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No.2354 Págs. 1 y 8 – EDITORIAL – TODOS LOS CARDENALES SERÁN OBISPOS

Origen del Sacro colegio Cardenalicio
El Santo Padre Juan XXIII hizo un anuncio sensacional en el Consistorio del día de San José (19 de marzo último):
«Os comunicamos que, con la gracia de dios, el próximo jueves santos 19 de abril, pretendemos proceder personalmente a conferir la plenitud sacerdotal a todos los cardenales de antigua y nueva creación que pertenecen al orden diaconal…Queremos reservar el honor de este rito, como conviene, a la archibasílica lateranense, madre y cabeza de todas las Iglesias de Roma del orbe».
Con esta determinación el Papa revoluciona el Sacro Colegio donde actualmente hay doce Cardenales que no son Obispos. Simbólico número que rodeará el Papa actual en la consagración episcopal del próximo jueves santo.
Un poco de historia. Desde los primeros siglos el Pontífice Romano nombrado para que le ayudaran en el gobierno de su Diócesis romana a un grupo de presbíteros, los cuales tenían su centro en títulos o iglesias casi parroquiales; como estaban «incardinados» a esos títulos recibían el nombre de «CARDENALES PRESBITEROS». Para administrar la parte material, obras de caridad, estaban los diáconos que estaban «incardinados» en sus centros o iglesias llamadas diaconías; otros diáconos estaban incardinados en la basílica de Letrán para ayudar en las obras de caridad del mismo palacio episcopal.
La designación de todo estos «diáconos incardinados» era «diáconos cardinales».
Había pues, en Roma 25 presbíteros cardenales, 7 o 14 diáconos cardenales titulares, y 7 diáconos cardenales paltinos.
Cuando después del edicto de Constantino (a.313) el cristianismo se propagó por los suburbios de Roma y regiones circunvecinas, surgieron las pequeñas Diócesis «suburbicarias» que en número de siete hacían corona a la «catedral de San Pedro». Los obispos que precedían estas siete Diócesis formaban un consejo del Papa, y por eso se «incardinaban» a la archibasílica de San Juan de Letrán, de ahí la otra cardenalicia: los «Cardenales Obispos».
Así nació el Sacro Colegio Cardenalicio. En el siglo XII las tres diversas órdenes de cardenales (obispos) presbíteros, diáconos, formaron un colegio único con un decano, que sigue siendo el Obispo de Ostla y un Carmalengo o administrador de los bienes comunes.
Fue también en este siglo cuando los Papas comenzaron a ordenar cardenales a algunos obispos que no eran de Roma ni de las Diócesis suburbicarias.
Sixto V el año 1576 dio las líneas juríficas que todavía se conservan, pues el Código de Derecho Canónico que hoy rige, promulgado por Benedicto XV en 1917, conserva aquellas disposiciones: que el pleno del Sacro Colegio se componga de 70 Cardenales distribuidos en: 6 cardenales obispos; los de las 6 Diócesis suburbicerias, 50 cardenales presbíteros, y 14 cardenales diáconos. A estos no se exigía la consagración episcopal. Y por eso hay 12 cardenales no obispos.
Todavía el siglo pasado hubo Cardenales qu eni eran sacerdotes sino solo diáconos, nada menos el Secretario de Estado de Pío IX, Cardenal Santiago Antonelli nunca se ordenó sacerdote. Más aún hasta fines del siglo pasado era tradición segular de la Curia Romana dar la púrpura cardenalicia a seglares distinguidos en el servicio de la Santa Sede. Hasta que el Canon 232 dispuso en 1917 que todos los Cardenales deben ser por lo menos sacerdotes.
El actual Papa ha determinado que todos sean consagrados obispos aunque conserven los tres históricos órdenes. Y también ha modificado el Sacro Colegio en cuanto al número que hoy son 87, más los tres que el Papa se ha reservado «in pectore».
Esta selección de eclesiásticos eminentes que forman el Sacro Colegio; que definida hermosamente por el Papa: «una contribución de madurez y consejo, especialmente preciosa para el humilde sucesor de Pedro que tiene como consigna para tu barca el «ducin altum» y aprovechar las energías de los brazos, de la lengua y de los corazones que el Sagrado Colegio les pone en torno como defensa, como propulsión e incremento de la actividad apostólica…»
O.A.R.

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