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No.2898 Pág. 1 – EDITORIAL – YA VIENE EL DÍA DEL SEMINARIO

El próximo 2 de junio será el Día del Seminario. Con este acento editorial queremos dar la noticia su máximo relieve que nos es posible para que el interés de los católicos despierte hacia una institución que es del pueblo y para el pueblo.
«El Seminario es un lugar de formación. El seminario sale del pueblo y vuelve al pueblo convertido en sacerdote. Por eso el Día del Seminario» se convierte automáticamente, en el día de la proyección apostólica y social del sacerdote…
Existe efectivamente entre el Seminario y el pueblo una «mutua y fecunda interacción. Cuando los seglares trabajan por el seminario por sí mismos. La mejor formación sacerdotal tiene su reflejo inmediato en la vida de la Diócesis, en la marcha de las parroquias. Es la espléndida «añadidura» que la Providencia concede a quienes se han preocupado por el Reino de Dios y sus servidores más inmediatos, hoy seminaristas, mañana sacerdotes».

Esas profundas reflexiones con que la Revista Eclesiástica editorializa el Día Del Seminario, nos llevan a una consecuencia de premura. Todos sentimos la necesidad de una asistencia sacerdotal meas en conformidad con el crecimiento y las exigencias modernas. Esta terrible antítesis entre el número de nuestros sacerdotes y las enormes necesidades espirituales de nuestros pueblos, no deben infundir pesimismo sino reacción vigorosa y urgente. El día del Seminario nos debe hacer pensar de culpa que cada católico tiene en la existencia de ese problema cada días más agudo y como quien forma un propósito de enmienda debe resolver a trabajar con más corazón por la obra del Seminario. «Son necesarias sin duda alguna, las múltiples obras de piedad, de caridad y de apostolado que reciben su personalidad y vigoroso impulso de la misma Jerarquía. Pero examinad con atención su marcha y observaréis que viven a la sombra del sacerdote. De cualquiera de ella se podrá decir lo que de las más típicas, que es la Acción Católica, dijo Pío XI «sin la actividad ni asidua y diligente de los sacerdotes no podrá empezar, ni prosperar, ni dar frutos particulares».
Que el próximo Día del Seminario, no nos contentemos con dar una limosna más o menos generosa. «El reino de Dios no es comida ni bebida»; se trata de algo más a fondo. Que sea un día de reflexión y oración para que nos arrepintamos de un tremendo pecado de omisión: qué hemos hecho por el Seminario?

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