Dios viene a salvar en la historia y con la colaboración de los hombres
HOMILIAS 1979 Homilía del Segundo Domingo de Adviento
9 de diciembre de 1979
Lecturas:
Baruc: 1-9
Filipenses: 1, 4-6. 8-11
Lucas: 3, 1-6
Queridos hermanos:
Introducción:
Sentido del Adviento: -Inicio del Año Litúrgico
¡Qué consuelo dá saber que Dios va con nosotros en la historia! Esto es, precisamente, el sentido de este tiempo de Adviento. Al mismo tiempo que se inicia el Año Litúrgico celebramos ese gran acontecimiento: “del Dios con nosotros” como lo anuncio el Profeta Isaías cuando dijo que: una virgen concebiría y daría a luz a un niño que se llamaría así “Emmanuel, Dios con nosotros”.
-Historia de la salvación en la historia de los pueblos…
Celebramos con este título el Adviento, el advenimiento de Dios a nuestra historia. Dios ha querido tejer la historia de la salvación de los hombres en nuestra propia historia humana. De modo que nuestra historia humana será salvación para los hombres si refleja los proyectos de la historia de la salvación de Dios, y los hombres en la historia del pueblo tienen que saber que la historia no termina con el tiempo, sino que está ya incrustada en la eternidad de Dios y que Dios es, por tanto, el dueño de la historia.
-La Iglesia mantiene el designio de Dios
El tremendo papel de la Iglesia es mantener en la historia de los hombres el proyecto de la historia de Dios. Reflejar esa historia de Dios en los acontecimientos concretos del pueblo para poder aprobar todo aquello que refleje ese proyecto de la salvación de Dios en la historia; y con la santa libertad de Dios, también, rechazar en la historia de los hombres todo aquello que no corresponde al proyecto, al designio de Dios que quiere salvar a la humanidad.
Por eso la Iglesia tiene que mantenerse sin identificación con los proyectos históricos de los hombres, aunque tiene que iluminarlos todos. Pero la liberación que la Iglesia predica tiene que ser desde la perspectiva de la liberación de Dios Nuestro Señor.
Por eso explicaba el Papa Pablo VI -y yo quisiera que todas las comunidades cristianas que nos encontramos esta mañana en la reflexión de este Adviento tuviéramos en cuenta esta orientación necesaria hoy más que nunca.- “Muchos cristianos generosos, sensibles a las cuestiones dramáticas que lleva consigo el problema de la liberación, al querer comprometer a la Iglesia en el esfuerzo de liberación, han sentido con frecuencia la tentación de reducir su misión a las dimensiones de un proyecto puramente temporal, de reducir sus objetivos a una perspectiva antropocéntrica -es decir, que tiene al hombre como centro de la historia- la salvación, de la cual la Iglesia es mensajera y sacramento, a un bienestar material. La actividad de la Iglesia, olvidando toda preocupación espiritual y religiosa, la quisieran reducir a iniciativa de orden político o social. Si ésto fuera así, la Iglesia perdería su significación más profunda, su mensaje de liberación no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado por los diversos sistemas ideológicos y los partidos políticos. No tendría autoridad para anunciar de parte de Dios, la liberación. Por eso quisimos subrayar en la misma alocución del Sínodo la necesidad de reafirmar claramente la finalidad específicamente religiosa de la evangelización. La evangelización perdería su razón de ser si se desviara del eje religioso que la dirige ante todo: el Reino de Dios en su sentido plenamente teológico”.
– Se explicita el proyecto de Dios
El adviento, entonces, viene a recordarnos -con la riqueza de sus lecturas que se van haciendo estos domingos- cuál es el proyecto de Dios, cuál es su historia de salvación a la cual tenemos que orientar las fuerzas reivindicadoras, las liberaciones, los esfuerzos humanos de las historias del tiempo de los hombres. Por eso, todos estos cuatro domingos nos van a explicitar el proyecto de Dios.
