Cristo vive, Cristo ha resucitado, lo verán y vivirán
HOMILIAS 1978
6o. Domingo de Pascua
30 de abril de 1978
Lecturas:
Hechos 8, 5-8. 14-17
I Pedro 3, 15-18
Juan 14, 15-21
Hermanos:
El tiempo pascual va tocando ya a su fin, que coincide con una manifestación de las más trascendentales de Dios entre los hombres. Dentro de quince días se habrán cumplido ya los 50 días de Pentecostés y estaremos celebrando la venida del Espíritu Santo que corona el tiempo pascual. Por eso, estos domingos, ya desde el domingo recién pasado, éste y el siguiente, Jesucristo quiere hablar por medio de su Iglesia acerca de ese espíritu que prolonga la presencia del Redentor entre los hombres. Son domingos éstos, pues, de mucha importancia para nuestra instrucción cristiana y, sobre todo, para vivir con esperanza, con fortaleza y alegría, nuestra vida cristiana en la tierra.
Por eso tenemos que tener en la tierra bien clavados los pies, porque esta vida que Cristo trae a los hombres no es para arrancarlos de la historia, sino para poner en el corazón del hombre que hace la historia la fortaleza cristiana con que todo hombre tiene que ser un constructor de su propia historia. Un cristiano que no viva la fuerza del evangelio entre las realidades de la tierra, es lo que llamamos un cristiano desencarnado, desubicado. Mejor sería un ángel que un hombre. El hombre entre los cuales Cristo ha venido a poner su doctrina, su fe, su Iglesia, es el hombre concreto, nosotros que estamos en esta Misa, o a través de la radio estamos reflexionando en la Palabra de Dios, hoy, en este último día de abril de 1978, aqui en El Salvador o en los pueblos o cantones donde se está meditando esta palabra de hoy.
HECHOS DE LA SEMANA: CONFLICTO LABORAL DEL INGENIO DE LA CENTRAL IZALCO
Por eso, no podemos olvidar que en nuestro ambiente se está preparando un Primero de Mayo, un día del Trabajo, entre esperanzas y temores, entre logros y frustraciones. Por ejemplo: ¿Quien no piensa en este día del trabajador en 17 obreros del Ingenio de la Central Izalco, presos desde el 30 de enero por participar en una huelga que busca un Contrato Colectivo? ¿Quien no ve en el día del trabajador un fracaso en 35 obreros segregados de sus compañeros de trabajo en la fábrica INCA, mientras a los demás se les halaga con ventajas y privilegios para quitarles la idea de entrar en un sindicato? La misma lucha contra el derecho de organización se manifiesta en varias fábricas, donde se está negando al obrero ese derecho humano de organizarse para defender sus propios derechos. Naturalmente que no se trata de una defensa parcial contra la parte patronal sino que se busca un entendimiento de las dos fuerzas que hacen el progreso. Porque obreros y capital, parte laboral y parte patronal, tienen que conjugarse en el verdadero progreso.
DENUNCIA DE LAS ANOMALIAS DEL PODER JUDICIAL
Por otra parte, hermanos, no podemos olvidar que un grupo de abogados lucha por una amnistía, y publica sus razones que le han movido a pedir esta gracia a tantos que parecen en las cárceles. Estos abogados denuncian también anomalías en el procedimiento en la Cámara Primera de lo Penal, donde el Juez no permite a los abogados a entrar con sus defendidos; mientras se permite a la Guardia Nacional una presencia que atemoriza al reo, que muchas veces lleva las marcas evidentes de la tortura. Una Juez que no denuncia las señales de la tortura sino que sigue dejándose influir por ellas en el ánimo de su reo, no es Juez justo.
