustedes por rechazar a Cristo no entran en el Reino de los Cielos y a los que quieren entrar les cierran las puertas. Ustedes tienen las llaves del conocimiento, saben mejor la ley y no han sabido interpretar a Cristo que es el cumplimiento de la ley».

No nos creamos de nuestra sabiduría teológica, de nuestros conocimientos religiosos; si no está la humildad y la gracia que acepta a Cristo, de nada sirve hasta ese saber de la ley.

Segundo: «¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito y luego de hecho, le hacéis hijo de la Geenna, dos veces más que vosotros!». En estos primeros años del cristianismo los judíos recorrían por todas partes -algo así como andan los protestantes ahora buscando prosélitos- y cuando lo lograban hacer lo hacían más fanático que ellos y odiaban más a los cristianos, y por eso dice Cristo los hacen dos veces condenados más que ustedes. ¿De qué sirve ganar un hombre para la perdición?

Tercero: ¡Ay, de vosotros guías ciegos que decis, si uno jura por el templo eso no es nada pero si jura por el oro del templo, queda obligado! Insensatos y ciegos, ¿qué vale más el oro o el templo que santifica el oro? Y si alguno jura por el altar, eso no es nada, pero si jura por la ofrenda que está sobre él, ese queda obligado. Ciegos, ¿qué es más la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?, pues el que jura por el altar jura por él y por lo que está encima de él; y el que jura por el templo jura por él y por quien lo habita; y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por el que en él se sienta».

Era típico entre los fariseos y los escribas un montón de casos, pero eran casos inventados para huir los compromisos y a ésto se refiere Cristo: Ustedes han inventado fórmulas y no se han fijado que la intención del que dice una fórmula es o jurar o no jurar. Si ha prometido bajo juramento está obligado, no le busquemos una casuística para evadir los compromisos que se han contraído con Dios.

Cuarta maldición del Señor: «¡Ay, de vosotros escribas y fariseos hipócritas que ponéis el diezmo de la menta, del anís y del comino y dejáis lo más grave de la ley que es la justicia, la misericordia y la lealtad! Bien sería hacer aquello, pero sin omitir esto». Había una ley de pagar diezmo por los bienes que Dios da en la tierra, pero habían llegado estos hombres de la ley a tantas minuciosidades que se fijaban en esas pequeñeces del comino, del anís y no se fijaban en lo que el domingo pasado recordábamos: Lo pesado de la ley, lo más grave de la ley, y por eso Cristo usó la tremenda comparación, «ustedes cuelan el mosquito y se tragan el camello». El camello, el animal más grande que se conocía en Palestina, era el signo de esa hipocresía de quien se fija en el zancudito, en el mosquito y no se fija en el camello. Así era la hipocresía que Cristo está fustigando, «guías ciegos que coláis un mosquito y os tragáis un camello».

«¡Ay, de vosotros escribas y fariseos hipócritas que limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro están llenos de rapiña y codicia; fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa para que también su exterior quede limpio. Hipócritas que os parecéis a sepulcros encalados, hermosos por fuera más por dentro llenos de huesos de muerto y de toda clase de inmundicia; así también vosotros por fuera parecéis justos a los hombres más por dentro estás llenos de hipocrecías y de iniquidad!» ¡Qué bella comparación! Cuántas apariencias pero llenos de rapiña, de injusticias. Qué divertida resulta una sociedad donde todos vestidos de casimir y de seda se saludan con tanta cortesía, y por dentro cómo estarán mordiéndose unos con otros. Qué bonitas las oficinas, la burocracia, las mesas de los tribunales, pero allí enfrente un hombre entre guardias nacionales todo torturado que tiene que seguir diciendo lo que dijo bajo las torturas, porque el Juez no es capaz de alejar a la guardia ¡para que el pobre hombre diga la verdad! Qué bonitas fachadas las de las cárceles, las de los cuarteles, pero allá adentro los que han logrado escapar de esos infiernos, más que sepulcros de muertos, es estar muriendo como desaparecido.

«¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas que edificáis sepulcros a los profetas y adornáis los monumentos de los justos y decís: Si hubiéramos vivido nosotros en tiempo de nuestros padres no hubiéramos sido cómplices suyos en la sangre de los profetas! Ya con estos os dáis por hijos de los que mataron a los profetas». Qué pensamiento más profundo el de Cristo. De qué sirve cantar elogios a los profetas que mataron nuestros abuelos, sobre todo si los nietos siguen matando profetas y por eso Cristo, ya no refiriéndose al pasado, sino al presente en el cual él mismo está encarnando el desprecio del pueblo, dice: «Colmad ya la medida de vuestros padres, serpientes, raza de víboras, ¿cómo escaparéis al juicio del infierno?» Colmad ya vuestra medida quiere decir, ya está aquí la expresión máxima de los profetas, soy yo el Cristo que hablo con vosotros, ya estáis tramando también como llevarme a la cruz, ya se va a colmar este mar de sangre y de crímenes, de hipocresías y de podredumbre. Ya está llegando al colmo la iniquidad de vuestras injusticias, serpientes, razas de víboras.

«Por ésto os envío yo -aquí Cristo ya se refiere al Nuevo Testamento, ya es la historia que todos conocemos. Qué lástima que hasta El Salvador se encuentre manchado también con esta palabra de Cristo-… Por ésto os envío yo profetas, sabios y escribas, y a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada desde el justo Abel, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matásteis, entre el templo y el altar. En verdad os digo que todo ésto vendrá sobre esta generación».

Ya estaba próximo el año 70, ya están los romanos planeando el sitio de Jerusalén, ya ese colmo de la ingratitud de los hombres que no quisieron recibir a los enviados de Dios; el máximo, el propio hijo de Dios hecho hombre predicando el amor, la justicia, la libertad, no fue comprendido. A él también lo mataron, pero ya se acerca la hora de la venganza.

Hermanos, Dios es infinitamente bueno, pero también infinitamente justo y toda esta sangre, todos estos crímenes, todas estas hipocresías -y aquí ya desde el principio les dije, no me estoy refiriendo a denunciar solamente hacia afuera de la Iglesia, estamos en una denuncia íntima de nosotros mismos. También toda nuestra iniquidad de pastores; también toda nuestra hipocresía de sacerdotes; también toda nuestra falta de santidad, de vida consagrada; también toda la falta de fidelidad de tantos matrimonios cristianos, pero adúlteros; de tantos jóvenes que no viven la pureza propia que Dios les pide; de tanta sociedad donde se abren burdeles, donde hay todos los centros de vicio, de tantas apariencias- todo ésto no puede quedar así, sería un Dios alcahuete e injusto y todo eso que quedará sin un día de la ira del Señor. Ya llega, dice Cristo.

Y llegó, en una forma histórica, para ejemplo y escarmiento de los pueblos el año 70 de Jerusalén. Dice el historiador Flavio Josefo, que escribió esas tremendas situaciones, que no alcanzaban los palos que se cortaban en los alrededores de Jerusalén para crucificar a tanto judío y que adentro de Jerusalén las madres se comían a sus propios hijos y que no había ni agua ni comida, y que se morían de hambre y parecían esqueletos ambulantes.

Es que todo eso que está pasando también entre nosotros, hermanos, Dios nos libre. Ojalá escucháramos a tiempo esta llamada de misericordia con que termina el capítulo 23. «Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos a la manera que la gallina reúne a sus pollos bajo las alas y no quisiste. Vuestra casa quedará desierta, porque en verdad os digo que no me veréis más, hasta que digáis bendito el que viene en el nombre del Señor».

Miren como Dios a pesar de su ira siempre es misericordioso, y ya en uno de estos domingos pasados estudiábamos, a través de la carta de San Pablo a los Romanos, como es el proyecto de Dios, que porque los judíos rechazaron el mensaje de Dios, los apóstoles se van a predicar a los pueblos gentiles y los pueblos gentiles reciben ese mensaje; y entonces los judíos al ver que lo que ellos desprecian hacía grande al mundo, van a volver también convirtiéndose ya humildes, y esa señal es la que anuncia Cristo: «Ya me voy, ya no me veréis más, ya no seréis el pueblo predilecto. Ya Dios ha derrochado todos los mimos posibles de padre, no le habéis hecho caso. Se dejará desierta la casa». Qué triste es una casa desierta, cuando regresa alguien que ha vivido lejos, y ya no encuentra ni padre, ni madre, ni hermanos ni amigos, sino simplemente ruinas de una casa donde se pasó la infancia, donde hubo alegrías, pero ahora ya no hay nada, esa es la comparación de Cristo: Quedará desierta.

