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No.3003 Pág. 1 – EDITORIALES – «OBOLO DE SAN PEDRO»

El «obolo de San Pedro» es el triunfo filial de los católicos al Papa. Generalmente es la colecta que se recoge en todas las Diócesis del mundo el día de San Pedro para ayudar al Santo Padre en sus múltiples preocupaciones mundiales.

El «Obolo de San Pedro es herencia de aquel espíritu evangélico con que almas generosas ayudaban al sostenimiento material de Cristo y su colegio apostólico. Es herencia de aquella idea que en el alto medioevo inspiró la gratitud de los anglosajones hacia la Roma del Papa Gregorio que les había enviado el evangelio. Fue toda una institución que preocupó la legislación de reyes y emperadores. Carlomagno no sólo extendió el óbolo de San Pedro a todos sus dominios sino que acentuó el verdadero significado de esta limosna: «documento de fidelidad cristiana al Jefe de la Iglesia universal».
Fue, en su forma más moderna, el azaroso pontificado del sufrido Pío XI el que impulsó este necesario tributo de amor filial. Fugitivo en Gaeta en 1849 era el símbolo del refugiado sin casa y sin bienes que excitó la caridad universal. Montalembert encaró a Francia en la Cámara de los Pares: «Puesto que la Francia católica no ha tenido el honor de acoger al Papa en es destierro, testimóniele por lo menos el interés con que sigue sus pruebas». Y las limosnas del mundo acudieron generosas sobre todo cuando la masonería acribillada más la situación pontificia. Hasta se organizó en la Santa Sede un dicasterio especial para el «óbolo de San Pedro», en tiempo de León XIII, y surgieron en el mundo cofradías e instituciones para propagar la «obra del óbolo de San Pedro». Hoy la Secretaría de Estado se encarga a través de los Nuncios de esta expresión mundial de los católicos hacia la Sede de Pedro.
Porque eso es ante todo el «óbolo de San Pedro»: expresión práctica de adhesión a la cabeza del Cuerpo místico. Quienes critican las riquezas del Vaticano, se olvidan que si el Papa es un guardián de la cultura que vive entre museos, basílicas y palacios precisamente para conservar esos tesoros de los siglos, su vida y su misterio es lo que dice Manzoni de aquel convento de Capuchinos: «semejante al mar a donde llegan aguar de toda la tierra para devolverlas a toda la tierra». Recuérdese lo que significa la Santa Sede para la cultura, la fe, la beneficencia, etc., del mundo entero. El «Obolo de San Pedro» es elevar a nivel universal, a través de las manos del Papa las catorce obras de misericordia.
Que nuestra Diócesis no vaya la zaga en este certamen mundial de la adhesión a la Cátedra de San Pedro.

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