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La pobreza de las bienaventuranzas, fuerza de verdadera liberación del pueblo – Sexto Domingo del Tiempo Ordinario
HOMILIAS 1980 Jeremías 17, 5-8
1 Corintios 15, 12. 16-20
Lucas 6, 17. 20-26

Queridos hermanos:

CIRCUNSTANCIAS: FELICITACIONES POR LA IDENTIDAD DE PUEBLO DE DIOS

Quiero, ante todo, felicitarlos porque ustedes dan a este momento la verdadera identidad de pueblo de Dios. Me estoy refiriendo a un comentario que me hacía el domingo pasado un viejo político de Venezuela que estuvo con nosotros, y venía con cierta curiosidad. Creía que nuestras misas eran más bien mítines políticos y que venía gente por curiosidad política. Habían desfigurado nuestra misa dominical.

Pero al mismo tiempo que político este hombre es un gran cristiano y me dijo: «Pero me he dado cuenta que es una verdadera Asamblea Cristiana porque esa gente canta, reza y, sobre todo, cuando llega el momento de la comunión me impresionó tremendamente aquella gran procesión de gente que se acercaba a la eucaristía». Yo sentí una alegría muy intensa, porque lo que yo intento de ninguna manera es hacer política.

Si por una necesidad del momento estoy iluminando la política de mi patria, es como pastor, es desde el Evangelio, es una luz que tiene la obligación de iluminar los caminos del país y aportar como Iglesia la contribución que como Iglesia tiene que dar. Por eso les agradezco que a esta reunión, le demos toda la identidad de un Pueblo de Dios, que siendo Pueblo de Dios va en medio del pueblo natural, la Patria, y siente la responsabilidad de meditar el Evangelio para luego ser, cada uno en su ambiente, un multiplicador de esta palabra, un iluminador de los caminos del país.

-HISTORICAS: CONFUSION… MIEDO… INCERTIDUMBRE

Las circunstancias son siempre bien apropiadas y ¿qué circunstancia no lo es si el Evangelio es una encarnación de Dios en todas las circunstancias humanas? En este momento en que el país vive el temor, la confusión, la inseguridad, la incertidumbre, ¡Cuánta falta nos hace una palabra de serenidad, de alcance infinito: el Evangelio!

-LITURGIA: SE CORTA EL TIEMPO ORDINARIO PARA ENTRAR EN CUARESMA

Otra circunstancia se junta este domingo y es que nos encontramos ya en vísperas de la Cuaresma. Como Pueblo de Dios no podemos olvidar nuestro itinerario litúrgico. Hoy hemos llegado al Sexto domingo del Tiempo Ordinario; cuando terminó la epifanía y todavía no ha comenzado la Cuaresma, esos domingos que ahora son seis, se llama Tiempo Ordinario.

Ahora se interrumpe el Tiempo Ordinario, porque el próximo miércoles vamos a entrar en otro tiempo fuerte de nuestro año que abarca la Cuaresma, la Pascua y Pentecostés. Cuando terminemos de celebrar toda esta temporada, de cincuenta días después de Pentecostés, volveremos al Tiempo Ordinario con el domingo séptimo. Hoy quedamos, pues, en el sexto esperando todo este tiempo precioso para luego reiniciar el Año Ordinario, el séptimo domingo del Tiempo Ordinario. Pero ahora, mientras nos despedimos del Tiempo Ordinario y nos abocamos a la Cuaresma, creo que la circunstancia es preciosa para hacer un llamamiento como pueblo de Dios, a que nos dispongamos a entrar con todo el corazón a este gran retiro espiritual de carácter universal que se llama «la Cuaresma».

El próximo miércoles, Miércoles de Ceniza, tendremos la inauguración de la Cuaresma. Aquí, precisamente, primero Dios, a las 7 de la noche, el próximo miércoles, inauguraremos la Cuaresma. A los que puedan asistir les invito para que con esa ceremonia tan impresionante de la ceniza que marca nuestra mortalidad, pero al tiempo nuestra supernaturalidad, nos demos en serio a la reflexión. Y no hay tiempo más precioso, creo yo, para ayudar a la Patria que la Cuaresma, vivida como una gran campaña de oración y de penitencia. No somos políticos para confiar en las fuerzas meramente humanas. Somos, ante todo, cristianos y sabemos que si el Señor no construye nuestra civilización, en vano trabajan todos los que la construyen. Por eso sabemos que nuestra fuerza viene de la oración y de nuestra conversión hacia Dios.

