O.A.R.
Es Lícito matarse cuando la vida se hace insoportable? Está permitida la «eutanasia», o sea acelerar la muerte de un enfermo por piedad? Se puede procurar la muerte del feto para que viva la madre? Por qué se prohíbe a los casados contraer nuevo matrimonio? Son ilícitos los sistemas anticoncepcionistas? Por qué no se permite el amor libre?
Bajo estas y otras muchas interrogantes de moral se encuentra oprimida y desconcertada la conciencia de los hombres de hoy. Y esta pobre conciencia incierta no siempre busca a Jesús como el joven del Evangelio para preguntarle: «Maestro bueno, qué debo hacer…? El Maestro bueno de los hombres repetiría la única fuente de verdad y felicidad: el decálogo eterno que se apoya en la voluntad sapientísima del Creador. La humanidad no le busca porque se han adelantado los falsos profetas de la moral sin Dios y la han aturdido con el grito de luz del rebelde: «no le obedeceré».
Moral Laica o moral sin Dios es la que pretende dar normas a los actos humanos prescindiendo de Dios y de todo fin ultraterreNo. – Y al quitar ese fundamento serio y verdadero de la mora, que es Dios y el verdadero destino del hombre, un torbellino inconsistente de sistemas laicos pretende sustituirlo, pero no ha logrado mas que crear una atmósfera de confusión. La moral laica tiene la culpa de esta desviación moral de la conciencia de hoy.
He aquí unos cuantos sistemas laicos en moral:
1. El utilitarismo. Sistema fácil que confunde el bien y el mal con lo útil y lo inútil. Es bueno lo que es útil; es malo lo que es inútil.
2. El Individualismo existencialista: sistema egoísta que hace prevalecer desordenadamente al individuo sobre la sociedad.
3. El Naturalismo. Sistema cómodo la que repugna toda ascética y mortificación y glorifica la carne y todos los instintos humanos.
4. El relativismo moral: Sistema elástico que enseña que la regla de la moral es la opinión de los hombres, la moda de las circunstancias.
5. El profetismo. Este falto profeta, con pretextos de libertad de espíritu, declara guerra a toda ley eclesiástica, a todo dogma y a toda moral.
Podrá multiplicarse la lista de nombre hueros que caracterizan la moral de las pobres conciencias sin Dios. Pero todo viene a resumirse en esto: que el espíritu moderno materialista y agnóstico ha confundido las nociones de bueno y malo con las de placer y dolor. Es bueno lo que agrada y es malo lo que desagrada. Según eso ya no es la virtud el ideal de la vida humana, sino el placer. El mismo ideal del paganismo.
Lógicamente con este sentimentalismo pagano, si el placer es la regla de la moral: se declara lícito el divorcio, el adulterio o los procesos anticoncepcionales, el aborto terapéutico. No es extraño que sociedades laicas de Inglaterra y EEUU se hayan pronunciado a favor de la eutanasia y hasta se haya pretendido dar carácter de legalidad a la muerte por piedad. Y lo más significativo de ese influjo laicizante y a la vez testimonio de cómo el protestantismo ha corrompido su cristianismo, es el hecho de que en Nueva York, en estos últimos años un grupo de pastores protestantes haya afirmado que en ciertos casos la eutanasia voluntaria «no se consideraba como contraria a la enseñanza de Cristo y a los principios cristianos.
Con cuanta razón en cambio el episcopado católico de Inglaterra, en sus declaraciones sobre el divorcio y la natalidad, expresó: «el sentimentalismo es una norma poco segura en las discusiones acerca de la ley natural».
Privada de un fundamento firme, sin principios más seguros que la utilidad, el placer y el sentimentalismo humano, la moral laica es ineficaz. Los gobernantes laicos, si no se sienten sujetos a una ley superior estarán siempre expuestos a las aventuras del despotismo y del capricho. Y los súbditos de una ley laica solo tratarán de salvar apariencias, y en nombre de quien se les podrá exigir el sacrificio de los preceptos difíciles?
MORAL CATOLICA.- Con la sencilla majestad de la verdad, la moral católica se define: «es la que guía los actos humanos al último fin sobrenatural del hombre de acuerdo con la razón y con las verdaderas reveladas por Dios.
La moral laica no puede tener principios fijos porque está sujeta al capricho de la voluntad humana; en cambio la moral católica es esencialmente una «moral de principios», de principios superiores a todo hombre, sea súbdito o gobernante.
Y esos principios de la moral católica vienen a ser como grandes rutas abiertas en la floresta enmarañada de todos los problemas humanos y por donde el hombre puede caminar seguro a su verdadero destiNo. Precisamente ese destino último del hombre, marca la diferencia entre el bien y el mal; es bueno un acto humano hecho conforme a ese fin. Es malo un acto humano que aparta de ese fin.
No es pues el placer, ni la utilidad, ni la conveniencia…Que miopes parecen estos motivos laicos ante la mirada larga y certera de la moral católica!
La moral católica busca en su principio origen la explicación del bien y del mal, y del deber: en Dios. Efectivamente como una obra de arquitectura es la realización de un proyecto que antes estuvo en la mente del arquitecto. Así el universo y el hombre, arquitectura espléndida de Dios, es la realización de un proyecto concebido en la mente de Dios. Al realizarlo, Dios tenía en su mente un orden al cual deberían convergir todas las actividades de las criaturas. Con las leyes físicas, con el instinto animal, la naturaleza irracional está cumpliendo ese orden del Creador y consiguen la finalidad para que fueron creadas las cosas. Al hombre en cambio, dotado de libre arbitrio, se le intima ese orden por medio del deber. El deber pues, no es un simple capricho de Dios, es la razón del a existencia del hombre. Si lo cumple es bueno alcanzará su fin; si no lo cumple es malo y fracasará en su finalidad. Y porque el deber es una idea de Dios realizada en la naturaleza del hombre, el deber no está a merced de las conveniencias o de los caprichos; sino que es anterior al tiempo y está por encima de todos los tiempos.
Y aunque la libertad humana puede frustrar ese proyecto del Creador al quebrantar el deber. Pero por más que lo quebranten los hombres sea en busca del placer, sea por conveniencias del momento, sea por las modas, sea por utilitarismo, por cualquier otra razón de las morales laicas; ni todas las rebeldías humanas podrán abolir el deber. Porque está impreso por dios en la misma razón del ser humano; siempre estará exigiendo obediencia, siempre permanecerá solidario del orden proyectado por Dios.
Imaginad un rayo del sol y que esa línea luminosa es el deber. No se puede pasar porque es la frontera entre el bien y el mal. Pero sois libres y os atrevéis a atravesarlo. El rayo os dejará pasar, pero detrás de vosotros seguirá siendo una frontera entre el bien y el mal, una frontera de luz que seguirá denunciando vuestra trasgresión.
En resumen: qué es moral laica? La que pretende dirigir los actos humanos prescindiendo de Dios y del fin ultraterreno del hombre. Qué es moral católica? La que guía los actos humanos al último fin sobrenatural del hombre de acuerdo con la razón y con las verdades y preceptos revelados por Dios.
Si en moral se prescinde de Dios y del fin del hombre, no es posible establecer una moralidad absoluta, universa, inmutable y por tanto la moral laica es ineficaz para obligar. A todos esos sistemas laicos por más aparativos que sean, se les podrían repetir al verso del poeta de América que suela a la profecía de un fracaso: «y pues lo tienes todo, falta una cosa: Dios».