El que ahora visita a Jerusalén, cuando llega a la explanada del Templo, ¡que tristeza!, hasta existe allí lo que se llama el muro de las lamentaciones, donde los judíos van a llorar lo que era el templo. Ahora no es más que una explanada vacía. «Se os ha dejado desierta».

Que no hubiera sido en Jerusalén, donde fuera el escenario de lo que hemos visto en estos días de la elección de los Papas, la cabeza espiritual del mundo, eso quería Dios, pero todo eso ha quedado desierto, nos vamos para otra parte.

Hermanos, ésto no sucede sólo en Jerusalén. Esta comunidad que está reflexionando en la historia, en los proyectos de Dios que los hombres hacemos fracasar. No veamos ya la comunidad donde Mateo está escribiendo este capítulo trágico, veámoslo aquí, somos nosotros los que estamos llenando ya la Catedral o los que a través de la radio -y cada día me llena más de consuelo saber que a través de la radio esta reflexión está llegando a tantos pueblos, cantones; a tantos lechos de enfermos; también a tantas cárceles; también a tantos que están sufriendo; también a tantos a los cuales el grito de Cristo les ha llegado en directo: ¡Hipócrita, conviértete!- Todos los que estamos haciendo esta reflexión sintamos que somos de verdad nosotros los que ahora estamos escuchando de Cristo: «¡Ay, de vosotros si vuestra justicia no es mejor que la de los escribas y fariseos no entraréis en el Reino de los Cielos!»

HECHOS NACIONALES

Esta comunidad, queridos hermanos, que está haciendo esta reflexión, es nuestra comunidad real, de la cual a mí me complace recordar aquí hechos concretos: La alegría de ayer, aquí en nuestra Catedral, ordenando a un joven que este día está en la alegría de su pueblo, allá en la Diócesis de Santa Ana, celebrando su primera Misa, el joven Rafael Urrutia. Y quiero felicitarlos a ustedes, pueblo de Dios, porque los sacerdotes del Seminario de Guatemala que vinieron a acompañar a este joven que se educó allá, nos felicitaron por la participación del pueblo en la liturgia. Fue una ceremonia bella, de veras, no sólo por la imponencia de un hombre que se consagra a Dios, sino porque todo el pueblo seguía con fe, con oración hasta con aplausos en ciertos momentos, la ceremonia de ese don del sacerdocio.

Esta comunidad también se alegra con los cincuenta años de vida religiosa del Padre Juan Platero, un jesuita que dedicó su juventud y su vida al Seminario y que hoy, en la vida parroquial trabaja en Guadalupe de San Vicente, mañana a las 12 del mediodía, le celebraremos sus Bodas de Oro religiosas, en la Iglesia del Carmen de Santa Tecla. Hasta allá los invitamos.

Esta comunidad que quiere reflexionar lo serio y la sinceridad de su servicio al mundo, está organizando en estas semanas los Ejercicios Espirituales del Clero. Precisamente mañana, en el Noviciado de los PP. Somascos, dirigidos por el P. Jesús Delgado, algunas vicarías de nuestra Diócesis van a hacer sus ejercicios espirituales, es decir, una semana de reflexión para ser pastores auténticos como nos ha pedido el evangelio de hoy. El P. Delgado me encarga avisar a todos los padres que van a venir a estos ejercicios, ya que el tema se concentrará en torno de esta sublime Idea: «Identidad sacerdotal», que traigan por favor la Biblia y los Documentos del Concilio Vaticano II. Todos los participantes, pues, en los ejercicios espirituales del Clero de esta semana, traigan por favor la Biblia y los Documentos del Concilio.

En la Parroquia del Carmen de la Colonia Roma, habrá cambio de párroco ya que el P. Párroco actual, el P. Enrique, tendrá que salir para México.

Esta comunidad de la Arquidiócesis se ha alegrado mucho con la vida religiosa. Yo gocé mucho cuando en Ayagualo, el 1º de noviembre, día de todos los Santos, la CONFRES, o sea la Organización que conglutina la vida religiosa de todo el país, se reunió para una jornada de estudio y para elegir su nueva directiva. Es hermoso ver como tantas congregaciones con espíritus tan diversos, compaginan fraternalmente la única inquietud de consagrarse a Dios y de servir al pueblo de Dios en nuestra patria. Allí me di cuenta también, de algunos datos concretos como será la reunión que en Roma van a celebrar las Oblatas al Divino Amor y a donde irá la Madre María del Carmen Scaglietti, deseamos que vaya representando bien a su comunidad y que la acompañemos en oración.

También me di cuenta de que una hermana muy estimada de la Asunción, Sor Inés, muy pronto nos va a dejar. Lo sentimos de verdad, porque es una de esas colaboraciones que mucho hemos estimado y yo quiero decirle -ya que está aquí siempre en nuestra Misa de 8- que le agradecemos y que ojalá el recuerdo que ella tanto lo ha vivido de esta Iglesia de nuestra Arquidiócesis, sea para ella siempre un motivo de inspiración que nuestra comunidad la acompañará en la oración. Y el mundo es chiquito, esperamos que volverá con nosotros.

El 31 de octubre, esta comunidad se reúne -una cosa muy original, una convivencia de párrocos interesados en los seminaristas, porque tienen seminaristas o trabajan con ellos- con la Comisión Pastoral Diocesana, con el equipo de formadores del Seminario y con todos los seminaristas mayores. Fue una reunión muy franca, donde jóvenes y sacerdotes ya maduros confrontaron el pasado y el presente para ver como cambian las cosas en la Iglesia, y no podemos aferrarnos simplemente a tradiciones, mientras esas tradiciones no sean vehículos de lo eterno de la Iglesia, la vida que Cristo ha traído a los sacerdotes y al mundo.

Por las comunidades hemos hecho también recorridos muy simpáticos. El 3 de noviembre, día de San Martín de Porres, en Quezaltepeque, donde se celebra en una forma típica, muchos niños vestidos de Fray Martín, como dominicos con su escobita y muchas niñas, vestidas de Santa Rosa de Lima -qué cosa más simpática- habían preparado una confirmación de jóvenes, junto con el P. Roberto, las Hermanas Religiosas Dominicas y las Religiosas Belgas. De veras allá vive una comunidad, donde les dije, hermanos, los felicito, porque la Iglesia de Quezaltepeque no es el Templo que ahora lo ha usurpado los políticos, la Iglesia es esta comunidad, comunión de amor, comunión de fe, vida, ésto es lo que quiere la Iglesia. Los templos, los conventos materiales, ya la Iglesia en su historia está acostumbrada que los hace ella y se los roban para otras cosas, no nos importa; pero la comunidad sigue viviendo, ésto es lo que interesa.

Hoy, otra comunidad está de fiesta, Santo Tomás. Qué mérito el del P. Teodoro Alvarenga, hoy le están celebrando 25 años de vivir allí como párroco; y a pesar de los años, es uno de esos sacerdotes que no se instalan, como que ayer llegó sigue haciendo obras, sigue trabajando. Bello ejemplo de lo que es un sacerdote pastor.

Comunidad del Cantón del Carmen, de la Parroquia de Cristo Redentor, tendremos las confirmaciones el domingo 12, dentro de ocho días si Dios quiere, y no el sábado como se había dicho primero.

Otra comunidad que lleva el nombre del Carmen, en Santa Tecla, trabaja. También allí, jesuitas ancianos, pero siempre jóvenes en el espíritu, organizaron desde el 31 de octubre hasta el 21 de diciembre, charlas bíblicas, todas las noches, mejor dicho los martes y jueves a las siete y media de la noche, tienen oportunidad los tecleños de irse a instruir en la Biblia en la Iglesia del Carmen. Y a los niños se les avisa que allí también, en el Carmen, martes, jueves y sábado a las tres de la tarde hay doctrina para prepararse para la comunión que será el 31 de diciembre.

Otra comunidad más lejana, pero en comunión con nuestra Arquidiócesis, Manaquil, Nueva Trinidad, invita a una bella concelebración el 13 de noviembre en honor de San Antonio.

En cambio esta comunidad se entristece, porque recibí un telegrama del querido Padre Gonzalo López, párroco de Comasagua que me cuenta que en Talnique se robaron los vasos sagrados y otros objetos del templo.

También hay motivo de dolor y de sufrimiento en la comunidad y los compartimos todos, porque somos todos hermanos.

Quiero anunciarles también que ya la Comisión de Información ha publicado los Anexos de la Carta Pastoral. La Carta Pastoral sobre la Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares, ha encontrado cada vez más acogida, más amplia, yo les agradezco. Y para ayudar a su estudio, se han preparado tres anexos: El primero que describe la realidad nacional en que trabaja la Iglesia; el segundo la palabra de Dios ante la miseria humana; y el tercero, la doctrina más reciente, o sea los Documentos de la Iglesia. Al cual se agrega un cuestionario para facilitar en forma de preguntas el estudio de la Carta Pastoral.

