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No.2953 Pág. 1 – EDITORIAL – LAS DOS COLUMNAS DE LA IGLESIA

SAN PEDRO Y SAN PABLO, fueron los Apóstoles que escogido por Cristo, constituyeron junto con los otros apóstoles las columnas de la Iglesia. Fueron ellos los testigos de Cristo resucitado de entre los muertos y los proclamadores incasables de la Palabra de Dios. Para San Pedro y San Pablo la palabra de Dios no estuvo encadenada. Fueron valientes y defensores y predicaron el evangelio a pesar de persecuciones y amenazas.
Siempre en la Iglesia apostólica encontramos al Apóstol Pedro con una autoridad que no solo se hacía necesaria en las cuestiones de orden dogmático, sino que se extendía a las circunstancias que afectaban la moral y la disciplina práctica de la Iglesia. Esta preeminencia de Pedro en la iglesia Madre, en Jerusalén fue la causa de su encarcelamiento durante la persecución de Agripa.
Al jefe de los Apóstoles acudían los cristianos en sus asuntos más importantes. A los pues de Pedro cayeron muertos Ananias y Zafira por haber querido mentir al Espíritu Santo. Una virtud curativa, parecida a la que irradiaba Jesús mismo, acompañaba a Pedro a tal punto que «sacaban a las calles los enfermos en lechos y camillas para que, llegando Pedro, siguiera su sombra los cubriese para ser curados.
La vocación de Saulo de Tarso al cristianismo marcó una fase nueva para la primitiva Iglesia; la predicación del Evangelio entre los gentiles. Desde entonces por obra del ministerio de Pablo, el incasable Apóstol, las conversiones del paganismo al cristianismo se multiplicaban día a día. Sufrió persecuciones, azotes y desprecios por causa del evangelio, pero fue hasta el martirio fiel a su apostolado.
San Pedro y San Pablo fueron las dos columnas de la Iglesia y en Roma podemos encontrar perpetuada en las dos grandes basílicas dedicadas a los dos apóstoles la memoria perenne de esa fe inconmobible en Cristo resucitado de entre los muertos.
En la figura del Papa Paulo VI podemos descubrir esa misma fe, esa misma vocación y misión de los Apóstoles. En el Papa, Pedro habla y gobierna a la Iglesia y Pablo predica y proclama para todo el mundo, para los gentiles de hoy que son los que no conocen a Cristo. El Concilio, la Unión con los hermanos separados, la comprensión de los problemas que tiene el mundo de hoy es la más auténtica característica de que continúa en la Iglesia ese espíritu apostólico de SAN PEDRO Y SAN PABLO.

En esta festividad de San Pedro y San Pablo, queremos decirles a los hombres de hoy, que la Iglesia está erguida sobre la roca para obrar el bien y para invitar a todos a escuchar el evangelio de la unidad.

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