Yo pienso, hermanos, ante estas injusticias que se ven por aquí y por allá, hasta en la Primera Cámara y en muchos juzgados de pueblos, ¡ya no digamos: jueces que se venden! ¿Qué hace la Corte Suprema de Justicia? ¿Dónde está el papel trascendental de una democracia de este Poder que debía de estar por encima de todos los poderes y reclamar la justicia a todo aquel que lo atropella? Yo creo que gran parte del malestar de nuestra Patria tiene allí su clave principal. En el Presidente y en todos los colaboradores de la Corte Suprema de Justicia, que con más entereza debería de exigir a las Cámaras, a los juzgados, a los jueces, a todos los administradores de esa palabra sacrosanta LA JUSTICIA, que de verdad sean agentes de justicia. Yo quiero felicitar a los abogados cristianos o no cristianos, pero con gran sentido de justicia, que están poniendo el dedo en la llaga. Ojalá todos nuestros abogados sean de verdad una esperanza de la justicia tan maltratada en nuestro ambiente.
MUERTE DE DOS POLICIAS
Tenemos que lamentar en esta semana también, la muerte de dos policías. Son hermanos nuestros. Ante el atropello y la violencia jamás he parcializado mi voz. Me he puesto con compasión de Cristo al lado del muerto, de la víctima, del que sufre; y he pedido que oremos por ellos; y nos unimos en solidaridad de dolor con sus familias. He dicho que dos policías que mueren, son dos víctimas más de la injusticia de nuestro sistema que denunciaba el domingo pasado, entre sus crímenes más grandes lograr confrontar a nuestros pobres -policías y obreros o campesinos; pertenecen todos a la clase pobre-. La maldad del sistema en lograr el enfrentamiento de pobre contra pobre. Dos policías muertos son dos pobres que han sido víctimas de otros, tal vez pobres también, y que en todo caso son víctimas de ese dios Moloc, insaciable de poder, de dinero; que con tal de mantener sus situaciones no le importa la vida ni del campesino, ni del policía, ni del guardia, sino que lucha por la defensa de un sistema lleno de pecado.
LA TERCERA FASE DEL SEMINARIO DE REFORMA EDUCATIVA
Tal vez una perspectiva de esperanza podía ser la solemne inauguración, ayer, de la Tercera Fase del Seminario de Reforma Educativa. Yo quiero felicitar la presencia de los centros católicos en ese cónclave donde hay que defender una esperanza de nuestro pueblo. Porque si una reforma educativa, solamente es el solemne aparato para seguir en la escuela, en el colegio, en la juventud, en los maestros, creando un instrumento de dominación, de alineación y no un proceso educativo en que se formen artífices de la historia de la Patria, ¡sería una de las frustraciones más espantosas que en educación tanto hemos lamentado!
Tengo el juicio de expertos en educación que dicen que ojalá principios muy valederos de la reforma de 1968 no se echen a perder, sino que se perfeccionen y se lleven a realidad. Por ejemplo: un proceso educativo en que los principales autores son el alumno y la realidad nacional. Que se capacite a los niños y a los jóvenes a analizar la realidad de su país. Que los prepare para ser agentes de transformaciones en vez de alinearlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que lo hacen desconocer la realidad. Así hay muchos técnicos, muchos sabios, muchos profesionales que saben su ciencia, su profesión, pero que son como ángeles, desencarnados de la realidad en que actúan su profesión. Lo primero que debe buscar una educación, pues, es encarnar al hombre en la realidad, saberla analizar, ser críticos de su realidad. Una educación que sea educación para una participación política, democrática, consciente, ¡ésto! ¡cuanto bien haría! Porque se están perdiendo ¡tantos valores salvadoreños!, porque la educación no los ha hecho responsables de esa participación en el bien común. También me dicen estos expertos que han estudiado la reforma del 68, que hay allá también un sentido de autonomía nacional que valdría la pena seguirlo cultivando. Descubrir en su propia realidad las fuerzas del crecimiento, del desarrollo, de la identidad nacional, así como también los males efectos de la dependencia de otras naciones.
Estamos celebrando con grandes participaciones de escolares y de colegiales el 15 de septiembre. Pero, ¿qué les estamos enseñando? Fiesta de la Independencia, pero dependientes tremendamente. Como decía el Papa en la Populorum Progressio: «Un imperialismo cultural, económico, mucho peor que el político». Enseñar al alumno, pues este sentido de autonomía nacional, hacer de ellos agentes de verdadera independencia, críticos de esa dependencia, de esa esclavitud internacional.
