al celebrar en nuestra Diócesis el día del sacerdote, 2o-. Domingo de Agosto- hacemos llegar nuestro humilde homenaje hasta el Sumo Sacerdote, el Papa, cuya primera ocupación diaria es el que hacer ministerial de su Santa misa; al Excelentísimo Prelado, monseñor Miguel Ángel Machado y Escobar, «Sacerdote eternamente» agraciado además por el «estado de perfección» de su elevado cargo y a todos los sacerdotes que inmensamente trabajan en los campos agotadores de la mies que blanquea la Diócesis Oriental, trabajadores de todas las horas del día, unos de las horas de la mañana y otros ya casi de la hora duodécima, pero que esforzándose pueden exprimir el vino de los racimos sagrados y moler el trigo para el pan candeal del sacrificio eucarístico.
Caballeros esforzados de la primera fila durante muchos años con un denodado entusiasmo con sus manos consagradas que no se cansan de purificar conciencias y de dar el pan de vida eterna a los hambrientos de Dios.
Sacerdotes, sagrados Cristos de la tierra, que vais por el Calvario de la vida llevando aterrados el peso de vuestras tareas divinas en hombros humanos, para vosotros ha llegado el magisterio migueleño – hermano gemelo de vuestros ideales, – las páginas centrales de esta edición de CHAPARRASTIQUE, como un reconocimiento sincero de cuantos en vosotros vea a unos Cristos terrenos arropados de celestiales luces de poderes extraordinarios.
Subirán todos los días del año nuestras oraciones por vosotros y cuando sintáis la soledad de las costumbres que martiriza a los que han subido humildemente muy alto, y mas todavía, en esa altura de atardeceres de Gólgota, pensad que vuestras ovejas estarán triscando cerca de vosotros ese alimento celeste que vosotros hacéis bajar cotidianamente desde las alturas del paraíso…
Padres Nuestros, Sacerdotes Altísimos, felicitaciones.