A esto seguirá también una serie de lecciones, que el P. Jesús Delgado ha preparado, para hacer también más asimilable la doctrina de nuestra Carta Pastoral, que les repito, yo estoy muy agradecido por la amplia acogida que en el pueblo se le ha dado, a pesar de que los medios de comunicación social le han hecho el completo vacío. Pero no importa, también, nuestra Voz Panamericana y nuestro periodiquito Orientación y sobre todo ustedes, a quienes les he dicho que son los micrófonos de la Iglesia donde quiera que van, son mucho más que todos los medios de comunicación, porque llevan en su entusiasmo no propagandas vendidas ni artículos condicionados a las situaciones, sino el amor a la verdad, la defensa del derecho, lo que muchas veces molesta y por lo cual se le hace silencio a la Iglesia.

Esta comunidad siente también la intimidad de ciertas cosas personales. Como me dio gusto el Día de Difuntos cuando una persona encargó una serie demisas gregorianas- se llaman 30 misas seguidas- y dijo, no por un difunto de su familia, sino por el alma más abandonada del purgatorio. ¡Qué gesto de amor hay en nuestro pueblo!

También la carta tan bonita de Comalapa donde se me dice: Pida una oración por nuestro querido Pablo León León que fue fiel servidor del Santísimo.

Cómo quisiera repetir aquí estas sugerencias personales tan íntimas, son voz de nuestra comunidad, son la alegría de nuestro pueblo.

También hermanos, desde esta Iglesia que goza y sufre, se ilumina todo un ambiente histórico de nuestra Patria, hechos que duelen o que consuelan. Por ejemplo, el 3 de noviembre, cuando el Colegio de la Sagrada Familia abría sus puertas generosamente a los jóvenes que iban a examinarse y entraban unos 300 alumnos del Instituto Tecnológico de San Salvador -por encargo del Ministerio de Educación- al poco rato llegan las fuerzas armadas, violentas: Aquí se ha encerrado una manifestación que traía una bandera colorada. Y la Directora y la Sub-Directora serenas le dicen: Si aquí no hay manifestación, aquí es un examen lo que está pasando. Sin embargo hasta el helicóptero casi bajaba sobre el Colegio y las fuerzas estuvieron custodiando toda la manzana como sise tratara de un terrible ejército revolucionario y eran los pobres muchachos y las pobres muchachas también, cuyos padres de familia ya escribieron protestando por este atropello. Son cosas ridículas de veras, pero son fruto de esta situación represiva en que vivimos. Ojalá se evitaran estas cosas que más bien averguenzan a la patria.

En la zona de Cinquera, se sigue recrudeciendo la represión. ORDEN y la Guardia Nacional siguen siendo el tormento, la violencia y la tortura de muchos jornaleros como Elio y Elpidio Fuentes que fueron amarrados y golpeados salvajemente frente a sus propias familias.

En Arcatao de Chalatenango, también un operativo militar para maltratar a hombres y trasladarlos, y sin saber dónde están todavía.

Fue bien doloroso para mí la visita de un anciano el domingo pasado. Oyó decir en las declaraciones de Reynaldo Cruz Menjívar que dejaba en la cárcel de la Policía de Hacienda a Cecilio Ramírez casi ciego, fruto de las torturas. Y este anciano dice: Es mi hijo. Ya he presentado solicitud de Habeas Corpus y no me contestan. Me puede decir dos misas, me dijo. ¿Para qué? le dije. Para ver si Dios les ablanda el corazón. Ya las celebré. Ojalá hermanos, siquiera el dolor angustioso de un padre anciano que sabe que su hijo muere en una angustiad de infierno y la oración que sube hasta Dios, sea escuchada de veras. Y hay como éstas tantas situaciones.

Me alegro de que la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador se ha pronunciado en el caso de Isabel Rodríguez Barrera, del que hicimos mención del domingo pasado. Pobre vendedor de baratijas que es baleado en una camioneta el 19 de agosto y está en el Hospital fuertemente custodiado, ni al propio Juez Ejecutor nombrado por la Corte Suprema de Justicia, se le deja acercarse. ¿Qué democracia es ésta donde la justicia está sometida a las armas? Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo y este pobre enfermo ya recuperándose, no sabe de su suerte, porque está en manos de quienes armados lo están cuidando.

También lamentamos conflictos laborales en ADOC. Se quejan también de despidos injustificados en Sacos Sintéticos; lo mismo en FINSA, fábrica de fantasías y novedades. También se denuncian atropellos despidos o injusticias. El Sindicato INDECA aclara que ciertas publicaciones que confundían a 20 afiliados con guerrilleros, es tendenciosa.

Es una tendencia a violar el derecho de agrupación del que trata precisamente la Carta Pastoral. Y si la situación de los obreros es tan dura, que no pueden ejercer este derecho de defenderse agrupándose, mucho más dura es la situación de los campesinos -cuya voz no se escucha- explicando que el mezquino aumento de sueldo que se les ha dado no cubre el aumento de costo de vida como está hoy.

Yo recibí una carta explicativa de alguien que se llama pequeño cafetalero. No deja de darme mis ofensas, pero entre otras cosas buenas que yo me fijo, dice: Que ellos los pequeños cafetaleros son explotados por los grandes cafetaleros, y que también los inspectores de trabajo van a vigilar y prefirieron ellos, los pequeños cafetaleros, pagarle las mordidas y no pagar los impuestos. ¿No es precisamente ésto lo que estoy diciendo?, explotación de grandes a pequeños, mordidas para disimular el poco cumplimiento de la ley; y el que sale sufriendo siempre es el descalzo, el campesino. Yo tampoco los justifico a todos, yo sé que en el campesinado hay mucho vicio también, y no estoy de acuerdo con ellos y les aconsejo que aprovechen lo que ganan para, es la única manera, el único ingreso de todo el año, que lo sepan aprovechar. Pero decir que todos son así y que por eso hay que tratarlos mal, ésto es injusto y lo que es peor, justificar una explotación.

Esta es la comunidad, hermanos, que luego viendo hacia afuera también, mira con optimismo su lucha, su trabajo, porque no está sola.

Qué gusto me dio leer que la Conferencia Episcopal del Brasil ha publicado un documento en el que se pronuncia sobre la situación del país y declara… -fíjense bien hipócritas fariseos- que la misión de la Iglesia es expresar su opinión también, sobre los temas de la realidad del país y por eso asume la responsabilidad en la formación de la conciencia política del pueblo. Analizan los obispos brasileños, la realidad del país en una forma cruda y critican al Gobierno.

También en Santiago de Chile, la Vicaría Pastoral Obrera, apoya 7 Federaciones Sindicales declaradas ilícitas, porque son de tendencias marxistas. Se ve que la acusación es en todas partes lo mismo. Pero la Vicaría, o sea la Iglesia, ha presentado recursos de protección, porque las medidas gubernamentales en contra de estas federaciones son inconstitucionales, y la reforma y la forma y en el fondo, no pueden ser legales.

Alegra también pensar cómo este sentido ecuménico de la Iglesia Católica, uniéndose a la Iglesia Judía y Ortodoxa en Estados Unidos, van a promover con motivo del día de la Acción de Gracias, una campaña contra el hambre del mundo. Ya sabemos que un tercio de los niños de los países en desarrollo, mueren de hambre. Me alegro de que se hagan estas promociones.

Se hizo también el recuento de lo que ha costado la vigilancia de la OEA, entre El Salvador y Honduras, a nuestra Patria le cuesta nada menos que un millón doscientos mil dólares y se va a prorrogar, hasta que se arreglen las cosas ¿Cuándo será?

El conflicto de la Universidad prosigue y yo pienso sobre todo en tantos jóvenes. Ahora mismo que entraba a la Iglesia, un joven universitario en cuyo semblante y ánimo yo descubro el anhelo de una juventud que no quiere una Universidad así, instrumentalizada a la violencia, si no que sea verdadera cátedra de cultura. Ojalá los profesionales, en vez de estarse peleando, busquen una solución para que esta casa de la cultura sea lo que dijo el Presidente: «Una figura que haga honor en el exterior», cuando habló en la inauguración de la Feria Internacional, de que esta vitrina abierta al mundo que se inauguró el viernes y que nos hace mucho honor, sea de verdad no sólo una distracción que cubre por encima las bajas capas de miseria y de injusticia, de violencia de nuestro país; sino que de verdad se cumplan esas palabras que son bellas: «Aunar esfuerzos, multiplicar acciones para restaurar un nuevo orden internacional, en lo social y económico, que será permita afianzar la paz, fortalecer la justicia y promover la dignidad humana». Bonito decirle a la faz de lo internacional, pero teniendo a las espaldas cárceles donde la dignidad humana está hecho pedazos y donde la libertad de expresión es pura ilusión con unas leyes como las que tenemos.

