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No.2005 Pág. 1 – MORAL LAICA Y MORAL CATOLICA

Un amable consultante dice: ¿No será menor mal que los esposos pobres eviten los hijos? y da las razones: no pueden criarlos; raquíticos en el cuerpo y sin formación en el alma, crecen y llenan el mundo de ladrones, criminales, etc.
Así, en resumen, la pregunta expresa magisterialmente el pensamiento de una moral sin Dios, inspirada sólo en las convenientes del momento, sin principios eternos sin miradas supraterrenas. En es este un caso típico de la moral sin Dios que forma la conducta de tantos hogares modernos que viven una vida egoísta solo para el placer…Y si para gozar estorban los hijos, esta moral villana declara guerra a muerte- quién lo creyera! – la guerra cruel de los padres y de las madres contra los hijos de sus propias entrañas.
Muchas son las razones con que se quiere justificar este pecado moderNo. Nuestro consultante propone hoy la razón del mar menor. De modo que es menor mal el evitar los hijos que tener hijos ladrones, criminales. Pero esa razón cojea. No vale.
Ante todo supone que los ladrones, los criminales solo nacen de las esposas pobres. Que mal concepto supone esa razón de la gente pobre!! Que al criminal, al ladrón no lo hace la familia por ser pobre, sino el ambiente malsano en que un individuo se desarrolla sin reaccionar, en sentido contrario.
Los hechos hablan que hay también ladrones y criminales y en grande, también entre la gente bien…entre los que nacieron en comodidades y cuya ambición es insaciable. Según esto, no solo habría que evitar los hijos de los pobres; lógicamente habría que evitar todos los hijos, de los ricos y de los pobres.
Si es por desnutrición tampoco es herencia especial de los pobres: que también hay desnutridos y enfermos entre los hogares acomodados y hay niños muy robustos entre la gente pobre. Y los hogares cristianos nunca desconfían de aquel Dios que viste los lirios del campo y da de comer a los pájaros del cielo.
Hasta el llamado Neomaltusianismo, que quiere poner un dique a la humanidad que va creciendo porque le parece que los hombres vana morir de hambre, es un falso sistema. Hoy día ya es un argumento sin valor. No cabe duda que hoy día se puede intensificar la agricultura, sacarle todavía a la vieja tierra pan para que puedan vivir no solo los dos mil millones de hombres sino hasta seis mil millones. Puede triplicarse sin miedo la humanidad y no se morirá de hambre. Además el aumento del pueblo nunca ha significado la miseria del pueblo. Cuanto mas numeroso es un pueblo tanto mayor la intensidad económica y técnica con que trabaja. En cambio la disminución de la población significa juntamente miseria material.

La consulta toca otro aspecto importante. Dice que el hogar pobre no puede dar la debida educación a una familia muy numerosa.
A este propósito oígase esta curiosa experiencia contraria: De las familias numerosas y pobres han surgido muchísimos héroes de la ciencia y de la virtud. Por vía de ejemplo recuérdese que Santa Catalina de Sena tuvo veinticuatro hermanos. San Clemente Hofbauer, el gran apóstol de Viena, era uno de los doce hijos. Santa Teresita del Niño Jesús tuvo nueve hermanos. San Bernardo, seis, San Ignacio, diez. Y en el campo de la ciencia se educaron el físico Frauedhofer que tenía nueve hermanos, Lessing, el gran poeta, trece, Andel, diez, Haydn, famoso compositor, doce, Franklin tuvo diecisiete hermanos. También tuvo diecisiete Durero el famoso pintor.
Que dice, Señor consultante, si las familias enumeradas hubieran tenido principios modernos de evitar los hijos?. Se imagina qué tesoro de virtud y de ciencia hubieran perdido aquellas familias y la humanidad entera solo por el falsísimo pretexto de que no podrían educar tantos hijos?
Si se quiere saber la razón: porqué son regulares las familias numerosas las que producen lo más eximio de la humanidad; si se quiere averiguar porqué salen mejor educados los hijos numerosos aunque parezca que se les atienda menos es interesante oír esta experiencia de que al hijo único los padres no lo educan sino que lo deseducan: lo miran, lo ablandan, hacen de el un juguete! Quisiera ser niño, pero no puede: no tiene compañeros camaradas de juegos, metidito en un rincón, no tiene a quien confiar sus alegrías y sus pesares; no tiene compañeros con quien puede pegarse y reconciliarse de nuevo: no tiene compañeros con quien puede pegarse y reconciliarse de nuevo: no tiene un hermano que sería un mejor educador. Sí, los hermanos que juegan, que pelean, que riñen, que lloran juntos, se educan, se pulen, y se moldean mutuamente por concordia, la renuncia y el amor, del mismo modo que los guijaros, impulsados por la corriente, se rozan en el cauce del arroyo y se pulen y se moldean. De ahí que generalmente sean mejores los hijos de las familias numerosas. Son mejores porque mientras crecían juntos, hubieron de tenerse atenciones ejercitar el espíritu de perdón; aprendieron que no rueda solo el mundo para ellos y porque el amor a los demás han de renunciar a muchas cosas…»
Concluyendo, pues: ni el peligro de que nazcan hijos criminales, ni el peligro de una familia desnutrida…ni el peligro de no poder educar los numerosos hijos…ninguna de las tres razones justifica el pecado moderNo.
La verdadera causa de esta horrenda matanza moderna de inocentes es más profunda que todo eso. La verdadera razón es el paganismo de la conciencia moderna y el egoísmo de muchos hogares de hoy.
Frente a esa moral laica, desnaturaliza, qué hermosa y serena se levanta la MORAL CATOLICA defendiendo los derechos de Dios y las leyes de la Naturaleza. Con qué orgullo pueden señalar la moral Católica aquellas religiones, como por ejemplo Westfalia, Holanda, Bretaña, Canadá y muchos pueblos sanos de nuestra América Latina.
La moral católica no desconoce el sacrificio de los hijos…pero proclama que los hijos son una Bendición de Dios. O como bellamente expresó aquel poeta:
«Los padres que viven sin hijos no saben lo que es sufrir…Pero los esposos que mueren sin hijos tampoco supieron lo que es gozar…»
O.A.R.

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