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No.3006 Pág. 1 – EDITORIALES – VARIEDADES DE OBRAS Y UN FIN COMÚN

«amplitud de criterio y de corazón», sugirió el Excmo. Sr. Nuncio al referirse a esa providencial variedad de caminos por donde el espíritu de Dios impulsa las almas a la santidad y a la labor apostólica.
Su Excelencia en esa alocución- cuyo texto íntegro, dirigido al MFC honra esta edición de Chaparrastique-, nos pone en guardia contra la tentación del exclusivismo que suele convertir en egoísmo la piedad y enervar los más bellos movimientos apostólicos. Esa advertencia viene oportuna cuando la Jerarquía está tratando de conjugar, en forma inteligente y eficaz, las múltiples y preciosas inquietudes espirituales y apostólicas que se están despertando en connotados sectores del laicado salvadoreño.

El Representante de la Santa Sede proyecta sobre nuestros horizontes las amplias perspectivas del Concilio que al repetir la vocación universal de los seglares a la santidad y al testimonio cristiano de la vida, les recuerda la pluriformidad de gracias, obras y carisma que el Espíritu Santo distribuye «como él quiere» a los hombres, para hacerlos hábiles instrumentos de la renovación y edificación de la Iglesia: «A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad».
El Concilio propone esta necesidad de coordinación en la variedad como un reflejo del estilo actual del mundo y como un testimonio de unidad en medio de la humanidad. He aquí sus insustituibles palabras: «Como el mundo entero tiende a la unidad de organización civil, económica, y social, así conviene que cada vez más…uniendo esfuerzos y cuidados bajo la guía de los obispos y del Sumo Pontífice, eviten todo conato de dispersión para que todo el género humano venga a la unidad de la familia de Dios».

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