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No.2952 Pág. 1 – EDITORIAL – EN EL DÍA DEL MAESTRO

CRISTO NUESTRO SEÑOR ES EL VERDADERO MAESTRO ya que él vino a enseñarnos el camino hacia Dios. El pudo decir de sí mismo: «Yo soy la verdad». En Cisto Dios lo ha expresado todo, toda su gloria, todo su poder, todo su amor. La verdad, el Verbo de dios, es la palabra que enseña.
Toda verdad que hay en el mundo es reflejo de ese verdadero maestro de toda la cración. Todas las cosas se hicieron por El y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
Cristo es el mensajero de la verdad y del amor de Dios. Ha dado testimonio de la verdad y del amor no solo con sus palabras, sino con su entrega y con su vida.

Todo buen maestro, tiene que ver con Cristo ese ejemplod e verdad. Los jòvenes, los niños, la gente sencilla, tiene sed y hambre de la verdad. Y en el mundo todo maestro con vocación a la enseñanza, debe saber dar la verdad.
Pero hay una exigencia fundamental para todo el que quiera ser buen maestro: unirse con cristo, eterna verdad. Solamente el hombre que vive plenamente según la verdad de Dios, siempre atento a la llamada de cada hora, está en la verdad y es lo que debe ser.
La fe humildemente aceptada coloca al maestro a la clara luz de la verdad divina. Se pueden saber muchas cosas, sueltas, se puede estar saturado de ciencia terrena, pero si se ignora la buena nueva de la verdad divina, nada se sabe y no se puede enseñar…Desviar el anhelo de la verdad a un puro saber práctico de la técnica y de las ciencias constituye un nuevo e imperceptible deslizamiento de niños humillados hacia la mentira…
Maestros que enseñáis por vocación, sed sabios por el amoroso conocimiento de Dios y de su verdad. Sed sabios y prudentes y si queréis abarcar toda la verdad, descubrid al Dios actor y Señor de la historia, y tomad en serio el más pequeño acontecimiento, el mas imperceptible fenómeno, como es el de estar enseñando cada día.
Permaneced en la verdad porque el que obra la verdad, camina hacia la luz.

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