Luego, otro principio de reforma ya anunciado el 68, es el cultivo de la ciencia y de la técnica en servicio del bien común y no sólo en beneficio de unos privilegiados. Una gran energía de la técnica se va en el servicio de unos pocos y no del bien común. Y muchas veces nuestros técnicos que han costado tanto al país, en vez de dedicarse al bien común de la Patria, van buscando sus ganancias personales y familiares y se van del país: fuga de cerebros, fuga de capacidades que empobrecen más nuestro pobre ambiente que necesita esos técnicos para que le den salida a tantos problemas de que estamos adoleciendo.
El fruto de una verdadera reforma educativa debía ser: maestros, escuelas, colegios que sean verdaderos analizadores críticos de la realidad nacional y sepan transmitir criterios sanos, eficaces a las nuevas generaciones. Quiera el Señor, pues, bendecir este esfuerzo del Ministerio de Educación y no dejarse manipular y enceguecer, sino, que al contrario, sea respuesta a una angustia y a una esperanza de estos grandes problemas de nuestro pueblo.
¿Y QUE PODEMOS HACER?
Ahí tienen, hermanos, de parte de la Iglesia señalando algunos respiraderos. Y lo digo así porque hace unos domingos un joven que escuchaba la homilía, me decía: «¿Y qué podemos hacer, pues?» ¡Que pregunta más interesante! La que oían los apóstoles cuando predicaban: «¿qué podemos hacer?». Y le dije: «La Iglesia no te pude dar una técnica, la Iglesia no posee un sistema, la Iglesia inspira cristianismo a los sistemas, a los hombres, para que Uds., que viven en el mundo agudicen su inventiva, busquen soluciones; y si ya tenemos estructuras como las que acabo de señalar: una Corte Suprema de Justicia, un Ministerio de Educación, ya son dos estructuras que si de veras se pusieran al servicio del pueblo y con sincero deseo de salir de este torbellino de violencia, yo creo, hermano, que mucho se haría, por lo menos, pequeños pasos pero definitivos en la salida de este atolladero de la Patria.
La Iglesia no es la responsable de esos campos, sólo que como predicadora del evangelio y de la moral de Cristo, señala los pecados donde quiera que se encuentren y llama a la conversión. Porque el día en que cada hombre y cada mujer que está trabajando o viviendo en las estructuras que ya tenemos, transforme su corazón en un corazón de cristiano, de veras que lo pondrá y será un agente muy eficaz en la construcción de una Patria mejor. Por eso, la Iglesia lo que hace es recurrir a sus fuerzas específicas. Y aquí viene una serie de noticias y de avisos para que todos colaboremos para hacer nuestra Iglesia.
HECHOS ECLESIALES
Aqui sí ya nos ponemos en un ambiente de hogar, de familia para que compartamos juntos estas esperanzas íntimas, intra-eclesiales. Mañana comienza el mes de la Virgen, mes de Mayo. Si es cierto que no vamos a fomentar el sentimentalismo, una devoción falsa a la Virgen, yo si quiero decirles, hermanos, que María es inspiración para todos los tiempos. Y el mes de mayo debía significar para todos -diría- no sólo a los católicos sino también para todos los salvadoreños que andan buscando una esperanza fuerte en esta hora. ¡Miren a María!, alma de oración, alma comprometida con su pueblo pero, sobre todo, comprometida con su Dios. «He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra». Una invitación, pues, para hacer del mes de Mayo un mes de oración, un mes de reflexión, un mes de inspiración en la Virgen María y verán cuanto bien nos hace ésto. «La piedad popular -dice el Papa Pablo VI- será para muchos hombres el único encuentro con Cristo y con Dios». Y ciertamente María es un camino seguro para encontrarse con Dios.
Mañana primero, como todos los primeros de mes y, sobre todo, mañana, día del trabajo y del día del inicio de Mayo, día de San José Obrero, yo quiero invitarles a un acto que yo tengo mucho gusto de celebrar todos los primeros de mes. Allá en la bonita capilla expiatoria del Hospital de la Divina Providencia, a las 5 de la tarde, celebramos una Hora Santa. Les invito para que hagamos este principio de Mayo y en esa Hora Santa una súplica a la Divina Providencia para que tenga misericordia de este país.