CUARESMA: ITINERARIO HACIA PASCUA Y PENTECOSTES

Vivamos este tiempo que nos va a capacitar en esta larga peregrinación que emprendemos el miércoles, hacia la Pascua y hacia Pentecostés, las dos grandes metas de la Cuaresma. El hombre no se mortifica por una enfermiza pasión de sufrir. Dios no nos ha hecho para el sufrimiento. Si hay ayunos, si hay penitencias, si hay oración, es porque tenemos una meta muy positiva, que el hombre la alcanza con su vencimiento: la Pascua, o sea, la Resurrección para que no sólo celebremos a un Cristo que resucita distinto de nosotros, sino que durante la Cuaresma nos hemos capacitado para resucitar con él a una vida nueva, hacer esos hombres nuevos que precisamente hoy necesita el país. No gritemos solo cambios de estructuras porque de nada sirven las estructuras nuevas cuando no hay hombres nuevos que manejen y vivan esas estructuras que urgen en el país.

-OPORTUNIDAD DE LAS LECTURAS DE HOY:
LAS BIENAVENTURANZAS…

LA RESURRECCION…

Luego, Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, capacitémonos para que nuestros corazones sean como vasos limpios, disponibles que venga el espíritu de Dios, con toda su fuerza de santidad, a transformar la faz de la tierra. Esto es lo que hace falta en nuestra Patria: mucho espíritu de Dios, mucho sentido de resurrección, mucha renovación de vida.

FORJA DE CRISTIANOS LIBERADORES Y ARTIFICES DEL DESTINO DE LA PATRIA

La Cuaresma nos invita a mirar hacia adentro y renovarnos. Por eso creo que las lecturas de hoy son precisamente un llamamiento a esta renovación interior. Es precioso prólogo de Cuaresma las lecturas de hoy, porque yo creo que en el documento de Puebla está una constatación que nos llena de esperanza si de veras la sabemos comprender: «Palpable es en América Latina la pobreza como sello que marca a las inmensas mayorías, las cuales al mismo tiempo están abiertas no sólo a las bienaventuranzas y a la predilección del Padre, sino a la posibilidad de ser verdaderos protagonitas de su propio desarrollo». (1129).

Los pobres son un signo en América Latina. Las mayorías de nuestros países son pobres y por eso están capacitadas para recibir estos dones de Dios, y llenos de Dios ser capaces de transformar sus propias sociedades. Me gusta que, junto con los pobres, Puebla dice que este signo es también de los jóvenes. Queridos jóvenes, ustedes son como los pobres en América Latina los signos de la presencia de Dios.

Los pobres y los jóvenes constituyen la riqueza y la esperanza de la Iglesia en América Latina; y su evangelización es, por tanto, prioritaria. Es decir, que nuestra Iglesia siente un cariño especial, una responsabilidad especial por la mayoría pobre y por los jóvenes. Jóvenes y pobres van a reconstruir nuestra Patria, confiemos de verdad que así ha de ser si nos disponemos como pueblo pobre y como pueblo joven que lo es en su inmensa mayoría, a que la resurrección del Señor encuentre en esos dos grandes signos de El Salvador, pobres y jóvenes, los elementos capaces de reconstruir. No desesperemos, porque si ésta es la esperanza de América Latina, en El Salvador hay mucha esperanza porque hay muchos pobres y muchos jóvenes…

Por eso voy a titular mi homilía de hoy con un texto que lo voy a sacar también de los Documentos de Medellín cuando habla de la pobreza. Dice: que la pobreza es una denuncia, un espíritu y un compromiso. Y como título general voy a decir el tema de la homilía:

LA POBREZA DE LAS BIENAVENTURANZAS, FUERZA DE VERDADERA LIBERACION DEL PUEBLO…

Los tres puntos indicados son esos que marca Medellín, son fuerza de liberación.

