NOS ACOGEN CON CARIÑO
Un deber de gratitud obliga a esta paginita editorial.
Sí, muchas gracias por la cariñosa acogida que se ha brindado a nuestro «mino-boletín». -Será por eso, porque, lo ven tan chiquito, tan modesto, tan humilde…? En verdad no encontramos otro motivo, para explicarnos porqué ha sido tantas las voces cariñosas de sacerdotes, hermanos y de religiosas y laicos, amigos que nos han expresado su complacencia y su estímulo al referirse a nuestro primer número de EL APÓSTOL. De todos modos, cualquiera que sea el motivo, Dios se los pague.
También agradecemos naturalmente y con más razón las observaciones que, con franqueza leal, nos han hecho quienes ven -como nosotros mismos somos los primero en ver-las evidentes limitaciones y deficiencias de unas paginitas a las que les falta muchísimo para llegar a ser lo que quisiéramos: un gran periódico digno de nuestra Diócesis tan exuberante de vida e inquietudes.
Pero -como dijo una vez el Padre Arce- «por algo se comienza como dije las viejitas de mi tierra». Por algo hemos comenzado. Porque ya es algo, ya es lo principal, tener lo que ahora pretendemos: una carta de familia que, sin infulas de noticias exóticas o críticas neuróticas solo busca, con sencillez cordial, conocernos y unirnos más a los que trabajamos en la más modesta de las iglesias particulares del país y a quienes bondadosamente quieran compartir con nosotros estas noticias de nuestra vida, vivida aquí donde la «marginalidad» deja de ser demagogia para convertirse en reto de autenticidad a los mismos demagogos.
Gracias pues, a quienes nos han recibido con simpatía. Gracias sobre todo a quienes nos han dado la oportunidad de vivir con su generosa colaboración y apoyo, como son nuestros escritores, nuestros anunciantes, nuestros propaganditas, distribuidores y vendedores.
Gracias, gracias! EL OBISPO