Saludamos a los queridos visitantes de otros países, que nos honran con la exhibición de sus progresos y le invitamos a que su solidaridad con nuestro país signifique también una fuerza de humanismo, para hacer de nuestra Sociedad lo que decía en su discurso el Señor Presidente, que haya un orden económico más equitativo en el que se apoye la paz y que no se quiera creer solamente en la represión.

Queremos alegrarnos también con 50 años de vida del Hospital Bloom. ¡Estas son obras bellas! Cuántos niños, cuántas familias han encontrado allí de verdad un refugio: La salud, el consuelo.

Oremos siempre por la pobre hermana Nicaragua. Diez mil nicaragüenses están refugiados en Honduras y más de diez mil en Costa Rica. El Presidente de Nicaragua suspenderá programas de desarrollo para tener dinero y comprar más armas y defenderse. Y la mediación de fuera parece un fracaso.

Lloramos también con México, por 52 personas muertas y otros gravemente heridos al explotar una cañería de gas natural.

Nos unimos finalmente con el Papa, que este día en su afán de peregrinar, irá a la tierra de San Francisco de Asís y de Santa Catalina de Siena. Lo acompañamos espiritualmente y con él van nuestras oraciones, porque nos sentimos cada día más solidarios con un Papa que de veras es popular; pero al acercarse al pueblo va llevando esto que constituye, ya para terminar: La santidad de la Iglesia.

LA SANTIDAD DE LA IGLESIA

Queridos hermanos, en la segunda lectura de San Pablo, él se propone decir que él no ha venido a trabajar por interés. Con qué ternura les escribe a los Tesalonicenses: «Os teníamos tanto cariño, como una madre cuida de sus hijos. Deseábamos entregarlos no sólo el Evangelio; sino nuestras propias personas». Si es cierto que el evangelio y la primera lectura han sido una tremenda diatriva contra los malos pastores, hermanos, en la Iglesia santa y necesitada de purificación, hay también un rico arsenal de santidad.

Qué hermoso saber que en estos últimos meses, cuando la Iglesia necesitaba Pontífices, pudo sacar de sus pastores dos hombres desconocidos, pero que eran riqueza como Pablo. Y como Pablo existen no sólo pastores sino también religiosos, sacerdotes, laicos que pueden decir que aman al pueblo como una madre y están dándose por ella.

DONDE ESTA EL SECRETO DE ESTA…?

Y terminamos diciendo, pues, esta pregunta, que era como mi tercer pensamiento, pero que será simplemente una final: ¿Dónde está el secreto de esta conversión, de esta renovación de la Iglesia? En la segunda lectura de hoy también, cuando termina, dice San Pablo: «Por nuestra parte no cesamos de dar gracias a Dios porque al recibir la palabra de Dios que nos predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino cual es en verdad como palabra de Dios que permanece operante en vosotros los creyentes».

Este es el secreto de la santidad. Si en el seno de la Iglesia vemos muchos pecadores; pero cuando estos pecadores acogemos esa palabra de perdón, de esperanza, de fe, nosotros comenzamos a convertirnos y poco importa el pasado cuando la palabra de Dios ha comenzado a hacer nuevo a un hombre, y de esto hay mucho en nuestra Arquidiócesis y ¡bendito sea Dios!, Yo también puedo decir como San Pablo a muchos, no a todos, a muchos radioyentes: Le doy gracias a Dios, porque están recibiendo mi palabra como es de verdad, palabra de Dios, porque muchos la reciben como palabra de hombre, como palabra de enemigo, como palabra de subversivo, como palabra de hombre que solamente quiere el mal. Ese es el triste destino del que predica la palabra de Dios, ser como Cristo signo de contradicción. Pero bendito sea Dios, que eso mismo está diciendo que el vehículo aunque sea tosco e inútil, es vehículo nada más. Lo que interesa es lo que va en el vehículo: La palabra de Dios que es acogida en los corazones y convierte operante la santidad y la vida. Y por eso hay mucha santidad en nuestras comunidades.

Yo le doy gracias a Dios y los invito a todos para que nos acerquemos a la Eucaristía que significa darle gracias a Dios, porque allí está la fuente: Cristo que es la palabra, hecha carne, alimento, sacramento, vida. Cristo es el que ahora nos alimenta. Y desde la Eucaristía de nuestro domingo, la palabra que se predica se convierte en una Iglesia de pecadores, también es una Iglesia de Santidad. Así sea (aplausos…)

Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso…

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La Iglesia Comunión de Vida, de Caridad y de Verdad para Salvación del Mundo

30º Domingo de Tiempo Ordinario

Domingo 29 de octubre de 1978

Lecturas:
Exodo: 2,21-27
Tesalonicenses: 1,5c-10
Mateo: 22,34-40

Queridos hermanos:

Siento que, de veras, la comunidad cristiana es una verdadera familia. Sentí mucho estar ausente el domingo pasado, como cuando alguien de la familia no puede llega a la reunión de fin de semana con sus demás hermanos, pero a veces el Señor nos pide este sacrificio. En cambio, les agradezco la presencia y la atención con que asistieron a la celebración y a la predicación del P. Jesús Delgado, que tuvo la bondad de sustituirme. De sus reflexiones pues, ha habido comentarios muy buenos y por mi parte ahora, precisamente tomando de las lecturas bíblicas, sacaría como de costumbre, un título para nuestra homilía de hoy que venga a fortificar ese sentido de familia, de comunión.

Yo llamaría a mis palabras de hoy: La Iglesia comunión de vida, de caridad y de verdad para salvación del mundo. Y es que en las lecturas de hoy, parecen encontrar un resumen bellísimo en uno de los textos más densos del Concilio Vaticano II, cuando habla de la Iglesia como pueblo mesiánico, dice estas palabras: «Este pueblo mesiánico, aunque no incluya a todos los hombres actualmente, y con frecuencia parezca una grey pequeña, es sin embargo, para todo el género humano, un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Cristo que lo instituyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad, se sirve también de él como de instrumento de la redención universal y lo envía a todo el universo como luz del mundo y sal de la tierra».

Esto somos, queridos hermanos, ésto tenemos que ser si de veras queremos construir la Iglesia. Yo quiero ratificar que la razón de mi predicación, que la razón de nuestras reuniones y de nuestras reflexiones cristianas en torno de la palabra de Dios, tienen esta finalidad, de que cada día nos vayamos constituyendo más como pueblo de Dios, como seguidores de Cristo, sintiéndonos de verdad germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Que el mundo, que nuestra patria, sepa sentir en los grupos cristianos no gente sospechosa, sino gente que de verdad sea luz del mundo y sal de la tierra.

Por eso, me gusta concretar cuál es esta comunidad que está haciendo la reflexión esta mañana. No es una comunidad cristiana reunida en una Iglesia de Europa o de Africa o de otro país de nuestro continente, es una Iglesia de aquí, de la Arquidiócesis de San Salvador, es esta Catedral. Y son aquellas comunidades tal vez allá en las ermitas donde sé que sintonizan esta misa para reflexionar. Son la comunidad del cantón tal, del pueblecito tal. En este caso pues, tenemos que sentir esta comunidad con sus realidades alegres y tristes. Es aquí donde a mí me gusta hacer un recuento de alegría, de esperanza con todos ustedes, sintiéndonos de veras esa comunión de vida, comunión de amor y comunión de verdad. Que compactemos más nuestros sentimientos de salvadoreños cristianos o de quienes sin ser salvadoreños se han identificado con nuestra comunidad y viven de verdad esta pequeña grey.

Fíjense bien como el Concilio no se hace ilusiones de que la Iglesia sea la totalidad del pueblo, muchas veces puede ser el grupo pequeñito y Cristo así les decía a sus apóstoles: «No temais pequeña rebañito» (pusillus grex), una expresión cariñosa de Cristo para decir no crean que todos van a aceptar esta palabra, pero habrá siempre un grupo aunque sea pequeño y en ese grupo alegraos, decía Cristo, porque a vosotros ha querido el Padre daros el reino y vosotros sois el germen de la unidad y de la salvación del mundo; vosotros sois la esperanza. Sí queridos hermanos cristianos, seamos de verdad como comunidades cristianas: Santos, seguidores de Cristo, llenos de esperanza, unidos en el amor. No pretendamos el brillo de grandes muchedumbres, pero sí la solidez de un sólido amor y de una vida que nos viene de Dios.