1.-La pobreza es una denuncia divina.

2.-La pobreza es un espíritu.

3.-La pobreza es un compromiso.

Y tendremos hoy, si Dios quiere, una idea clara de lo que tanto repetimos: que la Iglesia ha asumido una opción preferencial por los pobres… y que sólo puede ser verdadera Iglesia la Iglesia que se convierte y se compromete con el pueblo sufrido y pobre…

1. LA POBREZA ES UNA DENUNCIA DIVINA

En primer lugar, dice Medellín, y lo voy a robustecer este pensamiento, con los textos litúrgicos de hoy. ¿Cómo es que la pobreza es una denuncia? Palabras de Medellín: «La pobreza como carencia de los bienes de este mundo es, en cuanto tal, un mal- Carecer de los bienes del mundo es un mal- Los profetas la denuncian como contraria a la voluntad del Señor y las más de las veces como fruto de la injusticia y del pecado de los hombres…» (14,4)

a) DENUNCIA DE JESUS: «¡AY DE VOSOTROS LOS RICOS…!»

¿Qué otra cosa hace Jesús en el evangelio de las bienaventuranzas?

Que encantador resulta estar reflexionando con aquel Jesús que baja, dice el evangelio. En sus expresiones de los evangelios tienen profundos modos de ver a Jesús. Mirémoslo bajando de la montaña, bajando de las alturas a confundirse en la llanura con el común de los hombres: Bajando se puso a dirigirles la palabra y es así como se inicia el evangelio: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios».

– HAY POBRES… GENTE CON HAMBRE… QUE LLORA PORQUE HAY RICOS

Y en contraposición a estas cuatro bienaventuranzas, denuncia por que hay pobres, por qué hay gente que tiene hambre, por qué hay gente que sufre. Esos que son bienaventurados porque sufren, porque lloran, porque tienen hambre, ¿por qué existen? Es tremendo el evangelio de hoy cuando señala las causas de esas carencias: «¡Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!» Resuena en la voz de Cristo el acento de todos los profetas del Viejo Testamento. ¡Qué tremendos son los profetas cuando denuncian a los que juntan casa a casa y los que juntan terrenos y terrenos se hacen dueños de todo el país…!

La existencia, pues, de la pobreza como carencia de lo necesario, es una denuncia. Hermanos, quienes dicen que el obispo, la Iglesia, los sacerdotes, hemos causado el malestar en el país, quieren echar polvo sobre la realidad… Los que han hecho el gran mal son los que han hecho posible tan horrorosa injusticia social en que vive nuestro pueblo…. Los pobres han marcado por eso, el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se comenten, no es verdadera Iglesia de Jesucristo…

RESUMEN DE MI DISCURSO EN LOVAINA

Quiero aprovechar esta oportunidad para contarles que éste fue precisamente el tema de mi discurso en la Universidad de Lovaina, cuando se me señaló como tema lo que es un tema general de todo este año en sus conferencias de aquella célebre Universidad: Política y fe.

I) LOS POBRES HAN MARCADO LA PASTORAL DE NUESTRA ARQUIDIOCESIS

Y yo escogí para matizar ese concepto: la Dimensión política de la fe, desde los pobres. Y traté de decir como, para nosotros en El Salvador, la clave para comprender la fe cristiana son los pobres.

a) HAN SIDO LA CLAVE PARA COMPRENDER LA FE CRISTIANA

Dije allá: Nuestro mundo salvadoreño no es una abstracción, no es un caso más de lo que se entiende por mundo en países desarrollados como el de ustedes, es un mundo que es su inmensa mayoría está formado por hombres y mujeres, pobres y oprimidos, y de ese mundo, de los pobres, decimos que es la clave para comprender la fe cristiana, la actuación de la Iglesia y la dimensión política de esa fe y de esa actuación eclesial.

