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No.2958 Pág. 1 – EDITORIAL – UNIVERSIDAD O AGENCIA DE RUSIA?

Hemos seguido con interés el debate entre el Señor Ministro del Interior Coronel Sánchez y el Rector de la Universidad Dr. Castillo, acerca del proyecto de traer «científicos rusos» como profesores de nuestra universidad. Estamos plenamente con la posición del Supremo Gobierno y unimos nuestra adhesión a las múltiples voces que desde todos los ámbitos de una república libres se han levantado en apoyo del gobierno y en defensa de nuestras tradiciones cristianas.
Cualquier observador sin prejuicios ha podido aquilatar la superioridad de argumentación documentada del Coronel Sánchez por encima de la verbosidad demagógica del Rector comunista; es la superioridad de la verdad, del orden de la prudencia sobre las utopías peligrosas de un progreso que puede ser una traición a la Patria.
Y es que se necesita ser muy ingenuo o muy perverso para no descubrir bajo un mal disimulado envoltorio de academia y cientismo, ofrecido con inaudita generosidad, la espantosa realidad de una misión de ideologías subversivas.

Para el comunismo ruso todos los valores humanos (ciencia, comercio, etc) no son más que vehículos de su único ideal: comunizar el mundo entero.
El Dr. Castillo ha quedado hoy mas al descubierto. Su visita a Moscú y su convenio firmado en aquella universidad para importar comunismo a El Salvador, nos hace recordar a Fidel Castro actuando por su propia cuenta confundiendo la autonomía universitaria con una actuación de tipo totalitario-, sin importarle el genuino sentir de todo el país y llevándose de encuentro otros organismos de la misma universidad y sobre todo desvalorizando el prestigio cultural de la Patria o de los pueblos hermanos donde se pueden buscar los profesores que, al menos por ahora, llenaría las exigencias de un auténtico progreso universitario.
Felicitamos al Supremo gobierno por su firmeza en no permitir la infiltración comunista provocada por el Dr. Castillo. Sólo desearíamos que esta actitud se llevara hasta sus últimas consecuencias en nuestra maleada universidad.

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