En este marco de piedad popular, un recuerdo y un aviso. El miércoles de esta semana, 3 de mayo, nuestro pueblo celebra la fiesta de la Santa Cruz. Es una fiesta típica, quien quiera saber una de las expresiones de las interpretaciones más bonitas, lea la famosa poesía de Alfredo Espino al 3 de Mayo, y verá en el costumbrismo de nuestra tierra esas flores de mayo, de las primeras lluvias de nuestro invierno y esas frutas que adornan las cruces de nuestros patios. Que invitación más bella para ver en la Cruz de Cristo aquello que saluda la liturgia: «Ave Crux, spes unica». -salve cruz, única esperanza-. Sintámosla asi, hermanos, más que una fiesta folklórica adornemos la cruz poniendo flores y frutas con una gran esperanza en el corazón.
Quiero anunciarles también que el próximo domingo, siete de mayo, un domingo antes de Pentecostés, la Iglesia nos invita a celebrar el día mundial de las Comunicaciones Sociales. Comunicaciones Sociales se llaman todos esos instrumentos que son la radio, la prensa, la televisión, el cine; que son maravillosos medios de comunicar los pensamientos y si no se usan para el bien, pues, son grandes instrumentos que se manipulan para crear una opinión común falsa. En ésto hemos lamentado muchas veces la falsía de nuestros medios de comunicación social. Y un llamamiento en este día, para que sepamos ser críticos en el uso del periódico, del cine, de la televisión, de la radio. Oigamos con crítica, busquemos la verdad. No todo lo que nos dicen es verdad. Sepamos colar tantas mentiras y sepamos sacar el poquito de verdad.
También es para que agradezcamos al Señor nuestros medios propios de comunicación. Gracias a Dios tenemos un periodiquito, «ORIENTACION», que cada día encuentra más ambiente; tenemos una radio a través de la cual llevamos el pensamiento de la Iglesia. No se olviden, hermanos, que es una radio manejada por hombres y que entre los hombres hay muchas imperfecciones. Sepamos distinguir también entre programas y programas. Cuando el Arzobispo habla, como en este momento, es una voz oficial de la Iglesia. Pero yo no soy responsable de muchos otros programas, yo no soy responsable de las canciones rancheras y de todos esos programas que allí se elaboran con un sentido de querer ser fiel, sí, al pensamiento de la Iglesia y no traicionar ese pensamiento. Y ésto ténganlo en cuenta, que todos los colaboradores de los medios de comunicación social de la Iglesia quieren tener una sintonía con el pensamiento de la Iglesia actual. Y por eso, antes de condenar nuestros medios eclesiásticos, sepan discernirlos y sepan más bien preguntarse ¿si no será que el gusto de los que usan estos medios católicos está un poco entregado, manipulado, y sólo quisiera un servicio en el mismo orden de mantener una situación pecaminosa y por eso duele muchas veces al oído, un reclamo contra la injusticia, contra el desorden?.
En este mismo orden de la Iglesia, se acerca el día de Pentecostés. Y estamos preparando la confirmación de jóvenes que ya se anuncia como un éxito de la pastoral del Sacramento de la Confirmación. Ese mismo día de Pentecostés, celebra nuestra Patria el día del Seminario. Les voy a pedir para entonces mucha oración. El mismo acto juvenil de la Confirmación será un mensaje de vocaciones de seminario. Y no se olviden también que es necesario, tanto para los medios de comunicación social como para el sostenimiento de nuestro Seminario, la ayuda monetaria, material, económica del pueblo de Dios.
Quiero anunciar también, ya, que el próximo 3 de mayo va a comenzar en la parroquia de Miramonte el novenario para concluir con el aniversario de la muerte del Padre Alfonso Navarro, 11 de mayo, que lo celebraremos con todos los queridos sacerdotes y con todas las comunidades de la Arquidiócesis.