Los pobres son los que nos dicen que es el mundo y cuál es el servicio que la Iglesia debe prestar al mundo… Los pobres son los que nos dicen qué es la política. En su origen política es la «polis», que quiere decir: Ciudad. Los pobres nos dicen qué es la «polis», qué es la ciudad, y qué significa para la Iglesia vivir realmente en el mundo, en la «polis» en la ciudad. Permítanme, les dije, que desde los pobres de mi pueblo, a quienes quiero representar, explique brevemente la situación y actuación de nuestra Iglesia en el mundo en que vivimos». Y comencé a contarles la aventura de nuestra Iglesia, aquí en El Salvador: «¿Qué es lo que hacemos?»

En primer lugar nos encarnamos en los pobres, queremos una Iglesia que de veras está codo a codo con el pobre pueblo de El Salvador y así notamos que cada vez, en este acercarse al pobre, descubrimos el verdadero rostro del siervo sufriente de Yahvé. Es allí donde nosotros conocemos más cerca el misterio del Cristo que se hace hombre y se hace pobre por nosotros.

ANUNCIAR LA BUENA NUEVA

¿Qué otra cosa hace aquí la Iglesia? Les dije, Anunciar la buena nueva a los pobres, pero no con un sentido demagógico como excluyendo a los demás, sino al contrario. Aquellos, que secularmente han escuchado mal las noticias y han vivido peores realidades están escuchando a través de la Iglesia la palabra de Jesús: ¡El Reino de Dios se acerca!, es nuestro. ¡Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios! Y desde allí tiene, también, una buena nueva que anunciar a los ricos: que se conviertan al pobre para compartir con él los bienes del Reino de Dios que son de los pobres…

COMPROMISO EN LA DEFENSA DE LOS POBRES

Otra cosa hace la Iglesia en El Salvador, les dije, es el compromiso de defender a los pobres. Las mayorías pobres de nuestro país encuentran en la Iglesia la voz de los profetas de Israel, existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias, como decían los profetas… Los que amontonan violencia y despojo en sus palacios, los que aplastan a los pobres, los que hacen que se acerquen un reino de violencia acostados en camas de marfil, los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo para ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país. Estos textos de los profeta no son lejanas voces que leemos reverentes en nuestra liturgia, son realidades cotidianas cuya crueldad e intensidad vivimos a diario.

PERSEGUIDA POR DEFENDER A LOS POBRES

Y por eso- les dije- la Iglesia sufre el destino de los pobres: la persecución. Se gloría nuestra Iglesia de haber mezclado su sangre de sacerdotes, de catequistas y de comunidades, con las masacres del pueblo, y haber llevado siempre la marca de la persecución. Precisamente, porque estorba, se la calumnia y no se quisiera escuchar en ella la voz que reclama contra la injusticia.

II) HAN ENSEÑADO A LA IGLESIA UNA MAYOR CONCIENCIA DEL PECADO

Pero por eso, la segunda parte de mi discurso era, lo que la Iglesia se enriquece en esta dimensión política hacia el pueblo, hacia el pobre.

CONCIENCIA MAS CLARA DEL PECADO

De allí recobra un sentido más claro de lo que es el pecado. Lo que estamos diciendo hoy, precisamente, la pobreza denuncia el pecado. En su acercamiento a los pobre, la Iglesia comprende que el pecado es cosa grave. Pecado es aquello que dió muerte al hijo de Dios y pecado sigue siendo aquello que dá muerte a los hijos de Dios. Esa verdad fundamental de la fe, la vemos a diario en situaciones de nuestro país. No se puede ofender a Dios, sin ofender al hermano. No es, por ello, pura rutina que repitamos una vez más la existencia de estructura de pecado en nuestro país. Son pecado porque producen los frutos del pecado, la muerte de los salvadoreños, la muerte rápida de la represión o la muerte lenta de la opresión estructural. Por ello hemos denunciado el pecado de la injusticia.

MAYOR CLARIDAD SOBRE LA ENCARNACION Y LA REDENCION

También este misterio de la pobreza nos hace comprender mejor la redención de Jesucristo que se asemejó en todo a nosotros, para redimirnos de nuestros pecados y nos hace comprender mejor el sentido de Dios. Dios quiere darnos la vida y todo hombre que quita o estropea la vida mutilando, torturando, reprimiendo, está descubriéndonos también por contraste, la imagen divina del Dios de la vida, del Dios que respeta la libertad de los hombres.

