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Nº. 1985 Págs. 3 y 8 Desde la «Posada de Belén» en Antigua Guatemala

La «Posada de Belén», donde se acaba de celebrar el «mes de Reflexión episcopal» y la XV Asamblea Plenaria del Episcopado Centroamericano, no solo es un nombre sugestivo. Aquí hay un gran fondo de belleza natural, de historia y espiritualidad, que por sí solo estimula los objetivos e ideales de las reuniones que aquí se celebran.

Después de una entrevista con una Religiosa Bethlemita, de las que atienden la «Posada», he querido escribir esta croniquita que tal vez interese, sobre todo a los muchos admiradores y devotos del Hermano Pedro Betancur.

El Hermano Pedro, aquel «Hombre que fue caridad» vino a Guatemala en 1649, desde Tenerife. En sus visitas al hospital, se dio cuenta de que los pobres, al salir curados, no tenían a donde, ni como ir a recuperarse. Pensó entonces en hacer un hospital de convalecientes y compró a María Esquivel este terreno con una casita por 40 pesos. Amplió la construcción que, de día era escuela para niños y por la noche, dormitorio de convalecientes.

Aquí nacieron dos congregaciones

Aquí fundó también el Hermano Pedro su Orden de Padres Bethlemitas. Estos construyeron la hermosa Iglesia de Belén y después de extenderse hasta por México, Cuba y Perú, se extinguieron. Pero uno de ellos fue el Hermano Rodrigo de la cruz, español, que en su vida de mundo, era noble y se llamaba Don Rodrigo Arias de Maldonado y fue Gobernador de la Provincia de Costa Rica. Convertido a su Orden por el Hermano Pedro, heredó su obra y llevó a cabo su proyecto de fundar la rama femenina de Religiosas Hospitalarias «Bethlemitas, llamadas también las Beatas de Belén».

Las primera Bethlemitas fueron Doña Agustina Delgado de Mesa y su hija Doña Mariana Mesa de Teba y Moratalla, que ya atendían el hospital femenino de convalecientes en la anexa «Casita de la Virgen», comprada por 50 pesos en 1668 y donde hoy funciona el Colegio Belén.

Otra mujer providencia fue la Madre Encarnación Rosel que había recibido su hábito de Bethlemita del último Padre de la extinta orden. Ella fue el instrumento de Dios para llevar a su madurez la Congregación, con la reforma de 1857.
La persecución y el destierro llevaron la obra Bethlemita a Costa Rica y de allí a Colombia, donde floreció y hoy tiene su casa Generalicia.

El Hermano Pedro Vuelve a abrir su «Posada»
Mientras tanto, la casa solariega del Hermano Pedro y su obra en la Antigua, había sido incautada por la persecución de Barrios y con los años, vino a ser propiedad del Arquitecto del Palacio Nacional de Guatemala, Don Rafael Pérez, quien, con extraordinario gusto arquitectónico colonial, la convirtió en un lujoso hotel y atrayente centro de turismo. Pero al liquidarse este negocio, después de la muerte del Ingeniero Pérez, por una delicadeza de sus herederos, se dio preferencia y facilidades de adquisición a las hermana Bethlemitas, quienes recuperaron, en 1965, su querida cuna, embellecida notablemente y convertida en la actual «Posada de Belén».

Sólo un enorme cariño por su hogar solariego, pudo inspirar a estas santas Religiosas, el enorme compromiso económico, que desde entonces, lleva a sus espaldas la Provincia Centroamericana de la Orden, superando además, las críticas fáciles, por poseer y administrar, este rinconcito encantador, de la encantadora ciudad monarcal.

Más que fáciles, mejor diríamos críticas injustas. Pues cuando uno vive aquí siquiera durante un mes, como en mi caso, se convence de la utilidad de la obre y de la santidad de sus Religiosas. Se da uno cuenta, de la pobreza e incomodidad en que viven aquí las Bethlemitas, para que la «Posada de Belén», vuelva a ser lo que soñó el Hermano Pedro: un hogar de convalecencia. Hoy no se viene aquí solo para recuperar el cuerpo, hoy es todo el hombres, como diría el Concilio, alma y cuerpo, tiempo y fraternidad; el que encuentra allí en este verdadero paraíso de tranquilidad, de aire fresco y puro y de atención religiosa, el ambiente más propicio, para la reflexión y la oración.
Están llegando ya a 10,000, las personas que han desfilado poro estos claustros, patios y jardines, en reuniones episcopales, como el «mes de reflexión», que hemos terminado, en retiros y ejercicios espirituales, para diversas clases de personas, en cursillos de cristiandad, en convivencia de M.F.C., en ejercitaciones para un mundo mejor, en jornadas juveniles de vida cristiana, en seminarios, congresos, cursos de estudio, etc. etc.

Un verdadero mosaico de impresiones y emociones autógrafas, de todas las categorías humanas, forman un verdaderos plesbicito que aplaude, admira y agradece al Venerable Hermano Pedro Betancur, por seguir propiciando desde su cielo y mediante el abnegado servicio de sus Bethlemitas, la hospitalidad providencial de su «Posada».

Por la Paz entre El Salvador y Honduras
Una de las preocupaciones más constantes de la recién posada reunión episcopal de Antigua Guatemala fue el problema de la pacificación entre estos dos países de Antigua Guatemala fue le problema de la pacificación entre estos dos países centroamericanos. No sólo se oró y se platicó de él, sino que uno de los grupos de estudio y trabajo se dedicó expresamente a él.
He aquí dos testimonios históricos de esta preocupación y de su repercusión:

Telegrama de los Obispos centroamericanos a los Presidentes de El Salvador y Honduras: «obispos Centroamericanos panameños reunidos en Antigua Guatemala implorando asistencia divina, auguramos pronta resolución, restablecimiento, relaciones, pueblos hermanos de El Salvador y Honduras supérense obstáculos bien común centroamericano.- f)Luis Manresa. Presidente Secretariado Episcopado de Centro Americano Panameño.

Respuesta del Coronel Arturo Armando Molina, Presidente de El Salvador: Conferencia de Episcopal Centro América. Colegio Belén, Casa Presidencial de San Salvador, El Salvador, 4 de septiembre de 1972, Emocionado leí su mensaje como viva expresión del deseo de paz en Centro América que comparto plenamente; por eso estamos tomando medidas positivas inspirados en fraternidad centroamericana. He estado pendiente de esa Conferencia sabiendo que por la evocación de los Santos Evangelios Ustedes y yo pensamos igualmente que la paz es indispensable para la promoción humana así como la proporción humana es requisito esencial para la paz. Saludole respetuosamente y con todo afecto. Arturo Armando Molina, Presidente Constitucional de la República de El Salvador.

Que el hermano Pedro, tan devoto del Misterio de Belén y en cuya «Posada» de Antigua Guatemala se ha orado y estudiado por la paz de El Salvador y Honduras, interceda ante el Señor y la Virgen, a fin de que los ángeles de la Navidad vuelvan a cantar muy pronto la «paz a los hombres de buena voluntad» sobre las fronteras de estos dos pueblos hermanos.

Antigua Guatemala, 12 de Septiembre de 1972.

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