Quiero agradecer y saludar a la Comunidad de San Ma
cos, donde el P. Mario Sanconetto y su feligresía, celebraron al patrón San Marcos y me llenan el corazón de alegría al ver una comunidad viva y palpitante.
También, hermanos, quiero recomendarles el lunes a la una de la tarde, en nuestra emisora católica, el comentario que el P. Luis Burguet hace de esta homilía y a la cual él, con un criterio muy sano, muy científico, sabe aportar otros valores que a mí naturalmente se me pueden escapar.
Finalmente, quiero unirme en oración con las familias dolientes de la Niña Mirtala Rivas Laguardia y Don Hipólito Morales, y también pedir una oración por María Isabel Campos y por todas las necesidades de las familias y personas que tiene la bondad de estar en esta hora, en comunión con la Iglesia del Arzobispado.
EL MUNDO DEL TRABAJO
Por eso, hermanos, ahora yo quiero hacer de las lecturas que se acaban de escuchar, un mensaje al trabajador. Quiero anticipar en mi homilía de hoy una palabra iluminada por la Palabra de Dios al mundo del trabajo. Y cuando digo trabajador, mundo del trabajo, estoy pensando no sólo en los obreros, no sólo en los campesinos, pienso también en las partes patronales, pienso también en el capital, en el gobierno, en los hombres de la política, en el comercio, en los que han sido víctimas de incendios, en todos los que luchan y trabajan. Todo es trabajo, También al contemplativo que en su monasterio reza, se mortifica, ayuna y se hace santo, víctima por el mundo. Todos trabajamos, solamente deja de trabajar el vicioso, el haragán, el que no es constructor de la historia. Esos son los verdaderos marginados.
Para todo mundo que se preocupa poniendo al servicio del bien común: trabajo, capital, política, esfuerzos, somos trabajadores todos. No nos dividamos. Tratemos de buscar bajo ese título: EL TRABAJO, nuestra propia vocación. Vivir el encanto de mi vocación sacerdotal. Vivir tú el encanto de tu profesión de abogado, de médico, de ingeniero. Tú obrero, sentir todo el orgullo de tu serrucho, de tu cuchara de albañil. Sentir, tú campesino, también el orgullo de tu machete, de tu arado, de tus bueyes. Y tú, señora del mercado, también la alegría de ganarte la vida bajo la inclemencia de sol. Allí, luchando, cada uno es un trabajador. ¡Qué hermoso sería ver que el hombre es imagen de Dios! del Dios, que como dijo Cristo: «Mi Padre trabaja».
Dios construyó el mundo y no lo ha dejado perfecto porque lo confió a sus imágenes. Intencionalmente dejó sin concluir el mundo para que los hombres lo perfeccionen. Cuando hoy los hombres en la técnica encuentran el secreto del átomo, la energía del sol, los secretos de la tierra y del mar, no están creando nada nuevo. La creación ya la hizo el gran trabajador: Dios; pero ha dejado a sus hijos, sus imágenes, que vayan encontrando en el átomo, en la tierra, en el mar, en los espacios, en los viajes interplanetarios, con su trabajo humano. El trabajador-hombre imita al trabajador-Dios y está perfeccionando la creación y está transformando el mundo.
Cristo, por eso, es la revelación de Dios-trabajador y la revelación del hombre-trabajador. Fijémonos en Cristo porque así como dice la primera lectura de hoy: «Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo». Esto es lo que ha venido predicando la Iglesia, porque en Cristo está la gran revelación de Dios y del hombre, precisamente, en ese encuentro que los hombres por no interpretarlo bien, han hecho la lucha de clases, las diferencias sociales. Pero que si la interpretáramos como Cristo que empalma el trabajo infinito de Dios y el trabajo finito del hombre, haríamos la sociedad de la paz, de la justicia, del progreso: Predicar a Cristo.
CRISTO VIVE, CRISTO HA RESUCITADO, LO VERAN Y VIVIRAN
Este es el pensamiento central de mi homilía, Cristo vive, Cristo ha resucitado: Lo verán y vivirán.