* Síntesis de la historia de salvación
El domingo pasado -que no tuve la dicha de compartir en esta catedral con Uds. Pero cuya representación llevada por el P. Fabián Amaya ha sido auténticamente la voz de la liturgia y de la Palabra de Dios- nos presentaba la síntesis de la historia de la salvación desde el principio hasta el fin. Al principio, una iniciativa de Dios y una promesa de arrancar de un vástago de David, un hijo en el cual se iba a encarnar el Hijo de Dios. Y el Hijo de David aparecería como el redentor de los hombres.
Ese es el inicio de la historia de la salvación: la promesa y la iniciativa de Dios que en la historia se vale de un hijo de un rey para hacerlo redentor de los hombres. El fin de esta historia nos los presentaba el evangelio el domingo pasado cuando Cristo; frente al templo de Jerusalén, cuenta el fin de ese tiempo y el fin de la historia. Entonces dice: “Verán al Hijo del Hombre que viene con gran poder y majestad”. Y la segunda lectura nos presentaba como a ese Hijo de Dios, que viene ya en su fase definitiva de la redención de los hombres, saldrá al encuentro una humanidad santa redimida. Somos nosotros, y tenemos la dicha de haber vivido y desarrollado en nosotros la historia de la salvación.
“Juan Bautista: signo de los hombres que Dios necesita…
El segundo y el tercer domingo de Adviento -o sea, este de hoy y el que viene nos van a presentar, en el símbolo de Juan El Precursor, como Dios se vale de los hombres para que colaboren en la historia de la salvación. Este domingo y el otro domingo serán las condiciones que Dios pide a los hombres para incorporarlos en la historia de la salvación.
* Preparativos inmediatos para el nacimiento de Dios en la Historia.
Y el cuarto domingo, ya en las vísperas de la Navidad, nos presentara los preparativos inmediatos en que María tiene un papel tan preponderante para que ese Rey de la gloria, Señor de la eternidad, se venga a hacer, también, Señor de la historia; nazca en Belén para nuestra historia. Toda la Navidad será celebrar la venida de Dios a hacerse caminante con los hombres en la historia de todos los pueblos. De ahí la importancia de esta temporada, sobre todo, para quienes sentimos el anhelo profundo de la liberación de nuestro pueblo, pero no confundiendo con proyectos de la tierra el gran proyecto de Dios, sino iluminar con ese proyecto de Dios los proyectos redentores de los hombres.
Yo quisiera, queridos hermanos -los que están aquí en la catedral y los que a través de la radio vamos a reflexionar en esta presencia de Dios que quiere valerse de los hombres para salvar al mundo-, que si de veras queremos ser la comunidad cristiana que Cristo quiere organizar en torno de él con su fe, con su amor, con su esperanza, para ser luz del mundo y salvación de los pueblos, nos fijemos bien en las reflexiones que la Palabra de Dios nos sugiere, para que hagamos verdaderamente de nuestras comunidades parroquiales, de nuestras comunidades eclesiales de base, de nuestras reflexiones bíblicas en familia, de nuestro vivir cristiano, verdaderamente la comunidad de Cristo de la cual nos va a hablar hoy San Pablo en la epístola.
DIOS VIENE A SALVAR EN LA HISTORIA Y CON LA COLABORACION DE LOS HOMBRES.
1º Dios viene a salvar en la historia de los hombres.
2º El Precursor, símbolo de la colaboración humana en la historia de la salvación
3º Nuestra Iglesia y nuestra historia.
1º DIOS VIENE A SALVAR EN LA HISTORIA
Yo encuentro en las lecturas de hoy dos descripciones sumamente expresiva.
a-) El marco histórico-político en que se introduce el ministerio de Juan.
Acaban de escuchar en el evangelio de hoy un marco histórico político: “En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato Gobernador de Judea… Y después describe la situación política de Palestina sometida al Imperio Romano y gobernada por cuatro Tetrarcas -Tetrarquía quiere decir la distribución entre cuatro-. Cuatro reyes gobernaban bajo el Imperio de Roma la tierra en que vivió Jesús.
