«Es grande la tentación de ceder al gusto de una determinada clientela y ser más solícito de la rapidez que de la exactitud, más interesados por lo «sensacional» que por lo verdadero. Se da entonces a un detalle puramente exterior un relieve exagerado y se esfuma a la realidad profunda en la presentación de un hecho, en el análisis de una situación, de una opinión, de una creencia. Esta es una manera de oscurecer la verdad…Y la deformación de la verdad por parte de los órganos de información puede tener consecuencias incalculables».
Así se expresó el Papa en la audiencia a las corresponsales del Concilio recibidos en la famosa capilla Sixtina cuya célebre pintura del Juicio final, sirvió también el Papa para recordar a los publicistas que un día tienen que dar cuenta a Dios acerca de sus compromisos con la verdad y el público.
Y es que ya en el mismo Concilio los periodistas sin ética han abusado de su profesión; y el Secretario de prensa del Concilio, los Obispos franceses, la Radio Vaticano les han llamado la atención con indignación y severidad por ese afán morboso de lo «sensacional» queriendo presentar divisiones y oposiciones entre los Padres Conciliares; por lo cual es completamente falso.
Y es que ya en el mismo concilio los periodistas sin ética han abusado de su profesión; y el Secretario de prensa del Concilio, los Obispos franceces, la Radio Vaticano les han llamado la atención con indignación y severidad por ese afán morboso de los «sensacional» queriendo presentar divisiones y oposiciones entre los Padres Conciliares; lo cual es completamente falso.
También en nuestro pequeño mundo migueleño debían recordar y practicar nuestros llamados «corresponsales» esas normas de ética periodística. No se daría, por ejemplo, una información como la del corresponsal de Presa Gráfica acerca de la procesión de la Reina de la Paz. Porque esa crónica queda retractada de cuerpo entero en las certeras observaciones del Papa; más solícita de la rapidez que le da la exactitud, más interesada de lo sensacional que de lo verdadero». Solo que en vez de «rapidez» y «sensacional», nosotros diríamos «chambre». Qué le costaba al amigo corresponsal y a otros alarmistas entrevistarse con el Comité del centenario de catedral para cerciorarse antes de lanzar al público en chambre, cual es la mentalidad, las circunstancias, las razones de su actuación?. Frases como esas «gran revuelo entre los miles de católicos…en todos los pueblos del mundo católico…medida que hiere el sentimiento católico…» son bofetones a la ética de un periodista serio e imparcial y hasta llevan ridículos ribetes de mentira, porque cómo puede probar el famoso corresponsal que «en todos los pueblos del mundo católico» se sacan procesiones del Patrono el propio día de la fiesta?. Y en otros países ni siquiera hay procesiones patronales, porque saben que la religión de «los miles de católicos» no consiste sólo en procesiones sino en vivir y actuar con más ética personal y profesional.