Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Nº. 1986 Págs. 3 y 8 …Y tras los Obispos, los seglares

Terminaba el «Mes de reflexión episcopal» con la XV Asamblea Plenaria del SEDAC (Secretariado Episcopal de América Central y Panamá) durante los días 9-11 del corriente:

Y dos días después, en Guatemala también, los 5 «Clubs Serra» de Centro América y Panamá celebraban su Convención distrital de apostolado y entrenamiento».

ASAMBLEA PLENARIA DE OBISPOS CENTROAMERICANOS
38 de 51 Obispos del istmo Centroamericano, participamos este año en la Asamblea Plenaria que, según los Estatutos del SEDAC, debe celebrarse cada dos años. Como había presidido los densos días de la reflexión, no fue, como otros años, una reunión de ponencias y conclusiones.

Hubo una convivencia más tranquila para la expresión del «afecto colegial». Sin embargo los Pastores de Centro América estuvieron un día atribuidos en 6 grupos de estudio para concretar propósitos y orientaciones sobre 6 problemas prioritarios de nuestros países: la vida y el funcionamiento del mismo SEDAC, la pacificación de El Salvador y Honduras, Seminarios, Pastoral, Educación y Acción Social. Y durante otra mañana fueron recibidas, a confrontar criterios pastorales, diversas delegaciones de Religiosos, de asesores de movimientos juveniles y de Comisión justicia y paz.

La convivencia de los Obispos de América Central es el logro principal y objetivo central del SEDAC. El sólo hecho de reunirse, conocerse más y estrechar los vínculos del «afecto colegial» es el fruto principal que el SEDAC viene madurando desde 1942 y al que ha dado una vigorosa motivación teológica del Concilio Vaticano II cuando enseña que «en cuanto miembros del Concilio Episcopal y como legítimos sucesores de los Apóstoles, todos los Obispos y cada uno, en virtud de la institución y del precepto de Cristo, están obligados a tener por la jurisdicción, contribuyen sin embargo, en gran manera, al desarrollo de la Iglesia universal».

Y por eso, porque colegialmente deben sentir la común preocupación del Pueblo de dios en el Istmo, «eslabón de dos Américas y puente de dos océanos», estas convivencias bienales de nuestros Obispos, siempre resultan fecundas en iniciativas y orientaciones eclesiales. Entre las de esta Asamblea, puedo destacar, para alegría de mis amables lectores, que aman a la Iglesia y a Centro América, éstas:
– la de absoluta prioridad a la creación de un Instituto de pastoral para Centro América y Panamá, para lo cual ya se han dado algunos pasos.

– la designación de una comisión de obispos, no afectados por el conflicto El Salvador- Honduras, para que trabajen, desde el campo eclesial, por la paz de estas dos naciones hermanas; salieron elegidos los Sres. Obispos Arrieta de Tilarán (costa Rica). Manresa de Quezaltenango (Guatemala, Salazar de León (Nicaragua) y Núñez de David (Panamá).

– la necesidad de una información más directa interepiscopal, a fin de prevenir o verificar con veracidad las informaciones incompletas o tendenciosas servidas por los medios corrientes de comunicación social.

– la notificación oportuna de las actividades e iniciativa pastorales de cada país o Diócesis a fin de que le personal apostólico de las otras Diócesis o países que tengan interés, puedan participar y beneficiarse mutuamente.

La integración de los Presidentes de las 6 Conferencias Episcopales como delegados en la directiva del SEDAC, y la promoción de reuniones de estudio sobre temas específicos de interés centroamericano a las que sean invitados como elementos activos, Obispos, Sacerdotes, religiosos y laicos del istmo.

En este ambiente de cordialidad creado por el «Mes de Reflexión», la elección del nuevo Presidente y del Nuevo Secretario del SEDAC, fue resulta en el primer escrutinio con un consenso mayoritario que se convirtió en la satisfacción de todos: fueron elegidos para ambos cargos, respectivamente: Monseñor Román Arrieta de Tilarán y Monseñor Trejos, auxiliar de San José, ambos costarricenses, para suceder a Monseñor Manresa y a su servidor que tuvimos esos cargos, desde 1966 y 1968, con la satisfacción íntima de haber servido en algo a la colegialidad episcopal de Centro América.
La Convención Serra
Fray Junípero Serra, aquel intrépido misionero de nuestra primitiva evangelización latinoamericana, a dado nombre a una providencial institución que reúne en Clubs sociales de amistad cristiana a hombres de buena categoría social, con el fin de promover las vocaciones sacerdotales y religiosas y prestar apoyo moral y social a los seminarios y a los sacerdotes.

Entre los muchos países donde han arraigado estos Clubs, están, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Panamá y Nicaragua, que forman el «Distrito 57» y acaban de reunirse en el Seminario Nacional de Guatemala del 15 al 17 de este mes.

Como capellán del grupo salvadoreño, tuve el agrado de asistir a esa reunión que, en su argot, llamaron «de entrenamiento y apostolado» y he salido más convencido de que el «Serra» es un carisma del Espíritu Santo, para nuestras Iglesias centroamericanas, tan afligidas por el problema vocacional. Porque sólo el Espíritu Santo, que es alma de la Iglesia, puede inspirar la sabiduría, la madurez, la preocupación cordial de estos seglares, cuando hablan y reflexionan sobre el tema sacerdotal y vocacional; cuando informan o discuten experiencias e iniciativas de pastoral vocacional.

Desde el punto de vista doctrinal, los «Serra» de Costa Rica, en un interesante «panel» demostraron, el maravilloso logro de su estudio metódico y en equipo, hasta lograr una madurez de pensamiento, de acuerdo con la teología actual, para enfocar este delicado tema eclesial de tanta actualidad. También nuestra patria, batió aquí un honroso récord. Cuando por primera vez, en un convención Serra. tomó parte activa en un «panel» de estudio, una mujer, la Sra. de Serarols.

Desde una perspectiva de pastoral práctica, Panamá ofreció una nueva modalidad de apostado vocacional, al describir la valiente solidaridad del Serra, con la Jerarquía y con el Clero, en horas de prueba y persecución de la Iglesia Panameña, porque este apoyo de personas calificadas, redunda en prestigio y valor de la vocación, que encarna tal situación.

Un acento muy marcado, puso esta convención, sobre la preocupación de salir al encuentro de nuestra juventud. En este campo, el Serra de Costa Rica, narró experiencias formidables, pues ha sabido canalizar su apostolado vocacional, en su privilegiado sistema de enseñanza religiosa y se ha metido con audacia y prudencia en el ambiente universitario. El Salvador, también contó con la participación del Serra, en las dos históricas convivencias juveniles, patrocinadas por la Comisión Nacional de vocaciones. Y todos refirieron el apoyo y la colaboración gustosa, que estos hombres prestan a la Jerarquía, en la labor trascendental de los seminarios.

Cuando después de una alegre clausura, coronada por la Eucaristía y ambientada en aquel paisaje de eterna primavera, regresábamos a El Salvador, venía pensando en la fuerza maravillosa que el Espíritu de Dios está despertando, enmedio de vuestro laicado, para superar este problema apremiante de nuestra Iglesia. Y al darle gracias al Señor, le pedía la gracia de que un día, cada Diócesis de Centro América y Panamá, cuente con un auténtico Club Serra. Sería un vigoroso brazo para cada Obispo.

Leave a comment