Nos encontramos esta semana del 18 al 25 de enero exactamente celebrando el famoso «Octavario por la unidad de las Iglesias». Se trata de una semana de oración universal en pos del supremo anhelo de Cristo: «QUE TODOS SEAN UNA SOLA COSA».
Y es que, como observa el Concilio, esta división entre católicos, protestantes, ortodoxos….»abiertamente repugna a la voluntad de Cristo y es piedra de escándalo para el mundo y obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por todo el mundo».
* * *
El Decreto del Concilio sobre el Ecumenismo, promulgado en noviembre de 1964, define la actitud de la Iglesia en este movimiento de unidad ecuménica. Recomendamos su lectura íntegra para estos días. Aquí solo queremos destacar dos notas que caracterizan esa expresión ecuménica del Concilio: la sinceridad y la prudencia.
LA SINCERIDAD resplandece desde luego en el tono comprensivo y respetuoso de todo el documento y en forma práctica en los caminos señalados hacia la unidad.
9 renovación interior y conversión de corazón de todos los que creemos en Cristo «porque cuanto más se unan los cristianos, en el espíritu del Evangelio, con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu Santo, tanto más íntima y fielmente podrán acrecentar la mutua hermandad».
10 oración unánime. Esta elevación sincera de las almas católicas y no católicas constituye, según el Concilio, «el alma del movimiento ecuménico» y «el ecumenismo espiritual».
11 Diálogo para confrontar las diversas confesiones a fin de conocer mejor el gran fondo común que nos une y los criterios que nos separan.
12 Amplia colaboración en los problemas comunes de la humanidad, hambre, catástrofes, analfabetismo, escasez de viviendas, distribución injusta de las riquezas, etc. «Por este medio podrán advertir fácilmente todos los que creen en Cristo como pueden conocerse mejor unos a otros, apreciarse más y cómo se allana el camino para la unidad de los cristianos».
* * *
LA PRUDENCIA ecumenista de la iglesia brilla en estas dos advertencias. La una se refiere al diálogo, para afianzar a los católicos en la firmeza de su fe porque «nada es tan ajeno al ecumenismo como el falso irenismo que pretendiera desvirtuar la pureza de la doctrina católica y oscurecer su genuino y verdadero sentido». Esto no es más que la intransigencia de la verdad y el verdadero sentido de la caridad para los que yerran.
La otra advertencia toda a las formas comunitarias de oración entre católicos y no católicos. Esta unión para orar no es «significación de la unidad de la Iglesia! aunque es recomendable como «participación en los medios de la gracia». Ya dados los peligros de falsas interpretaciones y para evitar confusiones, se deja a la autoridad episcopal el criterio que defina en cada caso.
* * *
Con esa sinceridad y con esa prudencia como guías, avancemos sin temor católicos y no católicos, que nos encontraremos en el supremo anhelo del ecumenismo que Cristo definió tan certeramente cuando dijo: UN SOLO REBAÑO BAJO UN SOLO PASTOR.