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No.1810 Pág. 1 – PUNTITOS MATRIMONIALES

UNIDAD MATRIMONIAL

1.- Dos son las notas esenciales del matrimonio: unidad e indisolubilidad.
La unidad matrimonial consiste en que se case un solo hombre con una sola mujer.
Tal es la primitiva voluntad del Creador formulada en el Génesis (2,24): «dejará el hombre a su padre y a su madre y estará unido a su mujer y los dos vendrán a ser una sola carne». Una sola carne no solo por la conmixtión de los sexos sino sobre todo porque los dos forman un único principio de generación.
Por tanto si contrajese uno con varias no sería un solo principio de generación, no sería una sola carne, sino estaría dividida.
Esto vale aun para los no bautizados, según declaración del Santo Oficio (20 de junio de 1926): que el matrimonio de un infiel ya casado es nulo; y la primera mujer es su verdadera esposa; y no podrá ser bautizado si no deja las otras.
Pero entre los cristianos se exige además esta unidad por el místico significado del matrimonio: la unión de Cristo uno con la Iglesia una.
2.- Se opone a la unidad matrimonial «poligamia» (unión de uno con varias). Si es unión de un varón con varias mujeres se llama «polyginia» o comúnmente «poligamia», si es unión de una mujer con varios hombres se llama «poliandría».
a. La poliandría (unión simultánea de una mujer con varios hombres) es contra el derecho natural primario o sea que se opone a la consecución del fin primario (la prole) y de los fines secundarios del matrimonio. En efecto, tales mujeres generalmente se hacen infecundas (las meretrices v.gr.); en tales casos el padre es incierto y falta por tanto la debida formación de la prole; tales mujeres no pueden prestar fidelidad a todos sus maridos; no hay paz donde hay muchas cabezas. Por completo se destruye el alto significado sacramental de la Iglesia desposada con Cristo, y en cambio se tiene el monstruo de un cuerpo con varias cabezas.
Por eso jamás fue permitida la poliandría, y solo se encuentra en aquellos pueblos ínfimos donde la mujer era considerada esclava hasta en eso…

b. La polyginia o poligamia (unión simultánea de un hombre con varias mujeres), se pone al derecho natural secundario, o sea que no hace imposible los fines matrimoniales, pero sí muy difíciles. Pudo por tanto ser permitida por Dios para bienes mayores, v.gr. para poblar el mundo después del diluvio; pues antes del diluvio el caso de un hombre con varias mujeres fue juzgado por los Santos Padres como adulterio.
En efecto: en la poligamia el fin primario (la prole no se impide pero si sufre grandes detrimentos. Los fines secundarios no se destruyen totalmente pero también sufren detrimento la paz, y la amistad conyugal; lo prueba la historia de la poligamia que, cuando era permitida, debía proveer a la separación de las varias mujeres para evitar los celos, etc.
Pero en cuanto al derecho divino cristiano, si se opone radicalmente, la poligamia, pues Cristo abolió la permisión del Antiguo Testamento cuando dijo (Mateo 19,9). «A causa de la dureza de vuestros corazones os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, más al principio no fue así. Os declaro por tanto que cualquiera que despidiere a una mujer…y se casara con otra, éste tal comete adulterio, y que quien se casare con la divorciada también comete adulterio». Además la poligamia se opone radicalmente al sentido sacramental del matrimonio cristiano: la unión de cristo uno con la Iglesia una.
c. Modernos obstáculos de la unidad matrimonial son las mutuas tolerancias de los cónyuges con un tercero, despreciando como celos anticuados los reclamos del casamiento cristiano y monogámico; como si pudiera llamarse anticuada la ley de Cristo que no pasará aún cuando pasen el cielo y la tierra. También se opone a la unidad matrimonial la moderna tendencia de emancipar a la mujer que con falaces pretextos la libertad la desplazaría de su sitial de Reina del hogar para convertirla en esclava de un moderno paganismo y dejar sin madre ni esposa el mismo hogar.
3. Perfeccionan la unidad del matrimonio cristiano: a) la castidad conyugal que prohíbe el adulterio no solo exterior sino hasta en los pensamientos. Yo os digo que todo el que mira una mujer para codiciarla, ya adulteró en su corazón. (Mateo 5,28). Ni siquiera por mutuo consentimiento puede ser lícita jamás ninguna tolerancia adúltera prohibida por voluntad del Creador.
b) La caridad conyugal que hace que el varón y la mujer estén unidos por verdadero amor santo y puro y no con amor de adúlteros con solo atracción carnal o simpatía natural, sino con amor desinteresado y noble como Cristo ama a su Iglesia. Caridad conyugal que hace de la unidad matrimonia una escuela permanente de virtudes y una fuente inagotable de santidad mutua.
c) La obediencia noble de la mujer al esposo no como esclava sino como esposa, madre y compañera. Sin autoridad no puede haber orden ni unidad. Y el Creador ha establecido que la unidad matrimonial tenga por cabeza al marido que tiene el principado del gobierno y por corazón la mujer que tiene el principado del amor.

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