Da pena pensar que el paso solemne de un año a otro no sea interpretado como el austero mensaje que envían al tiempo la eternidad y la fe.
Entre las alegrías malsanas o simplemente frívolas de fin de año se acerca el astuto ladrón del tiempo para engañarnos con la dádiva de un año nuevo mientras nos arrebataba un año más de vida.
Invitamos a enfocar con luces de fe este solemne episodio de San Silvestre. Arrepentimiento por lo que no hemos hecho o hicimos mal…Alegría de conciencia por todo el bien que hicimos con buena voluntad… Agradecimiento a Dios por tanta protección, por tantos impulsos al bien, por tantas culpas perdonadas…Apreciación de la vida en su verdadero valor relativo: muchas penas y un poco de alegrías porque no es todavía el término; la vida presente es el laboratorio en que se opera el misterio de la salvación y de la vida eterna…Apertura de corazón a la esperanza optimista de un año nuevo…Año nuevo significa para un cristiano mil oportunidades nuevas para ser mejor y para vivir mejor a Dios.
Se nos muere el año. Nos ha hecho tanto bien…Procuremos que no se nos muera cristianamente.
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