ANTE LA VIRGEN DE MAYO
Venid y vamos todos
con flores a porfía que Madre nuestra es…
Y en una verdadera porfía de amor y entusiasmo por la buena Madre del cielo, transcurriendo los inolvidables días de mayo saturado de aromas y ternuras de pétalo la hermosa capilla.
Por ocho veces el altar de la Virgen de Mayo se transformó en bellos simbolismos cuyos nombres podían ser así: 1. Jardín florido… 2. Luz de alba… 3. Arco Iris de paz… 4. Escala de Jacob… 5. Esposa del Espíritu Santo… 6. Rosa Mística… 7. Madre de la Divina Gracia… 8. El Dulce Corazón de María.
Ante estos simbolismos las alumnas tejieron la guirnalda de sus filiales afectos cuyo resumen fue presentado en ramillete espiritual el último día, y entre sus actos figuraban unas 50 alumnas que ofrecieron a la Virgen el mes blanco o de oro.
Entre los actos alientes recordamos el día 19, celebrado por las exalumnas: Es el día tradicional, como un lazo de oro que une a las exalumnas con su amado Colegio. Ese día queda provisto de cirios y aceite el culto de la capilla, y aquel significativo obsequio se consume en adoración del Señor, en nombre de las antiguas alumnas por quienes el colegio siempre ora.
Con gusto inmenso constatamos que mayo ofreció también en disciplina y buen comportamiento. Un gran motivo palpitaba en cada alma y era natural que esas almas llenas de María transpiraban algo de las virtudes marianas; Con cuanta razón mayo es uno de los mejores meses de los colegios católicos que saben honrar a la Virgen!.
Fruto sin duda de esta marianidad el Colegio pudo ofrecer dos actos sociales llenos de espíritu católico: Su altar de Corpus, fruto de la colaboración en la esbelta fachada de catedral… y: Su tarde migueleña pro seminario, dando con ésta un alto ejemplo de comprensión de las necesidades de la iglesia.
Digna finalmente de especial mención es la clausura del mes. Una numerosa comunión general fue el mejor manojo de flores del colegio a su Virgen… Y cuando mayo estaba para expirar…allí ante el altar querido, conmovidas de amor filial superioras y alumnas debieron sentir aquellos profundos sentimientos de las conocidas estrofas del P. Alarcón.
«…Y en retorno de amor y fe sincera,
jamás sin tu recuerdo he de vivir:
tuya será mi lágrima postrera…
hasta que muera, Madre, hasta que muera…
me acordaré de ti!
Tú en pago, Madre, cuando llegue el plazo
De alzar el vuelo al celestial confín,
Estrechándome a ti con dulce abrazo,
No me apartes jamás de tu regazo,
¡no me apartes de ti!»
O.A.R.