Se está celebrando en estos días en San Salvador, el «Primer encuentro nacional del Movimiento Familiar Cristiano».
Destacamos con carácter editorial esta noticia por la importancia que todo tema y acontecimiento relacionado con la familia, significa para la vida de la Iglesia y de la Patria.
El M.F.C. es uno de esos tipos modernos de apostolado seglar que el Concilio ha enfocado como instrumentos providenciales para la estructuración cristiana del mundo. En su noble impulso de propia formación y de irradiación social el M.F.C. pretende dar a los matrimonio lo que integran, el verdadero sentido de la santidad conyugal, hecha a base de incansable y generoso amor, símbolo y participación del amor fecundo de Cristo y de la Iglesia; y hacer de la vida familiar, organizada un estudio y movimiento, una fuerza benéfica de testimonio vital que sea restauración y elevación de la sociedad entera, sobre las insustituibles bases de la familia bien organizada.
A la luz de este «encuentro», aparecerá sin duda, una vez más, el doloroso panorama de ruina que ofrece la familia salvadoreña, en todos los estratos sociales…! pero la Iglesia, vivificada con la fe y la gracia de la Redención, no se contentará con ver ese espectáculo de ruina solo para lamentarlo; a través de M.F.C. sabrá insuflar sobre la vida de la Patria, a base de ejemplo y apostolado, un hábito esperanzador de responsabilidad familiar, y tratará de despertar también en el Gobierno un sentido más sincero y eficaz de cooperación con la Iglesia para restaurar y defender la Institución matrimonial con leyes y acciones más conformes con el espíritu cristiano del pueblo que se gobierna y más a tono también con el peligro común que se enfrenta. Porque las familias desorganizadas e irresponsables solo tendremos una Patria construida sobre arena, preparada para desplomarse el vendaval del huracán rojo que azota cada día con más fuerza.