En sus recién pasado ejercicios espirituales, los Señores Obispos y Sacerdotes de la Diócesis, dieron los primeros pasos para erigir el «Consejo Presbiterial» y anunciaron para un futuro próximo la creación del «Consejo Pastoral» en que participan también los laicos. Con estos gestos nuestra Diócesis se pone entre la Diócesis de vanguardia para acatar con prontitud anhelante de renovación las directrices del Concilio, que desde el próximo 11 de octubre, y son normas obligatorias en virtud del motu propio «Ecclesiae Sanctae».
Se trata de dos organismos nuevos que harán más cercana la presencia del obispo entre el «Presbítero» y los fieles y viceversa, ya que son dos consejos que como representantes del clero y del pueblo fiel asesoran con voto consultivo, al Prelado en el ministerio pastoral de la Diócesis.
Cualquiera estima la benéfica y eficaz corriente apostólica que se entabla, a través de estos instrumentos de renovación, entre el Pastor y el grey, con tal que los elegidos sacerdotes y seglares, sean, por su conducta y por sus criterios, responsables de la dignidad y de la confianza que se les confiere y de las esperanzas de renovación evangélica que el Concilio ha promovido, y a la que deben orientar todas sus actuación.
2.- Desunión de criterios
La polvadera que ha levantado la 37 Carta Pastoral de Monseñor Chávez ha puesto de manifiesto, una vez más, la inmadurez de nuestro catolicismo. Lo decimos no sólo por el desconocimiento o rechazo de las orientaciones sociales de la Iglesia, sino para algo más sintomático, por la disciplina de criterio de los que debían defender esa doctrina.
Es explicable, aunque no justificable, que se resientan los aludidos cuando el Metropolitano enfoca la tragedia salvadoreña de la injusticia social. Pero que algunos «Maestros de Israel» comenten con crítica destructiva un documento de la Jerarquía, es una disciplina en el magisterio, íbamos a decir un pecado contra la unidad que debe caracterizar nuestra orientación. Comprendemos que, al querer exponer un tema tan complicado, sea fácil caer en detalles accidentales que no todos aprueben; pero creemos que estas aristas se deben limar dentro de casa, mientras se debe mantener, frente el abuso, lo esencial de una denuncia que hasta con palabras más crudas se encuentra en la misma Biblia. Por eso nos parece digna de encomio la actitud de los sacerdotes de la arquidiócesis que firmaron su adhesión de valentía a la voz de su Prelado.
Buscar paleativos en las circunstancias a que nos referimos, casi equivale a destruir la verdad hacerse cómplices del abuso.