Este es mi primer pensamiento en la homilía de hoy y me alegro de haberlo hecho con estas c
nsideraciones que en un país muy organizado como es Bélgica, hizo comprender un poco lo que es difícil comprender en aquellos ambientes: una Iglesia que no se mete en política, sino que desde la palabra de Dios profética está denunciando en una realidad que habla por si, en los pobres, la denuncia de la injusticia del pueblo…

c) LA POBREZA ES DENUNCIA A LA MISMA IGLESIA

También, es santa la pobreza porque ella también reclama y denuncia a nuestra misma Iglesia. Este pensamiento es también de Puebla. Cuando nos dice: «El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento de las Comunidades de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, en cuanto la interpelan constantemente, llamándola a conversión y por cuanto muchos de ellos realizan en su vida los valores evangélicos de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios… (1147)

Porque todo el que denuncia, debe estar dispuesto a ser denunciando y si la Iglesia denuncia las injusticias, estás dispuesta también a escuchar que se la denuncie y está obligada a convertirse. Y los pobres, son el grito constante que denuncia no sólo la injusticia social sino también la poca generosidad de nuestra propia Iglesia…

2. LA POBREZA ES UN ESPIRITU

De modo que, primero, la pobreza es una denuncia, pero lo segundo que quiero decir hoy es: la pobreza es un espíritu. Y esto me interesa más cuando Medellín dice: «La pobreza espiritual es el tema de los pobres de Yahvé. La pobreza espiritual es la actitud de apertura a Dios, la disponibilidad de quien todo lo espera del Señor. Aunque valoriza los bienes de este mundo no se apega a ellos y reconoce el valor superior de los bienes del Reino» (14,4).

«POR EL REINO DE DIOS- CERCANIA DE DIOS, UNA PROMESA…»

La pobreza es, pues, una espiritualidad, es una actitud del cristiano; es una disponibilidad de alma abierta a Dios. Por eso decía Puebla que los pobres son una esperanza en América Latina, porque son los más disponibles para recibir los dones de Dios. Por eso Cristo dice con tanta emoción: ¡Dichosos ustedes los pobres porque de ustedes es el Reino de Dios! Ustedes son los más capacitados para comprender lo que no comprenden quienes están de rodillas ante los falsos ídolos y confían en ellos. Ustedes que no tienen esos ídolos, ustedes que no confían porque no tienen el dinero o el poder, ustedes desvalidos de todo, cuanto más pobres, más dueños del Reino de Dios, con tal que vivan de verdad esta espiritualidad porque la pobreza que aquí dignifica Jesucristo no es una pobreza simplemente material, no tener nada, y eso es malo; es una pobreza que toma conciencia, es una pobreza que acepta la cruz y el sacrificio no con conformismo porque sabe que no es eso voluntad de Dios.

Pero sabe también que en la medida en que hace de su pobreza una conciencia, una espiritualidad, una entrega, una disponibilidad al Señor, se está haciendo santo y desde una santidad sabrá ser el mejor liberador de su propio pueblo. La Iglesia está forjando estos liberadores del pueblo. Ustedes cristianos, en la medida en que su pobreza se convierte en espiritualidad, en esa medida también ustedes son liberadores de nuestro pueblo.

-LA HISTORIA DE ISRAEL TIENE POR ESCENA LA TIERRA PROMETIDA

Fíjense en que momento Cristo dice esa bienaventuranza para que veamos el alcance. No la arranquemos del contexto de toda la historia de Israel. ¿Cómo nació Israel? De una promesa de Dios a un anciano que se llamaba Abraham, estéril para colmo, con su mujer también estéril, sin tener hijos, le dice: de tu descendencia voy a hacer un gran pueblo. Comienza por un signo de pobreza, una limitación absoluta casi: no pueden tener hijos y Dios les dice que les va a dar una descendencia como un pueblo. Acepta por la fe Abraham y aquel pueblo de veras que se hace realidad.

