Todo envejece y pasa…
Las pretensiones de modernismo y progresismo, cuando no llevan plenitud de vida cristiana, no son más que las viejas manifestaciones de los eternamente viejo y condenado a muerte: el pecado y sus engañosas expresiones de orgullo, rebeldía, sensualidad…es decir, muerte!
«Sólo se volverá a hallar la renaciente juventud, escriba Paulo VI, si se pone el espíritu en actitud de obedecer a Cristo, de vivir según la gracia divina, de fidelidad al Evangelio del Señor…»
Y al analizar el Papa las dos vertientes antagónicas del progreso moderno: la que pretende elevar al hombre sin sentido de santidad y apoyada en un falso naturalismo, y la que la Iglesia ofrece en plenitud de vía cristiana…propone como argumento contundente de su verdad e inspiración de auténtico progreso, la figura de MARÍA «maravilla de la verdadera humanidad, la inmaculada criatura, a quien cupo el privilegio de ofrecer al Verbo carne humana en su primigenia e inocente belleza, la que vivió la plenitud cristiana en la tierra y ahora en el cielo goza de fulgor y beatitud».
Sólo Ella es perennemente moderna!
De las dos fiestas novembrinas que hoy dividen a San Miguel, sólo las de Ella, las de la Reina de la Paz, ofreciendo plenitud de vida cristiana, dan el verdadero progreso y la verdadera alegría, la perenne juventud de las almas…
Todo lo demás, viejas expresiones de pecado y muerte, envejece y pasa.