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No.1840 Pág. 3 – EL OCTAVARIO MIGUELEÑO DE LA VIRGEN

Cuando el invierno migueleño es más inclemente surge la plenitud radiante del Patronato de la Paz…Así lo quiso Ella: un marco de nubes y temporales, para recordar aquel fondo de sombra y angustia en que floreció el blanco milagro que salvó a la ciudad en aquel lejano 21 de septiembre de 1787.
El volcán. Por eso se engalana la ciudad; y mientras en el templo de la Virgen se desarrollan los piadosos actos litúrgicos del Patronato, allá arriba, en el volcán; hay una verdadera romería en torno de la «Virgen de las entradas». Y por la tarde, por las mismas faldas donde rodaba la lava voraz, bajó la Virgen, trayendo aquella palma arrancada a la tempestad y que parece una rúbrica de alianza y protección para el dichoso pueblo migueleño. Como el año pasado se distinguieron en esta entrada del volcán las Señoritas. María Luisa Orellana M, y Carmen Murillo, con quienes colaboraron don Antonio Campos, don Santiago Murillo y doña Cristina de Murillo.
Concepción. La tarde siguiente de este típico octavario, el pueblo vuelve a congregarse en el mismo lugar en que lo congregó la angustia y la confianza para rebozar su gratitud a la salvadora de San Miguel. Del laborioso barrio de Concepción, viene la Virgen trayendo por fondo de su precioso carro, un amplio pabellón nacional…cuyos colores coinciden con los de la inmaculada patrona del barrio. Trabajaron con denuedo en este barrio las Señoritas. Margarita Días y Gloria de Campos, con la generosa colaboración de los Sres. Salvador Días, Ramón y Miguel Campos y las Señoritas. Carmen Balmaceda, Carmen Guerrero y Delmy Arévalo.
La Cruz. Fuente de justicia, es el lema sobre el cual se levanta el profusión de luces y alas angelicales la amable figura de Aquella Reina que nos invita a buscar la verdadera paz por los rectos caminos de la justicia. El pueblo explotó en aplausos cuando en la noche serena robada frente a catedral aquel sueño de paz y justicia que tanto ansía el mundo… Trabajaron este año el nombre del barrio la Señorita. Rosa Avilés, doña Clelia de Arias, doña Emelia de Majano, Srita. Lety Cello, doña Angela Becci, Señorita. L. Gracilazo, los señores Juan Ramírez, Romeo Machuca y otros colaboradores.
La Merced. «Puerta del cielo». Abría sus delicadas verjas de oro la carroza del a Virgen que invitaba con su sonrisa de mamá buena a entrar por la puerta abierta de su corazón San Miguel comprende esta delicadeza y de nuevo aplaude y ora y cana ante la Patrona; y el aplauso se extiende agradecido a las infatigables organizadoras de esta entrada: Señoras. Amalia de Quintanilla, Angélica de MENA, Berta de Barrera, Olga de Portillo y señoritas Blanca Granillo y Arbaiza.
El Calvario. Por un camino de cruz y sacrificio ha florecido la entrada del Calvario: desde la altura de Virgen saluda al pueblo con el saludo de su hijo. «La paz sea con vosotros». Desde su lecho de enfermedad doña Paquita de González no ha desmerecido en su entusi2asmo por la Virgen Migueleña, doña Carmen de Panameño y doña Tula de Alvarado «tres marías del calvario» otras varias personas destacaron su buena voluntad para con el templo principal.
San Felipe. La tarde de San Felipe presenta a la Patrona como «Camino del cielo»…intermediaria entre aquel paraíso por el pecado y este mundo de los hombres. Ella fue el camino que trajo a Cristo, único camino, verdad y vida. La magnífica alegoría recobra más actualidad con el escudo nacional bordado por don Luis Castillo en el blanco de la Reina de Oriente Nacional. San Felipe lució también este año su fantástico desfile de estandartes. Por su camino del cielo encontrarán el premio de tanta abnegación quienes de nuevo levantaron muy alto el honor de su barrio: don Alfredo Guatemala, las Sritas. Jesús Quintanilla, Pacita y Juana Guevara, don Portillo Ernesto Belloso, don Miguel Sagastizado y demás colaboradores filipenses.