Esta comunidad, que es la que ha celebrado -como noticias sacerdotales en esta semana- 25 años de promoción de algunos de sus sacerdotes, hace 25 años se ordenaron trece sacerdotes. ¡Qué hermosa cosecha de San José de la Montaña! Recordamos ya uno en la eternidad, nuestro querido amigo- y ven como la comunidad vive gente que conoce, con quien ha compartido y que ya goza en el cielo- Monseñor Jorge Castro Peña, fue también de esa promoción. No ha podido celebrar con nosotros, pero desde su cielo nos envía su sonrisa de complacencia y se siente miembro de esta comunidad.

Un italiano, franciscano, P. Cosme Spezzotto, en Zacatecoluca, también celebra sus 25 años.

Ayer en Acajutla se ordenan dos jóvenes franciscanos: Oscar Arturo Gutiérrez y Mario Antonio Benítez.

El sábado que viene -ya sirva de invitación esto- aquí en Catedral, a las 11 de la mañana vamos a ordenar sacerdote a un joven de nuestra Arquidiócesis, Rafael Urrutia, que termina ya sus estudios en Guatemala y va a trabajar con nosotros.

También fruto de nuestras comunidades de El Salvador, dos sacerdotes se ordenan en España para trabajar en el Opus Dei. Profesionales que se santifican y de los cuales ya nos hemos ocupado en otras ocasiones. Esa santidad que se expanda, que sea -sintiendo lo que estoy diciendo en este momento- la vida de la comunidad, porque nadie vive el cristianismo sólo para sí, sino para esto que estamos diciendo, ser el buen olor, ser el germen de unidad, de salvación.

Esta comunidad que está ahora reflexionando aquí, es la que vive y se hace concreta en parroquias, en cantones. Yo tuve la dicha de visitar la parroquia de El Carmen de la Colonia Roma, donde celebramos el día de Santa Teresa, su patrona.

También en la parroquia de la Divina Providencia de la Colonia Atlacatl, donde palpita una comunidad viva y se organizaba precisamente esa noche, la Comisión Parroquial de Cáritas.

También participé de la vida que goza la comunidad cristiana de Soyapango. Agentes de pastoral, grupos juveniles que se anhelan por seguir a Cristo.

He tenido noticias también, de la comunidad que se reúne en la Basílica del Sagrado Corazón bajo el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, donde se han dedicado a estudiar la Carta Pastoral sobre la Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares.

En cambio, hermanos, no pude asistir por razones de enfermedad, a varias comunidades que tenía programadas en esta semana, pero vaya desde aquí un saludo muy cariñoso a la Parroquia de San Juan Opico donde sus agentes de pastoral están estudiando nuestra Carta Pastoral.

A San Rafael de Chalatenango, donde teníamos que celebrar la fiesta del Arcángel San Rafael, pero el día de San Rafael lo celebré como día de los hospitales, también dando el testimonio de una salud que se quebranta, pero que desde el hospital puede servir también para orar por la comunidad.

También tuve que ir al Paraíso, donde las Hermanas Betlemitas preparaban una evaluación de sus agentes de pastoral.

No pude participar tampoco en la alegría de los 25 años sacerdotales del P. Moreno, celebrados en la Parroquia de San José Guayabal donde soñaba también gozar esa alegría sacerdotal.

Ni ayer en el festival famoso del maíz que ha organizado desde hace varios años San Antonio Los Ranchos; pero les envié un saludo muy cariñoso deseando que ese producto que es base de nuestra alimentación (el maíz), no falte en ninguno de nuestros hogares. Y que esa iniciativa de aprovechar hasta los desperdicios del maíz en obras, en industrias nacionales muy artísticas (el elote, la tuza, etc.); pues es un gesto de lo que puede ser una comunidad cuando, además del evangelio, trata también de promoverse en lo material.

Tuve que estar anoche también y no pude en San Antonio Abad, donde se recogía el fruto de la reflexión y del trabajo por las misiones.

Como ven pues, hay tantos motivos para que nuestra comunidad se sienta viva en tantas partes, concretamente. Es la comunidad que en estos días se alegra con los colegios católicos, porque han ya cerrado sus trabajos difíciles de la enseñanza durante el año y desea con verdadero cariño de familia a todos los maestros, religiosos, y religiosas y alumnos, sobre todo, que disfruten unas vacaciones felices y muy sanas.

En el ambiente de colegios católicos, también, celebramos el día de San Pablo de la Cruz, fundador de las Hermanas Pasionistas, en el Colegio de La Divina Providencia.

En la Sagrada Familia, también tuve la satisfacción de recoger unos bellos trabajos de religión, entre ellos el estudio, la respuesta al cuestionario de la Carta Pastoral ya mencionada.

Una satisfacción inmensa también, compartámosla hermanos, una reunión con quince muchachos bachilleres, fruto del Seminaro Menor. Lo más bello es que todos ellos expresan la ilusión de continuar el otro año en el Seminario Mayor. Quince bachilleres para iniciar la Filosofía, además de otros que sin haberse educado en el Seminario Menor han salido de los diversos colegios laicos o religiosos para el Seminario, hasta el punto del problema de no tener ya casi local donde alojar tantas vocaciones ya seguras, porque ya son de Filosofía; o sea superado el bachillerato cuando se abre el horizonte para una academia, para un horizonte de una carrera profana, ellos dicen que quieren servir al pueblo desde lo que es ser sacerdote.

Esta comunidad también abre sus ojos al ambiente universal, porque sabe que una comunidad, a pesar de ser así tan concreta como hechos que acabo de mencionar, todos estos hechos los incorpora como riqueza, como experiencia, como bendición de Dios en la corriente de la Iglesia Universal. Y así en perspectiva de Iglesia Universal, el jueves de esta semana, nuestra Arquidiócesis, aquí en Catedral con una buena representación de sacerdotes, de religiosas y de fieles, se unió a la alegría del mundo entero por el nuevo Pontífice Juan Pablo II, a quien espero que ustedes hayan visto a través de la televisión y conocido como un hombre verdaderamente pastor, sencillo, pero fuerte en sus pensamientos; popular, poliglota, un hombre maravilloso que supo darle a la tiara -aquella triple corona que antes le ponían al Papa el día de la coronación y que desde Juan Pablo I ya no se usa- le supo dar Juan Pablo II el verdadero sentido, es que no es sólo el Papa el que tiene que tiene que llevar esta triple significación de las tres potestades de Cristo: Sacerdote, profeta y rey. Es que todo el trabajo de los pontífices y de los sacerdotes y de todos los agentes de pastoral, es lograr que todo el pueblo de Dios esté coronado desde su bautismo, desarrollando sus cualidades cristianas con esas tres coronas; porque todos ustedes bautizados, todos ustedes comunidad de la Arquidiócesis y de más allá, son pueblo sacerdotal, pueblo profético, pueblo de reyes, esta es la gran dignidad. Bendito sea Dios, que un Pontífice sabe como quitarse la tiara y ponérsela al pueblo y decirle: Todos ustedes son pontífices, profetas y reyes, no es responsabilidad sólo del Papa, sino que es todo el pueblo bautizado el que tiene que vivir esa hermosa responsabilidad de Iglesia Universal.

Así es hermanos, como estos hechos y otros que podíamos recordar nos llevan a la reflexión.

También quiero dar unos avisos antes de entrar en esta reflexión y es que desde el 3 de diciembre, que será el primer domingo de Adviento, o sea cuando comienza ya el año litúrgico nuevo, vamos a poner en práctica lo que hemos venido anunciando, las confirmaciones solamente administradas a niños que tengan ya conocimientos y que hayan sido preparados por sus párrocos. Se exigirá pues, un comprobante de haber recibido las instrucciones respectivas. Así como no se admite un niño a la Primera Comunión sin haber aprendido su catecismo, también hay un catecismo de confirmación que no se dispensará. Porque no es por capricho, sino para que precisamente esta dignidad del pueblo de Dios, qué pocos la viven, porque no ha habido una catequesis en los sacramentos cuando se iniciaron como cristianos. De allí que se necesite también, para el bautismo, las charlas pre-bautismales, nadie se dispense de ésto por favor. Aún cuando haya sacerdotes que no quieren cumplir este deber, el cristiano no recibe un favor si no se le dan las pláticas, al contrario, está renunciando a un servicio que la Iglesia quiere dar. Y yo suplico a todos los sacerdotes, que tomemos en serio no dar el bautismo ignorantemente, sino que exijamos la preparación de aquellos que van a ser responsables de educar en la fe al niño inconsciente que se bautiza.

