Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Nº. 4041 Pág. 8 LA PALABRA DEL ARZOBISPO

«No a la Violencia. Sí a la Paz!»
«No a la Violencia, sí a la paz»…es el tema que el Papa acaba de señalar a la próxima «Jornada mundial de la paz» que, como en años anteriores, se va a celebrar el día primero de enero.

No a la violencia, sí a la paz» es un nuevo grito de la Iglesia universal que viene a dar nuevo vigor a la voz de nuestra Iglesia particular de San Salvador. Porque, pese a las calumnias sin conciencia ni inteligencia que se siguen lanzando contra el magisterio eclesiástico de la Arquidiócesis, el pueblo entero es testigo de que la palabra del Arzobispo siempre ha estado y sigue estando en sintonía con ese nuevo lema de la paz. En todo acontecimiento de la violencia he gritado «NO A LA VIOLENCIA y me he puesto decididamente del lado del dolor y de la defensa de ala vida y del derecho atropellado. Quienes oyeron con imparcialidad mi comentario de los últimos acontecimientos de sangre pueden recordar que en ningún momento instigué al odio ni a la lucha sangrienta que expresé mi condolencia también para las familias de los policías asesinados. Porque también éstos son hermanos y son víctimas que ínmola el insaciable Molóc del poder y del dinero.

Es muy fácil dar una explicación de la burda calumnia que quiere desacreditar la voz profética de la Iglesia. El mismo comunicado de prensa con que la Santa Sede anuncia este nuevo «No a la violencia» nos ofrece esta explicación».

«La violencia puede proceder de personas o de grupos entregados a un frenesí de dominio («poder») de consumo («tener») que tiende indebidamente a limitar o suprimir la vida de otras personas o de sociedades humanas (racismos, genocidios e incluso imposición o mantenimiento por la fuerza de una estructura política o económica injusta y discriminatoria)». Es lo que Medellín define como «violencia institucionalizada» contra la cual grita la voz profética de la Iglesia porque es un continuo atentado contra la paz.

Pero el «No a la violencia» que clama la Iglesia también advierte y reclama contra lo injusto y violento que puede haber en el reclamo de los oprimidos. «La violencia prosigue el comunicado puede caracterizar también la manera de reaccionar de aquellos que están o se creen oprimidos y cuyo anhelo de vida y de justicia termina por explotar violencia de los débiles de aquellos que están privados de ciertos derechos fundamentales…Los dos aspectos pueden ser difíciles de separa y la injusticia puede ser recíproca. Evidentemente en el primer caso, pero también con frecuencia en el segundo. El pecado se introduce y tiende a poner su nota diabólica en las relaciones de personas en conflicto: odio, engaño, crueldad, tortura, negligencia de los inocentes, represalias…»

¿Verdad que es muy fácil detectar quienes son los que calumnian de complicidad con la segunda clase de violencia? Evidentemente son los que están tratando de sostener a toda costa la primera clase de violencia. Ellos son los que fomentan la violencia, la peor, la «institucionalizada». Por mi parte, estoy muy tranquilo, porque siento que estoy apoyado en el Magisterio de la Iglesia, que tampoco se hace solidaria con la violencia reaccionaria cuando ésta implique maldad y pecado. Siempre he denunciado una y otra violencia, desde lo que ambas significan pecado. Siempre me he colocado imparcialmente al lado de las víctimas de una y otra violencia. Mi denuncia a la violencia se inspira en la Iglesia que no es otra cosa que el llamamiento evangélico a la conversión de los violentos a la paz.

«NO A LA VIOLENCIA; SI A LA PAZ!»
El próximo «Día Mundial de la Paz» se presenta muy denso de mensaje. Por eso nuestra Catedral y nuestra Arquidiócesis lo van a celebrar este año en una forma más de acuerdo con los deseos del Santo Padre, o sea con una «Semana de oración, reflexión y reconciliación» que ya se encomendó a la Comisión de Justicia y Paz.

El Arzobispo

Leave a comment