EL ESPIRITISMO
O.A.R.
«Vulgus vult decipi ergo decipiatur»… El vulgo quiere ser engañado, engáñesele pues. Así decía un adagio latino
El espíritu de nuestros días ha explotado esa ley del pobre vulgo. No bastaron las declaraciones con que las fundadoras del fraude espiritista, las hermanas Fox, afirmaron que todo había sido una patraña.
No han bastado las confesiones que en momento de sinceridad han hecho famosos mediums que se cansaron de engañar y quisieron convencer a sus víctimas que todo era truco: luces producidas por cabezas de fósforo, ruidos producidos por los dedos gordos de los pies, etc, etc. El vulgo quiere ser engañado.
Ni siquiera han sido suficientes para nuestros bautizados el que la iglesia prohíba el espiritismo, la Iglesia se engaña. Ella, la maestra de veinte siglos de experiencia, la asistida por la sabiduría de Dios, se engaña y no comprende la piedad espiritista…(1)
Cuan cierto es el adagio de Petronio: «vulgus vul decipi…»
Ojalá que todos los católicos, a quienes Cristo hizo el honor de llamarlos «hijos de la luz», se mantuvieran al margen de estas patrañas de las tinieblas.
Sin embargo, no se crea que la Iglesia al prohibir la práctica espiritista como fraudulenta y peligrosa, niega la existencia de ciertos sucesos admirables.
«Pocas personas habrá habido en el mundo- escribe graciosamente el famoso jesuita Padre Heredia- desde tiempo inmemorial, que no hayan oído hablar, o quizás tenido algún enredo con frasgos, fantasmas. Brujas y duendes. Las historias de los aparecidos se conservan por tradición y diariamente aumentan con nuevos ejemplos en todas las naciones del antiguo y nuevo continente. Las casas donde espantan, con ruidos y pedradas han existido desde la época más remota y la práctica de la adivinación se pierde en la oscuridad de los tiempos».
Y si existen francamente estos fenómenos: cómo se explican?
Ante todo es prudente establecer la veracidad de los hechos. Ver si realmente existe tal fenómeNo. Porque en esta materia la fantasía es muy fecunda, y a veces la gente es muy mala para engañar y fingir duendes y fantasmas…
Sería ridículo andar buscando explicación a una cosa que realmente no existe. Con este objeto de establecer la verdad de los hechos, se fundó en Londres desde 1884 una «sociedad de investigaciones psíquicas». Iguales sociedades se fundaron en Francia, Estados Unidos, Italia. Su tarea es juntar, ordenar y estudiar toda clase de fenómenos raros, publicando periódicamente los informes que recibían, dando cuenta del origen de cada documento…Los hechos principales coleccionados con el objeto de estudiarlos son los que se relacionan con el automatismo, el trance, las alucinaciones, la telepatía, clarividencia, clariaudiencia, hiperestesia, premoniciones, etc. A esta se añaden la telekinesis o movimientos de objetos a distancia, las luces, los golpes secos o raps, con o sin contactos, la escritura directa, la compenetración de la materia, los aportes, las materializaciones, el ectoplasma, la levitación de los cuerpos, la fotografía psíquica, la escritura en pizarras, la inmunidad del fuego y otras.
Por el elemento predominante estos fenómenos se dividen en físicos, mentales y mixtos.
Las investigaciones psíquicas han llegado a concluir que mientras se duda mucho de los fenómenos de orden físico, si se pueden admitir los fenómenos de telepatía. Por lo cual el P. Heredia, descubridor sagaz de los miles fraudes espirituales, ha podido analizar científicamente estos otros «fenómenos metapsíquicas» y propone como una conclusión de sus estudios esta interesante tesis:
«La sentencia que sostiene que la causa ordinaria y constante del fenómeno metapsíquica provocado es una comunicación de telepatía, entre la mente subconsciente del preceptor, tiene un fundamento bastante razonable para ser consideraba como una hipótesis exploradora, digna de ser puesta a prueba científicamente.
Pero como «vulgus vult decipi»… naturalmente que ante casos misteriosos, mucho más fácil es a la gente atribuir su causa a los espíritus o a los demonios. Pero eso no es científico porque ningún espiritista ha demostrado científicamente que sean verdaderamente los espíritus la causa de tales fenómenos.
Mucho más serio y científico será para la gente sensata observar una prudente reserva ante los hechos: ante todo mirar si realmente se trata de un hecho verdadero…y luego, si realmente el hecho es cierto, antes de darle una explicación de ultratumba…buscar una explicación natural y admitir que el hombre debe poseer fuerzas psicológicas y medios de comunicación aún no descubiertos y que quien sabe si un día serán fuerzas controladas como las ondas de nuestros radios.
El primer mandamiento al repudiar las patrañas y negar esa macabra intervención de los muertos, esfuerza a la inteligencia humana para buscar en la maravilla de la naturaleza prodigios insospechados.