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No.2384 Pág. 1 – EDITORIAL – RESPONSABILIDAD DE LOS GOBERNANTES

A las 6 representaciones oficiales de gobiernos y organismos internacionales que asistieron a la apertura del Concilio, El Papa subrayó la trascendencia social de la asamblea ecuménica. Y efectivamente las leyes eclesiástica que amenarán el Concilio, obligarán a todos los católicos que integran esos países de toda lenguas y nación. El simple enunciado de los temas conciliares basta para darse cuenta del gran bien que resultaría para los pueblos del mundo si los encargados de dar las leyes civiles se pusieran también a tono con esas exigencias espirituales que normará el concilio. por ejemplo: los límites de las diócesis, la pastoral sobre los emigrantes, parroquias, asociaciones de fieles, estudios de universidades, penetración misionera, apostolado seglar, prensa, espectáculos, etc, son cuestiones que necesariamente han de afectar también a los gobernantes conscientes de su preocupación por el bien común de los pueblos.
Con cuanta razón el Papa aludía a la tremenda escena allí presente en el famoso «Juicio Final» de Miguel Ángel: «Tendremos que da cuenta a Dios: Nosotros y todos los jefes de Estado que llevaron la responsabilidad del destino de los pueblos».
Este solemne principio de responsabilidad frente al Supremo Juez de los hombres y frente al verdadero bien común de los pueblos gobernantes, vale también dentro del amplio ámbito de sus atribuciones y posibilidades, para los gobernantes locales (Gobernados, Alcaldes, Comandantes, etc) a los que a veces quisiéramos con más altos ideales y en más franca concordia con la obra cultural de la Iglesia.

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