Y aquel pueblo encuentra en Dios una promesa: te voy a dar una tierra. Y por medio de un conductor, Moisés, los lleva a esa tierra prometida. En esa tierra prometida, Dios les ofrece su ley, su alianza.

– CONQUISTADA… PERDIDA POR EL PECADO… DOMINADA POR ROMA

Pero aquel pueblo no es fiel, entonces por su infidelidad va al destierro y en el destierro llora las añoranzas del pueblo que Dios le había dado y que se lo ha quitado por el pecado. Signo de pobreza también. «Ahora, le dice, se arrepiente». Los profetas llaman al arrepentimiento y alcanza el perdón de Dios, y retorna de Babilonia el pueblo y se alegra de estar otra vez en el país. ¡Y en ese país, suceden tantas vicisitudes políticas! La que ahora nos interesa: en que un día el Imperio Romano tomó posesión de esa tierra y la dominó bajo su administración, bajo su ejército. ¡Un pueblo dominado! En ese pueblo dominado por Roma llega Cristo y a ese pueblo sometido políticamente a un poder extranjero, a un imperialismo, Cristo le predica hoy esta bienaventuranza: «¡Dichosos los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios…!»

He recordado este contexto para que no mistifiquemos las bienaventuranzas del evangelio, porque San Mateo, en una reflexión más difícil de entender, nos dice: «Bienaventurados los pobres de espíritu». Y muchos han tergiversado esa frase hasta el modo de querer decir que todos son pobres, hasta el que está oprimiendo a los demás. No es cierto, en el contexto del evangelio «pobre de espíritu» y como Lucas dice simplemente «pobres», es el que carece, el que está sufriendo una opresión, es el que necesita de Dios para salir de esta situación.

EL LIBERTADOR…

Pero Jesucristo no se presenta con armas ni con movimientos revolucionarios políticos, aunque dá una doctrina para que todas las revoluciones de la tierra se encajen en la gran liberación del pecado y de la vida eterna. él dá horizontes a los que luchan por las liberaciones del pueblo. Cuando Cristo dice «los pobres de espíritu», se está refiriendo a los israelitas sin quitarles su patria; es también decirles: ustedes tienen que ser libres también, ustedes tienen que sacudir un día el yugo de los que han invadido esta tierra, pero tienen que hacerlo desde esta espiritualidad de los pobres. María, la Virgen, la más espiritual de Yahvé, comprende así, y cuando canta a su Magnificat que Dios libera a los humildes, a los pobres, también resuena esta dimensión política cuando dice textualmente: «Dios despacha vacíos a los ricos y colma de bienes a los pobres…»

María también llega a decir una palabra que diríamos hoy «insurreccional»: «¡Derriba del trono a los poderosos cuando éstos ya son un estorbo para la tranquilidad del pueblo…!» Esta es la dimensión política de nuestra fe: la vivió María, la vivió Jesús. Era auténticamente un patriota de un pueblo que estaba bajo una dominación extranjera y que él, sin duda, la soñaba libre. Pero, mientras tanto, tuvo que pagar el tributo al César: «¡Dad al César lo que es del César, pero no déis al César lo que es de Dios, a Dios lo que es de Dios…!»

Está es la espiritualidad que de una manera más explícita nos ha dicho en este domingo la primera lectura. Sin duda que Cristo cuando hablaba, recordaba el eco de los viejos profetas.

-CONFIANZA EN DIOS… NO EN EL HOMBRE…

Así como hoy la Iglesia al traer un texto del evangelio de Cristo cita una palabra del Viejo Testamento, hoy junto a las bienaventuranzas a los pobres, de los que tienen hambre, de los que padecen, de los que lloran, se escucha también el eco de Jeremías: «Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza apartando su corazón del Señor. Será como un cargo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. La visión de la aridez para el hombre que ha puesto su confianza en las cosas de la tierra. Por eso, ¡ay de vosotros los ricos! porque si ahora parecéis árboles frondosos, mañana seréis árboles secos como la estepa y la aridez por vuestro propio egoísmo… El contraste de los profetas, ¡Bendito quien confía en el Señor!»