1º CRISTO VIVE Y ES DIOS
a) MURIO EN LA CARNE, PERO VIVE EN EL ESPIRITU
«Cristo vive y es Dios -nos ha dicho la segunda lectura de la carta de San Pedro-. Murió en la carne, pero volvió a la vida en el espíritu». Murió en la carne. Toda carne muere. Toda carne envejece. La carne es la que crea las diferencias entre los hombres, entre viejos y jóvenes, entre ricos y pobres. La carne. Pero esta carne muere. Todas las cosas materiales mueren. Tienen su valor temporal relativo. Pero resucitó en el Espíritu. Esta es la vida que vale la cuenta tener. Tener a la vista para saber trabajar no por una carne que perece, no por unos bienes que se queden con la muerte, sino teniendo a la vista al gran trabajador que murió como todos los trabajadores, pero que vive ahora en el Espíritu.
b) EL ESPIRITU VIVE Y ESTA EN VOSOTROS
«El Espíritu vive en vosotros -les dice Cristo a los apóstoles- y está con vosotros». Si Cristo sigue viviendo hoy, hermanos, es gracias a ese Espíritu que él nos dió, pero ese Cristo hombre trabajador, ¿se acuerdan cuando lo confundían con los carpinteros de Nazaret? «¿Cómo está predicando éste si conocemos que es el hijo del carpintero?». Esta es la mirada despectiva de los hombres cuando miran en el obrero nada más que al hijo de otro obrero. Pero cuando la fe descubre que ese obrerito de Nazaret lleva encarnada la vida de Dios, entonces, hermanos, comprendemos una hermosa página del Concilio Vaticano II: «En el obrero Cristo Jesús está encarnado Dios y en él todos los miembros humanos se han elevado a una dignidad altísima, divina». De tal manera que todo hombre puede decir al mirar sus manos, hubo unas manos que fueron manos de Dios, y mis manos de obrero pueden ser también manos de Dios si me identifico con ese Cristo que es Dios-obrero encarnado en un Dios que se encarna en un obrero.
Todas las profesiones -y vuelvo a recordar a aquí que el día del trabajo es el día de todos los hombres- sintiéramos que aquello en que nos ocupamos para servir a nuestros prójimos y para ganarnos la vida son los medios humanos, que como Cristo los podemos poner al servicio de Dios, culto de Dios -como decíamos el domingo pasado cuando hablamos del sentido sacerdotal del hombre bautizado-. Mis miembros humanos bautizados, se han hecho miembros de Cristo y como miembros de Cristo tienen una perspectiva divina. Y el sudor del obrero, la preocupación del profesional, el trabajo sincero del político que busca el bien común, se identifican con el pensamiento, con la mano, con el sudor, con los pasos de Cristo Dios hecho hombre.
c) GLORIFICAD EN VUESTROS CORAZONES A CRISTO, A LOS HOMBRES
Por eso, hermanos, yo quisiera que releyéramos en la segunda lectura todo lo que significa esta inspiración de Cristo para nosotros. «¡Glorificad -dice San Pedro hoy- a todos los obreros y a todos los hombres. Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pidiere. Pero con mansedumbre, y respeto, y en buena conciencia; para que en aquello mismo en que sois calumniados, queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo. Que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que parecer haciendo el mal».
Hay dos mundos, hermanos, que lo componemos los hombres. El mundo sincero de quienes tratamos de seguir a Cristo e inspirar en él nuestra acción; y el mundo que vive de espaldas a Cristo, aquel que en el evangelio de hoy dice Cristo: «No ha conocido el Espíritu y por eso no os conocen tampoco a vosotros». El mundo de los que sufren por hacer el bien y el mundo de los que sufren por hacer el mal. El mundo de los que son torturados e injustamente calumniados y perseguidos, y el mundo de los que persiguen tal vez pensando hacer un bien atormentado y acribillando a los demás. Pero vale la pena, dice Cristo, poner la esperanza en el corazón y dar razón de esa esperanza.