Y en ese marco histórico político, también una historia eclesiástica: “… bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás…” Aquí está el marco, la historia en que precisamente comienza San Lucas a describirnos la Palabra de Dios. En ese marco:”… vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. No podía ponerse un prólogo más solemne y más encarnado en la historia del momento precioso en que Dios viene a hacerse un caminante de nuestra historia. Así es siempre: Dios irá trabajando su salvación contando con los emperadores, con los reyes, con los gobernantes, con los sacerdotes del tiempo; son los hombres que van enmarcando en historia de la tierra, el momento de Dios.
-La historia que tejen las intrigas sirve a Dios para tejer su salvación.
En estos cuatro reyes de la Palestina, entre esas intrigas de los palacios, entre aquellas superficialidades de una religión que se ha hecho tan legalista que ya tiene que preguntar cuál es el primer mandamiento para honrar a los hombres víctimas de esas intrigas, de esas subordinaciones, de unos imperios sobre otros pueblos.
Los momentos cambiarán pero el proyecto de Dios será siempre el mismo: salvar a los hombres en la historia. Por eso, la Iglesia encargada de llevar ese proyecto de Dios, no puede identificarse con ningún proyecto histórico. La Iglesia no pudo hacerse aliada del Imperio Romano, ni de Herodes, ni de ningún rey de la tierra, ni de ningún sistema político, ni de ninguna estrategia política humana; los iluminará todos, pero ella se conservará siempre auténticamente la que va anunciando la historia de la salvación: el proyecto de Dios.
b-) Una ciudad de la geografía humana, se hace signo de la capital del Reino de Dios.
Es otro rasgo precioso que confirma mi pensamiento: Dios salva en la historia, es la primera lectura de hoy. Baruc, un profeta que recoge los sentimientos religiosos que han dejado como herencia los profetas, recoge aquel momento en que después del cautiverio de Babilonia cuando otro imperio, el de Persia, se ha llevado prisioneros a los hijos de Israel que lloran su cautiverio; los profetas anunciaban el retorno del destierro a Jerusalén.
* Las vicisitudes de un pueblo que vuelve de su destierro, signo de la redención de Dios.
Aqui aparece otra vez la historia de un pueblo humillado en el destierro, pero animado por la historia de la salvación. Precisamente ese destierro va a ser el signo de la necesidad de los hombres para ser salvos; por su fuerza no pueden, vendrá Dios. Este era el anuncio de los profetas. En este tiempo de Adviento cuando se anuncia la salvación en Cristo, se recuerdan estos episodios para ver como Dios va salvando a los hombres en la historia.
-Jerusalén desde que David la hizo sede de su reino, tiene una proyección mesiánica.
Y la bella comparación de la capital de Israel: saqueada, destruida, deshecha, hace soñar con una nueva Jerusalén. Los profetas hablan de la nueva Jerusalén, la que van a encontrar los desterrados cuando vengan. Y en el camino del retorno por el desierto se irá anunciando con una voz -aquella voz de los heraldos que anunciaban el paso del rey-: “Preparad los caminos porque Dios viene conduciendo al pueblo. Enderezad las sendas tortuosas -y como una obra de arquitectura, de ingeniería, haciendo una hermosa carretera, una avenida, describe preciosamente ese retorno en la historia-, Dios ha mandado a bajarse a todos los montes elevados, a todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios…
Jerusalén, ciudad de esta tierra, la ocupa la Sagrada Revelación de Dios para describirnos las maravillas de su reino y de su redención.
Su nombre será: “Paz en la justicia, Gloria en la piedad”.
Hace una invitación a la Capital del reino de Dios simbolizado en Jerusalén: “Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente, a la voz del Espíritu, gozosos, porque Dios se acuerda de tí. A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real”.