¿No les parece escuchar aquí el eco de Cristo: ¡Dichoso el pobre, el que confía en el Señor y pone en el Señor su confianza? Será un árbol plantado junto al agua que junto a las corrientes echa, raíces. Cuando llegue el estío, no lo sentirá, su hoja estará verde. Y en año de sequía no se inquieta no deja de dar frutos. Estos son los verdaderos pobres, la espiritualidad de los pobres substancialmente es una gran confianza en el Señor, y la maldición de los ricos es cuando se apartan del Señor y ponen toda su confianza en la carne, es decir, en los valores terrenales.

Por eso, hermanos, no es un prestigio para la Iglesia estar bien con los poderosos. Este es el prestigio de la Iglesia: sentir que los pobres la sienten como suya, sentir que la Iglesia vive una dimensión en la tierra llamando a todos, también a los ricos, a convertirse y salvarse desde el mundo de los pobres, porque ellos son únicamente los bienaventurados…

-SOLIDO FUNDAMENTO DE ESTE ESPIRITU… LA RESURRECCION…

Y en este punto del espíritu, la pobreza como espíritu, quiero situar también la segunda lectura de hoy porque ella nos dá base de nuestra esperanza. San Pablo escribe a los cristianos de Corinto donde corrían las ideas erróneas contra la resurrección: «No existe resurrección!» Y se reían de Pablo cuando hablaba de la resurrección, y Pablo afianza su fe. Ya desde el domingo pasado nos viene hablando que hay testigos de que Cristo resucitó: Quinientos discípulos y por último se me apareció a mí que lo estoy diciendo, yo que perseguía a la Iglesia y no estaba dispuesto a creer en patrañas de la Iglesia, lo he visto y me he convertido y lo voy predicando.

San Pablo es un testigo maravilloso de la resurrección porque si había un hombre que no hubiera querido creer en Jesús ni en la resurrección, era el perseguidor Saulo. Creía que los cristianos estaban engañando a sus compañeros judíos y por eso los perseguía. Y a este Pablo, convencido de que Cristo no vive, se le aparece Cristo viviente; y ya capaz de dar su vida por esa gran verdad: «¡No, les dice a los corintios en sus errores, Cristo ha resucitado…!» y si ustedes dicen que los muertos no resucitan, ¿por qué yo he visto a Cristo resucitado?

Y si Cristo ha resucitado, pues, existe la resurrección de los hombres; y si existe esa resurrección, allí se afianza nuestra fe y nuestra esperanza porque si Cristo no hubiera resucitado seríamos los más miserables de los hombres creyendo en una mentira. ¡Pero Cristo ha resucitado, Cristo vive y esta es la gran fe y confianza, la gran espiritualidad de los pobres, este es nuestro Dios, el Dios de los pobres, como le canta nuestra canción popular…!

3. LA POBREZA ES UN COMPROMISO

Por último en mi pensamiento de hoy, quiero dejar esta idea: que la pobreza es una fuerza de liberación porque además de ser una denuncia contra el pecado y, además de ser una fuerza de espiritualidad cristiana, es, en tercer lugar, un compromiso.

Cristiano, esta palabra es para mí en primer lugar, que debo dar ejemplo de ser cristiano, y para todos ustedes queridos hermanos sacerdotes, religiosas y todos ustedes bautizados que se llaman cristianos, oigan como dice Medellín: «La pobreza como compromiso, que asume, voluntariamente y por amor, la condición de los necesitados de este mundo para testimoniar el mal que ella representa y la libertad espiritual frente a los bienes, sigue en esto el ejemplo de Cristo que hizo suyas todas las consecuencias de la condición pecadora de los hombres y que «siendo rico, se hizo pobre, para «salvarnos».

