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No.2982 Pág. 1 – EDITORIALES – 1- ECUMENISMO

Esta semana que va del 18 al 25 de enero se llama «La Semana de Oración por la Unión de los cristianos». La idea partió del campo protestante sin duda por un impulso nostálgico hacia la unión que perdieron al separarse de Roma. Pero es una idea que los Papas y la Iglesia han acogido con fervor. Y hoy «católicos y no católicos está de acuerdo en catalogar esta semana entre las realizaciones positivas más valiosas del ecumenismo»; porque ya no sólo es una anhelo de plegaria, sino que prácticamente es ya unión el que unos y otros acudan al Padre común para implorar no triunfo de la rivalidad sino aquella unión que Cristo pidió en la oración sacerdotal y que la liturgia católica interpreta: «Dígnate pacificar y aunar tu Iglesia según tu santa voluntad».
Para el católico además este año la Semana de ecumenismo lleva el Solemne respaldo del decreto conciliar sobre Ecumenismo promulgado por Paulo VI en la sesión de clausura del 21 de noviembre y que D.M. publicaremos en nuestra sección «Siguiendo el Concilio».
Sólo queremos entresacar de ese admirable documento, expresión oficial del anhelo ecuménico del catolicismo, esta atinada y eficaz advertencia: «el verdadero ecumenismo no puede darse sin la conversión interior». Lo cual equivale a decir que la falta de unión de los cristianos y aún de los católicos entre sí es ante todo falta de santidad y que solo una «conversión interior» solo un sincero retorno a la humildad, a la obediencia y la caridad es el camino de encuentro entre los separados.

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