… y tras los Obispos los Seglares
(Continúa)
La necesidad de una información más directa interepiscopal, a fin de prevenir o verificar con veracidad las informaciones incompletas o tendenciosas servidas por los medios corrientes de comunicación social.
La notificación oportuna de las actividades e iniciativa pastorales de cada país o Diócesis a fin de que le personal apostólico de las otras Diócesis o países que tengan interés, puedan participar y beneficiarse mutuamente.
La integración de los Presidentes de las 6 Conferencias Episcopales como delegados en la directiva del SEDAC, y la promoción de reuniones de estudio sobre temas específicos de interés centroamericano a las que sean invitados como elementos activos, Obispos, Sacerdotes, religiosos y laicos del istmo.
En este ambiente de cordialidad creado por el «Mes de Reflexión», la elección del nuevo Presidente y del Nuevo Secretario del SEDAC, fue resulta en el primer escrutinio con un consenso mayoritario que se convirtió en la satisfacción de todos: fueron elegidos para ambos cargos, respectivamente: Monseñor Román Arrieta de Tilarán y Monseñor Trejos, auxiliar de San José, ambos costarricenses, para suceder a Monseñor Manresa y a su servidor que tuvimos esos cargos, desde 1966 y 1968, con la satisfacción íntima de haber servido en algo a la colegialidad episcopal de Centro América.
La Convención Serra
Fray Junípero Serra, aquel intrépido misionero de nuestra primitiva evangelización latinoamericana, a dado nombre a una providencial institución que reúne en clubs sociales de amistad cristiana a hombres de buena categoría social, con el fin de promover las vocaciones sacerdotales y religiosas y prestar apoyo moral y social a los seminarios y a los sacerdotes.
Entre los muchos países donde han arraigado estos clubs, están, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Panamá y Nicaragua, que forman el «Distrito 57» y acaban de reunirse en el Seminario Nacional de Guatemala del 15 al 17 de este mes.
Como capellán del grupo salvadoreño, tuve el agrado de asistir a esa reunión que, en su argot, llamaron «de entrenamiento y apostolado» y he salido más convencido de que el «Serra» es un carisma del Espíritu Santo, para nuestras Iglesias centroamericanas, tan afligidas por el problema vocacional. Porque sólo el Espíritu Santo, que es alma de la Iglesia, puede inspirar la sabiduría, la madurez, la preocupación cordial de estos seglares, cuando hablan y reflexionan sobre el tema sacerdotal y vocacional,; cuando informan o discuten experiencias e iniciativas de pastoral vocacional.
(CONTINUARA)