Este es el compromiso de ser cristiano: seguir a Cristo en su encarnación y si Cristo es Dios majestuoso que se hace hombre humilde hasta la muerte de los esclavos en una cruz y vive con los pobres, así debe ser nuestra fe cristiana. El cristiano que no quiere vivir este compromiso de solidaridad con el pobre, no es digno de llamarse cristiano…

– ESTE COMPROMISO TRAE PERSECUCION

Cristo nos invita a no tenerle miedo a la persecución porque, créanlo hermanos, el que se compromete con los pobres tiene que correr el mismo destino de los pobres. Y en El Salvador ya sabemos lo que significa el destino de los pobres: ser desaparecido, ser torturados, ser capturados, aparecer cadáveres…

EL DON DE CRISTO: ANUNCIA LA BUENA NUEVA A LOS POBRES

Y aquel que quiere los privilegios de este mundo y no las persecuciones de este compromiso, oiga la antítesis tremenda del evangelio de hoy. «Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame por causa del Hijo del Hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo porque vuestra recompensa será grande en el cielo». Yo quiero felicitar… con inmensa alegría y gratitud a los sacerdotes, precisamente cuanto más están comprometidos con los pobres, son más difamados. Precisamente, cuanto más comprometidos con la miseria de nuestro pueblo, son más calumniados. Quiero alegrarme con los religiosos y las religiosas comprometidos con este pueblo hasta el heroísmo de sufrir con él: con las comunidades cristianas, con los catequistas, que mientras huyen los cobardes, se quedan en el puesto…

Y a los que quieren huir las consecuencias de la persecución, de la calumnia, de la humillación, oigan lo que Cristo ha dicho este domingo: «¡Ay de vosotros cuando todo el mundo hable bien de vosotros, eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas!». ¡Qué triste es la adulación del mundo! Si los cristianos que sufren la calumnia y la persecución quisieran estar bien, les sería muy fácil traicionar su cristianismo y vivir de rodillas ante el dinero como viven los que viven bien en este mundo; «¡pero ay de vosotros!…»

LA MUERTE… EL PECADO… MAXIMA EXPRESION DE POBREZA…

En la segunda lectura de hoy, también se confirma esta verdad de la pobreza como compromiso. Las manifestaciones extremas de la pobreza son el pecado y la muerte; no hay gente más miserable que el que está en pecado y no hay ser más pobre que un cadáver. A ésto se comprometió Cristo, a los pecadores y a los muertos. Y por eso la redención de Cristo señala a todas las liberaciones de la tierra que están mancas, que no están completas mientras no logren liberar también del pecado a los pecadores, y de la muerte a los muertos; y eso ofrece el gran Liberador. Dichosos los que trabajan las liberaciones políticas de la tierra teniendo en cuenta la redención de aquel que salva del pecado y salva de la muerte.

-CRISTO RESUCITADO: COMPROMISO VALIENTE CON LOS POBRES

Por eso, la segunda lectura de hoy afianza en el corazón de un pueblo que lucha por su resurrección. Crean en la resurrección, no duden de que Cristo ha resucitado y que ha salvado desde su cruz y de su gloria, el pecado de los hombres y la muerte de los hombres. Todos moriremos pero el que cree en Cristo no morirá para siempre y allá en el cielo cantaremos la victoria de la inmortalidad ante la cual, son pequeñas escaramuzas todas las luchas de las liberaciones de la tierra. La gran liberación es la de Cristo y aquel que incorpore la lucha libertaria de su pueblo a la fe en Cristo, ese lleva la garantía de una liberación integral, completa, inmortal. El que quiera apartarse de esta liberación cristiana y solamente haga consistir su lucha en cosas temporales, en mejores sueldos, en insumos más baratos, en cambiar hombres en la política, en cambiar estructuras que mañana ya serán viejas, todo ésto es temporal, transitorio. Lo que queda en el alma de todo eso es haber trabajado así pero con alma de cristiano.

Por eso, los que viven en los grupos organizados o partidos políticos, no olviden, si son cristianos: vivan profundamente esta intensidad de la espiritualidad de la pobreza, vivan intensamente este compromiso cristiano con los pobres. Los hay muchos, gracias a Dios, porque muchos surgieron de nuestras comunidades eclesiales, la lástima es que muchos perdieron su fe y ya se mutilaron de lo principal.

Pero quienes si

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