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No.1731 Pág. 1 – San Miguel enfoca el problema catequístico

«Dejad que los niños vengan a mi»

Esta divina voluntad de Jesús, esculpida allí, a los pies de la sagrada imagen de Cristo que presidió bajo el rojo dosel de catedral los actos de la jornada Catequística, es la síntesis y la idea propulsora de los días dichosos que acaba de vivir esta noble ciudad.
Las abnegadas preparaciones de los comités de sacerdotes, de señoras y de profesoras, empezaron a rendir su fruto desde la primera tarde de la jornada, 27 de Julio. El programa anuncia una concentración de niños en catedral: y aquel acto inaugural van llegando las largas filas de las escuelas, un torbellino de niños, una blanca algarabía que se perfumaba con los blancos jarrones de nardos del altar. Y haciéndose niño con los niños estaba allí representada la sociedad, el profesorado, las autoridades de San Miguel.
Entra Monseñor machado y estalló una salva de aplausos al Prelado. S.E. se reviste enseguida con el rojo de Pentecostés y todos de rodillas roan al «Creador Espíritus» por el éxito de esta jornada de estudios. Después se acerca S.E. al micrófono y en breves palabras expresa su emoción por la trascendencia de este momento en la Diócesis y declara inaugurada la jornada Catequista. El Pbro. Manuel Almazán, incansable y optimista presidente del comité de sacerdotes, expresó la finalidad de estos actos: Convivir la seria preocupación de la Iglesia por la instrucción religiosa y concluir de esta convivencia resoluciones efectivas; agradeció enseguida la valiosa colaboración de las distintas autoridades y de la sociedad migueleña, muy especialmente al culto gremio de profesores que se han mostrado muy comprensivos de la idea noble que anima esta jornada.
A los pies de la Virgen de la Paz.
En la Iglesia de San Francisco, la Señora de la Diócesis amaneció de gala y frente a su altar un obispo muy suyo, Monseñor Pedro Arnoldo Aparicio, celebra la misa de comunión para las catequesis. A la hora del Evangelio S.E. tiene palabras de encendido amor filiar para la Reina de los corazones orientales y renueva el entusiasmo de los catequistas haciéndoles comprender la grandeza de su misión. Cuando la misa terminó y aquella multitud de apóstoles del catecismo llevaba a Jesús sus almas, como una promesa se oyó en sus labios el himno a la Virgen de la Paz «…tuyo siempre será nuestro amor…».
En pleno estudio
Y después de estas solemnes oraciones: Al Espíritu Santo y la Reina de la Paz, se abren las sesiones de estudio, centrales en esta jornada catequística. A las 10 de la mañana el aula magna del Instituto Católico de Oriente, adornada su tribuna con las banderas de la Iglesia y de la Patria y el retrato de su Santidad, abría las puertas al paso de los Excmos. Monseñores Machado y Aparicio, a los sacerdotes, religiosos, catequistas, profesores y demás personas interesadas en el problema que se estudiaba. Monseñor Plantier presentó al conferencista de la sesión R.P. Faustino Fuentes O.P. «fuerte verdaderamente» – dijo S. Ilma – en el cuerpo y en el espíritu». Y luego con generosidad católica el R. Fuertes expuso los tesoros de su ciencia y su experiencia catequísticas del Rosario de S. Salvador, especialmente a la tienda catequística que, gracias al desprendimiento de la Sra. De Interiano, constituye no solo un atractivo para los niños una verdadera labor en el campo social. El aspecto práctico de la conferencia gustó mucho y sugirió varias preguntas, prácticas también en la asamblea que se denotaba toda muy animada por la preocupación catequística. (No es fin de esta reseña exponer todas las conclusiones que por otra parte han sido recogidas para la vida de la Diócesis).
El R.P. González, S.I. que ha vivido con nosotros momentos de sincera fraternidad, accedió gustoso a exponer también sus experiencias catequísticas en San Salvador. Magníficamente ceñida a la idea práctica de esta jornada insistió en la labor de beneficencia social que puede realizar consigo una catequesis bien organizada en el pueblo.
El colegio de Nuestra Señora de la Paz nos «enseñó deleitando» con sus interesantes diálogos sobre la santa misa.
Y fue brillante punto final la palabra de Mons. Aparicio, abriendo nuevos horizontes al narrar su visita en Buenos Aires a la Casa del catequista y sus experiencias personales en San Vicente.
A las 4 p.m. fue la segunda sesión. Y aquí tuvimos en la tribuna a la Srita. Carmen Balmaceda que lleva consigo no solo teoría y experiencia, sino también un espíritu de sacrificio y gran amor al catecismo.
También se brindó la ocasión de recoger la experiencia y el estudio de otro gran pedagogo, el R.H. Cecilio Marcial, Marista. Ambos conferencistas sugirieron varias conclusiones prácticas para nuestra futura organización catequística.
Pusieron la nota amena de la sesión alumnos de la Casa Nacional del Niño.
La exposición.
Mientras tanto y como una enseñanza gráfica, estaba abierta al público en una sala del mismo Instituto Católico, la exposición de materiales catequísticos organizada por el R. P. González.
Los pequeños peregrinos
Más que nunca pareció estos días la catedral una madre buena con sus brazos abiertos. Y se llegaban a ella, retozones, alegres, pequeños peregrinos; cerca de un millar de niños de casi todas las parroquias buscando a Cristo; y Cristo su amigo en el altar estaba repitiendo «dejad que vengan a mí».
Para su alojamiento la escuelas abrieron sus puertas; los mismos profesores y alumnos vinieron a recibirlos a catedral. El comité migueleño de señoras, el comité de sacerdotes y valiosos aportes de varias parroquias proporcionaron el dinero a Doña Luisa Escobar para la abundante alimentación de estas caravanas; y para distribuírselas, Doña Angélica de MENA y la señorita Carmen Balmaceda, trabajadoras hasta el heroísmo, juntamente con varias catequistas y terciarias franciscanas vivieron su evangelio convirtiéndose en sirvientas: de los niños (Solo una cosa se lamenta entre paréntesis: que las disposiciones del control no fueron obedecidas por algunas peregrinaciones).
Esparcimientos
El R. P. Juan Thaureaud, trajo de San Salvador una nota de intereses y regocijos para grandes y chicos. Casi hora y media mantuvo la atención de la inmensa concurrencia pendiente de su palabra y de su pantalla de proyecciones catequísticas.
También fue regocijo de la tarde la preciosa carroza de la Acción Católica, en que hizo realidad, alegría y aplausos del desfile la evangélica idea de Jesús y los niños.
Otro número de esparcimiento fue la partida de basket obsequiada por el Sr. Jefe de Educación física Departamental, D. Miguel Domínguez.

