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No.2373 Págs. 1 y 8 – EDITORIAL – «SU MEMORIA PERMANECERÁ EN BENDICIÓN»

Así está escrito con relieves de piedra sobre la tumba del querido Monseñor Valladares, en la cripta de la catedral metropolitana: «Vivió su sacerdocio. Amo la justicia y odió la iniquidad. Su memoria permanecerá en bendición. R.I.P.». Mientras sigue campeando es su escudo episcopal -como sombra que ayer abrigó sus ideales y hoy guarda sus restos sagrados- la palma de la Virgen de la Paz.
Se va a cumplir un año de aquella inolvidable mañana del 31 de agosto que marcó la hora de su paso de la tierra a la eternidad.
CHAPARRASTIQUE, relicario de sus preclaros pensamientos desde 1944 hasta 1956 en que fue su inteligente Director, pide a sus lectores una plegaria por su alma y exalta su memoria como un ejemplo que urge recoger y vivir.
Porque hoy, cuando después de un año la esperanza ha enjugado lágrimas y serenado espíritu, advertimos mejor que tras la muerte cristiana vibra el reto audaz de la fe y de la redención; donde está oh muerte tu victoria? Y sentimos que se yergue en una nueva vida sin acaso la personalidad de Monseñor Valladares cuyo ejemplo sacerdotal será siempre una gloria de la Iglesia y de la Patria.
Nos parece que está vivo..que se encuentra allá donde el deber lo reclama, acaso para celebrar una misa o rezar unas preces con aquella unción tan suya, o para decir unas palabras que en su opinión y sapiente laconismo su aliento para los buenos y terror para los perversos, o para escribir un artículo que, inspira en la verdad sin temores, oriente a los sinceros y haga escozor a los masones, a los libertinos, a los abusivos del poder, del dinero y de fuerza, o para decidir con certero consejo o duda, o para sembrar alegría, sinceridad y mismo en la vida con su amistad franca y con salpicada de fino buen humor.
Qué figura tan pluriforme es la de Monseñor Valladares!
Es! digámoslo en presente, porque su vida- que en sus breves cuarentiocho años fue un heroísmo hecho naturalidad, una santidad hecha simpáticamente humana, y un sacerdocio en insustituible y atrayente servicio de la humanidad, es un ejemplo que urge recoger y ver vivir cada cual según su propio modo de vida.
Porque cualquiera que sea el estado o condición de cada hombre, uno solo es el secreto que hace inmortal la memoria y fecunda en bondades la vida. El secreto de Monseñor Valladares que coincide con el tesoro escondido del Evangelio: LA SANTIDAD.

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