Yo creo que nuestra Iglesia en San Salvador está dando razón de su esperanza, porque no pone su esperanza en el poder ni el dinero, sino que la pone en la fuente de su esperanza que es Cristo crucificado. Es la esperanza su fidelidad al evangelio. Su esperanza está en ser fiel a Dios. Por eso le digo a mis queridos sacerdotes, a las comunidades religiosas, a los colegios católicos, a las parroquias, a las comunidades de base: no se dejen seducir ni por los halagos del poder y del dinero ni por el seguimiento de falsas ideologías, que tampoco allí está la esperanza verdadera. La esperanza verdadera no está en una revolución de violencia y de sangre ni la esperanza está en el dinero y en el poder, ni en la izquierda ni en derecha. La esperanza de la cual tenemos que dar razón y por la cual hablamos con valor es porque está en Cristo, que aún después de la muerte, aunque sea muerte de asesinato, él es el que reina y todos los que con él hayan predicado su justicia, su amor, su esperanza, su paz.
Esto es, hermanos, el Cristo-trabajador, el Cristo que en miembros de un obrero encarna la dignidad infinita de un Dios. Dichosos trabajadores en el día del trabajo si hacen consistir el reclamo, las reivindicaciones sociales que Uds., tiene derecho, no apoyándose en ideologías de la tierra, no dejándose seducir solamente por el poder de la fuerza bruta, no confrontando con otra fuerza bruta, sino con la razón, con la fe, con la esperanza, con el derecho que se apoya en el Dios, fuente de todo derecho.
2. ¿CUAL ES EL DINAMISMO DE CRISTO?
Por eso, mi segundo pensamiento es éste: ¿cuál es el dinamismo de Cristo?
a) YO ESTOY CON MI PADRE, VOSOTROS CONMIGO Y YO CON VOSOTROS
Si Cristo es el modelo y la fuente de todo trabajador. ¿dónde está su dinamismo? Precisamente este domingo nos prepara para recibir al Espíritu Santo dentro de quince días, y ahí oímos que Cristo dice: «pediré al Padre que os envíe el Espíritu» Y lo llama «otro consolador», lo llama «espíritu de la verdad», lo llama, también, «consumación de la unidad». Hermanos, este lenguaje que parece como ininteligible en el evangelio de hoy, sin embargo es el mensaje cumbre de este domingo cuando Cristo dice: «No os dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros». Voy a repetir esta frase que parece un enigma y, sin embargo, es la revelación más sublime de nuestro cristianismo: «Yo, Cristo, estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros». ¡Miren qué cadena más bella! El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama el que me ama; lo amará mi Padre y yo también lo amaré y me revelaré a él».
¿Qué quiere decir ésto, hermanos? Es la revelación más sublime. ¡Tu vida, trabajador!, ¡Tu vida, pobrecito que vives en una casa de cartón o rico que vives en un palacio!; Tu vida no tiene sentido si no es entrando en esta corriente, identificándose con Cristo, porque unido con Cristo tú estás con Dios y Dios está contigo. Esta es la dinámica de Cristo, esta es la energía divina del Espíritu.
b) EL DINAMISMO DE LA IGLESIA NO ESTA EN LOS HOMBRES
Por eso, la Iglesia después de veinte siglos, con tantas persecuciones, con verdadera furia de acabar con ella; que tiempos hubiera acabado! En El Salvador ya estuviera terminada. Pero la fuerza, el dinamismo de esta Iglesia no está en los hombres que podemos ser muy frágiles y muy pecadores. No me asusta cuando me critican de pecados porque los tengo. Y ¿quién no los tiene? Y aquellos que miran la pajita en el ojo ajeno se han olvidado que llevan una viga en el suyo; y que primero debían de quitarse la viga de sus propios ojos, el estiércol de su propia mirada, para no mirar con miradas de estiércol a los demás. Es necesario que tengamos esta perspectiva; la Iglesia por sí, humana, no consistiera, no viviera; sin embargo, la Iglesia persistirá porque es compuesta por hombres que ponen su confianza frágil en Cristo, y Cristo está en Dios, y Dios está en Cristo y en nosotros. Es una corriente que va de la tierra hasta el cielo por medio de Cristo; y por medio de Cristo baja del cielo a la tierra trayéndonos el Espíritu de Dios, Espíritu de verdad, Espíritu de fortaleza.
