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No.2384 Pág.1 – EDITORIAL – SON LEYES TODAS LAS «LEYES»

Batimos El Salvador un record legislativo?
Es oportuno y orientador, enmedio de esta inundación de decretos recordar los eternos principios jurídicos que trazan las facultades y los límites del poder Legislativo y que Santo Tomás de Aquino nos ofrece esta certera definición: Ley es una prescripción de la razón en orden al bien común, promulgado por aquel que tiene cuidado de la comunidad». (1,2 q. 90, a4)
Si una ley no llena estos cuatro elementos necesarios, no es ley, no obliga.
Primer elemento: «Prescripción de la razón»
Una ley se da para regular la actividad humana hacia el bien; y la regla y medida de los actos humanos es la razón y no el capricho, la prudencia y no la demagogia.
Segundo elemento: «en orden al bien común».
La ley como razón reguladora de la actividad humana debe orientar los actos hacia el fin último de la vida humana que es el bienestar; pero no un bienestar último de la vida humana que es el bienestar; pero no un bienestar particular o de un sector, sino el bienestar de toda la comunidad, de todos los sectores, pues así como la parte se ordena al todo, el individuo, el sector, es parte de la comunidad y la ley la que debe ordenar hombres y sectores al bienestar de todos. Por tanto no es la ley la que solo busca el provecho de unos, o la que vez de sembrar bienestar solo produce zozobras, injusticias, malestar común.
Tercer elemento: «Promulgada».
Para que una ley regule y mida los actos de cada hombre, el hombre debe conocerla para medir con ella sus acciones. De allí el célebre adagio de Graciano: las leyes quedan instituidas cuando se promulgan.
Cuarto elemento: «Por aquel que tiene cuidado de la comunidad».
Porque como legislar es ordenar los actos humanos al fin común, solo tiene poder legislativo quien es dueño de ese fin común, es decir la comunidad o quien la represente legítimamente. Dada la «libertad de elección» que caracteriza nuestra famosa «democracia»; dado también el abismo que separa al legislador de la opinión de la comunidad, nuestras leyes difícilmente son leyes porque no expresan el auténtico sentir de la comunidad, única dueña de definir su bien común.
Sólo las leyes que arranquen de estos cuatro cimientos son construcción sobre roca; y Jesucristo ya profetizó el destino de las cosas que construyen sobre la arena movediza.

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