Entonces esta comunidad pues, que quiere vivir con más intensidad su vida de fe, sus sacramentos, se nos presenta a través de las lecturas de hoy, como una comunión de vida, de caridad y de verdad. Allí tienen mis tres pensamientos.

COMUNION DE VIDA

Comunión de vida. El ejemplo es la segunda lectura, San Pablo le escribe a la comunidad de Tesalónica. Tesalónica, donde Pablo tuvo las dificultades que tenía en todas partes. Los judíos eran sus peores adversarios, pero encontraba eco en los gentiles; y esta comunidad que acogió la predicación de Pablo con sus colaboradores, Silvano y Timoteo, nos cuenta el Libro de Los Hechos, las vicisitudes, lo que costó para ser de veras una comunión de vida.

Yo voy a leerles este pensamiento del Libro de Los Hechos, para que miren que lo que está pasando entre nuestras comunidades cristianas aquí en la Arquidiócesis, es la historia de siempre. La Comunidad de Tesalónica, fíjense bien, nace quizá unos veinte años después de la ascensión del Señor. Las epístolas a los tesalonicenses son de las primeras letras del Nuevo Testamento. Es una comunidad fresca, podíamos decir. Recuerden ustedes aquí veinte años atrás, sería 1958, mucha gente nos acordamos de lo que pasó en 1958; pues así había en Tesalónica, mucha gente que conoció, que vivió de los apóstoles y que oían como algo reciente el paso del Hijo de Dios hecho hombre, muerto en una cruz, resucitado y que creer en él era la salvación.

Esto que lo vivieron tan de cerca en Jerusalén los judíos no lo comprendieron, fuera de un pequeño grupo que se adhirió a él. Pero por eso dicen los apóstoles nos vamos afuera a predicar, porque allá están esperando esta nueva buena noticia. Y así fue, nos dice el libro de Los Hechos: Los judíos, llenos de envidia reunieron a la gente maleante de la calle, armaron tumultos y alborotaron la ciudad, se presentaron en casa de Jasón. Este Jasón era un cristiano recién convertido que les dio hospedaje, porque la sinagoga, o sea el templo oficial donde Pablo comenzó a predicar a los judíos, no los quisieron recibir más y le dijeron: Tú en esta ermita, en esta sinagoga no puedes ya, aquí estamos los oficiales, aquí estamos los judíos y tu doctrina es contra nuestro orden.

Tal se parece a esas ermitas que nos han quitado usurpadores y que echan afuera a los cristianos. No se amilanen queridos cristianos. Entonces Pablo, con su grupo de cristianos se fueron a la casa de un amigo, Jasón, y allí llegó todavía la autoridad buscándolos para llevarlos ante el pueblo. Ante los magistrados gritaban: Esos que han revolucionado todo el mundo, se han presentado también aquí y Jasón les ha dado hospedaje, ellos van contra los decretos del César y afirman que hay otro rey: Jesús.

Qué les parece, hermanos, tal como se dice ahora: Son subversivos, están contra la autoridad, hay que llevarlos a la cárcel. No es extraño, queridos cristianos, la historia de nuestras comunidades es la historia de la persecución. Siempre que se ha querido proclamar que de veras Jesús es rey y Señor; y siempre que se ha querido proclamar su evangelio como palabra única de salvación, y siempre que se ha denunciado, desde la palabra de Dios, todos los abusos de los poderes del mundo, surgen las persecuciones.

Los llevaron presos, pero a Jasón le dieron libertad mediante una fianza, dice el Libro de Los Hechos. Pero luego cuenta, San Pablo en su Carta a los Tesalonicenses, lo han escuchado ahora, qué hermoso elogio: «Ustedes no se han dejado vencer de las dificultades, desde vuestra comunidad la palabra del Señor ha resonado en todas partes. Habéis creído en el Dios vivo». Ven, comunidad de vida. Esta es la Iglesia, comunión de vida. Y es porque los motivos que nos reunen ahora en la Catedral, en nuestras ermitas, en nuestras reuniones cristianas, no es para recordar un muerto. Pobrecitos los cristianos que creen que su religión es un museo de recuerdos y solamente quieren conservar y no ponerse en peligro. No, hermanos, la comunión Iglesia es vida, es comunión de vida y tienen que enfrentarse a la vida del tiempo actual. Es vida, sus leyes, sus dogmas, sus creencias, deben de convertirse en vida.

El que no quiera comprender así la religión de un vivo eterno, Cristo que no morirá jamás; de un Dios vivo que va acompañando al pueblo y que desde la primera lectura de hoy nos dice que «no hagamos injusticias, porque ese pobre, víctima de la usura o de un préstamo injusto, si clama al cielo lo escucharé». Soy Dios vivo.

Nuestra religión es vida y esto es lo más hermoso que yo quisiera recordarles; y quiero recordárselos con agradecimiento a Dios, porque el haber predicado esta religión como vida, es lo que ha dado a muchos que habían muerto en la fe, la resurrección y la vida. Vale la pena creer, vale la pena llegar a misa un domingo y alimentarse allí de palabras de vida, no porque las diga fulano o zutano, sino porque son de Cristo, el vivo por excelencia. Y entonces ánimo queridos hermanos, yo sé que para muchos ha llegado la hora de la prueba y están cobardes huyendo: Catequistas, celebradores de la palabra, gente que compartía con nosotros las alegrías de nuestras reuniones, los han asustado; gente que no creíamos, que la creíamos muy fuerte, está con miedo; pero es porque se han olvidado que es una religión de vida y que como vida tenía que chocar también con la vida, que no es la vida de Dios, pero que vive como reino de las tinieblas y del pecado en el mundo.

Ojalá que esta invitación, que nos hace hoy la palabra de Dios desde el ejemplo de Tesalónica, viva entre nosotros, queridos hermanos. Ya que se está volviendo a reflexionar mucho la Sagrada Biblia, yo invito a las comunidades eclesiales de base, a tomar como tema de reflexión esta historia de la comunidad de Tesalónica; y aprendan allí como la historia no es más que una repetición.

COMUNION DE VERDAD

Otro segundo aspecto de la comunión Iglesia es que es comunión de verdad. Es bello saber que nuestra fe cristiana es la verdad. Ningún hombre puede decirse dueño de la verdad, ningún hombre es infalible, sólo Dios. Pero cuando un hombre cree en aquél que es la fuente de la verdad y se entrega, es un hombre de fe, ese hombre tiene la verdad, aún sin comprenderla pero la ha aceptado. Yo quisiera para todos mis queridos oyentes ahora, que fueran hombres de fe y que San Pablo les pudiera decir como les decía a los cristianos de Tesalónica: Conozco la actividad de vuestra fe, la fe es activa porque la fe es vida- y quisiera hermanos, que nuestras comunidades fueran lo que dice San Pablo de Tesalónica: vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos, como, abandonando los ídolos, os volvistéis a Dios para servir al Dios vivo y verdadero y vivir aguardando la vuelta de su Hijo… y que os libra del castigo futuro.

Una comunidad cristiana se evangeliza para evangelizar. Una luz se enciende para alumbrar, no se enciende una candela y se mete debajo de un canasto, decía Cristo, se enciende y se pone en alto para que ilumine. Esto es una comunidad verdadera. Una comunidad es un grupo de hombres y mujeres que han encontrado en Cristo y en su evangelio la verdad, y la siguen y se unen para seguirla más fuertemente. No es simplemente una conversión individual, es conversión comunitaria, es familia que cree, es grupo que acepta a Dios. Y como grupo, cada uno siente allí que el hermano lo fortifica y que en los momentos de debilidad se ayudan mutuamente y, amándose y creyendo, dan luz, son ejemplo: De tal manera que el predicador ya no necesita predicar, cuando hay cristianos que han hecho de su propia vida una predicación.

Les decía un día y hoy se los vuelvo a repetir, si por desgracia un día callaran nuestra emisora, no nos dejaran escribir ya, nuestro periódico, hermanos, cada uno de ustedes que creen, tienen que convertirse en un micrófono, en una emisora, en un altoparlante, no hablando, sino pidiendo la fe. Y por eso no me da miedo a mí que nuestra fe esté pendiente únicamente de la predicación del Arzobispo. No me creo tan importante, lo que creo es que esta palabra que no es más que un humilde eco de la palabra de Dios, sí entra en el corazón de ustedes, no por ser mía sino por venir de Dios; y que todos aquellos de buena voluntad, hombres, familias, comunidades, la están haciendo vida y por sí sola se va predicando. Y yo puedo decir con la alegría de San Pablo, a las comunidades de la Arquidiócesis y si comenzara a mencionarlas no acabaría todo el día, ustedes cambiando el nombre de Tesalónica por los nombres conocidos de nuestros pueblos y cantones, son las comunidades que van llevando a sus ambientes esta predicación. Hay un contenido, fíjese bien que no es simplemente una fe ciega en Dios, sino que hay un esfuerzo de instruirse, el contenido San Pablo lo resume aquí:»… porque os volvistéis al Dios vivo y verdadero para vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús, desde el cielo».

