«La buena formación de los sacerdotes es la tarea más importante que la Iglesia tiene entre manos. De ahí la importancia de los seminarios, que son los centros de donde ha de nacer la auténtica renovación…»
Palabras como éstas resonaron en estos días en el aula Conciliar.
Por la misma inspiración y por sentir en carne propia esta aguda necesidad, de la Diócesis de San Miguel ha dado también esa orden del día: SEMINARIO.
El Espíritu de Dios que ha inspirado esa orientación concreta de nuestro catolicismo, acaba de demostrar en San Miguel que se trata de una voluntad divina y que la providencia de Dios está dispuesta a derramarse pródiga sobre quienes se dedican a la obra del seminario.
La comisión encargada de planificar la construcción del nuevo seminario menor, se ha convencido una vez más de la instrumentalidad del hombre en los designios de Dios. Y después de unas cuantas gestiones, se ha descubierto el pintoresco terreno donde Dios quiere su seminario, más aún ya está comprado. Siete bellas manzanas allá donde el fértil paisaje del volcán termina su falda sobre la nueva Colonia Hirlemann.
La consigna lanzada por nuestro Prelado en el reciente edicto que proclamaba la campaña diocesana pro seminario, y una invitación más concreta que también él hizo en una «utreya» de los cursillos de cristiandad, han sido acogidos por los buenos católicos que por fe y experiencia saben que solo llevan el sello del éxito las obras que proceden de obediencia a la Jerarquía.
Por las diversas parroquias va siendo llevada también la consigna de la Diócesis.
Próximamente se hará una reunión de todas las fuerzas vivas del catolicismo migueleño para concretar en realizaciones eficaces esta obra querida por Dios.
Pero recordemos ante todo, mientras con generosidad tratemos de materializar en un edificio el ideal del seminario, que lo principal en las obras de Dios es la gracia y la oración. Gracia y oración para que brille lo principal de esta obra: buenas vocaciones para que salgan santos sacerdotes, esperanzas auténticas de la renovación espiritual promovida por el Concilio.