¿Ven cómo los acontecimientos de los pueblos los aprovecha la historia de la salvación para sembrar en los hombres la esperanza, el arrepentimiento, el retorno a Dios, la alegría de sentirse acompañados por Dios en la historia? Esta es la enseñanza de este primer pensamiento, queridos hermanos, en este tiempo de adviento. Una gran esperanza de que Dios va con nuestra historia. Dios no nos ha abandonado, Dios va sacando partido hasta de las injusticias de los hombres esperando el retorno para que también la salvación, aquí en El Salvador, puede llamarse con el dulcísimo nombre que la llama la Palabra de Dios hoy: “Paz en la justicia, Gloria en la piedad”. Hagamos lo posible, pues, para que nuestra historia salvadoreña sea de verdad una historia de salvación.
2º EL PRECURSOR, SIMBOLO DE LA COLABORACION HUMANA EN LA HISTORIA DE LA SALVACION.
a-) La persona
En este tiempo de Adviento y, principalmente, en este domingo y en el que viene, cuando la Iglesia nos quiere presentar la figura providencial, maravillosa, de Juan Bautista.
-Anunciado por los profetas
Había sido anunciado por los profetas un heraldo, un ángel que iría anunciando delante de la venida de Cristo, que ya se acercaban los tiempos. Algunos lo confundieron con Elías que había sido arrebatado a los cielos y se creía que iba a venir a anunciar la venida de Dios al mundo.
Pero Cristo interpreta esa tradición y dice: “Elías ya vino” y se refiere a Juan Bautista.
Las lecturas de hoy interpretan ese personaje misterioso de la tradición judía encarnado en Juan el Bautista. Juan es la figura central del Adviento porque él es el ángel, el Precursor, el que va anunciando que Jesús ha venido ya.
b-) La misión
El evangelio de hoy de San Lucas -que será el evangelio de todo el año identifica aquella voz que anunció Isaías: “Recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad su senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torció se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.
-Conversión… bautismo
Era la voz de la esperanza pero poniendo condiciones para ese encuentro con Dios, de las cuales vamos hablar más explícitamente el próximo domingo pero ya hoy se insinúan en la predicación y en el bautismo de Juan: “Conviértanse, bautícense”. El bautismo era un rito de penitencia. Todo hombre que reconocía sus pecados iba a purificarse, a manifestar de alguna manera su deseo de limpieza espiritual: no más manchas, no más inmundicias morales en el corazón; y así se convertían. Y sólo los que se convierten, verán; el Señor retorna a su pueblo.
c-) La comunidad cristiana, contiene la obra del Precursor…
De allí que ahora nos interesa que la misión de Juan Bautista se haga presente aquí en El Salvador. Y se hace presente, porque lo hermoso de la liturgia de esta mañana es que nosotros, la comunidad cristiana, somos esa misión profética de Dios anunciando la salvación del Pueblo.
*… pueblo y Pueblo de Dios
Yo quiero insistir, queridos hermanos, en una distinción que debe de estar en nuestro tiempo muy bien clarificada: No es lo mismo decir el pueblo, que decir el Pueblo de Dios. ¿Qué diferencia hay? El pueblo es todo lo que habita la Patria. Todo ese es el pueblo salvadoreño, incluyendo los que no creen, los indiferentes. Todos aquellos, crean o no crean, son el pueblo. Pero cuando decimos el Pueblo de Dios, queremos decir la comunidad cristiana; entre los salvadoreños, aquellos que han recibido el mensaje de Cris
o, que se han convertido, y para manifestar esa conversión se han bautizado y están preparando -como decía Juan Bautista- “un pueblo perfecto para la venida del Señor”. De allí que el pueblo de Dios es una selección.
No lo decimos con orgullo, ni soberbia porque, talvez, nosotros no somos el Pueblo de Dios cuando no estamos convertidos de verdad. Pueblo de Dios también es, aún fuera de las fronteras de la Iglesia, todos aquellos que no han conocido a Cristo pero han puesto en Dios su esperanza y su confianza. Por eso podemos decir: “no están todos los que son, ni son todos los que están”.
