Reina de San Miguel, Nuestra Señora de la Paz pasea nuevamente el triunfo de sus fiestas septembrinas, despertando un nuevo florecer de piedad y arte en el pueblo que le robó el corazón.
En cumplimiento del voto. Tres días de fervor eucarístico en la iglesia de San Francisco rubricaron el voto de nuestros mayores de celebrar a perpetuidad la conmemoración del portentoso milagro con tres días de solemne jubileo.
Y el día 21, entre las galas de su altar, la Salvadora de San Miguel ve desfilar a su pueblo de rodillas en las nutridas misas de comunión.
Coincidiendo este año el centenario de la caritativa migueleña Dolores Souza, fundador de la Casa Nacional del Niño y homónima del Kindergarten, en la misa de la Reina se dieron cita las autoridades locales y varias representaciones escolares.
El Chaparras tique a sus pies. Por la tarde se inician «las entradas de la Virgen». Y el coloso que amenazó de muerte un día a San Miguel, se convirtió desde ayer en pedestal de la bondad y del poder de la Reina que lo subyugó. En casa de la Señorita. Luisa Orellana, el Volcán, la Virgen migueleña se hace campesina y rodeaba de aquella gente ingenua les recuerda con sus miradas bondadosas su protección y les reclama los deberes filiales. Fruto de aquella velación fue la comunión numerosa con que en el volcán se honro a la huésped celestial que rodeaba de inmenso gentío bajó en hermosa carroza que era símbolo de un volcán hecho escabel de una Reina.
En la Plaza de San Miguel anochecía…era la misma hora de aquel 21 de septiembre de 1787. Como entonces San Miguel entero estaba allí frente a la Virgen; por los micrófonos se escuchaba el resto escrito bajo la impresión de aquella angustia por el alcalde de entonces y espontáneo brotó de la muchedumbre un sonoro «Viva» a la virgen que nos salvó. También Luisita Schonemberg saludó en delicada poesía a la Madre de San Miguel.
Trabajaron en esta entrada la Señorita. Luisa Orellana, los Sres. Santiago y Antonio Murillo Campos, Francisco Flores, Antonio González y las Señoritas. Carmen Murillo, Lidia y Berta Hernández.
Concepción. Al fondo de los rayos de un sol…se diría el sol del progreso de aquel barrio industrial. Y en el centro, rodeaba de primorosos angelitos, la Santísima Virgen sobre el «Vaso insigne de devoción». El parque Guzmán, rebosante de multitud, pudo aplaudir el impecable mecanismo de la estrella que se partió en dos para dejar ver al Niño que subía lentamente a posar en las manos maternales de la Virgen. Las Señorita. Carmen Balmaceda encontró en la habilidad de los jóvenes artistas Daniel, Luis y Carlos Berríos la colaboración que necesitaba para dar salida a la original idea de su carroza.
Fueron los héroes de Concepción Don Miguel Campos y Señora, Don Ramón Campos Berríos y Señora. Señoritas. Carmen Balmaceda, María Bermúdez, Don Timoteo Hernández, Doña Ángela v. de Dinarte, Señorita. Ramona Castaneda, Rosa Lizama, Candelaria Andino, Sres. Francisco Rodríguez y José Flores.
Después del aplauso que saludó a la carroza. Monseñor Machado felicitó al Barrio bautizado con el privilegio de la virgen: Su Inmaculada Concepción. También Milagro Langlois recitó una poesía a la Virgen.
La Cruz. Entre tumulto de angelitos y nubes. El artista Rafael Pérez destacó un mundo para peana de la Reina del Universo. Doña Clelia de Arias, Doña Angelita Becci, Doña Antonia de Ochoa, Las Señoritas Rosa Avilés, Haydee Campos, Margot López, Lidia Flores, Jesús Gracilazo, Margot Aguirre, Estercita Samayoa, Rosa Emilia Andino, Alma Zelaya y los Señores Medardo Tenorio y Eduardo Aguirre…representan la otra peana de la Virgen de aquella entrada…la de la buena voluntad y el espíritu de sacrificio puesta al servicio de la Reina de Oriente.