Tres cosas: Un monoteísmo, es decir renunciar a todos los ídolos para creer en el único Dios. Segundo, una cristología, un Hijo de Dios que se hizo hombre, que se llama Cristo y en el cual creemos, porque murió y resucitó. Y tercero, una escatología, un más allá, un esperar que ese Hijo de Dios vivo en la eternidad, vendrá a juzgar a vivos y muertos, que está ya condenando el pecado en este mundo y lo condenará definitivamente cuando diga: «Id malditos, al fuego eterno,» a todos aquellos que no se quisieron convertir de verdad.

Este es el contenido en resumen de nuestra fe: Comunión de verdad, estas son las grandes verdades: Creer en el único Dios verdadero y por ese Dios verdadero renunciar a todas las falsas potestades. No recuerdan el domingo pasado cuando Juan Pablo II hablando precisamente del poder de la tiara, que es el poder de Cristo que todo el pueblo de Dios tiene que llevar, decía: «Abridle las puertas a esa potencia de Cristo, no tengáis miedo, abridle los campos de la economía, de la política de lo social». No digan que el Papa no habla de política, y ha dicho que le abran el campo de la política, porque Cristo va a predicarles a la política su reino sin el cual la política se convierte en el trágico drama del lobo contra el hombre. Sólo Cristo le puede dar un sentido humano a la relación del capital y del trabajo. Sólo Cristo le puede dar una relación de humanidad, de comprensión. Ahora que van llegando ya, los momentos en que las cosechas de nuestra tierra debían de ser para la felicidad de todos los que nacemos en esta tierra -que el sentido cristiano que nos ha dicho hoy la primera lectura de los privilegiados y de los pobres- supieran repartirse con equidad y justicia lo que Dios ha creado para todos.

Hace dos años, el que ahora es Papa, fue llamado por el Papa Pablo VI para que predicara en el Vaticano los ejercicios espirituales. El Cardenal Voytila escribió de allí un libro que su compañero de episcopado, el Cardenal Primado de Polonia, lo ha presentado últimamente, y en una de las meditaciones que el Cardenal Voytila dictó ante el Papa Pablo VI y todos los de la Curia Romana, dijo esto que ahora lo trae LOsservatore Romano: «Hay ciertamente en este mundo, una gran carga de fe -y me viene bien porque estoy hablando de que la Iglesia es comunidad de fe- hay un considerable margen de libertad para la misión de la Iglesia -decía el Cardenal- pero muchas veces se trata solamente de un margen. Basta observar las principales tendencias que prevalecen en los medios de comunicación social; basta prestar atención a lo que se silencia o lo que se dice en voz alta; basta afinar el oído para percibir, qué es lo que encuentra mayor oposición para ver que también allí, donde se acepta a Cristo, al mismo tiempo hay oposición a Cristo por lo que respecta a la verdad plena de su persona, de su misión, de su evangelio. Parece como si se quisiera modelarlo, adaptarlo a las medidas propias de la dimensión humana, de la era del progreso y al programa de la civilización moderna, que es un programa de consumismo y no de fines trascendentes. Hay oposición a Cristo desde esas actitudes y no se soporta la verdad proclamada y recordada en su nombre. Esta oposición a Cristo, al mismo tiempo que se alude a él, por parte incluso de quienes se llaman discípulos suyos, es un síntoma significativo de los tiempos en que vivimos».

Este es el pensamiento del actual Pontífice. Cuando se quiera creer en un anti-marxismo como si fuera inspirado del cristianismo -no se olviden de ésto- hay muchos anti-marxistas que no es el marxismo lo que les da miedo, sino el perder sus privilegios. Se proclaman cristianos y dicen: Sí, miren, aquí hay margen de libertad. Sí, dice el Cardenal, margen. Verdadero margen, porque lo principal, ¿qué es? La prensa, la televisión, las leyes, eso que no es el margen sino el centro, ahí no cabe Cristo. Allí consumismo, allí egoísmo. Qué mal llamados cristianos son ciertos cristianos. Y qué mal llamado cristiano un ambiente donde para Cristo y su Iglesia sólo hay un margen de fe y de libertad, como una página que solamente le deja la orillita, el margen. Pero el Cardenal Voytila, que ha vivido también la otra situación, continuaba diciéndole al Papa en su meditación: «Pero esta no es la única oposición a Cristo, junto a ella se encuentra otra, surgida -fíjense bien en esta frase- otra oposición surgida probablemente de la misma base histórica e incluso casi de la anterior. ¿Quiénes tiene la culpa de que haya triunfado el comunismo? Los anti-marxistas son los que le hacen el mejor juego al comunismo». Y el Papa está diciendo aquí: «si ha surgido esa oposición a Cristo que se llama el comunismo, gran parte de su origen lo tiene ese egoísmo cristiano».

En el Vaticano II se dijo también: «El ateísmo no es un fenómeno que nazca espontáneamente, y gran parte de culpa la tienen aquellos que creyendo en Dios, en vez de representar a Dios, lo ocultan con su conducta y su manera de vivir como si Dios no existiera. Si el comunismo es ateísmo -no se asusten hermanos- el capitalismo también es ateo-práctico, y si le da un margen a la fe, es un margen nada más» pero lo principal es lo que el Papa está diciendo. Y hablando luego de esta forma histórica de oposición a Cristo, en la que tienen gran culpa ese cristianismo falso de quienes defendían más su egoísmo que al propio Cristo, continúa diciendo el Cardenal: «Es una forma de oposición directa a Cristo». Para que vean que la Iglesia no es comunista, aquí el Cardenal que vivió el ambiente comunista, y lo estoy diciendo yo también desde las exigencias de la justicia social de la Iglesia, que el comunismo es una forma de oposición directa a Cristo, un rechazo abierto al evangelio, una negación de la verdad de Dios sobre el hombre y sobre el mundo que el Evangelio proclama. Esta negación asume a veces carácter de brutalidad. Pero se pregunta a veces uno: ¿dónde será más brutal la oposición? He sabido que existen todavía países en los que están cerradas las Iglesias de cualquier confesión, en los que el sacerdote es condenado a muerte por administrar el bautismo. También entre nosotros se ha matado sacerdotes, porque han predicado la justicia social.

¿Qué diferencia hay entre aquel mundo y este? Quizá en esas tierras de persecución hay todavía huellas de las antiguas catacumbas cristianas y de los circos en que los testigos de Cristo eran lanzados a las fieras para que los destrozaran. Sin embargo, la persecución contemporánea, típica de los últimos años del Siglo XX, ofrece un panorama completamente diverso del antiguo y por tanto tiene un significado del todo diferente.

COMUNION DE FE

Es hermosa la meditación del Cardenal Voytila, pero me bastan esos dos pensamientos para que vean, queridos hermanos, que si nuestra Iglesia -y esta es la conclusión- si nuestra Iglesia es comunión de fe, no se deje engañar por los pequeños márgenes de fe y de libertad que les quieren dejar ciertos sistemas como protectores de la Iglesia. Si de veras somos una comunión de fe, no debemos estar contentos mientras no sintamos que esta fe es vida y que la llevamos en nuestra vida, sin miedo a las situaciones, cualquiera que sea.

El Cardenal Voytila recuerda los tiempos de las catacumbas y de los circos de los mártires; y recuerda también -él que lo ha vivido en carne propia- las cárceles del marxismo y a nosotros también nos toca vivir aquí las cárceles y las torturas de un sistema capitalista. Lo que importa es que en uno o en cualquier sistema, la fe en Cristo sea la antorcha que le dé serenidad, valor, esperanza, a esta vida.