-Colaboradores en la obra del Evangelio…
De allí la necesidad de que nosotros, en esta mañana, si de veras sentimos que Dios quiere hacer la historia de la salvación con los hombres y mujeres que crean en él y que formen con él la comunidad de amor -como la llama San Pablo hoy-; tenemos que buscar en nosotros la identificación del Precursor, de Juan Bautista, y que San Pablo, en su epístola de esta mañana a los Filipenses, les dice: “Uds. han sido colaboradores míos en la obra del evangelio, desde el primer día hasta hoy. “Estos son la comunidad que salva al pueblo: los que han colaborado en la evangelización.
-Que vuestra comunidad de amor crezca…
“Testigo me es Dios… Y esta es mi oración -dice San Pablo-: que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. “Me alegro mucho de poder decir esta distinción para poder reclamar a todos aquellos que quieren sentir el inmenso honor de llamarse Iglesia, comunidad cristiana, que no basta el título ni la apariencia de reunirse en torno de la Biblia. Que lo que Dios nos pide es algo más profundo: es sentimientos de precursor, conversión de Juan Bautista, identidad de un hombre que en medio de imperios y de reinos, y de sistemas políticos, se mantiene auténticamente el misionero de Cristo.
¡Y vaya si en los tiempos de Juan Bautista no había una gran maraña política! Había grupos políticos como los hay hoy. Había quienes estaban a favor del imperio, quienes estaban contra el imperio; y en la facción de la oposición del imperio había diversos partidos, lo que llamaríamos hoy también, organizaciones políticas populares. Había también brazos armados de esas organizaciones. La historia del tiempo de Jesús es maravillosamente igual a nuestro tiempo. Y Juan Bautista no se hace facción, sino que se hace heraldo del Rey.
A todos -como lo vamos a ver el próximo domingo dirá una palabra de salvación. No hay exclusivismos en su corazón, a todos los llama el Señor para formar su pueblo. Pero, sí, también, es valiente para rechazar aunque se llame rey a aquel que está cometiendo pecado. Y, precisamente, por llamarle la atención a Herodes paga con su cabeza la valentía de reclamar el pecado al mismo rey, pero Juan no se identificó con ninguna facción.
-Como Juan Bautista en su marco histórico-político la comunidad cristiana ilumina con su amor a los pueblos y comunica la salvación, la conversión, el bautismo… sin identificarse sino salvando… trascendiendo desde adentro…
La comunidad cristiana tiene que ser la que crezca en el amor, en la fe, en la palabra de Dios. El Pueblo de Dios tiene que ser en sus comunidades la expresión de este amor que salva. La comunidad está salvando hoy a la Patria en la medida en que es verdadera comunidad cristiana.
Queridos hermanos, queridos sacerdotes, queridos agentes de pastoral, queridas religiosas que trabajan en la pastoral, queridos catequistas, celebradores de la Palabra, ¡cuánta gente trabajando en la Pastoral! ¡Bendito sea Dios! Pero tengamos en cuenta de hacer de verdad la Iglesia; que sea Precursor del Señor, sea de verdad. Que nuestro trabajo de Iglesia se identifica tan íntimamente con Cristo que su amor es el amor de la comunidad, que su iluminación es la iluminación de la comunidad, que pensamos como Cristo piensa y buscamos la liberación de nuestro pueblo desde esa perspectiva: de la historia de la salvación que debe de iluminar todas las salvaciones en la historia.
No hay más que una historia de la salvación y desde ella iluminaremos las salvaciones, las liberaciones, las reivindicaciones de todos los hombres; que serán auténticas en la medida en que se identifiquen o que aspiren, que se orienten a la salvación en Cristo. Y serán espúreas, serán falsas, en la medida que se alejan de los sentimientos de Cristo. Y se alejan de Cristo por el odio, por la venganza, por las parcializaciones, por los radicalismos. No pueden ser salvaciones de Cristo más que aquellas que buscan en la fuerza del Señor la salvación, el bien común del pueblo, y no el bien de una facción popular nada más.
