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No.1815 Pág. 1 – INTRANSIGENCIA Y COBARDIA PROTESTANTE

Pasaquina, abril 8 de 1950. La majestad de nuestra recién pasada semana santa tuvo una sombra, una sombra que seria preferible despreciar por su bajeza, pero que queremos enfocar porque lleva consigo una lección bien trágica que deben aprender todos los que aman la unidad y concordia de los pueblos y las legítimas libertades democráticas.
Es el caso de un pobre anciano protestante, llamado comúnmente «Maestro Víctor», que desde el lecho de su enfermedad pidió, por medio de D. Pablo Palacios, le llevaran el sacerdote, y al ir éste tropezó con la terquedad de una familia protestante, apoyada por sus «pastores», que se oponían tenazmente a la voluntad, expresaba clara y repetidamente por el anciano, de quedar un monumento a solas con el sacerdote; pero cuando el anciano repetía con el sacerdote, después de larga conversación a solas, las oraciones que la herejía le había hecho olvidad, cayeron nuevamente como buitres sobre su presa familiares y «hermanos», increpando al sacerdote y retándolo a discusión. Había que ver el semblante lívido de furia de aquellos atropelladores de la libertad de conciencia.
Como no era el objeto de aquella visita discutir, y como los ánimos de los católicos que iban llenando el lugar se exasperaban ante aquella actitud intransigente del protestantismo, el sacerdote juzgó más prudente retirarse y retirar a todos los católicos. Y si discutir querían se les invitó a la conferencia pública antiprotestante que se venía anunciando para el domingo de resurrección por la mañana.
La conferencia tuvo lugar ante nutrida concurrencia, pero brillaron por su silencio las esperadas discusiones. Se trató de los orígenes del Protestantismo frente a la verdadera reforma católica; de la doctrina genuina acerca de la S. Biblia; de la legitimidad del culto de los santos y de las imágenes, y otros puntos combatidos por el protestantismo. También se aprovechó la ocasión para recordar ala conciencia de los padres de familia católicos su derecho inalienable en la educación católica de sus hijos. A este respecto se protestó contra la labor proselitista que ha desarrollado en la escuela de esta población D. Ramón Mendoza, maestro de escuela y maestro del coro protestante.
Ante el ejemplo trágico de una minoría agresiva que así atropella la voluntad de un moribundo y pone en peligro la tranquilidad de un pueblo, cabe preguntar si es de bien común la ley que permite en un pueblo católico irrestrictas libertades a una religión advenediza. Y para «ejemplo de vivientes» cabe sacar de este incidente la seria amonestación de Jesucristo que señala a quienes hay que temer; a los que matan el alma!… Ya estos modernos fariseos, despachados como los de hace 20 siglos, de ver que toda la gente sigue a Jesús, vienen bien las tremendas palabras del Divino Redentor «Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis ni a los que están entrando dejáis entrar».
O.A.R.

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