HACIA JERUSALEN
O.A.R.
Nadie puede medir la profunda emoción del corazón de Cristo cuando, poniendo alto a sus incansables correrías apostólicas, dijo a Jesús sus discípulos: «he aquí que subimos a Jerusalén…»
Sonaba la hora definitiva de su vida que era también la hora definitiva de la historia de Jerusalén, Jerusalén…por este misterioso destino de su historia, de ser el altar mundial de la redención de los hombres, fue siempre considerada como la capital de las almas.
Antes de Cristo los israelitas verdaderos subían a Jerusalén cantando sus esperanzas de redención. Después de Cristo los cristianos adoran con gratitud del suelo de Jerusalén bañado con sangre del Divino Redentor. Por eso aquel profundo suspiro de Jesús en la cumbre de su vida: he aquí subimos a Jerusalén, parece compendiar todas las emociones de todos los peregrinos de todos los siglos que subirían a Jerusalén como a la capital de los redimidos.
Yo tuve la dicha de reunir mis emociones de peregrino a ese torrente de alegría de gratitud de los miles y miles de almas que en pos de Jesús y a través de los siglos han subido a Jerusalén. Era la inolvidable mañana del sábado anterior al Domingo de Ramos. Y en aquel largo trayecto de 75 kilómetros de Tel Aviv a Jerusalén, sentí que mi espíritu estaba en sintonía con el salmo 121; la canción insustituible de la infinita caravana de los peregrinos de Tierra Santa:
Leaetatus sum in his quar sunt mihl, In domun Domino Ibimus…Stantes errant pedes nostril in atrlls tuis Jerusalén… «Me he alegrado cuando me han dicho, iremos a la casa del Señor. Ya nuestros pies caso se posan dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
Tel Aviv se fundó en 1909, pero su crecimiento comenzó después de la primera guerra mundial hasta contar hoy con más de 260,000 habitantes. Fue desde el gobierno de Israel hasta que se trasladó a Jerusalén. Es una bella ciudad moderna pero netamente judía, recuerdo la extrañeza que causaban nuestras sotanas en aquel ambiente judío y la admiración nuestra por no encontrar ni una iglesia católica en una ciudad tan grande. Está construida entre el río Yarcón y el viejo puerto de Jaffa con el que ya es una sola ciudad.
Yaffa es la antigua Joppe. La leyenda le atribuye su nombre y su origen a Jafet el hijo de Noe. Está construida en torno de una redonda colina que se eleva junto al mar. Jaffa es un relicario de la historia. Por aquí desembarcaron los cedros traídos del Líbano para construir el templo de Salomón (2 Cron. 2,16) y para reconstruirlo cinco siglos más tarde en tiempo de Zorobabel. De aquí salió el profeta Jonás para la ciudad de Tarsis (Jon. 1,1). Aquí cantaron victoria los Macabeso (1 Mac. 1233). Con el nombre de Joppe lo recuerda los Hechos de los Apóstoles (cap. 10) para narrar el interesante episodio de San Pedro que oraba junto al mar en casa de Simón el curtidor cuando recibió la visión con que Dios le revelaba que también los gentiles debían ser admitidos en la fe cristiana, simultáneamente llegaban de Cesarea los mensajeros del Centurión Cornelio que había recibido de Dios llamamiento a la fe y necesitaba a Pedro para que lo instruyera. Fue también aquí en Jaffa donde San Pedro resucitó a Tabita, aquella mujer «rica de buenas obras y de muchas limosnas que hacía. Entre perfumes de azahar hay una tumba que la tradición señala como Tabita, y una curiosa pintura recuerda la turba de viudas que entre lágrimas muestran a San Pedro las únicas que les tejía su piadosa bien hechora (Acto 9,36) los cruzados hicieron aún mas célebre este puerto, San Luis de Francia, estuvo aquí prisionero. Y en fin, cuántos peregrinos y soldados fue en estas playas donde besaron pro primera vez la Patria de Dios a donde se dirigían a orar o a combatir.
Con los cruzados y con los peregrinos dejemos estas playas de Jaffa e internémonos rumbo al suroeste hacia el mismo corazón de la tierra prometida. Los viejos peregrinos recorrían este trayecto de 75 kilómetros en dos jornadas. Pernoctaban el Ramla.
Ramla se hizo célebre en las cruzadas, Ricardo Corazón de León puso aquí su cuartel general. También Bonaparte organizó aquí su ataque a Jaffa. Pero lo que más conmueve al peregrino es que, según la tradición, Ramia es la misma Arimatea. Por tanto ésta es la patria de aquel piadoso judío que con Nicodemo bajó de la cruz el cuerpo del Señor. La iglesia principal de América está dedicada a San José de Arimatea. Ante su altar hice aquí una oración fervorosa pidiendo para los caballeros del Santo entierro de San Miguel el espíritu noble de aquel verdadero caballero de Cristo que no se contentó con sepultar su cuerpo muerto, sino que por su santidad de vida subió al honor de los aaltares.
La judea está densa de recuerdos bíblicos. Ya en este trayecto de Jaffa a Ramla han surgido nombre evocadores de historia sagrada. Beth Dagón recordado en el libro de Josué (15,41) Lydia, la antigua Diospolis donde San Pedro curó al paralítico Eneas (Act. 9. 31 35) y patria de San Jorge el célebre Patrón de los guerreros cristianos cuyos restos traídos de Nicomedia reposan en la Iglesia de su nombre. Modim, sepultura de los heroicos Macabeos, entre las interesantes tumbas excavadas en la roca hay restos del mausoleo de Matatias. Y no lejos están también las importantes excavaciones de Gezer, ciudad cananea del año 3000 antes de Cristo, recordaba en la historia de Josué (12, 12) de Salomón (1 Re. 9 16) y de los Macabeos (1 Mac 4 15).
Reemprendamos nuestros caminos de Taml a jerusalén. Era la jornada más emocionante de los antiguos peregrinos y cruzados. De aquí comenzaban a cantar los salmos graduales, sobre todo el Laetatus sum…porque ya nos aproximamos a las montañas de judea sobre las que está edificada Jerusalén.
No es éste el paisaje sonriente de galilea…aquí frene a esas colinas áridas el ambiente se vuelve sombrío estas montañas encantan porque parece que guardan la melancolía y austera inspiración de los profetas y por estar bañadas son lágrimas la sangre y las penas del divino Redentor.