COMUNION DE CARIDAD

Y por eso, finalmente, comunión de caridad. Dejada para último, porque ya las mismas lecturas lo dicen por sí solo. La primera lectura del Exodo es de aquel libro de la Alianza, donde Dios está tratando con los hombres una alianza, «seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo», pero como en toda alianza, aquí están las condiciones. Y sigue una serie de leyes que ustedes leerán en esos capítulos del Exodo. Ahora solamente trae las leyes sociales: «no oprimirás ni dejarás al forastero porque forastero fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas ellos gritan a mí y yo los escucharé». Qué argumentos más tremendos. Todo lo que se haga a un pobre, Cristo lo está viendo. Cómo me ha conmovido a mí la aflicción de aquella pobre viuda del guardián de la bomba de ANDA en la Universidad, cómo trató de salvar a su esposo y cómo lo vieron hasta sus propios hijos cuando lo macheteaban y cómo esperaba todavía que estuviera con vida en alguna parte, cuando de repente le dicen: Es cadáver sepultado allá por Suchitoto. Este es el clamor de las viudas y de los huérfanos que claman a Dios, y Dios no se quedará sordo, «se encenderá mi ira y os haré morir a espada dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos». La Biblia es tremenda. Si prestas dinero, no lo agotes a usura. Yo sé de un caso reciente de cinco mil pesos que se han convertido en treinta y cinco mil y le han quitado ya la casa al pobre hombre con sus nueve hijos.

Queridos hermanos, ésto no es comunidad de caridad lo que estamos viviendo. Por eso, cuando enredados en todo este conjunto de leyes que los fariseos habían inventado, dicen los comentaristas que en tiempo de Jesús la legalidad judía era tan complicada que había -no se olviden- 613 mandatos: 248 eran positivos y 365 eran prohibiciones, no harás esto, no harás esto, no harás esto. Así vivían enredados en esa casuística. Se explica entonces, que uno de esos doctores de la Ley se acerque a Cristo, en las horas en que Cristo está librando ya su última batalla para implantar su reino que tendrá por base su crucifixión y su resurrección, es la última semana, es en los atrios del Templo de Jerusalén. Allí lo han llegado a probar con preguntas muy peligrosas como la del domingo pasado que no hubo tiempo de comentar, porque era el día de las misiones: ¿Es lícito pagar el tributo al César o no?

Y ahora le presentan otra pregunta: En este enredijo de leyes, de 613 leyes, ¿cuál es el principal mandamiento? Difícil, ¿verdad? seleccionar entre 613 preceptos, cuál es el principal. Por eso lo más que lograban era dividirlos entre preceptos pesados y preceptos ligeros. Y Cristo tajante les dice: Este es el primero y en el cual se funda toda la revelación de Dios. Ustedes han enredado la revelación del Señor de modo que ya ni se entiende por qué han hecho leyes de hombres en vez de la Ley de Dios. Echemos abajo todos estos abrojo, fíjense en lo principal, este es el principal mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu ser; y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a tí mismo».

Hermanos, lo original de Cristo no es haber mencionado unas palabras que todo judío casi la rezaba como una profesión de fe en el famoso «semá». Así se llamaba, palabra hebrea que significa, oye, porque comienza diciendo: «Oye Israel, no hay más que un solo Dios». Pues en ese famoso texto de la «semá», Cristo recuerda que dios es lo principal. En esto pues, Cristo es como cualquier otro judío, ha recordado lo que dice la Biblia. Pero lo original de Cristo es esto -no lo olvidemos- que junto a este precepto pesado, principal, «amarás a Dios», puso en el mismo nivel «y a tu prójimo como a tí mismo». Esto sí es original del cristianismo, que el mismo motivo con que amas a Dios tiene que ser aquél con que amas al prójimo. Y esta es la característica del Evangelio, por eso el mandamiento nuevo, cuando Cristo se despedía, decía: «Amaos como yo os he amado». Porque yo no solamente he amado a mi Padre con todo mi corazón, sino que por amor a él os he amado también a vosotros hasta dar la vida. Esto es lo original de nuestra fe, hermanos, es muy fácil, casi es una evasión decir: Yo me voy a la Iglesia a amar a Dios y mi prójimo me importa poco. Es la parábola del buen samaritano, sacerdote y levita, hombres de Iglesia no cumplieron, porque por ir a orar al templo, dejaron abandonado al pobre herido y esos no fueron prójimos, dice Cristo.

En este ambiente, hermanos, de la comunidad de amor, yo quiero referirme pues, al ambiente que nos toca vivir. Qué ambiente tan falto de amor. Yo he oído que en esta semana la tortura ha abundado para arrancar confesiones extra-judiciales, yo sé que varios reos han sido confinados a los tribunales por violar la Ley de Orden Público y han sido presentados con horrorosas señales de tortura: Shocks eléctricos, picana, golpizas contundentes, más vergonzoso, situaciones inmorales en que se exponen a mujeres desnudas. Es triste ver el estado con que llegan ciertas personas al Tribunal, casi arrastrándose; los médicos de los tribunales han confirmado estos estados fisiológicos.

En el Hospital Rosales, desde el 19 de agosto, está convaleciendo Isabel Rodríguez Barrera, cuidado por la Policía Nacional. No ha sido puesto a la disposición de ningún Tribunal de la República. ¿Qué será de él?

Ha habido muchos casos de secuestros y capturas que han quedado en el misterio. Ultimamente una comunidad me suplica que denuncie la captura de Neftalí Gutiérrez, Evangelina Galdámez, José Salvador Menjívar. Lo que pedimos hermanos, y lo hemos repetido ya, por eso se llama aquí repetitivo, no es por repetir, es porque lo que queremos es que se lleven a los tribunales y si son culpables que se les castigue legalmente; pero nadie tiene derecho a castigar con torturas a otro hombre. Es imposible recordarse de todos los casos de capturas y desaparecimientos que van siendo ya -y esto es lo más triste- como algo que se va haciendo normal, que nos estamos acostumbrando; y víctimas del mismo atropello como que quedan amedrentados y no son capaces de decir nada. ¿Tan horrorosa será la amenaza que reciben?

También queremos recordar que ya llega el tiempo en que se revisan los salarios de los campesinos. No se ha dado mucha importancia a la publicación del Ministerio de Trabajo donde se hizo un aumento de ¢ 0.50 centavos a los trabajadores de café y algodón. En nuestro semanario Orientación hay un análisis donde se demuestra que este mezquino aumento no equivale al aumento que por inflación se está sufriendo ahora, de tal manera que hoy el trabajador campesino tendrá menos capacidad adquisitiva, aún con este aumento que no equivale a lo que debía de ser lo justo.

Comprendo también, he platicado con gentes que cultiva caña y otros, que tienen sus razones, pero hay una autoridad, digo yo, que es la que tiene que poner orden; una fuerza moral que haga que el producto de nuestra tierra, que debe de ser por voluntad de Dios para bienestar de todos de verdad, sea pues, repartido con más equidad. No es comunismo estar pidiendo que se oiga la voz de los campesinos, sino simplemente que así como se pueden organizar y oír los que producen los productos de nuestra tierra, también se oigan a los colaboradores para recoger esos productos.

También lamentamos conflictos laborales. Donde va surgiendo el deseo de organización de obreros, surge inmediatamente la represión, el despido y no se deja el trabajo organizado que ya los mismos Pontífices han pedido varias veces.

También, hermanos, desde nuestra oración de hoy como comunidad, vamos a pedir por la situación de Nicaragua. Parece que va cundiendo un ambiente de pesimismo al ver que las intervenciones internacionales no responden a las necesidades del pueblo. Por nuestra parte quiero agradecerles el generoso donativo que entregamos ya en manos del Sr. Arzobispo de Managua, Monseñor Obando Bravo, fueron más de ¢ 6,000.00 -si todavía podemos seguirles ayudando, pues siempre es necesario, un pueblo que está sufriendo mucho.

También con nuestra hermana República de Guatemala, somos solidarios en una hora de aflicción cuando el terrorismo, bajo una organización llamada Ejército Secreto Anti-comunista, ha difundido amenazas muy peligrosas que ya han comenzado a hacerse realidad. Y con la preocupación del Papa, también oremos hermanos en esta mañana, por el Medio Oriente. Para que la paz, de veras un anhelo de la Iglesia, vuelva al mundo.

Comunidad de vida, comunidad de fe, comunidad de amor y caridad. No nos apartemos de allí, esta es nuestra Iglesia. Pero desde su vida, desde su caridad, desde su fe, la Iglesia no puede adormecerse ante tantas injusticias. Y precisamente porque es comunidad de vida, de fe y de amor de Dios que exige como prueba de ese amor, el amor y la justicia entre los hombres, tiene que ser una Iglesia que reclama, a pesar de caer repugnante. Tiene que ser una Iglesia que no pone su confianza en las fuerzas de la tierra, y por eso inmediatamente nos acercamos al altar de Jesucristo, allí está él, vida eterna en el cual creemos, vivimos, en él esperamos, por eso estamos en Misa.

Acerquémonos ya pues, al altar del Señor… Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso…

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