San Francisco. «El barrio de los miles» como lo llamó la gracia popular, hizo su entrada en este torneo de la Virgen, luciendo una regla alegoria La Virgen: «Defensa de nuestra fe», ampara bajo su manto amarillo a la Patria que le tiende sus brazos mientras que un horrible pulpo tiende hacia ella sus tentáculos de masonería, laicismo, comunismo, protestantismo. Se adivinaba allí el trabajo silencioso y artístico de don Luis Castillo y de doña María Asturias y sus piadosas hijas. La llegada a la catedral recobró un lujo inusitado con la presencia de Monseñor Benjamín Barrera, Obispo Auxiliar de Santa Ana, que sorprendió gratamente al público con su amable saludo y su invitación a las próximas fiestas patronales de la hermana Diócesis occidental y su ocurrente apuesta a ver quien termina más pronto su catedral…San Miguel recogió aquel reto con su sonoro aplauso que se nos ocurre interpretar una promesa de franco apoyo a los difíciles trabajos del templo máximos de la Diócesis, ya que , como dijo S. E., estas dos metrópolis que van a la avanzada del progreso, no podrá decirse que van a la vanguardia de la fe, mientras no tengan concluidas sus catedrales. Acompañaba a S.E. el M.I. Sr. Canónico José Alferez, Rector de Catedral de San Salvador, y un religioso Josefino para quienes el público tuvo también el cariñoso saludo de un aplauso.
El Sr. Alcalde Don Joaquín E. Cárdenas, este incansable «agente de catedral», ocupó enseguida el micrófono para encarecer al pueblo decidida ayuda a la obra digna de toda la generosidad migueleña. Y su llamado se confirma admirablemente con su ejemplo al hacer entrega de los miles recaudados con tanto sacrificio en el comercio migueleño y capitaliNo. Con un saludo de aplausos el catolicismo migueleño agradeció vivamente las labores del Sr. Cárdenas en beneficio de Catedral.
El centro. Bajo una lluvia de rosas blancas y palomas de castilla. La Virgen migueleña fue arreglada con la gracia que caracteriza a Doña Lidia de Arguello. Doña Lidia en colaboración con las Señoras. Elizabeth de García Prieto, Chole de López B. Matilde de Béjar, Mayo de Urquilla, Margota de Zoller y otras varis contribuyentes, llevaron con su carroza central, un aporte muy original y decisivo a catedral: el principio de una prometedora suscripción de metros cuadrados de cielo para catedral; con este principio y con la prometida colaboración de todos los barrios de trabajar todo el año para encielar catedral, no estará lejano el día del centro será una realidad.
San Miguel Arcángel. El típico octavario migueleño se clausura con la fiesta de nuestro Arcángel y onomástico Excmo. Prelado. Por la mañana del 29 nutrida misa de comuniones y solemne pontificial con asistencia del clero y en la que el P. Arce elogió los méritos del insigne batallador de los derechos de Dios. Por la tarde el obreismo migueleño que patrocina los trabajos de las puertas de catedral, representado principalmente por don Luis Panameño. Las Sras. Cleria de Arias, Triny de Belloso, Jesús Quintanilla, Angela Becci, Jesús Gracilazo, Elvira de Alvarez y Margoth de Aguirre. Don Ramón Sánchez Cortés y demás miembros del comité obrero, cosechan de su organización entusiasta un éxito maravilloso para el Arcángel de la ciudad primorosa angelitos, escuelas, bandas de guerra, estandartes, un enorme río humano…inunda cuadras enteras en la marcha triunfal, de este Príncipe de los cielos que convive el cariño de la verdadera democracia migueleña.
En lo más incierto del invierno, florece este típico octavario de triunfos católicos. El espectáculo que acaba de presenciar San Miguel es un consuelo para el alma nacional: es el triunfo impetérito de nuestro catolicismo en medio de las furiosas borrascas y nubarrones tendidos por la masonería y el laicismo.
O.A.R.

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