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No.3008 Pág. 1 – EDITORIALES – DOMINGO SIEMPRE DÍA DEL SEÑOR

Cada Domingo es Pascua…Y a través de los domingos y fiestas del año litúrgico, Cristo perfila la presencia de su Misterio de salvación.
Estos dos conceptos: pascua y presencia hacen el domingo el verdadero «Día del Señor».

El Concilio describió así el sentido pascual del domingo: «La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón «día del Señor» o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor, y den gracias a Dios que los «hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos» (1 Petr, 1,3). Por eso, el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo…» (Constit. Litúrgica n.106).
Además de ser pascua, cada domingo es presencia actuante del Redentor. La Iglesia en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo desde la encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza de la venida del Señor Conmemorando así los misterios de la Redención abra las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación» (lb. JOZ).
Cargado de estas ricas herencias litúrgicas, el domingo sigue siendo el insustituible Día del señor. El rescripto que, en atención a las condiciones modernas de la vida, entiende a la tarde del sábado el tiempo hábil para cumplir el precepto de la misa dominical, de ninguna manera pretende destruir la grandeza insustituible del domingo; al contrario recomienda a los pastores de almas que siempre la inculquen a sus fieles, Y si se da valor de cumplimiento dominical a las misas vespertinas del sábado, es porque el nuevo privilegio extiende a ellas el sublime sentido de pascua y de presencia de las misas del domingo. Es decir, que mientras dure este privilegio, sacerdotes y fieles, podemos sentir que desde el meridiano del sábado es domingo junto a nuestros altares.

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