Podríamos decir que sería necesario canonizar a todas las verdaderas Madres cristianas, que tienen como modelo de su maternidad a la MADRE DE CRISTO, Pero quizás es mejor que no sea así…porque la iglesia sabe que la santidad de las Madres es una cosa tan íntima y tan personal.
Santidad escondida silenciosa, ignorada por los hombres y a veces por las mismas madres Santidad pura, yo diría SUSTANCIAL, sin ostentación y sin ornamentación. Santidad sin forma ni vanidad. Santidad la de las Madres con la que nutren como con su sangre y con su leche la infancia de los hombres…Santidad verdaderamente maternal a prueba de toda injusticia, de toda ingratitud y de toda incomprensión. Santidad que se desarrolla en la sombra de la maternidad pero que está hecha para iluminar al mundo…
Madres santas en el hogar. En el cielo en el día de las grandes revelaciones, en ese día en que el Señor nos dirá que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. ELLAS, las Madres, serán las primeras y su gloria será definitiva y llena de luz. Hombres, saludaremos las figuras radiantes de NUESTRAS MADRES!… que nuestra infancia de hombres no nos haga desconocer la santidad de las Madres…