Como Juan Bautista, en el marco político histórico la Iglesia tiene que ser el clamor del Señor, la voz que clama siempre en el desierto: “Preparad los caminos del Señor!” Un llamamiento a todos los corazones para que de veras busquen el encuentro que nos hará felices ya en esta tierra.
Porque quiero también subrayar esto, queridos hermanos: en la medida en que nosotros buscamos esta historia de salvación, estamos siendo también encarnados en la historia de nuestro pueblo.
Se quiere pensar muchas veces que ya ese sentido religioso de la comunidad cristiana nos aleja, nos aliena -como se dice hoy- de las realidades de la tierra. Pero estamos, cabalmente, enseñando esta mañana que Dios quiere salvar en la historia y que cuanto más historia de El Salvador sea la nuestra, más estará Cristo en nuestras propias entrañas. No necesitamos, pues, importar a El Salvador, imperialismos de ninguna clase. Aquí está en nuestro pueblo la salvación de Dios, aquí esta Cristo, es salvadoreño, es historia de nuestro pueblo. Y los que comprendan mejor esta historia comprenderán mejor como quiere Dios liberar y salvar a este pueblo de El Salvador. No tenemos que aprender de otras partes lo que ya tenemos aquí por nuestra fe en nuestro propio pueblo.
3º NUESTRA IGLESIA Y NUESTRA HISTORIA
Uds. mismos, analizando esta Palabra de Dios tan providencial que se nos ha dado hoy, vean que cosas hay en nuestra Iglesia y en nuestra historia que van reflejando en El Salvador la historia de la salvación de Dios. Y, al revés, que cosas pueden haber en nuestra historia salvadoreña y aún dentro de nuestra Iglesia salvadoreña, que no reflejen ese Reino de Dios y que, por tanto, tenemos que arrancarlo como pecado. Porque pecado es todo aquello que se opone al designio salvador de Dios en la historia.
COMO HA SIDO NUESTRA SEMANA ECLESIAL EN NUESTRA ARQUIDIOCESIS
Celebramos ayer la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Varias comunidades y todo el pueblo de Dios, en general, celebra en ese misterio de la Virgen María la aurora de la liberación del pueblo. María sin pecado, elevada al cielo, limpia, después de pasar por la historia del mundo, es la imagen perfecta de una Iglesia que quiere ser en el mundo colaboración de la salvación de Dios como lo fue María. Nadie como María colaboró para salvar al mundo, pero nadie como María se mantuvo también tan solidaria con su Dios; y por eso es la fuerza salvadora y ella misma es la imagen en su persona de la liberación humana.
El Papa decía en Puebla: “En América Latina la devoción a la Virgen forma parte de su propia identidad”. No se puede entender la historia latinoamericana si no es con la devoción a la Virgen. Y eso lo hemos sentido en el día de la Inmaculada Concepción; no tanto, tal vez, como en Nicaragua donde constituye casi una fiesta nacional, pero María en este misterio es muy amada en nuestras comunidades.
Yo quiero evocar aquí, como viviendo nuestra historia, la imagen de la Purísima Concepción de Cojutepeque; allá estaba la Capital de la República cuando el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. Se le puso la corona, que ostenta allá en Cojutepeque, como el signo de la fe y de la creencia del pueblo salvadoreño en el dogma de la concepción Inmaculada de María. Pero muchos otros lugares la celebran con mucha piedad.
Yo tuve la dicha de celebrar la fiesta de la Inmaculada en un pueblo de Guatemala, junto al pintoresco lago de Amatitlán donde la Congregación de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa tienen una casa de retiro espiritual y donde 8 jóvenes hicieron su profesión religiosa, entregándose así al servicio de Dios en una fiesta tan simpática de la Virgen. Tuve la grata sorpresa de que en aquellas alturas de Carmel Juyú, se escucha perfectamente nuestra radio Y.S.A.X., y sin duda que me están escuchando. Reciban un saludo y un agradecimiento por lo amable que fue la hospitalidad que allí me brindaron y la alegría que sentí de celebrar la fiesta de la Virgen en medio de tanta generosidad de entrega a ella.
