No.2888 Pág. 1 – EDITORIAL – ARTÍFICES, NO ESPECTADORES

Con su frente marcada con la ceniza cuaresmal, el Papa que como todo hombres se convertirá en ceniza, dirigió su mensaje al mundo para orientar esta temporada del espíritu por dos derroteros de urgencia: instrucción religiosa y caridad.
Fue al referirse a la caridad cuando expresó esas palabras que titulan nuestro editorial «El Concilio abierto de el tono a la cuaresma de este año, insistiendo especialmente en la obligación que todo buen cristiano tiene que vivir el precepto de la caridad, más que en detenerse a contemplar la nueva floración que todos querrán alegrarse. Es por tanto ACTITUD ARTÍFICES, NO DE ESPECTADORES».
Efectivamente, muchos cristianos solo adoptan una posición de observadores. Son jueves de su propia religión como si no formaran parte de sus mismas responsabilidades. Principalmente cuando se trata del campo señalado por el Papa: la caridad con el próximo…que pocos son los que se sienten artífices, protagonistas de un problema social que cada día se agudiza más por causa del egoísmo. Parece la característica de nuestro tiempo: tener todos la culpa de esta situación y sin embargo, echar a otros la responsabilidad; hacer papel de espectadores del problema y no trabajar como artífices de su solución.
Su Santidad insiste en el deber de la instrucción religiosa precisamente porque «las verdades eternas que Dios ha querido comunicar al hombre» son las únicas que descubren las grandezas del hombres, y los horizontes infinitos de sus destinos.
En otras palabras, una religión ilustrada inspira el verdadero concepto del hombre y orienta al cristiano a una penitencia «entendida como amor a la cruz…Y solamente de una conducta austera que vive la abnegación que enseñó Cristo el orden doméstico y social puede recibir justicia verdadera y profunda, porqué será capaz de desprenderse de los suyos y darlos a los pobres y desheredados».
Instrucción religiosa y caridad, he aquí dos armas que el Papa pone en nuestras manos para que durante esta cuaresma no solo seamos espectadores de un mundo en bancarrota, sino artífices de un mundo mejor.