Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

No.2989 Pág. 1 – EDITORIALES – 1.- CONTINUIDAD IMPRESIONANTE

Vietnam del Norte es el nombre que está sonando hoy como sonaron otrora los trágicos presagios de una guerra. Cambian los nombres de los pueblos y de sus dirigentes, como cambian los intereses que mueven los ejércitos en pro o en contra. Pero impresionante ver cómo no cambia sino que avanza con una continuidad milagrosa el pensamiento de paz de la Iglesia.
Mientras, con ocasión de Vietnam, se reúne el Consejo de Seguridad de los EEUU. y el primer Ministro de la URSS delínea su posición de apoyo a lo comunista y China fortifica sus fronteras, el Papa Paulo VI al exhortar a la paz cita una de aquellas frases lapidarias tan propias de Pío XI pronunciada en la navidad de 1930: «Los que buscan y quieren la guerra son homicidas y suicidas».
Pero fue el sucesor de Pío XI quien estructuró la doctrina católica de la paz internacional; Pío XII desde su primera encíclica y en su mensaje de navidad de 1939, proclamó «los cinco titulados de la paz justa»: 1.- Asegurar la independencia de todas las naciones. 2.- Desarme material y moral, orgánico y progresivo. 3.- Creación y estructuración de organismos de colaboración internacional. 4.- Instituciones de revisión y vigilancia del fiel cumplimiento de los tratados de paz. 5.- Determinación de las verdaderas necesidades y exigencias de las naciones, pueblos y minorías.
Es impresionante ver a Juan XXIII a Paulo VI seguir sus avances doctrinales de paz sobre esos mismos postulados. Es impresionante saber que el Consejo Federal de Iglesias protestantes se adhiere públicamente a esos postulados y se da así el primer paso de un ecumenismo práctico en 1940. Y más impresionante todavía ver coincidir con esos postulados de los Papas el pensamiento que anima las organizaciones y los trabajos de la política moderna internacional, al insistir en la «independencia de pueblos libres»…en el fortalecimiento de la ONU…en el desarme general…etc.

Y es que la verdad une. La verdad hace libres, dijo Cristo. Y la Iglesia como Cristo viven para dar testimonio de la verdad. Ojalá se le siguiera sin prejuicios. Y los hombres vivirán más unidos, más libres, más en paz.
2.- SACRIFICAR LO ACCIDENTAL POR LO ESENCIAL
El domingo recién pasado el Papa antes de ir a celebrar su primera misa en italiano, hizo esta oportuna declaración: el latín significa para la Iglesia un idioma hermoso y noble, sin embargo «ha sacrificado la tradición de siglos y la unidad de su idioma» en un esfuerzo por llegar a todos para procurarles su renovación espiritual.
Lo esencial, lo primero, la renovación espiritual. Lo accidental por más querido que sea es secundario y no hay que aferrarse a ello con detrimento de lo esencial.
Aprendan los que por una disposición de la Iglesia que toca un puntillo accidental de la religión (a veces tan insignificante como el cambio de ruta de una procesión) pone el grito en el cielo y convierten lo que debía ser una manifestación de disciplina, de piedad, de caridad, en un tema de murmuración y desunión.
Más le costó a la Iglesia sacrificar el latín de su misa; pero nos dio el ejemplo de saber sacrificar siempre lo accidental por buscar lo esencial.

Leave a comment