Hablando de religiosas, celebraba allá 2 años de vida consagrada a Dios la Madre Marta Alicia Reyes.
Así como también entre nosotros celebraba ayer sus bodas de Plata religiosa la Hna. Nelly Rodríguez del Colegio Sagrado Corazón.
Celebró su primera misa en Ahuachapán el P. Alejandro Pineda Rodríguez. Otro homenaje a la Virgen de nuestro pueblo.
Se celebró en Tonacatepeque la fiesta Patronal de San Nicolás Obispo. Y se prepara allá una fiesta de Confirmación para el día 30 de diciembre en que muchos jóvenes van a recibir el sacramento del Espíritu Santo.
En la Diócesis de Santiago de María otro acontecimiento eclesial, signo de la presencia redentora de Cristo entre nosotros: 25 años de vida de aquella diócesis regida por Mons. Rivera y Damas. El 2 de diciembre de 1954 Pío XII soñaba con lo que ahora es ya realidad: una presencia de Iglesia que, precisamente, en el 25 aniversario se reflexionó sobre la teología de la Iglesia particular y del Obispo. Donde hay una sede episcopal y hay un obispo sucesor de los apóstoles, hay una presencia especial de la salvación de Dios en la historia: la Iglesia. Y la Iglesia ha trabajado allá intensamente, gracias a Dios. Lamentamos en estas celebraciones la actitud irrespetuosa y ridícula del BPR que en plenas fiestas se fue a ocupar el quiosco del parque y se propuso hacer ruido; pero la fiesta no pudo fracasar gracias a la organización. Se constató que no eran jóvenes de Santiago de María. Sentimos, de verdad, que actitudes tan ridículas ofendan tanto los sentimientos sencillos de un pueblo.
Mons. Rivera y Mons. Urioste partieron esta semana para Holanda a representar a nuestra Arquidiócesis que fue invitada por una institución Ecuménica de Solidaridad, a fin de llevar la voz de América Latina en la promoción de una colecta que se hace en Holanda para ayudar a la promoción de nuestros pueblos. Esta semana que viene estarán trabajando en este sentido nuestros queridos hermanos Mons. Rivera y Mons. Urioste. Les encomiendo a sus oraciones para que sus voces expresivas de la situación del país de América Latina produzca en los corazones generosos de los cristianos de Holanda el sentido de comunión y de ayuda para nuestros pueblos.
A propósito de estas organizaciones, tuvimos esta semana las visitas de dos instituciones de Alemania: ADVENIAT Y MISEREOR, cuyos dos representantes se dieron cuenta de la utilidad que aquí se le dá a los subsidios tan generosos que nos vienen de los cristianos de Alemania. Una de esas obras es el trabajo de las religiosas en los pueblos. El representante de ADVENIAT pudo saludarlas a todas, ya que se encontraban haciendo sus ejercicios espirituales. Se dio cuenta de la inmensa labor que, gracias a esta ayuda alemana, podemos hacer entre nosotros. Como ven, el sentido misionero de la Iglesia es una actualidad.
En Chalatenango varios jóvenes realizan un curso de nivelación cultural. Me dio gusto, en la visita que les hice, ver el sentido optimista de poder encontrar posible su ascenso al sacerdocio. Pidámosle mucho al Señor para que estos jóvenes, ya de vocaciones tardías, de veras puedan ser sacerdotes que serán muy generosos porque comprenden que su vocación es doblemente meritoria.
Hay en nuestra Arquidiócesis comunidades catecumenales que están prosiguiendo sus programas en estos días. Son también vida de esta comunidad que se alimenta de la palabra de Dios y de la vivencia cristiana de la fe.