La velada del profesorado
El esfuerzo unido del profesorado migueleño llevó al escenario del Teatro Principal, cedido gratuitamente, una regia noche de arte.
Después de la gratitud expresada al profesorado por el Padre Almazán, el Profesor Carlos Urquilla en su brillante prelusión manifestó con acento de íntima comprensión la idea que estaba poniendo de relieve la Iglesia en San Miguel: La instrucción religiosa sigla cual toda enseñanza es inconsistente. El profesor Alberto Erazo, con soltura magistral, declamó dos bellos poemas, suyo uno de ellos. El orfeon del Instituto Nacional de Oriente, bajo la dirección del Profesor Serrano, puso en el ambiente una nota de exquisito sabor clásico con sus tres coros mixtos. El Colegio de Nuestra Señora de la Paz y la escuela «Tobías Meléndez» cosecharon muchos aplausos con sus delicadas danzas, mereciendo la del primero el honor extraordinario del «bis».
Pero el centro de la atención de esta noche galana, fue el drama de tres actos «Santa Justa y Rufina». El ambiente romano- valiente cristianismo primitivo e intolerante paganismo – se respiraban en aquellos minutos conmovedores a veces hasta las lágrimas, seguidas siempre con impresionante silencio. No podemos destacar actuaciones; todos los personajes se mostraron artistas consumados haciendo vibrar toda la gama de sentimientos humanos, desde los celestiales y llenos de paz de Justa y Rufina, hasta los rastreros de la intrigante gitana. Solo hemos de consignar sus nombres como expresión del arte migueleño.
Profesoras: Señorita. Elva Elena Chávez, Mercedes Urquilla, Alicia Cisneros, Elena Romero, Armida Parada, Armida Henríquez, Elsy Calderón Romero, Miriam Ortiz, Ana Maria Rodríguez, Nelly Escobar, Elizabeth Rosales, Rosa González Arriaza, Lilian Laínez, Gloria portillo, Carmen González, Sofía Lidia de Flores, Olga Quezels y Flora Vanegas.
Y allá entre bambalinas, almas del éxito: Doña Mila de Rosales y el Sr. Delgado profesor Salvador Valencia, y otras organizaciones.
La hora del Triunfo.

