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No.3082 Págs. 5 y 12 – EDITORIALES – SACERDOTES Y SEMINARIO

EN SITUACIÓN DE EMERGENCIA
Mientras Monseñor Graziano busca en Estados Unidos sacerdotes para nuestra Diócesis y Monseñor Machado con el Comité pro seminario están levantando los proyectos de construcción del seminario menor y nuestros seminaristas regresan de sus vacaciones, se nos agolpan en la mente las exigencias del Concilio por una mejor distribución del clero y las sabias orientaciones pastorales y pedagógicas para una mejor formación de los seminarios.
Se calcula que hay 400.000 sacerdotes actualmente que debía haber 600.000.
Una planificación y utilización del clero actual a nivel ecuménico ciertamente no resolvería en su totalidad el problema; la Iglesia entera está en situación de emergencia sacerdotal; pero aliviaría considerablemente la carga que pesa sobre regiones en desesperante abandono como nuestra Diócesis.
Porque mientras hay regiones con superávit de sacerdotes como Irlanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza y los Países Bajos, y otras regiones, sin sobrarles, tienen abundante clero como Francia, Italia y España, en cambio América Latina, cuyo 213 millones de católicos forman la tercera parte de la catolicidad, solo tiene la décima parte del clero mundial, 43,203 sacerdotes de los cuales una tercera parte son extranjeros.
Decimos mejor distribución y mejor utilización. El Papa exhortó a los Obispos latinoamericanos a revisar la utilización de su clero, pues en esta situación tan precaria, casi suena a suicidio estar desperdiciando energías sacerdotales en quehaceres profanos o que no son de estricto carácter sacerdotal.

También creemos que es de emergencia la situación de nuestros seminarios.
Constituye un verdadero toque de alarma que de los niños que entrar al Seminario solo se ordenan un 20 hasta un 10 por ciento, mientras donde se fomentan las vocaciones tardías y el logro es muy superior. Y se nos ocurre preguntar si no valdría también la pena ensayar, en esta situación de emergencia, un plan de estudios más breves para aquellos seminaristas cuya edad y madurez garantice ya un bien ministerio sacerdotal? En la emergencia de una guerra el ejército apresura la formación de su oficialidad!
Toca a la Jerarquía la mejor distribución del clero y las prudentes modificaciones de la vida de los seminarios. Pero el pueblo de Dios que sufren directamente esta crisis de sacerdotes, no debe esperar pasivo la solución. «Toda la comunidad cristiana tiene el deber de fomentar las vocaciones» ha proclamado el Concilio, en el Decreto sobre la formación sacerdotal.
Y efectivamente que labor más fecunda se abre al apostolado vocacional de los seglares cuando se piensa que son ellos los que deben sanear el ambiente de la familia y de las estructuras mundanas, pues si no hay más vocaciones es porque no hay mejores familias, porque no hay mejor ambiente social, porque todavía es muy elevado el porcentaje de analfabetismo, porque muchos hogares bendecidos con vocaciones viven una situación de verdadera miseria económica. Y todas esa líneas tocan el apostolado seglar.
El citado decreto acentúa este deber vocacional sobre el testimonio de palabra y de ejemplo que los sacerdotes deben proclamar ante los ojos de los fieles y especialmente de la juventud y de la niñez, acerca de la santidad, de la excelencia, de la necesidad y de la alegría de una vida de entrega y de servicio a Dios y a la humanidad.

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