Hoy en la noche se clausura un Cursillo de Cristiandad. Es un método de espiritualidad laical que no ha perdido su actualidad y que, gracias a Dios, fomenta la conversión y el apostolado de muchos seglares.
Otra actividad de nuestra comunidad de amor y de fe son las escuelas de FE Y ALEGRIA. La semana pasada clausuraron sus labores en cinco academias donde se promueven a oficios jóvenes de ambos sexos. Está celebrando el 10o. aniversario y es digno de todo encomio este trabajo de promoción entre todos nosotros.
En la comunidad parroquial de Quezaltepeque se está ya en vías de solucionar el cisma que ha molestado aquella población. Quiero recordarles que gracias a Dios, el P. Roberto ha sido fiel a su ministerio parroquial a pesar de sus dificultades. Espero la ayuda de aquella comunidad para que se solucione pronto y ya no exista más que un solo rebaño bajo un solo Pastor.
En la Parroquia de San Martín hubo una falsa alarma. Se denunció que el Párroco, el P. Rutilio Sánchez tenía un depósito de armas. Esto iba a provocar un operativo de la Policía Nacional, pero ésta tuvo la prudencia de acudir primero al Arzobispo, quien intervino, de acuerdo con el Párroco, a que se hiciera un cateo en el convento parroquial. De modo que el mismo Padre Tilo y con dos testigos del Arzobispado revisaron la casa habiendo concluido de que se trataba de una pura calumnia. Queda así, pues, limpia la fama de aquel convento. Alguna mala interpretación ha querido complicarme a mí como haciéndome responsable de entregar al Padre Tilo a la policía. Quiero protestar por estas interpretaciones tendenciosas ya que comprendo que hoy hay un afán en desprestigiar al Arzobispado, pero puedo poner aquí como testigo al mismo Padre Tilo y a la Curia Arzobispal: que se trató precisamente de una defensa del Padre Tilo y no de una traición a él…
Trabaja nuestra comunidad cristiana al organizar confirmaciones como la que celebramos en el templo del Corazón de María, organizada por todos los párrocos de la Vicaría de la Asunción Flor Blanca.
Celebramos con fervor el aniversario de dos padres asesinados en la fecha del 28 de noviembre. Hace nueve años el P. Nicolás Rodríguez y hace un año el Padre Ernesto Barrera. Coincidencia de un doble crimen que debe de hacernos reflexionar: “una sociedad que mata a sus sacerdotes”.
Retornó de su viaje de salud el P. Mariano Brito, Canciller de la Curia y párroco de la Colonia Luz. Además de su salud recuperada trae muchos testimonios de solidaridad, así como experiencias pastorales de comunidades cristianas en América del Sur.
Con tristeza quiero decir que las Religiosas del Buen Pastor, que han sido unos verdaderos ángeles en la Cárcel de Mujeres, van a tener que dejar ese servicio de la Iglesia por razones que son insuperables para ellas. Pero siempre han prometido cooperar en la pastoral carcelaria de la Arquidiócesis. Ojalá el Ministro de Justicia, de quien dependen las cárceles, logre el milagro de que las hermanas no se vayan.
Se va de nuestra diócesis la Hermana Rosa Beatriz Vaquerano que trabajaba con tanto celo pastoral en Plan del Pino. Se va para España pero esperamos que también ha de regresar.
Dos religiosas belgas sufrieron en un accidente, golpes serios; y les pido oraciones por su pronta recuperación.
Los Padres Pasionistas han consagrado ya en su Congregación al primer joven salvadoreño. Esperamos que después de él vayan viniendo más religiosas pasionistas.
Se confirma la presencia entre nosotros del Abad Roger de Taizé en la comunidad juvenil navideña que está preparando nuestro Seminario, para el sábado 22 y domingo 23, celebrando toda una vigilia de la noche del sábado al domingo. Ya irán dando detalles, pero quiero avisar a todos los jóvenes que no dejen de participar