Para la delicadeza de aquella carroza del poeta Bernardino Zamora puso en los labios de una pequeñita del barrio esta bella plegaria a la Virgen de la Paz: Reina milagrosa de este pueblo que siente por ti la llama de un amor profundo…ánfora colmada de supremas bondades. Estrella diamantina…iris de esperanza en el cielo de tu imperio glorioso…Virgen de la Paz, bendice la tierra que cifra en ti sus esperanzas…Reina de San Miguel, Bendita seas!
La Merced. Flor entre las flores, la Reina de la paz se destaca en un torbellino de rosas. Son rosas de amor y sacrificio con que Doña Amalia de Quintanilla, Doña Angélica de Mena, Doña Berta de Barrera y Doña Caya Tevez, ha adornado el triunfo del Barrio La Merced, que se sumerge un momento en la tormenta de aquella tarde, para salir después con el encanto y la frescura de las rosas salpicadas por el rocío. Y pudimos ver así a nuestra Virgen democrática presentarse ante la muchedumbre cubriendo sus espaldas con la afortunada capa de una migueleña. Muchos aplausos cosechó la primorosa carroza. Y hubo también saludo de poetas para la Reina, en el onomástico de la Virgen de Mercedes.
El Calvario. Este Barrio tesonero se presenta en la abnegación de Doña Carmen de Panameño, Doña Paquita de González, Doña Mercedes de Rodríguez, Doña Carmen de Soto, Señorita. Blanca Granillo, Doña Concha de portillo, Doña Mila de Rosales, Doña Tony de Silva.
Enmarcada en una tarde más tranquila que las anteriores, el arte de Doña Carmen de soto pasea el éxito de una carroza que es toda plegaria…la plegaria de aquellas hojas que la botánica popular ha bautizado con un nombre cariñoso: «Corazón de María». Entre corazones de hojas…el dulce Corazón de la Virgen Migueleña se siente palpitar entre el entusiasmo de sus hijos que leen en la carroza: Dulce Corazón de María, sed nuestra salvación». El Sr. Obispo interpreta la ternura de ese corazón que vela por San Miguel. Y otros corazones se deshojan en estrofas a los pies de la Virgen: Estersita Arbaiza, Zoila Alvarado, María Rendón, el pequeñín Salomón Quintanilla que declama con gracia única el acróstico de la Virgen escrito por Doña Abigail de Girat.
San Felipe. Doña Triny de Belloso, la Señorita. Chusita Quintanilla, Don Ernesto Belloso y Don Alfredo Guatemala, han logrado hacer sentir en la majestad de aquella carroza, entre estrellas palpitantes y ángeles músicos, la soberanía avasalladora de esta Reina de Oriente, que vestida de capa roja se sienta en un pliélago de luz, mientras adelante la banda de guerra de la escuela Tobías Meléndez anuncia con solemne clarinadas el paso de la Reina y las entrañas mismas de la carroza vibran con la melodía del himno de la Virgen. Las escuelas casi todas en vistoso desfile, varias asociaciones y multitud de estandartes hacen sentir el paso de algo regio por la calle principal de San Miguel. Fueron decididas colaboradoras las Señoritas. Erlinda Zapata, Gloria Chavarria, Maruca Colindres, María Cristina Rosales, Adelia Rosales, Doña María Cristina Salgado v. de Rivera, Señoritas. Trinidad Álvarez, Geraldina Chávez, Lencha Rodríguez, Tita Rivera, Margarita E. Moreira, Leonor Garay y Don Miguel Sagastizado.
La multitud extraordinariamente numerosa al leer en el título de la carroza: Reina de Oriente, salva a tu pueblo migueleño…y los altoparlantes la saludan como verdadera reina y verdadera salvadora de este pueblo que sigue en pie mientras otros han sido abatidos por las bastardas propagandas protestantes. La Señorita. Gloria Cavaría y niña Alba Bermúdez declaman ante la Soberana: «Todos los seres creados en acorde melodía, bendicen hoy sin cesar. Reina de la Paz…el valle, la flor, la sierra…Reina de la Paz, la tierra, Reina de la Paz la mar…»
Se ha mandado a la imprenta esta crónica cuando todavía faltan las prometedoras entradas de San Francisco y del centro y las fiestas de San Miguel. De todo lo cual informaremos en el próximo número si Dios quiere.
O.A.R.