La propaganda y organización de un «Turno pro-seminario» para mañana, domingo 19 de Diciembre, ha dado la feliz oportunidad de constatar cuán sensible está en la competencia de nuestro auténtico pueblo católico el problema del Seminario.
Desde todos los sectores geográficos y sociales ha ido llegando la cooperación solicitada, grande o pequeña pero toda impregnada de cariño y comprensión. La colaboración de los campesinos y de la gente pobre se destaca por su sencillez y desprendimiento; más que la dádiva material conmueve al cielo el espíritu cristiano con que se ofrece. La colaboración de los pudientes conmueve por la consagración del influjo social puesto al servicio de este ideal del Reino de Dios. La unificación de esfuerzos hacia un mismo ideal es también una redundancia con que Dios bendice a un pueblo que se preocupa por resolver este problema de vida o muerte en la Iglesia.
Otra redundancia con que Dios nos está bendiciendo en esta toma de conciencia del problema vocacional es el magnífico espíritu que reina hoy en los futuros sacerdotes, hemos visto a nuestros seminaristas vivir unas vacaciones maravillosas por su esfuerzo de espiritualidad, de unidad y de apostolado; sin duda se debe, en gran parte, al cariño y comprensión que han notado en el pueblo hacia el seminario; y naturalmente por reciprocidad se trata de corresponder mejor a una vocación que se siente necesaria y comprendida, mientras el pueblo ayudará con más generosidad al ver unas vocaciones que se esfuerzan por ser lo que deben ser: Todos nos beneficiamos en esta sincera toma de conciencia del problema del seminario. Acuerpémoslo pues, siquiera por eso, porque nos beneficia a todos.