Jueves 29; desde la tarde anterior interminables filas de niños hacían alas a los confesionarios en catedral, Santo Domingo y San Francisco. Monseñor Machado celebró la primera misa en el altar de la Virgen de la Paz.
Alas 7 catedral rebosaba de niños y el Excmo. Sr. Arzobispo de San Salvador ingresaba entre aplausos y cantos. El R.P. González desde el micrófono cultivaba los más nobles sentimientos de la inocente multitud que a veces prorrumpía en vigorosos cantos populares. Antes de la comunión S.E. dirigió emocionantes palabras a los niños comulgantes. Más de tres mil niños se acercaron aquella mañana a la comunión distribuida por Monseñor Chávez; el Pbro. Vicente Vega tuvo también para los comulgantes dulces palabras paternales.
El certamen
Después del desayuno de los niños se organizaron los seis tribunales del certamen. Los mejores niños y niñas de colegios y catequesis parroquiales se disputaban el campeonato de las ciencias.
Aferrado al micrófono el P. Amaya describía la emoción de los chicos contendientes.
La premiación y la clausura
Cerca del mediodía ingresaban los Excmos. Monseñor Chávez y machado para presidir la premiación. 18 valientes estaban allí en la altura del presbítero jadeantes de triunfo y uno a uno llamados por su propio nombre unido al de su parroquia subía a recibir de los Señores Obispos su banda triunfal y su premio efectivo. Hubo un simpático rasgo de generosidad de parte de las cuatro alumnas del Bethania: Ofrecieron su premio efectivo para el Seminario.
A continuación el Presidente del comité leyó una cálida adhesión del Sr. Gobernador Gral. Vidaurre, y rindió nuevamente la gratitud a todos los que de una u otra manera, manifiestamente o en el sacrificio escondido, han colaborado al éxito de la jornada. El Excmo. Prelado de la Diócesis expresó su íntima gratitud a Dios y a los hombres de buena voluntad y anunció el funcionamiento más organizado del Oficio catequístico Diocesano como precioso fruto de tanta abnegación y de tan gloriosa jornada. De pie los dos Prelados impartieron la santa bendición.
Y luego se ordenó espontáneo, triunfal, un significativo desfile de todos hacia la residencia episcopal para ir a dejar a SS. EE. Bajo las notas inolvidables del himno catequístico… y bajo esas mismas notas las alegres caravanas en camiones, en camionetas, a pie, en alto las banderas regresaban a sus lejanas casitas llevando a todos los rincones de la Diócesis la misma idea que quedaba reinante en San Miguel: GUERRA A LA IGNORACIA RELIGIOSA, VIVA EL CATECISMO!
O.A.R.

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