El 7 de junio fue el «día de la libertad de prensa»
Agradecemos la honrosa felicitación que con tal motivo envió el Honorable Directorio Cívico Militar al personal de «CHAPARRASTIQUE».
La verdad os hará libres, dijo el más libre de los hombres y su más auténtico Libertador. Y con ser Jesucristo la más alta expresión de la libertad, no pudo pecar, no pudo mentir, ni proclamó nunca las «gloriosas libertades del liberalismo: libertad de culto, de expresión, de enseñanza, etc.
Lo que sí proclamó Jesucristo es que quien, abusando de la libertad, «comete pecado, se hace esclavo del pecado». Hay pues, libertades que llevan a la esclavitud. Y el pobre mundo de hoy eso parece, un esclavo encantado «libertades».
La verdad os hará libres:
¿Qué es la libertad? Es la facultad que tiene el hombre de elegir libremente los bienes que le perfeccionan. Así como el animal busca por instinto sus bienes, el hombre los elige libremente. La libertad supone un proceso de entendimiento y voluntad que debe moverse solo dentro de la órbita del bien y juzgar por bueno lo que es malo. La facultad de equivocarse, la libertad para pecar es un defecto no es una perfección. La enfermedad también es indicio de vida, pero es una imperfecta; poder pecar, ser libre para decir mentiras, es indicio de libertad pero de una libertad enferma.
¿Quién se atreve a decir que es más libre el hombre que Dios? sin embargo Dios no tiene facultad para pecar. Dios no puede mentir. Por que? porque en él la libertad es perfectísima proceso de un entendimiento, infalible en la apreciación del verdadero bien, y de una voluntad rectísima. Cuanto más el entendimiento y la voluntad del hombre se asemejan a Dios, moviéndose en la órbita del verdadero bien, es decir, cuando mejor refleja el hombre en su libertad las normas morales de la Ley eterna tanto más perfecta será su libertad.
Y hablando concretamente de la «libertad de prensa», «es un absurdo suponer que la naturaleza haya concedido igual derecho ala verdad y al error, a la honestidad y a la torpeza». Hay derecho para propagar lo verdadero y lo honesto, para que se extienda al mayor número de posible su beneficio; pero en cuanto a las opiniones falsas, pestilencia la más mortífera del entendimiento, y en cuanto a los vicios que corrompen el alma y las costumbres, es justo que la pública autoridad los cohiba para que no vayan cundiendo insensiblemente en daño de la misma sociedad» (León XIII, Libertas).
Tal es la libertad que la Iglesia defendió en todos los siglos. Y cuando el liberalismo ve en la Iglesia un estorbo de sus falsas libertades que son desfiguraciones de la libertad, se olvida que nadie defendió con más audiencia la libertad que la Iglesia cuando lo pusieron en peligro los Maniqueos, los Polagianos, los Jansenitas, los Protestantes…Y olvida sobre todo que ninguna voz ha estremecido tan eficazmente las tiranìas y despotismo de la historia, como la serena voz de la Iglesia en defensa de este eterno concepto de libertad.