c) EL SECRETO DE LA VERDADERA DINAMICA: EL AMOR
Queridos hermanos, en las vísperas de Pentecostés, en este día del trabajo, yo les invito a que hagamos de nuestro trabajo, cualquiera que sea, no un motivo de divisiones, de contiendas, de rivalidades. Todos los trabajos son honrados, todas las situaciones sociales son buenas cuando se dejan arrastrar por esta corriente que nos eleva por Cristo hasta Dios, y de Dios baja llena de amor a los hombres. Por eso, Cristo pone como señal de pertenecer a esta corriente, de permanecer a esta vida de Dios, una condición indispensable: «si me amáis, guardaréis mis mandamientos». Y al final del evangelio dice: «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama». Aquí está el secreto de la verdadera dinámica. Aquí está la verdadera fuerza del cristianismo: EL AMOR.
Por eso no me cansaré, hermanos, aún cuando las fuerzas revolucionarias que solamente lo esperan todo de metralletas y de cosas que no pueden sembrar paz, sino odio y rencor; que quieren criticar a la Iglesia porque sólo predica el amor; o de aquellos lenguajes que no quieren entender el amor que la Iglesia predica porque es una amor dinámico, no es un amor de muerte, no es un amor de conformismo; es amor que lucha. Y en el primero de mayo yo les quiero decir a los obrero: que está bien la lucha de sus reivindicaciones, pero no las hagan consistir sólo en las débiles fuerzas de sus brazos y de sus organizaciones. Quiero leerles este pensamiento del Papa Pablo VI cuando en «la Evangelización del mundo actual» dice esto: «La Iglesia se esfuerza por insertar siempre la lucha cristiana por la liberación en el designio de salvación que Ella anuncia». Quiere decir, que todas esas luchas de liberación en las cuales están empeñados los obreros, las organizaciones, cualquier gente que se agrupa para defender un derecho humano, una liberación, la Iglesia «no la mira con indiferencia» -fíjense bien- «no la mira con indiferencia». Pero no quiere decir que se identifique con ella. Lo que la Iglesia hace es asumir el esfuerzo liberador de los hombres e insertarlo en la salvación que Ella predica. Porque Ella sabe que toda salvación, que toda liberación, que toda reivindicación que obreros, campesinos, gente, que quiera trabajar, no tiene eficacia, no tendrá éxito si no se incorpora a la gran salvación que la Iglesia predica. La Iglesia es la liberadora por excelencia, porque Ella predica la obra de Cristo.
3º LA SALVACION DE CRISTO
Y este es el tercer pensamiento y último de esta homilía: La salvación de Cristo. El gran trabajador, Cristo, ha hecho una obra; obra que durará por los siglos, en la cual durarán también las obras de todos los trabajadores si se incorporan a esa obra salvadora del Señor. Ahí no hay trabajo pequeño. Todo bautizado, por más humilde que sea, el campesino que se gana la vida con su machete sacando tarea, es tan grande como el médico con su bisturí en una sala de operaciones, como el político, si saben hacer de su trabajo un servicio a la salvación integral de la humanidad. Eso es lo que la Iglesia predica. Por eso la Iglesia no se puede parcializar con ninguna fuerza liberadora de la tierra. La Iglesia no puede ser Bloque Popular Revolucionario, la Iglesia no puede ser FAPU, la Iglesia no puede ser Partido Demócrata Cristiano ni tampoco P.C.N., ni ORDEN. La Iglesia no puede ser nada de eso. Pero la Iglesia le dice a unos y a otros: «ánimo en los esfuerzos de verdadera liberación; así como también le dice: «eso es pecado», cuando abusan de su poder o cuando quieren llevar la política por caminos torcidos o hacer de sus capitales fuerzas de explotación del hombre por el hombre. La Iglesia es libre para poder predicar a un partido y a otro, a un grupo u a otro, a una clase o a otra; la Iglesia, sin p